CAPITULO I.
Tortuga Yeye
Sabía que era muy reservado y a pesar de que éramos amigos y compañeros de habitación nunca había visto a Yesung en esa condición: con los ojos rojos e hinchados de tanto llorar, cuando no sollozaba hipaba y cada vez que lo hacía sentía como mi corazón se contraía como si un puño lo aplastara.
No sabía qué hacer, lo mire de lejos y sopese cada opción, decidí que morir de la pena no importaba si muriendo lo hacía sentir mejor. Me acerque sigilosamente a el por la espalda y lo abrace fuertemente, cerrando mi puño derecho sobre la muñeca izquierda y apretándolo. Al principio lo note renuente a aceptar ser abrazado por la fuerza más sin embargo momentos después dejo de hipar.
—¿Wookie?
—Si— Respondí y lo solté lentamente, lo había abrazado con tanta fuerza que mis brazos hormigueaban.
Se levanto y me abrazo de frente, sabía que estaba llorando nuevamente por que sus lagrimas, que resbalaban por sus mejillas, caían sobre mi hombro, mojando mi camisa, traspasando hasta mi piel donde cosquilleaban de una manera extraña.
—Yesungie —Dije después de un rato temiendo que volviera a llorar— ¿Qué paso?
No iba a preguntar si estaba bien porque claramente no lo estaba, simplemente obtuve una negación como respuesta y no quise cuestionarlo más. Lo tome de la mano y nos sentamos en la cama, limpie los restos de las lagrimas en su rostro y sonreí.
—Mejor— Dije y ordene su cabello.
—Gracias Wookie— Tartamudeo
Respondí un ‘de nada’ y lo volví a abrazar. Cuando abrir los ojos no vi nada más que oscuridad, intente ver el reloj de la mesita de noche: 4 am. No sentía el brazo y me di cuenta estábamos acostados en la misma posición, abrazados.
—¿Wook?— Pregunto adormilado.
—Perdón, no te quise despertar —Me regañe mentalmente por haberlo despertado— Me cambiare a mi cama.
Me acosté en mi cama fría y suspire, sentía como si durante el día mi pequeña cama hubiera crecido, reí al darme cuenta lo absurdo de ese pensamiento, asumí que Yesung se había vuelto a dormir y yo me quede mirando el techo largo rato, preguntándome que le había hecho tanto daño, o quien lo había herido.
—¿Estas dormido? —Pregunto Joon Woon en un susurro— Que pregunta tan tonta. ‘Si estoy dormido’ como si fuera a responder una persona dormida.
—‘Sí, estoy dormido’— Respondí, ambos reímos— ¿Estás bien?
—Supongo que sí. —Casi podía ver como se encogía de hombros.
—Me alegra. — No hacía falta decir que no me convencía que estuviera del todo bien pero en realidad no podía hacer nada.
Sentía como ese silencio incomodo nos envolvía y como siempre que eso ocurría comencé a parlotear.
—Mañana tengo que ir a la tienda por que se nos terminaron algunos de los condimentos que necesitare para hacer pasta también quiero pasar a comprar algunas patatas dulces, creo que al fin descubrí como hacerlas. — Mi voz no era suficiente para aligerar el ambiente de la habitación y en algún lugar entre el partido de futbol de la semana y la manera correcta de poner una estampilla me di por vencido.
—Leeteuk me rechazo —Dijo al aire— Me declare y primero dijo que sí. Pasamos la noche juntos fue… —Pude notar un poco de duda en su voz— Fue la primera vez que… A la mañana siguiente me pidió perdón. Nunca lo había visto tan preocupado, por supuesto que lo perdone, le prometí que todo estaría como antes, que nada había pasado entre nosotros pero ahora… Ahora no se si podre mirarlo a los ojos y pretender que no me sentí utilizado, engañado.
Mientras hablaba un nudo se formaba en su garganta, estrangulando algunas palabras, haciendo que su voz fuera aguda a ratos. No sabía qué hacer, ¿Qué debía decir?
