Jonghyun atrapó un montón de fideos entre sus palillos para llevárselos a la boca, pero se detuvo, mirándolos fijamente, como culpándolos de su situación actual :
- No puedo creer que estemos en este punto de nuevo.
Key tragó lo que estaba masticando.
- ¿A qué te refieres?
Señaló su bol.
- A esta mierda.
Key sonrió, a él le era totalmente indiferente, en realidad.
- No pasa nada, Jjong, El año que viene habrá más suerte.-Le dio una palmadita en el hombro.
- No necesito tu compasión, gracias.- Se la quitó de un manotazo, tras lo cual dio un fuerte suspiro-. ¿Qué tengo de malo? ¿eh? ¿Por qué nunca funciona? ¿Por qué siempre acabo estando solo?
- Quizá…-analizó Key mientras seguía comiendo con indiferencia-… es que te fijas demasiado en el exterior y no en cómo son las personas.
- ¿Vas a decirme que todo esto es culpa mía?
- No del todo. Pero sí tienes una gran parte de culpa.
- Serás… -Levantó el puño de un modo violento, pero no iba a pegarle, no a él. Su mejor amigo desde siempre, la única persona que comía aquellos fideos negros con él cada año. Bajó la mano, mirando de nuevo su comida-. Otra vez celebrando nuestra soltería juntos. Patético.
- A mi me gusta estar soltero.- Removió las verduras para que se mezclaran bien con los fideos-. Y el jajangmyeon me encanta.- Siguió comiendo, emocionado.
- ¿Cómo puede gustarte? –Empezaba a dramatizar-. ¿Qué tiene de bueno ir solo de compras, o al cine, o al supermercado…?
- Todas esas cosas las hago contigo.- Dijo muy tranquilo, concentrando la mirada en su bol.
- Tks! –Estaba realmente fastidiado-. ¿Y qué me dices del sexo? -Key se atragantó con los fideos, tosiendo con fuerza, expulsando buena parte de lo que tenía en la boca. Corrió al fregadero a escupir el resto que había sobrevivido al ataque de tos. Pero Jonghyun ni se inmutó ante su ahogamiento, pues permanecía absorto en sus pensamientos dramáticos.- No todas las cosas se pueden hacer con tu mejor amigo, Key.
Key se dio por vencido. Recogió los fideos esparcidos por la mesa, mientras Jonghyun comía con pocas ganas, todavía molesto.
- Me voy a dormir.
-
Jonghyun le siguió con la mirada hasta la puerta de la cocina.
- Pero si son las 8 de la tarde. Y ni siquiera has terminado de comer.
- Ya no tengo hambre.- Se encerró en su cuarto.
Lo que le faltaba : aún encima de la desgracia que suponía tener que volver a celebrar ese día de solteros, le tocaba fregar los platos. ¡Ese maldito Kibum!
Recogió la cocina (o al menos del modo en que él entendía que se recogía la cocina) : llenó el lavavajillas de trastos, puso la pastilla de detergente y pulsó el botón de ON. Listo. Estaba cabreado, y mucho, pero al menos después de un día de trabajo estresante, podía desahogarse bebiendo hasta quedar inconsciente, ya que era viernes y le habían regalado entradas para varios locales nuevos de la ciudad. Estiró sus brazos, ahuyentando las malas energías.
- Esta noche triunfo.- Señaló los restos de jajangmyeon del fregadero, escupidos por Key-. ¡Seréis los últimos de mi vida!
Se fue a su habitación y buscó desesperadamente algo que ponerse. ¡Diablos!, era lo peor escogiendo estilismos. Decidió buscar ayuda. Key permanecía acostado sobre la colcha, escuchando música, con los ojos cerrados. Se sobresaltó con la escandalosa irrupción de su amigo.
- ¡Dios, casi me matas del susto!
- Necesito tu ayuda.
- ¡Qué raro!
- ¿Podrías prestarme una camiseta? No encuentro nada que combine con esto.- Señaló sus pantalones.
