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Aeternum. por PauYh796

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Notas del capitulo:

Numero de palabras del capítulo sin notas: 8.715

Aprendiz.

 

El silencio sepulcral que se apoderaba de esa clase en específico era irrompible. Todos los estudiantes sentían la amenaza a sus espaldas; la mirada que lanzaba Sasuke todo el tiempo era de temer. Tal parecía que todo el peso de un Uchiha había caído sobre la espalda de más de uno, y a pesar de esto muchos le tenían más respeto ahora, inclusive había unos que se pasaban y reverenciaban al pelinegro en cuanto pasaba. Para más colmo cuando esto último sucedía Sasuke solo los miraba por el hombro y continuaba su andar. Así llego Junio, Sasuke por fin se vio librado de ese escabroso mes y de nuevo sonrió complacido.

 

Las cosas se habían calmado, ya no había bromas pesadas, ni días tenebrosos, ni personas misteriosas, ni heridas sin razón. Aparentemente, aquella herida en el abdomen de Naruto no era más que un descuido por parte de este, aquella excusa no había convencido en lo más mínimo a Sasuke pero de nuevo lo dejo pasar. Pues él había prometido esperar a que el rubio estuviera dispuesto a hablar; por ello, en vez de presionarlo, ha estado intentando ayudarlo indirectamente, nadie sabe muy bien de qué manera pero de alguna forma Sasuke estaba poniendo su mayor esfuerzo en eso. Pero como lo dicho, indirectamente decidieron dejar esos temas para después, se concentraban en tener una vida de adolescente de lo más normal; molestar entre clases, no hacer tareas, intentar hacer trampa en algún examen.

 

Claro que todo esto era fingido; tenían temas densos por resolver, sabían que no podrían quedarse toda la vida jugando al estudiante, por parte de Sasuke, él había tendido que crecer muy rápido, tantas cosas pasaron en tan poco tiempo que ocasiono que el pequeño tuviese que pensar como adulto, que tuviese que controlarse cuando lo que más quería era llorar hasta quedar seco. Más de uno pensaba que Sasuke había perdido su infancia, más de uno se culpaba de ello. Después de la muerte de Fugaku Uchiha, la mayoría de los pertenecientes a esta familia de antigüedad se habían dispersado por el mundo, dejando atrás el dolor de perder a su líder. Sin más noticias de casi todos, el clan quedo reducido a Itachi, Mikoto y Sasuke; dos los primeros se han encargado todos estos años de la imagen de la familia ante la sociedad, manteniendo un tanto escondido a Sasuke. Esto último en un intento de conservar la adolescencia del joven; si no pudieron conservar su infancia, tenían que proteger su adolescencia.

 

Y todo eso Sasuke lo sabía, por eso añoraba heredar rápido la multinacional; porque en el momento en que lo hiciera haría que tanto Itachi como Mikoto dejaran de preocuparse. Itachi aun era joven, en plenos 26 años aun podía recuperar los sueños que había dejado atrás diez años antes.

 

Estos pensamientos inundaban la cabeza del pelinegro mientras yacía recostado en el césped, en medio del bosque, sintiendo de nuevo esa extraña brisa.

 

—En dos meses estaré a un año de poder cumplirlo —susurró en medio de la pasividad. Pensaba en su cumpleaños que se acercaba, aquel 23 de julio cumpliría diecisiete años y estaría aun más cerca de cumplir 18, nada de universidades, nada de seguir estudiando al acabar el instituto. Aprendería todo de forma empírica, todo se basaría en la experiencia. “Si Itachi pudo, yo también”, era el pensamiento de Sasuke; no desperdiciaría cinco años estudiando en una universidad.

 

—Se me ocurrió algo raro —dijo al viento—. Podría ser que mi Naru-chan este acá, que me escuche, y sobretodo que me cuide; él dijo que estaríamos juntos, y él no romperá una promesa —afirmó. En realidad esperaba que esa brisa lo envolviera, pero nada paso. De repente sintió como si enloqueciera, no de nuevo, pensó.

