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Aeternum. por PauYh796

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Notas del capitulo:

Número de palabras del capitulo sin notas: 9.046

El adiós y la vida sin él. Parte I


Sasuke caminaba junto a Naruto y Naruto caminaba junto a Sasuke. Hace pocos minutos habían descubierto que caminaban sin rumbo, aun así poco les importó y siguieron en camino a la nada. Pronto, y sin tener la intención realmente llegaron a aquel barrio fantasma en el que Naruto había estado con Itachi horas antes.


—¿Conoces la historia de este lugar? —preguntó Naruto rompiendo el no tan incomodo silencio.


Sasuke asintió. —La terrible masacre de la gente que vivía acá, el único sobreviviente del lugar, y su escape en busca de una vida mejor.


—Pero, me pregunto algo. ¿Por qué mantenerlo como un barrio fantasma?, ¿por qué no hacer que el lugar reviva?


—Tal vez por la carga tan pesada que tiene. Digo, nadie querrá vivir por estos lares sabiendo que mataron a un montón de gente.


—Bueno, eso sí.


Caminaron un poco más por en medio de las calles vacías, las edificaciones se veían desgastadas en medio de tanto polvo y abandono; aun así el lugar mantenía un aura misteriosa y encantadora, casi mágica que de alguna manera hizo que respirar se volviera más fácil.


—Sasuke —comenzó Naruto una vez se ubicaron sobre un pequeño pastizal empolvado—. No es que lo desee ni mucho menos pero, ¿no era Namikaze Naruto lo más importante para ti?, ¿por qué te ves tan relajado?, ¿no te duele?


Sasuke sonrió al cielo viendo las esponjosas nubes que se deslizaban por las zonas más azuladas. —Hay una cosa que tuve que decidir; lloraba su funeral o…


Naruto interrumpió. —O celebrabas su cumpleaños —dijo con una sonrisa—. Itachi me comentó aquello. Entonces, ¿decidiste no llorarle?


—Sí —afirmó sonriente—. Porque él no querría verme llorar en su día favorito del año.


—¿Su cumpleaños era su día favorito? —preguntó en un tono de incredulidad.


—Sé que suena egoísta pero a ninguno nos parecía eso. Es más, decidimos que ese día lo mimaríamos como nunca; ¡Imagínate cuantos regalos obtenía!


—¿Y ya le diste el regalo de este año?


—Algo así.


Naruto no preguntó a que se refería Sasuke para no incomodarlo. Prefirió quedarse callado y responder con una ligera sonrisa.


—¿Entonces planeas celebrar su cumpleaños o algo así?


—Tampoco estoy tan desquiciado —dijo riendo—. No organizaré una fiesta a alguien que no está. Pero hay algo que si puedo hacer.


Naruto miró con curiosidad.


—Celebrar su cumpleaños como si su padre siguiera acá.


—¿A qué te refieres?


—Ya que Minato-san desapareció no hay padre que celebre el cumpleaños de su hijo, por ello intento meterme en un rol de padre un rato por hoy. Hace tiempo, en cada cumpleaños Minato-san solía invitarlo a comer lo que quisiera, por más extravagante que fuera —sonrió—. Entonces quise recrear un poco eso programando un almuerzo en un gran restaurante, cena para dos, solo que solo ira uno.


—¿Hoy iras a cenar con él?


—Supongo. Será algo muy parecido.


—Entonces no hay tiempo que perder.


Sasuke lo miró confundido.


—No puedes ir desarreglado a una cena tan importante —aclaró con una sonrisa paternal.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Naruto se recostó contra la pared y se dejó caer al suelo una vez Sasuke salió por la puerta de la mansión Uchiha dispuesto a ir a su cita. Por alguna razón ese día tenía un peor ambiente que otros, por lo menos así era para Naruto, quien se sentía totalmente perdido en medio de un gran universo que de ninguna manera estaba sometido a su disposición.


Pero, aunque todo se le venía encima no podía simplemente dejarse arrastrar de la corriente que quería destruirlo.


Solo quería disfrutar del poco tiempo que le quedaba.


Y ya había decidido como lo haría.


Lo pasaría con Sasuke.


Con nadie más que Sasuke.


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Actualidad, 18 de octubre, Japón.


Con los exámenes a la vuelta de la esquina tanto Sasuke como Naruto se enfrascaron totalmente en estudiar. Cada uno metido en cada materia como si sus vidas dependieran de ello, y puede que así fuese. Desde estudiar dinámica para física hasta estudiar el cubismo para literatura, cada dato, cada formula parecía importante; por eso era frustrante saber que todo era importante. Y después de cinco días de libro tras libro por fin comenzaban a sentir que estaban listos para el examen.


Naruto miró a Sasuke desafiándolo risueñamente.


—¿Características del Romanticismo? —preguntó Naruto.


—Exaltación del yo —respondió Sasuke para después comenzar a dar una lista detallada de todas las características del Romanticismo y con esto los autores destacados de su época.


Sasuke acabó con una sonrisa. —Mi turno —anunció. Lo pensó unos segundos y después exclamó emocionado—. Quiero las formulas de disoluciones; química —dijo con una sonrisa. Naruto suspiró y comenzó a recitarlas; que la masa era igual a… ó que la concentración, que el rendimiento.  


 …Pasaban así hora tras hora, ejercicio tras ejercicio, y tema tras tema.


—¿Sabías que si no me gradúo de inmediato me quitaran la presidencia? —soltó Sasuke de repente sin apartar la vista de unos ejercicios de trigonometría que parecían bastante difíciles.


Naruto giró. —¿Pueden hacer eso?


—Sí, no es nada ilegal. Es más, está estipulado en el testamento —soltó el lápiz y se volvió hasta Naruto—. Dice, y cito: “para ejercer su puesto en presidencia, Uchiha Sasuke, como mínimo debe tener el título de graduado del instituto”.


Naruto asintió dando a entender que comprendía la situación. —Pero no debes preocuparte, que de seguro apruebas todo.


Sasuke asintió levemente y no respondió mientras giraba de vuelta a los ejercicios, se concentró en los números que tenía en frente esbozando una pequeña sonrisa ahora portando una confianza renovada.


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Actualidad, 20 de octubre, Japón.


Más de 200 preguntas.


En medio de un salón de aspecto monótono, donde todos los presentes se mantenían con la cabeza y mente metidas entre las preguntas. Todas las materias, toda clase de preguntas, ¡el examen era más riguroso que algún examen de admisión en alguna universidad!, aun así las respuesta parecían fluir tanto para Sasuke como para Naruto, que veían una pregunta y casi que podían reírse de lo fácil que estaba.


Aquel día la multinacional Uchiha había quedado a manos de la junta administrativa, cosa que tenía a Sasuke un poco nervioso; si algo había aprendido en el último tiempo era lo poco que podía confiar en aquellas personas de intenciones dudosas.


Por otro lado se encontraba Naruto quien disfrutaba enormemente sus últimos días en el instituto. Y lo que todo el mundo creía; todos comenzaban a hablar de lo que pasaría en sus vidas ahora que iban a estar a merced de la sociedad. En alguna ocasión Sai le había preguntado a Naruto que qué era lo que iba a hacer en cuanto saliera del instituto; en ese momento Naruto solo había sonreído levemente y se había encogido de hombros.


