Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aeternum. por PauYh796

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Número de palabras del capítulo sin notas: 7.011

¿Cuánto aguanta una persona sin decaer? Éste es mi límite.

 

Sasuke entró a la oficina de presidencia de la multinacional Uchiha y de inmediato se quitó el pesado abrigo que llevaba, ya se comenzaba a notar un cambio en el clima, ahora todo era más frío. Se sentó para comenzar a revisar cerros de informes que habían llegado en las pocas horas en las que estuvo afuera.

 

Cierto tiempo después soltó las hojas para pararse frente al gran ventanal que poseía la habitación, pensó en Itachi, y en como hace unos pocos días había decidido contarle las últimas noticias, cuando lo hizo procuro omitir la parte en la que Naruto se comenzaba a volver dependiente de las drogas; era curioso porque en el momento de decir que en realidad habían tenido ahí a Namikaze Naruto Itachi soltó una sonora carcajada burlándose de su propia estupidez, daba risa pensar en ello.

 

Luego, y con una expresión más seria, comenzó a hacer toda clase de preguntas respecto al por qué y la forma en la que Sasuke se había enterado. Cada pregunta fue respondida una tras otra, inclusive en medio de todo Sasuke contó del reencuentro con Minato y para sus adentros Itachi deseó verlo pronto. Su vista se endureció cuando Sasuke mencionó que el hombre detrás de todo el sufrimiento de Naruto era desconocido.

 

Itachi, dar mayor explicación, al igual que Mikoto, simplemente dijo iría de viaje a quién sabe dónde y que estarían en contacto; lo que dejaba a Sasuke más solo que un hongo en medio de un terreno muerto. El curso de la vida simplemente seguía, pues no puedes parar sólo porque recibiste un golpe, y no, de hecho Sasuke quería seguir en el curso que la vida aun marcaba, pero esta es cruel y frívola, pues no tiene reparo en dejar a uno o dos tras de sí.

 

Y eso incluía a Naruto.

 

Aquel chico que estaba perdido en algún lugar, o mejor dicho aquel chico que Sasuke no quería ni ver desde la humillación que le hizo pasar en ese momento.

 

 

 

—¿Qué crees que es? —dijo Naruto con una sonrisa burlona. Sasuke se encogió de hombros haciéndose a la ignorancia—. Tal vez deberías probar a ver si te suena… —agregó el rubio soltando otra risita.

 

Sasuke estaba dispuesto a soltar uno o dos insultos contra aquel polvo blanco pero del mismo bar salieron un grupo de personas riéndose y totalmente drogadas ¡por favor! Si se les veía en los ojos. Y entre aquel grupo estaba una chica de un inusual cabello color azul que se acercó a Naruto con toda la confianza del caso.

 

—¿Quién es él? —preguntó en referencia a Sasuke, Naruto negó suavemente con la cabeza sin responder—. ¿Viene por algo? —replanteó ella sin querer mencionar la palabra ‘droga’ en medio de la calle, Naruto volvió a negar.

 

—Éste ni siquiera sabe que es.

 

No, no fue la mentira lo que enfureció a Sasuke, fue la forma degradante en la que lo dijo, porque ‘éste’ tenía nombre, y era Uchiha Sasuke. También estaba el inconfundible tonito en que lo dijo, con sorna e insulto. La mujer rió fuertemente, e inexplicablemente Sasuke se sonrojó fuertemente causando mayor risa en los presentes.

 

 

 

Y el simple hecho de recordar la escena hacía que los nervios de Sasuke ardieran en enojo; tanto como para no preocuparse de lo que pudiera pasarle o no a su rubia adoración. De eso habían pasado ya diez días, y lo irónico era lo rápido que había sido todo ese tiempo; Sasuke comenzaba a entender el significado de “quedarse atrapado en la rutina”, porque… joder, eso estaba haciendo.

 

—Presidente —llamó una chica que portaba varios papeles en los brazos, Sasuke salió de su mente para mirarla, esa chica al parecer había sido contratada hace poco como asistente de presidencia porque al parecer Deidara —el antiguo asistente— tenía “mejores” cosas que hacer y por eso mismo había renunciado.

 

—¿Qué pasa?

 

—Alguien quiere verlo, dice que es muy importante —Sasuke asintió dando a entender que la chica debía dejar pasar al visitante, ella asintió para posteriormente irse en silencio; no le gustaba el aura que rodeaba al presidente, sentía que en cualquier instante Sasuke se le lanzaría encima y la comería viva.

 

—Sasuke —saludó el recién llegado, y a pesar de que fue sorpresivo que estuviera ahí Sasuke mantuvo una expresión inmutable.

 

—Kiba —devolvió el saludo—. ¿Qué haces acá?

 

—¿Recuerdas hace tiempo, mientras estábamos en el viaje, que te hablé de Naruto? —Sasuke se quedó en silencio recordando sin tener una imagen clara en la mente, Kiba sonrió—­. El colapso que tuvo Naruto, ¿te suena?

 

En esta ocasión Sasuke asintió. —Nunca supe por qué —susurró—. Me pediste que lo ayudara pero al parecer no lo hice.

 

—Puede que aquel colapso hubiese sido cosa de una vez pero creo que algo pasaba en ese entonces, algo que no tiene que ver con los experimentos…

 

Kiba no tuvo el objetivo de decir lo último, simplemente salió de la nada y aquello hizo que Sasuke abriera los ojos desmesuradamente, porque… ¿no se supone que nadie más sabía de esos experimentos? A su vez Kiba entendió el asombro de Sasuke, así que se apresuró en aclarar las cosas. —En cuanto volvió  y nos encontramos en la semana de inducción me lo contó todo, dijo que tu lo sabías y al parecer otra persona que no conocemos.

