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Los motivos de Rukawa por Paz

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Notas del fanfic:

Aquí tenéis un nuevo fic, en realidad no es tan nuevo... tiene ya sus añitos... deseo que los disfrutéis.

Notas del capitulo:

Esta historia consta de dos capítulos y a través de ellos veréis como para Rukawa transcurren las noches.

Los motivos de Rukawa

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

Ru y Hana

By Paz

Capítulo I: Noches insomnes

 

 

Jueves, 15

Parque Kanagawa

18:15

Sakuragi pasaba por un parque cuando escuchó el peculiar sonido de un balón rebotando contra el suelo. Se acercó a la verja y distinguió a Rukawa que como si no hubiera tenido suficiente con el entrenamiento de esa tarde, llevaba a cabo una espectacular clavada; el Gorila les forzó al máximo y aún así él no parecía cansado.

Permaneció allí un buen rato observándolo, siguiendo sus movimientos, intentando aprender a moverse y ejecutar sus jugadas con la misma agilidad y elegancia que llevaba a cabo el kitsune.

Al parecer no tenía intención de dejarlo, y cuando se cansó de estar allí parado, traspasó la verja y se dejo ver.

Rukawa al sentirle se volvió. Sin palabras se dirigió hacia su bolso para guardar el balón y dejarle libre la cancha.

-No te vayas, Kitsune, juguemos un uno a uno, quiero tener un buen oponente –manifestó- si quieres… -agrego sin sorprenderse por la gélida expresión de su rostro que le miraba inexpresivo.

Rukawa aunque sorprendido al escucharle dirigirse a él, asintió en silencio y le lanzó el balón.

-A cien puntos. –propuso.

Sakuragi asintió.

Fue un partido reñido en el que los dos se entregaron plenamente, buscando el modo del burlar la defensa del contrario, en una serie de escaramuzas y carreras, en el que por parte de ambos llegaron a ejecutar clavadas, rebotes y tiros de tres puntos, ninguno quería rendirse, iban muy parejos en puntaje. Finalmente con un increíble tiro de tres, Rukawa se alzó con la victoria.

-Algún día te ganaré…

-Tal vez si, tal vez no… -aceptó recogiendo de su bolso un lienzo, secándose cuello y rostro. Guardó todo y se marchó como era habitual en él sin despedirse.

Sakuragi se quedo en el borde de la cancha mirándole alejarse. Cuando le perdió de vista, tomó su bolso y se marchó también retomando el camino a su casa.

 

 

 Jueves, 15

Apartamento Rukawa

20:20

Dejo su bicicleta atada a un poste de luz junto al edificio donde estaba su apartamento. Se trataba de una casa de  apartamentos bastante antigua y donde ya solo quedaban tres vecinos viviendo allí, incluyéndole, él vivía en la planta baja, enseguida entró en su apartamento, descalzo caminó hacia su dormitorio, donde dejó su bolso en el suelo, junto a la pared, se despojó de la remera y el pantalón deportivo dejándolos caer al suelo a medida que avanzaba hacia su aseo, la última prenda se la quitó segundos antes de meterse bajo el chorro de la ducha.

 

 

 Jueves, 15

Baño Rukawa

20:25

Permaneció quieto bajo el agua poco más de quince minutos, luego empezó a  asearse, al concluir cerró el paso del agua y salió de la ducha, al tiempo que recogía una toalla, comenzó a secarse el cabello, se acercó al espejo empañado limpiándolo, al instante su rostro quedó reflejado en él. Se miró al tiempo que murmuraba.

-Otra noche más. –su voz tenia un tono resignado. Mientras se secaba el cuerpo se inclinó a recoger su bóxer del suelo, hizo un bollo con él y lo lanzó a través de la puerta abierta, hacia el resto de prendas desperdigadas en el suelo de su dormitorio.

 

 

 Jueves, 15

Dormitorio Rukawa

20:41

Sin pensar en cubrirse salió del aseo dando unos pasos por su dormitorio mientras terminaba de secarse, finalmente, se detuvo ante su ropero, lo abrió. El espejo le devolvió la imagen de su cuerpo desnudo, se observó con expresión crítica y finalmente satisfecho con su examen sacó de un cajón un bóxer de color negro con círculos blancos y se lo puso.

-Decididamente va a ser una de esas noches sofocantes de verano –dijo a su propio reflejo antes de cerrar la puerta del ropero.

Cómo vivía solo, no se molestó en terminar de vestirse, Antes de salir de la habitación recogió la ropa sucia del suelo y llevándola al lavadero. Se trataba de un pequeño cuarto junto a la cocina, metió en la lavadora automática la ropa que llevaba, tras echar una medida de jabón giró el mando poniéndola en funcionamiento.

 

 

 Jueves, 15

Cocina Rukawa

20:45

El interior de la cocina tenía un aspecto inmaculado, como si nunca la hubiera utilizado. Dispuso los ingredientes necesarios para preparar Okonomiyaki, al tiempo que preparaba la mesa para cenar, entretanto se calentaban unas verduras que tenía del día anterior, cortó una rebanada de pan, se sirvió un vaso de agua y se dispuso a cenar.

