Bueno ya conocieron a uno de nuestros personajes principales, ahora se han de preguntar “¿Quién es el otro chico?”, pues ya saben su nombre, pero no saben bien como es, así que es hora de presentarlo…
Los rayos del sol se colaban por las cortinas de su habitación obligándolo a despertar, abrió con pesadez los ojos, de sus labios salió un bostezo y en seguida se estiro un poco, con esa acción sintió otro cuerpo a su lado y vio a una de sus compañeras de la universidad cómodamente dormida, siendo solamente cubierta por una sabana de seda, al verla ahí pequeños recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente y una mueca de asco se formo en su rostro, ¿Por qué se acostó con aquella mujer?, no era nada atractiva, no tenía una figura que le llamara la atención, par describir a la pobre mujer con una sola palabra era una tabla con vida propia, sí eso era.
Se levanto de su cama despertando de paso a la chica que antes estaba durmiendo y sin tener un poco de educación la corrió de su departamento como si de un animal se tratase, además de mencionarle un par de cosas muy groseras, logrando que la chica llorara desconsoladamente y saliera de ahí. Vaya que eso hizo que el dolor de cabeza aumentara más, maldita resaca, se regaño a si mismo mentalmente, no volvería a tomar en aquel bar de mala muerte de nuevo, es más ya ni recordaba cómo fue termino ahí, eso ahora no venía al caso, pues el sonido del timbre lo hizo salir de sus recuerdos, ¿Por qué siempre que iba a visitarlo tocaba el timbre?, ¿no se suponía que tenia llaves de su departamento?, prefirió ignorar el segundo toque y se dirigió al baño para tomar una merecida ducha para quitarse el olor a alcohol y a perfume barato de mujer. Al estar frente el espero de su baño se miro con detenimiento, ojos negros como la noche, piel tan blanca que parecía un vampiro, sus labios finos y delgados, su cabello negro azulado y su corte característico, cuerpo marcado sin exagerar, su altura pasaba la promedio de todo Japón, de nuevo se hecho un vistazo, en definitiva era un hombre realmente apuesto y nadie se le resistía, sonrió de medio lado y se dispuso a ducharse como Dios manda.
Después de unos diez minutos, ya estaba listo, el conjunto de ropa que llevaba hoy era una camisa negra de vestir, con las mangas dobladas hasta los codos, los primeros dos botones abiertos dejando ver el dije que colgaba de su cuello, pantalones de mezclilla negros y zapatos de vestir, se puso un poco de loción y quedo perfecto como siempre.
Al salir de su habitación, llego a su nariz el olor de un delicioso desayuno y a sus oídos la voz de su hermano.
-Buenos días hermanito- miro a su hermano, quien salía de la cocina con una jarra de jugo de naranja en las manos.
-Buenos días Itachi- ese era el nombre de su hermano mayor, Uchiha Itachi, un hombre un poco más alto que él, era mayor por cinco años y a pesar de sus veintiséis años se veía de veintiuno como él, su hermano era un reconocido chef y hotelero, ya que él se encargaba de los hoteles que le habían heredado su padre al morir en aquel trágico accidente de avión, junto a su madre.
-oye, ¿Por qué no traes tu traje de negocios esta mañana?- pregunto el menor sentándose a la mesa para comenzar a desayunar, mientras su hermano hacia lo mismo.
-pues… saldré del país por un viaje importante- dijo un poco triste, pues desde la muerte de sus padres jamás había dejado a Sasuke solo, durante trece largos años.
-¿Cuánto tiempo estas fuera?- pregunto Sasuke mirando el desayuno que le había preparado, no era algo extravagante pero si era delicioso, un par de hot cakes, con la crema dulce especial al puro estilo Itachi, con un vaso de café y otro más con jugo de naranja y unas pastillas para el dolor de cabeza, vaya que su hermano si lo conocía a la perfección.
-medio año o tal vez un año…- dijo Itachi en un susurro algo triste. Esta notica había dejado a Sasuke algo asustado, pero él ya es un hombre que puede vivir “SOLO” completamente.
-pues no debes de preocuparte por mi… estaré bien así que ve sin presiones- miro a su hermano con una media sonrisa, la cual fue correspondida por una igual y un leve gracias.
El desayuno paso sin apuro alguno, su hermano lo dejo solo en casa. Aún le quedaba un poco de tiempo en casa, pensaría como tratar de pasar ese año completo sin la presencia de Itachi, ahora que pensaba las cosas fríamente… desde la muerte de sus padres nadie se había acercado a él y si alguien se quiso acercar, se encargo de alejarlos de su vida, siempre que se sentía solo lloraba desconsoladamente en su habitación hasta caer dormido, pero desde hace un par de años comenzó a llenar ese hueco en su corazón saliendo continuamente con varias mujeres y solo era una noche con ellas y al día siguiente no recordaba ni sus nombres y si las veía de nuevo las ignoraba completamente o si deseaba estar con ellas de nuevo le hablaba y las encantaba.
Salió de sus pensamientos al escuchar el sonido de su celular, al parecer era un mensaje, miro la pantalla y leyó el mensaje, era de Itachi.
“Oye… creo que olvide unos cuchillos importantes en tu apartamento, je je. ¿Podrías pasar a por mi salón y dejarlos en mi escritorio?, no importa si es después de tus clases, pero tienes que dejarlos.”
Una venita de enojo salto en su frente, pero era su hermano y solo era un pequeño favor, así que lo cumpliría, salió de su apartamento y bajo hasta los estacionamientos, sin perder mucho tiempo subió a su Pontiac Solstice gris, el cual era cortesía de su hermano ya que fue un regalo de cumpleaños del año pasado.
Al cabo de unos veinte minutos ya estaba bajando de su lujoso coche en el estacionamiento de la universidad, llevaba consigo una caja con los cuchillos de Itachi, ya que prefería pasar de una vez y dejarlos en su escritorio, como aun tenía algo de tiempo tomo el camino más largo para llegar a la zona de gastronomía.
Seguía pensando en como pasar tanto tiempo completamente solo, hasta que una hoja de cerezo callo graciosamente en su nariz y la trato de quitar moviendo un poco la cabeza, lo cual fue muy mala idea, pues perdió un poco el equilibrio y choco contra alguien…
Y así fue como termino en el piso con ese agradable rubio, el cual cubría su herida con suma preocupación, ¿de donde habría salido?, ahora que lo miraba bien, jamás lo había visto en esa parte de la universidad, pero el destino se lo puso al frente, aunque haya sido de una manera no muy agradable, pero así es el destino, no todo sale como lo planeas.