Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aeternum. por PauYh796

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Número de palabras del capítulo sin notas: 7.270

De un experimento a un humano.


¿Lo entiendes? Creo que soy alguien.


—Naruto —siseó Sasuke—. Por última vez, ábreme.


No obtuvo respuesta y Sasuke gruñó, con el gruñido salió vaho de su boca, se disolvió rápidamente. Hay que ver al presidente de la multinacional Uchiha parado fuera de la casa de Naruto pidiéndole que abra la puerta, pues pese a todo es una escena con una gracia indiscutible, y es especial porque en esa mañana hace un frío digno de polo sur. 


—No —musitó Naruto desde el otro lado de la puerta abrumado porque ese día en cuestión no había ni un rayo de sol que se colara por la ventana.


—¿Por favor? ¿Acaso me vas a dejar acá congelándome?


—No creo que sea mala idea. Tal vez así quites esa cara de idiota que tienes siempre.


—¿…Idiota? ¡Hey! Pero quién te crees para insultarme, yo soy…


—Uchiha Sasuke —interrumpió—. 18 años, este año cumples 19; presidente de la multinacional Uchiha, como 1.76 centímetros de alto, quizá unos 65 kilogramos. Te conozco bien Sasuke, sé quién eres.


—¿Confías en mí? —Sasuke se sentó contra la puerta y Naruto seguía de pie desde su lado.


—No lo sé. Creo que ya no confío en nadie.


—Confía en mí, sabes que no te haré nada malo. De hecho, quiero ayudarte. Necesitas aire, algo de luz, una buena comida y cosas más… si confiaras en mí te podría dar todo eso.


—¿Una familia? —preguntó Naruto con inocencia, Sasuke estuvo a punto de responder que sí pero se abstuvo de ello para no confundir aún más al rubio.


—¿Te gustan los ninjas?


—No, no me gustan. ¿A qué viene la pregunta? Tsk… no me cambies el tema.


—Podría jurar que si te gustan los ninjas —vagamente recordó cuando eran niños y el tema de juego casi siempre eran ninjas, porque simplemente al pequeño Naruto le gustaban mucho.


—¿De qué hablas? ¿Ya te afectó el frío?


—¡Claro que sí! Me estoy congelando, tengo mucho frío y para más colmo no tengo ropa tan abrigada.


Y un clic en la puerta sonó; de golpe Sasuke cayó de espalda dentro de la casa ante la atenta mirada de Naruto, al final sólo atinó a decir un ligero gracias ante el cual Naruto asintió. Ambos entraron, pese a todo el rubio ahora se veía mucho mejor; claro que aún no comía y con los días que Sasuke estuvo fuera de seguro no había probado bocado alguno. Con sus cuestionables habilidades de cocina Sasuke preparó algo rápidamente tanto para él como para el rubio; luego notó con sorpresa que Naruto se lo había terminado todo. No le dijo nada pero le sonrió abiertamente.


—Me gusta cuando sonríes —afirmó Naruto.


—Me gusta cuando comes —y por primera vez en muchísimo tiempo (podría afirmar el pelinegro) Naruto soltó una risita esbozando una sonrisa. Se quedaron en silencio, quizá por fin la tensión entre los dos había desaparecido y quizá, sólo quizá, ya podían comenzar a rehacer su relación.


-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


Actualidad, 20 de marzo.


Estaba amaneciendo recién cuando Sasuke despertó, la noche anterior se había quedado junto a Naruto hablando hasta tarde, y al final ambos se quedaron dormidos sobre la cama del primero.


—Hola —saludó Naruto al ver que Sasuke se había levantado.


—¿Estabas despierto? Deberías dormir más.


—Está por salir el sol —Sasuke comprendió de inmediato lo que Naruto estaba esperando por hacer, sin embargo no le mencionó nada al respecto— …también —continuó el rubio—. ¿Puedes terminar? —Naruto, apenado, le pedía a Sasuke que terminase de contar esa historia de fantasía que había comenzado la noche anterior.


—Sí. Lo siento, nos quedamos dormidos y no terminé de contarte.


—Puedes hacerlo en lo que sale el sol.


…entonces, cuando estaban atrapados y rodeados por espadas afiladas él decidió protegerla a ella aunque fuese con su cuerpo. Los malvados se lanzaron al ataque, ella gritó cuando sintió una espada rozar contra su brazo, y él sacando fuerza de donde no la tenía se lanzó contra el atacante, la espada se clavó en su abdomen bajo un jadeo ahogado…


—Espera, espera —interrumpió Naruto—. ¿Se mueren? No ¿por qué él se tiene que morir?


—Déjame continuar…


—Vale, lo siento —Naruto agachó la cabeza y Sasuke sonrió.


Él cae desplomado al suelo, ella le mira aterrorizada, aún quedan varios atacantes y saben que es el fin. Todo ese camino recorrido para terminar en una emboscada. “Mátenme” pidió la chica con lágrimas en los ojos. Los malvados sin tener culpabilidad alguna simplemente se lanzan contra la chica clavando tres espadas de golpe, otro gemido ahogado y ella también cae al suelo. Es cuestión de tiempo para que ambos cierren los ojos definitivamente. Perséfone (diosa de la muerte) que ha visto el sacrificio de ambos humanos decide realizar una acción buena; los convierte a ambos en guardianes de la tierra en la que han muerto. Los vuelve uno solo, ambos siguen juntos, cuidan la naturaleza que tanto amaron, son felices en la amargura de sus muertes, se aman y eso basta.


Se produjo un breve silencio cuanto Sasuke terminó de relatar, Naruto esbozó una leve sonrisa. —Se volvieron ángeles ¿verdad?


—Probablemente.


—¿Fueron recompensados por sufrir tanto?


