Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un bal au loin por Mel_01

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Capítulo de Transición! Chan! Este capítulo debió estar listo acá la semana pasada, pero por problemas técnicos (perdí el documento del fic) me retrase y actualizo hoy :)   A leer~

Había terminado la agobiante semana de trabajo, por fin podía estar con Kibum cuanto yo quisiera sin necesidad de invertir tiempo en otras personas. Ambos acordamos pedir una o dos semanas de descanso, irnos a algún lugar o simplemente estar en casa, compartir momentos y el aire. “¿Sabes que no te soltaré aunque me ruegues?”. Le hablaba mientras me cocinaba la primera cena en casa después de una semana de la última vez que cenamos juntos. “Te aprovechas de que no está Sulli”. Me respondía haciendo pucheros, yo no lo veía pero por el tono de la voz lo sabía. “Hmm, puede ser…”. Me mantuve aferrado a su cintura hasta que realmente fui estorbo para la cena, en ese entonces me mandó a la ducha amenazándome con quedarme sin cena. Reí por su actitud, ya volvía a ser el mismo Kibum de antes. Sin darme cuenta me encontré en nuestra habitación. Me sentí extraño, como si no pudiera mover mis pies de ese lugar, sin saber a dónde ir. “¿Te metiste a la ducha? Minho, juro que si no te duchas no comerás ni las sobras”. Su voz me recordó lo que tenía que hacer y así fue, me dirigí obediente hacia el baño. Alcancé a salir con la toalla alrededor de mi cintura cuando me interceptó. “Dios, eres muy lento, a este paso moriré de hambre”. Demoré un poco más de lo normal, porque estaba cansado, me era difícil hacer las cosas cotidianas. “¿Me vas a vestir tú?”. Pregunté casi riendo y su mirada punzante me respondió antes que sus palabras. “Si, pero no te aproveches Minho”. Sonreí coqueto ante su actitud, era como si estuviera cuidando a un hermano menor. “Deja de mirarme así Minho”. Reí un poco más fuerte esta vez. “Sólo estoy mirándote, no hago nada malo”.

...

La cena no fue como la esperé, él estaba calmado, siguiendo cada paso de mí, sabía que en cualquier momento mi cuerpo se desmoronaba del cansancio, mucho fue que me duchara, después de la cena caería a la cama y dormiría mil años. Me tiré de boca a la cama, poco me importaba si moría asfixiado. Tan pronto como caí sentí unas manos colarse bajo mi ropa, acariciando mi espalda. Sus delgados dedos recorrían las terminaciones de cada músculo, liberando zonas de tensión con cada movimiento. Cada caricia de sus manos me llevaba más rápido al mundo de Morfeo, hasta que lo último que oí fue su voz, “Buenas noches”. Hacia tiempo anhelaba dormirme de esta forma, teniéndolo cerca.

...

El día siguiente el sol nos acompañaba, más precisamente a mí, de pasar de ser el chico de los recados del director, ahora era el chico de los mandados de Kibum. Tanto que le gustaba mandarme a comprar cualquier capricho que se le antojara. Tan pronto cursé la segunda calle me detuve, ¿dónde estaba? Quizás entre tanto pensamiento había caminado de más, pero tuve que haber caminado bastante, realmente no recordaba estos lugares. Me acerqué a preguntar a un hombre que estaba en la estación. Para mi sorpresa lo recordé rápidamente cuando el hombre amablemente me respondió. Agit´w mi cabeza confundido, después de todo una noche no basta para descansar. Me costó encontrar la tienda, estaba más lejos de lo que pensaba o yo me perdí en el camino. Al volver a casa Kibum me miró escéptico.  “Minho, ¿Cuándo te encargué yo que compraras pasteles?”. Cuando caí en cuenta de lo que traía abrí mis ojos tan grandes como se pudieron abrir. “No sé porqué los compré”, agregué intentando buscar la respuesta en mi mente. “Además tardaste demasiado, casi una hora…”. Kibum me miraba con una expresión mezclada de enojo y extrañez y se podría decir que algo de preocupación también había en sus ojos. Me dolía un poco la cabeza, así que después de su leve regaño decidí recostarme un poco antes del almuerzo, no me costó para nada conciliar el sueño durante la tarde, es que en las noches me era casi imposible dormir bien.

Los días que siguieron, ambos nos dedicábamos a pasar las tardes viendo algún programa de televisión o simplemente a escuchar música mientras mis cabellos eran atacados por sus suaves manos, a veces eran víctimas de moñitos de colores que Kibum coleccionaba. Otras veces salíamos a tomar un poco de aire, hasta un día, por decisión mía, visitamos una playa cercana, había olvidado como se escuchaba el mar. Estaba olvidando muchas cosas por desuso, así que en mis planes estaba volver a retomar viejas costumbres para no olvidar las cosas buenas.

...

Recostados sobre unas mantas que estiramos en la arena Kibum comenzó un extraño interrogatorio.

-       Minho, ¿cómo te sientes?

-       ¿Qué clase de pregunta es esa?

-       Una simple pregunta de tu novio que quiere saber como estás.

-       Bien, algo cansado, es que durante la noche no logro conciliar muy bien el sueño todavía.

-       ¿Sólo eso?

-       Sólo eso,  ¿pasa algo?

-       Hm, no.