Comía despacio, sabía que no existían razones para apresurarse. Cuando finalmente acabó puso más agua a calentar para hacerse un té. Le encantaba el té, no importaba que hiciera frío o calor, o que hora del día o de la noche se tratara, si le apetecía lo tomaba.

Se desplazaba despacio por toda la vivienda, nunca se apresuraba, todo lo tomaba con calma, excepto una cosa, el basquetball. En el juego entregaba todas sus energías, llegando incluso al agotamiento físico, en un desesperado intento por conseguir conciliar el sueño, aunque fuera una sola noche. Era lo único que pedía durante esas largas noches.

 

 

 Jueves, 15

Salón Rukawa

21:25

El salón era una habitación semi vacía, excepto un televisor sobre una mesa baja y un reproductor de video, un par de cojines para sentarse, amontonadas en el suelo, se veían media docena de cintas, no tenía nada más. Tomó una de ellas y la metió en el reproductor, con el mando en la mano fue a sentarse a dos metros de la pantalla, lo puso en funcionamiento, era un partido de basquetball de la NBA, se acomodó y permaneció quieto durante los primeros quince minutos de partido, luego lo quitó y busco un canal en el que estuvieran pasando algún partido en directo, cambio durante algunos minutos de un canal a otro, sin encontrar nada de su gusto.

Apagó definitivamente, esa noche no había nada interesante. Dio unos cuantos paseos por las habitaciones, mirando las paredes vacías y preguntando si era conveniente que volviera todas sus cosas a sus respectivos sitios. Sin tomar ninguna decisión volvió a su  dormitorio.

 

 

Jueves, 15

Dormitorio Rukawa

22:15

Como todas las noches, se entretuvo primero hojeando una revista, después escuchó algo de música y finalmente el calor, le obligo a sacudirse la ropa de encima de una patada para librarse del sofocante ambiente que se respiraba allí dentro, de nada había servido que se quitara el bóxer, había abierto la ventana de su dormitorio de par en par, más no corría ni una brisa, y finalmente volvió a cerrarla, porque en lugar de fresco, entraba aire caliente.

Se levantó.

 

 

Jueves, 15

Baño Rukawa

22:25

Dejo que el agua fría cayera sobre su espalda, las manos apoyadas en la pared y la cabeza inclinada. Sin saber porque aquella noche se sentía especialmente triste. Tal vez se debía a que una vez más había tenido un enfrentamiento con el pelirrojo, aunque no lo demostró cuando le pidió que jugaran juntos se sorprendió, porque hacía menos de una hora habían sostenido una nueva pelea, donde el capitán furioso con ellos, había dejando caer su puño sobre sus cabezas quitándoles las ganas de pelear durante un rato.

No sabía que motivaba que no fuera capaz de dormir, ni tampoco cuando fue la primera noche que le sucedió, en cambio si guardaba el recuerdo de su madre, relatándole cuentos, entreteniéndole con juegos y canciones, o bien garabateando cuadernos con lápices de colores, así fue como aprendió a dibujar, su padre protestaba diciendo que era anormal, que no podía ser hijo suyo, su mamá  no le escuchaba y tapaba sus orejas para que él no oyera lo que decía acerca de él, siempre la recordaría tan hermosa y etérea, con una hermosa sonrisa en sus labios, y  unos ojos azules como los suyos que siempre estaban tristes, se preocupaba tanto por él y nunca dejo de acompañarle, los primeros años le llevaba a ver a médicos especialistas, todos coincidían en decir que era su forma de ser y ninguno acertaba en dar un diagnostico razonable, su madre dejo de llevarle, siempre le decía que algún día, podría dormir toda una noche entera, que tuviera fe. Aún recordaba con dolor la noche que murió, él no lo sabía pero estaba muy enferma y una de aquellas madrugadas, se tumbo en el suelo como si estuviera dormida y ya no se movió. Sus lágrimas se mezclaron con el agua que caía. Salió de la ducha, secándose apenas para mantenerse fresco.

 

 

Jueves, 15

Lavadero Rukawa

22:55

Saco la ropa de la lavadora y la extendió para colgarla. Salió al patio interior sin preocuparse por su desnudez.

En cuanto abrió la puerta y encendió la luz se escuchó una voz chillona que gritaba:

-¡¡Hentai…. Hentai…!!

-¡Cállate! –Dijo a su loro- Deja de gritar, que vas a despertar a todos.

-¡¡Hentai…. Hentai…!! –gritaba más fuerte aún.

-¡Voy a encerrarte! –amenazó con su gélida mirada, señalándole con el índice.

Como si le comprendiera el loro enmudeció.

-Así estas mejor –tardó pocos minutos en terminar su tarea, apagó la luz y regresó al interior de la vivienda. No le preocupaban sus vecinos, se trataba de personas mayores, medio sordas y con problemas de visión.