 

—Ya veo… pero, ¿por qué crees que algo más pasaba en ese entonces?

 

—Sólo une los hilos; cuando sucedió el viaje él tenía que cumplir la misión, por lo tanto no hubo experimentos de ninguna clase por varios días, y si lo ha vivido desde hace mucho tiempo no había razón alguna para que tuviese un colapso nervioso en ese momento ¿tiene sentido?

 

—¿Quieres decir que hay algo más que no conocemos?

 

Kiba asintió.

 

—¿Y por qué vienes a decirme eso a mí? Pasó hace mucho tiempo, creo que ya no debería importarnos.

 

—¿Hace cuánto que no lo ves? —Sasuke se encogió de hombros, Kiba asintió—. ¿Por qué no lo has visto?

 

—¿Cuándo fue la última vez que lo viste? —preguntó Sasuke.

 

—Hace tres días.

 

—¿Cómo…? ¿Cómo estaba?

 

—¿En verdad quieres saberlo? Si tengo que decirlo diría que su máscara cayó, ya no existe esa imagen de chico fuerte, parece que fuera a llorar en cualquier instante y poco a poco una dosis de ese polvo al día no le alcanza para…

 

¿Lo sabes? ¿Sabes que se está metiendo esas cosas? —el de cabello castaño asintió con algo de lástima, Sasuke suspiró a la vez que se acercaba al escritorio y se sentaba sobre este—. No sé qué pensar —admitió.

 

—Quizá estoy igual, estaba pensando un poco de ello y recordé ese entonces, pensé que probablemente tú sabías algo que yo no, que podrías ayudarme a ayudarlo pero si no tienes la más mínima intención será mejor si busco una solución por mí mismo.

 

—¿Por qué quieres ayudarlo?

 

—No lo sé, simplemente quiero hacerlo ¿necesito una razón? No quiero que se meta en ese mundo.

 

Dices que habrá alguna otra razón por la cual sucedió eso hace tiempo, y… de hecho, creo que tengo una parte de la respuesta —dudó antes de continuar— ,,,creo que puedo contarte la otra parte de la historia —susurró, Kiba lo miró con curiosidad pero no dijo nada y esperó hasta que el mismo Sasuke decidiera comenzar con el relato—, Creo que es la primera vez que se la cuento a alguien en mucho tiempo… o probablemente es la primera vez que quiero contársela a alguien que no vivió nada de lo que estoy a punto de contar.

 

—Te escucho.

 

Dando otro suspiro al aire Sasuke comenzó a contar lo sucedido hace once años, los recuerdos que tenía de Naruto Namikaze, su muerte, el reencuentro, por consiguiente contó su más reciente descubrimiento, resumido en pocas palabras: Seichi Naruto es en realidad Namikaze Naruto. ¿Podría ser más irónico? ¿Más confuso? Kiba asintió ante cada afirmación manteniendo la mayoría de sus pensamientos para sí.

 

—Quiere volver —afirmó Kiba en cuanto Sasuke concluyó su relato.

 

—¿Qué dices?

 

—Su mente quiere volver —reafirmó—. Él tiene amnesia ¿no? Pues eso… creo que al volver a ver a sus antiguos conocidos, los antiguos lugares su mente quiso mostrar señales de ese pasado para que volviese, o tal vez es todo lo contrario y su mente lo que quiere es protegerle, hacer que olvide lo que sea que haya pasado hace once años.

 

—Entones falta una pieza en el rompecabezas… pero ¿dónde la encontraremos?

 

—Tenemos dos opciones; Naruto o aquel que se hace llamar su padre.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

A veces las cosas sobrepasan un límite imaginario, quizá es cuando sientes que tu vida es vacía sólo porque sigues la misma rutina, o llega un momento en que rodearse de personas se vuelve cansino y asfixiante; este es un límite diferente; un límite en el que el dolor se ha vuelto tanto que soportarlo en vida se vuelve desesperante. Llegas a un punto en que el futuro se ve incierto, en que piensas que si de pronto no despertases al día siguiente todo sería mejor, vives en fantasías de lo que pudo ser tu vida y no fue, todo es una mezcla de ironía y dolor, mucho dolor…

 

Porque a veces ese medio de escape no es suficiente, porque a veces no bastan los libros para hacerte volar, porque en cierto punto no alcanza un simple polvo blanco para que tengas esa sensación de libertad. Tus ojos están rojos, tus ojeras son prominentes, tu complexión es incluso más delgada de lo que ya era, tiemblas porque tu cuerpo ya no te proporciona calor, te mueves con inseguridad y procurando que nadie te note ¿qué estás haciendo? Llegas a ese bar que se ha vuelto bastante conocido en los últimos días, entras con la confianza que no tienes hasta que localizas a esa chica de cabello azul que te da lo que necesitas.

 

Ella te ve, te saluda hipócritamente, sabe la razón de tu llegada a ese lugar, sabe cómo es la rutina, y ahora te extiende no el polvo al que estás acostumbrado sino una jeringa; no te gustan las jeringas pero ella te asegura que tendrás un mejor efecto, ahora te metes con esta sustancia llamada heroína; has escuchado de sus males pero no te importa pues te asegura un mejor viaje ¡qué más da!

 

Puede que simplemente quieras que alguien te saque de ese oscuro agujero en el que te has visto sumido, o probablemente ya estás perdido, te has rendido a la vida miserable que siempre viviste, vida que se ha reducido a un mísero estado en el que tus recientes deseos de ser feliz han desapareció, en el que ves a la persona que amas como una sombra que se escapa a lo lejos, lo sigues en tus sueños cuando sueñas con él, pero siempre se te escapa y te quedas llorando en total soledad. ¿Cuántas han sido las veces que te has levantado llorando? En cuanto sientes que comienzas a volver al mundo real sin ninguna clase de miedo alcanzas una jeringa que siempre usas para inyectar en tu brazo esta droga.

