Culminando las vacaciones, cierto joven pelirrojo no podía maldecir más que en toda una vida común. Para él era inevitable no tener las ganas de no ir al colegio, pero no eran las mismas ganas de no ir que la del resto. ¿Por qué tenía que dejar que un montón de idiotas se encargaran de su educación?, la única educación que el necesitaba eran las reglas a romper de la asquerosa sociedad actual.
-Gaara- kun! Se hará tarde para tu primer día de clases!- su hermana lo llamaba desesperadamente debajo de las escaleras. Temari era una de las pocas humanas que soportaba, que más le tocaba, ella se encargaría de su vida hasta los 18 al menos.
El joven bajo las escaleras, decidido y serio como todos los días, tomo su bolso, su almuerzo y se largo silenciosamente para no tener que despedirse de su hermana.
Iba caminando por la calle, viendo a los otros jóvenes que también se dirigían a su mismo colegio, no conocía a la mayoría de ellos, solo los reconocía por el uniforme.
Luego del metro, cruzo algunas calles y entro al instituto, compuesto principalmente por grandes jardines, muy bien cuidados y limpios, la mayoría con frondoso arboles y flores a cada extremo de hectárea.
Paso al lado de un grupo de niñas que le quedaban mirando embobadas y empezó a maldecir por dentro, 3 años del mismo instituto y aun no se acostumbraba a las tonterías de las niñas de primero, pensando solo en el niño que les gusta y sin saber que están siendo egoístas.
Al cruzar otro jardín, no puedo evitar el ver a una pareja compartiendo miradas en la copa de un árbol, gaara empezó a maldecir de nuevo, ignorando que dentro de sí surgía un nuevo sentimiento de curiosidad.
A su edad jamás experimento “eso” de las parejas, tampoco le llamaba mucho la atención, jamás tuvo un amigo cercano o algo que se le pareciera, le causaba frustración el hecho de cómo una persona pudiera encontrar “algo especial” en otra.
Empezó a sentirse molesto, se supone que los humanos son lo bastantemente inteligentes para evitar ese tipo de cosas, es exactamente lo que se diferencia de otro animales.
*enamorarse, eso solo lo hacen las bestias* con este pensamiento gaara se sintió mucho mejor, gracias a su superación de la sociedad, y su propia superioridad de la humanidad.
Al terminar de cruzar los jardines y la cancha de juegos al aire libre, se dirigió a la oficina de control de estudio, ubico su horario, su salón y luego se dirigió hasta el.
En su nuevo salón habían muchas caras nuevas, o podrían ser las mismas, al fin y al cabo nunca detallaba un rostro de más, eso era una pérdida de tiempo, ni el mismo conocía su propio rostro del todo, de todos modos jamás se podría considerar a si mismo como a alguien igual que los demás.
Se sentó en un escritorio al lado del ventanal, con la mirada fija de todos puestas en el, gaara solo suspiro y recostó su mejilla contra la palma de su mano, que a su vez se sostenía del marco del ventanal, acto seguido todo empezaron a murmurar.
Todos hablaban con la intención de que gaara no los escuchara, para poder hacerlo de el con toda libertad.
-Sabaku no Gaara ¿eh?, se dice que su padre es un sultán de arabia y lo envió aquí a estudiar, ya que allá las escuelas no son muy buenas, y supongo que es el heredero..- decía un muchacho a un grupo de niñas que lo observaban.
-ahh Gaara-san es tan especial, me gustaría que me mirara, tal vez con odio, pero que me mirara solo una vez- decía una de ellas con especial brillo en los ojos.
Gaara escucho todo aquello, pero no quería dirigirle la palabra a alguien tan insignificante, de hecho la situación le hacía gracia, la forma de pensar de las personas puede ser muy infatilmentesadico* si se supone que te gusta alguien, ¿para que quieres que te mire con odio?.
Gaara paso toda la clase analizando sobre esto y aquello, las posibilidades de y estadísticas de tal por ciento de personas que no se conocen y que piensan igual. Llegando a la conclusión de que la sociedad esta intercomunicada por personas con gustos similares, terminando en relaciones y emparejamiento. En este análisis extrañamente no lo hiso con el gobierno en mente.
También pensó en que si el encontraba a alguien con mismo desprecio hacia al mundo, ¿se formaría para él, ese tipo de relación?.