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Un bal au loin por Mel_01

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Notas del capitulo:

Chanan! Actualizo rápido, es que después no tendré tanto tiempo para actualizar, así que aprovecho mis pocos días libres que me quedan. Bueno, a leer~

Sólo requirió dos días más de hospitalización, el médico nos explicó que con uno más bastaba, pero la mejoría de Minho fue tan rápida que prefirieron ser precavidos y dudar. Gracias a Dios todo estaba en orden. Se quejaba de algunos dolores en su espalda, a causa del atropello y por los cuatro días en cama. No podía dejar de observarlo, podría decirse que lo valoraba más después de todo esto, pero no del todo, más adecuado era decir que ahora estaba más al pendiente de lo que se relacionara con él, de sus gestos, el movimiento de sus cejas cuando me mira un poco molesto, de lo grandes que son sus ojos,  de su voz grave que hace eco en mi cada vez que me dedica una palabra, incluso aquellas que me molestan. Lo amo y esa emoción de amarlo se agolpó en mis ojos, que últimamente me advertían de dejarme como un completo débil ante todos. ¿Y qué más podía hacer? Tenerlo conmigo, con su mano sosteniendo la mía, así de cerca, apoyado en su hombro sintiendo las vibraciones de su voz a través del cuerpo mientras me tarareaba una nana para dormir. Siempre creí y siempre esperé a que me protegiera, casi lo idealicé como mi caballero de armadura que venía a rescatarme a mí, a quien se le había despojado de su armadura propia, porque ya no tenía esperanzas cuando Minho intervino en mi vida y fue como un golpe, pero muy diferente a esos que recibía de Jonghyun y de mi padre, más bien era un golpe como se sentían las caricias de mi abuela en el funeral de mamá. Dentro de ésto que es mi vida, todo es un poco mejor cuando le tengo cerca, y nada me parece tan terrible ni tan complicado, más bien es sencillo  y tranquilo como él.  

 

...

 

Verlo dormir esta noche junto a mí, es tan diferente de esa que lo vi en el hospital. Revoloteo con la punta de mis dedos en sus pestañas y deslizo las yemas por su nariz, arrugándola un poco por las cosquillas que le hago. Aún se pueden ver las pequeñas heridas que mal adornan su piel morena. Le beso el rostro con la intención de que eso aliviara un poco el dolor físico que debe sentir. “Kibum…”. Su llamado me asustó como si viera un fantasma. Le veía tan sereno durmiendo que no me esperé despertarlo con mis picoteos en su rostro. “¿Tan entretenido es mi rostro?”. Lo abracé suave hasta quedar sobre él. “Duérmete~ los dormidos no hablan”. Reí muy bajo por mis palabras, por su cara de indignación al haberlo despertado y porque ahora le hacía callar para dormir. Intentó empezar a discutir, para él no hay horarios de nada. “Intento dormirme Minho…”, reí de nuevo, más al escucharle reclamar medio dormido. Ahora debes dormir en paz, soportando el peso de mi cuerpo y de mi corazón, que se hace cada día más pesado por causa tuya.

 

...

 

“Me gusta tu cicatriz”. Dije y besé el trozo de piel que la formaba, “Me gustas Minho… mucho”. A veces él me miraba extrañado. “¿Qué has hecho con Kibum?”. Me decía en juegos cuando me sentaba entre sus piernas para que me mimara un poco.  La verdad yo me reconocía extraño, más cambiado, parte de esa tranquilidad tan característica de él se traspasó a mí, yo quería protegerlo, hacerle sentir bien. ¿Me había rendido ante él? Durante esos días, todo pasó a segundo plano, mi alta prioridad era él y sólo él. Dejé de ir al salón la semana que le siguió a la del accidente y si Minho no me hubiera insistido tanto hubiera faltado otra más. Él siempre intenta hacerse el valiente, el que todo puede conseguir, siempre para que los demás estén bien. Es un idiota.

 

...