- ¿No encuentras nada que combine con el color negro? Di más bien que tu ropa apesta y por eso siempre vienes a pedirme la mía.
- Si ya lo sabes, no busques explicaciones.
Key ignoró la discusión y se levantó para buscar en su armario algo que quedara bien con aquellos pantalones. O mejor dicho : algo a lo que no le tuviera mucho cariño. Por si acaso. Ya le estaba entregando la prenda a Jjong, y éste estaba a punto de alcanzarla, cuando la volvió a acercar a su cuerpo.
- Como ocurra lo mismo de la última vez…
- ¿Otra vez con eso? Key, te juro que la cuidaré.
- Como vuelvas a vomitar sobre ella, me comprarás no una, sino dos camisetas nuevas, ¿estamos?
- ¡Estamos! –La agarró con fuerza, forcejearon un rato y Jonghyun consiguió arrebatársela-. ¡Gracias, Yeobo! –Le dio un beso en la mejilla y salió de su cuarto.
- ¡No me llames…! -se acarició la mejilla, todavía húmeda por el fugaz roce de los labios de su mejor amigo-… Yeobo…
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Se apoyó en la barra, hastiado de que el alcohol no estuviera haciendo en él el efecto deseado.
- ¿Qué cojones le echáis a esta mierda? –Le increpó al camarero-. ¡Parece que estuviera bebiendo agua!
- Será que te has hecho inmune al alcohol, Jjong.- Rió su amigo Jung Shin, sirviéndole una nueva copa de un líquido rosáceo.- Prueba esto.
- ¿Qué coño es? Tiene un color muy raro…
- Es algo nuevo. Te gustará.
- Como no me suba, tendrás que invitarme.
- Ya estás invitado.- Le guiñó un ojo.
- ¿Eh? –Le señaló a una chica que les miraba junto a la columna que había cerca de allí-. WOW!, ¿Quién es? –Preguntó interesado.
- Jessica. Un bombón. Trátala bien, ok?
- Claro… -se miraron con complicidad-… para después tratarla mal…- Ambos rieron. Aquella era su frase de guerra, como de costumbre.
Sin embargo, la noche no resultó como esperaba. Por un lado, la chica era muy guapa : rubia, delgada, menuda y con buen carácter. Por otro, era increíblemente estrecha. No había conseguido ni siquiera ponerle la mano en la cintura. Y empezaba a notar que la bebida rosácea que le había servido Jung Shin empezaba a hacer efecto : se moría por llevarla al baño de mujeres y hacerle olvidar hasta su nombre. Pero ella retrocedía dos pasos cada vez que él daba uno hacia ella, intentando acorralarla. Se ponía nerviosa y miraba a todos lados, como buscando ayuda. Al rato, esa ayuda llegó en forma de chica. Otra chica rubia de pelo corto la arrastró de allí sin dejar siquiera que se despidiera de Jonghyun. Éste bufó, molesto.
- Puta estrecha…
- ¿Una mala noche? –Una nueva chica se apoyó en su hombro. Era Tiffany, una gogó espectacular que se había llevado a su casa un par de veces.
Le sonrió, alzando su vaso.
- Feliz Día Negro.
- Igualmente.- Ella levantó el suyo y brindaron-. ¿Qué bebes?
- Una mierda nueva que me ha dado Jung Shin. No está mal.
- Ah… Veo que lo de siempre ya no te sirve.
- Creo que mi cuerpo se ha vuelto exigente.- Rieron.
- ¿Te apetece…-la chica le agarró descaradamente el trasero con un mano-… bailar?
Jonghyun se rascó la cabeza, mirando al suelo.
- La verdad es que no creo que pueda… bailar… He bebido demasiado.
- No pareces borracho.
- No lo estoy, pero mi equilibrio habla por sí solo.
- Bueno…- Se acercó a su oído. Esa chica nunca se andaba con rodeos-… quizá sea mejor que te acuestes…- Le quitó el vaso de la mano, haciendo que ésta se posara sobre su trasero, para igualar posiciones.- ¿Vamos a mi casa?
