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Aeternum. por PauYh796

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Notas del capitulo:

Número de palabras del capítulo sin notas: 7.466

El adiós y la vida sin él. Parte II.

 

Itachi volvió a la mansión Uchiha con una sonrisa plasmada en su cara; su pervertida mente imaginaba diversas cosas con respecto a la noche que habían pasado tanto su hermano menor como su cuñado. Entró cuidadosamente a la casa, esperando no interrumpir nada. Abajo, no había ningún rastro de vida por lo cual avanzó con paso suave hasta la segunda planta de la casa, donde entró a la habitación de Sasuke y la encontró vacía; fue a la habitación de Naruto y estaba en las mismas condiciones.

 

Al llegar al final de pasillo, abrió con duda la última puerta para encontrarse con Sasuke, sentado de espalda a la puerta, mirando fijamente el ventanal.

 

Sonrió abiertamente mientras cerraba la puerta provocando un sonido para alertar a Sasuke, que no se había inmutado ni un poco, había permanecido en la misma posición, mirando fijamente la lluvia que caía fuera.

 

Itachi, sin percatarse de esto dijo sonriente: —¿Qué tal pasaste la noche?

 

Sasuke escuchando claramente esas palabras no pensó sobre qué hacer, simplemente soltó un bufido sarcástico y volvió a su mutismo, Itachi lo miró confundido.

 

Ambos suspiraron casi al mismo tiempo.

 

—¿Qué pasó? —preguntó Itachi sentándose al lado de su hermano menor.

 

—Se fue —musitó Sasuke sin aparente emoción en la voz.

 

—¿De qué hablas?

 

—Se fue —repitió sin siquiera mirarlo.

 

—¿A dónde?

 

—Yo que sé —murmuró encogiéndose de hombros a la vez que levantaba una mano y la sacudía como restándole importancia a la situación. Itachi se quedó mirándolo fijamente en busca de la verdad en el rostro de Sasuke.

 

—¿Qué pasó? —Volvió a preguntar Itachi con la voz un poco más cautelosa—. ¿Qué hicieron anoche? —Agregó.

 

—Cenamos, nos quedamos en silencio, me cantó una canción, casi tenemos… —dudo si seguir o no, pero suspiró y con una sonrisa ladeada terminó: —…sexo, pero las cosas se pusieron nostálgicas así que no hicimos nada, solo dormir uno junto al otro… y como en una tragicomedia me levanté y él ya no estaba.

 

—¿En serio? —Preguntó Itachi sin creérselo del todo.

 

—Tan en serio como que me llamo Uchiha Sasuke.

 

—¿Y cómo estás con eso? —Preguntó Itachi sin saber realmente que preguntar; Sasuke se veía tan calmado y tan tranquilo que a simple vista parecía totalmente bien, se mostraba relajado, nada tenso, sonreía como si hablara de cualquier cosa. Y aquello era pegadizo, pues aunque Itachi supiera que nada de lo que le decían estaba bien, no podía evitar pensar en que todo no estaba tan mal.

 

Una gran carcajada interrumpió el hilo de los pensamientos de Itachi, quien se giró a Sasuke mirándolo como si fuera de otro planeta.

 

—¿Cómo estoy? —Preguntó Sasuke entre risas. —…simplemente este sujeto llegó de la nada a mi vida, prácticamente se metió a la fuerza, y aunque fuese un plan al principio todo se volvió realidad—. Sasuke se levantó de golpe aun mirando al ventanal—. ¡Lo recibí en mi casa!; fue mi novio durante cuatro meses. ¾Levantó la mano al cielo mostrando cuatro dedos, como contando los días. —Prácticamente nos salvamos uno al otro, todo estaba bien… ¡Y al muy idiota se le ocurre irse así como así!... ¿Cómo estoy?, ¿yo?, ¡muy bien!, ¡no me importa!, ¡ese maldito idiota puede irse!

 

Itachi se levantó y tomó a Sasuke por los hombros.

 

—¿Estás consciente de lo que hablas? —preguntó.

 

—Por supuesto.

 

Itachi preguntó lentamente por la situación, ¿qué había pasado en el lapso de unas cuantas horas?... Sasuke, que sabía que no podía esquivarse de su hermano, comenzó a contar los hechos que Naruto narraba en la carta, todo lo que pasaba tras cuerda, e Itachi cambiaba de reacción tras cada palabra; al final simplemente tenía una expresión seria en el rostro, sin mostrar ninguna emoción. Miró a Sasuke, que volvía a mirar al ventanal.

 

—¿Ahora qué? —le preguntó a Sasuke, que al escuchar la pregunta giró hacia Itachi y sonrió suavemente.

 

—¿Ahora?; nada… él decidió irse por su cuenta, sería muy tonto de mi ir a buscarlo ¡como si quisiera seguir viviendo una tragicomedia! —su sonrisa se extendió más. —¿Sabes qué?; ¡Que se joda!, después de todo me vendió para su propio beneficio, ¡que sufra!... y que no vuelva a buscarme más.

 

Sasuke se mordió la lengua hasta que sintió como la sangre fluía por su boca.

 

Sí, pensó, que se joda, no necesito esto… soy el presidente de la multinacional Uchiha y lo que menos necesito son distracciones.

 

Volvió a morderse la lengua sintiendo un escozor desagradable.

 

Miró al ventanal por enésima vez.

 

Afuera dejaba de llover y lentamente salía el sol anunciando el cambio de una etapa a otra. Sasuke suspiro y casi inconscientemente enterró en su mente a Seichi Naruto.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Días después.

 

Itachi caminaba por el sótano de las oficinas de la multinacional Uchiha donde estaban guardados la mayoría de archivos de los últimos setenta años. Caminaba relajado porque más de uno aun lo veía como una figura de autoridad y sin mayor problema lo dejaban acceder a cualquier cosa relacionada con los Uchiha.

 

Entró a un computador ubicado en medio de pilas y pilas de expedientes, donde buscó una única cosa.

 

"Namikaze."

 

En seguida más de cien resultados aparecieron en la pantalla dando ubicaciones entre los archivos impresos; ya que algunas cosas eran bastante antiguas no todo estaba guardado digitalmente; los negocios de más de quince años permanecían en documentos impresos, inclusive unos escritos a mano.

