Le había tomado mucho esfuerzo y tiempo poder librarse de todas aquellas de sus fans, saco sus llaves de su bolsillo para poder abrir la puerta de su apartamento, ahora que lo pensaba que el lugar en el que vivía era muy hermoso y claro bastante lujoso y estaba seguro que debía de agradecérselo a su padre, ya que al cumplir la mayoría de edad hace ya tres años en el testamento se marcaba que los hoteles serían para Itachi y las propiedades para él, además de administrar, después de terminar la universidad, él se encargaría de llevar todas las cuentas del negocio y podía disponer de todas las ganancias que obtuviera de los lugares antes mencionados, todo dependiendo del uso que le quisiera dar, por ahora el apartamento en el que vivía solo era un lugar para poder ir a dormir después de un largo día en la universidad o para poder revol… tener noches divertidas con algunas de sus “amistades” nocturnas, por lo general lo ocupaba para eso, además la zona en la que se encontraba le hacía fácil llegar al centro y a las zonas comerciales más caras de la ciudad, el edificio era bastante grande de diez pisos y en cada piso se encontraban dos apartamentos, él obviamente vivía en el último ocupando el pent-house con el tamaño de todo el piso, contaba con la cocina que era espaciosa, su dormitorio que es el más grande con una gran cama casi del tamaño del ego del moreno para poder pasar unas “noches” placenteras y poder “descansar”, además de contar con dos habitaciones para invitados, aunque una la ocupaba para ser su pequeña biblioteca y gym privado, la sala era bastante grande los muebles eran de un hermoso color chocolate de cuero, como todo buen Uchiha de la mejor calidad cada mueble, producto tanto higiénico como para alimentarse, ni hablar de su guardarropa, parecía que él solo podría hacer más millonarios a los dueños de las mejores marcas de ropa, él siempre se decía a cada mañana “soy lo mejor, así que merezco lo mejor”, siempre tan humilde, las sabanas de su cama eran de seda de un color azul marino con leves toque de plateado, el baño de dicha habitación era muy grande comparado con un baño común, una gran tina de hidromasaje, una regadera donde podrían entrar dos personas sin problemas. Al abrir la puerta pudo admirar todo su “territorio” y sentirse completamente orgulloso y feliz de vivir ahí, aunque ahora que lo veía bien todos estaba un poco desordenado no había tenido el tacto de ponerse a acomodar su dulce hogar, pues salió con la terrible noticia que apenas había recibido aquella luminosa mañana, así que sin pensar más se tomó todo el tiempo que tenía para recibir aquel misterioso “paquete” y dejar impecable su casa.
La vida del rubio era otra, él no era una persona adinerada pero tampoco se consideraba una persona pobre, digamos que estaba ubicado en las zonas medias altas económicamente hablando, vivía en un pequeño apartamento algo lejos de su universidad, por lo general le tomaba hora y media el poder llegar, su hogar contaba con dos baños, uno en su habitación y otro bien colocado en la sala de estar para que la visitas pudieran entrar tranquilamente, su habitación y la de huéspedes, la segunda era un poco más pequeña que la principal, pero tenía lo necesario para poder recibir a cualquier buen amigo del rubio, cerca de su televisor y sillones estaba su biblioteca llena de libros sobre psicología, novelas de todo género, varios libros también sobre cocina, la cocina era mediana apenas podían ocuparla dos personas y así no poder chocar ni estovarse, los muebles de su casa en general eran de un lindo color café claro, cada que lo veía se reía y decía “siempre que los veo se me antoja un delicioso café con leche muy dulce”, los colores de las sabanas de su cama eran de color naranja con burbujas de color azul cielo, sí que era una combinación bastante extraña, pero ante sus ojos hacían un combinación perfecta, su guardarropa estaba lleno de muchos colores tanto brillantes y escandalosos como colores obscuros y serios como los que lleva este precioso día, la gente que entrara a su casa y observara con detenimiento su biblioteca notaria las fotos de sus padres y algunos familiares él estaba completamente agradecido con sus padres, ya que ellos lo daban todo por él, su único hijo, es la adoración de ambos, su madre es una mujer bastante enérgica y “mandona”, pero a él no le importa mucho pues así la ama, su padre, oh su padre, siempre tan tranquilo dejándose llevar por los arranques de su amada esposa, para no hacerla enojar más siempre le da la razón y trata de mantenerla de buen humor y tenía sus “trucos” bajo la manga, ese tema no era mucho del interés del pequeño Naruto, ahora que lo pensaba era un suerte que pudiera estar en esa universidad tan cara, puesto que las mensualidades eran bastante altas, pero por su esfuerzo y deseo de ser el mejor psicólogo del país y chef repostero había estudiado con todo el ánimo del mundo y así no defraudar a sus padres además de hacerlos sentir orgullosos de su único hijo.