 

 Ya un mes del accidente, pero me seguía pareciendo tan débil como esa vez que le vi parecido a un bebé en una cama demasiado grande para su porte. Creo que aparte de más amable, me volví más independiente, o eso quería. Empecé a pensar que siempre cumplía todos mis caprichos aunque él no se viese beneficiado, me seguía culpando por el accidente. Si quizá no nos hubiésemos quedado hasta tarde por mi petición no se habría quedado dormido. Ese tipo de pensamientos aún rondaban mi mente parte del día.

 

...

 

“Quiero un beso”. Me miraba coqueto y cedía ante mi petición. Sus besos sabor chocolate, me encantaba que me besara después de comer los dulces que le compraba. Quería pasar todo el día con él. Las heridas de su cuerpo se habían ido, sólo se asomaba la  cicatriz sobre su ojo, pero el miedo de mi corazón sólo se había hecho aún mayor. Cada vez que salía o que le veía partir temía que esa fuese la última vez. Cada “Te amo” que nacía de su boca, creía ser el último que oía. No quería vivir con este miedo pero era parte de todo el amor que le tenía. Cuando amas nace el miedo y a medida que ese sentimiento crece también lo hace el miedo, miedo a muchas cosas, pero básicamente a perder. De sólo imaginarlo me dan escalofríos.

 

...

 

Empecé a quedarme más seguido en su departamento, hasta mudarme por completo junto con él y Sulli. Me despertaba más temprano que Minho, por temor a que al abrir los ojos no le viera conmigo. Cada noche eran malos sueños sobre nosotros. Me tranquilizaba enormemente al ver su cuerpo elevarse delicadamente al respirar, al ver sus labios entreabiertos y su rostro lleno de calma. Llegaron a mi mente los recuerdos de nuestro primer encuentro después de mi viaje, cuando me buscaba desesperadamente y lo único que veía en sus ojos era terror, terror de que yo desapareciera de nuevo. Creo que ahora sé cómo se siente. No quisiera jamás que él me dejara, quiero abrazarlo por siempre, pero cada vez que pienso eso siento como que lo fuera a perder. “Me vas a ahogar si me abrazas así de fuerte”. Lo despertaba cada mañana de la misma forma, ahogándolo en un abrazo fuerte, inundado en miles de sentimientos.  “Aquí estoy”, me decía, como si leyera mi mente, como si mis temores fueran tantos que él fuera capaz de percibirlos.

 

...

 

Acordamos cenar, pero se tardó una hora y aún no recibía ninguna llamada, ni un mensaje, ni una señal. Intentaba no pensar lo peor, pero al formularse la palabra “peor” en mi mente la imaginación se desataba y se llenaba de cosas horribles. “Sólo es un atraso, no es la primera vez, antes se tardaba horas”, intentaba consolarme a mi mismo. El timbre sonó y antes que sonara por segunda vez ya había abierto la puerta. “Oppa, Minho oppa dijo que… ¿estás bien?” . Me examinó el rostro con sus ojos marrones de mirada intensa. “Minho oppa dijo que tardaría, la grabación se extendió por algunas horas y perdió su móvil, no sabía cómo localizarte”. Se me fue el alma en un suspiro y me sostuve de sus hombros. Después de otra hora pasada terminé cenando con Sulli. Reí un poco y algo le conté de mis miedos,  no siempre la puedo engañar como a los demás con un “no pasa nada”.

 

...

 

La cama me parecía tan grande conmigo solo en ella. Extendí mis brazos intentando tocar el cielo de la habitación, obviamente no lográndolo y los deje caer a los lados. Deseaba esperarlo y verlo llegar cansado, pero al parecer el cansado era yo, mis ojos se cerraban independientes de mi voluntad, sentía que pesaban toneladas, las noches no me acompañaban para nada. Mi sueño no fue el mejor, a penas cerré mis ojos en la oscuridad los abrí de nuevo y ya estaba el sol en cada rincón de la habitación, irritando mis ojos. Seguía solo en la cama y a mi lado estaba la calidez de su cuerpo junto a una pequeña nota que sólo decía “Te amo”. Me aferré a ella como si fuera el tesoro más preciado que podía tener. Quería verlo, quería verlo tanto.