Algo hizo cortocircuito en el cerebro de Jonghyun en ese momento.
- Honey…- Dejó caer sus manos a ambos lados del cuerpo de la chica-… de verdad que lo siento. Pero hoy mi amiguito no está por la labor.- Señaló con sus ojos su propia entrepierna, riendo, haciendo que ella le imitara.
- Eso… puede arreglarse…- dirigió una de sus manos hacia allí, pero él la detuvo, agarrándole las muñecas.
- Perdóname, ¿sí? –Le dio un beso en la frente y se alejó de ella.
- ¡Kim Jonghyun, te arrepentirás de haber dejado escapar esta oportunidad!- La escuchó gritar mientras se iba; adoraba montar escándalos en cualquier lugar-. ¡La próxima vez no te lo pondré tan fácil!
“Apuesto a que sí”, pensó mientras salía del lugar, caminando con ese aire de suficiencia tan característico de él. Decidió volver a casa andando, el aire frío de invierno le ayudaría a bajar el efecto del alcohol para poder recuperar su equilibrio y evitar pasarse toda la noche escuchándole una manada de helicópteros rodeando su cama. Era media hora de trayecto, pero le venía bien. Quizá buscar la solución a sus problemas en las citas nocturnas no era la más inteligente de sus ideas. Pero salir con chicas de su trabajo tampoco había resultado. A lo mejor Key tenía razón y él era el culpable de su propia soltería. A lo mejor él tenía una tara, invisible para él, pero que se convertía en un letrero luminoso de advertencia de peligro para los demás.
Abrió la puerta lentamente, el paseo le había cansado, hacía demasiado frío y se moría por enterrarse bajo sus sábanas, olvidando por completo aquel día y aquella noche. Al pasar por la cocina vio un bulto sobre la mesa, algo tapado con un trapo rosa. “¿Key ha estado cocinando?” . Lo destapó y vio que ocultaba un plato lleno de brownies, con una nota : “no te acuestes sin comer nada o la resaca será peor. Hay zumo de naranja en la nevera”. Sonrió. Su maldita “umma” estaba en todo. Devoró uno de los pastelillos y bebió un vaso de zumo antes de marcharse a su habitación. Miró el reloj de la sala, que marcaba las 8 de la mañana. “Buena hora para dormir”, ironizó, bostezando.
Al pasar por delante de la puerta del cuarto de Key escuchó unos ruidos extraños. Más que extraños, sospechosos. Removió su cabeza, evitando aquella idea, odiándose a sí mismo por ser tan mal pensado. Pero justo cuando iba a abandonar la escucha, un nuevo sonido le hizo caer en la cuenta de que estaba en lo correcto : eran gemidos. “Ese maldito Kibum” sonrió, incrédulo, “me dijo que no iba a salir y ahora está ahí dentro follándose a algún pervertido”. Esa idea le hizo escalofriarse, aunque no supo bien por qué. Key no solía llevar a sus ligues a casa, es más, no solía ligar mucho, ya que apenas salía. Jonghyun siempre pensó que Key no era el típico tío con el que se puede estar sólo una noche y luego deshacerte de él como si fuera un kleenex : era demasiado valioso.
Un nuevo susurro le alejó de esos pensamientos. “No le estoy espiando” se autoconvenció, “es sólo… curiosidad…” Tomó el pomo de la puerta, con los ojos fuertemente cerrados. No sabía qué le había impulsado a hacerlo, ni qué esperaba encontrarse al otro lado de la madera, pero algo en su interior no le dejaba proseguir su camino hacia sus cálidas sábanas. Abrió la puerta en silencio, y sólo cuando consiguió contener la respiración, abrió los ojos. Ojalá no lo hubiera hecho. La escena era demasiado insoportable. Key estaba tumbado en la cama, únicamente vestido con su ropa interior y una camiseta vieja que había usado Jonghyun cuando formaba parte del equipo de básket del instituto. Sonrió al verlo. Pero la sonrisa duró pocos segundos, ya que lo siguiente que observó fue que Key no estaba dormido, sino perfectamente consciente, acariciando la camiseta con cuidado, acariciándose a si mismo. Introducía su mano dentro de sus calzoncillos un instante, para luego sacarla y volver a tocar aquella tela verde y desgastada. Sus labios entreabiertos, su respiración agitada, sus cabellos revueltos… era demasiado incitante.