 

Y cuando hace efecto comienza a reírse a carcajadas, qué está imaginando, en qué está pensando…. En sus fantasías él es un niño de buena familia, con padres amorosos y muchos amigos que lo quieren, es hiperactivo y un poco idiota pero así se ha ganado el cariño de adultos y jóvenes, también tiene una persona amada, alguien que le corresponde, son felices y salen a citas muy de seguido; su futuro se ve muy claro en medio de la felicidad, se ve dentro de unos años con una linda casa, un trabajo, quizá hijos y un perro muy grande que sería la adoración de la familia entera…

 

Pero, de repente, ¡pum! La fantasía se despoja de sentido y Naruto vuelve a levantarse en medio de esta casa, ahora oscura después de que tapara toda fuente de luz. Se levanta mirando a la nada, sus ojos duelen y siente resbalar un líquido caliente del lugar dónde inyectó la jeringa por última vez, siente que no han pasado ni tres minutos desde que el efecto comenzó, por ello con fervor prepara otra jeringa que inyecta en su brazo derecho; pues a su brazo izquierdo ya no le quedan venas para inyectar.

 

La fantasía continúa en donde se quedó, todo comienza de nuevo, la vida feliz y perfecta a la que se ha acostumbrado en los últimos días, cuando cree que la fantasía se mantendrá de nuevo se esfuma, y la ansiedad de querer que continúe hace que siga inyectándose una vez, dos veces, tres veces… y cuando su suministro se acaba vuelve al bar donde sin represaría alguna le siguen dando de este medio de escape.

 

Mientras vuelve a la casa después de abastecerse encuentra a un hombre desconocido que toca la guitarra en medio de la calle, se dispone a acercarse esperando tocar alguna canción en la guitarra del hombre, por un segundo siente felicidad en el mundo real, pero un inesperado clic reclama a su cuerpo de aquella sustancia; y haciendo caso cual vil mascota vuelve a la oscuridad de su casa, dispuesto a revivir la fantasía de un mundo que no existe y probablemente jamás existirá.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Un ruido inusual alertó a Gaara, quien se levantó de su escritorio dispuesto a encontrar al causante del alboroto que se veía formado a pocos metros. Salió de la oficina en la que estaba trabajando para encontrarse con Temari de frente. —¿Qué pasa? —preguntó con voz aparentemente inexpresiva, ella se encogió de hombros y negó suavemente con la cabeza.

 

Hombro a hombro caminaron por un largo pasillo hasta dar con la entrada del edificio en el que se encontraban, allí estaba Kankurō reteniendo a un hombre mucho más alto que él. —Le digo que no puedo dejarle pasar sin saber para qué es —decía intentando retenerlo. Gaara al ver la escena dio varias zancadas más largas para alcanzar a Kankurō, y el hombre al verlo sonrió.

 

—A ti te necesito —declaró triunfal.

 

—¿A mí? ¿Por qué?

 

—Sabaku no Gaara ¿verdad?

 

El pelirrojo asintió con desconfianza. —¿Quién eres?

 

—Sé de un conocido tuyo y estoy dispuesto a darte unas respuestas mientras tú me des unas también —Gaara se lo pensó unos cuantos segundos, miró de reojo a Kankurō quien asintió, entonces Gaara le hizo una seña al hombre para que lo siguiera hasta su oficina, una vez dentro se quedaron en silencio unos cuantos segundos.

 

—¿Cómo me encontraste? —preguntó Gaara a sabiendas que él y sus hermanos se estaban escondiendo bastante bien.  

 

—Lo bueno de tener dinero son esta clase de cosas, puedes encontrar a una persona más fácil de lo usual y todo eso… —calló un segundo—. Pero no me he presentado, mi nombre es Uchiha Itachi.

 

—¿…Uchiha? —se preguntó Gaara en un susurro.

 

—De seguro conoces a mi hermano menor, Sasuke.

 

A pesar de ubicar a Sasuke rápidamente en su mente, Gaara se quedó en silencio, recordando meses atrás cuando Naruto le había llamado al borde de la desesperación contándole el plan que tenía de entregar a Sasuke; miró con miedo interno al tal Itachi, por un segundo se preguntó del paradero de Sasuke, sabía que Naruto no lo había entregado, pero hacia ya varios meses que no hablaba con él.

 

—¿Qué clase de respuestas quieres? —se apresuró a preguntar.

 

Itachi se encogió de hombros. —¿Sabes quién es Naruto?

 

—Sí.

 

—¿Cuántos años tenía cuando lo conociste?

 

—Tenía como catorce años.

 

—¿Antes de eso que había? ¿Cómo vivió los anteriores años a que lo conocieras?

 

Gaara frunció el seño. —¿Por qué habría de contestarte esa pregunta?

 

—Tengo un punto. Tu quieres sacarlo de esa vida ¿no es así? —Gaara asintió—. Entonces coopera conmigo, te aseguro que lo que menos quiero hacerle es daño.

 

—He de suponer que sabes toda la historia, o por lo menos la mayoría. Cuanto Naruto tenía siete años descubrieron que él era el sujeto más apto para los experimentos, fue el primer sujeto en mucho tiempo que no moría después del primer mes, así que fue tomado como experimento principal, y el resto es historia…

 

—Naruto murió el día que cumplió siete años… —susurró Itachi sin pensar, y Garra alcanzó a escucharlo perfectamente.

