Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aeternum. por PauYh796

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Número de palabras del último capítulo sin notas: 8.668

Y vivieron felices.

Y comieron perdices…

—¿Qué no te cansas de aparecer así como así? —preguntó Sasuke frunciendo el seño y agarrando a Naruto de la mano fuertemente—. Nos estamos convirtiendo en un drama barato.

Orochimaru se encargó de quedar parado frente a los dos chicos antes de contestar. —¿Sabes por qué dejé que Naruto volviera?

Y de hecho Sasuke nunca se había preguntado aquello; ¿por qué tomar el riesgo de que Naruto recordase toda la verdad? Lo cual ya había sucedido, pero bueno… al final negó, Orochimaru sonrió y por instantes se olvidaron de la presencia del rubio entre ellos.

—Es simple —continuó la serpiente que pese a todo tiene “algo” de humano—, un sujeto de experimento no es simple; necesitábamos dos personas que “compartieran un vínculo fuerte”; entre hermanos fue un desastre, entre parientes, entre novios… nada funcionó hasta que los vimos a ustedes; dos personas que compartían un vínculo que quizá nadie podría jamás. Resumiendo, los dos eran las mejores personas en las cuales podíamos experimentar.

—¿Desde un principio nos buscó a los dos? —se preguntó Sasuke en voz alta aunque quiso preguntarlo en su mente.

—Sí —responde Orochimaru como quien habla del clima—, aunque si debo admitir algo eso sería el hecho de que quise comenzar con el rubio en vez de llevarme a los dos de una vez.

Sólo hasta ese momento Sasuke volvió a percatarse de la existencia de Naruto, giró a verle con una expresión sorpresiva como quien dice “¿hace cuánto estás ahí?”, y Naruto por su lado simplemente veía la disputa de ambos hombres escondiendo el miedo que estaba latente por salir. De nuevo Sasuke se paró frente a su rubio en un acto de protegerlo, pero esta vez Naruto invirtió posiciones y Sasuke quedó detrás de él.

—Yo sé tratar mejor con él —explicó al ver la cara de confusión del pelinegro—. Después de todo lo he soportado durante tantos años.

Las cosas ahora eran diferentes, porque con su infancia recuperada Naruto ya no era un niño en aprietos; digamos que sus recuerdos lo mantenían en pie pese a que los años malos fueron más. En silencio, Sasuke optó por quedarse detrás, mirando y preparado para saltar fuese cual fuese la situación que se formara de eso.

—¿Recuerda esto? —preguntó Naruto levantando su cuello y mostrando la cicatriz que había quedado de su primer intento de suicidio.

—Sí —habló Orochimaru—. Por culpa de eso casi se daña todo.

—¿Recuerda por qué lo hice? —Sasuke prestó atención, nunca le habían contado esa historia y saberla ahora no estaba de más; ante el silencio del mayor Naruto continuó—. Lo hice después de que lo matara —lo último lo murmuró con odio.

—¿Hablas de ese asqueroso perro? —se preguntó Orochimaru, Naruto gruñó.

—Sí —firme intentó sonar pero le terminó saliendo una voz temblorosa algo patética—. Era la primera cosa que amaba después de mucho tiempo y usted lo mató sin más ni más.

—¡No puedo creer que sigas herido de esa ocasión! Sólo era un mugroso perro que se coló en los laboratorios.

—Por favor no me hable con tanta confianza —pidió Naruto con voz que intentaba ser neutra pero que al final simplemente sonaba repleta de odio.

—Tengo un trato que ofrecerles.

—¿Un trato? —preguntó Sasuke interesado pero Naruto le mandó una mirada de odio a ambos hombres, una miradita que le dijo a Sasuke que no debió preguntar en un principio.

—Sí, un trato —Orochimaru sonrió—. Ustedes dos se van conmigo, seguirán juntos y todo pero estarán bajo mi mando, haremos lo que se supone tenemos que estar haciendo y yo nunca los separaré.

—No —negó el rubio de inmediato.

—Es tu mejor opción, en otro caso me los llevo a ambos pero los separo del todo ¿quieres eso?

—Sasu-chan nunca va a saber lo que es estar en un sótano ¿comprende? —sí, sonaba muy infantil que Naruto siguiese usando el “Sasu-chan” pero pese a esto sus palabras eran tan serias que perfectamente pudo decirlas disfrazado de payaso y todos quedarían callados ante la imponencia que manejaba.

—Que tierno. ¿No quieres que Sasuke entienda lo que es ser un experimento?

—No. Usted logró que yo perdiera muchos años de mi vida pero eso no va a volver a pasar, nunca.

—Tú pensarás que perdiste tu vida pero yo gané mucho, ahora tengo mil y un pautas para continuar. Sabes que si no los consigo a ambos buscaré a otros ¿no?

—Muy bien se tardó más veinte años en encontrarnos a nosotros así que no diga estupideces, con suerte lo matarán antes de encontrar a otro prospecto.

—¿Y sin suerte?

—No va a lograr nada más, no cuando todos se enteren de la clase de persona que es.

—Entonces deberían huir ahora mismo porque en menos de nada mis ayudantes llegarán, y cuando eso suceda ya no podrán oponerse, ósea que en menos de nada ustedes ya no tendrán nada, ni podrán decirle nada a nadie.

—La cosa es que yo también llamé a alguien.

Tanto Orochimaru como Sasuke se miraron confundidos, casi parecieron amigos, pero lo único que los unía era Naruto que a su vez sonreía triunfal. —¿A qué te refieres? —preguntó Sasuke, Naruto le sonrió amablemente, bajó la mirada por todo su brazo derecho que permanecía escondido detrás de su espalda. Luego, con un movimiento lento lo sacó.

En su mano reposaba el celular de Sasuke.

Y claro que preguntarse en qué momento le habían saqueado no estaba en la mente de Sasuke, menos cuando se percató que había una llamada en curso, con un nombre que él conocía muy bien: Itachi.  

—Ita-san, estoy afuera del aeropuerto.

A lo lejos se escuchó un y luego la llamada se cortó, Orochimaru sonrió.

—¿Crees que estamos en una película? No es como si ahora mismo fuese a llegar Itachi con un séquito de policías detrás, me arrestan y ustedes tienen el “vivieron felices” al final de la historia. La vida es algo diferente a las películas.

—Ah, pero yo no pretendo que Ita-san lo atrape, sólo quiero que nos recoja porque yo sé manejar y tampoco quiero que Sasuke maneje el Audi.

—¿Qué acaso no confías en mí? —preguntó Sasuke golpeándolo suavemente en el brazo.

Naruto rió levemente. —Lo siento, lo siento, mañana volvemos por el Audi ¿te parece?

—Está bien —aceptó sin más remedio pero con un puchero infantil por la falta de confianza de su Naruto.

—En serio… —se quejó Orochimaru—. ¿Cómo pretendes conseguir tu final feliz si no matas al villano?