 

...

 

El trabajo lo mantenía muy ocupado, eso significaba éxito para su carrera, pero para mí era no verlo nunca. Esta vez nuestros horarios eran peores y cuando lo visitaba en el estudio estaba tan ocupado y había tanta gente que nuestra intimidad y tiempo para compartir se reducían a cero, así que realmente desistí de esa idea. Ni siquiera podía contestar su móvil, porque no tenía y tiempo para comprar uno tampoco. Sulli debe haberme visto caer en la desesperación para abandonar sus clases y acompañarme al centro comercial. “Si él no puede entonces démosle un poco de nuestro tiempo y compremos un móvil para él”. Más que comprar un móvil nos preocupamos de gastar el dinero en cualquier cosa que llamara nuestra atención. Estos eran los momentos en los que comprendía a Minho y el porqué de su decisión de tenerla cerca, llamarla ángel era poco. Sin Sulli cerca yo estaría contando otra historia. Tomé su mano porque me sentía perdido entre tanta gente, nunca creí sentirme ajeno a las multitudes, pero al final ésto, en lo que me había convertido, era la expresión máxima de mis miedos. “Cuando me aburra de Minho y quiera una novia te pediré que salgas conmigo”. Confesé. “Cuando te aburras de Minho oppa… mentiroso, eso nunca va a pasar”. Me miró sonriente, tentada de reírse de mi cursilería.

 

...

 

Esa misma tarde al llegar al departamento, cuando el sol mostraba sus últimos rayos escondiéndose tras los edificios de la ciudad, lo vimos, estaba buscando las llaves para abrir la puerta o eso parecía. “Ah~ me salvaron, llevo media hora buscando las llaves, no sé si las perdí o no las traje conmigo”. Lo veía, después de días de no ver ni siquiera su sombra. Sulli reaccionó normalmente y antes que yo, abriendo la puerta, yo me acerqué como zombie casi arrastrando mis pies hacia él y fui receptor de un beso corto de sus labios. “Oppa, primero el móvil, ahora las llaves, ¿qué es lo que sigue? ¿tú mismo?”. Minho se avergonzó, más por pena que por timidez. La verdad es que era muy ordenado y perder las cosas no iba con él.

 

...

 

Me mantuve así, distante toda la cena, Sulli le entregó el móvil con una presentación antes. “Tada~ Kibum oppa lo compró para ti”. Sostuvo mi mano para agradecerme pero yo aparte la mía lo que le causo un poco de sorpresa, lo rechazaba. Si me acercaba a él se volvería a ir y de nuevo caería ante la soledad. Ya me había acostumbrado a no verlo, aguantaría hasta que terminara el rodaje de la película y todo volvería a ser como siempre. Me fui primero a la cama, la verdad no soportaba estar tan cerca pero a la vez tener que mantenerme alejado. Siquiera me coloque pijama, tan sólo me quite algo de ropa. Cuando me metí bajo las mantas estaba más tranquilo y los pensamientos abrumadores se alejaban de mí. Creí estar durmiendo cuando lo sentí, al menos en mis sueños esta vez era afortunado por verle. “Te extraño…”. Su voz profunda y melancólica chocando contra mi cuello, cerca de mi oído, me despertó de golpe. “Ya no lo aguanto… te extraño demasiado…”. Volvió a repetir y mis ganas de rechazarlo se esfumaron en el aire. Sus besos suaves adornaron mi cuello y me deleite saboreando con mis dedos la textura de su cabello. Tan cerca, demasiado cerca, me estaba quemando con su cercanía. La oscuridad de la habitación ayudó a ocultar mis lágrimas cuando volteó mi cuerpo para besarme en los labios. Un beso tan cargado de él, que me dejó gusto a poco. No le dejé separarse por completo al inclinar mi cuerpo hacia él para juntar de nuevo nuestros labios. Sentí su sonrisa tan única, no fue necesaria la luz para vislumbrar su rostro sonriente. Lo abracé fuerte, era tan mío como nada más lo sería en esta vida.