 

—¿A qué te refieres?

 

—¿Conoces la multinacional Namikaze?

 

—Sí, es la empresa está al alcance la multinacional Uchiha.

 

—¿Conoces a su heredero?

 

Gaara lo pensó unos segundos, luego asintió pausadamente. —Por ahora sigue el mismo presidente de hace años pero hace tiempo hubo un heredero… él murió hace mucho, y dicen que desde entonces el presidente Namikaze no ha sido el mismo, que al parecer aún no supera la muerte de su único hijo.

 

—También has de conocer la relación de amistad que llevaban los Uchiha y los Namikaze; hace tiempo Sasuke era amigo del heredero de la multinacional Namikaze, quien murió hace once años, un niño llamado Naruto Namikaze, y quien hasta ahora creímos muerto.

 

Gaara no necesitó de alguna otra palabra para entender lo que Itachi decía, sonrió para sí y apoyo su frente contra sus manos. —¿Quieres decir que él es… alguien? —no esperó respuesta y a los pocos segundos continuó—. Toda su vida, o por lo menos todos estos años Naruto ha pensado que no pertenece a ningún lugar, que nació sólo para formar parte de esas atrocidades. Ahora sé que él no es sólo eso.

 

Itachi sonrió con nostalgia. —Él no recuerda nada ¿sabes? No podemos forzar sus recuerdos.

 

—Aún así me alegra, parece que para él las cosas están mejorando.

 

Itachi asintió levemente. —Respóndeme unas cosas —esperó a que Gaara diera una señal afirmativa y habló—. ¿Cuál es el objetivo de lo que hacen?

 

—Nunca fui de confianza mientras estuve allí así que no me revelaron mucho de lo que querían hacer, pero por medio de mutaciones genéticas quieren lograr un poder sobre los demás que aún no me queda muy claro. Claro que para lograr este objetivo tienen que sobreponer a los experimentos, despojándolos de sus vidas, volviendo en la evolución a la época en la cual la vida de otro ser humano no importa.

 

—¿Cuántas personas son líderes de estos experimentos?

 

—Hasta donde tengo entendido sólo dos, pero hay muchos más tras de cuerda; personas ricas de otros países que esperan a que los experimentos estén terminados para posteriormente comprarlos.

 

—Esas personas financian esto de seguro.

 

Gaara asintió, acto seguido preguntó. —¿Qué pasará en cuanto Naruto recupere sus recuerdos? Cuando sepa quién es…

 

—Volverá a ser quien era antes, será el heredero de la multinacional Namikaze, volverá con su familia y se le devolverá la vida que le fue arrebatada hace once años.

 

—Pero… ¿cómo fue que Naruto cayó en manos de esta gente?

 

Itachi se quedó pensativo. —Esa respuesta no la sé… ese día podría jurar que Naruto murió después de proteger a Sasuke, pero ahora no sé… —una idea brilló en su mente—. Entonces… ¿qué hay en su ataúd? —aquella pregunta puede que nadie se la hubiese hecho, pero si Minato había hecho todos los procesos para el funeral de su hijo, y si su hijo estaba vivo… ¿enterraron a un ataúd vacio? Daba un poco de rabia saber que todos esos años habían llorado a un espacio vacío.

 

—Una última cosa… —Itachi se preparó para lo que iba a decir—. ¿Cuál es el nombre de ese que se hace llamar padre de Naruto?

 

Sin dudar, con una mirada fiera y con voz firme Gaara respondió. —Orochimaru.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Sasuke caminaba de vuelta a la mansión Uchiha cuando la noche ya se había alzado, en medio del camino pensó en comprarse un automóvil, aunque después del fracaso del Audi no estaba muy seguro de ello e Itachi, dondequiera que esté, se retorcería de ira al saber que su adorado hermano menor planeaba ponerse en frente de un volante de nuevo. Llegó a la mansión, su vista se fijó en la guitarra que había quedado abandonada desde el último encuentro con Naruto, y cuando este no había querido recibirla, pensó en llevársela, pero aquello no serviría de nada… o, bueno, simplemente no quería enfrentarse a ello todavía.

 

Pero ¿qué clase de cobarde hace eso? Con rabia para sí mismo agarró la guitarra, admiró durante unos segundos hasta que estuvo un poco seguro de lo que iba a hacer, y se echó a correr por las calles sin pensar en nada realmente, la adrenalina subió a su cerebro rápidamente y en poco tiempo se vio en la puerta de semejante casa, que por definición era la casa de Naruto.

 

Dudó en la entrada, pero una vez llegados ahí parar sería lo más estúpido, con un suspiró alcanzó la puerta que para su sorpresa estaba abierta, de un empujón suave la terminó de abrir, adentro todo permanecía a oscuras, miró en toda la primera planta hasta que vio una silueta moverse a lo lejos, pero de inmediato volvió a perderse; y cual película de terror siguió mirando mientras acostumbraba sus ojos a la oscuridad.

 

—Naruto —llamó Sasuke al localizarlo por fin, pero el rubio sólo le dedicó una mirada, se quedaron en silencio, se miraron por una infinidad de tiempo antes de que uno de los dos decidiera moverse para hacer algo más que quedarse parados ahí como pendejos.

 

—Tengo hambre —dijo Naruto como si nada, pasó hasta la cocina donde comenzó a rebuscar en todos lados sin encontrar nada, chistó en silencio.

 

—Sabes por qué estoy aquí.

 

—Lo sé, y no me interesa.

