Era una noche en la ciudad de Tokio, donde un joven universitario de finos cabellos dorados, ojos azules como el mar y un perfecto broceado, el cual se llamaba Hyoga, se dirigía a su hogar después de un atareado día de estudio, cuando de pronto un pequeño niño de más o menos 5 años de edad se chocó contra este:
-Lo siento señor fue mi culpa-Decía el niño sobándose la cabeza por el impacto resiente.
-No pequeño fue mi culpa-Decía Hyoga mostrando una sonrisa en señal de disculpa.
-HIJO YA VAMONOS-Decía una voz a lo lejos-YA VOY MAMI-Decía el niño corriendo hacia su madre-Por cierto chao señor y gracias-Dijo el menor ya sosteniendo la mano de su madre caminando lentamente hacia el horizonte desapareciendo de la vista.
-Los niños ahora son tan inocentes-Decía Hyoga mirando la figura del niño desapareciendo en el atardecer.
Hyoga se dirigía a su hogar pero de pronto empezó a llover y se tuvo que refugiar en una tienda cercana.
-qué mala suerte-Decía el rubio observando con seriedad la lluvia.
De pronto Hyoga visualizo a lo lejos un bello adolecente de su misma edad tenia cabellos verdes, ojos color esmeralda y piel blanca como la nieve. Pero aquel chico estaba con las ropas rasgadas y además era perseguido por tres hombres con machetes y armas amenazando al joven.
-¿Por qué lo persiguen?-Pensó Hyoga intrigado por la situación-Mejor voy a ayudarlo-Volvió a pensar mientras se dirigía al lugar donde ya estaba arrinconado el chico peli verde.
-Por favor no me hagan daño-Suplicaba el oji-esmeralda mientras chocaba contra la pared arrinconado por los hombres.
-Podremos ganar bastante dinero si vendemos a este chico en una subasta (en Tokio cada mes existe una subasta donde se venden personas de otros países o del mismo) Decía el hombre alzando el machete apunto de golpearlo.
-No querrán lastimar a ese chico -Dijo Hyoga sosteniendo la muñeca del hombre que intento golpear al peli verde.
-Como te atreves a dirigirme la palabra mocoso – Dijo el hombre poniéndose en posición de ataque.
-Listo ustedes lo pidieron-Dijo el rubio saltando por los aires y en un abrir y cerrar de ojos el hombre estaba tirado en el suelo inconsciente.
-Lárguense de acá si no quieren terminar como el-Dijo el moreno como una orden a los secuaces del hombre.
-SI-Dijeron los hombres al tiempo que salían corriendo aterrados del lugar con su jefe a cuestas.
-Oye te encuentras bi……-Hyoga quedo perplejo por ver que aquel joven de cerca era hermoso tanto como sus verdes cabellos, sus ojos color rubí y su blanca piel, pero lo que más sorprendió a el moreno fue que aquel joven tenía una cola y orejas de neko que por cierto lo hacía ver más adorable.
-Muchas gracias por salvarme –Dijo el pequeño haciendo una reverencia.
-De nada-Dijo el oji-azul aun aturdido por la belleza del neko.
-Ah por cierto mi nombre es Shun-Dijo el peli verde soltando una sonrisa que en cualquiera causaría una hemorragia nasal.
-Mi nombre es Hyoga-Dijo el rubio-¿Porque te perseguían esos tipos?-Pegunto intrigado.
-No lo sé…lo único que recuerdo es mi nombre y que toda mi familia murió por causa de esos sujetos-Dijo con melancolía y frustración.
-¿No tienes a dónde ir?-Pegunto Hyoga preocupado por Shun.
-No-Respondió el menor.
-Si quieres puedes venir a mi casa, y quedarte unos cuantos días-Dijo el oji-azul mostrando una sonrisa.
-Si-Dijo el oji-esmeralda con un notorio sonrojo.
De ahí se encaminaron Shun y Hyoga a la casa del moreno.