Jonghyun se había quedado petrificado apoyado en la puerta, de tal modo que su cuerpo perdió ligeramente el equilibrio y la hizo chocar con fuerza contra la pared, provocando que Key se sobresaltara. Sus ojos se cruzaron durante un breve momento, y rápidamente el “espiado” se sentó en la cama, tapando su evidente erección con las sábanas.
- ¿Ya… ya has vuelto? –Tartamudeó, notoriamente sonrojado.
A Jonghyun le costó trabajo responder.
- Ehm… sí… – Se rascó la cabeza, intentando mantener la cordura.
- ¿Cómo ha ido? – ¿Cómo era posible que Key tuviera ganas de conversación en semejantes circunstancias?
- Bueno… no muy bien… No he conseguido emborracharme. Y eso que he bebido mucho.
- Vaya…
Se hizo un silencio incómodo entre ambos. Jonghyun sabía perfectamente que era el momento de salir de allí e irse a dormir a su habitación, pero sus pies no se despegaban del suelo. La visión de Key masturbándose (o al menos intentando hacerlo) había sido demasiado impactante.
- ¿Sabes? He probado una bebida nueva…- Explicó, sin saber muy bien por qué le contaba aquello, mientras caminaba hacia la cama de su amigo-. Sabía un poco rara…- Se sentó junto a él-. Era rosa.
- ¡Dios!, ¿en serio? ¿rosa?
- Te habría encantado.- Le sonrió, llevando su dedo índice al pecho de Key, jugueteando con las letras impresas en la tela.- ¿Cómo es que aún tienes esta camiseta?
- Me… me gusta. Es muy cómoda.
- ¡Es muy vieja!, mira, está llena de agujeros. –Empezó a tocar con sus dedos los pequeños agujeros que la camiseta tenía en la parte delantera.
- ¡Para, la romperás más! –Intentó detenerlo con sus manos, pero no lo consiguió.
- ¡Mira éste, es enorme! –Jonghyun introdujo su dedo en un agujero lo bastante grande como para que cupiera en él. De pronto ambos se quedaron quietos. Su dedo, aquel dedo juguetón que intentaba molestar a Key, había encontrado algo al otro lado de la tela y lo estaba tocando. Key sintió un escalofrío recorrerle cuando el dedo de su amigo le tocó el pezón, que inmediatamente reaccionó, endureciéndose. Durante unos segundos, ambos se quedaron inmóviles, mirándose a los ojos, intentando explicar lo que estaban sintiendo por dentro, aquella indescriptible sensación de curiosidad mezclada con deseo. Jonghyun movió su dedo ligeramente, tocando con sutileza aquella areola, como si acabara de descubrir algo impresionante. Key inclinó un poco su cabeza hacia atrás, cerrando los ojos por instinto, dejando escapar un pequeño suspiro, que Jonghyun entendió como la bandera verde para seguir adelante con lo que fuera que estuviera dispuesto a hacer. Acercó su boca al delgado cuello de Key, dudoso, y posó sus labios sobre su piel blanquecina, suave, jamás había entrado en contacto con su piel de aquella manera. Dio un pequeño beso ahí, otro un poco más abajo, en la clavícula, y otro en el hombro. Aquella camiseta le quedaba enorme, tanto que se le escurría por su cuerpo delgado, haciéndole ver increíblemente sexy con ella. Acarició su oreja con la punta de la nariz, embriagándose del aroma de su delicioso amigo, que permanecía inmóvil, dejándose besar, todavía con los ojos cerrados, sintiendo aquel dedo jugar con su pezón ya sin miramientos. Jonghyun se separó, intranquilo por no sentirse correspondido con sus actos, y se volvió a situar frente a él, lo que hizo que Key abriera los ojos, preguntándose qué había hecho que todo aquello se detuviera. Se miraron durante lo que parecían ser horas, con los ojos brillantes de deseo, con unas ganas increíbles de arrancarse la ropa a tiras, pero por algún motivo ninguno de los dos se atrevía a avanzar.