 

Jueves, 15

Salón Rukawa

23:10

Sentado en el suelo del salón, con las piernas cruzadas y una pelota en la mano, se entretuvo lanzándola una y otra vez contra la pared contraria a donde estaba él. La pelota rebotaba en la pared y regresaba a su mano. Aquel entretenimiento pronto le cansó probando algo nuevo, llevaba tantos años con aquella carga que ya le quedaban pocas ideas para hacer algo que no hubiera intentado. Se tumbó en el suelo, acercándose lo más posible a la pared, para mantener sus piernas alzadas, intentó resistir en aquella postura el mayor tiempo posible. La tensión le venció y se dejo caer de costado.

Se incorporó.

 

 

Jueves, 15

Cocina Rukawa

23:20

Abrió la nevera y miró en su interior buscando algo para comer. El frió del interior le dio de lleno. Era un alivio sentirlo. Encontró unos pastelitos y los acompañó con un té que se preparó. Se sentó ante la mesa de la cocina y en pocos minutos había acabado con todo. Desalentado por el poco tiempo que había tardado en comerlo, abandonó la cocina.

 

 

Jueves, 15

Sala de Estudios Rukawa

23:20

Abrió el libro y consultó algunas páginas, finalmente con gesto aburrido lo dejo de lado. No le servía de nada estudiar, ya que se quedaba dormido en todas las clases, ni siquiera sabía que estaban dando. Se quedo quieto, mirándolo, finalmente lo recogió, lo abrió y comenzó a leer lo primero que vió ante sus ojos, no importaba porque pagina estaban, intentó concentrarse en lo que leía. Al final tenía que aprobar todo, tenía que aprender el contenido de sus libros de estudios solo. Afortunadamente, cualquier cosa que leyera lo retenía enseguida y comprendía perfectamente cualquier problema que se le presentaba. Claro que también tenía que recurrir al profesor Anzai para algunos cálculos muy complicados.

 

 

Viernes, 16

Apartamento Rukawa

01:25

Por segunda vez, entraba y salía de todas las habitaciones que constaba su apartamento, excepto la habitación de sus padres que permanecía cerrada con llave. Desde que su padre le abandonó poco después de morir su madre, no entraba en ella habitualmente, excepto al final de año para hacer la limpieza general de todo la casa.  Los muebles del salón los metió en el dormitorio de sus padres, ya que no los necesitaba, allí quedaba todo amontonado al tiempo que iba acumulando polvo. No había mucho que mirar, paredes desprovistas de adornos, le dolía ver el rostro de su madre y solo conservaba a la vista un pequeño retrato en su mesilla de noche. El apartamento constaba de dos aseos, dos dormitorios, cocina, lavadero desde donde se accedía a un patio, salón, sala de estudios y un vestíbulo.

Su dormitorio constaba de un armario de cuatro puertas y su futón junto a una pequeña mesilla baja. En su cuarto de estudios, vio la mesa con la computadora y la impresora, la silla, en las paredes una biblioteca empotrada, cuyos estantes aparecían vacíos, sus libros ocupaban poco espacio, en la cocina, una mesa con un par de sillas y los muebles imprescindibles para guardar sus alimentos, además de la nevera que una vez más abrió, sacó una zanahoria y comenzó a mordisquearla. Se quedo parado sin hacer nada, simplemente comiendo, mirando la pared sin verla, la mente vacía de pensamientos, hasta que pasados algunos minutos sacudió la cabeza y reanudó sus paseos.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Rukawa

01:30

-Ya te queda menos –se dijo recostándose por encima de la ropa de su futón. Se colocó los auriculares del walkman y cambio el disco por otro, estuvo escuchando música durante algunos minutos, era relajante, ex profeso para conciliar el sueño, pero ni siquiera por esas lo conseguía.

Se cruzó de piernas, balanceando la de encima, mientras escuchaba el sonido del mar, las olas rompiendo contra las rocas una y otra vez, el chillido de las gaviotas  a lo lejos o el silbido del viento. Nada conseguía relajarlo.

 

 

Viernes, 16

Cocina Rukawa

02.00

Nuevamente abrió la nevera, sacando un plato cubierto con papel plata, allí tenía preparado Ramen, iba a ser su comida de esa mañana, pero estaba visto que tendría que hacer otra cosa. Lo calentó. Como si quisiera hacerlo durar, cada bocado que llevaba a la boca, era masticado y tragado con lentitud. Más por mucho que se lo propusiera, aquel plato no podía durar eternamente y finalmente acabó su contenido. Lavó, secó y guardó todo lo que había usado, dejando la cocina impecable, decidió que había una mota de polvo en el suelo y se entretuvo primero pasando un paño húmedo por todas las habitaciones que luego enceró y abrillantó.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Rukawa

02.30

Estaba acostumbrado a esas tareas, por tanto, cuando de regresó a su dormitorio convencido de estar lo suficientemente cansado para conseguir dormir aunque fueran unos minutos. Se acostó poniéndose de costado, a los pocos minutos cambio por una mejor posición, finalmente se dio por vencido.