 

El resultado más antiguo databa de hace 35 años, donde la anterior generación a Fugaku Uchiha, su abuelo, había comenzado a hacer cierto negocio con el abuelo de Namikaze Naruto, y el padre de Namikaze Minato. Según la información, los negocios entre los Namikaze y los Uchiha estaban por esa época.

 

Itachi se levantó y caminó por en medio de los estantes repletos de sobres amarillentos. En medio de todo encontró una foto de hace 18 años, detrás de esta había una fecha escrita: "13 de octubre"… aquel día había sido una locura, locura que Itachi recordaba perfectamente a pesar de tener solo unos diez años por esa época.

 

Ese día había una comida con los Namikaze y los Uchiha; hacia poco que Mikoto había dado a luz a un bebé de blanquecina piel, y ahora era turno de Kushina, que se veía emocionada por tener su primer hijo. Esa mañana/tarde, ambas familias se encontraban reunidas en la mansión Uchiha, y Kushina alardeaba de su parto programado para unos pocos días después.

 

—¿Qué vamos a comer? —preguntó Kushina emocionada.

 

—Tú no vas a comer nada pesado, tienes que estar ligera para el parto —mencionó Mikoto en un tono de regaño.

 

—¡Pero todavía falta mucho para el parto!, solo por hoy.

 

—No. Tu doctora ha sido muy específica con eso de la dieta.

 

Kushina hizo un puchero infantil, se dio media vuelta y fue a quejarse con su esposo, quien solo le sonreía le pedía que entendiera a Mikoto, que ella lo hacía solo para que estuviera bien el día del parto.

 

Sirvieron la comida y Mikoto, Fugaku, el pequeño Itachi, Kushina y Minato se sentaron a comer mientras reían. Un día como cualquiera, un miércoles que nada tenía de especial.

 

Todos reían de una tontería que había dicho Itachi entre bocados, y la más escandalosa era Kushina, que de repente dejó de reír y mostró una expresión seria e incluso distante. Mikoto se levantó de la mesa excusándose para ir a ver como estaba el pequeño Sasuke, que dormía plácidamente en su habitación.

 

Minato notó el cambio de actitud en Kushina, le apretó suavemente una mano preguntando en silencio que pasaba, pero ella lo miró y no dijo nada.

 

—Di algo —le susurró Minato.

 

—Creo que voy a tener al bebé —respondió ella con la voz neutra.

 

Minato tardó en procesar la información. Cuando entendió a lo que se refería su amada se levantó de golpe y lo repitió en voz alta. —¡¿Vas a tener al bebé?! ¡¿Ya?! —gritó escandalizado.

 

Kushina entró en pánico.

 

—¡Necesito un hospital! —gritó ella.

 

—¡Un hospital! —repitió él.

 

Fugaku, por su lado, entendió la situación y rápidamente se levantó de su silla para correr en dirección a Kushina con notable preocupación en los ojos.

 

—¿Cómo estás? —preguntó Fugaku.

 

—¿Cómo podría estar? —ironizó ella.

 

—¡Ayúdala! —gritó Minato mirando fijamente a Fugaku.

 

—¡¿Qué quieres que haga?! ¡Yo no sé nada de nacimientos!

 

—¡Pero tuviste a tu hijo hace meses! ¡Debes saber algo!

 

—¡No sé! ¿Un hospital?

 

—¡Eso ya lo sé! —gritó Minato frustrado.

 

—¿Entonces para qué preguntas?

 

Minato se le fue encima a Fugaku y lo tomó fuertemente del brazo. Ambos comenzaron a insultarse el uno al otro olvidándose totalmente de Kushina que sufría escandalosamente, totalmente asustada y sin poder moverse siquiera.

 

Minato quedó en blanco.

 

Fugaku quedó en blanco.

 

Itachi ni entendía que pasaba.

 

Kushina gritaba.

 

Entonces –y como caída del cielo– apareció Mikoto cargando a Sasuke en brazos, quien al ver la situación tardó un poco en darse cuenta de lo que pasaba. Pegó un grito al cielo cuando entendió. Se acercó a Kushina e hizo una serie de preguntas que ella contestó forzosamente, luego Mikoto volteó a ver a Minato. —¡Has algo! —le gritó.

 

Él reaccionó.

 

—¡Claro! —se acercó a Kushina. —Vamos al hospital.

 

Comenzó a girar en su propio eje, una vez, dos veces —¡Me estás provocando nauseas! —gritó Itachi en voz infantil.

 

—Lo siento —se disculpó Minato.

 

Mikoto rodó los ojos. —Estoy rodeada de inútiles —murmuró frustrada sabiendo que solo ella tenía la parte racional que haría que salieran vivos de esta.

 

Pero…

 

Estaba Sasuke, que Mikoto había sacado de su habitación porque no se podía quedar dormido sin sentir los brazos de su madre cerca. Itachi se acercó a Mikoto y con una sonrisa de hermano mayor extendió los brazos para alzar a Sasuke. Mikoto, al entender lo que Itachi quería le entregó a Sasuke advirtiéndole que por nada del mundo soltara a su hermano.

 

Entonces Mikoto ayudó a Kushina a levantarse para después ayudarla a caminar sosteniéndola con una sola mano, y con la otra jalando a Minato que aun permanecía como loco murmurando cosas inentendibles; por otro lado Fugaku corrió para sacar su lujoso auto hasta la parte delantera de la mansión, porque obviamente Minato no estaba en condiciones de manejar.

 

Entonces Kushina, Mikoto y Minato salieron de la casa…

 

…Olvidándose de Itachi, y el pequeño niño que portaba en brazos.

 

Una vez los cuatro adultos subieron al auto Fugaku estaba a punto de arrancar cuando Mikoto recordó a sus propios hijos y corriendo se bajó del auto para volver a entrar a la casa y encontrarse a Itachi sentado en el suelo apoyando a Sasuke en sus piernas. Les sonrió y guió a Itachi hasta la salida para llevarlo también al hospital.

 

De nuevo, ahora los seis, estaban listos para arrancar, solo que ahora Minato recordó algo muy conveniente.

 

— ¡No llevamos la maleta con las cosas! —gritó alertando a los presentes.

 

—¿Y de donde quieres que saque la maleta? —gritó Kushina a la vez que un espasmo recorría su cuerpo.

 

—¡Después nos encargamos de eso! —gritó Fugaku intentando arrancar. Pero ahora todos pudieron ver una delgada línea de humo que salía por una ventana abierta en la mansión.