—Así es —Naruto sonrió más, Sasuke comprendió que lo que necesitaba Naruto no era comida o aire fresco, simplemente necesitaba un poco de imaginación; y bendita la noche anterior cuando no tenían nada con que entretenerse, Sasuke había dicho un “te voy a contar una historia”, resultado de eso era la linda sonrisa de esperanza que Naruto portaba en su cara.


Pudieron seguir así por más tiempo, pero de repente los rayos de sol salieron y Naruto corrió escaleras abajo para pararse en la misma posición de todos los días. Aquello sin duda alguna era otro buen avance. Sasuke se dispuso a levantarse para ir a la universidad, pero recordó al fijarse en el buen humor de Naruto, que tenía que recuperar los recuerdos de su mejor amigo, y que no pasaba nada si faltaba un día a la universidad.


Bajó las escaleras, se paró junto a Naruto. —¿Confías en mí? —Hizo la misma pregunta de hacía tres días, se preguntaba que tanto pudo haber cambiado, pero esa respuesta sólo se la podía dar el mismo Naruto.


—Sí —respondió serio.


—¿Lo suficiente como para acompañarme a cierto lugar?


Lo meditó unos segundos. —¿En ese lugar hay muchas personas?


—Sólo tú y yo.


—Entonces sí.


Por primera vez en ya mucho tiempo Naruto subió a la habitación para cambiarse de ropa, y para ponerse zapatos, lo cual se sentía raro después de tanto tiempo andando descalzo por todas partes, se colocó ropa abrigada. Sasuke le esperaba abajo, sin decirse nada salieron de la casa.


Sasuke nunca entendería lo que Naruto sintió al primer paso al exterior, fue temor combinado con emoción, el primer paso fue ansioso, y cada vez se volvía de cierta manera más y más fácil. Caminaron todo el tiempo en silencio, hasta que llegaron a una calle conocida para ambas partes; la mansión Uchiha se veía al fondo. Naruto formó una expresión de incredulidad, luego preguntó: —¿Por qué venimos a tu casa? —preguntó sintiéndose, de cierta manera, engañado.


—No vamos a mi casa.


Y como lo afirmado, pasaron la mansión Uchiha de largo como si la casa no fuese conocida para ninguno de los dos; fueron calle abajo pasando casas y casas hasta que llegaron a los límites de un bosque que Naruto nunca, pero nunca había visto. No preguntó nada, se dejó guiar por el pelinegro que daba pasos firmes y una sonrisa adornaba su rostro; caminaron otros pocos minutos pasando árboles hasta que a lo lejos se vio una zona más clara que las demás.


Sasuke corrió, hacía ya mucho que no iba a ese lugar, lo extrañaba. Y Naruto sólo corrió para mantenerle el paso y no perderse; pronto se vio en un gran claro en medio del bosque, tenía suficientes flores para abrir una floristería y agua tan cristalina que daban ganas de tomársela.


—¿Qué es este lugar? —preguntó maravillado.


—Un lugar especial para mí, y para ti también.


—¿Para mí? —Sasuke ignoró la pregunta, se sentó en el pasto con confianza, con la mano llamó a Naruto, quien aún embelesado se acercó, se recostó sin miedo; quizá ese lugar le gustaba.


—¿Sientes algo? —preguntó Sasuke al cabo de unos minutos en silencio.


—¿Algo como qué?


—No sé, que tu cabeza da vueltas… que quieres jugar a ser un ninja, que me ves más pequeño de repente ¿nada?


—No. ¿Se supone que debe pasar algo?


Sasuke gruñó frustrado cuando su plan no funcionó como él quería, volvieron a quedarse en un silencio cómodo, Naruto relajado pero Sasuke enojado a más no poder; hasta que el mismo Naruto preguntó: —¿Qué tenía que pasar?


—No importa, ya no importa.


Naruto iba a replicar pero un ruido extraño llegó a los oídos de ambos chicos, Sasuke se levantó mirando fijamente de donde había provenido el ruido, esperaron estáticos unos cuantos segundos y vieron una silueta acercarse. Sasuke pensó en Karin, esa chica que una vez había encontrado en medio del bosque, pero la descartó al ver que era un hombre el que se acercaba a paso lento, no se dijeron nada pero pronto el recién llegado mostró su cara, con una sonrisa aterradora por donde se viese.


—¿Cómo llegó acá? —se preguntó Sasuke sorprendido pero sin perder la calma del todo, caso contrario de Naruto que comenzó a temblar cuando su mente se llenó de miedo sin razón aparente.


—¡Por un segundo creí que se estaban escapando de mí! ¡Qué lugar tan lindo! ¿Acaso este será el lugar al que siempre escapaban de niños?


Sasuke gruñó. —¡Orochimaru! ¿Qué haces acá? Vete si no quieres que te mate de una buena vez por todas, ¡que ya sé todo lo que hiciste! Maldita serpiente.


—No me halagues tanto, he venido por mi adorado hijo.


Sasuke miró a Naruto que parecía totalmente perdido de sí y en una acción sobreprotectora se paró frente a él impidiéndole el paso a Orochimaru que se acercaba cada vez más. —¿De qué hablas? —le rebatió—. Sabes perfectamente que él no es tu hijo, simplemente lo secuestraste… lo arrancaste de nuestro lado.


—Me sorprende lo poco que sabes, Sasuke-kun —para ese momento sólo se separaban poco más de un metro.


—Sé lo suficiente.


—No tanto como para que puedas afirmar que me lo llevé —señaló a Naruto que al sentir que lo notaban se paró de golpe, quedando detrás de Sasuke.


—No vas a volver a llevártelo, no vas a seguir con el juego con el que vienes desde hace tanto, Naruto no se va a ir contigo, no te lo vas a llevar, no lo alejarás de mi lado como hace once años —sentenció Sasuke.