 

Sasuke apretó sus manos en puños, comenzaba a arrepentirse de haber ido a ese lugar, pero estando allí ya que, tenía que quedarse, bajó la guitarra de su hombro dejándola contra una pared cercana, se paró en la puerta de la cocina mirándole fijamente, hasta que en cierto punto Naruto dejó de moverse para mirar fijamente a Sasuke. —Déjame pasar —Sasuke negó cerrando el paso a la cocina—. Quiero pasar —de nuevo una respuesta negativa—. Sasuke —murmuró—. Vete, déjame estar acá, déjame sumirme en mis recuerdos, quiero estar en mi propia infelicidad.

 

Sasuke miró a Naruto por primera vez después de tantos días, sus brazos descubiertos mostraban moratones por todas las inyecciones que sin cuidado se había aplicado, sus ojeras, su complexión, la falta de brillo en sus ojos… aquello era lo más triste; recordaba ver esos posos azules para encontrar una felicidad absoluta por todo, un destello que se equiparaba al cielo, y ahora eso no existía, esa felicidad nunca fue en la mente de Naruto.

 

—No lo creo, no eres infeliz —musitó Sasuke, Naruto hizo una mueca que pretendía ser sonrisa.

 

—Créelo, yo no soy esa persona feliz que has visto, mírame, ¿soy feliz?

 

—Nadie es feliz, todos hemos pasado por cosas malas.

 

—¡Lamento insultarte! —dijo sarcásticamente—. Perdóname por creer que mi vida es una mierda, tú no sabes lo que es Sasuke, no lo sabes…

 

—Dijiste que yo no merecía saber que era.

 

—Y no lo mereces —de una zancada larga alcanzó a Sasuke, posó cada mano en sus mejillas—. No tienes que saber que es, pero te pido que no hables como si lo supieras.

 

—Es difícil, lo sé, pero tu… deberías vivir, ¿qué ganas con morir en vida? Para esa gracia, mejor si te mueres de verdad —Tal parece que Sasuke había dado en el punto adecuado, porque era verdad, estaba muriendo en vida, se negaba a que alguien se lo dijera, era muy humillante, se enfadó pero en su mente quedó sonando lo último que dijo Sasuke.

 

—No me importa lo que pienses, mi vida es mi vida y no tienes derecho alguno a meterte en ella —dijo con voz sombría y ojos vacíos.

 

Sasuke sólo atinó a caer al suelo de rodillas, su frente se apoyó contra el marco de de la puerta de la cocina, sus manos se hicieron puños sobre sus muslos, sus rodillas rozaban la madera de la puerta de la cocina. Naruto lo ignoró y pasó de largo hacia la parte superior de la casa, dejando a Sasuke ahí a punto de un colapso nervioso. El pelinegro no se movió de ese lugar, sumido en sus pensamientos no sabía qué hacer, pero… ¿acaso había algo que hacer? ¿Cómo podía ayudarle? ¿Por qué aquel niño que tanto quiso había terminado en tan lamentable estado? Sintió ganas de llorar, pero no lo hizo, un Uchiha no llora ¿verdad? ¿Y llorar por la persona que amas? Lamentablemente aún no sabía la respuesta a esa pregunta.

 

Pasó un tiempo —qué importa cuánto— Y Sasuke pudo escuchar unos pasos acercarse, pero no se movió, sabía de sobra quién era. Por el rabillo del ojo vio como un chico de cabello rubio pasaba de largo a la cocina, algo se removió en el interior de ésta y en cuestión de segundos Naruto estaba de vuelta en la puerta; sólo que esta vez no pasó de largo sino que se quedó parado a la espada de Sasuke quien aun se mantenía en la misma posición; pocos segundos después Naruto se arrodilló aun a espalda de Sasuke y apoyó su frente en el omoplato de él, acto seguido paso sus manos sobre el abdomen plano del pelinegro, se quedó quieto. Sasuke posó sus manos sobre las de Naruto.

 

Y se quedaron así.

 

—Perdóname —le susurró Naruto sin moverse, Sasuke por su parte  no sabía que responder, si de algo estaba seguro era de la calidez de su Naruto, tanto que le cortaba la respiración, se sentía ahogado pero no de mala manera—. Dime… —continuó Naruto—, ¿por qué se pierden las ganas de vivir? —esperó unos segundos—. No soporto estar con mi consciencia, duele… los recuerdos y la vida misma son cosas demasiado dolorosas —dicho esto se levantó, Sasuke sintió los pasos apresurados que subían por las escaleras. Comenzó a repasar las palabras dichas por Naruto, un segundo… ¿ganas de vivir? ¿Soportar? ¡No! Pensó de golpe al tiempo en que se levantaba de golpe y corría escaleras arriba.

 

Siguiendo un orden absurdo comenzó a abrir puertas, la primera a su alcance: nada; la segunda, la tercera… y aunque pareciera que estaba calmado Sasuke se encontraba desesperado, casi muriendo en vida; sólo pensar que algo pasara mientras él se encontrara en semejante estado, Sasuke sentía una mezcla de ansiedad y desesperación.

 

Sólo faltaba una habitación, y aquella era en la que había visto la indumentaria de hospital hace mucho tiempo ya.

 

Con el corazón en la mano abrió la puerta, y lo vio. Allí estaba Naruto con un cuchillo de considerable tamaño y filo apuntando a su garganta, mantenía su cabeza hacia atrás para dejar más espacio al corte que daría, de nuevo a su garganta. Sostenía el cuchillo con ambas manos en posición horizontal a su yugular, y como intentándolo aún más sostenía su cabeza hacia atrás.