—Yo no quiero matar a nadie, pero sé de alguien que sí —Naruto, con inocencia señaló a la espalda de Orochimaru—. ¡Ay! Soy algo masoquista, ahora que sé que va a pasar creo que mi científico loco comienza a caerme mejor —el científico loco ahora a pocos metros de los tres chicos sonrió, Naruto lo recordaba por ese nombre y quizá esto nunca cambiase pero tanto Sasuke como Orochimaru le conocían de manera diferente.

—¿Científico? —se preguntó Sasuke, Naruto giró a verle.

—Sí, él era el que se encargaba de todo experimento mientras esta serpiente simplemente daba las órdenes.

—¿Danzō? Pero eso es imposible —la cara de Sasuke no cabía en su asombro.

El científico sonrió. —Tiempo sin verlo presidente, casi el mismo tiempo desde que me echó de la multinacional. No se preocupe, que no le guardo rencor.

—¡Danzō también estaba metido en esto! ¡No me lo puedo creer!

—Sin embargo quiero terminar todo lo que yo ayudé a empezar hace tanto tiempo —ambos jóvenes lo miraron con curiosidad—. Vale, ya no quiero que todo esto siga, y tengo que cortar el problema de raíz, comenzando con él —señaló a Orochimaru.

Orochimaru gruñó fuertemente ¡eso sólo le pasaba a él! Tsk, le sonrió a Naruto, no era una sonrisa ni lastimera ni de despedida, era una de esas macabras que sólo las serpientes pueden dar, Naruto se estremeció, pensó que Orochimaru diría algo más pero de la nada él se echó a correr, Danzo sonrió y lo siguió. Dejaron a ambos chicos solos y con cara de no saber qué había pasado.

—¿Esto significa que…?

—Somos libres. O eso parece —contestó Sasuke sin terminar de creérselo.

—A ver… Orochimaru escapó cual vil cobarde y el científico loco lo siguió, luego y quizá este par terminen por matarse uno a otro, así que sin científico o líder para los experimentos quedamos totalmente libres para hacer nuestras vidas sin problemas con toda esta gente.

—Exactamente.

Un suspiro de alivio en su estado más puro salió del pecho de Naruto, quizá todo había terminado.

—Pero hay algo que no entiendo —Sasuke se posicionó junto a Naruto—. ¿Por qué llamaste a Itachi?

—¡Ah! Eso… dado el caso quería tener pruebas de lo que Orochimaru había hecho así que grabé la llamada y de paso nos conseguí transporte.

—¿Es en serio que no quieres que maneje?

—Te recuerdo que casi me matas una vez por manejar, y si llegamos hasta acá fue por lo urgente de la situación pero así como que confíe en ti para estas cosas como que no —Sasuke mandó un puño contra el brazo derecho de Naruto, ambos rieron suavemente.

Debe ser buena idea pasar por tanto para obtener un momento de felicidad tan simple como el que están pasando. No tuvieron que esperar tanto para que Itachi llegara en un auto de marca indescifrable, se sonrieron unos a los otros aún aliviados.

—¿Qué pasó? —preguntó Itachi en cuanto se bajó del automóvil.

—¿Nos creerías si te decimos que huyeron?

—Supongo… —sonrió—. ¿Entonces…? ¿Ahora todo está bien?

—Debe ser —respondió Sasuke.

—¿Por qué no me contaron que Orochimaru estaba cerca?

Ambos se encogieron de hombros. —Lo olvidamos. Pero lo que importa es que todo ya terminó.

Itachi no quiso preguntar más y los chicos tampoco estaban dispuestos a responder mucho. Los tres se subieron al automóvil, en silencio Itachi los llevó hasta la mansión Uchiha. Los dejó ahí sin decir nada, se fue a la multinacional. Tanto Sasuke como Naruto entraron con una sonrisa, expectantes a lo que iba a pasar, esa cosa inevitable que tenía que suceder. Como un sello.

Detrás de sí la puerta de la mansión Uchiha se cerró, Naruto miró a Sasuke y Sasuke sonrió. No tuvieron que decirse nada para que el rubio se lanzara sobre el pelinegro y le comenzara a dar un beso, que paraba a milisegundos en lo que ambos sonreían contra la boca del otro.

Se separaron para mirarse durante un segundo y volvieron a comerse mutuamente. Naruto lo acorraló contra la pared sin dejar de besarlo, pero alternaba entre su boca y el resto de la cara. Lo primero en caer fue la camisa de Sasuke en el inicio de las escaleras, ahora con el pecho expuesto Naruto  aprovechó para comenzar a deslizar sus manos por toda la extensión de la piel pálida del pelinegro.

—¡Ahhh! —gimió Naruto cuando las frías manos de Sasuke se colaron hacia sus pectorales poco definidos, si debemos aceptar algo eso era que la delgadez del rubio no había desaparecido, y que su piel se pegaba a sus huesos, pero olvidándose de aquello Sasuke arrancó la camisa de Naruto de un jalón y varios de los botones saltaron en diferentes direcciones, y el mismo Naruto sonrió.

—¿Ansioso? —preguntó burlón.

Sasuke hizo una sonrisa torcida. —No más que tú —rebatió, y ambos rieron.

—Verdad —aceptó el rubio—. Entonces creo que deberíamos dejar de hablar tanto —la respuesta de Sasuke fue besar el cuello de Naruto y así invertir posiciones para dejar al rubio atrapado en esta ocasión, el sonido de ambos pechos fue exquisito para ambas partes que seguían besándose sólo que ahora inclusive más pegados. El calor comenzó a aumentar, las palabras a sobrar. Los gemidos era lo que más tenía lugar en la mansión Uchiha; pero no satisfechos de hacerlo en el primer piso fueron subiendo las escaleras y dejando sus prendas en el camino, para cuando llegaron a la habitación de Sasuke ambos estaban en bóxers.

De un empujón algo cariñoso (eso dentro de lo que se podía) Naruto hizo que Sasuke cayese en cama, luego se subió a horcajadas sobre él, sonrió. Sasuke hizo un mohín. —No estás pensando lo que creo que estás pensando ¿verdad? —preguntó desconfiado, Naruto amplió la sonrisa.

—Eres virgen —afirmó, inevitablemente Sasuke se sonrojó hasta las orejas, acalorado, y no, no tenía que ver con la erección que escondía su ropa interior.

—¡Tú igual! —le rebatió.

—Pero yo no soy tan inocente como tú —Sasuke iba a quejarse pero Naruto le besó impidiéndole pronunciar palabra alguna, pasados unos segundos cuando se separó por falta de aire Sasuke lo miró con una ceja alzada.

—No pretenderás que yo sea el pasivo —amenazó con torciendo la boca, Naruto rió con fuerza.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó nervioso, se apoyaba en el pecho desnudo de Sasuke.

—Sigo estando abajo. Te lo advierto, no planeo dejar que me metas nada ahí.

Naruto le dio otro beso a Sasuke, sólo que uno más lento y casi que totalmente casto. —De acuerdo —aceptó—. Seré el pasivo —con una sonrisa arrogante Sasuke intercambió posiciones ahora quedando Naruto recostado en la cama. Con arrogancia comenzó a acariciar el bulto sobresaliente en la entrepierna del rubio, y le sacó uno o dos jadeos que no pudo reprimir de ninguna manera.