La mente humana es rara, olvida lo que nos duele o lo que no es importante, pero a veces recuerdas ciertas cosas de golpe, como esa vez que Sasuke se cayó y sus rodillas quedaron raspadas por completo, después lo ayudaste a volver a su casa donde su madre los esperaba con una sonrisa. También recuerdas los juegos, ahora sabes que Sasuke es tu compañero de aventuras; recuerdas como reían, recuerdas como se consolaban mutuamente, simplemente lo recuerdas. Un momento… ¿quién es ese hombre de cabello rubio? ¿Será…? ¡Claro! A ese hombre le llamabas papá, y recuerdas a una linda mujer de cabello rojo a la que llamabas mamá ¿qué? Ahora sabes de un gran edificio, el hombre de cabello rubio te decía que un día ibas a estar sentado en la silla en la que te gustaba dar vueltas.


Sonríes porque de repente te sientes feliz, una imagen tras otra, cada una llega a ti, miras a la serpiente que tienes frente a ti, frunces el seño, sabes que “ese señor” es malo; luego miras al chico pelinegro que al parecer te está protegiendo, está más alto ¿todo es más pequeño? Ah, es verdad… ya creciste, no eres un niño. ¡Tienes dieciocho años! Por un segundo te lamentas de todos los cumpleaños que no celebraste, de repente tus recuerdos son divididos en dos ¿Seichi Naruto? ¡Qué estupidez! Pero si tu nombre es Namikaze Naruto, hijo de Minato y de Kushina, hermano adoptivo de Itachi, hijo adoptivo de Mikoto y Fugaku, novio proclamado de Sasuke. Vuelves a sonreír.


Pero te fijas en la realidad frente a ti, están siendo amenazados por ese hombre; TU NOVIO está siendo amenazado mientras tu sonríes tontamente, abres y cierras la boca unas cuantas veces totalmente ajeno a la conversación que ahora mantienen ese par, sólo sabes una cosa, sabes que tienes que hacer lo que no hiciste hace once años: correr.


—¡SASU-CHAN! ¡CORRE! —Naruto toma a Sasuke del brazo y se lanzan a correr, Naruto guía el escape, sabe donde tiene que pisar y hacia donde tiene que ir, corren hasta que sus piernas no dan para más. Naruto los ha llevado hasta el jardín infantil, pues es el camino que más conoce. Frenan, ambos respiran agitadamente, Sasuke cae de rodillas al suelo causa del cansancio, Naruto se preocupa y lo abraza ansiosamente—. ¡¿Qué pasa?! ¿Te duele algo?


—Tu… —Sasuke inhala y exhala varias veces, Naruto se aleja unos centímetros pero está arrodillado en el suelo también, todo lo cerca que puede estar de Sasuke—. Tu… ¿me acabas de llamar Sasu-chan?


Naruto se sonroja. —Y-yo, lo siento, lo siento… estoy tan acostumbrado de decirte así que me salió naturalmente, probablemente ahora te parece tonto que te llame así.


—¿Acostumbrado? —sus ojos se abren aún más—. ¿Cómo te llamas?


—Pero qué clase de pregunta es esa —Naruto sonríe con inocencia—. Namikaze Naruto obviamente.


Una lágrima traicionera se desliza del ojo derecho del pelinegro. —¿Cómo te llamas? —pregunta nuevamente.


—Naruto Namikaze ¿estás seguro que no te duele nada?


—¿Quién es Seichi Naruto? —Y por fin Naruto parece ubicarse en su actual situación, se sorprende cuando rápidamente recuerda lo que ha sido su vida, baja la vista a su cuerpo demacrado por la reciente depresión, su expresión de nuevo se vuelve triste—. Dime que no me mientes —continuó Sasuke—. Dime que recuerdas quien eres, quién soy, dime que recuerdas todo.


—Yo… recuerdo todo.


Ahora es turno de Sasuke para abalanzarse sobre Naruto y darle un abrazo con una sonrisa de lado a lado. —¡Por fin recuerdas! —grita aliviado—. ¿Cómo te llamas? ¿Quién eres? —repite cortando el abrazo, Naruto sonríe.


—Mi nombre es Namikaze Naruto, hijo de Minato y de Kushina, de oto-san y oka-san; Ita-san es como el hermano mayor que no tuve, Mikoto-san me consiente como si fuera su hijo, tu mejor amigo. Soy el próximo presidente de la multinacional Namikaze, yo… —paró de golpe la declaración cuando de la nada recordó los últimos años, cuando volvió a recordar a su otro yo, sonrió—. Soy un tonto… —Sasuke alzó la cara— un tonto —repitió—, ¡ja! Todo este tiempo me sentía vacío porque creí no ser nada ni nadie, ahora resulta que si…


—Ya sabía yo que lo que necesitabas era esto —Sasuke rió en voz baja.


—¿Qué cosa?


—Recuperar todos tus recuerdos.


Naruto asintió con una sonrisa, iba a decir algo pero el ruido del bosque los alertó recordándoles que habían huido de Orochimaru, y que no era seguro quedarse ahí; Naruto se levantó tomando a Sasuke de la mano, no corrieron pero caminaron apresuradamente, de nuevo Naruto iba en frente guiando. Salieron a la carretera, pocos minutos después estaban fuera de la mansión Uchiha y Naruto sonrió complacido.


—Necesito que me cuentes todo —musitó Sasuke con voz firme una vez estaban dentro, Naruto caminó hasta la sala común de la mansión como si no hubiera escuchado, se sentó con confianza en el sillón y miró fijamente a Sasuke.


 —¿Qué quieres que te cuente?


—¿Sabes la razón de que te escogieran para los experimentos? Yo creo saberla pero no diré nada  hasta después de tu historia —Naruto se tensó y Sasuke lo notó, después de todo Namikaze Naruto era al que más conocía en todo el universo—. Dime —ordenó.