En la semi oscuridad extendí mi brazo entre las camas y espere a que tomara mi mano.
Creo que para los demás era imperceptible la tensión entre el ángel y el chico tortuga pero para mis ojos la tensión se podía cortar con un cuchillo. Siempre que Yesung se veía forzado a compartir con el líder podía ver como se rompía su corazón con cada palabra que compartían y comencé a querer evitarlo, a pasar la mayor cantidad de tiempo con el evitando que se quedara a solas con él.
—Trajimos películas— Dijo emocionado Eunhyuk al entrar con varias bolsas— ¡Maratón de películas de terror!
‘Mejor decir aquí corrió que aquí quedo’ era una frase con la cual estaba muy familiarizado, pero no por hacer caso sino por todo lo contrario. Si yo fuera inteligente no hubiera estado hecho un ovillo en el piso gritando cada que el asesino con la máscara de plástico salía blandiendo sus cuchillos llenos de sangre.
Un grito, yo saltaba.
Un cadáver, me mordía los nudillos.
Un chorro de sangre, me tapaba los ojos.
Un fantasma, gritaba.
Cuando las películas terminaron y fue hora de dormir me sentía entumido, con los ojos abiertos como platos y probablemente más pálido que Heechul, entre en la habitación y cerré la puerta detrás de mí, cerré los ojos y respire profundamente. Unas falanges frías presionaron mi hombro, salte y grite histéricamente.
—¡Wookie, Wookie! —Dijo Yesung abrazándome con fuerza— Soy yo.
Esa noche me mantuve despierto dando vueltas en la habitación con la luz encendida, esperaba que no molestara a Yesung pero si lo hacía no podría hacer nada al respecto por que sin luz podría entrar algún lunático por la ventana y matarnos mientras dormíamos. Revise el seguro de la puerta y cerré las cortinas, escondí todos los objetos punzocortantes en una caja y la puse debajo de la cama.
—¿Ya es de día?— Pregunto Yesung adormilado.
—No realmente. —Respondí un poco apenado. El chico tortuga miro su reloj y suspiro.
—¿Sigues asustado?
—No.
Me miro
—Un poco.
Siguió mirándome.
—Aterrado.
Rio suavemente.
—Entra —Dijo y me hizo un espacio a su lado. Por un momento lo dude pero al escuchar pisadas en el pasillo me metí a su lado y cerré los ojos. Si bien mi cabeza toco su almohada me quede dormido.
Golpes insistentes me despertaron, alguien intentaba entrar. Esto era todo, íbamos a morir. Me escondí debajo de las cobijas y cerré los ojos pidiendo que fuera una muerte rápida. Escuche como metían la llave en el cerrojo, la giraron tres cuartos a la izquierda y se escucho el clic que libero el seguro, la puerta se abrió suavemente.
—¿Por qué tenias la puerta cerrada con llave? —Pregunto Leeteuk preocupado— ¿Estás bien?
—Sí.
—¿Dónde está Wookie?— Interrogo la omma.
—No lo sé —Respondió nervioso Yesung mientras intentaba cubrirme con las cobijas. Aun estaba enamorado de él, aun tenía el corazón roto.
Dormimos juntos nuevamente, el me abrazaba y yo dejaba de tener miedo, a la tercera noche pude dormir sin asegurar las puertas.
—Toma —Dijo y me dio una bolsa grande— Tendré que salir a Cheonan* volveré en un par de días.
Sujete la bolsa y la mire sin saber exactamente qué hacer.
—Aunque digas que ya no tienes miedo te mueves mucho durante la noche y me aprietas el brazo, no quiero que pases una mala noche en mi ausencia.
—Ya no tengo miedo— Murmure mirando el piso.
—Ábrela —Pidió— Te cuidara bien.
Abrí la bolsa con cuidado y saque su contenido que estaba envuelto en papel verde, lo desenvolví y vi una tortuga gigante, una tortuga de felpa. La abrace y sonreí.
—¡Gracias Yeye! —Bese la mejilla de la tortuga de felpa— La llamare… Tortuga Yeye