-Me vendrá bien un paseo -decidió levantándose. No iba a ser aquella la primera noche que paseaba por las calles desiertas.

Se vistió sin apresurarse.

 

 

Viernes, 16

Por las calles de Kanagawa

02:45

Pedaleaba sin rumbo fijo. Había cambiado el disco del walkman por música de su grupo favorito, circulaba sin mirar a los lados, solo atento a la música, por lo tanto no vió nada hasta que tuvo delante una sombra que obstaculizaba su visión. Maniobro rápidamente para esquivarla, perdiendo el control de la bicicleta y cayendo violentamente al duro suelo de macadán.

-¡Estupido por que no miras por donde vas! –dijo enojado una voz que le resulto muy familiar.

-Do’aho… -murmuró- Tenías que ser tú.

-¡¡Rukawa!! ¡¡Teme kitsune!! Baka!! Que haces en la calle? Mira lo que has hecho –derramado en la carretera estaba su tarrina de helado- Medio kilo de helado desperdiciado -se lamentó.

Le dirigió desde el suelo una gélida mirada, como diciéndole, y tú qué?

-Salí a comprar helado…, -se dio cuenta que Rukawa parecía no muy dispuesto a levantarse- Te has lastimado?

-Me duele el tobillo, creo que me lo he torcido.

-Dame la mano… no apoyes el pie. –recomendó.

Rukawa miró asombrado la mano que se tendía hacia él, tras una corta duda, la tomó, afianzándose en el pie sano para levantarse.

Sakuragi le pasó el brazo por la cintura para sujetarlo, y le ayudó a mantenerse erguido, llevándole hacia la pared del edificio para apoyarle en ella.

Después levantó la bicicleta comprobando que estaba intacta.

-Sube detrás, te llevaré a tu casa.

-Puedo ir solo. –sabía que no era verdad, el tobillo cada vez le dolía más.

-¡Baka kitsune!! –Se enfureció- Sube de una vez, estoy cansado, y furioso por quedarme sin helado, más te vale hacerme caso.

Rukawa no puso más objeciones, cada segundo que pasaba se sentía peor y no estaba en condiciones de entablar una pelea con Sakuragi. Levantó la pierna mala pasándola por encima de la  rejilla y sentándose a horcajadas, dejando los pies en el aire, el pelirrojo ocupó el sillín.

-Hacia donde? –preguntó.

Rukawa le dio su dirección.

-Qué haces tan lejos de casa? –preguntó curioso.

-Y tú?

-Yo estoy a un paso.

-Lo siento. –un bache estuvo a punto de tirarlo de su improvisado asiento.

-Sujétate o te caerás. Puedes apoyarte en mí si quieres dormir. –ofreció.

-No puedo… -el dolor era cada vez más insoportable. Sentía calor y un fuerte latido en el tobillo.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

03:15

Abrió los ojos y miró con curiosidad alrededor, estaba recostado en un cómodo lecho, no reconocía el lugar, hizo ademán de levantarse cuando el dolor en el tobillo le recordó que casi atropella al pelirrojo y que él se torció el pie.

-No te muevas… -dijo Sakuragi que entraba en ese momento, se fijo que su rostro estaba aún más pálido que de costumbre. Debía estar doliéndole bastante.

-Dónde estoy?

-Te desmayaste, estábamos más cerca de mi casa, así que te traje aquí. –Explicó- Tienes el tobillo tan inflamado que no vas a poder posar el pie en el piso. He ido a buscar hielo para bajarte la inflamación.

-Gracias…. –observó que le había quitado la zapatilla y el calcetín, su tobillo abultaba el doble, viéndose enrojecido.

Sakuragi se acercó a la cama, primero le ayudo a quedar sentado, luego pasó su brazo por su espalda sujetándolo por la cintura, Rukawa deslizó su brazo por sus hombros y cuando le puso de pie, recargó todo su peso en él. Nunca habían estado tan juntos, y esa cercanía le turbó sin saber porque.

 

 

Viernes, 16

Aseo Sakuragi

03:25

Con cuidado para que no apoyara su pie lastimado Sakuragi le llevó al aseo, junto a la tina de baño tenía preparado un cubo con hielo.

-Ten cuidado, apóyate en el borde, voy a soltarte –le advirtió- Tienes que quitarte el pantalón. Te ayudaré –hizo ademán de acercársele más.

-Espera…. –había alarma en su voz.

-Qué ocurre? –se fijo en el rubor de sus mejillas- No serás vergonzoso? -La risa que asomaba en sus ojos se desvaneció a medida que le escuchaba.

-No… no llevo… -estupido se llamó mentalmente, porque esa noche decidió hacer algo tan estupido?

-No llevas… -no comprendía.

-Eso…

-Eso? –Hana le miraba desconcertado. Rukawa le hurtaba su mirada, sus mejillas pálidas, estaban tomando un color rojizo.

-Nada debajo.