 

—¡Dejamos la estufa prendida! —Gritó Mikoto mientras se volvía a bajar del auto y corría para evitar un muy probable incendio.

 

Todos, excepto Kushina, se bajaron y esperaron a que Mikoto volviera a aparecer por la puerta. Tardo unos segundos, y cuando llegó su ropa impecable tenía ligeras manchas de humo.

 

Minato no pudo evitar reírse.

 

—¡Cállate!, —gritó Mikoto a Minato.

 

—Pero… ¡mírate!, —dijo entre risas. —¡Estás toda llena de humo!

 

Kushina –aun en medio del dolor– comenzó a reírse escandalosamente y pronto inclusive el serio Uchiha Fugaku también reía; las risas se hicieron contagiosas y Mikoto terminó riéndose a la par de los otros tres adultos.

 

Pero un estruendo y luego un chillido hizo que dejaran de reír.

 

Todos giraron hacia la procedencia del sonido para encontrarse a Itachi, con los brazos abiertos y una notable preocupación/culpa plasmada en la cara. En el suelo, y llorando abiertamente estaba el pequeño Sasuke que se retorcía en el suelo levantando sus diminutas manos.

 

Mikoto corrió a socorrer a Sasuke, y Fugaku corrió a regañar a Itachi por: "tener tan poco cuidado con su hermano menor".

 

Ahora, iban al hospital por dos razones.

 

Cuando por fin arrancaron el dolor de Kushina se había incrementado y no tenía reparo en gritar abiertamente insultando a Minato por "hacerle eso"; por otro lado Sasuke gritaba llorando y de su cabeza se escurría un pequeño hilo de sangre producto del golpe. En un rincón del auto, llorando sonoramente Itachi se sentía culpable, y Minato no ayudaba gritando para acallar los gritos de su esposa, Mikoto le cantaba a Sasuke en un intento de hacer que dejara de llorar. Y Fugaku estaba que perdía la cabeza.

 

—¡Rápido! —Le gritó Kushina a Fugaku.

 

—¡Sasuke se va a morir! —Gritó Mikoto paranoica mientras comenzaba a cantar una nueva canción.

 

—¡Maté a mi hermano! —Secundó Itachi llorando ruidosamente.

 

—¿Kushina va a tener a nuestro hijo en un auto? —Se preguntó Minato en voz baja sin dejar de ver a su amada.

 

Una vena brotó en la frente de Fugaku, quien se pasó un semáforo en rojo en un afán por llegar rápidamente al hospital. Pero, como el destino los odiaba… casi inmediatamente una patrulla de policía comenzó a seguirlos.

 

Sin más remedio Fugaku paró el auto, y un policía robusto se acercó a la ventanilla del auto.

 

—Iba muy rápido —anunció. —¿Qué está pasando acá?

 

Kushina pegó un grito cuando una nueva contracción la hizo encogerse de dolor.

 

—¡Va a tener un hijo! —, gritó Minato perdiendo la poca cordura que le quedaba.

 

—¡Y mi hijo se está desangrando! —vociferó Mikoto a la vez que Sasuke volvía a llorar estruendosamente.

 

El policía contempló la escena que se estaba viviendo en el auto, mientras pensaba Kushina soltó grito que Sasuke apoyó soltando un quejido afligido. El policía suspiró. —Adelante —aceptó. —Pero tenga más cuidado.

 

Fugaku no dijo más y volvió a poner el auto en marcha.

 

Cuando por fin llegaron al hospital se bajaron todos apresuradamente, excepto Fugaku e Itachi que se sentía demasiado culpable como para caminar junto a su hermano. Por otro lado Minato jalaba a su esposa y Mikoto corría junto a ellos apretando a Sasuke contra su pecho.

 

Al entrar por urgencias varias enfermeras llegaron a preguntar la situación.

 

—¡Va a tener un hijo! —, gritó Minato.

 

—¡Y mi hijo se está desangrando! —volvieron a gritar repitiendo la escena que se había vivido segundos atrás.

 

De repente, imponiendo su voluntad apareció una mujer rubia de cuerpo prominente y al ver a Mikoto y a Kushina les sonrió, pero su sonrisa se borró rápidamente cuando una de las enfermeras le contó todo; ordenó una silla de ruedas que apareció en segundos y se llevaron a Kushina, luego la mujer se dirigió a Mikoto y en una petición silenciosa quitó a Sasuke de los brazos de su madre.

 

—¿Qué le pasó? —Preguntó la mujer.

 

—Se cayó al piso en medio de todo el ajetreo después de que Kushina comenzara a entrar en trabajo de parto.

 

La mujer rubia ahogó un gemido de sorpresa. —¡Pero qué irresponsabilidad! —gritó a modo de regaño.

 

—Lo siento.

 

—No importa. —dijo mientras revisaba cuidadosamente la herida en la cabeza de Sasuke. —No es nada grave, necesitara sutura, pero nada mayor.

 

—Gracias, Tsunade-san.

 

—Ahora iré con Kushina —anunció la llamada Tsunade y le pasó al bebé a Mikoto. —Le diré a una enfermera que ayude con la sutura para Sasuke.

 

Después de unos minutos Sasuke ya se encontraba en perfecto estado y dormitaba en brazos de su padre, quien, asustado, no había querido entrar a la habitación con su mejor amigo y su esposa. En cambio, en cuando se pudo Mikoto se fue a la habitación, donde faltaba poco para que el verdadero parto comenzara.

 

Cuando la hora comenzó Kushina gritaba a pulmón herido, tanto que algunos en el hospital se preguntaban qué clase de enfermedad tendría esa mujer para que estuviera gritando como si la torturaran de la peor manera.

 

Pero al final todo salió bien, y un niño nació, un niño que desde el primer instante abrió unos grandes ojos azules, ojos que buscaban explorar el mundo y todo a su alrededor. Minato lloró, Kushina se mantuvo despierta aunque el cansancio quería que durmiera. Ambos se rieron uno al otro ante el orgullo de su primogénito… el primero de muchos, o al menos eso creían en ese entonces.

 

Mikoto fue nombrada la madrina del niño recién nacido, y cuando Kushina fue transferida a una habitación Fugaku e Itachi entraron para conocer al bebé que se mantenía despierto y a la expectativa. Hiperactivo desde el principio.