Pronto las preliminares pasaron a segundo plano y ya no causaban la misma excitación; debían pasar al siguiente escalón, y ambos chicos sabían con vergüenza que era lo que seguía. Cegado por el placer Naruto sólo respiraba agitadamente en la cama dejando a Sasuke con todo el trabajo; no es que se quejase así que se encargó de dejarlos completamente desnudos. ¿Acaso había algo más bello? Sasuke quedó embobado admirando a su Naruto, con los ojos cerrados y la boca entreabierta; eso sin contar el sonrojo que casi ni se veía por la oscuridad. Mirando el cuerpo desnudo del chico recordó su primer orgasmo, que fue después de ver un hombre con músculos bien formados; ¿era posible que este chico flacucho le pareciera más atractivo a Sasuke?

Ante la quietud Naruto abrió los ojos. —¿Qué… pasa…? —preguntó aún con la respiración agitada.

—Sólo te miraba —respondió Sasuke con una sonrisa, luego se inclinó para besarlo y amas erecciones se rozaron deliciosamente, ambos jadearon. Con delicadeza Sasuke tomó el miembro de Naruto entre sus manos, comenzó con un sube y baja lento; así retomaron la acción, y pese a que el placer cegaba gran parte de los pensamientos Sasuke se preguntó algo: ¿qué se sentiría ser el pasivo? Digo… si después podía ser el activo. La curiosidad mató al gato, Sasuke.

Naruto abrió las piernas creyendo saber lo que se venía pero Sasuke no tenía esas intensiones. La erección de Naruto permanecía en todo su esplendor, y más después de que Sasuke la masturbara. Con inocencia, sin pensar en qué era lo que hacía Sasuke se apoyó sobre el vientre de Naruto y al principio con suavidad comenzó a deslizarse hacia abajo; eso hasta que sintió la cabeza del pene rozar con su entrada. “No debe doler tanto” pensó, justo después —y ahora con rudeza— se dejó caer de golpe sobre la entrepierna del rubio.

Ambos jadearon.

Sólo que por razones diferentes. Naruto no se lo esperaba, abrió los ojos de golpe para ver a Sasuke encima suyo, él cerraba los ojos con fuerza y se mordía el labio inferior procurando guardarse el dolor. —¡Sasuke! —jadeó el rubio entre preocupado y extasiado. Pasaron unos segundos en que el pelinegro se quedó totalmente inmóvil, sin estar acostumbrado a la intromisión casi se pone a llorar, Naruto sentía como el pequeñito y ya no tan virginal agujero de Sasuke le apretaba, deseó decirle que se moviera pero decidió esperar a que éste lo hiciera por cuenta propia.

Cuando el dolor cesó Sasuke comenzó a moverse arriba y abajo, lubricado por el líquido pre seminal de Naruto las cosas se hicieron un poco más fáciles y sólo faltaron unos cuantos segundos más para el dolor se convirtiera en placer. Ayudando a la penetración Naruto tomó a Sasuke de la cadera para ayudarlo a subir y a bajar; fue lento pero perfecto teniendo en cuenta que aquella era la primera relación sexual para ambos chicos.

Minutos después —y con la ayuda de la mano de Naruto— Sasuke se vino sobre el vientre del rubio, faltaron otras cuantas estocadas para que Naruto hiciera lo mismo dentro de Sasuke. —Eww —se quejó el pelinegro al sentir el líquido viscoso manar de su interior. Naruto sonrió agraciado.

Sasuke se dejó caer junto a Naruto y se quedaron así varios minutos, y recordando cada acción ambos podían sentir que no querían dejar de hacer eso. —Todavía es temprano —musitó Naruto.

Sasuke entendió la indirecta.

Alargó una mano para tocar el miembro de Naruto ahora semidespierto. —Pero no creas que tendrás la misma suerte. No fue malo ser el pasivo pero creo que quiero probar ambos lados —sentenció el presidente para después girar sobre sí mismo y atrapar el brazo izquierdo de Naruto en una mordida juguetona. Naruto gimió para luego asintir sin más remedio.

Tenían la noche entera y podría vengarse más tarde.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Sasuke despertó solo al día siguiente, creyó que sería como en las películas, que sería “la mañana perfecta” pero sólo se encontró con el espacio vacío existente a su izquierda. Llegó a creer que todo había sido un sueño, un buen sueño. Abrió los ojos de golpe de repente preocupado, levantó sólo el pecho y suspiró aliviado al comprobar que los zapatos de Naruto continuaban tirados junto a la cama.

Entonces, ahora más aliviado vuelve a acostarse en la cama conciliando el sueño en pocos minutos, sin embargo su subconsciente sigue activo ante cualquier ruido que se presente en la habitación pues pese a todo quiere saber dónde está su rubio. Pasan los minutos y nada se escucha así que Sasuke vuelve a levantarse, ahora sin más sueño. Se levanta y toma su ropa, se la pone por encima quedando descalzo.

—¿Naruto? —pregunta a sabiendas de que no van a responder.

De nuevo comienza a ponerse nervioso ¿acaso sólo había sido cosa de una noche? No, Naruto no es así, y la historia no se presta para aquello. Nervioso, comienza a girar sobre su propio eje, quien lo viera se reiría de semejante escena; posteriormente comienza a ir de un lado a otro de la habitación. Eso hasta que por fin nota sobre la mesa un pequeño papel doblado por la mitad, con afán lo lee.

Iré a reencontrarme
con mi otro yo. No te preocupes.

Una simple cosa llegó a la cabeza de Sasuke. El bosque. Naruto debía estar en el bosque. Aún semivestido bajó a trompicones la escalera, se puso unos zapatos que al parecer eran de Itachi y le quedaron bastante grandes, pero ponerse a escoger no era válido en ese momento.

Corrió fuera de la mansión Uchiha, que suerte tenía de estar cerca de los límites del bosque, entre tanta corredera llegó a ese lugar en poco tiempo, menos de quince minutos, y cual vil demente llegó llamando a Naruto. Sólo hubo un problema con ello.

En el bosque no volaba ni una mosca.

Cansado, frustrado y ahora realmente enojado Sasuke se dejó caer sobre el pasto ¡pero qué! ¿Dónde se había metido Naruto? ¿En serio tenía que dejarle una nota tan confusa? ¡Era un idiota! Sasuke, remilgó durante varios minutos, parecía niño pequeño refunfuñando en voz baja. Luego notó que tenía la nota en la mano, la releyó más de cinco veces en busca de alguna otra pista, pero pronto terminó por rendirse y se recostó en el pasto.

El lugar tenía un aura diferente. Ya no existía esa tristeza que había perdurado los anteriores años, se sentí como cuando eran niños e iban allí sólo para escaparse del jardín o tener un lugar sólo para los dos. Era lindo y refrescante volver a esa época.

—Gracias.