¿Acaso alguien sabía lo que pasaría una vez salieran?


De acuerdo, puede que Naruto sí. Aun así esperaba con toda su fuerza que su destino cambiara en cualquier segundo, que las cosas fueran mejores. Que llegara un príncipe de armadura de plata para salvarlo de la muy segura agonía que tendría.


¿Había alguna forma para evitar que Naruto cayera en manos de aquellas personas?


…Quien sabe.


 


Después de un buen tiempo todo acabó. Y todos los estudiantes fueron libres; corrieron hasta la salida del instituto donde más de uno tomó una gran bocanada de aire.


—¡Creí que nunca acabaríamos! —gritó Kiba aliviado.


—No planeo estudiar más por un buen tiempo —apoyó Sakura sentándose en el piso.


Así varios comentarios aparecieron en el aire, todos quejándose del examen.


Pero las cosas cambiaron cuando Sakura —quien se quejaba más— vio a Sasuke salir del instituto caminando lentamente, de seguro igual que cansando que los demás. Con una sonrisa se levantó del suelo y caminó hasta donde Sasuke se había quedado quieto contra una pared cercana.


—¡Sasuke-kun! —gritó para llamar la atención.


Sasuke giró, la miró y sonrió.


—¿Hace cuanto no hablamos? —preguntó Sakura al aire.


—Mucho.


Sakura recordó algo de repente y una sonrisa aun más grande se extendió por su rostro. —Ahora que te veo… —comenzó—. Los rumores dicen que estás viviendo con Naruto.


—¿Rumores? —preguntó Sasuke escéptico.


—En realidad lo escuché de Kiba —admitió apenada—. Pero aun así tengo que confirmarlo. ¿Es verdad?


—Sí —aceptó Sasuke sin más.


Un chillido de emoción salió por parte de ella haciendo que Sasuke cubriera sus orejas. —¿Ha pasado algo? —preguntó con cierta emoción en los ojos.


Sasuke suspiró. —¿Te puedo mentir? —preguntó.


—No. Te conozco bien, sabría si me mientes.


—De acuerdo —suspiró de nuevo—. Si quieres saberlo, en este momento podríamos decir que somos novios.


Otro chillido de emoción.


—Eso me quita mi oportunidad.


Sasuke la miró sin terminar de entender.


—Creo que cuando éramos pequeños nuestras familias respectivamente esperaban que cuando nos hiciéramos mayores nos casáramos. Hubo una época en la que mi madre no dejaba de insistir en que “tenía que conquistar a Uchiha Sasuke”. Solo que ella no termina de entender que nosotros no podemos ser más que amigos, nunca —dijo respondiendo a la pregunta silenciosa de Sasuke.


—Tendrás que buscarte otro prometido.


—Eso parece —dijo soltando una pequeña risa.


Pero de repente sus ojos volvieron a tener ese brillo que tenía en cuanto llego. —Y dime… —dijo mostrando una sonrisa confiada—. ¿Hasta dónde has llegado con él?


Sasuke ahogo un gemido de sorpresa al entender a lo que Sakura se refería. —¡No tengo porque contarte de mi vida sexual! —le gritó un poco más alterado de lo que quería.


—Solo era curiosidad —se excusó mientras soltaba una carcajada.


Sasuke la volvió a mirar.  


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Actualidad, 5 de noviembre, Japón.


Sasuke dormía sobre el escritorio en lo alto del edificio administrativo de la multinacional Uchiha, con solo una mirada podías apreciar lo cansado, más bien agotado, que se encontraba. Llevaba más de cinco días sin volver a la mansión Uchiha. De repente todo se había vuelto totalmente exhaustivo, montones y montones de trabajo habían caído sobre sus hombros, tanto que ni había tenido tiempo de respirar.


Y aquel día en específico se maldecía a sí mismo, pues debería estar en su propia graduación, en cambio estaba metido entre montones de papeles.


En el instituto le habían dicho que “entendían” la situación y que para ser “amables” mandarían el diploma por correo. Para Sasuke fue algo como “nos alegra que no vengas”; pero de alguna manera lo había superado y aunque ahora se arrepentía de no poder ir a su propia graduación en parte lo agradecía.


Y era simple la razón; pensaba en todas las familias felices que se presentarían en la graduación de sus hijos, los aplausos y toda la cursilería. Sasuke no quería atravesar todo eso solo, Itachi de seguro no se hubiera presentado en la graduación; de Mikoto no habían noticias desde hace ya tiempo, hace uno o dos meses había mandado una postal diciendo que estaba bien en alguna ciudad del norte, así que parecía que no volvería pronto.


Pero, pensando en eso a Sasuke le cayó una verdad encima.


¿Y Naruto?


Él definitivamente estaba atravesando por todo eso, justo en ese instante. ¿Y Sasuke tenía lastima de él mismo?, cuando esa misma mañana Naruto había enviado un mensaje a Sasuke diciendo en él lo emocionado que estaba por poder salir del instituto con un diploma bajo el brazo.


Una sonrisa involuntaria se posó en el rostro de Sasuke cuando pensó en Seichi Naruto.


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Naruto llegó a la mansión Uchiha portando el diploma de la ya pasada graduación.


Mientras cerraba la puerta un olorcillo a comida le inundó los sentidos; una vaga esperanza de que Sasuke estuviera en casa le llenó la mente y caminó con rapidez hasta la cocina, donde se llevó una decepción al ver a Itachi cocinando seriamente.


—Hola —saludó el pelinegro al sentir el movimiento.


Naruto respondió el saludo vagamente.


Antes de irse con un poco de nerviosismo habló. —Tengo un favor que pedirte —anunció.


Itachi, al escuchar esas palabras dejó de concentrarse en la comida y giró hacia Naruto para mirarlo curioso por lo que estaba a punto de decir. —Te escucho —dijo para que hablara.


—Lo diré sin rodeos —suspiró—. Quiero hacer algo pero para eso necesito la mansión sola. Sé que lo que pido es bastante egoísta y puede que ni siquiera tenga la autoridad moral para pedirlo pero quiero hacer algo especial.


—¿Qué es?


—Una cita —sonrió—. Quiero hacerle una perfecta cita a Sasuke —esperó unos segundos—. Lo tengo todo preparado para el 9 de noviembre; ¿me ayudaras?


Itachi, que no tenía conocimiento alguno sobre la relación de novios de su hermano y su ahora cuñado primero se sorprendió, pero luego lo entendió y con una leve sonrisa asomándose por la comisura de sus labios exclamó.


—Cuenta con ello


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Actualidad, 8 de noviembre, Japón.


—No, no. La estás tocando demasiado rápido —interrumpió Yahiko con notable frustración en la cara.


Naruto dejó caer sus manos al costado de la guitarra y preguntó con la mirada lo que estaba haciendo mal. —La necesito perfecta para mañana —susurró desesperado.


Yahiko lo miró a los ojos. —Vamos a hacerlo de nuevo —dijo con una sonrisa.


Naruto aceptó sin pronunciar palabra y volvió a posicionar los dedos sobre el mástil de la guitarra para comenzar a moverlos haciendo que los acordes salieran torpemente uno tras otro.


Yahiko negó fuertemente con la cabeza.


—¿Qué estoy haciendo mal? —preguntó Naruto.


