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Diez años por Visaki69

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Notas del fanfic:

asjhdjha Yo lo amé(?) 

Espero lo lean ;___________;

Notas del capitulo:

Amenlo (?) OK not...

Pero dejenme sus críticas T_______T

-Tonto. Idiota- Sonriendo, le dijo al rubio que se tocaba la rodilla después de haber chocado con la silla en la que reposaba el mayor.

-Lo siento. Perdón- Este, se lamentaba una y otra vez cuando su amigo, le ofendía.

Hubo un momento de silencio. Shinya se volvió hacia Die, encontrándose con su enfurecido rostro.

 -¿Es qué de verdad nunca te puedes molestar? Tú... Aish-

   El baterista sonrio, pasando a ser serio.

-Usted, Die-san, desde siempre me ha estado molestando  ¿Usted tampoco se cansa o aburre?-

 La cólera del guitarrista, se convirtió en rojo carmín qué le cubrió la cara. Chasqueo la lengua burlándose del “enfurecido" diálogo que su compañero le dio. Molesto, se acercó a Shinya, hasta plantarle un buen beso  que termino en una dolorosa mordida. Tomo sus pertenencias, dando un portazo para salir del estudio.

Bajo la luz de deficientes lámparas, pateo una lata al tiempo que fumaba durante seis cuadras, hasta uno de sus frecuentados bares. Pidió un tequila. Se detuvo en la barra, con trago en mano,  sin pensar durante un largo rato.

¿Por qué en este momento, después de muchos años, le preocupaba su verdadera relación con Shinya?

¡¡Pero sí era perfecta!! Compañeros, amigos, familia. Besos, cariño, caricias y sexo  ilimitados y sin compromisos durante mas de diez años. Su princesa, su hombre, mascota, juguete. SU Shin-chan.

Cierta voz femenina le saco del encanto. La reconocida conductora qué durante años le había rondando alrededor, se sentó a su lado, presumiendo sin tapujos el exagerado escote y minifalda. Andou no planeaba ser un descortes por mas qué le molestara la tal Yuuko. Pintó una sonrisa, siguiendo el juego. Al cabo de un rato de platica y tragos, la castaña le extendió un sobre color crema, con grabados dorados.

-Te espero, Daisuke. No me vas a fallar ¿Verdad, querido? Si no te veo ahí, creo poder ser capaz de abandonar a mi prometido en el altar-

                Sonrió, saliendo del establecimiento; su rojo labial quedó ligeramente marcado cerca de los labios del chico y su apestoso perfume de rosas, dejo asqueado a Die.

Pero eso también le hizo pensar. Qué estúpido era ¿no? Desde qué había besado por primera vez a su baterista, no había tocdo los labios de una chica con los suyos, ni siquiera con un hombre fuera de Dir en grey.

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-Buenas noches-

-Nada de buenas noches, Terachi. Sácate la ropa. Vamos a tú cama-

El rubio no protestó. Mientras atravesaban el vestíbulo, se quitó la camiseta. Una vez en la habitación, sintió el firme y desnudo pecho del mayor pegado a su espalda. Cálidos labios del pelilargo le besaron el hombro, la clavícula.

-Shinya...-

-¿Sí?- sonrió, sintiendo cierta melancolía.

-Cada día estas más delgado, tan... Frágil ¿ Es qué no te duele?- Besó, delicado, todo el lateral del rostro, hasta dar la vuelta y besar en los labios al menor.

Shinya suspiro, sintiendo alguna especie de tristeza mientras Die lo embestía  ¿Qué era esa mirada profunda, hundida en aguas de sentimentalismo y compasión? Sobre él, no podía ver más el cuerpo de Andou moverse con frenesí y confusión, mientras le causaba tan maravillosas sensaciones.

-V-Vamos a una fiesta Shin. El fin de mes.-

En medio del orgasmo, el baterista asintió con la cabeza.

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Terachi observaba las descaradas miradas de la novia hacia Die, mientras este, le regresaba guiños y sonrisas falsas.

