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Personal Demons por Gishineelove

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Notas del fanfic:

Aun no estan definidas las parejas pero es JR X REN X BAEKHO

Notas del capitulo:

Espero que les guste. Este fic esta basado en el libro "Personal Demons de la autora Lisa Desroches, lo quise adaptar ya que me gusto mucho el trama de la historia.S

JongHyun

 

Si existe un infierno en la tierra, es la escuela secundaria. Y si hay alguien lo suficientemente calificado para hacer esa declaración, soy yo. Tomo una profunda respiración, por costumbre, puesto que los demonios no tienen que respirar, levanto la mirada al amenazante cielo, esperando que sea un buen presagio, y abro la puerta de  seguridad. Los lúgubres pasillos están tranquilos puesto que la primer campana sonó hace casi cinco minutos. Sólo estamos yo, el detector de metales, y la encorvada figura de un guardia de seguridad con un arrugado uniforme azul. Se levanta de su estropeada silla de plástico, me mira y frunce el ceño.

 

-llegas tarde. Tu identificación –dice con una voz ronca. Producto de fumar tres paquetes de cigarrillos al día.-

 

Lo miro de arriba, abajo durante unos segundos, seguro de poder tumbarlo con un susurro, y no puedo reprimir una sonrisa cuando brotan gotas de sudor por su pastosa frente. Me alegra ver que todavía tengo el toque a pesar de que estoy realmente harto de este trabajo. Cinco milenios haciendo lo mismo le hace eso a un demonio. Para este viaje, sin embargo, el hecho de que el incumplimiento dará lugar a la desmembración y el regreso a las Pailas del infierno es toda la motivación que necesito.

-soy nuevo –le digo-

 

-pon tu bolso sobre la mesa

 

-Me encojo de hombros, mostrándole mis manos. No tengo bolso.

 

-Dame tu cinturón, las tachuelas encienden el detector

 

-me quito el cinturón y se lo lanzo al anciano  mientras camino por el detector de metales. Me lo devuelve y dice roncamente.- ve directamente a la oficina.

 

-No hay problema –le digo, comenzando alejarme.-

 

Deslizo nuevamente mi cinturón y empujo la puerta del despacho. Golpea fuertemente la agrietada pared y la anciana recepcionista levanta la mirada, sorprendida.

 

-¿puedo ayudarte?

 

La oficina es tan monótona y mal iluminada como los pasillos, a excepción de los brillantes anuncios de colores que cubren cada pulgada de yeso como papel tapiz psicodélico. Hay una placa de identificación que declara que la recepcionista es Marian Seagrave, y puedo jurar que oí crujir sus articulaciones mientras se levantaba de la silla. Tiene más arrugas que un shar-pei y el típico pelo corto, azulado y rizado de todas las mujeres que se aproximan a los cien años. Su redondo cuerpo está cubierto por un antiguo uniforme: pantalones de poliéster color turquesa y una blusa de flores a juego perfectamente metida dentro.

 

Serpenteo hasta el mostrador y me inclino hacia ella. –Kim JongHyun. Primer día –le digo, mostrándole mi sonrisa ganadora, la que siempre le hacen perder un poco el equilibrio a los mortales.

 

Me mira por unos segundos antes de encontrar su voz. –Oh…bienvenido a la preparatoria Haden, JongHyun. Deja que imprima tu horario.

 

Teclea en su computadora y la impresora zumba a la vida. Escupe mi horario, el mismo horario que he tenido durante los últimos cien años, desde el advenimiento del sistema moderno de educación. Hago lo que puedo fingiendo interés mientras me lo entrega y dice: -Aquí está y también tu número de casillero y combinación. Tendrás que recoger una boleta de admisión de cada uno de tus profesores y traerla aquí al final del día. Ya te has perdido del inicio, así que deberías ir directamente a tu primer clase. Vamos a ver…ajá, ingles con el Sr. YooChun. Aula 616. Es el edificio seis, al salir por esta puerta a la derecha.