De pronto, Key tomó la iniciativa. Agarró la nuca de Jonghyun y se acercó a sus labios, devorándolos con fervor, jugueteando con su lengua sin miedo, lanzando toda su artillería pesada. Había llegado a ese punto de no retorno y estaba bien por él. Incluso si recibía una paliza por su atrevimiento. Se alejó un instante para comprobar que su amigo no tenía ganas de asesinarle, y lo que consiguió fue que éste se aferrara a su cintura, aproximándole de nuevo a sus labios, volviendo a fundirse en besos y lametones. Jonghyun se quitó la camisa, desabrochando torpemente los botones con la ayuda de Key, que fue empujado hasta quedar totalmente tumbado sobre el colchón. Acto seguido se deshizo de sus pantalones y se acercó gateando a la entrepierna de su amigo.
- ¡No! –Exclamó Key, entre jadeos.
- ¿Qué ocurre? –Jonghyun no pudo evitar sentirse sorprendido por aquel ataque de vergüenza repentino.
- No creo que esto sea una buena idea, Jjong.
- ¿Por qué? – Se agarró a la goma de sus calzoncillos, travieso.
- Podría enamorarme de ti. Más de lo que ya lo estoy.
Jonghyun se quedó paralizado al oir esas palabras. Su mente empezó a recabar información sobre la vida amorosa y sexual de su amigo, intentando buscar sentido a lo que acababa de salir de su boca, pero por más que lo intentó, ningún indicio le hizo pensar que sentía algo como eso por él. Se mantuvo quieto, mirando aquel elástico, aquel trozo de algodón que ocultaba de mala manera un bulto en la entrepierna de Key. No se lo pensó más y arrancó la prenda de un tirón, haciendo que Key diera un respingo por el susto. De la misma manera se quitó lo que le quedaba de ropa y se colocó encima de él.
- Hazlo.
- ¿Eh? –Seguía desconcertado.
- Enamórate de mi. – Vertió su boca sobre su pecho, inundándolo de su saliva, paseando su lengua por todo aquel cuerpo de porcelana, hermoso y virginal que le atraía de un modo cruel y exagerado como nunca antes había sentido. Se movió bruscamente, haciendo que sus erecciones se rozaran, provocando que pequeños suspiros se escaparan de la boca de su dulce ángel-. ¡Chtss!, tenemos vecinos, ¿sabes? –Le recriminó.
- Tonto.
Se removió del colchón, haciendo que Jonghyun cayera sobre él, y cogió algo de la mesita de noche. Lo siguiente que vio Jonghyun fue a Key sentado sobre él con un plástico rosa entre los dientes.
- ¡No me jodas, Kibum! ¿Rosa? –Se echó las manos a la cabeza.
- Es de fresa.- Explicó, como si hiciera falta.
- Ya lo veo…
- Es que verás… -Abrió el envoltorio con los dientes y sacó el profiláctico de su interior, jugando con él. Se acercó a la boca de su amigo y susurró-: me encantan las fresas con nata.
Jonghyun podría haberse corrido con aquella simple frase, pero todo su historial como Casanova se iría al traste por ello, de modo que se contuvo, no sin esfuerzo, mientras Key le colocaba despacio el condón sobre su excitado miembro. No habría sido tan difícil de soportar de no haber sido porque había utilizado la boca para hacerlo, de un modo magistral y efectivo. Tras colocarlo, le miró, sonriente.
- Tienes mucha práctica.- Sonó como enfadado, lo que hizo que Key se deslizara hasta su oreja.