Tomó mi mano entrelazando los dedos, presionó con fuerza su palma contra la mía, temblaba, tembló más antes de empezar a hablar, pero sólo suspiro sin emitir palabras, ante eso mi curiosidad aumentó y me precipité a preguntar primero esta vez.

-       ¿Preguntaré de nuevo, pása al-

-       ¿Eres feliz?

Me senté a verlo, otra vez ¿qué clase de pregunta era esa? Además, no es la primera vez que preguntaba lo mismo. Los últimos días se la pasaba hablando de cosas como la felicidad, estar bien, las cosas me que gustaban o las que me disgustaban.

-       Lo soy, inmensamente feliz, ¿a qué viene todo este juego de preguntas?

-       Te amo…

Me abalancé sobre él, todo este jueguito de preguntas me asustaba. ¿Acaso  pensaba dejarme de nuevo? Fue lo primero que pensé, ¿cuál era el afán de complacerme tanto y de  preguntarme a cada minuto cosas que me hacían pensar idioteces?

-       Yo también te amo, pero ¿porqué?

-       Por muchas cosas Minho, no puedo explicarte porqué te amo.

-       No, ¿por qué lo dices como si fueras a irte?

Me vio extrañado y me hizo sentir que se arrepentía por hacerme pensar esas cosas. Luego me vio sonriente, pero no precisamente alegre, acercó su rostro más al mío y rozó mi mejilla con su nariz, hablándome como a un niño pequeño.

-       No iré a ningún lado, me quedaré contigo, siempre.

Volví a abrazarlo fuerte, esta vez siendo correspondido. Todo esto me confundía. Lo sentía lejos de nuevo, como cuando me iba a dejar. Esta sensación de despedida no se me quitaba.

-       Tú tampoco te vayas, prométeme que estarás conmigo siempre.

Su voz se escuchaba entre cortada y casi ahogada en el abrazo, como si fuese doloroso preguntar, como cuando sabes una respuesta que no te gusta, pero aun así mantienes la esperanza. Tanto, que incluso me dolía verle así.

-       A ninguna parte, me quedaré contigo siempre.

-       Promételo, quiero que me prometas que pase lo que pase nunca me dejaras.

-       Kibum, me estás asustando, ¿de qué va todo esto?

-       Es que… te amo demasiado y no quiero que me dejes, tengo miedo a perderte.

Aún así pensaba que lo dejaría. ¿Cómo podría? Con cada cosa que hace llama mi atención, jamás podría estar sin él. A estas alturas me parecía imposible la idea de existir sin él, primero Kibum y después Minho, juntos, así estaba en mi mente.

-       Te lo prometo, nunca te voy a dejar y te voy a perseguir en las vidas que siguen, así que atente a las consecuencias.

-       Tonto, estoy hablando en serio.

No quería que nuestra conversación quedara con este tono amargo que Kibum le estaba dando, por fin las cosas estaban saliendo bien para ambos, ¿qué podría salir mal? Nada más que yo enloqueciera por quererle tanto o que me desquiciara por no tenerle. Este era el real Kibum, un niño asustadizo de todo, el cual era feliz sólo con un beso y un abrazo, con un poco de amor.

...

Apenas al llegar al departamento se dirigió a la cocina, pero yo tenía en mente otros planes. Antes de escuchar cualquier queja de su parte me antoje de robarle un beso y unos cuantos más. Sus labios acorazonados se moldeaban a los míos, tímidos y a la vez demandantes. Podría morir en este preciso instante, ese era la mejor forma en que podría describir todo lo que Kibum significaba para mí y mi vida. Un encuentro casual nos llevó a ésto. Si aquella vez hubiera comprado algo de café en otro lugar jamás habría visitado aquella cafetería, jamás hubiese visto sus cabellos al aire o esa sonrisa en cada tarde que visitaba el lugar. Me impresiona pensar que por ese mínimo detalle ahora mi vida es como es, llena de todo lo que necesito y quiero. Lo que comenzó con un capricho y algo imposible terminó en ésto, en un beso durante una tarde como aquellas, su cuerpo sostenido entre mis brazos y a la vez el mío enredado en los suyos.

...

No podría decir que nunca me cansaría de él, más bien era un sentimiento de que cada cosa era nueva con Kibum, cada día era como si fuese el primero de muchos y esa sensación nunca me abandonaba, por más que creía pensar que ya no podría quererle más, él con sus detalles, caprichos, gestos o con sólo estar me hacia desbordar de mis límites. Esta necesidad de explicarme a mi mismo lo que me sucedía con él me hacía querer estar a su lado, para averiguar si algún día podría descubrir que es lo que amaba tanto de él.

...

Sus brazos nunca dejarán de ser acogedores, de recibirme cada vez que me dirijo a ellos. La expresión de su rostro, yo… ¿realmente estoy vivo? Su cuerpo borra cualquier defensa ante mí y vibra gustoso ante mis caricias. Besar sus cejas levemente enarcadas, besos que culminan en una sonrisa decorando su figura. Te amo tanto, más de lo que alguna vez podré expresarte decirte, realmente jamás lo sabrás. 

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Actualizaré la semana que viene~ (lo digo tan segura porque ya está escrito el capítulo que sigue). Gracias por leer y a las que comentan. Besos para todas -3-♥


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).