—Es que aun no tienes suficiente agilidad con los dedos —miró a otro lugar por unos segundos, su mirada se iluminó de repente. —¿Qué tal eres cantando?


—Nunca he cantado —admitió.


—Pues lo harás ahora —afirmó con una sonrisa—. Ahora, ensayemos —dijo a la vez que reproducía la canción de nuevo.


Pasadas unas pocas horas Yahiko estuvo satisfecho con la interpretación que Naruto estaba dando, entonces dio por terminada la preparación. —¿La tocaras mañana? —preguntó mientras Naruto acomodaba sus cosas dispuesto a irse.


Naruto asintió.


—Entonces mucha suerte.


—Gracias —murmuró a la vez que se echaba la guitarra al hombro—. Adiós —murmuró nostálgico a sabiendas de que posiblemente ese adiós era el último. Salió del lugar tarareando lentamente la canción.


Hizo todo el camino hasta la mansión Uchiha lentamente, como posponiendo lo inevitable. Y lo inevitable se encontraba ahora a tan solo dos días, prácticamente uno.


Se desvió considerablemente pasando por su antigua casa, las luces se mantenían prendidas y Naruto comprendió lo que eso significaba: aquellas personas seguían ahí, y sabían perfectamente que el plazo de cuatro meses había caducado. Ahora esperaban que su presa se presentara.


Con un suspiro volvió a encaminarse hacia la mansión Uchiha. Llegó en poco tiempo para encontrarse a Sasuke en la cocina sacando algo de comida de algún lugar, lo saludó levemente y se sentó en la pequeña mesa que permanecía en la cocina.


—¿Tienes mucho trabajo mañana? —le preguntó escogiendo cuidadosamente sus palabras.


Sasuke lo miró y negó suavemente con la cabeza.


—¿Tendrías una cita conmigo?


—Claro —aceptó Sasuke mostrando una sonrisa perfecta—.  ¿A dónde quieres ir?


—A ningún lado —aguardó unos segundos—. Quiero que la cita sea acá. Descuida, tendré todo listo, solo tienes que llegar a las ocho en punto.


—De acuerdo —aceptó.


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Actualidad, 9 de noviembre, Japón.


7:00 pm.


Sasuke se apresuró a terminar el trabajo. Tenía varios papeles por firmar pero estaba seguro de que tenía suficiente tiempo para llegar a la cita, aun así un poco de rapidez no estaba de más… por cualquier improviso que pudiese surgir.


Después de unos veinte minutos más Sasuke salía del edificio administrativo de la multinacional Uchiha con una sonrisa escapándose por su rostro, inclusive se despidió de todo empleado que se cruzaba en su camino, y por ello, solo por ello, los empleados comenzaron a replantearse el ideal que tenían de su jefe.


Con paso normal Sasuke se encaminó a la mansión Uchiha, y aunque se dijera a sí mismo todo lo contrario se moría de ganas por llegar a casa y ver lo que su novio había preparado para él esa noche.


Llegó a la mansión y dudó en si entrar o no, lo cual era una estupidez porque él quería entrar, solo le preocupaba pasar una maravillosa noche.


Un momento.


¿Desde cuándo eso es algo por lo que estar asustado?


Sacudiendo la cabeza entró a la casa donde todo el interior permanecía oscuro. Sasuke, dentro de su mente, se imaginó mil cosas, inclusive esas tonterías cursis de las películas en las que la cena romántica bajo la luz de las velas era lo más romántico que podrías darle al protagonista. Y parecía que justamente eso era lo que estaba pasando.


—¡¿Dónde se supone que están las luces en esta casa?! —gritó alguien. Voz que Sasuke reconoció casi inmediatamente y sin consentirlo una carcajada se escapó de sus labios.


Una cabeza rubia se asomó por el pasillo.


—¿Sasuke? —preguntó.


—¿Quién más va a ser?


Naruto rió y terminó se salir por el pasillo. —Hice un desastre —anunció.


Sasuke lo miró curioso.


—Creo que dañe las luces de la casa, ninguna prende —continuó avergonzado.


Otra carcajada involuntaria se escapó de los labios del pelinegro que tuvo que sostenerse el estomago ante la falta de aire. —¿Qué intentabas hacer? —preguntó aun riendo.


—Intentaba imitar toda la cursilería de las películas. Sería algo como: las luces apagadas y llegas, de repente todo se enciende y oh, sorpresa. Pero estaba haciendo un ensayo de cómo sería y bueno, no sé, destruí todo. Ahora no tenemos luz.


—Eso solo podías lograrlo tú —respondió Sasuke mientras una nueva carcajada comenzaba a salir de su boca. 


Sasuke, al notar que Naruto no decía nada se obligó a dejar de reír para mirarlo. Naruto tenía su mirada azulina posada sobre él, y Sasuke se sintió observado. —¿Qué? —preguntó.


—Amo cuando ríes —dijo Naruto a la vez que sonreía.


—Si lo piensas de buena manera —comenzó Sasuke omitiendo el comentario—. Ahora habrá una cena muy romántica porque si queremos luz necesitaremos velas.


La mirada de Naruto se iluminó. —Excelente idea —murmuró suavemente.


Sasuke rodó los ojos y pasó de largo a Naruto hacia la cocina. —De seguro allí hay velas —le explicó.


Al llegar las encontraron rápidamente guardadas en un pequeño cajón. Y así el ambiente se convirtió en uno suave, aura ocasionada por las velas; aquella luz naranja ocasionaba que todo se tornara erótico.


Naruto sonrió mientras tomaba en las manos dos velas. —Puedes traer otras dos, y sígueme —le dijo a Sasuke en voz baja.


Ambos caminaron escaleras arriba, donde hicieron el camino que usualmente recorrían solo que esta vez no pararon ni en la habitación de Sasuke, ni en la improvisada habitación de Naruto, siguieron de largo y Sasuke se extrañó.


Pero antes de que pudiera preguntar nada Naruto habló. –Me tomé la libertad de mirar un poco la casa para ver que habitación sería perfecta. Y claro que la encontré. –


Llegaron hasta la puerta más alejada del pasillo donde Naruto paró abruptamente y viró para dejar su cuerpo entre Sasuke y la puerta.


Y sí. Claro que Sasuke recordaba cual era esa puerta.


Hace mucho tiempo ya, allí, en esa habitación había muchas cosas, cosas que Namikaze Naruto y Uchiha Sasuke habían recolectado a través de sus días. Algo tan simple como un empaque de alguna comida que en su tiempo amaban, o aquella piedra que patearon hasta la mansión Uchiha cuando volvían del bosque.   


Pero todas esas cosas ya no estaban.


De igual manera, hace mucho tiempo. Justo después del primer intento de suicidio de Sasuke, Itachi había decidido que en la mansión Uchiha no podía haber nada que hiciera que Sasuke recordara al difunto Namikaze Naruto, así, todas las cosas de aquella habitación habían desaparecido una a una. Y aunque Sasuke sabía que Itachi no había sido capaz de tirarlas todas a la basura, ahora no se atrevía pedirle la ubicación de todos sus recuerdos.


Naruto abrió la puerta lentamente revelando la habitación que hace tanto Sasuke no visitaba.


Estaba… diferente.