 

Sacudió la cabeza, alejando los pensamientos, se rió de sí mismo y en seguida cerró los ojos lentamente. Dejándose llevar por el sueño.

 

Mientras dormía imágenes se acumularon en su mente, al principio parecían no tener significado alguno. Sasuke se encontraba en una semiinconsciencia; estaba consciente de su cuerpo, de su mente y su respiración, aun así no se movía, no tenía la suficiente fuerza como para imponerse a sus pensamientos, aparte de ello la curiosidad por saber de que se trataban aquellas imágenes se instaló en su mente.

 

Pronto reconoció unas imágenes, eran recuerdos —como siempre—, Sasuke sabía que aquellas imágenes eran recuerdos con su Naruto, pero había algo raro, en estas imágenes no podía divisar a su amigo, solo se veía a él mismo, como sonreía, como lloraba… Como sentía. ¿Qué le estaban queriendo decir?, ¿Le estaban repitiendo como se había deshecho de la mayoría de sus sentimientos?; todos podemos fingir ser felices, podemos fingir reír… Pero si la verdad es otra, no hay nada que pueda cambiarla; si eres infeliz, eres infeliz. Se puede disfrazar un objeto pero nunca dejara de ser lo que es. Y Sasuke es la prueba viviente de lo que causa esconder los sentimientos, te sientes impotente y sabes que no puedes decir nada, puesto que esos sentimientos no existen, tienes que callarte y aguantar el dolor. Es así de simple y así de doloroso.

 

Pero, ¿Por qué Sasuke estaba viendo eso?, estaba reviviendo aquellos años en los que fue feliz, en los que una sonrisa siempre adornaba su rostro, y sobre todo era aquella época que había pasado con la familia Namikaze, aquel niño que era lo que más importaba. Sonrió mentalmente mientras seguía viendo aquellas imágenes, tantas travesuras y tantas cosas que habían vivido juntos, como no tenían miedo de expresar que estaban mejor con el otro, de hacer algo tan inocente y tan significativo como dormir juntos para poder dormir en paz, apoyarse cuando estaban mal. Pero de repente las imágenes cesaron, no hubo nada. En completa oscuridad Sasuke seguía en el mismo letargo, era consciente pero no se movía; a la espera de que algo más apareciera, algo que lo hiciera recordar aquellos buenos tiempos.  

 

Pero no fue así.

 

Las imágenes volvieron a aparecer, sí, pero no era lo mismo. Esta vez, comenzando por el funeral de Fugaku Uchiha, siguiendo por el intento de suicidio, por la depresión, para terminar en ese día, se veía fragmentado, pero Sasuke conocía muy bien aquello, la sangre y los gritos. —¡Atropellaron a dos niños! —había gritado alguien desesperado. Sasuke estaba perfectamente consciente, pero Naruto… él acababa de morir en brazos de aquel que había amado y de aquel al que había proclamado su novio. Llegó una ambulancia, muchos paramédicos los rodearon, y tomaron a Sasuke por los hombros, dispuestos a levantarlo, pero él se negaba a separarse de Namikaze Naruto, pataleaba y gritaba para que lo dejaran quedarse junto a su amigo, pero todas estas suplicas fueron ignoradas por un paramédico que rápidamente se lo llevo al interior de la ambulancia, allí lo reviso bajo los ruegos del pelinegro; afuera de la ambulancia pudo divisar como un par de paramédicos levantaban al rubio, lo subían a una camilla, justo después lo habían tapado completamente con una sabana.

