Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un bal au loin por Mel_01

[Reviews - 59]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Tarde siglos again, lo mismo de siempre, los estudios. ¡Dios! quiero tiempo. Espero y les guste.

Para cuando busqué las llaves del departamento en el bolsillo de la chaqueta y no las encontré fue que desperté de mi sueño en vigilia. Saqué las manos de la casaca y las observé, cerré los ojos y recordé su toque, la textura de su cuerpo, la suavidad con la que me envolvía y me susurraba palabras de amor con dulzura. Esos recientes recuerdos me hicieron sonreír. Por suerte estaba Sulli en el departamento. Me abrió la puerta al igual que se abrieron sus ojos, grandes y de par en par. “¡Oppa! ¡Mira como vienes!” Me chilló y me regañó hasta llevarme al cuarto, estaba todo empapado, la verdad es que llovía a cantaros y yo ni en cuenta de eso, estaba en otro planeta, o mejor dicho toda mi mente no procesaba otra cosa que no fuera a Kibum. Sacó un poco de ropa del armario y la dejó sobre la cama mientras iba a la cocina hablando sobre algo de hacer una sopa. Me sacó risas discretas, no pude evitar reírme al escucharla hablar y moverse así, como si fuera mi esposa. Mi mente traía al presente recuerdos de Sulli y de cómo la conocí, pero sin previo aviso se llenaba de recuerdos de él, de Kibum. Quité mi ropa húmeda y me puse algo más ligero que ella había escogido para mí. Fui a la cocina y me senté en la mesa a verla cocinar, con su cabello despeinado atado con un extraño sujetador de color rosáceo, ropa casual y su cintura rodeada por las tiras del delantal de cocina, era graciosa, todo de ella lo era. “¿Qué?”. Levemente volteó el rostro para hablarme fijando sus ojos en los míos, “¿tan bien te fue que no puedes sacarte la sonrisa de la cara?”, me dijo en un tono un tanto desafiante, bufé y desvíe la mirada. “¡Ah! ¡Lo sabía! ¡Cuéntame todo!”. Le indiqué que continuara cocinando, tenía hambre y le fui hablando a medida que la sopa se calentaba y que el filoso cuchillo cortaba las verduras. Se detuvo al escuchar que estaba enamorado de un hombre y de nuevo me hizo sonreír, con un poco de vergüenza esta vez. No se sorprendió de que fuera un hombre, más bien de quién fuera él. “Quiero conocerlo”, casi me ordenó con una voz seria, pregunté curioso porqué y coincidí con su respuesta: “Ha de ser una persona hermosa, por eso quiero conocerlo”.

 

...

 

Volví a casa más temprano de lo común, había olvidado mi teléfono y Sulli respondió cuando llamé, lo que me hizo sentir aún más calma, pero también me hizo pensar en Kibum. No había recibido la llamada que le hice prometer antes de irme de su departamento, pero por alguna razón no me preocupaba. Metí las manos a la chaqueta para sacar las copias de llaves que Sulli hizo para mí. Entré ruidoso, intentando llamar su atención para que viniera hacia mí, hecho que no pasó. Di unos pasos hasta llegar a la cocina en la cual me los encontré a ambos. Sulli haciendo la comida y, a pesar de que estaba de espaldas hacia mí, la noté muy incómoda. Kibum estaba sentado en la mesa, con un vaso de agua frente a él que al parecer no tocó ni por una vez. Antes de hacer cualquier cosa él se adelantó. “Te llamé al móvil y no contestaste, así que decidí venir a dejarte las llaves que se te olvidaron el otro día”. Todo lo dijo sin un saludo, sin miradas ni un poco de amor por el segundo encuentro. Sólo sonreí más con mis ojos que con mis labios y me acerqué a saludala, como recién casados dejé los dulces cerca y besé su mejilla. Luego de eso escuché el sonido de la silla y él ya no estaba en la cocina. Le susurré un “no te preocupes” a ella y fui a su encuentro. Antes que cruzara la puerta lo tomé de la mano y lo arrastré al cuarto, a mi cuarto. Cerré la puerta y lo puse contra ella formando una prisión con mi cuerpo. Tenía el rostro rojo, me incliné a besarlo, detenido en el acto por sus manos. “No quiero oír que es tu linda novia con la cual llevas una vida feliz y tienen ilusiones de casarse, porque eso es lo que parece. Pero si me traes a tu cuarto e intentas besarme supongo que es tu amiga, y tampoco quiero escucharlo… me pondré celoso de todas formas”. Al oírlo quise estrecharlo en mis brazos pero continúe su juego. “¿Y”? Realmente me sorprendió su respuesta, me sentí amado y no me contuve más al estrecharlo con fuerza. “Aunque tuvieras novia te seguiría, si te vas lejos lo haré también, incluso si ya no me amas y esto es un juego, está bien por mí, juega conmigo, yo te seguiré  amando”. Callé las palabras de su boca con un sinfín de besos.