Aun así Sasuke sonrió al entrar. Aparte de todos los recuerdos encontraba que la habitación en ese instante desprendía un aura mágica. El gran ventanal que poseía el lugar dejaba ver el cielo nocturno en todo su esplendor, y como si el cielo quisiera ayudarlos, la luna se mostraba magnifica, redonda y grande.


En el suelo, y todo perfectamente acomodado, estaba la perfecta representación de una cena de película.


—Sé que todo es cursi —dijo Naruto sin entrar al lugar.


Sasuke lo miró. —Perfectamente cursi.


Se sentaron suavemente en el suelo. La verdad era que era bastante incomodo comer en el suelo, porque inicialmente no se podían cumplir todas las reglas de etiqueta que Sasuke tanto conocía, segundamente porque su espalda había comenzado a doler después de un rato.


—La idea original —habló Naruto—. Era subir una mesa hasta este lugar, pero debo admitir que no tuve tiempo para eso.


Sasuke sonrió. —¿Acaso que estabas haciendo?


—Nunca había cocinado antes, por eso me tardé un poco en lograr algo comestible.


Sasuke se fijó en lo que comía, y a pesar de que no era más que algo sencillo y sin demasiada complicación… —Está delicioso —elogió Sasuke.


Y la respuesta de Naruto no fue más que una sonrisa. Una perfecta sonrisa.


Una vez terminaron de comer Sasuke se levantó para caminar hasta el gran ventanal y sentarse junto a él para admirar el cielo. Naruto, incapaz de moverse de su actual posición solo mantuvo en su mente los movimientos de Sasuke, grabándolos en su memoria.


—…Así no podré olvidarte —murmuró suavemente a la nada.


Sasuke giró. —¿Dijiste algo?


—No.


Y con una sonrisa se levantó para volver a acomodarse junto a Sasuke. —Hace poco me decías que sentías que casi ni hablábamos —dijo Naruto sin verlo a la cara—. Por ello hoy quise hacer una cena, una cita. Así vamos a parecer novios —una sonrisa nerviosa se escapó de sus labios y de repente, sin quererlo realmente sus ojos comenzaron a picar, aguándose lentamente.


Cosa que Sasuke notó pero se negó a mencionar; solo soltó un suspiro y siguió mirando el cielo.


—Hoy somos una pareja que tiene citas —dijo aun mirando al cielo, con una duda y un miedo formándose en su mente, y aunque Sasuke afirmara lo anterior en realidad no sentía que fueran novios en serio. 


Naruto decidió que era hora en cuanto vio a Sasuke medio cerrar los ojos debido al agotamiento. Se levantó y caminó hasta una esquina de la habitación donde anteriormente –y con todo el cuidado del caso– había dejado la guitarra.


Volvió a su posición con una sonrisa nostálgica. —Te cantaré algo —anunció—. Tienes que perdonar mi horrenda voz, pero bueno, el sentimiento es lo que cuenta —le dijo sonriendo.


Sasuke solo asintió sacudiendo la cabeza un poco para terminar de espabilarse.


La canción comenzó con torpes acordes que se alguna manera fueron perfectos a los oídos de Sasuke.


Y Naruto comenzó a cantar; la canción, aunque puede que no sea la mejor elección tenía partes tan ciertas para la situación inminente. Su frase inicial era: “De vez en cuando encontramos un amigo especial que nunca nos decepciona”. Sasuke escuchó atentamente cada palabra de ese verso y una sonrisa se posó en su cara.


Que la vida sea amable, con tu mente tan gentil, si pierdes el rumbo, recuerda el ayer... —para ese punto Sasuke comenzaba a dudar de que aquella canción fuera solamente una canción de agradecimiento.


Naruto continuaba interpretando la canción, concentrado en su propia mente, intentando que los nervios no carcomieran su mente. Dentro de sí mismo, se imaginaba que aun estaba con Yahiko, ensayando, con el derecho a equivocarse.


Solo que no era así.


Ahora era la realidad.


Y en la realidad no tenía derecho a equivocarse.


No importa a donde vaya, sé que ahí estarás —Sasuke miró confundido a Naruto que tocaba la guitarra con los ojos cerrados por dos razones. La primera, no quería que los nervios al ver a Sasuke hicieran que se equivocara; y la segunda, no quería por ninguna razón que las lágrimas que amenazaban con salir, salieran.


Y estaré justo atrás de tu hombro, cuidándote.


De nuevo el coro de la canción sonó dando así por terminada la canción.


Solo que cuando la canción acabo el silencio reino el lugar. Naruto abrió los ojos, mirando a Sasuke por primera vez en todo ese tiempo, y le sonrió nostálgicamente. Sasuke solo miraba un punto muerto de la habitación, sin saber que decir, literalmente; como si todas las palabras hubiesen acabado con la canción. Y aparte de ello porque Sasuke, muy en su interior, deseaba que Naruto fuera el primero para hablar, que explicara el significado de esa canción.


Se quedaron así unos minutos.


Luego, Naruto, decidido a establecer una conexión profunda entre ambos dejó la guitarra a un lado y volvió a sentarse junto a Sasuke, tomando su mano izquierda entre sus dos manos.


Se quedaron quietos de nuevo.


Afuera comenzó a llover.


La lluvia caía formando una perfecta armonía con el choque de cada gota. Así, poco a poco Naruto apoyó su cabeza contra el hombro de Sasuke sin dejar de sostener su mano, aquella calidez que desprendía su cuerpo… en ese instante Naruto supo que iba a extrañar demasiado a Sasuke.


Una silenciosa lágrima cayó por su mejilla.


Lágrima que Sasuke secó con su mano libre; pasó su dedo índice sobre el rastro que había dejado la lágrima, después no alejó la mano, la mantuvo ahí, posando poco a poco todos los dedos contra la tersa y bronceada piel de su contraparte.


Naruto sostuvo la mano de Sasuke aun más fuerte, impidiendo que pensara si quiera en alejarse.


Afuera, la lluvia se intensificó y unos pocos rayos comenzaron a sonar en el cielo. Las velas se hacían cada vez más pequeñas, amenazando con dejarlos en total oscuridad. Pero eso ahora, en ese instante, no importaba; solo importaba lo bien que se sentían juntos. Sasuke no entendía ni quería entender, no ahora que el aura mágica del lugar se había vuelto más poderosa, casi aplastante.


Otra lágrima cayó por los ojos de Naruto.


Y como acción y reacción una cayó por la mejilla de Sasuke, quien al notar la gota de agua se llevó la mano al lugar para retirarla rápidamente, confundido pero en paz volvió a quitar la lágrima de la mejilla de Naruto para después comprobar que en su propia mejilla no quedase ningún rastro.


—Sasuke… —murmuró suavemente Naruto negándose a perder la tranquilidad del lugar.


Sasuke dio un apretón en señal de que estaba escuchando.


—Prométeme que pase lo que pase me recordaras de esta manera —dijo recitando una línea de la canción.


—Te lo prometo —respondió Sasuke sin pensarlo ni dos segundos. En ese instante, estaba dispuesto a prometerle el cielo si Naruto se lo pedía.


Luego, con parsimonia, moviéndose al compás de la lluvia Sasuke hizo que ambos cayeran hacia atrás, quedando recostados sobre el suelo, sin dejar de sostener sus manos.


—¿Por qué lloras? —preguntó Sasuke.