Sasuke saltó sorprendido, quedó sentado de golpe y miró en todas direcciones confundido. —¿Pero qué…? —frente suyo sintió esa brisa inusual, y pocos segundos después un niño rubio de ojos azules se materializaba en frente.

—Lo cumpliste —afirmó el niño sonriente—. Pero eres un poco idiota —agregó con una sonrisa traviesa.

—¿Cómo que idiota? —Sasuke gruñó, el niño rió.

—¿Cómo no te diste cuenta que la forma de hacer que Naruto recuperase sus recuerdos era simplemente traerlo al bosque, donde estaba yo? —la materialización del pequeño Naruto rió por lo alto ante la cara de desconcierto del pelinegro, quien a su vez hasta ese momento se dio cuenta de lo obvio que había sido el rompecabezas.

—Yo…

—Gracias —repitió—. Ahora puedo volver a donde pertenezco definitivamente, y en cuanto yo vuelva digamos que las cosas seguirán el curso que tuvo que haber sido desde un principio. Deberías buscarlo.

—¡Pero él desapareció! —se excusó Sasuke formando un puchero—. Claro, deja una nota confusa y desaparece.

—No eres muy bueno con estas cosas ¿verdad?

—¡No me insultes! Soy mayor que tú.

El pequeño Naruto volvió a reír sólo que ahora más suavemente. —Dos cosas. Primero, estás loco por poder verme y hablar conmigo siendo yo un alma; segundo, prueba a buscarlo donde lo dejaste hace once años —el niño sonrió mientras Sasuke procesaba las últimas palabras—. Adiós.

Acto seguido desapareció y el lugar volvió a ser como lo era antes. A Sasuke le brilló una idea en la mente cuando en medio de tanto divague recordó el primer beso que Naruto le había dado después de aparecer de nuevo. Un poco escalofriante pensar en volver al cementerio ¿verdad?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—No me hagas tener que buscarte cada mañana —bromeó Sasuke cuando vio a Naruto de espalda mirando fijamente un punto.

—Lo siento —se disculpó con voz ausente, Sasuke terminó de acercarse y se pararon hombro junto a hombro viendo al frente una lápida que nunca debió estar allí—. No sé qué pensar de esto —musitó Naruto— el ver mi propia tumba me hace sentir… raro. Estuve muerto para todos ustedes durante años, ahora “volver” a la vida, ver mi tumba, con un cadáver falso que alguna vez alguien lamentó… me dan ganas de llorar.

—No, no llores. No sabes cuánto me alegra el hecho de no tener que seguir viniendo acá a llorar un amor perdido, no sabes cuánto me alegro de tenerte de nuevo conmigo después de tanto tiempo.  

—¿Aunque sea un idiota por haber aceptado ese trato con la serpiente?

Sasuke rió suavemente. —Aunque seas un idiota —se lo pensó unos segundos—, y aunque me hayas dejado con dolor en la parte baja.

—¡Eso fue tu culpa! —se defendió el rubio—. ¿Pero quién hace semejante maniobra? ¿Nunca escuchaste de la preparación? —Sasuke negó varias veces. Naruto rió suavemente.

—Sasu-chan… ¿puedes jurarme que no me abandonarás? ¿Que no te alejarás?

Y ahí estaba; ahí estaba la secuela de todos los años malos que Naruto  había tenido que vivir, ahí estaba el niño perdido que buscaba algo de amor, el chico que tiene miedo de lo que pueda seguir después. Sasuke suspira con ansia.

—No necesito hacer un pacto de sangre contigo para no alejarme de ti. En el momento en que piense siquiera en irme unos metros, sin duda moriré en vida más de lo que ya estuve, porque eres mi vida. Ahora tú eres mi vida, y siempre lo fuiste si puedo decirlo. Por eso te amo y te amaré. No me iré de tu lado mientras quieras que siga contigo. Te adoro.

No bastó con aquellas palabras. Como en cualquier película romántica tales palabras debían ser selladas con un beso, uno que Sasuke propició al acercarse a SU Naruto, le dio un beso suave, sólo sus labios se tocaron, como si ese fuese el primero de muchos que les seguirían, como si ese fuera el fin de todos los miedos. Aunque… claro, la felicidad no podía ser tan fácil, aún había algo por resolver.

Iban bajando la colina, eso después de haber dibujado un infantil “NO” sobre la que había sido la lápida de Namikaze Naruto, cuando un jadeo inesperado salió de labios del rubio y acto seguido se encogió de dolor sobre el suelo, con fuerza su mano derecha aprisionó su cuello mientras su cara se crispaba de dolor. La sonrisa de Sasuke se esfumó de inmediato.

—¡¿Qué te pasa?!

La única respuesta que obtuvo fueron los gemidos de dolor de Naruto y después un entrecortado “du-dduele”. Con ansia Sasuke se agachó junto a Naruto, extendió sus manos al frente pero no sabía qué hacer, se quedó ahí parado como idiota mirando a Naruto morirse de dolor en el suelo. Por suerte junto a ellos pasaba un hombre de cabello castaño, se acercó con cara preocupada.

—¿Qué le pasa? —le preguntó a Sasuke.

Y el aludido gritó: —¡No lo sé! —tan grave sería su ansia que el castaño rodó los ojos y se agachó junto a Naruto. Obviamente era médico, eso se deducía de sus movimientos confiados al examinarlo rápidamente.

—¿Te duele el cuello? —preguntó y un Naruto que ahora sólo soltaba gemidos asintió ferozmente. De un jalón quitó la mano del rubio de la zona para mirarla; con preocupación notó una protuberancia sobresaliente en la piel—. No sé que sea eso pero no es bueno —anunció a Sasuke, el chico por fin se electrizó, sacó su celular y llamó un taxi. No estaban para dramas en ambulancias.

Durante tres minutos completos el médico se dedicó a hacer que Naruto respirarse hondo para hacer que se calmase y que olvidara un poco el dolor, casi a rastras lo llevaron a la puerta del cementerio donde el chico ya no moría de dolor pero seguía apretando los dientes fuertemente y sus ojos cerrados intentaban olvidar el dolor latente.

—Escúchame bien —habló el médico con voz seria. Sasuke prestó atención, o bueno, toda la que su confundido cerebro podía—, apenas lleguen al hospital vas a decirle a quien sea que esté allí que este chico necesita urgentemente una radiografía en el cuello, parece tener un cuerpo extraño y que quizá necesita ser sacado inmediatamente —Sasuke asintió varias veces—. Dependiendo de los resultados ya sabrán que hacer.

El taxi llegó, mas el médico no se fue con ellos como Sasuke esperaba, rápidamente le dieron instrucciones al taxista, y el sonido urgente de la petición “conmovió” al hombre lo suficiente como para sortear calles y llegar al hospital en menos de quince minutos. En agradecimiento Sasuke le pagó el valor de la carrera como unas cinco veces sin importarle ni un poco; bajaron y Sasuke llevó a rastras a Naruto hasta la sala de urgencias. De manera eficiente dos enfermeras aparecieron preguntando qué pasaba y Sasuke repitió todo  lo que el médico castaño le había dicho.