 

En cuanto Kushina despertó por los reclamos de su hijo para que le diera comida se formó un aura mágica alrededor de todos; los cuatro Uchiha y los ahora tres Namikaze estuvieron en una felicidad inquebrantable. Una enfermera llegó para revisar a los pacientes, pero antes de que pudiera irse Minato sacó una cámara y le pidió que tomara una foto, la primera foto de los siete juntos.

 

La enfermera amablemente aceptó y todos se posicionaron.

 

Kushina, que aun no podía levantarse solo se recostó contra el espaldar de la cama, mientras Minato se inclinaba hacia ella sosteniendo en brazos a su hijo, Itachi pidió sostener a Sasuke y Fugaku se lo entregó con desconfianza revisando cada segundo que Sasuke no estuviera en el suelo; Mikoto posó sus manos en los hombros de Itachi y Fugaku la tomó por la cintura.

 

El flash salió y la foto quedó como un recuerdo de un día bastante inusual.

 

Itachi sostuvo la foto en sus manos, en donde se veían esas siete personas, felices de que ese día todo hubiera salido bien. Sasuke tenía la sutura en su cabeza, y Kushina estaba cansada, sin embargo, ese día era el principio de la felicidad que se esperaría para el resto de sus vidas.

 

En silencio Itachi guardó la fotografía en el bolsillo de su pantalón.

 

En seguida siguió caminando en medio de los estantes sin buscar nada en específico.

 

Estaba dando la ronda número cuatro cuando algo bastante particular llamó su atención; en lo alto de un estante había un sobre blanco, que sobresalía ya que todos los sobres y portafolios eran de otros colores. Itachi lo bajó y sonrió al notar que había encontrado lo que necesitaba.

 

Todos los documentos de lo que había pasado hace once años.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Sasuke volvió a la mansión Uchiha a altas horas de la madrugada, estaba seguro de que no había comido en todo el día, pero pasó de largo la cocina y subió a su habitación, donde al entrar cerró con seguro, solo quitándose los zapatos se acostó en la gran cama y se durmió en seguida.

 

Fue una noche sin sueños.

 

Al siguiente día, y como todo un zombie, se levantó, tomó una ducha rápida; mientras el agua caía sobre su piel sintió el vacio en su estómago, producto del tiempo que llevaba sin comer, pero le restó importancia y al salir se miró al espejo, donde se asombró de su propio reflejo. Era irónico ver como las ojeras se remarcaban en su ya blanca piel, y como el simple hecho de dejar de comer unos pocos días hacia que su cara se viera más cadavérica, y su cabello, sin el rastro de ese brillo azulado que siempre le había gustado.

 

Se golpeó mentalmente al descubrir lo que estaba haciendo, lo mal que la estaba pasando.

 

Y hoy se cumplen tres semanas dijo al espejo, y casi pudo jurar que su reflejo le sonrió.

 

Cuando bajó ya totalmente vestido volvió a pasar de largo la cocina y salió a la fría mañana, donde sin más remedio comenzó a caminar lentamente.

 

Después de unos minutos estaba atravesando las puertas de la multinacional Uchiha, donde, apenas llegar una mujer de falda corta abordó a Sasuke con una sonrisa postiza.

 

Presidente comenzó. La reunión ha sido reprogramada, los socios lo esperan en su oficina.

 

Sasuke resopló molesto y luego subió por el ascensor sin decirle nada a la chica, cuando llegó a su oficina efectivamente toda esa gente lo estaba esperando impacientemente.

 

Sr. Uchiha saludó uno al verlo entrar.

 

Creí que la reunión sería a las 10 murmuró cortante.

 

Todos callaron por unos segundos hasta que la única mujer socia se levantó y le sonrió a todos los presentes. Hoy miraremos la evolución de la economía del último mes anunció a la vez que en una pantalla previamente encendida y acomodada salían las gráficas de lo que la mujer hablaba.

 

…Entonces, debido a esto último necesitamos establecer el clearing* entre ambos países…

 

Aquella mujer seguía hablando y Sasuke miraba como si ella estuviese hablando en un idioma extraterrestre, aparte de eso, ¿qué eran esas gráficas?... su mente procesaba lentamente lo que la mujer hablaba y a duras penas lograba entender cosas como "desvalorización" y "aumento de precios".

 

La reunión pasó lentamente y una vez todos los socios se fueron a realizar sus diferentes obligaciones Sasuke intentó retomar lo que se había hablado, pero nada había quedado dentro de su cabeza, todo había pasado de largo… como una aburrida clase de instituto.

 

Tomó su celular y llamó a Itachi, quien contestó rápidamente.

 

—Hermanito, ¡milagro una llamada tuya! —Dijo Itachi.

 

Tengo una pregunta.

 

—Cuéntame.

 

Cuando tú fuiste presidente de la multinacional… ¿Cómo lograste hacerlo todo sin tener preparación previa?

 

—Porque yo soy un genio —respondió con prepotencia.

 

Hablo en serio.

 

—Yo también —esperó unos segundos. —Mira, si lo que te preocupa es no saber lo suficiente para semejante cargo podrías estudiar un poco; si pudiste apañártelas bien con el instituto, ¿por qué no entras a la universidad?

 

¿La universidad?

 

—No le veo problema, aun estás a tiempo de inscribirte a esa universidad que se veía interesada en tu, y tus dotes de magnate empresario.

 

De acuerdo, lo consideraré y sin más colgó dejando a Itachi hablando solo del otro lado de la línea.

 

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Un grito, seguido por una luz cegadora –y muy, muy blanca– surgió de la quietud de un lugar silencioso. Cuando la luz paró fue cuestión de segundos para que otra ráfaga saliera de una habitación en específico.

 

Así pasó unas tres o cuatro veces hasta que todo se sumió en la oscuridad y el silencio… de nuevo.

 

Acercándonos a la escena, en una cama mal planeada se encontraba Seichi Naruto respirando agitadamente mientras un hombre de nombre desconocido se ponía unos guantes de látex (otros guantes de látex, puesto que los que ya tenía se veían quemados), sonreía divirtiéndose de lo lindo.

 

¿Cansado? le preguntó a Naruto.

 

El aludido solo se limitó a sonreír mientras su respiración se normalizaba lentamente. Eso quieres le respondió.