 

...

 

Como lo esperaba, al abrir mis ojos no se encontraba, pero mi corazón ya no pesaba tanto, se sentía más liviano, Minho se había llevado todas mis preocupaciones. El rastro de sus labios sobre los míos aún permanecía. No había sol esta mañana pero el ambiente era cálido. Hice mis actividades diarias que comienzan con un desayuno acompañado de una señorita sonriente. El día parecía ir perfecto, casi no tuve que esperar el autobús y mis alumnos junto con Kai llegaron todos a la hora. Pasé de camino a la cafetería y me quede más tiempo de lo planeado en ella, pero al final salí con tres pasteles, naranja, fresa y chocolate. Al llegar Sulli se encontraba en casa, habían cancelado la mitad de sus clases por un maestro que no se presentó, pero estaba algo preocupada, ella estaba segura que Minho era un invitado a unas charlas en su universidad, podía ser que estaba muy ocupado con el rodaje, quedaban pocos días y todos sabemos que los últimos días de todo son los más ajetreados. Lo llamamos al móvil pero sonaba la contestadora automática. “El número con el que contacta está fuera de servi-…”. Pasadas las once de la noche la preocupación me ponía los pelos de punta. ¿Dónde…? “¿Y si le pasó algo de nuevo?”. Sulli intentaba tranquilizarme, era lo menos probable y aún así lo que yo más pensaba y creía. De hecho lo más probable era que el rodaje simplemente se extendió, incluso que perdió de nuevo su móvil. “Oppa está demasiado cansado, por eso no puede estar pendiente de todo, debería descansar un poco”.

 

 

 

...

 

Ambos miramos el reloj y pasaba de la una de la mañana. Estaba a punto de llorar cuando se abrió la puerta de la casa y tanto yo como Sulli nos paramos a la par. “¿Hay alguien?”. Esa voz se escuchaba familiar, era Jinki y tras él venía un apagado Minho. “¿E-Estás son horas de llegar? ¡Estaba preocupado! No sabes… ¡estaba muy preocupado!”. Me dedicó una mirada sin nada y fue directo a la habitación. No demoré segundos en estar allá y lo vi, con un semblante lúgubre, sentado en la cama sosteniendo su cabeza. Me acerqué despacio e intenté tomar una de sus manos, temblaba un poco. “Lo siento, no debí gritar, ¿estás cansado? ¿Pasó algo?... De verdad lo siento…”.  Intenté curiosear a medida que me adueñaba de su cuerpo en un abrazo. “Me olvide de cómo llegar a casa”, dijo inocente, reí despacio hasta que me miró fijo a los ojos. “Es verdad”, completó. No era como esas veces que bromeaba o que intentaba hacerme parecer tonto. “Estoy olvidándome de las cosas”. No supe qué decir, quizá era el cansancio como decía Sulli, así que hice que se recostara, me tendí a su lado y lo abracé acurrucándolo en mi pecho. “Sólo estás cansado, te exiges demasiado, con unos días en casa bastará para que seas el mismo de siempre”. Aconsejé, no muy seguro de mis palabras. Se abrazó a mí también suspirando agotado, aburrido. “Quiero quedarme contigo”, confesó tentándome de encerrarlo y no dejarlo ir nunca, tenerlo sólo para mí. 

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Espero les haya gustado este capítulo. Cuando narra Kibum es como ver el otro lado de la moneda. Porque no siempre se podía ver todo lo que él quería expresar o expresaba. Me gusta verlo así de preocupado por Minho. Besitos a las que leen y también a las que comentan. Nos leemos pronto<3.


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