 

Nunca llore más, pensó Sasuke mientras veía aquel recuerdo un poco dolido. Lloré hasta quedarme sin lágrimas, aun así seguí sollozando; era pequeño pero sabía que era esa acción, no podía aceptarlo, no quería aceptarlo. En el hospital, cuando llego mi madre, no la mire, no la escuche, lloré como mejor pude. Me dolía, quería devolver el tiempo, ¿Por qué quede con un golpe en la cabeza?, ¿Por qué solo eso?... Un golpe en mi cabeza a costa de la vida de mi Naru-chan; me dan ganas de llorar de solo pensarlo. Recuerdo como el doctor le decía a mi madre lo que había pasado. Ella también lloro, Naruto se había convertido en otro hijo para ella, y de la nada se lo habían arrebatado. Mikoto se encargo de llamar a Minato-san… Me escondí en cuanto lo vi llegar, seguía llorando. Me dolía como nunca, Minato soltaba gruesas lágrimas; nunca lo había visto llorar… Él era fuerte, un hombre que no lloraba. Verlo allí, aferrándose a una columna para no caer, llorando, desesperado, rogaba al cielo porque fuese una mentira, yo rogaba; quería que Naruto viniera a verme, que me preguntara si estaba bien, y después que exagerara mi situación, creyéndose que el golpe de mi cabeza me iba a causar la muerte. Como deseaba que hubiese sido así… Quería morir, quería revertirlo. Esto no fue un accidente, fue un ataque, un ataque que iba dirigido a mí, uno al cual Naruto se interpuso. Él no debía morir, el que debió morir allí debí ser yo. Entonces, ¿por qué sigo respirando?... Tengo miedo, todos los días tengo miedo; miedo de no cumplir las expectativas que todos ponen en mí. Sé que tendré que encontrarme con Minato algún día, pero no he sabido nada de él en los últimos diez años ¿qué cara le pondré? ¿Cómo le diré que mate a su hijo?... él me odia, de seguro me odia. Sé que tengo que pedirle perdón a Minato, pero aun no me siento preparado. No quiero enfrentarme a la vida… Yo…

 

—¡Sasuke! —sonó una voz a lo lejos. El aludido vio que aun seguía en medio del sueño, aun seguían esas espantosas imágenes, rodeándolo… consumiéndolo. Pero, esa voz…

 

—¡Sasuke! —volvieron a llamarlo.

 

Comenzó a sondear a su alrededor en busca de la voz, la encontró, pero no salía palabra de su boca, no podía. Sasuke volvió a virarse en busca de aquel llamado. Se topó con unos ojos azules. Miró sorprendido, esa sonrisa… Esas marcas. Sacudió un poco la cabeza, la sentía pesada, intentó ahuyentar aquella imagen, era solo una imagen. Pero no sirvió. Allí estaba, sonriéndole como si nada… un niño le sonreía desde lo bajo, sus ojos azules, y su sonrisa confiada.

 

Naruto Namikaze lo miraba sonriente. 

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Uchiha Itachi soltó los papeles que sostenía en sus manos sobre un escritorio de una amplia oficina. Posó su frente sobre la superficie fría de esta e intentó calmarse, aquel trabajo era estresante y cansado. De repente las cosas se habían puesto difíciles, diez años manejando la empresa limpiamente y ahora todo se tergiversaba. En este siglo no se puede confiar en nadie. De nuevo el Uchiha mayor tomó los papeles y los releyó.

 

Chistó audiblemente, se sobó las sienes como si con ello lograra aclarar su mente.

 

—Necesito volver a casa —afirmó en un arrebato de desesperación mientras tomaba rápidamente los papeles y salía a zancadas de la oficina.

 

El ascensor se demoraba demasiado, o al menos eso parecía para el chico, por ello bajó por las escaleras de emergencia, pronto llegó al sótano del edificio administrativo de la multinacional Uchiha. Allí solo había un auto, propietario: Itachi Uchiha. Un lujoso Audi reposaba en medio del sótano, era un poco tarde y ya todos se habían ido. A excepción del presidente.

 

Conduciendo como loco por las transitadas calles, como si la vía fuese solo de él llegó en poco tiempo a la gran casa Uchiha, donde entró rápidamente y comenzó a buscar a alguien que diera señales de vida. Encontró a Mikoto, sentada en un escritorio de alguna habitación, leyendo un libro tranquilamente, pero que al ver como Itachi llegaba totalmente agitado había dejado la actividad de lado y lo miró en busca de una explicación.

 

—¿Sasuke? —preguntó Itachi.