 

-Eso haré –le digo, sonriendo. Conviene permanecer en el lado bueno de la administración. Nunca se sabe cuándo podrían ser útiles.

 

El timbre suena mientras camino hacia la puerta, entro a los ahora animados pasillos y el mar de olores que desprenden los adolescentes me golpean en ondas. Ahí está el picante cítrico del miedo, el ajo amargo del odio, en anís de la envidia, y el jengibre de la lujuria. Hay mucho potencial.

 

Trabajo en adquisiciones, pero generalmente no es mi trabajo etiquetarlos, sólo siembro las semillas y los guío por el camino de fuego. Los capto empezando por los más pequeños. Pecados de arranque, si se quiere. No es suficiente para etiquetar sus almas al infierno, pero lo suficiente con para enviarlos a nuestra dirección con el tiempo. Ni siquiera necesito utilizar mi poder…no es como si me sintiera culpable si lo hiciera. La culpa no está en el repertorio de emociones demoníaca. Simplemente se siente más honesto cuando pecan por su propia voluntad. Una vez más, no es que me interese ser honesto. De otro modo sería demasiado fácil.

 

Realmente, las reglas son claras. A menos que sus almas estén marcadas, no podemos obligar a los mortales a hacer algo fuera de lo normal o manipular sus acciones de ninguna manera. En su mayor parte, lo único que puedo hacer con mi poder es nublar sus pensamientos, borrar solo un poco la línea entre el bien y el mal. Cualquier persona que diga que el Diablo lo obligó a hacerlo, está mintiendo.

 

Paseo por el pasillo, aspirando los aromas del pecado adolescente, tan espeso en el aire que hasta puedo probarlo. Mis seis sentidos zumban con anticipación. Porque este viaje es diferente. Estoy aquí por un alma en particular y, mientras camino hacia el edificio 6, un crepitar de energía al rojo vivo vuela hacia mí, una buena señal. Me tomo mi tiempo, caminando lentamente entre la multitud y examinando las perspectivas, y soy el último en llegar a clase, justo al sonar la campana.

 

El aula 616 no es mejor que el resto de la escuela, pero por lo menos han hecho un intento en la decoración. Folletos de obras de teatro de Shakespear (solo tragedias me doy cuenta) decoran las paredes.

 

Los escritorios están agrupados de dos en dos y están ocupados casi por completo. Camino por el pasillo central hasta el escritorio del Sr. YooChun, extiendo mi horario. Gira su delgado rostro hacia mí.

 

Kim JongHyun. ¿Necesito una boleta de admisión…o algo así? –le digo.

 

-Kim…Kim…-se pasa una mano por el cabello negro, mientras explora su lista, encontrando mi nombre-. Aquí tienes. –me entrega una boleta amarilla, un cuaderno y una copia de Las uvas de la Ira y mira nuevamente su lista-. Muy bien, se sentará entre el Sr. Hwang y el Sr. Choi. –Entonces se pone de pie, alisando las analizables arrugas de su camisa blanca con botones y pantalones caqui-. Muy bien, clase –anuncia-. Cambiaremos de asientos. Todo el mundo a partir del Sr. Choi se desplazará un asiento a la derecha. Tendrán un compañero nuevo de ensayo para el resto del semestre.

 

Muchos de los cabezas huecas se quejaron, pero todos hicieron lo que le pidieron. Me senté en el asiento que señaló el Sr. Park, entre el Sr. Hwang un chico alto y delgado, y obvios problemas de autoestima; y el Sr. Choi, cuyos ojos obscuros fijaban la mirada directamente en los míos. No había problemas de autoestima allí. Sentí el caliente aleteo de la electricidad bajo mi piel mientras le devolvía la mirada, midiéndola. Su tamaño definitivamente era menudo, con pelo rubio pálido, algo ondulado agarrado en una coleta, piel clara y ardiente. Un posible candidato. Nuestros escritorios están agrupados, por lo que parece que voy a tener muchas oportunidades para sentir su…potencial.