Naruto no respondió. A cambio de eso soltó las manos de Sasuke y se elevó sosteniéndose con sus codos; acercó su boca a la de Sasuke, quien no se movió, no se negó, solo levantó un poco la cabeza para aquello que deseaba.


Sus labios se tocaron primero, conociéndose, luego se apretaron uno contra el otro, sumiéndose en un baile que solo ellos conocían, comenzaron a moverse suavemente sumidos en una ilusión duradera; cerraron sus ojos en busca de expresar más, sentir todo como uno. Se movieron lentamente, con miedo de hacerle daño al otro, Sasuke pasó su lengua por el contorno de los labios de Naruto, luego Naruto hizo lo mismo. Lo que Sasuke no esperaba era la cálida lágrima que cayó sobre su nariz; Naruto estaba llorando.


En busca de impedir eso Sasuke presionó más contra los labios del rubio, quería que él sintiera una sola cosa. Compañía. Quiso susurrarle que no estaba solo, pero para eso tenía que alejarse de su cálida boca; prefirió seguir besando a Naruto, intentando demostrarle todo lo que pensaba.


Pero pronto un simple beso se volvió insuficiente. Necesitaban más. Sasuke lo necesitaba. Por ello, sin miedo, y sin dejar de besar a Naruto –solo que ahora con un poco menos de intensidad– Sasuke bajó su mano hasta la camiseta que tenía el chico de ojos azules.


Deslizó una de sus manos por debajo de esta y comenzó a toquetear lo que tenía en el camino, aquel pecho firme con el que alguna vez había fantaseado. Y con una orden silenciosa por parte de Sasuke, Naruto se alejó lo suficiente para rápidamente sacarse la camiseta mostrando su pecho. Y Naruto no se iba a quedar atrás; lento, tomándose su tiempo soltó botón por botón la camisa de Sasuke, después la abrió.


Aun besándose Sasuke hizo que ambos se sentaran para quitarse la camisa totalmente y quedar en iguales condiciones a Naruto.


Sasuke fue quien tuvo la iniciativa, y dejó atrás los besos para empujar a Naruto contra el suelo quedando encima de él; dejo de lado su boca y continuó besando su cara, de manera sensual lamió el rastro de las lágrimas, cosa que le dejó un sabor salado en la boca.


Sasuke se sentó con una pierna a cada lado del cuerpo de Naruto, haciendo que el contacto entre ellos se intensificara.


Y lo besó, un beso largo y duradero; luego bajó lentamente por la cara para llegar al cuello donde comenzó a chupetear sin importarle el tono rojizo que comenzaba a tener la piel. Un jadeo de parte de Naruto hizo que Sasuke tuviera la suficiente confianza de seguir bajando; terminó con el cuello y se deslizó lentamente hacia los pectorales bien formados que poseía el rubio, mordisqueó y chupeteó todo lo que quiso.


Siguió bajando por su abdomen hasta el borde del pantalón, donde se detuvo y dudo.


Cosa que Naruto aprovechó para invertir posiciones rápidamente ahora quedando sobre Sasuke, quien al ver como querían doblegarlo se revolvió contra el suelo logrando así quedar boca abajo, y sobre él Naruto que comenzó a imitar los movimientos de Sasuke acercándose al cuello donde comenzó a dejar suaves besos en la parte posterior.


Luego, como si estuviera reptando bajó del cuello hasta el omóplato donde a pesar de la escasa luz se podía ver la cicatriz en la espalda de Sasuke; con su lengua la lamió e hizo que Sasuke gimiera, al tiempo su mano izquierda acarició la pierna izquierda de Sasuke sobre su pantalón; su tacto era caliente, inclusive quemaba, pero a la vez era tan excitante que Sasuke quisiera que aquel tacto no se alejara nunca de su cuerpo.


Naruto llegó al cinturón negro que portaba Sasuke, se dispuso a desatarlo pero un trueno en el cielo hizo que se sobresaltara y olvidara su intención.


Como última cosa las velas en la habitación dieron su último aliento y se apagaron dejando un pequeño rastro de humo y el inconfundible olor a cera derretida. Naruto suspiró en medio de la oscuridad y volvió a la antigua posición en la que se encontraba, ahora apoyando su frente contra el omóplato del pelinegro.


—¿Es correcto? —preguntó contra la piel de Sasuke.


Sasuke también suspiró.


—No importa si es correcto o no, solo importa lo que deseemos.


Naruto asintió. —¿Y si lo que deseo es simplemente estar junto a ti?


—Lo aceptaré.


Naruto susurró un inaudible “sí” y se dejó caer al lado izquierdo de Sasuke, quien al notar que ya no tenía peso encima de él giró hacia Naruto y lo miró esbozando una pequeña sonrisa. Sasuke volvió a tomar la mano de Naruto apretándola suavemente.


Miraron el gran ventanal y se perdieron entre las gotas de lluvia que aun caían sobre la ciudad, cada uno se sumió en sus pensamientos sin soltar sus manos.


—Perdóname —Soltó Naruto de repente.


Sasuke solo lo miró.


—Siempre termino arruinándolo cuando todo va bien —dijo refiriéndose a sus escasos encuentros sexuales que siempre terminaban en fracaso.


Sasuke, en señal de que no importaba, soltó una ligera risa.


Pero de repente recordó lo inevitable.


—Mañana es 10 de noviembre —anunció buscando en la oscuridad el rostro y la reacción de Naruto.


—Mañana nos preocupamos por eso —respondió formándosele un nudo en la garganta.


Sasuke no respondió y volvió a mirar el gran ventanal.


Luego, sintió como Naruto se acercaba eliminando el poco espacio que había entre ellos, lo abrazó por un costado y apoyó su cabeza contra el hueco entre el cuello y el hombro en Sasuke. Se quedaron así un buen rato, la lluvia no parecía querer disminuir, pero eso hacía que todo pareciera más mágico de lo que ya era.


La lluvia, la oscuridad, el calor, ellos mismos. Todo se unía para dejar en claro que aquel era un momento irremplazable.


Y pronto, en medio de tanta tranquilidad, Sasuke se durmió suavemente manteniendo una respiración acompasada. En cuanto Naruto se dio cuenta de Sasuke procuró quedarse quieto para no hacer que Sasuke despertara.


Pero él mismo no podía dormir.


No podía pensar si quiera en dormir, no cuando faltaban pocas horas para el amanecer, y no cuando faltaban pocas horas para que el momento decisivo llegara. Escuchar a Sasuke dormir fue todo el tranquilizante que Naruto necesitó para no sucumbir en la locura que aun amenazaba con llegar.


Pasaban las horas y Naruto aun tenía los ojos abiertos de par en par.


Sasuke había comenzado a murmurar cosas dormido; cosas que no tenían ningún significado entendible para Naruto. Con cada minuto que pasaba Sasuke apretaba más el agarre que tenía con la mano de Naruto.


Como si estuviera asustado.


En algún punto de la noche el frio comenzó a ser inaguantable, y el hecho de estar semidesnudos no ayudaba con aquel fenómeno. Por ello, en medio de la noche Naruto se estiró para alcanzar una cobija que previamente había preparado, y sin soltar la mano de Sasuke la puso encima de ambos, curando el frio casi de inmediato.


Luego, en medio de la madrugada Sasuke se había levantado de repente.


Naruto lo miró. —¿Qué pasa? —susurró sin quebrar la quietud.