 

...

 

Comimos los tres en la cocina, yo era el más feliz, Sulli estaba toda avergonzada y tímida, Kibum con su semblante impecable interrogando discretamente a la chica. Verlo celoso de esa forma me recordó el pasado, sólo había visto una vez esa faceta de él, en realidad no lo conocía, no conocía nada de él más que de las charlas que tuvimos en un principio en mi apartamento. Nuestra relación empezó de forma extraña, nos bastaba acompañarnos y de un momento a otro surgió esta necesidad agobiante de tenernos.

 

...

 

Terminamos de comer y Sulli se encargó de levantar los platos, los lavó en silencio y así mismo se fue del lugar. Me senté en el sofá y cerré mis ojos para pensar, para intentar asimilar el presente, ¿cuándo cambio todo? El ruido de un plató colocado sobre la mesita de centro me despertó, pero me equivoqué, no fue un plato, sino un tazón con café. Se sentó junto a mí bebiendo el suyo. Me dediqué a verle unos instantes, para mi pareció eso, sólo unos instantes, para él fue algo más. “Deja de verme así, me intimidas”. A pesar de sus palabras no pude dejar de hacerlo, tampoco pregunté nada, sólo seguí observándolo. “Dije que dejes de verme”. La vergüenza se apoderó de sus mejillas y su mirada dejó de encontrarse con la mía. Me acerqué, le quité el café y lo dejé junto al mío, acto seguido fui en busca de sus labios y de su toque, sabían a café. Lo besé despacio, como si tuviera todo el tiempo del mundo para hacerlo. Entre los segundos que me separaba de él para respirar me hablaba, me susurraba muchas preguntas, pero no le prestaba mínima atención a otra cosa que no fuera besarlo. “¿Qué estamos haciendo?” Fue lo último que escuche antes de abrazarlo con ternura, sin darme cuenta estaba expresando demasiado con cada parte de mí, no podía contener las lágrimas por estar con él y verdaderamente no importaba nada más, si así fuese no me preocuparía, estaba demasiado feliz sintiéndole para desperdiciar esto, nuestro  momento. “Te amo Kibum”. Me aferré a su cintura para descansar mi rostro en su pecho y volví a cerrar mis ojos húmedos por las lágrimas. Sus manos se adentraron en mi cabello y lo último que sentí fue su dulce voz, “tonto”.

 

 

 

...

 

“Quiero dormir contigo”, confesé sin vergüenza abrazándolo por la cintura mientras tenía en sus manos la perrilla de la puerta, la cual estaba abierta. Desistió de su idea de dejarme durante la noche y me cumplió el capricho. Juro que sólo tenía la idea de dormir teniéndolo cerca, pero sus gestos, sus movimientos, su aroma, todo de él hace que mi cuerpo reaccione. Comencé con un beso suave sobre sus labios rosas, así todos mis besos se esparcieron en su figura, que se notaba más delgada de lo que recordaba. Era simplemente hermoso.

 

...

 

Dejó caer unas lágrimas las que intentó ocultar en el silencio de la habitación. Acaricié su mejilla y la froté con la mía traspasando mi preocupación. “No pasa nada, estoy bien”. Le creí para no ahondar más en su tristeza pero obtuve una segunda respuesta sin siquiera pedirla. “Es solo que se siente tan irreal, ¿realmente estás ahora, aquí conmigo, abrazándome?”. Fortalecí el abrazo respondiendo a su pregunta, siendo correspondiendo de la misma forma. “Minho…”. Me llamaba con una voz distinta, supe que quería preguntar de nuevo, pero esta vez al parecer se le hizo difícil. “Hmm…es Taemin… ¿estás con él?”. Me tomó de sorpresa su pregunta, la verdad ni siquiera lo había recordado. Él noto mi incomodidad y respondí con negativa a la pregunta, antes que esto tomara otro rumbo. “Lo supuse, pero quería estar seguro”. Y contrario a lo que pensaba no preguntó más, no pregunto cuándo, cómo ni porqué.