 

Mikoto negó. —De seguro esta en ese lugar… A veces me dan ganas de seguirlo para ver que tanto hace allá, se niega a darme alguna pista de donde puede estar —murmuró Mikoto distraída, no hablaba realmente para Itachi, hablaba para sí misma. Claramente Itachi también escuchó; de igual manera él se hacia la misma pregunta ¿cuál era el lugar perfecto para Sasuke?, siempre estaba allí, era su droga, su vicio. Un lugar que solo dos personas en la tierra habían conocido.

 

Pero dejando eso de lado Mikoto recordó como había vuelto Itachi. —¿Qué paso?; llegaste como si hubieras visto un fantasma.

 

—Algo así —mencionó Itachi mientras lanzaba varios papeles sobre el escritorio. Mikoto los tomó algo extrañada, leyó cada uno con una lentitud estresante, poco a poco sus expresiones cambiaban en diferentes sentimientos, pero solo uno perduro más que los otros. Sorpresa. Sorpresa total, ahora Mikoto veía a Itachi con los ojos bien abiertos.

 

—¿Quién lo hizo? —preguntó ella dejando los papeles lejos, donde no pudiera seguir viéndolos.

 

—No lo sé, pero esto está muy bien planeado. Debe ser algo que alguien tramo desde hace tiempo; un plan que solo podía comenzar en este momento.

 

—Ya no se puede confiar en nadie —se quejó ella, e Itachi asintió firmemente notando como Mikoto había concordado con lo que él había pensado minutos antes.

 

—Es hora —afirmó Itachi—. Esta situación no la planeábamos, pero debemos enfrentarla con todo.

 

Mikoto volteó la cabeza mostrando una expresión de indecisión. —Hubiese deseado darle a Sasuke más tiempo para aprovechar su adolescencia —susurró algo herida.

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

Sasuke sacudió la cabeza intentando apartar las desastrosas imágenes; Definitivamente estoy volviéndome loco, pensó el chico. Cerró los ojos pero cuando los volvió a abrir aquel niño aun lo miraba, ahora hacia un puchero. Sasuke repitió la acción, pero nada, no servía.

 

—¿Cuánto tiempo piensas hacer eso? —preguntó el niño, a lo cual Sasuke reaccionó dando un pequeño salto hacia atrás.

 

—Eres solo una alucinación; estoy soñando, solo eres un recuerdo —afirmó no muy convencido el pelinegro.

 

—¡Eso me insulta! —se quejó el niño. Sasuke lo miró, ese niño… Tenía la misma voz que el Naruto que recordaba, el mismo de su infancia; pero eso era totalmente imposible, solo una recreación de la mente del chico pelinegro, o al menos eso intentaba creerse, era imposible pero…

 

—¿En serio eres tú? —preguntó el Uchiha con la voz totalmente dudosa.

 

—¿Quién más? —el niño procedió a darle un golpe a Sasuke en el estómago. No dolió pero debido a esto Sasuke se tomó su tiempo en detallar al pequeño que tenía enfrente, era el mismo que recordaba, su baja estatura, cabello rubio, ojos azules y esas marcas que hacían que pareciera tener bigotes. Definitivamente aquel era su Naruto. Al notar esto el pelinegro sonrió, tan sinceramente como nunca antes había hecho. De nuevo cerró los ojos, pero esta vez no por la primera razón por la que lo había hecho, esta vez intentaba creerse que en realidad eso estaba pasando. Y que en realidad tenía a Namikaze Naruto enfrente. Sonrió al ver que de nuevo ese niño no desaparecía de su campo de visión.

 

—¿Es real? —preguntó en voz baja.

 

—Es un sueño —Sasuke frunció el seño—. Pero totalmente real —concluyó el rubio.

 

—Pero no puedes ser más que un recuerdo.

 

—No es verdad, hace mucho te dije que siempre estaría contigo, es una promesa que nunca osaría romper; aun cuando la muerte nos separó siempre me quede contigo, todo este tiempo… Pero nunca había podido hablarte, necesitaba un punto de quiebre y por fin lo obtuve.

 

—¿Un punto de quiebre?

