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Esperas telefonicas por Marie Clearwater

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Notas del fanfic:

Este es mi primer escrito, pronto cuando tenga mas tiempo para pensar, trabajaré para hacer un fic mas largo y emocionante, espero que les guste este one shot :)

 

Todas las criticas constructivas estan bienvenidas ;)

Estoy aquí sentada en la barra de la cocina, son las 23:30 pm. Tengo el típico sabor amargo después de terminar una conversación la cual no quieres terminar, pero esa incomoda sensación de que la otra persona tarda quince minutos o media hora en contestar, hace que el orgullo te haga pensar con suspicacia que tiene algo más importante que hacer, o la palabra "te ignora" comienza a dar vueltas por tu cabeza, quería negarlo, ¿Como sentir eso? pero mis entrañas sentían un vacio que no se llenaría con una buena comida, era como un abismo. 

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(Dos horas antes) 21:35 pm

Después de un día sin recibir ningún mensaje, por fin  llegó, mis mejillas estaban ruborizadas, al fin podría hablar con Mariana sin sentirme como una molestia, todo había empezado bien, mis ánimos estaban mejorando, tenía tantas cosas que decirle, hoy sería una buena noche, podía asegurarlo. Nuestra plática comenzó con cuestión de calificaciones, la verdad no quería hablar mucho de ello, cambié de tema y hable sobre lo mucho que la extraño, hace dos semanas que no la veía y solo podíamos hablar por celular. Pasaron los minutos y note que los mensajes tardaban cada vez más, miraba el celular sentada en mi cama; temía que dejáramos de hablar, para mitigar la espera encendí el televisor y cambiaba de canal, en realidad no veía nada, solo quería matar el tiempo, me tumbe en mi cama y mire las estrellas fluorescentes que había colocado unos años atrás, esperaba cual niño en navidad, solo que mi regalo era una simple conversación que me diera una velada agradable.

Pasaron los minutos; en ese instante deje de darle importancia a mi celular, pero no podía evitarlo, a cada rato volteaba a ver el aparato esperando una señal de vida, solo miraba, pero el orgullo que había tomado lugar en mi cama, no me permitía ver la pantalla. Es verdad... La amo, pero últimamente los mensajes comenzaron a decaer su frecuencia, era y es la única manera en que me he comunicado con ella desde que la conocí hasta ahora, además de la escuela y una que otra salida; pero ahora es diferente, recuerdo que hace unos años mi principal alegría era hablar por horas con ella, que hasta mis padres se vieron obligados a contratar un “plan telefónico” pero reaccionaron ligeramente tarde, ahora después de tantos mensajes y desvelos, me percate que mi celular se estaba convirtiendo mas en un reproductor de música que celular; ella era la causa de mis crisis de crédito, incluso, hasta de que le doy importancia a mi celular, pero ya no es así desde hace unos meses.

Mandé al carajo mi orgullo y revise mi celular con ansias, nada…. Me sentía realmente como una tonta, como una stalker que no tiene nada que hacer más que esperar algo, al menos un corazón por celular. Me mordí ligeramente el dedo índice pensando en algo romántico para que me contestara de una vez, pensé y le envié algo lindo para que se diera cuenta de cuánto la extraño y al final un gesto de modestia para que riera un poco. Miré el techo esperando alguna respuesta.

“Quisiera que estuvieras aquí en vez de estar pensando en ti, ¿por qué no vienes a quitarme el frio? Jaja la noche me afecta, ¡ven y cállame con un beso! <3”

Pasaron 15 minutos y me respondo con una pregunta y un corazón, suspiré, esperaba algo más, ¿qué rayos? ¿Ella qué iba a saber? Dije para mis adentros. Cerré los ojos y pacientemente respondí… Pasó media hora y nada, esta vez mi orgullo tomo las riendas del asunto de una vez por todas y con determinación mandé una despedida sin siquiera quererla, pero no soportaba esas palabras golpeando mi sien “te ignora, te ignora, tiene algo mejor que hacer” a los pocos minutos recibí respuesta, un “Te amo” (lo cual me saco una sonrisa), pero su excusa  y disculpa que dio a raíz de su tardanza al contestar hizo que los colores subieran por mi cara y conteste con un sabor amargo en el corazón, “De todos modos ya me iba a dormir” Como si dormir fuera más importante ahora, para darle una punzada en la punta del dedo pulgar, pero sabía que no iba a entender mi mensaje visceral o al menos no le iba a dar importancia, la conozco muy bien. No recibí respuesta, en ese momento no me sorprendió, oficialmente la charla virtual había terminado; en realidad  no tenía sueño, pero estaba molesta, deseaba hablar más, pero no soportaba explayarme para recibir un mensaje de 1 ó 2 renglones que tardaban en llegar como la quincena en el trabajo, esperas ansiosamente y con lo que recibes no te basta ni para el arranque.

En fin, aun con la esperanza de recibir algo mas, mis ánimos y esperanzas iban reduciéndose a nada,  me recosté y grite para mis adentros:

¡¿Qué no se da cuenta lo mucho que pienso en ella?!

Bajé a la cocina, necesitaba relajarme, mi predicción había sido un fracaso.

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23:30 pm

Observaba las estrellas y la barra de la cocina que está hecha de piedra me helaba los brazos, de pronto el sonido tintineante del microondas rompió con el silencio que reinaba en toda la casa, di un brinco y me asome en las escaleras para corroborar que nadie había despertado a raíz del sonido, arrastrando los pies con el ánimo golpeado por una ola de soledad me aproximé al microondas, saqué la taza y me prepare un té para recobrar el calor corporal.

Me dolía lo que acababa de suceder, es realmente frustrante tener una expectativa positiva para una charla y recibir prácticamente nada a cambio, o al menos algo que no te llena. Dicen que el asesino principal del amor es la rutina, quizá lo sea, pero también es la ausencia, que es pariente cercano del anterior; pero eso no me importaba, solo sabía que quería seguir hablando, de cualquier cosa, no me importaba mientras fuese ella.

Pero ahora solo tengo mi té acompañándome en la velada, su calor reconforta mi soledad pero cuanto daría que ese calor fuera de ella y no de una simple taza con agua hirviendo. Son las 00:30 y sigo aquí anhelando su presencia, la vela iba a ser larga, mire hacia la nada y me pregunte ¿Pensara alguna vez en mí? ¿No se dará cuenta de lo mucho que la sigo amando?

Escuche a lo lejos la voz de mi madre

-¡Julieta! Ya sube a dormir

Una lágrima recorrió mi mejilla, cual cruel recordatorio de que Mariana no estaría acariciándome, ni aparecería en mi cama como deseo de media noche. Subí y recostada en mi cama susurre a mi almohada

-Te extraño Mariana


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