First Love
Drabble
SeungHyun sabía que era tonto. Y vaya que lo era; pero sabía perfectamente cuando estaba enamorado. O eso creía, porque a decir verdad, no recordaba haberlo estado nunca. Pero después de estar algunas semanas pensando en por qué sonreía como bobo, despertaba de buen humor por las mañanas y todo lo que hacía parecía salirle bien, sabía que eso podría ser amor. Podría, sólo podría, porque aquella persona que robaba sus sueños, pensamientos y suspiros no era otro que su mejor amigo. Un hombre y menor que él.
Pero se había resignado. Estaba enamorado y no lo iba a negar. Era la primera vez que se sentía tan bien, y, aunque no pensaba confesarse y sabía perfectamente que su amigo no le correspondería, era feliz con sólo la sensación de saber que estaban juntos y la pasaban bien.
Y ahí estaba él, esperándolo en la entrada de la escuela, ajeno a todo lo demás, sonriendo discretamente mientras cambiaba la canción en el reproductor que traía en la mano. Cuando lo vio, su corazón aumentó un poco su ritmo y sus pies apresuraron el paso.
-¡Ji Yong!- le gritó cuando estaba a escasos metros de él.
-¡Oh, Hyung!- dijo mientras volteaba y su sonrisa se hacía más grande.
-¿Has esperado mucho?
-No, qué va, estaba entretenido escuchando esta nueva canción
-¿Ah, si? ¿Cuál es?
-Se llama Fly, de Epik High. Ten, toma. –y le tendió el otro auricular que traía en la mano.
Aquellas pequeñas cosas eran las que le hacían morir por dentro. Se sentía volar sólo por el hecho de caminar junto a JiYong unas cuantas calles al día, en silencio, compartiendo el mismo par de audífonos. Parecía que sólo eran ellos dos, escuchando las mismas canciones, que SeungHyun ya hacía muy lejanas. Amaba esos momentos en los que el pequeño le hacía feliz sin darse cuenta, en que le dedicaba sonrisas inocentes y cuando le trataba como si fueran hermanos. Para él, no había nada mejor.
Pero lo que el mayor no sabía era que, JiYong también tenía un secreto. Ya llevaba un tiempo que lo sabía, pero estaba firme en que no diría nada. Todas esas tardes que pasaba escribiendo canciones románticas y después rodaba en su cama pensando en esa persona a quien iban dirigidas, eran su mayor tesoro. Y es que estaba tan enamorado que no le importaba en lo más mínimo no ser correspondido. Era un sentimiento de satisfacción cada vez que le veía acercarse a él cuando las clases terminaban o cuando compartían su comida en la hora del almuerzo. Era suficiente con su compañía, como la que estaba teniendo ahora, caminando a su lado derecho. Sus pies iban disparejos y de vez en cuando sus hombros chocaban por casualidad. Y cada vez que sentía la mirada de aquella persona sobre su cabeza, sonreía de medio lado. Ya había dejado de escuchar la canción que estaba sonando a través de su mp3.
...FIN
*espacio en blanco*