—Está bien… —musitó Naruto con algo de duda—, todo comenzó cuando… —su relato no alcanzó ni a comenzar porque la puerta fue abierta y después la visión de Itachi junto a una mujer que a Naruto se le hacía conocida hizo que ambos chicos quedasen de piedra.


—¿Mamá? —se preguntó Sasuke, Itachi giró a su hermano y sonrió sin percatar la presencia de Naruto.


—He vuelto —anunció la mujer—. Lamento irme sin decir nada pero necesité un tiempo para organizar todas mis ideas, tu hermano ya me informó de cómo están todas las cosas en este momento… —iba a seguir pero de repente sintió como era atrapada por unos brazos que no, ya no eran los de un niño.


—¡Mikoto-san! —gritó Naruto abrazando a la mujer con toda la fuerza que su delgado cuerpo tenía, giró un poco la cabeza para encontrarse con la mirada estupefacta de Itachi y sólo hasta ese momento cortó el abrazo con Mikoto—. ¡Ita-san! —cambió de cuerpo y ahora abrazaba a Itachi con una sonrisa plasmada en su cara.


Mikoto, aún sin recuperar del todo los cinco sentidos miró a Sasuke con los ojos bien abiertos. — …Tu hermano me dijo que estaba vivo pero según él Naruto no recordaba nada.


—Yo tampoco entiendo —se excusó Itachi mirando como el chico rubio aún lo abrazaba.


Sasuke suspiró. —Naruto recordó todo —dijo con simpleza, pero la reacción que tuvo tanto Mikoto como el mismo Itachi fueron épicas, a ella le brillaron los ojos y una sonrisa se plasmo en su cara; en Itachi fue casi lo mismo pero lo que él hizo fue corresponderle el abrazo a Naruto.


—Lo siento —se disculpó Naruto en cuanto la conmoción acabó y los cuatro se sentaron en la sala común.


—No te preocupes cariño, no fue tu culpa —en pocas palabras todo el cariño de madre de Mikoto había salido a relucir en ese instante, así que todo se sentía hogareño.


—Ah… antes de que llegaran estuve a punto de contarle a Sasuke lo que había pasado, pero supongo que será mejor si lo cuento con ustedes dos presentes —ninguno respondió nada y todos esperaron a que Naruto comenzara el relato.


Claro que se tardó unos segundos porque pese a todo su cabeza seguía dando vueltas por la información recibida de golpe; cuando sus ideas se organizaron comenzó a hablar. —Digamos que era un niño que no entendía nada, o que no quería entender nada… cuando secuestraron a Sasuke simplemente comencé a llorar porque quería a mi mejor amigo de vuelta, eso hasta que papá me llevó a ese lugar, ahí me explicó todo lo que nunca había querido entender. Bien y mal, pensar, investigar, entender… el caso es que fue como si abriera los ojos de repente.


»Recuerdo que hicimos muchas cosas, mi mente casi estaba saturada de información pero yo siempre quería más y más. Cuando por fin volvimos yo ya sabía el motivo del secuestro de mi Sasu-chan, sabía que estaba bien, o algo así… pero tanto Itachi como Mikoto no lo sabían, estaban tristes, no me gustaba verlos tristes.


Naruto dejó de hablar para seguir organizando ideas en su mente, ninguno de los Uchiha dijo nada ni se preocuparon en preguntar por qué Naruto hablaba en tercera persona cuando ellos mismos eran los involucrados del relato, tampoco mencionaron que esa parte de la historia ya la sabían, simplemente lo dejaron continuar.


Pasados unos pocos minutos Naruto alzó la cabeza y miró fijamente el techo, como recreando las imágenes. —Oto-san me había dicho que debía procurar que todas las personas a mi alrededor fuesen felices, lo que fue un problema cuando vi la tristeza en los ojos de Ita-san y Mikoto-san. Entonces decidí encontrar a Sasuke porque eso era lo correcto.


»Un niño jugando al detective, pero que gracioso es eso, pero digamos que yo no era un niño normal, digamos que era un adulto atrapado en el cuerpo de un niño. Las cosas no fueron difíciles, sólo acompañé a papá a su oficina y cuando tuve la oportunidad revisé en su computador hasta dar con el nombre de Hasd Corp y por consiguiente dar con un tal Orochimaru, cabeza de la organización.


»Claro que las cosas se quedaron ahí, por más que entendiera quién era ese sujeto no podía simplemente aventurarme por la ciudad para encontrarlo, seguía siendo un niño medio inocente. Las cosas puede que salieran a mi favor un día que no había escoltas junto a mí, un “alguien” llegó e hizo que me subiera a una camioneta con la frase de “sabemos dónde está Sasuke”, como era de esperarse los seguí.


»Me llevaron a un edificio ya algo decrépito, yo me pregunté nada hasta que llegamos a una oficina que a pesar de estar deteriorada parecía limpia; me sentaron en una silla, y me dejaron ahí por tanto que me aburrí, ya no tenía ni miedo ni curiosidad, simplemente esperé a que pasara algo.


»Cabe agregar que no todo pasó tan rápido. Llegó el momento en que alguien entró a la misma habitación; de repente me sentí en un hospital cuando comenzaron a examinarme, que los ojos, que los oídos, terminaron por sacarme sangre, y como era de esperarse en un niño de siete años comencé a tener miedo, tanto que temblé inevitablemente.