 

—Creo que cuando dejaras de auto convencerte de que yo ya no estaba podría volver. Lo hiciste en el momento en que comenzaste a hablar conmigo; eso nunca lo habías hecho. Aunque de seguro hubo algo más, solo que no sé qué —lo último lo dijo para sí mismo.

 

Sasuke lo pensó, y era verdad lo que le decían. Desde siempre él se había dedicado a ir al bosque y estar allí, nada más, nada menos; de nada servía hablar con el viento, pero después del viaje de la nada le habían dado ganas de contar todo. Y así lo hizo. Desde la escena en la habitación de Sasuke antes del viaje hasta el inocente beso que se habían dado mientras se despedían. También puso al aire todas las dudas que lo agobiaban; esa había sido la primera vez que sintió esa extraña brisa recorrerle el cuerpo. Parece que ese día aceptó que Namikaze Naruto aun seguía en su vida, y aunque hubiese muerto no se había ido.

 

Sin esperar más, y sin pedir permiso (no es como si lo necesitase), se aventó hacia el cuerpo del niño que lo miraba sin decir nada, ahora que Sasuke era más grande el pequeño cuerpo de un niño de seis años calaba perfectamente entre sus brazos, era un poco frágil pero eso a él no le importó, solo quería estrujarlo entre sus brazos, esa sensación seguía siendo la misma de hace diez años, esa calidez particular; sonrió escondiendo la cara en la clavícula del más pequeño. Por otro lado, el pequeño Naruto le abrazó levemente aunque sus pequeños brazos no alcanzaran para abrazar por completo a Sasuke.

 

Se separaron y se miraron unos segundos sonriendo.

 

Sasuke había quedado a la altura del rubio, se había sentado así logrando ver al niño a los ojos. Siguieron sonriendo, como si eso cumpliera todas las sonrisas que no pudieron haberse regalado en todo ese tiempo. Pero eso de repente cambio, Naruto quitó la sonrisa de su rostro y se lanzó hacia Sasuke dándole un leve golpe en la mejilla derecha, no dolió puesto que era un niño el que había propinado el golpe, aun así la intención seguía ahí.

 

—¿Por qué? —preguntó el rubio notablemente enfadado, no gritaba, hablaba.

 

—¿Por que qué?

 

—¿Por qué lo hiciste? —preguntó de nuevo algo sentido esta vez—. Me prometiste que no estarías triste por mi culpa, pero mira lo que haces. ¿Por qué intentaste suicidarte? ¿Qué hubiera pasado con Mikoto-san? ¿Y con Ita-san? —le volteó la mirada para no tener que encarar al pelinegro. Sasuke se había quedado de piedra, quieto, no supo que responder, ¿cómo sabía que había pasado todo eso?, pero pronto recordó lo que le había dicho; te dije que siempre estaría contigo, aquella promesa que no había roto, eso significaba que todo el tiempo él estuvo viéndolo, y que todo el tiempo Naruto nunca se despegó de Sasuke, sabía todo lo que había hecho.

 

—Perdóname —susurró algo destrozado.

 

—Lo que importa es que aun sigues vivo Sasu-chan —¿Hace cuanto tiempo que no oía esas palabras?, el típico Sasu-chan de su Naruto había muerto con él, y Sasuke creyó que nunca oiría de nuevo esas palabras de la boca de su mejor amigo, aun así ahí estaban, dichas al aire, y con ese amor que solo su Naruto podía brindarle. Sintió como sus ojos se aguaban pero las lágrimas no salían.

 

—He descubierto hace poco que debo seguir viviendo por todas las promesas que te hice —le dijo esbozando una pequeña sonrisa.

 

—Tiene que ser así, Sasu-chan, no me gustaba que fueras infeliz por mi culpa.

 

—Ese día… —comenzó a hablar a medio pregunta, pues a pesar de todo aun tenía muchas dudas con respecto a lo que había pasado en esa época. Dudas que de vez en cuando le daba miedo responder.

 

—Basta —interrumpió el niño—. Todo a su tiempo, no hagas preguntas de las cuales no quieres saber la respuesta.