Sakuragi enrojeció al comprender y ambos compitieron en rubor, el pelirrojo se apartó un paso más atrás, como si la proximidad del kitsune quemara.

-Te prestaré… uno mío, pero antes que vayamos a mojarle, es preferible que te cubras con esto, -le alcanzó una toalla.

Rukawa la extendió por delante de él, era de regular tamaño, pero servía para cubrirle.

-Tienes que ponerte de pie, no apoyes el lastimado.

-No lo haré.

-Pon tus manos en mis hombros y te sostendré.

Rukawa le miró en silencio. Sakuragi comprendió.

-De acuerdo, solo una.

Era una situación inusual para los dos.

Rukawa y Sakuragi se sabían rivales. Y sin embargo, le había llevado a su casa y estaba recibiendo de él una ayuda inestimable. Sakuragi se inclinó para ofrecerle su hombro derecho, alzó su mano y se afianzó en él. Se quedaron quietos unos segundos, ahora eran los dos quienes estaban turbados por la cercanía, Rukawa de un modo inconsciente, había pasado su mano por detrás de su cuello y sus pechos estaban próximos, sus respiraciones se agitaron, más aún cuando sintió el roce de los dedos de Sakuragi cuando tomaban la cinturilla elástica de su pantalón y comenzaba a deslizarlo había abajo.

-Ya puedes sentarte –dijo Sakuragi tragando saliva con dificultad. Qué le estaba pasando? Ni siquiera se atrevía a mirar por debajo de sus hombros. Con cuidado le ayudó a quedar sentado. No recordaba haberse sentido así cuando coincidía con él en las duchas del gimnasio. Porque ahora su presencia le turbaba.

Mientras le sentaba, la toalla se deslizo a un costado, Rukawa se apresuró a acomodársela. Sakuragi fingió no haberlo notado y se apresuro a salir.

-Voy a buscar más hielo, lo tengo en la cocina. –aclaró saliendo apresuradamente.

Se quedo unos instantes en el dormitorio, desconcertado, después de unos minutos regresó junto a Rukawa llevando una bolsa con hielo.

-Te abonaré los gastos que has hecho conmigo. –dijo tenia puesto el pie dentro de la tina con agua.

-Aguanta… -dijo Sakuragi asintiendo a sus palabras al tiempo que echaba todo el hielo de que disponía. Esperaba que con aquello fuera suficiente, el pie se le vía muy mal, afortunadamente siempre tenía en casa lo necesario para curas de emergencia.

Rukawa apretó los labios, el dolor subía por toda su pierna. Sakuragi se sentó a su lado, en sentido contrario al que tenía el chico moreno. Sus ojos despedían llamaradas azules. Sin saber porque sintió la necesidad de consolarle y le paso los brazos alrededor del pecho. Rukawa se recostó contra su pecho, permaneciendo en silencio.

-Sientes alivio? –preguntó medio hora después, la hinchazón del tobillo había disminuido bastante.

-Si, gracias Sakuragi.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

04:05

Sakuragi le llevó en brazos al dormitorio, le recostó en la cama con cuidado y le tapó con la ropa, después le quitó la toalla y la utilizó para secarle el pie, lo hizo con sumo cuidado alrededor del tobillo para no hacerle sufrir más.

Tenía preparada una venda elástica, con movimientos seguros y con una suavidad sorprendente se la colocó en pocos minutos. Posó su pie con cuidado sobre la cama y se levantó para buscarle un bóxer, se le hacia difícil permanecer a su lado sabiendo que no llevaba nada.

Apartó un poco la ropa a la altura de sus pies y le colocó el bóxer hasta la altura de sus rodillas, se incorporó volviéndose para mirar a otro lado, para que él tuviera intimidad para terminar de ponérselo. Sin proponérselo, miró hacia un espejo viéndole reflejado.

Rukawa ajeno a ese hecho, tironeo de un lado y otro, evitando mover la pierna, cuando lo tuvo al alcance de ambas manos, levantó sus caderas acomodándoselo.

-Puedes volverte…

Se giró.

-Intenta dormir. Te vendrá bien.

-No puedo…

-Te sigue doliendo, o esta muy apretada.

-Esta muy bien, no se trata de eso, nunca duermo.

-Cómo? –creyó haber oído mal.

-Nunca duermo… -repitió.

-Yo te he visto dormido en la terraza y se que también te duermes en las clases.

-Si… -lo reconoció- pero no de noche.

-No duermes por las noches? –le miró sorprendido por la revelación.

-No.

-Nunca...?

-Que yo recuerde, nunca.

-Lo siento.

Rukawa asintió.

-Quieres té? –Ofreció decidido a hacerle compañía- O prefieres un calmante. –vió que trataba de ocultar el dolor de su pie.

-Si no es molestia las dos cosas, por favor.

-Ahora mismo. –salio del dormitorio volviendo en pocos minutos con un vaso de agua y una pastilla en la otra mano.

-Gracias… -se llevo la tableta a la boca y enseguida tomó un sorbo de agua. Se lo devolvió.