—Una pesadilla —murmuró quedamente.


—¿Estás bien? —preguntó.


Y Sasuke asintió. —Solo soñé que desaparecías —dijo apretando más su agarre.


—Sigo acá —dijo Naruto—. Ahora vuelve a dormir.


Sasuke volvió a acomodarse solo que ahora se hizo ovillo junto a Naruto y de nuevo apretó su agarre.


Luego pasó lo que Naruto más temía.


Amaneció.


El alba había llegado muy pronto, ahora ya no había nada más que hacer. Lentamente Naruto se deshizo del agarre de Sasuke, luego, inclusive más lentamente se separó del cuerpo cálido que dormía totalmente ajeno a lo que estaba sucediendo. Miró hacia el ventanal intentando creerse que aun no había amanecido, que aun no tenía que irse. Pero no, el amanecer se hacía cada vez más claro, y con eso su tiempo se agotaba.


Se levantó y caminó silenciosamente por la habitación.


Recogió su camiseta y se la puso lentamente.


Volvió a mirar hacia la ventana.


Se movió hasta su guitarra y la recogió sin hacer el menor ruido, luego miró a Sasuke y se inclinó hacía su cara donde depositó un casto beso en sus labios.


—Hoy es sábado y podrás dormir todo lo que quieras —susurró sin despegarse del todo.


Se volvió a levantar y caminó hasta un rincón de la habitación donde el día anterior había dejado un sobre blanco bien escondido. Volvió hacia Sasuke y dejó el sobre junto a su cabeza.


—Adiós —murmuró.


Se giró y con paso dudoso llegó a la puerta, donde antes de abrirla se volvió hacia la imagen de Sasuke y la guardó en su memoria. Abrió la puerta y salió.


Caminó por el pasillo hasta su habitación, o por lo menos la de los últimos cuatro meses, y entró. Allí, perfectamente acomodada sobre la cama, permanecía la maleta con la que había llegado.


En ese momento se lo pensó mejor y negó con la cabeza. —No la necesito a donde voy —dijo.


Salió de la habitación, pasó frente a la de Sasuke donde dudo si entrar o no. Pero no podía; por ello la pasó de largo y bajó las escaleras.


Una vez afuera se fijó en la lluvia que aun caía negándose a detenerse. Sin importarle ni un poco comenzó a caminar bajo la lluvia, con solo la guitarra al hombro, después de segundos bajo la lluvia, y casi de inmediato varios mechones de cabello se pegaron contra su frente.


Caminó lentamente por las calles vacías.


De seguro la humanidad seguía durmiendo, desconociendo la situación de cada persona que vivía en el mismo planeta que ellos.


Y luego de un viaje muy corto –por lo menos al parecer de Naruto– llegó hasta las afueras de esa gran casa.


Miró al cielo en un último adiós a su libertad y entró. ¿Qué tan irónico era que la puerta de la casa estuviese abierta?; no había rastros de vida en la planta baja de la casa pero eso no significó nada. Naruto subió los escalones, considerando cada paso una rendición a su libertad.


Llegó hasta esa puerta.


Donde entró sin tocar.


Adentro, y con una sonrisa aquella mujer aguardaba sentada en el escritorio, inclinada hacia adelante.


—¿Tu decisión? —preguntó sin más.


—¿Dónde tengo que firmar para dejar mi vida en sus manos? —ironizó.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Sasuke sintió un dolor lacerante en su espalda. Después de todo no era buena idea dormir en el suelo. Comenzó a palpar el suelo en busca de Naruto.


No estaba.


Abrió los ojos de golpe y se encontró totalmente solo en medio de la habitación.


Afuera seguía lloviendo.


Sasuke se levantó alterado y salió corriendo de la habitación.


—¡Naruto! —gritó.


Pero nadie respondió.


—¡Naruto!


Nada.


Sasuke recorrió la casa de arriba abajo, en la cocina, en la entrada, inclusive probó en la habitación de Itachi y en la de Mikoto. Después de unos minutos solo quedaba la habitación de Naruto, (¿Cómo no la había mirado antes?). Con algo de nerviosismo entró para encontrarse con las maletas del chico totalmente hechas sobre su cama.


Su mente viajó por todas las posibilidades; de repente su pesadilla se hacía real, de repente Naruto desaparecía, justo como en sus sueños. Pero, justo como en sus sueños era probable que solo fuese un sueño, ¿no?, tal vez estaba tan alterado que no se fijó que en realidad Naruto aun dormía junto a él. 


Corrió de nuevo a la habitación en la que había pasado la noche y lo vio.


Un sobre blanco con una sola palabra.


Sasuke.


Se aproximó y con las manos temblorosas lo recogió. Abrió lentamente el sobre, dentro de él encontró varias hojas, todas escritas por lado y lado, con una letra casi perfecta.


Las sacó y comenzó a leer.


  “Si hay algo de lo que me arrepiento es de esto.


Sasuke. Hace cuatro meses te prometí algo, algo que a pesar de todo hoy voy a cumplir. Hoy, 10 de noviembre te revelaré toda la verdad, o al menos la que yo sé.


Todo comenzó hace dos años y medio. Fue por una época en la que mi cuerpo se volvió aun más resistente a los experimentos, así que ellos ya no tenían ni un poco de compasión; todo eran pruebas y más pruebas. En medio de todo llegó un nuevo “medico”, un aprendiz que quería “conocer” los secretos que esconde el cuerpo humano; claro que en ese momento aquel hombre aun tenía la mente muy inocente. Y cuando se enteró del método para el aprendizaje del cuerpo humano que usaban estas personas… sencillamente no lo soportó.


Pero ya estaba metido en todo esto. Ya no podía escapar, pues en el momento en que se saliera del “proyecto” lo pagaría con su vida.


Entonces esta persona se vio obligada a participar en todos los experimentos.


Recuerdo especialmente uno.


Aquello era una prueba para ver cuánto dolor podía soportar. Entonces, sentado, semidesnudo comenzaban a ocasionar cualquier clase de daño: cuchillos, corriente, inclusive armas. La cosa es que por alguna razón no moría, ni quedaba inconsciente; solo estaba ahí, llorando lágrimas silenciosas porque si me atrevía a decir algo, o a pronunciar algún sonido irían a lo que yo más temía.


La oscuridad.


Desde siempre he temido a la oscuridad. Entonces, era lo con lo que me podían amenazar.


“Has esto o…”


“Te quedaras un mes en la oscuridad si no…”


Un día, había tenido la osadía de responderle a una de esas personas. Me gane un castigo, como era de esperarse.


Llevaba más de dos semanas encerrado en un sótano nauseabundo cuando él entró, aquel joven médico que quería saber más de los humanos y que justo después había tenido que verse involucrado en medio de todo aunque ya no lo quería. Estaba medio inconsciente, en medio de la oscuridad, y él llegó.


Recuerdo sus primeras palabras.


“Lo investigué, soy dos años mayor que tú. Y aunque me arrepiento de estar acá, ahora sé que lo hago como medio para que puedas escapar.”


En ese instante, y a pesar del dolor de mi cuerpo me levanté y lo vi. Aquel hombre que era un poco mayor que yo me sonreía en un acto tan paternal que por primera vez entendí lo que significaba importarle a alguien.


“Naruto.” Le dije en un intento por presentarme.


