Una noche como cualquier otra, eso es lo que era. Nada especial ocurría, nada que pudiese cambiar el rumbo del mundo sin embargo dentro de este ‘nada’ un gran número de sucesos ocurrían que podían cambiar para bien o para mal la vida de algunas personas o simplemente le variaban levemente la rutina, pero hoy nos vamos a centrar en una discoteca situada una avenida de alguna parte de este mundo.
La música hacía temblar el suelo, la gente bailaba en la pista, algunos conversaban en las mesas con los amigos tomando un par de tragos y luego había otros tan borrachos que no sabían ni en qué mundo se encontraban.
En la barra un peli verde miraba furiosamente su móvil, el joven allí sentado llevaba unos vaqueros holgados oscuros y una camisa simple blanca. Al ver que le barman pasó cerca suyo le hizo un gesto para que le rellenase el vaso, el barman con un leve asentimiento le volvió a llenar el vaso de alcohol. Después de darle un trago a su vaso tecleo algo en el móvil y se lo puso en la oreja con un visible enojo.
-“¿Hola? Ace al teléfono.”
-“Tú, cabrón. Llevo esperándote media hora, ¿cuándo vas a venir?
-“Oh, Zoro, ¡eres tú! Ya casi estoy allí, siento el retraso pero es que tuve que llevar a Luffy a casa de Usopp para poder ir, y bueno, estaba dándole las gracias a Usopp por cuidar a mi hermanito y me dormí. Bueno ya llegué, te cuelgo, ¡ah sí! Me traje a un amigo.
Zoro suspiró por la estupidez de su amigo, a veces podía ser una persona muy inteligente pero se quedaba dormido en todo momento. A veces se preguntaba cómo podían haber permitido a él y a su hermano vivir sin supervisión adulta.
Notó que alguien le tocó el hombro para encontrarse con Ace y la sonrisa propia de los hermanos D.
-“¿No decías que venías con un amigo?”
-“Si, pero se entretuvo con un par de chicas.”- le respondió el pecoso como si fuese la cosa más normal del mundo.
Pasó bastante rato y el amigo de Ace no volvía y éste no pudo evitar preocuparse así que llevándose a Zoro con él se fue a buscarlo.
-“Sigo sin entender porque yo tengo que acompañarte.”- dijo un Zoro bastante irritado.
-“Pues porque quiero que lo conozcas y como que el no va venir te llevo yo.”
El peli verde suspiró por segunda vez en la noche, más valía que este amigo valiese la pena.
-“Mira está allí”- dijo el moreno para rápidamente acelerar el ritmo – “¡Sanji!
El peli verde dirigió su mirada hacía donde su amigo estaba mirando, allí había un rubio con unos pantalones negros ajustados y una camisa azul con los primeros botones desabrochados dejando ver el comienzo de su pecho. Estaba hablando con una mujer no mucho más grande que él cuando se giró al ver que lo llamaban.
-“Ah, hola Ace. Mira te presento a Conis-chan” – Se giró hacia donde estaba la chica pero esta ya se había ido – “Mierda, Ace la espantaste, cabrón”
-“Yo creo que fuiste tú quien la espantó” – dijo Zoro en un susurro.
-“Atrévete a decirme eso a la cara, marimo”
-“Te lo diré las veces que hagan falta, cejas-rizadas” – dijo molesto el peli verde, ¿Quién se creía ese tipo para llamarlo ‘marimo’?
-“Eh, no discutáis. ¡Que estamos de fiesta! – dijo alegre el pecoso, pasó un brazo por los hombros del rubio y cogió al peli verde por el brazo y los llevó hacia la barra.
La noche pasó entre charlas, y peleas entre el peli verde y el rubio que siempre eran detenidas por un pecoso que los miraba divertido. Tampoco faltaron los intentos de ligar por parte de el rubio que siempre se veían interrumpidas por el peli verde y sus comentarios, más de una vez invitaron a alguno para salir a bailar, pero eso era normal ya que los chicos eran muy atractivos, pero por desgracia tenía que decirles que no debido a las copas de más que llevaban encima.
Más tarde, cuando decidieron que ya estaban lo suficientemente borrachos, se fueron del lugar.
-“Oye chicos, vosotros esperadme que me olvidé la chaqueta” – dijo el pecoso mientras s daba la vuelta con una pequeña y misteriosa sonrisa en su rostro.
-“Bueno marimo, me imagino que fue un placer conocerte” – el peli verde miró al rubio con confusión – “ahora ya tengo a quien patear el culo.”
El peli verde frunció el ceño y apretó el puño de rabia y pensar que por un momento el imbécil ese le iba a decir algo bueno. Miró al rubio con rabia y pudo ver una sonrisa arrogante dibujada en su cara, algún día le iba a borrar esa sonrisa, vaya que si lo haría.
-“Ja, eso no te lo crees ni tú” – dijo el peli verde – “Con lo flacucho que eres seguro que no me sirves ni para practicar”
El rubio furioso levantó una pierna y le dio una patada al peli verde, pero este lo paro con sus antebrazos y así continuó la pequeña lucha sin embargo los movimientos de ambos eran algo torpes a causa del alcohol que habían ingerido.
Ace, quien ya había encontrado su chaqueta, al salir de la disco se encontró con el rubio apoyado en una pared cercana y el peli verde en frente suyo y con sus brazos a los costados de la cabeza de Sanji. Se miraban con una mezcla de furia y lujuria y antes de que el pecoso pudiese decir nada ya estaba besándose salvajemente el uno al otro.
**A la mañana siguiente en casa de Usopp**
-“Gracias de nuevo por cuidar del idiota de mi hermano”
-“No pasa nada sabes que no me molesta” –decía Usopp, como siempre que Luffy se quedaba en su casa. Daba igual cuanto se lo repitiese Ace no dejaba de agradecerle.
-“Jejeje ok, oye Nami tengo que hablar contigo” – dijo el pecoso para acto seguido ir a la cocina sabiendo que la pelirroja le seguía.
-“¿Qué ocurre?” – dijo la chica bastante curiosa, el pecoso no solía querer hablar con ella a solas.
-“He ganado, me tienes que dar 10.000 berries” (no se si se escribe así ^^’’) – dijo el moreno con la mano extendida hacia la pelirroja – “Esos dos anoche acabaron juntos, y deben de seguir que ninguno me contesta” – continuó cambiando su sonrisa habitual a por una pícara.
-“¿¡Qué!?” – dijo la chica con la mandíbula casi en el suelo – “No puede ser, te lo estás inventando para que te dé el dinero” – dijo acusatoriamente.
-“Tengo pruebas” – dijo el pecoso enseñándole a la pelirroja fotos de ciertos chicos besándose en medio de la calle.
Finalmente la pelirroja , aun que con mucho esfuerzo le dio el dinero, no sin dejar claro que se las iba a pagar.