Se llevaron a Naruto.

Y dejaron a Sasuke en ascuas.

Luego de unos minutos Sasuke no pudo agradecer más el hecho de conocer a Tsunade, pues ella al ver que Naruto era llevado rápidamente a la sala de rayos x fue en busca del “acompañante”; al encontrar a Sasuke le preguntó por todo y cabe agregar que el pelinegro no pudo más que balbucear cosas atropelladas una tras otra.

—Quédate acá —ordenó Tsunade después del relato. Cuando se quedó solo de nuevo sopesó la posibilidad de llamar a Itachi o a Mikoto pero llegó a la conclusión de que no podía interrumpir a Itachi, y menos cuando lo estaba remplazando en la multinacional; intentó llamar a Mikoto pero ella no contestó el celular. Chistó en silencio. Siguió mirando la lista de contactos del celular hasta que llegó a la G donde el nombre “Gaara” permanecía, y recordó que el chico no sabía de las últimas noticias.

Llamó.

—¿Hola?

—¿Gaara?

—¿Con quién hablo? —cuestionó el chico con voz seria.

—Sasuke —no esperó respuesta para seguir—, tengo una buena noticia. Muy buena a mi parecer.

—¿Qué cosa es?

—Recuperamos a Naruto —como ya sabía que Gaara preguntaría por la historia comenzó a contarla sin esperar respuesta de nuevo—. Ayer nos encontramos a Orochimaru y mientras estábamos en semejante enfrentamiento Naruto recordó todo, desde que es un Namikaze hasta todas esas cosas que nos faltaban para terminar de armar todo… nos contó que…

Comenzó el relato. Mientras hablaba se recostó contra una de las paredes blancas del hospital  y pronto terminó sentado en el suelo, su cara se escondió entre sus rodillas inclinadas ocultando las lágrimas de felicidad combinadas con la sonrisa en su cara, sus manos se movían inseguras mientras seguía hablando. —¡Él se fue en vez de entregarme a cambio! ¿Puedes creerlo? Luego se sintió mal por ello y optó por borrar sus propios recuerdos… —se quitó una lágrima de la mejilla izquierda—, pero su verdadero yo siempre se conservó en el bosque, y cuando volvió a ese lugar todo volvió a la normalidad —alzó la cabeza y la apoyó contra la pared, cambió el celular de mano.

Se hicieron unos segundos de silencio, eso hasta que Gaara respondió. —¿Es este su nuevo comienzo?

—Eso espero. Aunque ahora él está en el hospital —cuando Gaara preguntó alterado el por qué Sasuke contó lo sucedido en medio de su confusión, pero raramente Gaara se calmó, no preguntó pero tampoco dijo más, simplemente buscó acabar con la conversación de manera amable pero a la vez cortante.

—Tienes que darle a Naruto un abrazo de mi parte. En cuanto pueda volver ten por seguro que los felicitaré como vale la pena. Por ahora… creo que tengo que hacer una llamada.

Sin esperar respuesta de Sasuke colgó vilmente pero eso al pelinegro no le pudo importar en lo más mínimo, se sintió aliviado y casi pareció no notar que la voz de Gaara al final había sido temblorosa, producto de su extrema emoción o de su llanto, quién sabe. La conversación se había alargado tantos minutos que Sasuke ya había olvidado lo ansioso que estaba encerrado en entre esas paredes blancas, y claro que había olvidado por un momento que su rubio estaba por allá metido sufriendo quién sabe qué agonía.

Suerte para Sasuke que antes de desesperarse de nuevo Tsunade apareció portando traje de quirófano, aquello le preocupó. —¿Qué pasó? —preguntó levantándose del suelo.

—Tenía un “algo” metido en el cuello, de seguro se lo metieron cuando todavía era parte de los experimentos y he acá las consecuencias, creo que si se lo hubiéramos extraído un poco más tarde hubiese causado algún daño grave.

—¿Un daño? ¿Por qué?

—Era un apartico que cada tanto soltaba una hormona directo en la sangre; ya sabrás como de maléfico podría ser eso ¡imagínate! Una hormona que le aceleraba el corazón, pudo matarlo.

Pese a lo asustado que quedó Sasuke luego de aquella afirmación se sintió aliviado puesto que la voz de Tsunade no denotaba preocupación, lo que a su vez decía que ya todo estaba bien, y que no debían preocuparse. Pasados otros cuantos minutos dejaron que Sasuke fuese a la habitación a la que habían transferido a Naruto, en el camino Tsunade le explicaba que debido a la intervención quirúrgica tendría que pasar la noche en el hospital cuidando que su nivel hormonal volviese a la normalidad, pero que no había ningún peligro.

 —Hola —saludó Sasuke a un aún adormilado Naruto por la operación.

—…hola —susurró cansado en respuesta, Sasuke sonrió y se sentó en la cama junto a Naruto.

—¿Recuerdas que nunca me han gustado los hospitales? —Naruto asintió levemente—. Pues eso… ¿cómo es que siempre terminamos en un hospital?

—Yo… lo… lo siento.

—Shh, no te fuerces —musitó Sasuke con una sonrisa refrescante—. Odio los hospitales pero al parecer ahora tendremos que venir muy seguido —los ojos confusos de Naruto le hicieron continuar—, resulta que quién sabe qué porquerías más te metieron mientras te hacían todos esos experimentos, así que es mejor que te revises de vez en cuando ¡otro poco más  y te morías por esa cosa que tenías en el cuello!

—Lo siento —se disculpó de nuevo ahora con más aire en los pulmones, pero sonrió a la vez.

—Comienza a sentirlo como te mueras.

—¿De nuevo?

Sasuke lo pensó unos segundos — …de nuevo —aceptó—, creo que esta vez si me volvería loco, porque comenzaría a decirle a todo el mundo que no te moriste, que de nuevo fuiste raptado o alguna babosada así.

—Ya estás loco.

—Muy gracioso. No estoy loco.

—Lo dice el chico que hablaba completamente solo en un bosque.

De repente Sasuke se sonrojó. —¿Pe-pero cómo sabes eso?

—Simplemente lo sé —murmuró Naruto riendo suavemente. ¿Era posible que esos recuerdos también hubiesen vuelto? Los recuerdos de lo que nunca “existió”; de esas materializaciones que pocas veces se le presentaron a Sasuke, del niño, el alma de Naruto que había permanecido en el bosque. Por miedo no quiso preguntar más. Más bien se quedaron en silencio mirándose; por un lado Sasuke había dormido demasiado bien, y Naruto, con la intervención quirúrgica ya no tenía nada de sueño; menos cuando ya el efecto de la anestesia estaba pasando. Se quedaron así por varias horas, lo que era raro mas no imposible puesto que era como si con la mirada pudiesen conversar todo lo que no hicieron en los anteriores años.