-¿Sí tanto te molesta,  por qué venimos?-

-Es esto o que me persiga el resto de mi vida- Dijo, con una de esas estúpidas sonrisas falsas en el rostro.

Pero es qué el callado chico de Dir en Grey, simplemente no estaba nada cómodo en ese ambiente. Las risas, la luces y la música. Lleno de gente que nunca le interesaría conocer. Pero ahi estaba para acompañar a Andou. De pronto y sin darse cuenta, se había quedado solo.

 

-¿No crees qué es raro? De repente pareciera qué ellos son realmente una pareja-.

-Ehh ¿Qué sean homosexuales?  Ehhhh yo no lo creo aunque...-

-Tú también dudas Manami. Aparte podría ser algo normal después de estar juntos en una banda tanto tiempo ¿No?-

-Quizá... Aparte el otro chico, ese Shinya, de verdad es tan lindo... Probablemente…-

                Con los ojos fuera de órbita, el guitarrista pasó junto a las chicas que susurraban sobre ellos; pasó de largo, sin por eso, dejar de sentirse confundido y olvidarlo. Parecía un poco interesante que de repente, la palabra “pareja” hubiera salido a flote.

Shinya era  su hermano y amigo con ciertos derechos… ¿Pareja?... La palabra “pareja” le causó un vuelco al estómago.   Se acercó a la mesa de bocadillos, tomó uno y de ahí, se dirigió a la barra del lugar. De pronto, el puño de Terachi se estrelló  su brazo; después se sentó a su lado, pidiendo un trago.

-No me pidas que venga si te vas a largar- En voz baja, le dijo.

-¿Nos vamos ya? Te invitaré a comer-

-Llévame a casa, por favor. Estoy cansado-

 

Se sentía tan estúpido con la comida china en la mano enfrente de esa puerta que, más de una vez, en los cinco minutos que llevaba ahí, se había planteado ir a casa y tragarla el solo. El hecho de ver a su baterista le estaba comiendo por dentro.  Justo antes de tocar el timbre, la puerta se abrió,  mostrando a un abrigado Shinya, a punto de salir.

-¿También te tengo que ver todos los días de descanso?-

-Vamos Terachi;  si te he traído la comida-

                El baterista tomó la bolsa, entró al apartamento y la dejó sobre el desayunador, sin dejar pasar al mayor. Volvió a salir, cerrando con llave.

-¿A dónde vas?- Dijo Die, asombrado de que el menor estuviera tan altanero.

-Al hospital. Me duele muchísimo la espalda así que no te puedo atender hoy-

                Avanzó en silencio mientras Andou estudiaba minuciosamente, como caminaba lento, su similitud a una larga pluma flotando.

-¡Te voy a llevar Shinya! ¡ESPÉRAME!-

 

                Regreso a casa, el menor no parecía más feliz de lo común. A pesar de que siempre había estado bajo sus siempre delicados cuidados y aun así se esforzaba, estando todo bien; esta vez de verdad le habían ordenado descanso ABSOLUTO por dos semanas. Se había negado a hablar con Andou que, secretamente, se las ingenió para escuchar el diagnóstico del doctor. Prefirió no hablarle, e incluso si le molestaba al baterista, no lo abandonaría por hoy.

                Shinya dejó la puerta abierta para dejar pasar a Andou, pues, en realidad, no le apetecía tanto estar solo. Dejo su bolso en la mesa del comedor, y terminó yendo al sillón donde se acomodó, exhausto, con la clara intención de dormir. El mayor le siguió y se sentó, ofreciéndole al baterista sus piernas como almohada. Terachi no contestó, acomodado, se dejó acariciar y cayó dormido.