 

 

MinKi

 

Está bien, generalmente no soy de los que se desmaya, pero Santa Madre de Dios,  no puedo creer lo que acaba de entrar lo que acaba de entrar a mi clase de inglés. Alto, tez blanca y medio peligroso. Mmmm…nada como un poco de caramelo por la mañana para comenzar el día dulcemente y posiblemente atrofiar mi cerebro. Y hay un bono. Al parecer seremos compañeros de ensayo, porque el obsesivo-compulsivo Sr. Park ordenó que me moviera de asiento para dejarle espacio. Dios quiera que salgamos en orden alfabético.

 

Mis ojos pasan lentamente por su camisa negra y jeans, por no mencionar el cuerpo debajo, muy agradable, mientras camina a paso lento y se sienta a mi izquierda. Amolda su alta figura al pupitre sentándose en la silla con la gracia de un astuto gato negro, y juro que la temperatura acaba de subir diez grados. Las tenues luces del salón de clases se reflejan ligeramente en las tres barras de acero que están en la esquina exterior de su ceja derecha mientras me mira fijamente a través de un flequillo de ondulado pelo negro con los ojos más oscuros que he visto nunca.

 

El Sr. Park se pasea al frente del aula por un momento, pasando lista en silencio, y luego dice: -Saquen sus libros de composición y Las Uvas de la Ira. Dado que el Sr. Steinbeck fue incapaz de encontrar un lugar conveniente para cortar el capítulo en las setenta y un páginas de capítulos veintiséis, como recordarán impusimos arbitrariamente uno al final de la página 529. Hoy leeremos el resto del capítulo en clase y delinearemos los puntos importantes del Sr. Steinbeck.

 

Chico Misterioso, por fin, miró hacia otro lado, y me sentí como si hubiera sido saqueado. Pero no de una mala manera, si eso tiene algún sentido. Me sentí como si me hubiera revisado de adentro hacia afuera y le hubiera medio gustado lo que vio.

 

-Sr. Choi ¿le gustaría unirse a nosotros?

 

La voz del Sr. Park fue como un baldado de agua fría lanzada a mi cara, algo que probablemente necesitaba, ya que las cosas se estaban poniendo un poquito calientes en mi interior. –Um…¿qué?

 

-Linda reseña en el Boston Globe ayer. Creo que capturaron muy bien la esencia de tu programa. Me gustó especialmente la imagen –dijo con una sonrisa-. ¿Podrías iniciar la lectura, por favor? Pág. 530.

 

Miré a mí alrededor y todos tenían sus libros abiertos, incluso el Chico Misterioso. El mío todavía estaba en el bolso. Tampoco suelo ser de los que se ruboriza, pero sentí que mis mejillas ardían mientras lo sacaba, lo abrí y empecé a leer. Mi boca articulaba la descripción de Steinbeck sobre la muerte del predicador Casy a manos de un extraño blandiendo una pica mientras su amigo, Tom, miraba. Pero mi mente sólo registraba vagamente algo de eso, porque estaba muy consciente de aquel Chico Misterioso, sentado a sólo 30 centímetros de distancia, estaba mirándome. Balbuceé las palabras mientras se acercaba mientras se acercaba más y percibí un ligero olor a canela. Mmm…

 

El Sr. Park vino a mi rescate. –Gracias Sr. Choi.- Sus ojos se escudriñaron la habitación.

 

Elige al Chico Misterioso.

 

Me sonrió, y luego su mirada se desplazó hacia el Chico Misterioso.- Señor Kim, continúe por favor

 

El Chico Misterioso no dejó de mirarme, una irónica sonrisa se curvó ligeramente en la comisura de sus labios.