¿Y adivinas quien fue?


“Mi nombre es Gaara.”


Recuerdo esa escena todo el tiempo. Garra fue mi salvación en aquel infierno; tiempo después me enteré de su padre, él lo había obligado a asistir a ese lugar en un principio; y bueno, Gaara le creyó y fue, lo que se encontró fue algo un poco diferente. Sin embargo se quedó conmigo; cada día después de ese Gaara buscaba la forma de ir a verme, saber que aun estaba vivo; y cada día me prometía buscar mi escape de ese lugar.


Estuvimos en una misma marcha medio año.


Un día Gaara no fue a verme, y aquel día hicieron de todo conmigo. A mí no me importó, pues ya estaba acostumbrado a esa clase de dolor; pero cuando Gaara se enteró se sintió culpable, tanto como para retar a esas personas. Tanto como para que esas personas decidieran que Gaara y sus hermanos eran una amenaza.


Entonces se fueron.


Abandonaron el país y con ello a mí.


Todo volvió a ser oscuro y de nuevo olvidé ese calor familiar.


Y así pasó un año y unos pocos meses.


En abril de este año, y sin esperármelo recibí un mensaje de Gaara, en el que decía que ya era grande, que ahora podía enfrentar a todas esas personas. Aun no sé como ese mensaje llegó a mis manos, solo sé que un día cualquiera me levanté y estaba junto a mí.


Entonces lo decidí.


Aun no era libre, aun vivía en medio de la oscuridad. Pero decidí luchar en medio de la oscuridad, comencé a negarme a los experimentos; si querían una inyección movía el brazo para que no entrara a mi torrente sanguíneo; si querían dormirme con anestesia general, me encargaba de no respirar para así no dormir.


El caso es que los experimentos se volvieron todo un suplicio para ellos, y yo por fin entendí que podía luchar por algo que había deseado desde siempre… libertad.


Pero esto no duró mucho tiempo… no es como si pudiera ganar tan rápido; me sacaron de la oscuridad y fui convocado con él. Recuerdo que antes de ir me curaron todas las heridas e hicieron que vistiera ropa presentable. Llegué a su oficina y él cínicamente me preguntó.


“¿Qué quieres?”


Me reí. “Libertad.” Respondí.


Y él me ofreció el trato que siempre estuve esperando. “Hay una manera de que la obtengas.” Dijo mientras rebuscaba entre sus papeles una carpeta de cartón… “Hay una persona. Una persona que en este momento no es una amenaza, pero dentro de poco es muy probable que lo sea.” Aun no olvido la sonrisa escalofriante que tenía mientras lo decía. “Te voy a ofrecer un trato.”


Recuerdo mirarlo a la expectativa.


“Iras a Japón. Conocerás a esta persona y ganaras su confianza. Luego, cuando sea apropiado vendrás con él y lo entregarás; es él a cambio tuyo.”


“¿Por qué quieren a esa persona?” Pregunté.


“Él es malo.” Me respondieron con simpleza y yo asentí levemente.


“¿En el momento en que les entregue a esa persona quedaré libre?”


“Sí.”


Una sonrisa se extendió por mis labios en ese momento. Era el pase de salida que probablemente nunca obtendría de nuevo.


Entonces acepté.


“Te ganarás su confianza como sea. Te acostaras con él si es necesario. No importa lo que pase, no dejaras de lado un mismo objetivo.”


Asentí.


“¿Y cuál es su nombre?” Pregunté.


¿Lo adivinas? ¿Adivinas cuál era el nombre de la persona que tenía que prácticamente tenía que matar?


Sí.


Uchiha Sasuke.”


Sasuke ahogó un gemido de sorpresa, sintiéndose incapaz de continuar leyendo. Sus ojos comenzaban a tener un escozor desagradable. Miró el gran ventanal de la habitación. Donde afuera no parecía querer dejar de llover.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Seichi Naruto caminó por en medio de los pasillos hasta la planta baja de la casa. Dos hombres lo escoltaban, totalmente dispuestos a usar la fuerza en el momento en que Naruto quisiera oponer resistencia.


Llegaron a la cocina de la casa donde en una orden silenciosa los hombres le dijeron a Naruto lo que debía hacer, quien, sin chistar en lo más mínimo y con una parsimonia estresante comenzó a deshacerse de su ropa hasta quedar solo con un holgado bóxer. Uno de los hombres recogió la ropa y la apartó del camino, en seguida, el otro, en un intento de ser cortés, pero que no pasaba de actuación barata, le señaló la puerta trasera de la casa al rubio.


Naruto suspiró, asintió, lentamente se agachó al suelo donde recogió su guitarra, negándose a abandonarla, y salió de la casa, donde todo el frio de la madrugada se coló por cada poro de su piel. Caminó lentamente hasta una camioneta negra que esperaba con una puerta abierta; se subió a la parte trasera —cuidando no golpear el instrumento musical—  y uno de sus escoltas con él.


Cerraron la puerta, un hombre cualquiera subió al asiento del conductor y puso en marcha el auto. El hombre sentado junto a Naruto le sonrió, Naruto se estremeció.


—¿Qué es lo que sigue? —se aventuró a preguntar.


—Han pasado meses desde el último experimento. Es tiempo de retomar antiguas costumbres.


 -.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Sasuke suspiró en cuanto su propia curiosidad le impidió mantener las manos abajo. Volvió a levantar las hojas y se ubicó donde iba. Aun no entendía nada de lo que pasaba pero en ese instante, en ese punto, lo único que podía hacer era seguir leyendo.


 “¿Sabes que es lo irónico?


En el momento en que llegue a Japón esperé encontrarme con cualquier persona, de cualquier clase, menos con un estudiante de instituto que era un poco retraído. En ese momento poco importó, pues debía seguir un plan; admito que al principio todo fue un engaño, pero, como siempre, cada engaño tiene su verdad.


Hace poco estaba pensando, ¿por qué siempre olvidaba aquel escabroso plan cuando más necesitaba recordarlo?; los primeros días, cada vez que estaba junto a ti olvidaba por completo lo que estaba haciendo, de alguna manera me convertía en una persona normal, sin secretos ni tapujos.


Y llegó el cinco de mayo.


¿Se suponía que una persona tan vulnerable era peligrosa?


En ese instante comencé a dudar el “magnifico” plan al que me había metido.


Los días pasaron, poco a poco todo cambió. Y después de poco tiempo ya no tenía corazón para pensar si quiera en entregar a esa persona. Pero, era mi libertad, ¿no?


Una ilusión estúpida cruzó mi mente en ese entonces. ¿Podía quedarme en el instituto? ¿Podía ser un estudiante como cualquier otro? ¿Podía simplemente huir?; todo parecía probable, y por un segundo creí que toda mi realidad había cambiado. Y un día, que no tenía nada de especial lo escuché. Uchiha Sasuke ya no iría más al instituto.


Me quebré.


Y simplemente me dejé llevar, él llegó, me preguntó porque había dejado ir a Sasuke, pero no había nada que decir. Simplemente un odio irracional creció dentro de mí. Entonces dejé que las personas me llevaran de nuevo a los experimentos, sin Sasuke Uchiha en el instituto ya no había razón para ir. En medio de un mes de oscuridad pensé muchas veces en volver al plan original, pero yo ya no podía, ahora las cosas eran diferentes.