Se acercó a su ropero para poder elegir la ropa que se pondría para poder presentarse ante el hermano de su senpai y poder dar una buena primera impresión, tomo su toalla preferida, porque el joven era fanático de las toallas de muchísimas figuras y colores, cada que podía usaba una diferente cada día al bañarse, al encontrarse desnudo frente al espejo se observó un momento, era un poco delgado, de hecho su médico le recomendó subir un poco de peso puesto que estaba un par de kilos bajo su peso y en su condición de doncel eso no era la mejor opción, podría presentar muchos problemas de salud, aunque no debía de preocuparse mucho por eso, puesto que aún era virgen y siempre se mantenía en forma para no enfermarse y estar listo para entregarse en el matrimonio, vaya que era anticuado, la mayoría de sus amistades donceles ya habían tenido su experiencia sexual con algún varón, aunque a algunos solo los habían utilizado para eso y otros habían corrido con la suerte de un amor bastante grande y por otro lado el único que compartía su forma de pensar era su mejor amigo Gaara, aunque el pelirrojo tuviera pareja y pensaran casarse dentro de un par de años, aun se mantenía “puro” para ser solo de su próximamente esposo.
Miro su reloj y pudo darse cuenta lo perdido que se quedó en sus pensamientos y solo le quedaba una hora y media para estar tocando la puerta de la casa del “pequeño” hermano de Itachi. Se ducho de manera exprés y aun con la toalla atada a su cintura miraba de un lado a otro todo lo que tenía colgado, hasta que al fin encontró algo que le parecía que quedaría perfecto con la ocasión, se vistió lo más rápido que pudo y al mirarse frente al espejo, no dudo que este día sería en el cual mejor se vistió, llevaba una camisa de manga larga de color azul aciano, junto a un saco de color azul marino, unos jeans de color gris obscuro, y unos lindos y comodos zapatos negros, su cabello ligeramente húmedo y algo acomodado, se puso su mejor loción, la cual era un Hugo Red, apenas se la habían regalado, más bien era un envió de sus padres tras haber cumplido tres años por estar lejos de ellos.
Sonrió para si mismo y salió de su apartamento, se había logrado preparar en 40 minutos, y tenía el tiempo justo para llegar a la dirección que se le indico por mensaje.
El azabache menor se encontraba peinando su alocado cabello, la roba que llevaba era un poco informal, al fin de cuentas no iba a recibir a alguna belleza de la vida, ¿verdad?, cuando al fin pudo acomodarse el cabello escucho como tocaban a su puerta, se dedico una media sonrisa y fue directo a abrir.