 

-por supuesto- dijo, su voz sonaba como miel tibia, suave, dulce y pegajosa, mientras comenzaba a leer. Pero sus ojos no se movieron inmediatamente de los míos-. “Tom miró al predicador. La luz atravesó las pesadas piernas del hombre y la blanca y nueva pica. Tom caminó saltando silenciosamente. Bajó el garrote. La primera vez supo que había fallado y golpeado un hombro, pero la segunda vez su golpe demoledor encontró la cabeza, y mientras el robusto hombre caía, otros tres golpes se estrellaban contra su cabeza…”

 

Pareciera como si estuviera disfrutando ese horripilante momento. Realmente, saboreándolo. El Sr. Park cerró sus ojos y pareciera como si estuviera meditando. Dejó que el Chico Misterioso leyera hasta el final del capítulo, eso es mucho más tiempo del que nadie ha leído este año. Eché un vistazo alrededor de la habitación, y todo el mundo, incluso el chico rudo e inteligente, Aron Kwak, parecía hipnotizado.

 

-¿le gustaría que continuara con el capítulo veintisiete, Sr. Park? –dijo el Chico Misterioso, y el Sr, Park despertó bruscamente de su trance.

 

-oh…no. Gracias Sr. Kim. Eso será suficiente. Leyó divinamente. Muy bien, clase, el resumen del capítulo sobre los temas principales del Sr. Steinbeck en la segunda mitad del capítulo veintiséis debe estar terminado antes de la clase de mañana. Tiene el resto del período para trabajar.

 

El Chico Misterioso se giro hacia mí, cerrando su libro, y me perdí en sus ojos por un segundo.

 

-Dígame joven Choi, ¿tiene nombre de pila?

 

-MinKi….pero me dicen Ren ¿y tú?

 

-JongHyun….per puedes decirme Jr…

 

-Es un gusto conocerte. Ese fue un truco bastante bueno.

 

-¿Qué?- sus ojos brillaron cuando una maravillosamente malvada sonrisa se extendió por su rostro.

 

-leer sin mirar el libro.

 

Se movió hacia atrás en su asiento, y su sonrisa titubeo un poco-. Te equivocas.

 

-No, realmente, no lo hago. Ni siquiera miraste el libro hasta que estabas en la segunda oración, y te quedabas atrás al pasar al pasar las páginas. ¿Por qué memorizaste Steinbeck?

 

-No lo hice.- Que mentiroso, pero antes de que pudiera decírselo, cambió de tema-. ¿Qué hay del artículo del Globe?

 

-No es gran cosa. Sólo un programa donde enviamos cartas a los niños de Pakistán. Algo así como amigos por correspondencia, supongo. Más que todo, es una manera de ayudar a entendernos los unos a los otros…ya sabes, nuestras culturas y esas cosas.

 

Hubo un toque de cinismo en su expresión.- ¿En serio?

 

-¿Quieres un nombre? –Busqué dentro de mi bolso y saqueé una carpeta-. Tengo unos cuantos más.

 

-Déjame pensarlo. ¿P bien al creer que somos compañeros de ensayo? Lo que sea que signifique eso.

 

-Supongo que sí. –A pesar de lo extraño del asunto de leer-sin-ver, no voy a quejarme. Él está definitivamente a un paso o veinte frente a Jason Daly, que ha llevado su sinusitis al otro lado del pasillo y ahora moqueaba todo el libro de composición de Jenna Devis, en lugar del mío-. Se supone que debemos discutir la lectura y hacer el resumen del capítulo con todos los puntos importantes. Al Sr. Park le gusta discutir las cosas –le dije, rodando mis ojos. Hago eso para aparentar, sin embargo, porque estoy pensando seriamente en discutir algunas cosas con el Chico Misterioso-. Así que… ¿qué piensas del acertijo de Tom?

 

Escribí “MinKi y JonHyun, resumen del capítulo 26-2” en la parte superior de una página en blanco de mi cuaderno.

 

Levantó una ceja, deslizo mi pluma entre mis dedos, tachando “JonHyun”, y escribiendo “JongHyun” encima.

 

JongHyun

 

Lo miré escribir “MinKi y JonHyun, resumen del capítulo 26-2” en su cuaderno, y por alguna razón realmente me molestaba que escribiera mal mi nombre. Lo arreglé antes de responderle: -Creo que tomó algunas decisiones y ahora tendrá que pagar las consecuencias. –Una de las cuales es quemarse en el Abismo por toda la eternidad.