-Te lo dejo aquí por si te apetece beber más tarde. –dijo posándolo en la mesilla al alcance de su mano- Estarás más cómodo recostado, voy a buscar unos cojines.

Hana hizo todo lo posible para que se sintiera a gusto. Más aún sabiendo el problema que tenía, él se volvería loco si no conseguía dormir. Pensaba mientras preparaba el té. Algunos minutos después regresó al lado de Rukawa que leía una revista que había dejado al alcance de su mano, así como el mando a distancia del televisor que tenía en el dormitorio.

Rukawa la apartó a un costado al sentirle. Sakuragi llevaba en las manos una bandeja y al parecer bastante pesada. Cuando la apoyo sobre la cama, vió que además del té había agregado un platillo con dos generosas raciones de una tarta de chocolate.

-No se si te gusta el chocolate… -murmuró- Es lo único que tengo. Puedo salir a buscar otra cosa.

-Me gusta. –estiró la mano y tomo su muñeca para impedirle levantarse- Gracias.

-Lamento haberme cruzado por delante –Sakuragi reconoció que era el culpable- Yo... iba distraído.

-No te disculpes, yo también soy culpable de lo mismo. Iba escuchando música y no te oí.

Sakuragi se asombró que pudiera hablar tanto, cuando solía hacerlo con monosílabos o frases de dos o tres palabras.

-Llevabas tu walkman? –se levantó al ver su gesto de asentimiento- Vuelvo enseguida.

-Sakuragi, espera!! –no pudo moverse a corría el riesgo de tirar la bandeja. Escucho el portazo de la puerta y supo que ya estaba en la calle.

Se sentía extraño compartiendo esos momentos con Sakuragi, a pesar de su accidente, no lamentaba lo ocurrido, no quería analizar sus sentimientos, pero se encontraba a gusto allí, rodeado de otra persona que le ayudaba a conllevar esos momentos de soledad. Cerró los ojos.

-Duermes…? –escuchó que susurraban.

-No.

-Lo encontré. –le mostró triunfal el walkman y los auriculares- afortunadamente cayeron hacia el bordillo, así que aparentemente no están rotos.

-Compruébalo…

-No has comido? –vio que la bandeja seguía tal como la dejo.

-Te esperaba. –vio que mostraba una expresión feliz y supo que estaba escuchando la música.

-Este es un buen grupo. Me gusta. –se sentó frente a él haciendo intención de quitarse los auriculares.

-Quédatelos.

-Si te demoras en comer, te quedarás sin nada –dijo riendo Sakuragi agarrando su ración de tarta y dándole un enorme bocado.

 Rukawa tomó el platillo con su ración, llevando a la boca pequeños trozos que iba degustando.

-Esta deliciosa. –vió su rostro que se sonrojaba- Las has hecho tú? Realmente esta rica. –y un nuevo bocado acompañó al anterior.

-Gracias. No lleva nada especial, lo usual, huevos, manteca, azúcar, harina y chocolate.

-Aún así esta deliciosa y muy esponjosa. Mi madre solía hacerlas también de chocolate.

-Ya no te las hace? –inquirió curioso.

-Ella murió. –tomó el té para beber, ocultando durante unos segundos el dolor que asomó en su gélida mirada.

-Disculpa.

-Vives solo? –inquirió curioso.

-Si. Y tú?

-También.

-Qué sueles hacer? –preguntó bebiendo su té. No se dejo amilanar por esa mirada, empezaba a comprender que era una forma de defenderse contra las adversidades.

-Escucho música…, -su mirada le animaba a continuar- leo…, como…, estudio… o por lo menos lo intento, juego a la pelota, paseo por el apartamento, cosas así.

-Qué haces cuando te aburres?

-Estudio, como, leo, pongo música, veo deportes por cable. –repitió Rukawa invirtiendo el orden de sus actividades nocturnas.

-Y si te sigues aburriendo?

-Cocino, limpio los pisos, pongo ropa a lavar…, la tiendo. -el rostro de Sakuragi cada vez se mostraba más y más sorprendido.

-Haces todo eso?

-Si.

-No me extraña que con tanto trajín caigas rendido en las clases. –Se levantó para llevar la bandeja a la cocina- Dentro de una hora empiezan las clases. Llamaré al profesor Anzai para avisarle que no iras.

Rukawa miró hacia el reloj y se sorprendió al ver que habían transcurrido las horas sin apenas sentirse. Inclinó la cabeza en la almohada y cerró los ojos con cierto alivio.

-Otra noche más…

Sakuragi se volvió a mirarlo, y dentro de su corazón sintió pesar, nunca paso por su imaginación que Rukawa pudiera ser vulnerable. Le veía tan seguro de si mismo que no podía menos que sentirse agraviado, pensando que unos lo tenían todo y en cambio él tenía que luchar para salir adelante, creyó que Rukawa formaba parte de esos que les bastaba chasquear los dedos para tenerlo todo servido, tenía las porristas que estaban locas por él, el amor de Haruko, creía que jugar para él era una diversión más. Ahora que le conocía realmente se preguntaba como conseguía seguir adelante. No se hizo preguntas, y supo algo que le dejo confundido. Los dos se necesitaban.

