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A tu lado siento por Mitzuuki

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A TU LADO SIENTO

 

 

Las calles de la ciudad le parecían más oscuras a esa hora de la noche, pero definitivamente si en momentos como éste le tocaba decidir si estar en su departamento o en la calle solo, la segunda opción llegaba a ser lejos su preferida.

Sabía que lo que ocurría con él no era normal, su familia se lo había mencionado, su hermano se encargaba de decirle siempre que podía que se atendiera esa depresión tan grande que le inundaba el corazón, que lo embarga cada noche y no lo dejaba dormir, logrando que como hoy, a las cinco de la madrugada, tuviera que salir a tomar aire fresco.

-¡Hey niño! ¿No deberías estar durmiendo? – Hizo caso omiso a los hombres borrachos que le gritaban desde una esquina, siguió su caminata lenta hacia el lugar que siempre lo acompañaba.

¿Y cómo podía explicarse lo que le ocurría? Si cuando se lo ponía a pensar, su vida era demasiado perfecta para quejarse, solo resultaba ser que la opresión en su pecho se hacía cada vez más insoportable, casi doliéndole y haciéndole agonizar, sentía que no podía respirar, que su departamento era una cruel jaula preparada para amarrarlo por una larga vida, que nada tenía sentido, que la educación que su hermano le había entregado en estos tiempos era innecesaria, que sus estudios universitarios no servían para nada, se pasaba la vida vagando, sin hacer nada, solo preocupando al resto.

Soy un inútil.

Se repetía una y otra vez mientras dejaba que miles de lágrimas resbalaran por sus mejillas, bañándolas, dejando un agridulce sabor en su delicada piel bañada de un suave tono rojizo por el frío de la noche.

-¡Hey! – Pensaba que no era posible el que dos veces haya sido molestado en una misma noche, solo solía ser una, y sabía arrancarse muy bien de esa situación - ¿Qué haces tan tarde por aquí? – Pero la voz de aquel desconocido logró desconcertarlo, levantó su vista hacia la ajena y aún con su ceño fruncido le dijo

-¿Por qué no solo te largas y me dejas en paz? – Y aún en la oscuridad de la noche, pudo distinguir que sus ojos tenían un extravagante tono morado, su cabello era grisáceo… ¿Un anciano? ¡Para nada! ¡Si ese tipo parecía más joven que su hermano mayor!

-No me faltes el respeto, niño

-Entonces vete de una vez – Bufó frustrado, aunque pudo notar que su corazón estaba acelerado por una razón que no conocía.

Y cuando todo estuvo en silencio nuevamente, y pensó que aquel hombre ya se había marchado de su lado, sintió una cálida presencia cerca de su cuerpo que lo estremeció, miró al costado nuevamente ahora más enojado.

-¿¡No entiendes Japonés!?

-Digamos que viví gran parte de mi vida en Inglaterra – Y le sonrió como si eso fuera lo más normal de la vida, una sonrisa cargada de sentimientos extraños, de una calidez que le aterraba pero a la misma vez lo envolvía, sintió como sus mejillas se sonrojaron y solo fue capaz de mirar hacia el piso… Olvidando el pequeño detalle de que estaba llorando – Me hubiera ido en una situación distinta, siendo que me lo pediste con tanta efusividad – No respondió, se quedó en silencio a la espera del resto del relato – Pero en vista de que son… Las cinco y media de la madrugada, es día de semana, eres joven, estas solo y por lo demás llorando… Creo que es mi deber preguntar qué ocurre

Se secó con la manga de su chaleco el resto de lágrimas que habían cesado de caer.

-N-No veo… El por qué debería responder eso a un extraño

-Solo estoy algo preocupado

-Por un mocoso que te falta el respeto – Rió con ironía, logrando que el mayor arrugara su entrecejo  - Lo siento

-Soy psicólogo, tal vez pueda ayudarte

-No estoy loco

-No he mencionado esa palabra

La tensión se sestaba haciendo presente con cada segundo que pasaba y el menor no emitía señales de aflojar su comportamiento. Un suspiro se escuchó.

-Diría que tienes depresión… Tu cuerpo se ve cansado, tienes unas ojeras terribles, estás llorando y no quieres decirme la razón… Y en vista de que usaste una excusa tan barata como la de que soy un extraño, me da para pensar en que ni tú sabes la razón de tu estado – Lo miró con los ojos abiertos como plato, esta persona de ninguna manera podía saber todo eso con solo ser un psicólogo, estaba más que analizándolo, estaba leyendo su alma – Soy Akihiko Usami, un gusto

Estrechó su mano con desconfianza, sin decir ni una palabra.

-Ahora que no soy un extraño… ¿Me dirás?

-Lo haría, pero tienes razón… Ni yo mismo sé que ocurre – Bufó, ahogando sus gemidos con su boca tapada entre sus mangas – No quiero… Seguir aquí, estoy cansado… Mi vida no tiene un propósito…

-Todos tenemos un propósito en la vida – Akihiko puso su mano sobre el hombro del chico, pero consiguió que éste llorara aún más

-La presión me ahoga, si no fuera por mi hermano yo… Quizás… Mis intentos de suicidio hubieran sido más eficientes… Pero me frenaba al pensar en él, en cómo sufriría si no estuviera a su lado…  - Un sollozo más fuerte se dejó escuchar – Pero luego pienso en su familia… tiene una esposa maravillosa, un hijo perfecto, ambos lo adoran… Y no digo que esté mal, solo… Que a veces siento que soy una carga para él

-Es tu hermano, jamás podría sentirse así con respecto a ti

-Sé que mi estado lo tiene mal, pasa todos los días llamando y llamando a mi departamento y no consigue respuestas de mi parte…

-Tal vez estás celoso de la vida que lleva tu hermano… Tal vez sientes que te ha dejado aparte

-Jamás, se ha preocupado de mis estudios y de que tenga un lugar como se debe en el que pueda vivir

-Es desolación… ¿tienes novia? – Su corazón se detuvo por más de un segundo al escucharlo, y de pronto, como si hubiera sido el destino el que lo puso frente a esa persona le respondió

-No – Y se encontró con otra de esas cálidas sonrisas que Akihiko le regalaba.

Siempre miraba a las parejas tomadas de la mano en la calle, siempre lloraba en las películas de amor con finales felices, y eso hacía que últimamente escogiera solo las de finales tristes o trágicos, evitaba ir a la casa de su hermano para evitar encontrarse con cariñosos momentos entre él y su esposa, evitaba todo eso porque… ¿Se sentía solo… emocionalmente?

Miró a Akihiko con expresión derrotada y se lanzó a sus brazos llorando enérgicamente. Akihiko lo envolvió con sus brazos y regaló un casto beso en su cabello.

-Di en el blanco – Susurró contra su oído para después besar la mejilla del chico que con tanta tristeza tiraba de su abrigo – Será mejor que vuelvas a tu departamento

Se separó de él y limpió avergonzado su cara, sintiendo nuevas emociones cuando miró directamente a los ojos lilas de su acompañante.

-Claro – Dijo rápidamente, poniéndose de pie – Y-Yo… ¡Gracias por todo! ¡L-Lo siento! Por… por hacerte escuchar mis estúpidas historias…

-Fue un placer… ¿Puedo saber tu nombre?

-Misaki

-Misaki… Yo siento que una linda historia se comenzará a construir desde ahora

-Tengo el mismo presentimiento

Ese susurro fue el último que Akihiko Usami escuchó, mientras vio como Misaki corría rápidamente por el oscuro sendero que seguramente, llevaba a la casa del joven desahuciado.

 

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado :D


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