 

Me observó con incredulidad. –Así de simple, ¿eh? ¿No le echas la culpa a los atenuantes? ¿No crees que merezca una segunda oportunidad?

 

-No. No creo en segundas oportunidades. –El otro mundo no es muy fanático de ese concepto.

 

Volvió a su anterior posición en la silla y cruzó los brazos sobre su pecho, escrutándome.- ¿nunca has cometido un error? ¿Hecho algo de lo que te arrepientas?

 

-No.

 

-Todo el mundo tiene algo de lo que le gustaría deshacerse.

 

Me incliné hacia él y clavé mi mirada en esos ojos azabache. -¿Qué te gustaría poder deshacer, MinKi?

 

Se estremeció cuando dije su nombre, y me di cuenta de que estaba siendo injusto. Utilicé en él un poco de poder sin querer necesitarlo. Pero me gustaba su reacción.

 

Cuando respondió había un indicio de dolor en su voz, y un suave perfume a rosas, tristeza. Busque profundamente en sus ojos para encontrar la raíz del problema. –Muchas cosas- dijo sin dejar de mirarme.

 

Por alguna razón, de la nada, no quiero que sufra. Me siento comprometido a hacerlo feliz. Bastaría el más pequeño empuje de…

 

Basta ya. ¿De dónde diablos salió eso? Ni siquiera reconocí la sensación que recorría mi cuerpo con ese pensamiento. Los demonios no tenían sentimientos. No como estos, de todos modos. Esta no era una misión de caridad…estaba aquí con un claro propósito, y el joven Choi MinKi estaba mostrando potencial. Mucho potencial. De hecho, estaba empezando a pensar que era El Elegido. Y en cuanto sonó la campana me di cuenta, para mi propio asombro, que eran sus ojos los que me mantenían aquí y no al revés. Esto iba a ser interesante.

 

Él parpadeo como si saliera de un sueño y miro hacia abajo a su vacío libro de composición. –Así que…creo que no llegamos muy lejos.

 

-Yo no diría eso. –Empujé mi libro sobre el escritorio.

 

Leyó las diez viñetas escritas debajo del título “Choi MinKi y Kim JongHyun, Temas de Steinbeck-capítulo 26-2” y frunció el ceño.

 

-oh…bueno, supongo que éstos están bien. –incrédulo nuevamente. Es bastante ardiente. Me gusta. Me hace sentir como en casa-. ¿Has encontrado tu casillero en este laberinto de ratas? –dijo, lanzando sus libros en la mochila y poniéndose de pie.

 

-Ni siquiera lo he buscado. –levanté mis únicas posesiones: mi libro de composición y Las Uvas de la Ira.

 

-Bueno, las cosas solo empeorarán, así que a menos que desees llevar todas tus cosas contigo, podría ayudarte a encontrarlo.

 

Saqué el trozo de papel con el número del casillero y combinación de mi bolsillo trasero mientras caminamos juntos hacia la puerta. –Número…hmmm. –Sonreí. El mundo de los mortales es tan gracioso a veces.

 

-¿Qué?

 

-666- dije, y él me miro raro.

 

-oh. Eso es justo ahí. –Señaló al otro lado del pasillo-. Al lado del mío.

 

Y aunque sé que creer en el destino es tonto, no es nada más que una excusa que los mortales usan para explicar una decisión que de otra forma no hubiesen tomado, sé que esto es una señal. Lo miré con más atención. Si él era El Elegido, cosa que estaba empezando a ser lo más probable, debía etiquetar su alma al infierno antes de que algún ángel se me adelantara. Ya, justo ahora. Como había sido tan difícil localizarlo, probablemente fuera porque ya estaba siendo protegido por ellos. Si estuvieran protegiéndolo, lo estarían observando. No pasaría mucho tiempo antes de que se enteraran que la había encontrado. Escaneé el pasillo lleno de gente. Había muchos prospectos, pero ningún ángel, hasta ahora.