 

Sasuke se desesperó, y de grandes zancadas abarcó la habitación, corrió hacia Naruto que, sentado en la gran cama se disponía a acabar con su vida. En medio de la agonía Sasuke estiró la mano lo suficiente como para agarrar de sopetón el cuchillo sin importarle el corte que comenzaba a aparecer en su mano. —¡No lo hagas! —gritó con tono alterado. Naruto abrió los ojos lentamente y medio alzó la cabeza, lentamente volvió su vista a Sasuke, sus ojos estaban vacíos, sin un rastro de vida en ellos.

 

El milisegundo en el que se miraron acabó y Naruto comenzó a hacer fuerza sobre el cuchillo intentando llevarlo a su cuello, pero Sasuke no le dejaba provocando que el corte en su mano se comenzara a hacer aun más profundo. —No lo hagas —repitió—. No te dejaré hacerlo.

 

—¿Y por qué no? —repuso el otro un tanto infantil, pero su tono de voz de infantil e inocente no tenía nada.

 

—Te convertirás en un cobarde que no afronta sus problemas.

 

—Ya no lo soporto —dijo en un susurro ahogado—. ¡No me gusta! No quiero cerrar los ojos y ver todas esas imágenes, me duele.

 

—¿Entonces cómo has soportado todo éste tiempo? ¡¿Cómo has vivido los últimos diez años?!

 

—Tenía esperanza —murmuró posando sus ojos azules sobre los negros—. Creí que algún día todo se convertiría en amor, que tendría una manera de ser feliz, y vivir con la familia que siempre deseé en medio de ese sótano.

 

—¿Qué pasa con ese deseo?

 

—Es eso, sólo un deseo de niños.

 

—Pero…

 

Naruto de repente se enfadó y vio de mala manera a Sasuke. —¡¿QUÉ QUIERES DE MI?! —gritó—. ¡¿Está mal pensar que mi vida es una mierda?! ¡Soy sólo un experimento para mi padre! —soltó una risa irónica—, mi padre… —repitió, volvió a ver a Sasuke con esos ojos furiosos—. No existo para mi madre, personas importantes para mí están siendo lastimadas por mi culpa… y sobretodo, sobre todo la persona que posiblemente más amo sobre este planeta sigue pensando en su antiguo amor, yo no existo para él —para cuando acabó de hablar soltaba lágrimas que caían sin cesar, lágrimas de puro dolor que cortaban la respiración.

 

Sasuke quedó de piedra, de todo lo que Naruto le había gritado sólo una cosa resonaba en su cabeza; ¿Naruto se sentía mal porque él aún pensaba en Namikaze Naruto? Es que… ¿cómo olvidarlo? ¿…cómo olvidarlo si lo tenía en frente?

 

—Yo… —comenzó a decir.

 

—¡No digas más! —le interrumpió Naruto—. ¿Por qué no me dejas, Sasuke? Yo quiero morir, ya no tengo razón por la cual levantarme en las mañanas, ya no tengo ninguna razón para vivir…

 

Se supone que un Uchiha nunca muestra sus sentimientos, mantiene un perfil bajo y frívolo, ¡pero qué importa eso en éste momento! Totalmente desesperado, y con la mano aún en el filo del cuchillo intentó alejar del filo del cuello del rubio, Naruto, al notar esto, también comenzó a forcejear acercando el cuchillo peligrosamente a su piel donde aún se veía el último corte que le había hecho el científico loco. A pesar del escozor Sasuke siguió jaloneando hacia atrás, se maldijo internamente por no tener suficiente forma física para quitarle el cuchillo a Naruto.

 

Naruto actuó sucio y de un rodillazo no muy planeado mandó a Sasuke contra el suelo haciendo que soltara su agarre y perdiera la coordinación durante unos pocos segundos. Todo pasó rápido y en lo que Sasuke no tuvo coordinación, Naruto acercó el filo a su garganta a gran velocidad. Lanzándose de nuevo para parar el filo —aunque fuese con su cuerpo— Sasuke se impulsó hacia Naruto nuevamente, pero… fue muy tarde.

 

Aunque Sasuke había logrado interceptar el filo del cuchillo con su mano sana (ahora no tan sana) éste había logrado llegar al cuello y dejar un corte tal vez poco profundo pero del que no tardó en emerger sangre a una cantidad un poco alarmante.  

 

Ahora, con el filo cortando su otra mano y ambas manos de Naruto sosteniendo el cuchillo aun intentando llevarlo a su garganta, los sentidos de Sasuke se llenaron del dolor que sentía tanto física como emocionalmente, pero más que eso buscaba la manera de que Naruto cambiase de opinión.

 

Las lágrimas en los ojos del rubio aún caían, y caían, negándose a parar.

 

—¡Detente! ¡Déjame hacerlo! —suplicó Naruto, y Sasuke sintió que moría ahí mismo, ¿suplicarle a alguien que te deje morir? ¿Qué tan destrozado tenías que estar para llegar a ese extremo?

 

—Naruto —susurró con la voz cargada de dolor.

 

—¡Por favor! —suplicó de nuevo.

 

—¡No! —dijo fuertemente recobrando algo de su compostura; debía sonar firme si quería convencer a Naruto de vivir.

 

—¡Te lo ruego! —imploró por enésima vez.

 

—¡Naruto! ¡Comprende que no te dejaré morir así como así!

 

—Pero yo… ¡por favor! ¡No quiero volver! ¡Déjame descansar! Déjame descansar… por favor —al no ver respuesta de Sasuke siguió—. Tú no sabes lo que es sufrir esto… lo que es que te traten como un vil objeto, no sabes lo que es el dolor.

 

—No lo hagas —dijo Sasuke apretando su agarre contra el cuchillo—. No me pidas dejarte morir, no de nuevo.

