“Te lo prometo”
*Hiroto*
Estaba mirando el atardecer, mientras mis pensamientos estaban inundados por un peliverde, suspiré automáticamente.
Hace mucho que quería decirle lo que sentía por el, pero me preocupaba como reaccionaría, simplemente no tenía las palabras para decírselo.
Entonces fue ahí, cuando oí que alguien gritaba mi nombre. Me volví y era el, se acercaba a mi corriendo a lo lejos.
Cuando finalmente llegó hasta mi, tomó el aliento ya que estaba agitado por el trayecto recorrido.
- No lo vas a creer, Endo se le acaba de declarar a Kazemaru, es todo un escándalo - mi corazón palpito tan rápido, acaso era el momento de expresarle mis sentimientos, pero me acobarde y no dije nada.
- Hiroto, ¿te pasa algo?
- Aah... no pasa nada - volví en si
- ¡¡Vamos, vamos!! - me jaló la chaqueta y corría tan rápido que sólo me dio tiempo de preguntarle a donde me llevaba.
El giro su cabeza para responder a mi pregunta y en cuanto hizo eso, se trompezó majando uno de sus cordones, trató de sujetarse a mi pero sólo logró arrastrarme con el.
Caímos al suelo y terminamos con algunos raspones en las piernas.
Nos miramos un poco asustados después del golpe que nos llevamos y no soltamos a carcajadas.
En ese momento me quedé idiotizado con la sonrisa de Mido y comprendí que si tenía que caer un millón de veces para verlo sonreír, lo haría.
- Hiroto-kun, ¿estás bien?
- Si - le respondí mientras me ponía en pie y sacudía mi ropa - ¿Y tú? - en tanto, le extendí la mano para ayudarlo a levantarse.
Intentó impulsarse con mi mano hacia arriba, pero se había lástimado el tobillo, por lo que tuvo que apoyarse en mi hombro.
En el intento de caminar, noté que le costaba trabajo apoyar su pie izquierdo y le dije:
- No te esfuerces demasiado
- No te preocupes estoy bien - propuse cargarlo en mi espalda hasta llegar a una farmacia, no quería, pero finalmente accedió.
En el transcurso del camino se disculpó.
- Lo siento, no quería causarte molestias - como podía causarme molestias si es la persona más importante para mi. Pasar el tiempo junto a el me hacía el chico más feliz del mundo.
-No te preocupes, no es una molestia - le aclaré - Al contrario me gusta ayudarte en todo lo que pueda.
Oí que se quejaba del dolor en su pie y al instante recostó su cabeza en mi hombro.
Podía escuchar su respiración lenta y profunda a la vez, era la primera ocasión en la que estaba tan cerca de mi, no quería separarme de el, así que alenté el paso pero ya era tarde la farmacia estaba justo al frente.
Estando ahí, le vendaron el tobillo.
Estaba tan preocupado por Mido-chan que no me percaté que mi rodilla estaba sangrando hasta que el me lo dijo.
- ¡Que tonto eres! ¡Te dije que estaba bien! Ahora tu rodilla está sangrando - miré hacia abajo y tenía un poco de sangre, no era nada grave pero Mido se encontraba estérico.
Sonreí un poco, el estaba sobre protegiéndome, después de todo si le importaba.
Se acercó lentamente a mi, limpió mi herida y me colocó cuidadosamente una bandita.
Salimos de ahí y nos encontramos con Endo y Kazemaru estaban tomados de la mano.
Entonces fue ahí donde me imaginé a Mido abrazandome tan fuerte... Pero todas mis ilusiones se esfumaron, cuando el me sacudió para que reaccionara.
- Hiroto-kun, ¿te encuentras bien? - estaba tan cerca de mi, que me puse muy nervioso y sólo podía ver sus labios tan perfectos, tenía ganas de besarlo.
- Si - pude apenas responderle
- Actúas muy estaño, ¿seguro que estás bien? - no le respondí la verdad no me sentía muy bien que digamos, el golpe en mi rodilla me estaba haciendo delirar por así decirlo.
Nos detuvimos un momento, ya había anochesido, mi peliverde se quejó nuevamente del dolor. Así que se sentó en una banquilla debajo de un árbol y estiró su pierna sobre esta, yo quería ayudarle así que le dije.
- Tengo un remedio para tu dolor.
- ¿En serio? ¿Cuál es? - me preguntó inocentemente. Me incliné hasta su tobillo y lo besé.
- ¿Hiroto? - musitó mi nombre mientras se le coloraban las mejillas.
El viento soplo fuertemente su pelo se meneaba mientras le cubría la cara. Me puse de cuclillas, estiré mi brazo y le aparté el cabello de su hermoso rostro.
Me tomó la mano, justo cuando la hiba a retirar y la deslizó sobre su melilla lentamente cerrando sus ojos.
Estaba empezando a provocarme, pero me resistí para no perder el control, lo cual fastidió a Midorikawa.
Se puso de pie, dispuesto a marcharse con una expresión de disgusto.
Avanzó unos pasos, antes de que se pudiera alejar más lo tomé de las muñecas, trató de liberarse y me gritó exaltado.
- ¡Déjalo quieres! - forcejió conmigo, lo retuve fuertemente de las muñecas, acorralándole contra el árbol.
- ¡Ya sueltame, me estás lástimando! - dijo sollozando y con miedo, me acerqué a el y le susurré al oído dulcemente
- Te quiero Mido-chan, yo sería incapaz de lastimarte - mi peliverde se puso rojo y bajó un poco su cabeza, lo liberé finalmente.
- Yo... siempre te he amado - me dijo, lo miré y el alzó su cabeza nuevamente, besé su cuello, su barbilla y por último sus labios.
Este último se tornó de pura pasión, en tanto puso sus brazos sobre mis hombros yo tomé su cintura apegando su cuerpo contra el mío luego se separó de mi un instante.
- Me estoy angelando - dijo como chico travieso, lo rodié con mis brazos para protegerlo del frío.
- Hiroto... no me dejes ir, abrázame fuerte - asentí.
- Jamás me separaré de tu lado, LO PROMETO...
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-- Enviado desde mi Palm Pixi