»”No estés asustado” me dijo el hombre que me había raptado desde un principio, me sonrió, recuerdo todavía esa sonrisa, sigue en mi mente pese a todo. “Me voy a presentar” me dijo el hombre “soy Orochimaru”. Imaginarán que quedé de piedra porque así de irónicamente encontré al que buscaba, y de mi sólo salió una pregunta: “¿dónde está Sasu-chan?”, él me sonrió. “¿Sabes quién soy?” yo asentí, recordaba todo lo que oto-san me había contado, sabía que era un hombre malo. “¿Sabes qué hago?” Claro que lo sabía, claro que sabía de su maldad. Entonces nos quedamos en silencio hasta que otra persona llegó, una mujer bastante bonita; le dijo algo al oído, algo que no escuché. Luego ambos me miraron a mí.


»¿Sabes qué hacemos? Repitió, yo asentí de nuevo; “no sé que tanto lo entiendas pero para ser exactos necesitamos de un nuevo prospecto, y el perfecto prospecto es tu Sasu”. Resumido, yo sabía que eso de prospecto significaba una sola cosa: dolor. Así que me alteré todo lo que no había estado en las últimas horas. Le exigí que me dijera dónde estaba Sasuke pero él sólo me sonreía, al final simplemente me dijo que no podía darme a Sasuke…


Paró abruptamente, su vista se fijó en un punto muerto y se quedó ahí. Los Uchiha se miraron confundidos ante la actitud y la aparente inmutabilidad del chico.


—¿…Qué… pasa? —preguntó Sasuke al final.


Naruto tardó segundos en responder. —Yo… —dudó— no recuerdo nada —acto seguido cayó desmayado sobre la silla.


En una absurda y casi perfecta sincronía tanto Itachi como Sasuke se abalanzaron sobre Naruto lo sacudieron llamándolo pero este pareció no tener cambio alguno. Preocupada, Mikoto tomó su celular y llamó a la única persona en la que de pronto podía confiar para esa clase de casos: Tsunade.


Recostaron a Naruto sobre el sofá y esperaron interminable tiempo hasta que Tsunade entró creando una ráfaga de viento. —¿Qué pasa? —preguntó en tono exigente. Itachi explicó la situación; Naruto había recobrado de repente la memoria, comenzó a contar lo sucedido hace once años, pero que de repente se había desmayado y ahora estaba así, como durmiendo pero muy, muy profundamente.


Y tras el relato la expresión de Tsunade se suavizó al punto de tener una dulce sonrisa en el rostro, rió ligeramente. —¿Pues qué esperaban? —rió más alto—. Recibió información de golpe, y casi de seguido tuvo que contar una historia sobe la cual no estaba muy seguro. Esta es la manera que tiene el cuerpo para proteger a la mente; se despertará cuando la información y los recuerdos se “ubiquen”, sólo es cuestión de esperar.


Tsunade se quedó un tiempo más, hablaron de banalidades mientras que ahora el regazo de Sasuke servía de almohada para el inconsciente Naruto. Mikoto por su parte contó de todos los lugares que había visitado en el último tiempo, se disculpó con sus hijos por desaparecer así como así; comieron algo ligero y pronto los últimos rayos de sol se colaban por los ventanales de la mansión.


Para eso de las ocho de la noche por fin Naruto se removió inquieto sobre las piernas de Sasuke, los cuatro presentes se pusieron a la expectativa para ver como el chico despertaba. Tsunade para ese punto ya estaba informada de todas las historias que rodeaban aquel misterio. Entonces Naruto abrió los ojos de golpe, hubiese reinado el silencio de no ser por la respiración agitada del mismo rubio.


—¿Naruto…? —preguntó Sasuke.


Pasaron unos segundos hasta que el aludido se centrara de nuevo en la habitación y en las personas que lo rodeaban. —¿Qué me pasó? —preguntó ahora con la respiración regulada.


—Te desmayaste —dijo Tsunade adelantándose.


—Estabas contando la historia —recuerda Itachi negándose a quedar en la duda.


Pero Naruto al parecer está más confundido de antes, balbucea unos segundos antes de soltar la primera palabra, pero antes de se levanta del regazo de Sasuke, se sienta mirando de nuevo a un punto muerto. —Cambié de lugar con Sasuke —dice al final, y nadie puede pasar por alto las exclamaciones de sorpresa que salen de cada uno de los presentes.


—Explícate —pide Sasuke en un susurro.


—Ellos querían usar a Sasuke como experimento primordial; yo no podía dejar que eso sucediese, así que le pregunté al hombre si yo también era apto para los experimentos… sorpresivamente me dijo que sí pero que al parecer tendría que esperar unos años más antes de comenzar con los experimentos. Ahh… yo… yo le pregunté si me tenía que llevar con él, y así era… —su voz se alarga mientras su vista se fija en el techo, no dice nada por otros segundos pero tampoco le interrumpen; los ojos de los Uchiha y de la doctora están llenos de sorpresa y temor inesperado, no son capaces de decir nada.


Cuando Naruto por fin recomienza el relato una silenciosa lágrima se desliza por el ojo izquierdo de Sasuke, ojo que no se ve debido a su posición; y nadie nota el sufrimiento del pelinegro. — …Como él dijo que necesitaba unos años más creí que iba a poder quedarme con mi familia más tiempo, pero él me dio un ultimátum: iba a tener hasta el día de mi cumpleaños número siete y después me iría con él.


»Cuando finalmente acepté el traro me dijeron dónde estaba Sasuke; así que con dirección en mano lo saqué de la mugrosa bodega en la que lo tenían. Luego comenzaba la cuenta regresiva, él estaba bien y parecía haber recuperado su alegría, así que por momentos deseé que me llevasen de una buena vez… finalmente el día de mi cumpleaños llegó.


»Como Sasuke se libró de su confinamiento los secuestradores, que eran contratados, estaban histéricos al no poder sacar más dinero de la familia Uchiha, así que querían terminar con la vida de Sasuke; a su vez iban a llevarme a mí.