Y pudieron quedarse así, mirándose, de no ser por un torbellino que de repente entró en la habitación gritando un fuerte “¡Naaaruto!” que resonó seguramente en todo el hospital, e hizo que ambos chicos girasen la cabeza en dirección al recién llegado. Un hombre alto, con perforaciones, tatuajes y un llamativo cabello naranja.

—¿Pero tú quién eres? —preguntó Sasuke osco.

—¡Yo no te conozco! —gritó el llegado igual de escandaloso—, ¡pero sé quién eres! —agregó—. Mi nombre es Yahiko, y soy amigo de ese rubio que mirabas tan apasionadamente.

Sasuke frunció el seño, Yahiko mostró una resplandeciente sonrisa, y Naruto tenía los ojos bien abiertos. —Aja… —continuó el Uchiha— ¿y qué haces acá?

—¡Vengo como el héroe de la historia!

—¿Y quién se supone necesita ser salvado?

—Él —Yahiko señaló a Naruto, acto seguido se revolvió el cabello y rió nerviosamente—. Claro que sé que ya fue salvado, pero volví unos días de América, y hace como tres horas recibo una llamada de un tipo… que ni recuerdo su nombre ahora que lo pienso… que me dice que Naruto “ha sufrido un cambio en su vida”, cuando quise preguntar él sujeto este ya me estaba contando todo —volvió a reír—, y quise venir ¿tiene sentido?

—No —negó Sasuke de inmediato, pero detrás de él Naruto asentía enérgicamente, lo que causó gracia en el metalero.

—Decídanse —dijo divertido, Sasuke frunció el seño aún más marcado. Naruto se sentó en la cama recostando la espalda contra la cabecera.

—En serio ¿a qué viniste? —preguntó aún sonriendo a sabiendas que Yahiko no se aparecería por esos lares sin alguna razón de peso. Y así fue, Yahiko rió nervioso, luego avanzó dos pasos más en la habitación.

—Espero no te moleste que sepa toda tu historia y lo que implicó a la familia Uchiha —Naruto negó sonriendo, Sasuke miraba la escena manteniéndose como un tercero—, pues eso… ahora que ya sabes quién eres yo tengo un trato que ofrecerte —Naruto no dijo nada pero el interés en su cara se plasmó de inmediato, lo que le dio a Yahiko pie para continuar—. Vuelve conmigo a América —dijo sin más rodeos—. Allí puedes seguir con la música, e inclusive puedes estudiar en una universidad…

El primero en saltar fue Sasuke que se levantó de golpe, sorprendido por la propuesta. Naruto no dijo nada pero parecía sorprendido también, y Yahiko se mantenía a la expectativa; claro que este último, al ser el mayor de los tres entendía mejor lo que estaba proponiendo, así que de inmediato dijo algo más. —Me voy este domingo, para ser exactos el 24 de marzo, y bueno… si para entonces ya te has decidido búscame en la tienda de música —sonrió—. Un gusto conversar con Namikaze Naruto —sin decir más se dio vuelta y se fue. En el lugar se formó un aura incómoda durante unos segundos, después de semejante noticia Naruto ya estaba del todo despierto.

—Je, je… Yahiko es raro —murmuró el rubio en busca de aligerar el ambiente—, proponerme eso de la nada.

—No irás ¿verdad? —musitó Sasuke sin mirarlo a la cara—.  No me abandonarás recién después de encontrarme ¿verdad?

Naruto no respondió nada, se lo pensó unos segundos antes de decir algo. —No lo sé —musitó al final consciente de su emoción ante la idea de conocer América ¡y más con Yahiko! Esa persona que lo había sacado de una inminente depresión dándole la guitarra que seguramente ahora estaba abandonada en la mansión Uchiha—. ¿Te quedarías conmigo esta noche? —preguntó Naruto con pena, Sasuke asintió a la vez que se volvía a sentar en la cama.

—Toda la vida —musitó con voz triste.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Actualidad 22 de marzo.

Naruto caminaba fuera del hospital junto a Sasuke, el primer llevaba en el cuello una venda blanca y en su muñeca izquierda la manilla que lo identificaba como paciente del hospital; Sasuke caminaba a paso lento cuidando cada paso que daba Naruto, pensando que en cualquier momento se caería. Subieron a un taxi con rumbo a la mansión Uchiha.

—¿Mi guitarra? —preguntó Naruto mientras iban en el taxi, Sasuke sonrió.

—Está en mi habitación, esperando a que la toques una vez más.

En cuanto llegaron a la mansión Uchiha Naruto bajó rápidamente olvidándose del dolor que sentía en el cuello, subió con toda la confianza del mundo hasta la habitación de Sasuke y vio la guitarra. Con una sonrisa enorme en la cara la tomo, la sacó de su forro y la puso entre sus brazos; luego tocó acordes sin ningún ritmo en especial pero se quedó ahí varios minutos; con Sasuke se miraron fijamente.

Aún existía algo de la incomodidad presentada por la situación del día anterior; Yahiko y su propuesta seguía en sus cabezas, y el hecho de estar actuando como si aquello no existiera no formaba parte del pensamiento de Sasuke, así que en cuanto Naruto dejó de tocar Sasuke habló. —¿Quieres irte?

De nuevo Naruto alargó la respuesta para al final decir un “no lo sé” de nuevo, Sasuke, ahora estresado se metió al baño dispuesto a darse una larga ducha. Y Naruto, que no quería encerrarse en la mansión simplemente volvió a salir, no es como si estuviese inválido o algo peor. Aunque, una vez fuera ir al bosque no era una opción, por lo que decidió irse al único lugar “escondido” que tenía en aquella ciudad.

A paso lento caminó por calles que medio recordaba hasta dar con una abandonada cancha de Basketball, se sentó en la entrada por varios minutos mirando al horizonte y al sol de mediodía que caía sobre la mitad de la cancha, dejó su mente en blanco por un tiempo; debía aceptar que desde que había recuperados sus recuerdos no había tenido ni un momento para él, pese a todo aún era confuso todo lo que pasó en cuestión de pocos días. Se llevó la mano al cuello para sentir la venda; recordaba esa vez que casi cae ante las tentaciones del científico loco, él había dicho que había implantado algo en su cuello, y como esa vez huyó, ese “algo” casi lo mata. Sintió escalofríos.

—¿Naruto?

Naruto alzó la mirada hacia la voz. —¿Kiba? —lo pensó unos segundos más— ¡¡Kiba!! —exclamó ahora emocionado, se levantó efusivamente y atrapó al castaño en un abrazo sofocador.

—De todos los lugares en donde pude encontrarte tuvo que ser acá —musitó el castaño divertido en cuanto el abrazó se cortó—. ¿Algo nuevo que reportar? —Naruto suspiró, ahora cansado de tener que contar la misma historia por milésima vez; a ese paso tendría que llamar a todos a una rueda de prensa para que de una vez se enterasen.

Resumió lo más importante de los últimos días, que la depresión, que los recuerdos, que el hospital… que Yahiko, en especial contó lo que había pasado con Yahiko buscando un consejo con su amigo, y Kiba después de escuchar atentamente cada palabra sólo dijo una frase: —Sigue lo que quieres —luego de unos segundos, y con voz más animada, casi que olvidando la reciente conversación Kiba le extendió un balón de Baskett a Naruto—. ¿Quieres jugar un partido?

