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Bajo el signo de un destino aciago por Paz

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Notas del fanfic:

Desde aquí quiero agradecer los comentarios a “los motivos de Rukawa” por parte de Karluii, (más de uno), dulce_kokoro, AoiiTatsumi y Aoshi_tsuki, también le quedo agradecida a todas las personas que lo leyeron, porque si bien ahora estoy sin escribir nada nuevo me anima a seguir en vuestra compañía. Gracias chicas, deseo que este fic también sea de vuestro agrado.

 

 Se trata de un fic de cuatro capítulos relativamente cortos.

Notas del capitulo:

Sakuragi acepta a Rukawa en su casa de mala gana, de saber lo que acontecería algunos días despues se hubiera negado con más entusiasmo.

Bajo el signo de un destino aciago

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

HanaRu

By Paz

Capítulo Uno: Una lesión inoportuna

Nadie esperaba que surgieran problemas, se trataba de un entrenamiento como muchos otros que habían llevado a cabo a lo largo de los meses, sin embargo, ocurrió lo inevitable, de pronto, en plena carrera, Rukawa cayó en la duela, con una expresión de dolor en el rostro.

Inmediatamente le llevaron a la enfermería, donde se confirmó que sufría la contractura de un músculo en la espalda, en la región lumbar.

No se trataba de una lesión grave, pero si francamente molesta y que le impedía entrenar durante algunos días.

El dolor persistente del músculo no era agudo, solo constante y al tacto se advertía endurecido y tenso. La contractura de ese músculo presentaba dificultades para moverse con naturalidad, el primer cuidado del médico cuando le llevaron a la enfermería fue relajar el músculo, proponiendo que en los días siguientes, había que aplicar calor al músculo afectado, ya fuera con una manta eléctrica o frotándose enérgicamente las manos para apretar ligeramente las palmas sobre el músculo afectado, así como masajear la zona afectada, ese masaje se podía realizar en “seco” con cuidado, aunque lo ideal era disponer de aceite para masajes o una pomada calmante. El profesor Anzai al conocer la dolencia del joven jugador, sabiendo que vivía solo, decidió que la asistencia de un compañero le ayudaría a sobrellevar su lesión, Sakuragi era el adecuado, uno aprendería a relacionarse, el otro a contener sus  impulsos.

-Sakuragi… -le llamó.

El joven acudió al instante, el tono de voz no invitaba a hacer tonterías y así lo comprendió.

-Vives solo, verdad?

-Si, entrenador.

-Rukawa necesita un compañero durante varios días, creo que a ambos les vendrá bien, pasar ese tiempo juntos, así tendrán la ocasión para redimir sus diferencias.

-¡¡Yo!!! Por que yo? –no pudo evitar quejarse- Dígaselo a Mitsui o a Ryota, ellos lo harán encantados.

-Ellos viven con sus familias. Me agradaría enterarme que sus discusiones terminaran y así darán lo mejor de si mismos. El equipo se lo agradecería y yo también. –Echo a andar hacia la salida, al advertir que quedaba atrás se volvió- Venga, recoja sus cosas de la taquilla y también las de su compañero, le espero para explicarle que atenciones necesita Rukawa.

Sakuragi le escuchaba camino a la enfermería.

-Se te suministrará lo necesario para que puedas realizar eficazmente tu labor. –concluyo el profesor Anzai- Lo has comprendido todo?

-Si, entrenador. Haré lo que me pide. –su expresión de resignación era evidente.

El mismo profesor Anzai les llevo a casa, primero pasaron por la de el joven lesionado para recoger sus efectos personales y después tras asegurarse que quedaba  acomodado en el hogar de Sakuragi se marchó.

Los dos jóvenes quedaron callados, sin saber que hacer o decir, mirándose mutuamente, como evaluándose él uno al otro.

-Yo no pedí esto –dijo Rukawa ante la expresión huraña de su compañero.

-Ni yo…, pero te preocupes este Tensai cuidará de ti… -y una carcajada distendió el cargado ambiente creado entre ambos.

Rukawa asintió no muy seguro de él, quien no le decía que en lugar de ayudarle a calmar su contractura, hacia todo lo contrario. Nadie le acusaría de no haber sabido llevar a cabo su tarea, él no era su responsabilidad y si empeoraba quedaría libre de culpa.

Años de práctica para enmascarar sus emociones o pensamientos y en un instante lo olvido todo, dejando que estos quedaran reflejados en su rostro ya que Sakuragi comentó.

-No te preocupes, lo haré lo mejor que pueda. –vió como esa mirada se congelaba en su rostro y su inexpresividad fue completa una vez más.

Hana que tenía las manos los medicamentos necesarios para cuidar del joven moreno, se acercó a la mesilla y los fue acomodando encima, en ordenada hilera. El aceite de masajes, la crema calmante como ayuda extra, y las vitaminas para reforzar sus músculos.

-Deberíamos hacer un programa para llevar a cabo la rehabilitación. –musito Rukawa.

-Si te parece bien, lo haremos dos veces al día, una por la mañana y otra por la tarde.

-De acuerdo.

-Haremos unos estiramientos suaves y luego el masaje muscular.

-Bien… a qué hora?

Sakuragi se quedo pensando, sin decidirse que hora era más conveniente para que no tuviera dolores innecesarios. Aunque el dolor en el músculo debía ser continuo, porque veía como se mordía levemente el labio inferior.

-A las diez de la mañana y a las seis de la tarde –decidió Rukawa ante su indecisión.

Sakuragi lo aceptó.

-De acuerdo, haremos estiramientos pausadamente y de manera progresiva, estirando el músculo para relajarlo, tienes que notar que tira pero sin sensación de dolor. Eh? –Hanamichi dio instrucciones con gesto profesional.

Rukawa en un gesto insólito en él, giro los ojos en las órbitas como pidiendo resignación.

-Dónde voy a dormir? –inquirió mirando alrededor viendo solamente un lecho, amplio pero uno solo.

-Te cederé mi cama porque estas lesionado. Yo dormiré en el sofá.

-De acuerdo… -no iba a discutir con él sobre ello, si así lo quería él estaba conforme.

-Te apetece algo especial de cena? –preguntó Sakuragi.

-Sabes cocinar? –preguntó Rukawa.

-Mejor que tú… -le contesto hastiado por sus dudas.

-Lo dudo.

-Buscas provocarme? –inquirió.

-No…, no estoy en condiciones de buscar una pelea contigo.

-Mejor que lo recuerdes… -dijo saliendo del dormitorio.

Rukawa se adormeció escuchándole trajinar en la cocina.

 

Continúa…

 


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