Era confuso, parecía que todo daba vueltas y borracho no estaba. Andaba más sobrio que la vieja Tsunade sin dinero. Sin embargo, todavía no asumía como unas cuantas palabras —frías palabras— lo habían dejado en tal nefasto estado; derrumbado sobre el sofá, bajo un reinado silencioso y oscuro, producto de la partida del Uchiha. Ante los ojos de cualquiera, esa escena era totalmente tétrica. ¡Insólito!
—¡Yo, el futuro Hokage de Konoha!, ¿he sido rechazado? —Naruto habló fuerte, medio enojado y medio herido. Todos conocían el carácter de Sasuke, y, todos pensaban que la persona que se atreviera a confesarse de tal forma, no viviría para contarlo. Pero ahí estaba, todavía tirado en el sofá.
No importaba cómo, de una u otra forma siempre era lo mismo, siempre era rechazado por todos. Incluso esas palabras; 'cabeza hueca, ¿cómo crees que alguien como yo podría salir contigo?' de la linda y terrible Sakura chan no habían dolido tanto como las frías palabras del otro engreído y bueno para nada.
Sí, bueno para nada. Naruto se echó a reír, con pocas ganas.
El rubio sabía que ahora todo era diferente. Sabía que no era un rechazo más sumándose a su lista ni otro 'sigue con tu vida', porque ahora no tendría la cara para enfrentarse al Uchiha.
Es que, ¿nadie comprendía? Naruto no era sólo videos juegos, ni misiones horrorosas, ni vocabulario que dejaba mucho que desear, él era mucho más que todo eso, ¿por qué nadie lo podía ver así?, ¿por qué el idiota de Sasuke no lograba mirar más allá de lo visible?
Naruto Uzumaki era mucho más que todo eso.
El rubio apretó el puño, a pesar de que odiaba llorar, sintió unas peligrosas lágrimas al borde de los claros ojos. Se limpió con fuerza y no dejó ningún rastro de tan humillante evidencia.
No debía ni podía llorar, no por un motivo tan estúpido.
Se levantó del sofá y caminó directo a la misma puerta por donde había salido el Uchiha.
—¡Estúpido Uchiha Sasuke! —Pateó la puerta, abriéndola—. ¿Te crees muy cool con ese peinadito que llevas?, ¿te crees muy popular porque todas las chicas gritan por ti?, ¿te crees muy bueno porque todos te halagan, eh? Estúpido Uchiha, ni siquiera estás a mi nivel. ¿Pero qué estaba pensando al decirte tantas tonterías cursis?
De pronto, un leve sonido se deslizó cerca del lugar en que pateó, el rubio enseguida observó hacia la entrada.
—¿Qué no estoy a tu nivel? —Altanero y con clara actitud superior, Sasuke apareció, apoyándose en el marco de la puerta. La mirada era fría, directa y decisiva. Tanto así que Naruto quedó en silencio, con los ojos más abiertos de lo normal—. Naruto, ¿qué has dicho?, ¿qué no estoy a tu nivel? —Repitió.
El rubio apretó los puños, había entrado como un pequeño niño al juego del otro.
—¿A qué has vuelto?, ¿a reírte de mí?
Sasuke avanzó, cerrando la puerta.
—¿A reírme de ti? —Uchiha fingió pensar la respuesta—. No lo sé, quizás. Es divertido.
Naruto arrugó el ceño, enojado. Apretando los puños y queriendo, por un instante, golpear el rostro de su compañero. Golpearlo para que callara esa boca que tenía.
—¿Qué pasa, Naruto? Pensé que te gustaba. —Fanfarroneó, burlándose, con esa estúpida sonrisa que ponía como a los mil demonios al rubio.
Fue inevitable que las mejillas se le pusieran rojas, al oír al propio Sasuke decir eso. Escondió la mirada, estaba tan avergonzado frente al otro. Lo peor de todo, es que ese mismo idiota le gustaba y mucho.
—¿Qué pasa, Naruto? —Repitió arrogante.
Sin poder contenerse, en un rápido movimiento, el rubio agarró con fuerza los hombros del moreno y lo empujó contra la muralla.
—¡¿Quién te has creído que eres?! ¡¿Crees que tienes el derecho para venir acá y hacer lo que quieras?! Incluso... incluso después de todo lo que te dije, idiota.
Sasuke siquiera hizo el intento de soltarse del agarre, tan sólo sonrió de forma altanera, como sólo él sabe hacerlo.
—¿Luego de qué?, ¿de decirme que yo te gustaba?, ¿qué querías probar algo conmigo? Mhh..., ¿pero qué te respondí? —Frunció los labios, en busca de la respuesta—. ¡Ah, cierto!, que tú no eras nadie ni lo serás. Ni siquiera sabes lo que es ser querido y sabrás lo que es querer. —Sasuke volvió a su mirada tranquila, sabiéndose listo de todo ese estúpido juego. Agarró una mano del rubio, que sostenía con fuerza su hombro, pero no podía sacarla ni moverla. Naruto estaba con la cabeza gacha, ocultando su rostro con los rubios cabellos—. Ya quítate —dijo el Uchiha.
—A pesar de todo lo que te dije, tú...
Sasuke frunció los labios, iba a hablar, pero un fuerte golpe llegó en su mejilla. Nunca antes había sentido tanto ardor. Saboreó con su lengua la sangre por dentro de su boca. Observó a Naruto, nunca antes lo había visto tan enojado. Sus ojos estaban llenos de algo que el Uchiha no supo descifrar, pero de algo estaba seguro, aquello no era odio.
—A pesar de todo lo que te dije, tú... ¡¿cómo te atreves?! —El rubio volvió acercarse al otro, cogiéndolo por el cuello y acercando su rostro al de Sasuke—. Me importa una mierda lo que pienses, pero que te quede claro algo: ¡No me llames nadie, soy Uzumaki Naruto! ¡También tengo un montón de amigos, así que no vengas con la tontería de que nadie me quiere! ¡Y escucha bien esto, pero detesto querer a un idiota como tú! —Las mejillas de Naruto se habían puesto más rojas todavía. Y casi sin pensarlo, acercó su boca a la del Uchiha, besándolo. Sintió la sangre correr por sus labios también. Pero no dudó en abrir la boca y meter su lengua, lo que no esperó, es que Sasuke le hubiera respondido ese beso. Parecía que ambos estaban hambrientos de morder y disfrutar al otro.
—Estúpido Uzumaki.
—Estúpido Uchiha.
Naruto respiró jadeante. Ahora no estaba tan seguro si realmente había sido rechazado o no.
Asimismo haber besado a Sasuke, tan sólo provocó que más le gustase, y tenía muchas ganas de hacerlo otra vez, y así lo hizo. El Uchiha no se opuso. Por lo visto, todo había cambiado esa tarde, tanto para el rubio como para el moreno.