 

 

Viernes, 16

Salón de Sakuragi

7:55

Sakuragi marco el número del profesor Anzai, mientras a través de la puerta entreabierta de su dormitorio, veía a Rukawa dormir, después de esa larga noche, finalmente había conseguido conciliar el sueño.

-Profesor Anzai, soy Sakuragi… le llamaba para avisarle que Rukawa no puede ir esta mañana al colegio y tampoco al entrenamiento. Esta madrugada ha sufrido la torcedura de un tobillo. Si, profesor. Esta en mi casa, ahora esta durmiendo. –Le escuchó unos segundos- No creo que sea grave, si, entrenador en este momento lo tiene vendado, si ya le bajo la hinchazón. Si señor, me quedaré con él, y cuidaré que no se mueva. Gracias. –colgó despacio para no despertarle.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

8:05

Entró al dormitorio, se descalzó y tumbándose despacio, se metió en la cama. Estaba cansado. Poco después dormía profundamente.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

12:00

Rukawa despertó, sintiendo una opresión en el pecho, al instante comprendió que era un brazo que tenía atravesado. Se volvió para encontrarse con el más hermoso rostro que podía ver, la fisonomía del joven dormido era atrayente, mostrando el tranquilo rostro de Sakuragi.

-Dónde crees que vas? –murmuró Sakuragi reteniéndole cuando le despertó al moverse.

-Necesito ir a…

-Te ayudaré, no debes apoyar el pie.

-Ya no me duele –giro en tobillo en ambos sentidos- Estoy mucho mejor.

-Aún así, no querrás recaer. –se acercó por el otro lado de la cama, ofreciéndole su brazo.

Rukawa con gesto resignado se apoyo en él y se levantó sin posar su pie en el suelo, al instante sintió la mano calida de Sakuragi que se afianzaba en su cintura para ayudarle a llegar hasta el baño. Un escalofrío le recorrió.

-Te sientes mal? –Sakuragi percibió su temblor- No tendrás fiebre? –su mano se poso en su frente para comprobar su temperatura- No.

-Estoy… bien… -titubeo, que me esta pasando?

-Llámame cuando termines –le dijo dejándole solo- Estaré en la cocina preparando algo para comer.

 

 

Viernes, 16

Baño Sakuragi

12:15

Se sentía bastante torpe sin poder apoyar el pie. Al cabo de unos minutos llamó a Hana. Viendo que no venía se sentó en el borde de la tina y esperó que viniera a buscarle. Hizo un intento de apoyar el pie, notó cierta molestia. Sabía que no tenía que forzarlo, así pues espero que el pelirrojo fuera a por él. Mientras esperaba apoyó la cabeza contra la pared.

Sakuragi prestó atención para oír a Rukawa, más no le llego su voz, así que siguió con lo que estaba haciendo, hasta que media hora más tarde, penso que algo pasaba. Se apresuró ir al baño, llamó pero no obtuvo respuesta.

Abrió decidido, aun pensando que se arriesgaba a recibir un golpe. Viéndole dormido se preguntó como era posible que pudiera guardar el equilibrio. Le tomo en brazos llevándole de regreso a la cama.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

12:45

Se sentó en la cama, apoyando el pie lastimado en su muslo, despacio para no despertarle le fue quitando la venda para comprobar en que estado se encontraba su tobillo. Pasó las yemas de sus dedos por el tobillo presionando levemente, presentaba mejor aspecto que en la madrugada.

Levantó la mirada y vió los ojos azules fijos en sus manos.

-Te duele, sientes alguna molestia.

-Me molesta un poco.

-Está mucho mejor, en un par de días podrás jugar. –estiró la mano hacia el cajón de la mesilla de noche y saco un tubo de pomada. Con suavidad extendió la crema por la cara exterior del tobillo- Es antiinflamatoria y al mismo tiempo calmante. –explico al tiempo que preparaba la venda para poder ponérsela nuevamente- Tienes hambre? –al no obtener contestación, levantó la cabeza sus miradas se cruzaron y durante unos segundos ninguno de los dos apartó la vista. Se levantó y  recogiendo un yukata se lo paso- Puedes usarlo. Te daría un pantalón, pero es más complicado para ponértelo.

-Gracias. Sakuragi… -le llamó cuando iba a salir del dormitorio.

-Dime…

-Me harías un favor… -ante su gesto de asentimiento siguió- …tengo en casa una mascota y necesito que le des de comer.

-No hay problema.

Rukawa le dijo donde vivía y le entrego la llave de su apartamento, que llevaba colgada del cuello con un cordoncillo. Le explico donde tenía la comida y donde estaba.

-Ten cuidado con él, es un poco arisco. –le advirtió.

-Me llevaré tu bicicleta y volverá lo más pronto posible, pero antes comeremos nosotros.

-De acuerdo.