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—Deja de desaparecer así, por favor —musitó Sasuke sentado en su cama con la cara escondida entre las manos. Eran más de las diez de la noche cuando Naruto volvió luego de pasar todo el día con Kiba—. Y menos cuando acabas de salir del hospital —agregó el chico.

Naruto bajó la cabeza algo avergonzado, pero no dijo nada; se le acercó a Sasuke y lo obligó a levantar la cara, luego, y de manera más amable le dio un beso, que fue más bien un toque de labios que no se fue más allá de lo pasional; un beso sin pensar en nada sexual. Sasuke correspondió como debía, pero cuando el beso terminó su rostro fue de nuevo crispado por la tristeza.

—Tienes que volver a la multinacional —anunció Naruto.

—Aún no quiero.

—Eres el presidente, no puedes irte así como así. Debes volver. Itachi no te remplazará por siempre, entiéndelo.

Sasuke ya no rebatió nada, de un jalón hizo que Naruto cayera sobre la cama, se abrazaron uno al otro, con ese calor bastaba para ambos chicos. —Te amo —dijo Naruto—, te amo —repitió. Sasuke asintió abrazándolo con más fuerza, no respondió con palabras pero sus acciones bastaban, y Naruto lo comprendió a la perfección. Sin decirse nada más se durmieron, cansados de mente el cuerpo exigía mucho sueño, quizá para soñar simplemente, o quizá para reponer energía.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Actualidad, 23 de marzo.

Sasuke se levantó antes que Naruto y decidió tomar una ducha rápida por miedo a que el rubio se escapase igual que había hecho el día anterior, suspiró aliviado cuando salió. Afuera aún estaba Naruto durmiendo y soltando ligeros ronquidos, bajó a la cocina por algo de comer y allí se encontró a Itachi.

—¿Planeas volver a la empresa?

Sasuke lo dudó unos segundos. —¡Por supuesto! Sólo quiero estar con Naruto un poco más.

—¿Sucedió algo? —preguntó Itachi perspicaz.

—Para nada.

—Pensé que sí, te noto más apagado.

—Si te digo la verdad —empezó Sasuke—. Existe una posibilidad de que Naruto se vaya a otro país.

—Pero si acaba de llegar, por decirlo de alguna manera.

—¡Lo sé! Pero está este chico que viene y de la nada le propone viajar a América con él; sé que Naruto lo está dudando, creo que soy yo quien lo ata a este lugar, y si soy sincero yo tampoco quiero que se vaya, sólo de pensarlo me entristece.

—¿No estás siendo muy egoísta? —Sasuke miró a Itachi—, me refiero a que sabes muy bien que Naruto ha vivido más de diez años cerrado ante todo mundo, no conoce nada y ahora que tiene la oportunidad de ver el mundo ¿quieres detenerlo acá? Si lo amas tanto como dices piensa en él un poco.

Ahí terminó la conversación con Itachi, y Sasuke se quedó en la cocina mirando al infinito, no faltó mucho tiempo para que Naruto bajase recién levantado y dispuesto a ir por algo de comer, pero al encontrarse con Sasuke de frente frenó en seco, de nuevo algo incómodo.

—¿Quieres ir? —preguntó Sasuke de nuevo, pero ahora su voz no tenía ese tono exigente con el que había hablado el día anterior, era una simple pregunta a la cual Sasuke quería la respuesta.

—No quiero dejarte.

—¿No quieres porque yo te lo dije? —su tono algo agresivo no pasó desapercibido.

—No quiero porque no quiero alejarme de ti.

—Sin contarme a mí si quieres ir ¿verdad? Quieres conocer el mundo con Yahiko ¿no es así? —pasados unos segundos Naruto asintió con algo de pena. Y Sasuke suspiró; lo siguiente que haría sería difícil en muchos sentidos pero tenía que hacerlo si es que quería ver en paz consigo mismo—. Ve —dijo, Naruto no se movió—. Ve con Yahiko, cumple ese sueño y luego vuelve conmigo. Si esperé por ti once años puedo hacerlo otro poco más.

—¿Hablas en serio?

—Ahora acepta antes de que cambie de opinión —Naruto sonrió, se lanzó hacia Sasuke y lo abrazó fuertemente.

—Gracias —musitó en su odio, Sasuke sonrió a sabiendas de que había tomado una buena decisión.

—Espero volver a verte en menos de un año ¡no soportaría estar tanto tiempo lejos de ti! —Naruto se separó y sonrió ampliamente, asintió varias veces.

—Antes de que te des cuenta estaré de vuelta ¡voy a estudiar música! —lo pensó unos segundos—. Supongo que también debo prepararme para heredar la multinacional ¿tú crees que recuerdo de todas esas clases de empresas que nos dieron cuando niños? —rió nervioso— ¡hace años que no hago alguna de esas cosas! Lo olvidé por completo.

—Entonces… creo que será mejor que corras en busca de Yahiko, pues tienes que sacar tu pasaporte, tus papeles y todo eso en tiempo record. Agradece que seas influyente en el mundo porque nadie de clase social media conseguiría esas cosas en menos de un día.

Naruto rió. —¡Un Namikaze! —gritó emocionado—, quién lo diría ¡me voy a América! —se dio vuelta para correr fuera de la cocina e ir en busca de Yahiko, cuando iba a medio camino se devolvió para tomar a Sasuke de los hombros y besarlo suavemente en los labios.

—Volveré antes de que te des cuenta.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Actualidad, 13 de febrero, once meses después.

—¡¿Son conscientes del problema que se nos va a venir encima?! —todos quedaron callados—. En tres meses ¡tres meses! Namikaze Naruto pasará a ser presidente de la multinacional Namikaze, y entonces tendremos más competencia que la que hemos tenido en los últimos doce años —no recibió respuesta alguna—. ¡¿Estoy hablando con personas que escuchan?! ¡¿Me toman en serio?!

—Presidente, de nuevo no se puso traje formal hoy.

—¡¿Y a qué viene eso?! ¡Yo uso lo que quiera! Por algo soy presidente de esta multinacional.

—Usted no entiende que nadie lo puede tomar en serio cuando lleva la camisa puesta al revés.

Todo el lugar estalló en carcajadas cuando Sasuke bajó la vista a su ropa para descubrir que efectivamente aquella mañana se había colocado la camisa al revés y que la etiqueta volaba libre, que las costuras se veían y que él parecía un payaso. Se puso rojo de inmediato. —DE-I-DA-RA —llamó al chico rubio que le había hecho caer en su error, pero la amenaza de su voz fue tan evidente que toda la sala se quedó en total silencio.

Con vergüenza Sasuke abandonó la oficina y fuera, donde nadie lo veía, se colocó la camisa bien. Cuando volvió dentro todos se seguían riendo. —¡No se rían del presidente! —se quejó, pero el puchero que inconscientemente formó sólo provocó más risas en los socios, inclusive en Deidara que parecía ser más serio que los demás—. Como sea —prosiguió Sasuke— ¿ahora si me van a escuchar?