 

Y a pesar de la agonía que estaba sufriendo Naruto se fijó en las últimas palabras de Sasuke, por un microsegundo se preguntó el por qué y después volvió a atraer el cuchillo a su cuello.

 

—Sasuke —murmuró con voz lastimera.

 

—¡¿Quieres una razón para vivir?! —gritó Sasuke comenzando a perder la cordura que le quedaba—, Vive y voy a ser la razón por la que te despiertes cada mañana —Naruto abrió los ojos desmesuradamente.

 

—Yo… —comenzó pero de nuevo le interrumpieron.

 

—¡Lo quieres! ¿No? Déjame ser tu razón para vivir… ¿tiene sentido? ¡Claro que sí! Tiene sentido porque te amo —y las últimas dos palabras salieron de lo más  hondo de su pecho, era la primera vez que las decía en mucho tiempo; si los ojos de Naruto se abrían más se saldrían de sus cuencas, pero al parecer aquellas dos palabras dieron rienda a dos acciones.

 

La primera fueron las lágrimas que comenzaron a caer aún más ferozmente, la segunda fue el agarre del cuchillo lo suficientemente flojo para que cayera al suelo con un ruido sordo; sus manos cayeron a ambos lados de su cuerpo, se dejó de mover y la única señal de vida que mostraba eran los chorros de agua que se negaban a parar. Aliviado, Sasuke atrapó a Naruto entre sus brazos ahora sintiendo el dolor en sus manos cortadas.

 

Suspiró.

 

Se separó unos cuantos centímetros y Naruto se le vino encima sólo guiado por el peso de la gravedad, parecía un vil muñeco de trapo, lo tomó de los hombros manchando en el acto la camisa que llevaba; después de todo sus manos seguían sangrando bastante; lo único que hacía ver que Naruto seguía consciente eran las lágrimas y el ligero temblor que tenía. Sasuke se fijó en la masacre, todo parecía una escena de un asesinato con cuchillos, jeringas y sangre; suspiró para sí.

 

Jaló a Naruto con mucha fuerza seguramente, pero esta fue fuerza que no sintió, tal parecía que él también estaba entrando en un estado de hipnotismo en el que al parecer el dolor ya no existía, primero se encargó de llevarlos a ambos al baño, en cuanto no sostuvo con fuerza el cuerpo de Naruto él cayó al suelo de loza del baño, Sasuke suspiró y se agachó quedando frente a frente con los ojos vacios del rubio, con parsimonia y cuidando de no rozar mucho las heridas en los brazos y cuello de Naruto le quitó la camisa llena de sangre, descubrió sólo hasta ese momento que Naruto no llevaba zapatos, siguió con el pantalón quitando los bóxers de una vez, lo alzó del suelo para dejarlo en la bañera.

 

Hizo lo mismo consigo mismo quedando desnudo, arrumó toda la ropa en una esquina del baño y abrió el agua de la bañera que a su vez cayó con una temperatura adecuada mojando la cabeza de Naruto, los mechones se pegaron a su cara; Sasuke se metió en la bañera también, el agua comenzó a llevarse la sangre y parecía un asesinato, con el suelo del baño lleno de sangre, la ropa no en mejores condiciones y el agua tan roja como se podía.

 

Así Sasuke comenzó a limpiarse a él mismo, y poco después lo hizo con Naruto sin olvidar ningún lugar. Ahora todo estaba tranquilo a comparación de minutos antes, ellos estaban sumidos en aquella escena que no tenía nada de erótico, estaban cansados, se notaba en sus miradas, poco a poco la sangre dejaba de salir pero las heridas aún dolían. 

 

La vida es curiosa, hace que la gente pase del cielo al inferno en cuestión de segundos.

 

La ducha terminó, Sasuke secó a ambos con una toalla, de nuevo se las arregló para hacer que Naruto caminase fuera del baño, pero todavía así Sasuke sostenía al rubio en cada paso que daba, pues sus pasos eran temerosos, cansados. La habitación estaba vuelta un desastre, lo suficiente como para que nadie pudiese dormir allí. Aún sosteniendo al rubio avanzaron hasta el armario donde no fue muy difícil conseguir ropa.

 

—Ayúdame —susurró Sasuke a Naruto, quien sin hacer movimientos innecesarios se movió lo suficiente como para dejar que Sasuke le pusiera unos nuevos bóxers y un pantalón suelto. Sasuke hizo lo mismo con él, tomando ropa prestada se vistió, y luego caminó hasta el baño para buscar un botiquín.

 

Curó las heridas de ambos rápidamente, se sintió mal al ver que Naruto había necesitado el triple de vendas de las que él mismo había usado, sus heridas eran muchas más, tanto físicas como de espíritu. Volviendo a acomodarse Sasuke llevó a Naruto fuera de la habitación, entraron a otra que estaba completamente limpia, con un poco de esfuerzo recostó a Naruto.

 

Dejándolo ahí volvió a la otra habitación donde rápidamente se encargó de buscar todas las jeringas y la droga, las metió en una bolsa que escondió para tirarlo después. —La sangre después —dijo para sí, salió de la habitación para volver con Naruto, y cuando entró se sorprendió de ver como de nuevo de los ojos de Naruto escurrían gruesas lágrimas que revelaban la verdad de su alma.

 

Se recostó junto a él atrayéndolo a su pecho, y como si fuera instinto natural Naruto se acurrucó contra Sasuke, se abrazaron fuertemente temiendo que el otro fuera a desaparecer en cualquier segundo, afuera estaba más oscuro que nunca, ellos se durmieron a pesar de ello, cerraron los ojos lentamente hasta que el cansancio de sus mentes provocó que se durmieran profundamente.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Naruto despertó con un terrible dolor de cabeza, y se sintió inusualmente en sus cinco sentidos, comprobó que no estaba en la habitación que frecuentaba los últimos días pero no se preocupó por recordar cómo es que aquello había sido posible, miró su pecho descubierto y sintió dolor muscular pero sin pensárselo mucho más corrió a la otra habitación, entró azotando la puerta y comenzó a rebuscar en todos los cajones, debajo de la cama e inclusive en el baño.