Poco después Sakuragi regresaba portando una bandeja que puso sobre la cama entre los dos, se fijo que Rukawa comía despacio, entretanto él devoraba los alimentos.

Después de comer, sirvió té para los dos. Le acomodó cojines detrás de la espalda para que estuviera entretenido viendo la televisión, entretanto él iba a cumplir su encargo.

 

Viernes, 16

Calles de Kanagawa

14:00

Mientras pedaleaba media hora después hacia la casa de Rukawa recordó que no le había preguntado que animal tenía, se le hacia raro imaginar al Rey del Hielo con una mascota. Tal vez tenía un acuario, algo que no diera molestias, no, le había advertido que tuviera cuidado. Podría ser un perro o un gato, deliberaba el pelirrojo mientras se iba acercando a la dirección que había memorizado.

 

Viernes, 16

Apartamento de Rukawa

14:25

Abrió la puerta y esperó que el animalito saliera a su encuentro, trascurridos unos minutos nada de eso ocurrió. Se descalzó y entró en la vivienda cerrando tras él.

Se detuvo sorprendido al entrar en el salón. Preguntándose como era posible que viviera en un lugar así, ni un adorno, ni un cuadro, nada que permitiera saber quien vivía allí, ni un mueble, excepto el televisor, el reproductor, algunas cintas y los cojines, bajo la mirada al suelo y se vió reflejado. Se acercó a una puerta cerrada y al volver el picaporte comprobó que estaba cerrada con llave. Qué guardaba allí? La otra estancia era su dormitorio, vió el futón en el suelo, con las ropas revueltas y algunas revistas. Recogió todo dejándolo ordenado.

-Veamos donde puede estar esa mascota. Si mal no recuerdo, dijo que hay un patio a través de un cuarto junto a la cocina. Debe estar en el patio. –la cocina impecable le dejo deslumbrado. Ni siquiera él era capaz de tenerlo tan limpio. Todo brillaba.

En el lavadero encontró la caja con la comida. Tenía un pájaro dibujado.

-Así que es eso, un pajarito –murmuró abriendo la puerta, al instante, escuchó un revoloteo y algo que caía sobre él. Levantó las manos para protegerse. Sintió un picotazo en el brazo.

-Será desgraciado… -grito.

-Hentai… hentai…. –los chillidos continuaron- Kisama… kisama… voy a encerrarte… voy a encerrarte… hentai… hentai…

-Voy a desplumarte, pajarraco…. –grito a su vez Hanamichi cuando vió a la multicolor ave, sin sentirse fascinado por los bellos colores del pájaro.

-Pórtate bien… pórtate bien… -chillaba desde el otro extremo donde Hanamichi le miraba ahora con creciente admiración- shimata (demonios)… shimata… oi omae (oye tú)… suki da (te quiero)… suki da…  dakishimete (abrázame)… do’aho (torpe)…

Sakuragi quedó perplejo debido al peculiar vocabulario que tenía ese parajarraco, sus últimas palabras le dejaron anonadado.

 

 

Viernes, 16

Dormitorio Sakuragi

15:25

Llevaba más de una hora solo y Rukawa comenzaba a extrañar la presencia del pelirrojo.

En eso se escucho la puerta y la voz de Sakuragi diciendo bien fuerte para hacerse oír.

-Tadaima (he vuelto)…

-Okaerinasai (que bien que hayas vuelto)… -susurró para si y en alto- Estas bien?

-Si, he sobrevivido… -se dejo caer a los pies de la cama mirándole con curiosidad- Tienes una peculiar mascota. Nunca pensé que pudieras tener algo así. De donde la has sacado?

-Me la regalaron.

-Le enseñaste tú a hablar?

-Algunas cosas… -no sabía que podía haber escuchado.

-Tiene un vocabulario muy exótico–se recostó boca abajo mirándole fijamente, observó que Rukawa permanecía callado- hentai… a quién llama pervertido? –vió el rubor de sus mejillas, seguía sin hablar- supongo que “voy a encerrarte” y “pórtate bien” se lo dices tú a él –esta vez asintió levemente- y a que viene eso de “demonios, oye tu, te quiero, abrázame, torpe” –le divertía el rubor que subió a sus pálidas mejillas.

-Dichas así… -se turbó- solo son palabras sueltas que escucha.

-Le hablas de mí.

-¡¡¡¡Por supuesto que no!!! –negó categórico. Solo despotricaba contra los pelirrojos pendencieros, y el do’aho lo era.

-¡¡Que lastima…!!  -se levantó riendo sin darle tiempo a reaccionar- Esos deben de ser mis amigos. –se escuchaban golpes en la puerta.

Los muchachos que entraban haciendo bromas se detuvieron sorprendidos al ver a la persona más inesperada en casa de Hanamichi y además acostado en su cama.

Yohei se volvió hacia su amigo, quien se encogió de hombros.

Continúa…

 

Notas finales:

El lunes si nada se tuerce subiré el final de esta historia, deseo que lo hayais disfrutado.


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