»El plan era simple: un carro se acercaría a toda velocidad, arrollaría a Sasuke y me meterían a mí a la camioneta, me llevarían, desapareceríamos y todos creerían que fue un accidente que nos mató a los dos. Yo no sabía del plan así que cuando vi la camioneta acercarse a toda velocidad sólo atiné a protegerle.


»Quedé inconsciente mas no morí, no sé cómo lo hicieron pero cuando me desperté estaba junto a Orochimaru en un avión; para todos estaba muerto y yo iba a otro país bajo el nombre de Seichi Naruto. Al principio no me quejé pues sabía que ese era el destino que había escogido, pero los recuerdos me daban pesadillas, todo era confuso, comencé a llorar todo el tiempo, me comencé a quejar después de la primera semana, pataleaba y cuando me llamaban bajo mi nuevo nombre nunca respondía.


»Un día Orochimaru vino con una propuesta… borrar todos mis recuerdos y comenzar de nuevo como otra persona, una que iba a acatar todas las peticiones a los experimentos. Acepté. Era muy doloroso recordar a todas las personas que quería, personas que ahora lloraban por mi culpa. El procedimiento se hizo, tras recibir instrucciones lo último que pensé antes de olvidar quien era fue lo mucho que amaba a Sasuke y que por eso mismo iba a hacer todo lo que me pidiesen.


»Luego quedé inconsciente y para cuando desperté una linda mujer esperaba al lado mío, no sabía nada de nada. Ella me dijo que mi nombre era Seichi Naruto, que ella era mi madre… la vi como tal, la convertí en mi madre y a Orochimaru en mi padre; en el fondo conservé el amor por Sasuke, el sacrificio y las ordenes…


—Lo que significa que te hayas sacrificado de nuevo —Sasuke interrumpe antes de que Naruto de por terminado su relato, recuerda el pacto de los cuatro meses, el hecho de que Naruto casi lo vende. Pero ahora nada de eso importa, cree que por fin, y después de tantos años, las cosas están claras.


Quiere darle un abrazo pero Mikoto se le adelanta; ella acoge con fuerza a Naruto entre sus brazos, se quedan así unos segundos, nadie dice nada. Itachi es el siguiente en darle un abrazo a Naruto que tiene sabor a bienvenida, musita un “lo siento” que sólo el rubio escucha, no dice nada e Itachi le prosigue con un “ahora tienes que ser feliz” a lo cual Naruto sonríe; Tsunade se queda a un lado, no dice nada puesto que de repente se ha quedado sin palabras.


Hay personas que no saben que hacen un mal trío, o un mal cuarteto, quinteto en su defecto; porque hay veces que dos personas quieren, necesitan estar solas y no falta el desubicado que insiste en permanecer al lado. Por suerte dos Uchiha y una reconocida médica tienen la suficiente inteligencia para ver que después de saber la historia ahora sobran en esa habitación.


—¡Sasuke! —grita Itachi con falsa emoción—. ¿Recuerdas todo el trabajo que hay por hacer en la oficina? Pues no te preocupes, te remplazaré por esta noche y mañana todo el día. Nos vemos —con una risita y pasos más nerviosos se retira, sale de la mansión Uchiha y sólo afuera se permite soltar un suspiro de alivio.


—Tengo que volver al hospital —anuncia Tsunade.


—¡Y yo tengo que hacerme una revisión de rutina! —secunda Mikoto, que al parecer no encontró mejor excusa que irse a un hospital tan tarde en la noche. Ambas mujeres se van, sólo quedan ambos chicos que siguen sentados uno junto al otro sin siquiera mirarse.


—Perdóname —musita Sasuke.


—¿Por?


—He hecho que te sacrificaras dos veces por mí; no se siente bien… de ser de otra manera tu no tendrías por qué haber vivido todas esas cosas.


—No te preocupes —murmuró—. Yo acepté a voluntad todas esas cosas; ahora todo está en el pasado.


—Aún así no puedo… —Naruto gira bruscamente y ahora sus ojos se encuentran por fin. Internamente Sasuke se alegra del rayo de luz de los ojos de Naruto.


—Te dije que no te preocuparas. Todo pasó…


Naruto baja la vista a inspeccionar su cuerpo; que la cicatriz en su cuello, que las otras tantas, que los moretones que por alguna razón tiene, su delgadez no ha desapareció; es imposible, todas las marcas siguen en su cuerpo, todo sigue igual a excepción de sus ojos y que de repente su apellido es Namikaze.


—¿Te puedo contar un secreto? —pregunta Naruto intentando sonar algo burlón, no  hace falta que Sasuke diga nada, se sabe de sobra que la respuesta es sí—. ¿Recuerdas las drogas? —levanta su mano temblorosa en señal de la aún presente ausencia de estas, Sasuke asiente con enfado—. Creo que la única razón de que me deprimiese hasta ese punto fueron los celos que sentí de tu amor por otra persona; no me gustaba que amaras a ese tal Naruto, yo quería que me amaras a mí —rió en voz baja—. Soy la única persona que tiene celos de sí mismo.


—Un idiota —musita Sasuke con la confianza que no hubiese tenido con Seichi Naruto.


—Si ¿verdad? Un idiota.


—Perdóname —vuelve a disculparse el pelinegro—. Es raro. Te amé tanto cuando éramos niños que nunca vi la posibilidad de amar a alguien con esa misma intensidad, y luego de enterarme que tu “no eras” el mismo Naruto te amé pero no de la misma manera. Te aseguro que amo a Seichi Naruto… es más, yo también soy un idiota. El único que se enamora de la misma persona dos veces.


—Pero amas a Namikaze Naruto más.


—Sí, y temo que por eso casi te pierdo… lo cual es ironía en su estado más puro.


—¿Tú crees? Para mí aún es raro hablar de Namikaze Naruto, llevo más tiempo con otro nombre que no los relaciono a los dos.


