Si fueras una chica…
… todo sería más fácil. No tendría que esconderme; pasearíamos cogidos de la mano y yo te miraría con adoración. ¿Dónde querrías ir? A cualquier lado mientras estuviéramos juntos, ¿verdad? Me pararía en mitad de la acera y gritaría: “¡Esta es mi chica y es la más bonita del mundo!”. Te presentaría a mis padres y ellos me dirían: “Has escogido bien, hijo”. Yo sonreiría con orgullo y tú te sonrojarías adorablemente. El corazón me latiría con desespero y querría comerte a besos. Nos casaríamos y tendríamos muchos hijos, todos tan hermosos y listos como tú. Yo me sentiría completo, feliz, y no desearía nada más porque ya lo tendría todo.
Pero no eres una chica y nada es fácil. Al contrario, todo nos es desfavorable y ambos sufrimos: tú por mi indiferencia hacia ti, yo porque no puedo decirte lo mucho que te amo. Los dos sentimos lo mismo por el otro, pero tú no sabes que te correspondo; no te lo puedo decir. Mi familia, mis creencias, el mundo… ¿Sabes lo que me costó aceptar que me moría por ti, por un hombre? Pasé meses pensando que estaba medio tarado y que iba a sufrir algún castigo terrible de ÉL. Me costó, pero al final no hubo castigo ni nada, así que pensé que tampoco era tan terrible amarte, pero de aceptarlo a decírtelo y comenzar una relación hay un abismo demasiado grande. Y no es que no quiera estar contigo, pero no estoy preparado para eso ni para las repercusiones que acarrearía esa relación; mi familia es un peso demasiado grande en mi vida, así como la religión. Si hubiera sabido que iba a conocerte habría pasado de ella.
Contigo me comporto de forma distante. No es que sea antipático, pero si puedo evitar estar a solas contigo o dejarte sin un abrazo, pues lo hago. Me duele comportarme así, pero a ti te duele más, y es que lo veo en tus ojos. No quiero hacerte daño, MiMi, de verdad que no, pero sé que en cualquier momento voy a caer y me da un poco de miedo. Estás celoso de los chicos porque hago fanservice con todos menos contigo, eso de complacer a las fans es algo que te está matando, pero lo que no entiendes es que si te toco, no estoy seguro de poder despegarme de ti. Ya te lo he dicho, en cualquier momento caeré rendido en tus brazos, y es que me tienes loco. Es pensar en ti y sonreír como un bobo. Sólo tú consigues que mi corazón palpite con rapidez. Algún día te lo haré saber, pero no ahora.
Y así estamos, tú fingiendo que te alegras porque tal día voy a salir con una chica y yo haciendo ver que no me muero de rabia y de celos porque tienes novio. Qué injusta es la vida. Qué cobarde soy. Ojalá tu chico se caiga por las escaleras. Pero no olvides que nunca, jamás, nadie te amará como yo, Mimi, no lo olvides.
Al día siguiente por la tarde volvemos a Corea, no es que me apetezca mucho, pero el trabajo es el trabajo. Tú has salido con el imbécil ese al que llamas “novio” y yo estoy sentado en el balcón imaginando todo lo que puedes estar haciendo con él en ese momento. Es raro, pero en todas mis elucubraciones estáis vosotros dos en una cama. Debo ser masoquista. Lo que me faltaba. Ya se está poniendo el sol cuando apareces de la nada y te sientas a mi lado. Te observo con atención, pero no tienes cara de haber hecho nada con ese usurpador, lo cual me alivia muchísimo. Nos quedamos en silencio viendo el atardecer. Es todo tan de película romántica que tengo la impresión que de verdad somos una pareja, eso hace que me acerque un poco más a ti y que termine rozando mi brazo con el tuyo. Algo es algo.
—Si fueras una chica, ahora te diría lo mucho que te amo y que no quiero alejarme de ti. Te besaría hasta quedarnos sin aire y dormiría abrazado a ti, sólo eso, sólo para sentirte a mi lado.
Ya está, ya lo he dicho. MiMi, eres listo, espero que lo hayas entendido; más claro no puedo ser. Me miras sorprendido, miles de ideas corriendo por tu mente. Finalmente sonríes con tristeza y asientes con la cabeza. Eso es, MiMi.
—Si fuera una chica, ahora te cogería de la mano y te diría que yo también te amo. Me acurrucaría contra tu pecho y dejaría que me abrazaras, porque en realidad eso es lo que quiero hacer desde que te conozco.
Ahora soy yo el que sonríe con pena; si fueras una chica… Por una vez, sólo por esta vez, te abrazo y tú haces eso, acurrucarte contra mi pecho mientras me abrazas con fuerza por la cintura. Te beso la cabeza y oigo como suspiras. Y nos quedamos así, viendo como el sol se va poniendo en el horizonte.