 

Empezó a caminar hacia el otro lado del pasillo, a su casillero y me quedé atrás admirando la vista por unos segundos antes de seguirlo. Él era algo alto, 1.78. La misma estatura que mi forma humana. Pero no era un niño. Tenía un cuerpo realmente hermoso.

 

Me reí de mi mismo. A pesar de que la lujuria es uno de los siete pecados capitales, no fue el que me trajo a dónde estoy y no es algo que haya experimentado a menudo en los siete milenios de mi existencia, aunque lo había utilizado en mi favor unas pocas miles de veces. Esto iba a ser divertido.

 

Pasé rápidamente por el vestíbulo y le alcance cuando llegaba a su casillero. Giré la cerradura del mío un par de veces, y lo abrí fácilmente.

 

-¿Cómo hiciste eso? –Preguntó, como si supiera que había usado mi poder.

 

-¿Qué?

 

-Tuve ese casillero a comienzos de año y lo cambié porque la cerradura estaba rota.

 

-Hmm…Deben haberlo arreglado. –Tendría que ser más ¿había puesto en evidencia en clase por no mantener los ojos en ese libro (él se había dado cuenta porque sus ojos tampoco estaban en el libro). Y ahora con el casillero, porque, en cuanto intenté la combinación real, me pareció que tenía razón: estaba roto.

 

Me miró escéptico. –Sí, puede que tengas razón, salvo que nunca arreglan nada por aquí. Bienvenido a la prepa Hades.

 

¿Qué Demonios? -¿Perdón?¿Preparatoria Hades?

 

-Sí, ¿lo entiendes? Preparatoria Haden, Preparatoria Hades. Es solo una palabra, pero describe con precisión este infierno.

 

-Hmm.

 

-Bueno, ¿no estás de acuerdo? –Señaló con un gesto al agrietado yeso, la pintura descascarada, las lámparas fundidas, el linóleo gris, y los abollados armarios de metal gris que nos rodeaban.

 

-Bueno, parece que he elegido el lugar ideal, entonces. –Una sonrisa se extendió por mi rostro. ¿Qué tan perfecto era que mi objetivo fuera a una escuela secundaria apodada el infierno? Esto era demasiado bueno.

 

El desvió la mirada y buscó algo dentro de su casillero, pero no pudo ocultar la sonrisa que curvó las esquinas de su boca.

 

-Si tu “lugar ideal” es este pueblo de porquería, deslucido y de pescadores, entonces eres más patético de lo que había imaginado.

 

Me reí, no pude evitarlo, y luego me estremecí cuando capturé un toque de jengibre en MinKi. Mmm…Patético debía ser su tipo.

 

-¿Porqué tuviste que cambiarte de escuela un mes antes de la graduación?

 

Sonreí para mis adentros. –Por trabajo.

 

-¿De tus padres? –insistió.

 

-Es una manera de decirlo.

 

Me miró y le surgieron surcos en la frente mientras intentaba averiguar lo que eso significa. Luego empujó la puerta de su casillero, cerrándola estruendosamente. –Así que…¿cuál es tu próxima clase?

 

Saqué el horario de mi bolsillo trasero y lo abrí. –Cálculo, aula 317.

 

-Oooh, con la Señora Kim. Lo siento taaaanto.

 

-¿Por qué?¿Cuál es el problema con la señora Kim?

 

En ese momento sonó el timbre. Se encogió de hombros. –En primer lugar obtienes detención si no estás en tu asiento cuando suena la campana, lo siento, y en segundo lugar, muerde.

 

-Mmm. Eso está por verse. –Le di un golpe a mi casillero para cerrarlo y me dirigí al edificio 3, y no intente ocultar la sonrisa que tiraba de mis labios mientras sus ojos quemaban un agujero en mi espalda durante todo el trayecto por el pasillo; empezamos con buen pie.

Notas finales:

Pronto subire el segundo capitulo, como pueden ver esta algo largo pero aun así espero no tardarme <3


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