—Tú eres Namikaze Naruto, y Seichi Naruto es el invento de esas personas, él no es más que esa persona que sufrió tanto. Tú no eres él, no puedes volver a ser él.


Naruto pudo responder de mil y un maneras aquella afirmación, era verdad, era mentira, era algo absurdo… quién sabe, pero en ese instante, mirando fijamente a Sasuke sólo le apeteció hacer una cosa: besarlo. Sin decir nada, ni pedir alguna clase de permiso se acercó lo suficiente para que sus labios se rozaran, lo siguiente fue por parte del mismo Sasuke que se acercó lo que les quedaba; se dieron un beso corto pero lleno de una pasión inigualable.


—¿Y eso…? —preguntó Sasuke con una sonrisa una vez Naruto se aleja algo sonrojado.


—No crees… que tenemos mucho tiempo para seguir pidiéndonos perdón —explica el rubio, Sasuke ríe.


—¿Tienes hambre? —pregunta cambiando el tema.


Naruto ríe. —¿Tú qué crees? Llevo como mil años sin comer —Sasuke comprende que Seichi Naruto al no existir ya se ha llevado toda la tristeza de Naruto, se levanta tomando al rubio de la mano, se dirigen a la cocina, pero las cosas no están como para comer algo muy preparado; se dedican a sacar cuanta cosa encuentran hasta que tienen suficiente comida.


Comen de pie.


—Sasu… —comienza Naruto sin perder el apodo, a Sasuke parece no importarle—, dime… ¿sí o no?


—Sí —responde el pelinegro con simpleza.


Entonces a Naruto le resplandece una sonrisa en el rostro, deja la manzana que se está comiendo a un lado y acorrala a Sasuke contra la pared más cercana, se le acerca, le da un beso que de nuevo es corto pero que a pesar de la rapidez del asunto hace que ambos participen activamente. —Quiero… —comienza el rubio pero no termina su frase, pronto Sasuke ha invertido posiciones y ahora es él el que está acorralado.


—Quieres… —prosigue Sasuke pero no deja que responda nada, pronto se apropia de sus labios de nuevo; la comida ha dejado un sabor extraño pero no deja de ser delicioso. Las manos traviesas del pelinegro se deslizan hasta el borde de la holgada camiseta del rubio, la levanta de golpe, Naruto ayuda levantando sus brazos y la prenda sale, ahora su espalda choca contra la fría pared.


Se dan otro fogoso beso y ahora Naruto es quien arranca la camiseta de Sasuke, ambos con el pecho desnudo se apegan más, es como un abrazo pero el sexo se respira en el aire. No tienen que decirse nada, beso tras beso vuelven a la sala común, no terminan en un sofá, es un poco raro que estén en el piso, hace frío y es incómodo pero ellos parecen no notarlo.


Las cosas bajan de ritmo, siguiendo con uno que otro beso, dispuestos a seguir hasta el final. Sasuke abraza a Naruto, ahora este —y de repente— recuerda algo, más bien a alguien. —¡Oto-san! —grita soltándose del agarre del pelinegro, Sasuke pese a todo abre los ojos sorprendido.


—¡Minato-san! —secunda—. ¿Cuánto tiempo ha pasado? —se pregunta, luego se fija en una única cosa, es muy probable que Minato esté muy lejos para ese momento—. Lo siento —se disculpa alejándose, pero Naruto, al no entender se acerca. Toda la excitación presente minutos atrás ha desaparecido casi por completo.


—¿A qué te refieres?


—Minato-san se fue —murmura con vergüenza contenida.


—¿En serio? —Sasuke asiente—. No bromees conmigo, es imposible… no pudo irse, no sin antes verme.


—Él ya te vio —y Naruto recuerda la vez del hospital cuando ese hombre extraño llegó aludiendo a ser un amigo de Sasuke; ahora recuerda y sabe el por qué de ese abrazo, el calor extraño que le llegó de repente. Con ansiedad se lanza al teléfono más cercano y marca un número que al parecer se sabe de memoria desde hace mucho; Sasuke mira y está al pendiente de lo que va a hablar, le contestan.


—¡Kakashi-sensei! —grita Naruto entre ansioso y feliz.


—¿Tú…? —pregunta Sasuke pero es ignorado olímpicamente.


—¡Oto-san! ¿Dónde está Oto-san? —pregunta cual niño pequeño, pese a la distancia Sasuke alcanza a escuchar las siguientes palabras que Kakashi dice en medio de la confusión por quién lo está llamando. “En el aeropuerto” responde, Naruto cuelga sin decir más a la vez que se pone de pie y camina a la puerta.


—¡Pero qué pretendes! —reacciona Sasuke alcanzando a tomar al rubio del brazo.


—Ir por Oto-san —murmura Naruto en respuesta, su voz se ve algo triste y Sasuke suspira. Eso tenía que pasar.


—Vamos, te llevo al aeropuerto —sin decir más ambos salen y Sasuke mira el Audi de Itachi, que para esas alturas ya está reparado del accidente, una risa nerviosa se escapa del chico y camina hasta la puerta del piloto del auto, Naruto le mira incrédulo.


—La última vez casi me matas —murmura con miedo.


—Lo dices bien, casi. Por otro lado si ese accidente no hubiese ocurrido no me hubiese enterado de quien eras en realidad.


Sólo hasta ese momento Naruto se percata que a Sasuke no le tomó por sorpresa el hecho de que recuperara sus recuerdos. —¿Tú ya lo sabías…? —Sasuke afirma con la cabeza.


—Pero no podía decírtelo, quizá provocaría una mala reacción… —la frase se queda ahí cuando Sasuke se da cuenta que no pueden estar perdiendo el tiempo ahí. Le falta decirle a Naruto una vez más que se suba para que este obedezca; arrancan y van a más de 100 kilómetros por hora, Naruto está asustado pero es la forma más rápida de llegar hasta su padre.


