Ese era un bello domingo, a pesar de estar algo nublado, la gente no había dudado en asistir a la misa, como cada semana, incluso, algunas personas no pertenecientes a esta se acercaban a escuchar, la razón?, un bello adolescente de 17 años, quien cantaba para la iglesia desde hacia ya muchos años.
-buen trabajo Pip- lo felicito el padre, una vez hubo terminado su canto
-es un placer señor- le respondió sonriente
Ciertamente, el rubio chico amaba ese lugar, era prácticamente el único lugar en el que se sentía a salvo de las burlas de sus compañeros de escuela desde hace años, casi, porque había un lugar, por muy terrible que fuese, donde se sentía totalmente protegido, el infierno.
Por mucho que lo duden, Philip Pirrup, mejor conocido como Pip, ya había visitado muchas veces el infierno, de echo, era mas hogar que su propia casa, razón?, su novio, Damien Thorn, el anticristo, el hijo de satanás, lucifer, el…creo que ya se entendió.
El rubio salió de la iglesia siendo seguido por la mirada preocupada del padre, doblo una pequeña esquina y salió felizmente jalando a su azabache novio, el joven hombre estaba consciente del pequeño secreto del de ojos rojos, el que no pudiera entrar en la iglesia, el que se quemara con solo salpicarse un poco por el agua vendita…y demás ejemplos lo hicieron evidente. Sin embargo, a pesar de todo eso, sabia que el chico de la boina, era lo mas importante para el anticristo.
“Como puede estar tan seguro?”, le pregunto el pequeño rubio muchas veces, pero siempre recibía la misma confusa respuesta, “puedo verlo en sus ojos Philip”.
El hombre sonrío con algo de melancolía, era muy conmovedor ver el cambio tan drástico en la mirada del demonio cuando miraba al menor, su generalmente cruel y sádica mirada se volvía la de la persona mas cálida y amorosa del mundo, eso, sin duda, no podía notarlo Pip, pero ya algún dia se daría cuenta de todo el poder que tiene sobre el corazón del hijo de satanás.
-Butters- escucho la calmada voz de su pareja a unos metros- deja de admirar a eso dos y entra de una vez-
-jeje, ya voy Kenny- soltó en un suspiro, echando una ultima mirada a la pareja que se alejaba de los mas feliz, eran la pareja mas dispareja que había visto, aun mas que el y su esposo, quien alguna vez fue la persona mas promiscua que conoció, y el, un pequeño niño de padres dementes que le sobreprotegían hasta el cansancio, era imposible que alguien tan diferente como esos dos tuvieran algo, pero paso.
Aun no todo lo que estaba en su contra, los prejuicios de las personas, las leyes mediocres, los abusos de los estudiantes, el echo de que uno de ellos no fuera humano, todo, todo eso los hacia mas fuertes, no importaba si Philip no tenia la suficiente resistencia para soportar todo aquello, no, eso era algo sin relevancia, si las piernas de Pip ya no podían seguir, entonces los fuertes brazos del anticristo lo llevarían, el seria su apoyo por toda la eternidad que les quedaba por delante.
Si, eso era, lo que los había unido, Pip era alguien frágil, que necesitaba que le salvaran, Damien era un chico tosco, lleno de rencor y odio, necesitaba alguien que lo quisiese, y ese alguien era Pip, su amor creció sin importar lo que los demás opinaran o pensaran.
Damien era una bestia.
Pip era aquello que controlaba al demonio.
Pip era tan frágil como una pluma.
Damien era aquello que protegía al ángel.
Era un amor eterno, una cálida y blanca llama que no se extinguiría jamás.