 

...

 

Lo sorprendí durmiendo, pensé que sería yo el que se levantaría tarde, pero la emoción me tenía en vigilia más tiempo del necesario. Lo cubrí hasta los hombros porque la noche anterior le había quitado todo dejándolo desnudo. Me sentí tentado de lanzarme sobre él pero me contuve y opté por quedarme unos minutos viéndolo dormir. Tomé algo ligero para vestirme y me fui a la cocina. Puse mi mayor esfuerzo en preparar un buen desayuno antes de ir a darme una ducha. Fui al baño pero me devolví al escuchar algo en la cocina, quizás él ya se había despertado. “¡Minho-yah!” Quedé de una piedra al verle y es que lo primero que pensé fue en Kibum que dormía “desnudo” en mi cuarto. Le quité la rebanada de pan que se había echado a la boca e intentaba pensar en cómo decirle que este no era un buen momento. “Jinki hyung, tengo algo que decirte…”, Hyung se volteó a ver el desayuno y se dio cuenta de que era para dos personas. Me miró de nuevo y abrió los ojos. “¡No me digas! ¡Su-Su-Sulli!”. Intenté callarlo pero sus ojos se abrieron aún más mientras apuntaba a mi habitación. Él salió a medio vestir tallándose los ojos y se quedó viéndonos con las manos cerca de su rostro aún. Hyung se quedó viendo a Kibum con un tanto de curiosidad hasta que hasta que abrió la boca de nuevo. “¡ÉL!”. Kibum se metió al cuarto y cerró la puerta de un golpe. Le dirigí la vista de nuevo a Jinki Hyung y lo senté pasándole de nuevo la rebanada de pan. Me habló acerca de haberlo visto antes merodeando el departamento. Una vez lo encontró fuera cuando él abrió la puerta para salir. “Pensé que era un admirador de Sulli”. Me paré de inmediato de la silla y fui al cuarto, lo sorprendí a medio vestir aún y me abalancé sobre su cuerpo que temblaba de la vergüenza, él sabía que yo ya lo sabía. No me aguanté las ganas de amarlo y de hacérselo saber, lo abracé tan fuerte mientras sus manitos me golpeaban el cuerpo, demandando que lo soltara. Antes de decirle lo lindo que se hubiera visto de psicópata me gritó: “¡No digas nada!”. Lo calmé en mis brazos y al rato salimos para que se presentara a Jinki hyung.

 

...

 

Mis días se desarrollan con normalidad, se siguen componiendo de Sulli y hyung en mi departamento y pocas visitas de Kibum. Contrario a lo que mi mente me sugirió, sus visitan no son muy a menudo, él también hizo una vida estos meses y tiene asuntos que atender.  Sólo dos veces me arriesgué a su departamento, la primera perdí el rumbo y en la segunda no se encontraba. En ésta última visita me tope de nuevo con su compañera, malas fueron mis predicciones porque ella si vivía con él. Muy sonriente, eso sí, de una sonrisa ligera sin dejar ver su dentadura, cabello negro con ondas delicadas, una mujer muy hermosa que combinaba con el semblante de Kibum, él se rodeaba de personas preciosas, incluso ese bruto de novio que tenía era hermoso a su manera, pero el más hermoso que lo rodeó sin duda alguna fue Taemin. Pensar en él me provoca un sabor dulce en la boca pero con un amargo final.

 

...

 

Un mes, no es como yo creí pero está bien, está muy bien. Así intento mantenerme cada día, porque lo que en realidad quiero es encerrarlo junto a mí y no separarme de él jamás. Por eso lo evito, sé que si voy en su búsqueda lo consumiré demasiado, prefiero que en sus ratos libres, cuando me recuerde y en su corazón se forme una interrogante sobre mi persona, cuando crea necesitarme sólo un poco, que en ese momento me busque, yo lo recibiré siempre.

 

...