En la entrada del aeropuerto Naruto se baja y corre, sabe que es tarde, el tránsito de personas ha disminuido radicalmente pero como si estuviese en una película de esas románticas corre por todo el aeropuerto sin saber a dónde ir; termina corriendo de un lado a otro sin encontrar nada hasta que Sasuke aparece a su espalda, le insulta con un “idiota” en voz baja y luego le dice que lo siga. Ahora ambos corren por el blanco, muy blanco suelo.


Llegan a la puerta de embarque para vuelos internacionales; a lo lejos se ve un hombre de cabello rubio sentado a la espera de que su vuelo aborde. La quietud del lugar es palpable; quietud que se romperá con el siguiente grito que pegará Naruto.


—¡¡OTOOOOO-SAN!! —ha alargado la palabra a propósito, pese a su cuerpo débil Minato gira sorprendido, reconoce esa voz, no lo cree pero aún así gira, ve a Sasuke tapándose los oídos con una expresión de fastidio y al lado de él a un chico rubio que agita la mano efusivamente saludando.


—¿Na… ruto…?


Minato se levanta y camina hasta donde ese chico rubio le sigue saludando, apenas está  lo suficientemente cerca Naruto no tiene reparo en lanzarse al pecho de su progenitor y darle un abrazo con la fuerza que no tiene. Minato mira a Sasuke, su expresión es confusión y Sasuke asiente con la cabeza dando a entender lo único que Minato quiere entender: su hijo lo recuerda.


Le corresponde el abrazo. Es el que más ha durado. Ambos sonríen. Están felices. ¿Lo comprendes? Su felicidad se ha vuelto eterna; ya no son esos momentos efímeros que todos vivimos, faltaba un reencuentro para hacer que las cosas volviesen a su curso normal. Faltaba que Naruto gritara “Oto-san” para volver a ser un Namikaze; faltaba un beso con Sasuke, un abrazo con Mikoto, un consejo de Itachi, y faltaba el recuerdo de su madre, su verdadera madre que ha renacido al encontrar a su padre. Faltaban tantas cosas en ese vacío chico que encontrarlas de golpe le ha hecho sentir lo que no sintió en once años; ahora sus ojos se han inundado de lágrimas, comienza a llorar, sus ojos y nariz se ponen rojos; claro que su aspecto se ha vuelto aún peor pero es tan conmovedor que faltan segundos para que Minato llore también.


Sasuke permanece a un lado, incapaz de interferir, sonríe, sonríe puesto que su Naruto está sonriendo, ahora puede sonreír ¿tiene sentido? Recordar meses atrás cuando caminaba al instituto pensando en el amor que nunca podría ser, añorando a la persona que amaba. Ahora la tiene en frente, ahora no sabe qué hacer, está nervioso y eso es bueno, sonríe ansiosamente, no importa. El futuro está de su lado.


Sin embargo Minato aún tiene que irse, minutos después —y después de que le expliquen la misma historia, la última pieza del lio— tiene que subir a un avión que lo llevará lejos durante lo que parece una eternidad, Minato, entrando en seriedad, le afirma a su hijo un “ahora tienes que estudiar, no faltará mucho para que heredes la multinacional”; Naruto se asusta y comienza a reír nerviosamente, pero al final asiente. Se dicen más palabras de adiós, prometen seguir en contacto pese a la distancia; prolongan las palabras, quieren prolongarlas, pronto sólo se pueden decir adiós con la mano, y pronto Minato aborda el vuelo. Naruto suelta una última lágrima de tristeza absoluta.


—Volverá —afirma Sasuke en un intento de consolarle.


—Lo sé. Más le vale que vuelva pronto.  


Como cuando eran niños se toman de la mano, caminan con lentitud fuera del aeropuerto, y justo para cuando llegan a la puerta Naruto ya tiene una linda sonrisa en su cara; si Sasuke tuviese que cambiar algo en Naruto sería esa maldita delgadez producto de la depresión, no le gusta verlo así, le recuerda malos días. El frío aire de la noche los golpea de repente pero ambos suspiran aliviados, Naruto mira a Sasuke y le sonríe de nuevo. —¿Te gustan los ninjas? —pregunta Sasuke.


—Sí —responde Naruto con una sonrisa—. ¡Pero si tú sabes bien que amo los ninjas!


Ambos ríen suavemente. Naruto suelta otro suspiro de alivio. —Después de todo me alegra haber recuperado mis recuerdos, imagínate si no me hubiera podido despedir.


—¿Recuperaste tus recuerdos? —pregunta alguien interrumpiendo la respuesta que iba a dar Sasuke. Ambos viran hacia la voz para encontrarse con una sonrisa escalofriante, hay que admitir que a Naruto le volvió el miedo a la sangre, que Sasuke se enfureció al ver a la única persona causante de tanta desgracia. Todos sabemos que debe desaparecer para poder decir “…y fueron felices”. Entonces, ¿cómo acabas con una serpiente que te sonríe, cuyo nombre es más raro que una moneda cuadrada? Sí, Orochimaru los miraba mientras maquinaba un plan en su mente. 

Notas finales:

Miren, miren... cumplo con mi palabra; una semana exacta para esta actualización.
Sólo nos queda el último capítulo y para ser sinceros no tengo naada preparado, pero bueno, será genial hacerlo improvisado.

Me gusta este capítulo, no sé, por fin creo que nos dejamos de tanto drama, sólo nos queda una fastidiosa serpiente x_x
Y por alguna razón no tengo más palabras por dar... ¡me guardaré todo para el último capítulo!

Adiós.

Ah sí, decidí dejar el lemon para el último capítulo xdd, espérenlo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).