                Die sentía como palpitaba todas y cada una de sus venas. Su corazón, tranquilo, iba al mismo ritmo que el del chico dormido.  Hace un rato que había dejado de acariciarlo para posar su mano derecha en la mejilla de Shinya.  Estudiaba, desde entonces, todo su cuerpo. Y de repente, comenzó a hacer un recuento de todas las veces  que había visto físicamente mal al menor;  Aunque la piel se le enchinaba,  recordaba vívidamente todas las muecas de dolor, los débiles gemidos y hasta las reprimidas lágrimas que llegó a soltar Terachi en la obscuridad. Esas lágrimas, aún más silenciosas  que  la respiración, también causaban un enorme daño al guitarrista.

De pronto quiso sollozar, y se detuvo, tan solo por creer que despertaría al ángel que dormitaba tranquilo en su regazo.  Lloro por dentro, sabiendo que probablemente, aunque fuera él, el único que siempre estaría en esos momentos con Shinya, nunca le sería compensado en forma de eternidad.

 

 

-¿Pero dónde putas están?- La estresada y furiosa voz de Kaoru, llegó hasta los oídos de Terachi que se encontraba  a metro y medio del teléfono.

-En casa de Shin, ya te lo he dicho muchas veces ¿No?- Contestó Die, hastiado.

-Si, cabrón. Pero el punto es que deberían estar en el estudio ¿Lo sabes no?-Habló en voz baja, cansado de liar con el terco de Andou.

-Pero él tiene que descansar, Kaoru – También bajó la voz, encerrándose en la habitación –En un rato te llevaré las notas del hospital, si es lo que quieres.

-Puedo estar seguro de que no mientes, pero no me parece que Shinya esté de acuerdo. Por Dios Die, lo conoces; ni siquiera sé que estás haciendo en su apartamento-

-Llevo aquí tres días- Cual niño castigado, contestó, escuchó solo el suspiro del líder del otro lado de la línea.

-Shin debe de estar furioso- Cortó, dejando al guitarrista con la palabra en la boca.

                Pronto, el baterista terminó llamando a la puerta.

Die lo sentó a fuerza en el borde de la cama, confundido, molesto. Sintiéndose envenenado por las palabras de Kaoru que casi seguramente, serían la realidad. Lo abrazó, hasta que las manos delgadas de Shinya le empujaron lejos. Molesto, terminó tirando el inalámbrico.

-Oh… Mi teléfono- Dijo Shinya, desinteresado, para después levantarse y tomar el bolso que usaba para ir a los ensayos.

Die observaba en silencio, tan desesperado que simplemente no podía moverse. Solo se encontraba bloqueando la puerta, rememorando cuantas cosas había hecho por el menor; las cosas que aprendió y dejo de hacer por algo que siempre supo, era incierto, y que actualmente, no quería reconocer.

-Vamos al ensayo- Shinya le habló delicado, recibiendo la mirada enojada del otro.

-¿Es que no puedes decir gracias? Ni perdón… Ni siquiera me lo puedes pagar, a menos que te ate a mi; pero no lo puedo hacer… ¿Por qué mierda, después de tantos años, me haces sentirme así, Terachi? He hecho tanto que siento que ya no tengo nada…- Susurró, sin perder la cordura.

-Nunca te pedí ayuda- Shinya sonrió, melancólico. Por más que  conociera el daño que hacía, no le importaba demasiado-

-Lo sé- Gritó Andou, para volver a un tono amigable- ¿Por qué entonces, me aceptaste en aquel entonces?-

-Porque eres guapo. Porque parecía divertido. Porque no me gusta la seriedad. Si buscas algo firme, entonces, gracias por más de diez años, Daisuke- Sonrió, logrando sacarle el alma a Die, y por lo tanto, abrir la puerta sin problemas.

 

                La puerta de la entrada hizo eco en la cabeza del guitarrista, que perdido, rio a carcajadas, burlándose de su esperanza de encontrar un futuro junto al baterista. Dejo caer una única lágrima, con orgullo.

Abandono el apartamento, sabiendo que quizá en otros diez años, no volvería a entrar, hasta que como amigos que eran, Shinya le volviera a invitar un trago.

Notas finales:

Reviews???

Apiandese de miiiiiiii~ (?) Ok not...

Pero muchas gracias por leerlo *--*


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