Mientras me debatía entre que hacer, traicionar o no, hicieron algo, unas pruebas que me dejaron débil, y propenso a cualquier bacteria, por ello no podían simplemente dejarme en aquel mugroso sótano. Me llevaron a “mi” casa, iba medio moribundo, pero en medio de todo desperté.


¿Recuerdas lo que vi?


Vi a un Sasuke, agazapado contra la oscuridad para que no lo vieran. Y aunque le dije que se fuera no hizo caso, terminó metido en mi habitación. Posteriormente terminé metido en la mansión Uchiha, donde poco a poco me recuperé del todo. Y lo que probablemente no sabes es que aquel día ella te dejó ir, porque sabía que yo estaría más cerca de Sasuke, y estaría más cerca de cumplir la misión que había aceptado.


¿Y ahora?


No podía simplemente vivir contigo pensando que era la victima de todo cuando yo tenía oscuras razones para estar allí en primer lugar. Cada día que me veía en medio de las paredes de la propiedad Uchiha sentía culpa. Una real… la primera vez que arruiné esos momentos fue cuando estábamos a punto de hacerlo y de repente recordé la razón de estar allí.


En ese instante un rayo de culpabilidad me recorrió, no pude seguir, y como un niño pequeño me puse a llorar encontrando consuelo en medio de unos brazos cálidos.


Al otro día, y a pesar de que tú crees que solo fui por mis cosas, realmente tuve un colapso que me llevó a un límite en el que desesperadamente busqué a Gaara, en el que le conté lo que en realidad pasaba, y en el que él  me dio el ultimátum que ya sabía. Debía decidir.


Entonces caminé hasta esa casa, donde en una perfecta sincronía, aquella mujer –mi madre– me esperaba en la parte alta de la casa. Hablamos; mi intención era simplemente desechar la misión, abandonar, y tener una vana esperanza de que ella me dejara ir libre.


Y por fin descubrí una verdad.


¿Recuerdas cuando dije que los experimentos necesitaban que el sujeto en cuestión cumpliera ciertos requisitos?; bueno. ¿Y recuerdas como tu sangre me curó?; eso es aun más importante, ¿por qué era? ¿Por qué tu sangre me ayudó?... Al principio no lo entendí, luego de pensarlo racionalmente es bastante simple. Había una razón por la cual me dejarían libre a cambio de Uchiha Sasuke,  porque ellos no podrían aceptar perder su “avance” en la ciencia, no, ellos necesitaban un remplazo. Una misma persona que cumpliera con todo lo que ellos querían hacer.


Sí. Sasuke, al igual que yo, tú eres capaz de cumplir las expectativas en los experimentos. Sufrir sin morir.


lo salvas a él o te salvas a ti.”


Decidí una única cosa.


Usaría el plazo de cuatro meses que me habían dado, cuatro meses en los que sería una persona normal, un adolescente normal. Lo irónico es que estos cuatro meses se pasaron como una exhalación, no tuve tiempo de vivir ni un poco, y si lo hice parecía todo tan vacío. Los días pasaron rápido, yo ya tenía mi decisión, desde el instante en que nos volvimos “novios” ya lo había decidido. Sasuke  no tenía, ni tiene que pasar por todo el suplicio que implica estar en medio de la oscuridad, no tiene que saber lo que es la sangre, y las inyecciones filtrándose por cada vena; no, Sasuke, tú no tienes que vivir lo que yo ya he vivido. Ahora no me importa dejar mi libertad en manos de esa gente, no mientras sea un trato en el que tú sigues viviendo tu vida.


Decidí que ya no importaba perder mi vida, no si la perdía por salvar la de alguien más. Aun así, en medio de todo me preguntaba, ¿alguna vez tuve una vida?


Sé que no, sé que por más que quiera negármelo a mí mismo, no tengo una vida. Soy solo sombras, aun así me llevaré algo de luz, luz que he obtenido de el poco tiempo que estuve acá. Como aquella vez en el parque de diversiones, o las tonterías del viaje. Ahora puedo volver a la oscuridad.


Y sé que probablemente me odias, porque prácticamente te vendí. Pero, si hay algo que necesito decir eso es: no olvides, nunca, que todo lo que viví contigo es real, totalmente real.


Me prometiste recordarme, recuérdame como esa persona que posiblemente amas. Por favor no olvides esa promesa, te amo, y aunque eso me lastime, te seguiré amando. No sé qué tan correcto es pensar esto, pero no me importa declararlo ahora, en este momento. Te amo. Con toda mi alma, con todo lo que mi luz puede amar; aun así, lo siento… puede que la oscuridad que permanece en mi sea más de lo que pienso.


Aun hay muchas cosas que aclarar pero no puedo escribir más. Porque si sigo querré correr hacia ti, huir lo más lejos posible… pero eso sería peligroso. Yo no necesito eso, tu menos.


Y si así lo quieres, esto será lo último que sepas de mí.


Volveré.


Te lo prometo.


Pero no sé cuándo. No sé cuando volveré, mucho menos sé si tendré el valor de presentarme frente a ti. Te haré una promesa silenciosa, voy a volver, y cuando lo haga ya no existirá ningún rastro de esta persona débil que mostré frente a ti.


Te amo.


…Seichi Naruto.


Adiós.


 


Sasuke dejó caer las hojas mientras dejaba que las lágrimas corrieran libremente. Volvió a mirar al ventanal, el cielo era gris, triste. Nada ni nadie podía estar feliz. Sasuke miró las hojas, esparcidas por el suelo. —Él se inmoló solo para que yo viviera —murmuró—. Definitivamente es un dobe, ¿acaso no entiende que ya no puedo vivir sin él?

Notas finales:

Hola. 

Básicamente para este capitulo, y con todo el tema de la canción probé algo diferente. Hm, en vez de escribir la letra, mejor sacar unas cuantas frases que cuadren con la situación. (Canción: Remember me This Way - Jordan Hill)

Este cap fluyó en todas direcciones. El sábado pasado estaba en medio de un insomnio en el que estaba leyendo un libro (muy bueno, por cierto), y de repente una inspiración extraña vino. Me obligué a pararme, y comenzar a escribir locamente... por ello, mientras editaba el capitulo cambie pocas cosas de lo que había escrito esa noche. y no sé, creo que pude transmitir algo de lo que en serio quería transmitir.

Por otro lado la frase "Y si así lo quieres esto será lo último que sepas de mí"... fue en realidad una inspiración real, de una época bastante curiosa. (¿por qué sufrimos tanto por amor?) ... pero bueno, al final estoy muy conforme de como quedo este capitulo.

Y decidí cortarlo en dos partes. ¡Para agregarle suspenso a la situación!... Hmm, y si les digo la verdad aun no tengo ideas claras de como será el próximo capitulo, (se reciben ideas)... Pero ya tengo planeado unas cosas bastante buenas...

Pero bueno, ¿quieren saber que sigue?... (¿nadie? w.w) ...

No tardaré en subir el próximo capitulo; y lo subiré antes de enfrascarme en los temidos exámenes de final de bimestre (¿a quien se le ocurrió eso? ¬¬)

Pero ya me alargué mucho xd.

Bay Bay.

Pd. Capitulo dedicado a las lindas personitas que dejaron Rr en el capitulo anterior... 


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