Pero grande fue su sorpresa al encontrarse con aquel hermoso rubio con el que se había topado esa mañana, se quedó boquiabierto al verlo tan perfectamente vestido y con ese delicioso aroma que lo hipnotizo al momento. Por otro lado Naruto no espero que aquel loco pretencioso fuera el hermano de su senpai, pero se sonrojo en extremo al verlo de cerca y con aquellas ropas tan ligeras, pero tenía que aceptar que se veía sexy, con aquellas bermudas de color marfil, unos zapatos muy casuales de color arena y una camisa sin mangas de color vino opaco, solo se miraron unos segundo para después al mismo tiempo terminar frunciendo el ceño, agarrar aire y apuntarse con el dedo…
-¡¡¡¡TU!!!!- se miraron sorprendidos, pero uno mas que el otro, ¿Cómo diablos el oji-azul supo donde vivía?-¿Qué haces aquí?- pregunto Sasuke con un tono de voz bastante amenazante.-tu…eres el hermano menor de Itachi-senpai…-le miro unos segundos sin comprender… hasta que se dio cuenta de los que pasaba.- ah… tú debes de ser alumno de mi hermano-carraspeo un poco para poder seguir hablando.- pero aun así me gustaría saber qué haces aquí…- le miro esperando una respuesta de su “inesperada visita”.-pues… en primera no soy alumno de Itachi, soy su ayudante, en segunda y la más importante razón por la cual estoy aquí es porque Itachi-san me pidió que te cuidara mientras él se iba de viaje y sino te molestaría ser un poco amable y caballeroso, ¿me dejarías pasar? Es raro tener una conversación así en pleno pasillo ¿no?- el moreno analizo la situación y le dio toda la razón solo se hizo a un lado y lo dejo pasar no sin antes mirar aquel hermoso trasero que tenía frente a sus ojos.
Naruto miro todo a su alrededor, vaya que le sorprendía donde vivía aquel “don juan”, desde que había llegado al edificio se sorprendió al igual que darse cuenta que el muy millonario vivía en el pent-house.- toma asiento…- miro unos segundos a su anfitrión, quien apuntaba a uno de los sillones de la sola, él solo asintió y se sentó un poco incómodo.- entonces… se supone que estarás al pendiente de mí, aunque se más hace un poco exagerado por parte de mi hermano el traerme a un “niñero”, aunque se lo agradezco, esbozo una pequeña sonrisa que al rubio le pareció de lo más linda y sincera.-así que no sé por qué te dejaste convencer tan fácilmente por sus mentiras tan tontas, a menos que seas un idiota-eso sí que hizo enojar al pobre rubio, el cual le miro incrédulo unos segundos para después fruncir el ceño al máximo, sus mejillas se pusieron rojas pero del coraje.- sabes… yo sé que le paso a tus padres y que fue un golpe muy fuerte, además para tu suerte estoy a mediados de mi carrera en psicología y si no te comportas, me veré en la necesidad de raparte la cabeza y ponerte unas zondas cerebrales para poder comprender ese humor que te cargas- el azabache de mirarle de forma tranquila y hasta cierto punto burlona se convirtió en una de temor, aunque trato de disimularla.- si necesito un sujeto para mi tesis tu serás al que analizare, serás mi pequeña rata de laboratorio…- Sasuke solo abrió los ojos como platos y asintió ligeramente, él no es un hombre que se asuste con facilidad, pero ese hermoso rubio con aquel tono de voz tan frio como un científico loco y esa sonrisa fingida, le dejo congelado, jamás se había sentido dominado en su vida, ni siquiera por su hermano Itachi.-no creas que me asustas pequeño loco, solo seré alguien civilizado, te tendrás que ganar mi respeto- Naruto regreso a su semblante normal y alegre, por lo menos tratarían de llevarse bien solo por tratarse de Itachi.- Bien, estoy de acuerdo, ahora solo hay que acomodarnos para que pueda pasar a despertarte y si haces un espacio en tu ocupada agenda para poder charlar sobre cosas que te estresen- Naru le dio una gran sonrisa, hablando así si que sonaba como todo un psicólogo.-Ven te mostrare mi casa y tal vez puedas ocupar la habitación de huéspedes de vez en cuando, digo por si se hace tarde y cosas…- se miraron unos segundos para después comenzar a andar por toda la casa, tal vez tratar con Sasuke Uchiha no sería tan difícil, siempre y cuando no se pusieran a pelear.