- Sin reproches.- Le puso un dedo sobre sus labios, evitando que Jonghyun dijera algo más al respecto y así fue. Simplemente besó aquel dedo hermoso, fino y delicado, que parecía estar guiándole. Lo acarició con la punta de la lengua, haciendo que la expresión de Key se transformara súbitamente y lo alejara de su boca. Se situó entre sus piernas, a cuatro patas sobre la cama y miró a su amigo con lascivia, mostrando ante él el espectáculo más sensual jamás presenciado por ninguno. Deslizó aquel dedo húmedo por la lengua de Jonghyun hasta su propio trasero, enterrándolo en él, dejando escapar un quejido de placer, que ahogó al momento de devorar el miembro de Jonghyun con pasión, haciendo que éste se retorciera de gusto, sin saber a dónde dirigir sus ojos o sus manos…
Key movía sus manos con energía : una en su interior y la otra frotando el miembro de Jonghyun mientras le regalaba lametazos, sin apartar la mirada de la de su amigo, que había deslizado sus manos hasta su cabello y le marcaba el ritmo de un modo pausado y profundo, haciéndole enloquecer.
De pronto Key abandonó su postura y abrió sus piernas ligeramente, dejándolas a ambos lados del cuerpo de Jonghyun, y se sentó sobre él.
- ¡Dios, Key! –Jonghyun le acarició el pecho sobre la camiseta, que aún llevaba puesta-. Eres tan sexy…
- No hay marcha atrás, Jjong.
Se elevó un poco de su cuerpo para tomar la suficiente distancia y enterró el miembro de Jonghyun dentro de él, no sin cierta dificultad, puesto que había sido demasiado brusco y el dolor se hacía patente.
Hizo una mueca de molestia.
- ¿Te duele? –Preguntó Jonghyun, preocupado, incorporándose sobre sus codos.
Key negó con la cabeza y le tumbó de nuevo, haciendo que el miembro saliera de su interior casi por completo, dejando sólo la punta dentro. Empezó a moverse a un compás lento, jugando sólo con la punta, acostumbrándose a su intromisión, mientras Jonghyun le empujaba hacia abajo con las manos en sus caderas : lo quería YA. Pero su ángel estaba jugando con su paciencia y se movía despacio, dejándole entrar cada vez un poco más, pero nunca de un modo definitivo. Abrumado, se incorporó de nuevo y le agarró las nalgas, aproximándole hasta su cuerpo de forma violenta, penetrándole de una sola estocada hasta el fondo, lo que provocó un fuerte grito de placer en Key, rápidamente oculto por la boca de Jonghyun, que lo besó con desesperación.
- Fóllame.
Fue lo único que Jonghyun escuchó antes de volverse loco. Con sus caderas empezó a marcar un ritmo salvaje, haciendo que el cabecero de la cama golpeara la pared incansablemente, pero aquello no les detenía ni desconcentraba. La visión de tener a Key sobre él, moviéndose sobre su cuerpo, era demasiado.
- Tócate.- Exigió Jonghyun-. Quiero verte hacerlo. Como antes.
- Pervertido…- Se rió, pero obedeció como un cachorrito y empezó a masturbarse, sin perder de vista los ojos de Jonghyun, que le miraba anonadado al principio, para luego unir su mano a la de su amigo y proseguir juntos el festival onanista.
Se podría decir que pasaron horas deleitándose con sus cuerpos. Ninguno de ellos lo supo, porque perdieron la noción de la realidad. Sólo fueron conscientes de que el mundo seguía ahí fuera cuando abrieron los ojos y se encontraron abrazados, completamente pegados el uno al otro, rodeados de envoltorios de preservativos.
- ¿Qué demonios… pasó anoche? –La voz de Jonghyun sonaba ronca, resacosa.
- Estabas… muy excitado…- Explicó Key, muriéndose de la vergüenza-. ¿Qué bebiste?
- No lo sé. Un… extraño líquido rosa.
END.