 

Vaya, desde que volviste estás más altanero. ¿Qué podemos hacer para remediar eso?

 

Hoy no te servirá ni la oscuridad ni la sangre.

 

Eso supone un problema, ¿no?, preguntó mientras se acercaba. Dime, ¿cuál es tu debilidad?

 

Ya no tengo.

 

El hombre rió estruendosamente y en seguida acercó dos piezas metálicas al pecho descubierto del rubio. —Vamos a ver eso —dijo, sin esperar más rozó las piezas con la piel desnuda provocando una descarga eléctrica aun más fuerte que la anterior.

 

Una vez la descarga paró el hombre preguntó. —¿Duele?

 

Pero Naruto no respondió solo sonrió de nuevo con la respiración agitada.

 

El hombre, frustrado y estresado se alejó nuevamente pensando un poco; sí, quería vengarse del chico por razones que en ese momento parecían insignificantes, pero quería hacer que le doliera, ¡que le doliera como nunca!, ese maldito bastardo no tenía que sonreír tan ligeramente, no, no señor.

 

Con una sonrisa renovada el hombre dejó caer agua sobre el pecho de Naruto, quien se dio cuenta inmediatamente de lo que pretendía su científico loco.

 

Ahora, y sin ninguna charla las piezas metálicas volvieron al pecho de Naruto; esta vez la descarga fue tal que unas convulsiones se hicieron presentes y no pudo ahogar el grito que procedía de lo más hondo de su pecho.

 

—¿Ahora sí duele? —preguntó el hombre, pero Naruto solo gruño como un perro rabioso, retándolo con la mirada a volver a provocarle una descarga eléctrica.

 

Reto que el hombre no dudó en aceptar, de nuevo, y sin piedad, volvió a ocasionar una descarga eléctrica, que esta vez fue incluso más fuerte que las anteriores, ahora se alcanzaban a divisar marcas de quemaduras en el pecho del chico, y el hombre, riéndose de lo lindo, solo seguía con su tortura; tortura que solo ocasionaba por hacer una venganza casi absurda.

 

—¿Pretendes seguir con esto por siempre? —Preguntó Naruto entre jadeos.

 

—Ojala pudiera —dijo el hombre con una sonrisa—. Pero no puedo simplemente dejarte acá muriendo lentamente, aparte de ello tienes una cita.

 

—¿Una cita?

 

—Con nadie más que tu adorado padre.

 

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—Sasu-chan —dijo Itachi a la vez que entraba a la oficina de presidencia.

 

—No me digas así —respondió el otro con voz fría.

 

—Ya, ya… lo siento, ya casi se me olvidaba que solo Naru-chan te puede llamar así

 

Sasuke dejó caer los papeles que sostenía contra la mesa provocando un sonoro golpe. —Ya, ¿Qué quieres? —Preguntó mirando a Itachi fijamente. —Que yo sepa tú te irías de viaje en cuanto no tuvieras la responsabilidad de la multinacional.

 

—¿Tú crees que dejaré la multinacional a manos de un mocoso que apenas sabe de administración?

 

Sasuke frunció el seño, Itachi sonrió. —Además —agregó—. Creo que antes de irme tengo que cumplir ciertas obligaciones.

 

Sasuke lo miró curioso por lo que hablaba, sin embargo no preguntó nada. —No me has respondido, Nii-san, ¿qué haces acá?

 

—Solo pasaba a visitar a mi hermano menor.

 

—No te creo.

 

—Ya, está bien —sonrió. —Solo estoy acá para informarte —y sin dejar que Sasuke dijera nada le lanzó varios folletos repletos de información sobre la mesa.

 

—¿Qué es esto?

 

—Simplemente información sobre universidades, ¿no decías que estabas pensando en volver a estudiar?

 

—Creo que no es necesario —dijo Sasuke mirando a otro lado.

 

—Yo creo que si es necesario. Si no lo es, dime, ¿cuál es la mejor forma de salir de una crisis económica?

 

—¿Establecer un plan?

 

—¿Y cómo haces eso?

 

Sasuke se quedó pensando más tiempo de lo que Itachi permitía. —A eso me refiero —dijo. —Será mejor que te pongas a revisar de universidades, creo que administración de empresas te vendría bien.

 

Itachi salió del lugar sin decir palaba, como siempre. Por otro lado Sasuke se quedó sentado, y mirando a la nada mientras con una mano acariciaba suavemente el papel de los folletos que Itachi había dejado. Tal vez no era tan mala idea, y puede que sirviera para evitar quedar encerrado en las paredes de la multinacional.

 

Se levantó y caminó hasta el ventanal de la oficina. Afuera todo parecía diferente.

 

E inevitablemente pensó en lo que Naruto estaba haciendo.

 

Pero sacudió la cabeza alejando el pensamiento impuro que se supone no debía tener. Volvió al escritorio donde se sentó y comenzaba a revisar informes que habían llegado esa misma mañana. —¿Qué se supone que es una recesión? —Se preguntó en un murmuro casi inaudible, luego, y por inercia viró hasta los folletos.

 

Se estiró para alcanzar el más cercano, lo comenzó a ojear encontrando cosas bastante interesantes. Afirmaciones que decían que solo la elite del país entraba a cierta carrera, y que eso se debía al buen renombre de la universidad, ya que todos querían entrar las vacantes se agotaban mucho antes de que el ciclo comenzara.

 

Pero Sasuke no era cualquiera.

 

Con una sonrisa prepotente el chico de cabello y ojos negros se acercó hasta el teléfono, donde sin ninguna duda llamó al número que aparecía registrado en el folleto. Al otro lado una mujer contestó de manera amable.

 

—Quisiera saber si las admisiones aun están abiertas —dijo Sasuke con voz calmada.

 

Lo lamento mucho, pero los exámenes de admisión pasaron hace unas semanas ya; aunque la universidad también toma en cuenta las notas del instituto, y si son buenas incluso podrían considerar dejarle entrar sin examen alguno.

 

—Eso me gustaría —respondió con simpleza. —Mis notas del instituto son casi impecables. Mejor del instituto por mucho.

 

¡Esa es una buena noticia!, intentaré conseguirle una entrevista. ¿Podría dejarme unos datos?, es primordial para saber de su procedencia.

 

En Sasuke, una sonrisa se mostró ancha y prepotente. —Claro, no hay ningún problema.

