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No hay dos sin tres por Paz

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Notas del fanfic:

Como en la relación de personajes no figuran la mayoria de ellos, me veo obligada a incluir aquí a YOHEI, ya que es importante en el transcurso de este fic.

Notas del capitulo:

No puedo decir que sea la continua de "Una romántica declaración", pero si una ampliación de como transcurrió todo desde el punto de vista de Hanamichi.

No hay dos sin tres

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

By Paz

Capítulo I: Mi verdadero amor

 

Yo, Sakuragi Hanamichi estoy enamorado.

Tantas veces lo estuve que no me creéis, lo se, lo veo en vuestras miradas, diréis este pelirrojo una vez más ha elegido a la chica equivocada.

Pues no es así. Es cierto que mi último enamoramiento me provocó más disgustos que alegrías, Haruko me ignoraba, toda su atención estaba puesta en el kitsune apestoso. Quise que desapareciera, que se borrara de la memoria de Haruko y cuando además descubrí que era considerado el mejor basquetbolista, mi odio hacia él creció a pasos agigantados.

Ya que no tendría el amor de Haruko me propuse que él no tuviera un instante de calma, estoy seguro de haberlo conseguido.

En los entrenamientos le ignoraba, nunca hice un pase hacia él, y si existía el menor roce entre nosotros era motivo para insultarnos mutuamente y pelearnos hasta quedar agotados.

Pasaron los meses. Nosotros continuábamos amenizando los entrenamientos con nuestras peleas, las malas miradas y sin olvidar los insultos verbales que pasaban por ser algo cotidiano. Él me llamaba Do’aho, tal vez por mi poca habilidad cuando comencé a jugar, yo le llamaba Kitsune porque tras sus cabellos negros escondía una mirada azul, dándome la impresión de ser un zorro al acecho.

Comencé a notar que nuestras peleas comenzaron a distanciarse, como si ambos nos hubiéramos decidido una tregua no dialogada. Hablar entre nosotros era algo imposible de conseguir, pues enseguida nos soliviantábamos.

Mi estado físico y mis progresos en el basquetball se debían a que todas las mañanas salía a correr por la playa durante una hora, después buscaba una cancha vacía y practicaba por mi cuenta durante otra hora, a las ocho ya estaba preparado para ir a la escuela, buscaba el modo de superar a Rukawa y estaba seguro de conseguirlo con la practica diaria.

Últimamente mis pensamientos siempre derivaban hacia ese kitsune, más yo los alejaba esforzándome más con mis ejercicios, apenas si tenía tiempo libre para reunirme con mi “ejercito”. Solo así me lo sacaba de mi cabeza, por las noches caía tan rendido en mi cama que dormía profundamente, hasta que una molesta chicharra, entiéndase despertador, me arrancaba de mis hermosos sueños integrándome a la realidad cotidiana.

No es de extrañar que mientras mis profesores intentaran meter en nuestras cabezas un montón de asignaturas, yo me quedaba dormido en mi pupitre, soñando… soñando… soñando…., soñando con un zorro que me perseguía acorralándome finalmente y que en vez de atacarme me besaba.

-¡¡¡¡¡¡¡Aaaaaaaaaahhhhhhhhh nooooooo, nooooooo!!!!!!!!!!!!! –me desperté con mi propio grito, despavorido ante esa imagen en mi mente, sobresaltando a toda la clase. Yohei se volvió a mirarme con curiosidad.

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Sakuragi, salga de inmediato del salón!!!!!!!!! –me exigió el profesor señalándome la puerta. Nunca antes le había visto tan furioso.

Me levante y salí. Fui al aseo para refrescarme el rostro, sentía que ardía.

Me sentí mejor después de meter la cabeza bajo el chorro de agua fresca, decidí que la terraza era un buen lugar para esperar que llegue el turno de mi siguiente clase, allí nadie me molestaría. Subí las escaleras apresuradamente y cuando llegue arriba estaba sin aliento, espero unos minutos para recuperarme antes de salir, al hacerlo le ví,  allí estaba el, durmiendo tranquilamente en mitad de la terraza. Él causante de mis pesadillas, el baka kitsune, el kitsune apestoso, la persona que ocupaba mis pensamientos y mis sueños.