 

—¿Dónde están? ¿Dónde están? —murmuró con desespero, corrió de un lado a otro moviendo de nuevo lo que ya había movido, como si con ello las cosas fuesen a cambiar. Y lo volvió a hacer por indefinido tiempo—. Pero yo todavía tenía… —volvió a musitar con incredulidad.

 

Dio varios pasos hacia atrás hasta tocar la pared y se deslizó hasta el suelo, sus manos comenzaron a temblar ferozmente mientras él musitaba cosas sin sentido, miraba la habitación para todas partes sintiendo ansiedad, los vellos de su brazo se erizaban sin sentido alguno, cerró los ojos e intentó volver a su mundo de fantasía pero era imposible, sus ojos comenzaron a lagrimear pero no por tristeza sino por ansiedad, otro intento de volver a su fantasía pero le fue imposible.

 

Pero la soledad que sintió fue sustituida por una mano sobre la suya, y a pesar de la ansiedad divisó muy bien la silueta de Sasuke, no supo si era real o no pero con la fuerza que no tenía sujetó la mano de Sasuke, hizo una mueca temblorosa. —¿Dónde están? —preguntó soltando un jadeo al final de la pregunta.

 

—Ya no están —respondió Sasuke.

 

Y de nuevo un temblor involuntario abarcó la mayoría del cuerpo de Naruto, no era tan grave como un episodio epiléptico pero sin duda alguna aquel temblor no se debía sólo a la ansiedad. —¿Por qué? —preguntó Naruto, su frente comenzaba a volverse brillante producto del sudor.

 

—No las necesitas —volvió a responder Sasuke, se sentó junto a Naruto sin soltar su mano.

 

—Pero mi mundo de fantasía es mucho mejor a este… —era difícil para Naruto formular una frase tan larga, pero de alguna manera aquello le hacía olvidar un poco la ansiedad que aún se arremolinaba en la cabeza. Se recostó contra el hombro de Sasuke respirando agitadamente.

 

—No las necesitas —repitió Sasuke—. No te preocupes, en menos de lo que crees haremos que este mundo sea mucho mejor que ese. Te lo prometí ¿verdad?

 

Y sólo hasta ese momento Naruto recordó todo lo que había pasado la noche anterior, pese a que hubo un punto en que se quedó inmóvil sin hacer nada su mente había guardado cada recuerdo más claro de lo que hubiera deseado, se pegó más a Sasuke. —Lo prometiste —aceptó—. Prometiste no abandonarme, Sasuke… ahora eres la razón por la que vivo y respiro, eres la única persona por la cual me han dado ganas de vivir, tú no sabes cuánto te amo.  

 

Sasuke sonrió, sabía que no podía decirlo pero para sí él amaba a Naruto desde hace mucho tiempo, nunca dejó de hacerlo y probablemente nunca dejará de hacerlo; vivir por la persona que amas, morir por la persona que amas. Ahora, Sasuke estaba dispuesto a ello, a mucho más; volvió a ver las manos temblorosas de Naruto a la vez que decidía terminar con todo de una buena vez, ya era suficiente para Naruto.

 

—Sasuke —volvió a hablar Naruto—. Aún me siento cansado, ¿sabes? Mientras estuve de nuevo en medio de los experimentos siempre temí que mi cordura se rompiera. Hay un punto en el que ya no soportas más, hay un punto en el que sólo quieres descansar, que te hartas de tu vida, no sabes ni de dónde vienes ni a dónde vas, a veces, siento que soy parte de un espectáculo, de un circo de interminables actos.

 

—Sopórtalo un poco más, te aseguro que todo acabará pronto.

 

Naruto asintió, el temblor en sus manos cesó y él poco a poco se durmió contra el hombro de Sasuke, mientras un sueño en su mente se presentaba, un sueño de él y Sasuke cuando eran niños, un sueño de Naruto Namikaze… pero, muchas veces no recordamos lo que soñamos, o simplemente lo recordamos como una vaga imagen que no tenemos clara. Me pregunto ¿cuánto dolor tiene que soportar una persona para al final ser feliz? 

 

.

 

.

Notas finales:

Y es que esto de actualizar con tanto tiempo de espacio se me está volviendo una muy, pero muy mala costumbre.

Y es que por más que sabía lo que iba a pasar estaba en un son de "cómo lo escribo, cómo lo escribo"; necesité un buen de inspiración
para hacer que todo cuadrara con todo y he de admitir que al final me gustó como quedó, aparte no soy mucho de forzarme a escribir
porque si lo hago sería como ¡puaj! Y la calidad bajaría mucho, así que no, no, no...

Qué más... como en junio de este año escribí lo que sería la escena del intento de suicidio de Naruto, entonces... imagínense,
tuve que hacer que todo saliera lindo xd. Por otro lado ya se sabe que es Orochimaru *risa malvada*, ahora a ver
que pasa, si lo notan ya se está desenrollando todo y como dije, ya estamos en la recta final :3

Y bueno, como siempre, gracias por sus Rr's, contestaré todos, así que, sin más que añadir...

Nos vemos en el siguiente capitulo (que ojalá esté para antes de fin de año, aunque ahora me encargaré de actualizar el otro fic) Meno,
y si no...

Feliz año :) 

Adiós, y feliz navidad atrasada xd.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).