 

¿Nombre?

 

—Sasuke —lo dudó por unos segundos pero sabía que disfrutaría eso como nunca. —…Uchiha; Uchiha Sasuke.

 

Un grito ahogado sonó al lado de la otra línea. —¿Cómo no me di cuenta de que era un número privado? —Murmuró la mujer para sí misma, sin embargo Sasuke escuchó perfectamente.

 

—¿Cuándo puedo llevar los registros de las calificaciones del instituto?

 

La mujer, metida en una pequeña oficia, comenzó a negar con la cabeza, tal vez creyendo que Sasuke la vería y entendería lo que trataba de decir. —¡No!, no es necesario —se apresuró a decir la mujer. —Hasta donde tengo entendido la universidad le había ofrecido una beca que había rechazado por sus obligaciones, ¿no es así?

 

—Sí, es correcto, pero decidí que lo mejor es estudiar. Dígame, ¿todavía tengo ese cupo en la universidad?

 

¡Por supuesto!, procuraré mandar todos los papeles de inscripción a su oficina.

 

—Está bien. Gracias.

 

Sin más colgó a la vez que su ego se inflaba otro poco. Quién diría que era tan famoso; solo con su nombre había conseguido un puesto en la universidad más elitista del país; en ese momento se sintió orgulloso de su apellido Uchiha, y con una fuerza renovada se dispuso a continuar con el trabajo.

 

Horas después Sasuke dejó de lado las pilas de informes y se concentró en un punto muerto de la habitación. Todo parecía en calma hasta que de improviso Itachi entró como un rayo a la oficina, su expresión se veía preocupada y sin decir nada le lanzó a Sasuke un único papel.

 

Sasuke, después de verlo exclamó sorprendido. —¡Quieren comprarnos!

 

Itachi asintió alarmado.

 

—¡No!, es imposible, la multinacional Uchiha no podría ser comprada por nadie.

 

—Ahora que se desató todo el problema con los Namikaze las pequeñas empresas están viendo la oportunidad perfecta para hacer su jugada.

 

—¿Qué empresa es?

 

Itachi dudó un poco pero suspiró. —La empresa no está muy clara, pero si el comprador.

 

Sasuke preguntó con la mirada.

 

—El maldito Orochimaru quiere comprar la multinacional.

 

—¿Tiene el suficiente poder para eso? —Preguntó Sasuke sin perder la calma.

 

—Aquí el poder no importa; solo importa que parecer que tiene suficiente dinero para hacerlo.

 

—¡No me importa! ¡No venderemos la empresa así como así! ¡Y menos a Orochimaru!

 

—¡Eso ya lo sé!, necesitamos una solución ya.

 

Sasuke lo miró confundido.

 

—Orochimaru quiere hacer el trato dentro de una semana.

 

—Pero, ¿eso en que nos afecta?, si no queremos vender, no vendemos.

 

—De alguna manera él se enteró de la demanda que está sobre los hombros de la multinacional, y a nuestras espaldas, poco a poco ha estado sobornando a los socios de la multinacional; en el momento de vender si una mayoría de socios está de acuerdo, vendemos. Aquí no hay opinión de presidente que valga.

 

—¿Qué necesitamos?

 

—Un trato mejor de lo que Orochimaru puede ofrecer. Nuestra única salida es convencer a los socios de que no se dejen sobornar de ese tipo.

 

Sasuke suspiró.

 

Maldito Orochimaru.

 

Cuando Sasuke volvió a quedar solo comenzó a meditar y a examinar la situación. Al final, sin desgastarse mucho la cabeza decidió llamar a todos los socios a tener una amable charla, a la vez optó por llamar él mismo. Entonces, y haciéndolo uno por uno, concretó una cita en la oficina de presidencia a las dos de la tarde, hora que todos los socios aceptaron, después de todo era extraño que el mismísimo presidente llamara para pedir una reunión.

 

Mientras el tiempo pasaba Sasuke se sentía inusualmente nervioso, tanto que tuvo que golpearse a sí mismo y recriminarse. ¿Por qué estoy nervioso?, soy el presidente. Con ese pensamiento se mantuvo cuerdo hasta que el reloj marcó las dos en punto y como todo un mecanismo los socios comenzaron a llegar uno a uno ubicándose en la gran mesa que permanecía en la oficina de presidencia.

 

En silencio esperaron a que todos llegaran.

 

Sasuke caminó lentamente hasta su puesto a la cabeza de la mesa, los ojos de los presentes lo seguían sin perder detalle, bastante intrigados y expectantes. Aunque sí que había más de uno que se moría de los nervios, pero como dicen por ahí: el que nada debe, nada teme.

 

—La razón de que estén acá es simple —dijo Sasuke rompiendo el inquietante silencio—. Me enteré de lo que más de uno hace a espaldas de la multinacional.

 

Todos callaron e inclusive apartaron sus miradas del magnate.

 

—No tiene caso que lo nieguen —prosiguió—. Puedo ser joven y puedo no tener experiencia, pero no soy tonto, no voy a dejar que ustedes arruinen todo.

 

La mujer, confundida, preguntó. —¿A qué se refiere presidente? ¿Qué pasó?

 

—¿A alguno le suena el nombre Orochimaru? —ironizó.

 

Más de uno se tensó en su puesto e intentaron esconderlo, pero para Sasuke no pasaba desapercibido nada de lo que los socios hacían, y con esa mínima expresión descartó a varias personas que se veían confundidas y que por consiguiente no formarían parte de aquella absurda traición.

 

Después de un silencio nada cómodo Sasuke continuó.

 

—Verán, pues este hombre planea comprar la multinacional —ignoró los gritos de sorpresa que salieron de varios presentes—. Este hombre cree que porque el cambio de presidencia y la demanda son acontecimientos cercanos puede aprovechar esto para echar abajo todo lo que las generaciones de antiguos Uchiha han hecho. Para más colmo hay personas que lo ayudan desde dentro… si quieren confesar algo, háganlo, porque después no voy a tener compasión.

 

Todos se quedaron quietos como si los hubiesen convertido en piedra.

 

—Bien. Ofreceré una segunda oportunidad, Orochimaru quiere hacer un trato dentro de una semana, y por lo visto si la mayoría de socios están de acuerdo en vender, vendemos. ¡Como quisiera echarlos a patadas de acá!, pero ahora no puedo hacer eso.