 

Llegó en una situación incómoda, su necesidad de mi surgió justo en un momento no oportuno, discutía con Sulli. La chica me gritó conteniendo lágrimas y explotando en llanto al romperse ante mis palabras calmadas. Kibum le vio salir corriendo por el pasillo chocando hombro con ella y seguido a mí yendo tras su pista. Nuestras miradas se cruzaron menos de un segundo y luego no más, la alcance sujetándola fuerte para que reaccionara. Me vio a los ojos con ira y rabia, desquitando el llanto en mi pecho. Era una niña aún. Golpeteé con toda la suavidad que pude su cabeza y con mi brazo libre la rodee, dirigí mi mirada a Kibum otra vez notando su desconcierto y una pisca de preocupación.  

 

...

 

Desde la cocina, mientras preparaba algo caliente para tomar en el día frío, los observaba, Kibum a pesar de ser mayor preguntó tímido a Sulli. Altanero y llevado a su idea pero muy respetuoso con los sentimientos, de muy cálida compañía. La chica le habló al vacío, abrazando sus rodillas con las lágrimas marcadas en el rostro. Kibum hacía muecas al escuchar, como si parte de él se identificara con sus palabras. Dejé las tazas en la mesa, dos con café y una con chocolate y me integré en silencio. “Es normal, pero eso no quiere decir que lo aceptes. Algún día tu padre entenderá pero eso tampoco significa que tú debes esperar paciente su decisión, no hay forma que él sepa que es importante para ti más que demostrándolo. El problema es que los padres suelen pensar y sentir que no hay nada más importante que sus hijos, ni siquiera los sueños de éstos mismos”. Nunca le había escuchado hablar algo tan profundo, Kibum nunca me había hablado de su familia, de su padre, madre, hermanos, nada. Atento oí su vocecita hablar sobre experiencias de vida y visualice a una Sulli más tranquila. Los observé a ambos y volví a pensar “qué hermosos”. Discutimos temas varios y al final terminé cediendo a su petición de vivir en mi departamento. Le advertí que las cosas no serían fáciles, que debía mantenerse a sí misma. Kibum sólo me observó y me sonrió preocupado de nuevo. Antes de dormir me hizo prometerle que la ayudaría con la mudanza, necesitaba apoyo para enfrentarse a su padre.

 

...

 

Acompañado del aire, el silencio y de su abrazo. Antes de advertirle le pregunté si le ocurría algo y negó, negó dos veces más molestándose la última vez que insistí en mi pregunta. Cuando me había rendido obtuve su respuesta, ésto se estaba haciendo costumbre en él. “Estamos juntos, lo sé, pero es diferente, no es como antes, puede ser que me acostumbré a nuestra relación turbulenta, con más sufrimiento que felicidad. Ahora todo está tan calmo, ya no me buscas frenéticamente  como hacías al comienzo, no me necesitas tanto como yo. Cuando me siento ahogado por las mañanas al no tenerte es que decido buscarte, porque sé mi lugar, soy alguien más en tu vida y no puedo demandar como si me pertenecieras. A pesar de que entiendo eso, este sentimiento no se va…”. Me mantuve en silencio esperando por alguna otra palabra pero al no haber más respuesta pregunté sobre el sentimiento al cual se refería, inspiró aire y habló. “… quiero que me ames tanto que me duela, suena masoquista y si gustas interprétalo así, quiero ver al Minho más impulsivo, él que me necesita tanto que me asusta, él que desea tocarme tanto que me lastima, él que quiere verme con tal deseo que visita cada día la cafetería…”. Sentí que tomaba mi corazón y lo acariciaba despacio, enterrando sus uñas al llenarlo de besos. ¿Cómo explicarle que era mi vida? ¿Cómo explicarle algo que no se explica?  No había forma de hacerlo, porque era enfermante mi forma de amarlo, nada bastaba con él, nada era suficiente y cada vez me consumía. Cuando creía que ya no podía amarlo más me despertaba con la sensación de miedo, ¿me amaba tanto como yo a él? Lo hacía y juro que me mataría sólo para desvanecerme  con el corazón deshecho de felicidad, con su eterno recuerdo. Sus labios tersos me recordaban el lugar y el tiempo en el que estaba. “Yo te amo Minho”, me susurraba sobre los labios. ¿Había algo más perfecto? Nunca podría vivir sin él en este mundo, porque no es sólo mi mente quien lo llama, algo fuera de mí y de mi entendimiento lo exige conmigo.

 

CONTINUARÁ...

Notas finales:

Algo más lindo comparado a los capítulos anteriores, es que no puedo hacerlas sufrir siempre. Gracias por los reviews! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).