 

Entonces de repente aquel universo de imágenes y fondos vacios se comenzó a desmoronar; eso incluía al pequeño niño que ahora comenzaba a volverse un poco borroso. Sasuke, al notar lo que estaba pasando se aterró, en un acto desesperado le tomó la mano fuertemente en un vano intento de que no se fuera.

 

—¡No te vayas! —gritó desesperado.

 

—Sasu-chan, prométeme que cumplirás todas las promesas que me hiciste —dijo con una sonrisa borrosa.

 

—Te lo prometo —murmuró con un nudo en la garganta. Con esa respuesta la imagen borrosa de Naruto Namikaze se abalanzó sobre él y lo abrazó por el cuello, se quedo así. Al fondo, las imágenes eran consumidas por una especie de agujero negro dejando todo en oscuridad; pronto fue el turno de el niño que ahora comenzaba a ser arrastrado lentamente hacia ese punto que estaba consumiendo ese mundo de recuerdos.

 

—Con respecto a tu pregunta —dijo Naruto mientras aun era arrastrado—. Sí, me muero de los celos cuando lo besas a él —lo dijo sonriendo, y Sasuke recordaba la pregunta que había hecho al volver del viaje, ¿Estarías celoso de que me besara con otro aparte de ti?, esa había sido la pregunta de Sasuke y ahora Naruto se la respondía. Le decía firmemente que estaba muerto de celos con que Sasuke besara a Seichi Naruto, y a Sasuke le gustaba eso. Por ello sonrió, pero ahora el niño ya no sonreía—. Recuerda algo Sasuke —prosiguió el niño; Sasuke frunció el seño sin quitar la sonrisa al notar como su Naruto no lo llamaba como siempre—. Él no soy yo.

 

A Sasuke se le borró de inmediato la sonrisa, sabía perfectamente a lo que se refería, en pocas palabras le había dicho “Seichi Naruto no es Namikaze Naruto”. Todo se volvió oscuro y el sueño desapareció tan rápido como había llegado.

 

Sasuke se levantó de golpe en medio del bosque, ya había oscurecido y comenzaba a hacer frio. Había sido un sueño, uno real después de todo. Se sorprendió al notar como unas finas lágrimas caían por sus ojos. Si tenía que confiar en alguien ese era Namikaze Naruto, y si Namikaze Naruto decía algo no podía ser mentira; él había dicho lo que Sasuke ya sabía y en parte se negaba a creer.

 

Seichi Naruto no es Namikaze Naruto.

 

Aun así aun habían tantas similitudes entre ambos chicos, parecía absurdo pero Sasuke se negaba a creérselo, aparte de ello no pasó desapercibido para él el hecho de la semejanza para ambos en expresar la misma frase, “No hagas preguntas de las cuales no quieres saber la respuesta”, Seichi Naruto había dicho esa frase cuando Sasuke intentaba sonsacarle información de la razón del colapso nervioso sucedido en medio del viaje; ah, el viaje, parecía tan lejano en esos momentos, parecía que hubiese sucedido hace una eternidad, a pesar de que hubiese acabado hace pocos días.

 

Enfadado, se levantó, tomó sus cosas y salió corriendo en busca de la carretera. No tardó mucho, aun así creía que en ese instante no podría esconderse en ningún lugar, no tenía a donde ir, ni a donde correr.

 

De repente había perdido el rumbo.

 

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Itachi saltó a la puerta al ver como Sasuke la atravesaba, pero este último no lo miró, no lo determino, siguió de largo en busca de llegar a su habitación lo antes posible. Objetivo que no logró por más que lo quisiera; en menos de nada Itachi ya lo había tomado del brazo e impedido que se fuera, lo estaba arrastrando hacia donde Mikoto aguardaba algo preocupada. Pero no logró llegar porque a medio camino Sasuke le había propinado una patada en la pierna y había huido como todo un cobarde.

 

Itachi al principio había quedado algo shockeado, pero se repuso rápidamente y avanzo con pasos largos hacia la habitación de Sasuke, el cual en medio de la desesperación había entrado pero olvidado cerrar con llave la puerta lo que permitió un fácil acceso para Itachi que llegó segundos después. Y que después de entrar había cerrado la puerta a sus espaldas mirando a Sasuke preocupado.