 

—¿Eso en que nos afecta? —preguntó la mujer muriéndose de miedo por dentro.

 

—Porque los presentes se han dejado sobornar —aclaró mirando solo a la mujer, luego, volteando a mirar a todos dijo. —¿Cuánto les ofreció? ¿Acaso no es suficiente con lo que ganan con la multinacional?

 

—Ahora no hay nada seguro con la multinacional —dijo un hombre de cabello negro, sin embargo ya bastante viejo—. He estado en esta multinacional muchos años, y sé que debo desistir cuando vea una mejor oportunidad.

 

Sasuke soltó una risa sarcástica y se dirigió al hombre en específico.

 

—Shimura Danzō —dijo con voz amenazante—. Sé que serías el primero en abandonar la multinacional mientras se hunde, no me cabe duda de tus tratos sucios con Orochimaru, si no te he echado a la calle es porque en este momento no podemos permitirnos perder ni un poco del capital de los socios.

 

—¿Entonces aceptas que me necesitas? —dijo el hombre mientras reía—. Presidente, hay veces que debería dejar las cosas a la generación que entiende el mundo de los negocios

 

.A Sasuke un escalofrió le recorrió la espalda por la forma en la que el llamado Danzō le llamó por su cargo pero lo disimuló bastante bien.—Eres el único socio original que le queda a la multinacional Uchiha —dijo con falsa calma—. Pero no por ello voy a dejar esta empresa en tus manos. Los Uchiha son los únicos que alguna vez ostentaran la presidencia.

 

—Eso ha sido así hasta ahora porque cada Uchiha muerto ha tenido un heredero, ¿pero qué pasaría si no fuera así?

 

—Eso nunca será, siempre habrá un Uchiha dispuesto a tomar la presidencia.

 

—¿Aunque eso arruine a más de uno?

 

Sasuke lo miró confundido sumiéndose en silencio por unos segundos, por otro lado, los socios aun permanecían sentados, en silencio y expectantes por la batalla que se desataba entre aquellas dos personas de gran poder.

 

—¿A qué te refieres? —preguntó Sasuke.

 

—¿Acaso no es demasiado extraño que Fugaku Uchiha falleciera de la nada? ¿Qué paso con su hijo mayor?, aquel que renunció a sus sueños solo para cumplir el legado de su padre, ¿eso no arruinó su vida? Puede que ahora sea demasiado tarde para que cumpla sus sueños. ¿No fue muy egoísta tu padre al querer que los Uchiha siguieran a la presidencia de la multinacional? ¿Acaso serías igual de egoísta con tus hijos?

 

Sasuke apretó los puños para no lanzarse al hombre que hablaba calmadamente, como su estuviera hablando del clima.

 

—Los Uchiha seguirán en el poder, quieras o no. Mi padre no fue egoísta al heredarnos su legado.

 

—Eso deja una pregunta al aire.

 

—¿La muerte de mi padre? Eso no te incumbe, no menciones su nombre bajo tan amargas condiciones —amenazó sosteniendo su mirada contra los ojos de Danzō.

 

—Puede que me incumba más de lo que creas, presidente.

 

Sasuke dejó caer sus puños cerrados contra la mesa perdiendo el control, una chispa de furia atravesó sus ojos y más de uno se estremeció.

 

—Me harté —declaró con la vista fría.—Danzō, quiero que salgas inmediatamente de este edificio y no vuelvas nunca, ni a estas oficinas ni a ninguna otra; me encargaré personalmente de que se te devuelva el capital invertido en la multinacional, a cambio de eso te irás.

 

—¡Presidente! —gritó otro hombre horrorizado—. ¡No puede echarlo como si fuera un recién contratado!, usted mismo ha dicho que es el socio más antiguo que tenemos.

 

—No me importa. El presidente decide quien trabaja en la empresa, en eso no hay discusión. Buscaré la mejor manera de no incumplir su contrato, pagaremos la liquidación y eso será todo, pero él no vuelve a pisar esta multinacional.

 

El hombre que antes se había quejado hizo ademán de volver a hablar pero Danzō lo calló con un movimiento de cabeza.

 

—Las órdenes del presidente son absolutas —dijo Danzō con un deje de sarcasmo en la voz—. Me voy a ir, pero eso no asegura que no voy a volver.

 

Y con toda su dignidad intacta se levantó y caminó hasta la salida de la oficina sin volver la vista atrás ni un solo segundo, a la vez no se sentía traicionado, es más, en su mente un nuevo plan comenzaba a forjarse.

 

—Así comienza una guerra —dijo en un susurro, susurro que a pesar de todo Sasuke alcanzó a escuchar.

 

Pero recobrando toda su compostura se volvió a los otros socios que lo miraban sorprendidos, incapaces de siquiera hablar—. ¿Alguien tiene algo que objetar? —les dijo con los mismos ojos duros que había usado contra Danzō—. ¿Alguien piensa seguir jugando con Orochimaru?

 

El silencio y las cabezas gachas de los socios le dieron a Sasuke la respuesta que necesitaba. En ese momento podría jurar que las cosas con Orochimaru se calmarían.

 

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Seichi Naruto alisó la camisa de suave tela que llevaba para después suspirar y alargar la mano hasta la puerta de madera fina que se alzaba ante él. No quería hacer eso, pero era eso o seguir con una divertida sesión de electrochoques a mano de aquel tenebroso hombre.

 

—Claro que ambas opciones son un suicidio —se dijo a sí mismo riéndose aun sin atreverse a entrar.

 

En seguida aferró la guitarra a su espalda.

 

Desde que había vuelto al tenebroso sótano solo una cosa estaba haciendo que su cordura no se escapara por los pequeños orificios que tenía la habitación en la que lo mantenían. Desde que había vuelto solo impuso una condición para dejarse hacer todo lo que ellos quisieran, y la condición era simple: le dejarían tener su guitarra a mano, podría tocarla cuando quisiera, y no se la quitarían nunca.

 

Y como la guitarra era lo único que podía hacer pasó la mayoría de sus días tocando y tocando, haciendo una misma escala para ganar agilidad, y posteriormente sacando acordes de la nada; puesto que no sabía nada de teoría en cuando a la música su única salida era inventarse su propia teoría.