Furioso al comprender que ni siquiera allí podía librarme de él, fuí dispuesto a despertarlo a golpes, cuando una voz que no parecía la suya habló en sueños.

-Te amo…

Sus palabras me paralizaron, la dulzura de su voz me envolvió, llevado por un arrebato de locura, o tal vez que iba a ser divertido enterarme de sus secretos me senté a su lado preguntándole:

-¿A quién amas? –quería comprobar si era verdad que se respondía cuando se soñaba en voz alta. Si decía que a Haruko iba a molerlo a golpes.

-A... amo… a… -sus labios se curvaron en una amplia sonrisa- a él.

-¿Él? –mi asombro fue total. ¿Rukawa enamorado de un chico?, esa si que era una noticia para divulgar. El Rey del Hielo enamorado- Dime su nombre  -sonreí satisfecho de mi habilidad para sonsacarle información.

-¿Nom…bre? –Murmuró en sueños- Hermoso.

-Si, el de ese chico.

Más Rukawa siguió durmiendo y no volvió a hablar.

-¿Rukawa? Baka kitsune. –permanecí sentado frente de él, viéndole dormir, con la vaga esperanza que nuevamente dijera algo más en sueños y así averiguar el nombre de su enamorado. Comprendí el porque del escaso caso que  prestaba a sus porristas o al amor que Haruko sentía por él. Viendo su rostro relajado, pensé que era hermoso y aunque recordé mi propio sueño me pregunte que podía sentirse al besar esos labios que cada vez se me hacían más apetecibles. Estaba aceptando mi nueva orientación sexual.

¡Yo, Sakuragi Hanamichi estaba enamorado! Y no de cualquier muchachita, tampoco de Haruko, de la que creí estarlo, ahora se que el amor no era eso, un deslumbramiento por la única chica que se acercó a mi y me que ofreció su amistad.

Amor es lo que siento por…, mariposas en el estomago cuando mis ojos se posan en él y le miro con ansia, deseo hacerle feliz, enseñarle a reír, quiero abrazarle y comerle a besos, sentir sus labios bajo los míos, su cuerpo temblando por mis caricias. Se que le amo, también comprendo que la felicidad una vez más no esta a mi alcance, él me odia, como no hacerlo cuando he hecho de su vida un infierno.

Sus labios lo han murmurado y sonreía feliz, ama a otro, ese al que llama “hermoso” sentí dolor y mi mirada que vagaba por su esbelto cuerpo quedo presa de la suya, estaba tan abstraído en mis pensamientos que no ví que despertaba y me observaba perplejo.

Hice ademán de levantarme para marcharme murmurando una disculpa. Sus ojos me miraron sorprendidos por mis palabras y yo me sentí perdido dentro de sus pupilas azulinas, su mano apresó mi muñeca tirando de mí, perdí el equilibrio y caí encima de él, mi mano busco un apoyo y encontré el calor de su pecho a través del uniforme escolar y al bombeo acelerado de su corazón levante la mirada.

-Te amo, Hanamichi.

Me sentí abrumado por sus palabras. Era a mí, me amaba a mí, mi mente solo era capaz de procesar esa información y mi corazón apresuraba su ritmo cuando sentí la dulzura de sus labios en los míos, me aparté apenas unos milímetros de su boca, ví el desconcierto en su mirada. Creyó que le rechazaba e intento separarse, fui yo quien le abrazó.

-Yo también te amo, Kaede –murmuré tomando posesión de sus labios, sentí un estremecimiento delicioso por todo mi cuerpo, un beso tierno que fue volviéndose más profundo e intenso hasta derribar con nuestras defensas dejándonos sin aliento.

Cuando concluyo el beso, nos miramos en silencio, sentí sus dedos acariciando con ternura mi rostro, era tan tierno que me refugie en sus brazos con la seguridad que nunca me faltarían.

 Continúa…

 


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