—Lo escuchamos la primera vez presidente, y sabemos que tendremos mucha más competencia en el momento en que ese chico suba a la presidencia pero ¿acaso ambas multinacionales no son aliadas?

—Ya no más.

Toda la junta de socios estalló en murmullos, Sasuke y Deidara se apresuraron en callarlos, y una vez lo hicieron el presidente continuó. —Si bien es verdad que ambas familias son amigas hace poco hemos tomado una decisión con Minato-san. Siendo ambas empresas japonesas sólo una puede tener el control total de la zona, por decirlo de alguna manera… así que nos hemos metido a una lucha, en la que ninguna empresa ayudará a la otra, claro que sin juego sucio. Pero de aquí sólo sale el mejor.

—¿Significa que estamos en pelea con la multinacional Namikaze?

—Así mismo.

Deidara, como asistente de presidencia e informado de todo hecho intervino. —Y ahora con el próximo presidente que vuelve de América con ideas frescas no podemos quedarnos quietos —Sasuke sonrió levemente.

—¡Me parece! —secundó uno de los socios y los demás le siguieron uno tras otro. Sasuke sonrió satisfecho ante el positivismo que mostraban, y ante lo pronto que planeaba subir la multinacional a las primeras empresas del mundo.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

—¡LARGO! —gritó Sasuke cuando entró en la mansión Uchiha que pese al paso del tiempo no  había cambiado en nada.

—¡También es mi casa!

—¡¡Llevo diciéndote por meses que para este día no estuvieras acá!! ¡Y mírate! ¡Largo!

—¡El hermano menor nunca ordena al mayor!

Sasuke resopló molesto. —¡La escuela de arte te ha matado el cerebro! Ahora eres un revolucionario en contra del capitalismo que tú mismo ayudaste a crear ¡Itachi, lar-go!

Itachi asintió. —Vale, vale, me iré, pero por la mañana voy a venir a ver en que andan —rió para sus adentros—. ¡Adiós hermanito!

Una vez Itachi se fue Sasuke se vio dando vueltas por la mansión, la recorrió de extremo a extremo varias veces ¡pero si el reloj ya marcaba las cuatro de la tarde! Ansioso, nervioso, emocionado, excitado, ¿quién diría que una persona podría sentir tanto en cuestión de tan poco tiempo? El paso del tiempo fue torturante durante una eternidad. Pero hubo un momento en que el tiempo se movió más lento, y fue cuando la puerta se movía, haciendo un clic invisible.

Namikaze Naruto apareció en la puerta una vez esta se abrió por completo. En el cuello tenía un tatuaje, y eso fue lo primero que Sasuke notó.

—¡¿Eres idiota?! —le gritó llegando hasta él de cuatro zancadas largas—. ¡¿Te tatuaste?! Ya sabía yo que era mala idea dejarte con Yahiko, pero mira qué ejemplo te da ese tipo lleno de perforaciones.

Naruto soltó una carcajada. —Yahiko me dijo que dirías eso en cuanto me vieras el tatuaje. Pero descuida que el tatuaje me lo hice por voluntad propia, Yahiko no me obligó.

—Mira cómo cambian las generaciones, un presidente con un tatuaje.

—Lo dice el que se niega a usar la ropa adecuada para ir a trabajar.

—¡No subestimes el poder de los tennis! —se quejó Sasuke, ambos estaban cerca, pero seguían en la puerta, y en medio de su disputa ninguno notó aquello—. Aparte de eso… —continuó el pelinegro— ¿cómo que dejaste de responderme y de dar señales de vida desde hace dos meses? ¡Me preocupé! Creí que te habían matado o algo peor.

—Te ves adorable —musitó Naruto sin la pena que lo había caracterizado meses atrás, Sasuke se sonrojó pero Naruto aprovechó que Sasuke había dejado de gritar para acercarse y plantarle ese beso que había deseado darle desde que se había ido. El beso duró mucho más que su pelea, se dedicaron a volver a conocerse por medio de aquella acción, se sonrieron y preguntaron qué habían hecho en esos once meses en sólo un beso; todo volvió a la normalidad.

Cuando se separaron Sasuke unió sus frentes, Naruto sonrió. —He regresado —afirmó.

—Bienvenido —murmuró Sasuke, luego se acercó para mirar con disgusto el tatuaje de Naruto. Era un infinito negro y grueso, sobre él, en letra blanca reposaba una S junto a una N.

—Para siempre —afirmó Naruto sonriente.

Aeternum significa para siempre pero no todo el tiempo. Significa que siempre has de recordar a esa persona, que siempre la amarás, que siempre sonreirás al estar junto a él. Significa que están dispuestos a morir juntos para renacer en otra vida y comenzar a amarse de nuevo, que están destinados en esta vida por hoy y siempre. Aeternum conlleva el amor que estos chicos se tendrán por siempre. Son felices y serán felices, y como en cualquier cuento de hadas terminaré esta historia con un:

Vivieron felices y comieron perdices.

FIN.

Notas finales:

Antes que nada… como soy una persona inocente y tierna (?) no pude hacer
un lemon muy, muy explícito, pero todavía no estoy muy acostumbrada a hacerlos así
¡Lo siento!

Admito que me da algo de penita acabar este fic :’), después de todo fue el primero con el
que me aventuré al fandom “Naruto yaoi” Je. Ahora sólo me queda un fic en progreso y bueno,
tengo muchas ideas por desarrollar, es cuestión de tiempo. Por ahí tengo un par de one-shots por subir y tales. ¡Esto todavía no termina! Y quiero irme hacia otro fandom pero todavía no sé.

Ese no es el punto xdd… yo creyendo que por ser el último cap me quedaría mucho más corto
pero ya ven que no… me gustó mucho el final, y digamos que “expliqué” el por qué del título del fic. Een fin… gracias a todos los que siguieron esto, que se aguantaron mis demoras o que simplemente lo leyeron ¡porque es larguito!

Es el último capítulo y me quedo sin palabras .__.

Todavía sigo nerviosa por el lemon, no sé si dio la talla que era, pero digamos que quedó así y sha… un día de estos tomaré cursos de “aprenda a hacer lemons” porque eso es lo más difícil a mi parecer. Hay que encontrar el perfecto equilibrio entre lo pervertido y lo sentimental, para no hacerlo muy cursi o muy grotesco.

Para más colmo voy a tener que seguir haciendo lemons Jaja *nervios*

Bueno, acá acabaré esto, esta historia se publicó el 22 de mayo del 2012 y la termino el 24 de febrero del 2013. He pasado mil cosas en este tiempo y pese a todo siempre pensaba “¿qué voy a escribir para el siguiente capítulo de Aeternum? “

Adiós y gracias por el apoyo e.e

Pd. Si llegaste hasta acá en serio te informo que leíste 172.781 palabras sin contar mis latosas notas de autor. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).