 

Claro que en ese mismo instante no hubiera aceptado salir del sótano si no fuera porque le dijeron que podría llevar su guitarra, pero ¿qué tan hipócrita era que le hicieran vestir ropa fina como si acabara de salir de una fiesta de etiqueta? ¡Por favor! ¡Acababa de salir de un mugroso sótano! ¡No tenía que verse como un rey!

 

Pero, eso ya no importaba.

 

Aun así, y después de todo eso, no podía simplemente quedarse ahí parado por siempre. Hay que tener un poco de valor para enfrentar ciertas cosas, y esta era una de esas cosas. Por ello, y con el miedo impregnado a cada célula de su cuerpo, abrió la puerta que sonó con un chillido muy típico de películas de terror.

 

En el interior, tarareando una desconocida canción se hallaba un hombre esperando ansiosamente.

 

—Hola —saludó Naruto fríamente.

 

—¿No te emocionas de verme?

 

—En realidad no —contestó bufando—. Prefiero estar con Sasuke mil veces.

 

—¿Te tengo que recordar que tú mismo lo apartaste?

 

—¿Y yo te tengo que recordar que prometieron dejarlo en paz?

 

—Eso me suena a reclamo.

 

—Es un reclamo.

 

—¿Y puedo saber por qué?

 

Naruto rodó los ojos y avanzó lentamente por la habitación cerrando la puerta detrás de sí, luego viró para encarar a los ojos al otro¾. Las paredes tienen oídos —dijo—. No puedo creer que intentes quitarle la multinacional a Sasuke.

 

—Eso es otra historia, no te pertenece.

 

—¡Ja!, ¿es en serio? Ustedes prometieron alejarse de él a cambio de que yo me quedara. ¿Qué es más importante? ¿Sus experimentos o la multinacional Uchiha?

 

—No es como si tuviera que elegir.

 

—Oh, claro que si tienes que. Porque si vas a joderle la vida a Sasuke yo debería poder ser libre, en cambio si me quieres acá debes darle vía libre.

 

—O podría quitarle la multinacional y después tomarlo para mis experimentos.

 

—Eso llega a pasar y cuento todo lo que he escuchado estos últimos diez años.

 

—Veo que ya no me enfrento al mismo niño inocente que solías ser, Naruto —sonrió—. Dime, ¿a qué has venido?, sé muy bien que te llamé pero no me hubieras venido a ver de no ser porque quieres algo.

 

—Sí, quiero ser libre.

 

—Creo que habíamos quedado en que no podrías ser libre.

 

—Eso ya no importa ahora, podemos congeniar un trato.

 

—¿Por qué habría de escucharte? Si ni siquiera me tratas como lo que soy.

 

—¿Una serpiente? —preguntó irónico, pero después de unos segundos añadió—. Nunca, escúchame bien, nunca te voy a considerar un padre para mí, porque no lo eres… Orochimaru.

 

—Eso me ofende, hijo.

 

Naruto bufó sin importarle que el otro se pudiese enfadar por aquella acción, en cambio el hombre de cabello largo solo sonreía abiertamente, sin temer ni un poco.

 

—Hay una cosa que no entiendes, niño —dijo Orochimaru dejando atrás la faceta de padre comprensivo, dando lugar al manipulador hombre de negocios—. No puedes simplemente hacer tu voluntad, por algo eres nuestro, tu vida no vale nada.

 

—Tenemos un trato —recordó el rubio.

 

—Mientras tú incumplas tu parte yo no incumpliré la mía.

 

—Pero quieres comprar la multinacional.

 

El intento de Naruto por mantenerse relajado comenzaba a fallar, y ahora parecía que en cualquier momento saltaría al cuello de Orochimaru para asesinarlo lenta y dolorosamente.

 

—No te metas en lo que no te importa —siseó Orochimaru—. Tú dedícate a cumplir con los experimentos, que del resto me encargo yo —esperó unos segundos para ver la reacción del chico, pero al ver que este no hacía nada agregó—. Porque recuerda que Sasuke puede caer en cualquier segundo, y si eso pasa será culpa tuya.

 

Naruto bufó; como odiaba a ese tipo.

 

—¿Sabes? —comenzó a decir apartándole la vista al hombre de mirada oscura—. En el tiempo que estuve afuera conocí lo que era un padre de verdad, por mucho tiempo creí que todos los padres son como lo eres tú, Orochimaru, pero estaba equivocado.

 

—¿Comenzamos a recurrir a la lástima?

 

—No es lo que crees.

 

—¿Crees que no sé de tus delirios por tener un padre amoroso?

 

—Pero eso nunca será, ¿verdad?

 

Orochimaru rió en voz alta y negó con la cabeza.

 

—Tú solo eres un experimento —sentenció fríamente. Por su lado, Naruto sintió el escozor en los ojos. No podía llorar, porque él ya sabía que esa era su vida, y ese su padre. Sí, ese era su padre, aquel que no se acercaba ni un poco al amor que Fugaku Uchiha tenía con sus hijos.

Notas finales:

Hola.
Si les digo la verdad y nada más que la verdad. Este capitulo está escrito desde hace una semana; sí, una semana. Pero no tenía ganas de subirlo.

en fin, esa crisis ya pasó... Hace tanto que terminé este capitulo que inclusive ya olvidé los comentarios que tenía para hacerle xd. Hmmm, ¿para cuando habrá reencuentro?, y sí; ¡Orochimaru!, buuu... hay cosas en este cap que salieron de la nada (en serio) ...

pero bueno, no tengo nada que decir, en realidad sí, pero tengo sueño xdd... Van a ser las 11 y yo actualizando felizmente.

"espere el próximo capitulo" ... xdd.

Y bueno, yo como que me voy n.n

Ciao.

PD. ¿Recuerdan que en el cap anterior dije que entraría a los examenes finales?; bien, pues eso ya pasó... ahora viene la temible entrega de notas. xd Es mañana y yo me iré a esconder debajo de una piedra para que mis padres no me maten.

Pd 2. Como siempre, Gracias por los Rr's, y como siempre, ¡A esperar más!

Pd 3. Ah claro, acabo de ver que puse un * en la palabra Clearing; desenterré recuerdos de términos económicos. Es un acuerdo entre países... o algo así.

Pd 4. (lo juro, ya no habrá más posdatas)... hmm, cosas raras pasaron y si ven infiltrado un maldito 3/4 sería lindo que me lo dijeran para quitarlo n.n 


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