 

—¿Se puede saber qué te pasa? —preguntó al mayor detallando el aspecto de Sasuke. No tenía nada inusual; este escondía la cara contra las almohadas y le daba la espalda a Itachi. Pero al notar como alguien había invadido su espacio giro hacia la puerta donde el actual presidente aun aguardaba pacientemente a que Sasuke respondiera algo. Lo que fuese.

 

—No me pasa nada —respondió cortante.

 

—Normalmente cuando alguien dice eso le está pasando de todo —sonrió—. Aparte que el calmado Sasuke Uchiha me propine una patada es raro, y ya ves que aun me duele.

 

—No me pasa nada —repitió algo enfadado. 

 

—Sasuke —lo llamó en tono de reprimenda.

 

Sasuke suspiró. —No es nada, solo confirme lo que ya sabía.

 

—¿Qué sabias?

 

—Me vas a regañar —afirmó divertido.

 

—Aun no tengo razones para hacerlo —le rebatió.

 

—De acuerdo —en seguida se sentó en la cama, Itachi mantuvo su lugar a la espera—. Hoy confirmé de manera definitiva que es totalmente imposible que Namikaze Naruto siga vivo, al mismo tiempo confirmé que Seichi Naruto es una persona totalmente ajena a Namikaze Naruto. Ya lo sabía pero una parte de mi se negaba a creerlo, y entenderlo de golpe me da rabia.

 

Itachi no dijo nada porque no era necesario, Sasuke ya sabía todo lo que tenía que saber, e Itachi solo estaba haciendo de un medio que escucha atentamente, de un desahogo. Pasaron unos minutos y Sasuke por fin se vio calmado. Entonces estaban en una calma relajante, se veían felices, claro que todo era solo fingido. No pasó mucho tiempo para que Itachi recordara la verdadera situación.

 

—Puede que no sea el mejor momento pero necesito que vengas conmigo —afirmó Itachi.

 

Primero Sasuke lo miró confundido y luego asintió levemente; se paró y siguió a su hermano mayor por los pasillos de la gran casa Uchiha hasta llegar al estudio donde Mikoto aun aguardaba resignadamente. Entraron y lo primero que Mikoto hizo fue sonreírle al pelinegro menor.

 

—Voy a dejarme de rodeos e iré al punto de una vez —afirmó Itachi totalmente serio—. Sasuke, vas a comenzar a trabajar en la empresa.

 

Sasuke abrió la boca y los ojos totalmente sorprendido. —P-Pero aun falta más de un año.

 

—Lo sé, pero estas a medio año de graduarte del instituto. Puedes estudiar por tu cuenta y a final de año ir y presentar los exámenes para poder graduarte.

 

—¿Pero no habíamos dicho que comenzaría a trabajar después de graduarme?

 

—Tienes que aprender cómo se maneja todo desde ya. No nos servirá solo medio año, y esperar a que cumplas dieciocho años no está entre los planes. Por ello desde la próxima semana comenzaras a trabajar conmigo, trabajaras a la par con la presidencia de la multinacional. Iras y vendrás conmigo, solo así podrás aprender todo lo que es necesario —esperó unos segundos—. En conclusión te convertirás en un aprendiz.

 

—¿Pero por qué la decisión tan apresurada?

 

—Vamos a necesitar toda la influencia de próximo heredero.

 

—¡Ya me perdí! —gritó Sasuke derrotado—. ¿Qué pasa?

 

—Sé que tengo que decírtelo pero no quiero.

 

—Nii-san —lo llamó.

 

—Muéstrale los papeles —propuso Mikoto entrando por primera vez en la conversación. Itachi asintió y tomó los papeles que aun permanecían sobre el escritorio, se los paso a Sasuke que de inmediato comenzó a leerlos. Primero no entendió nada de lo que estaba escrito allí, así que comenzó otra nueva lectura en busca del problema. Solo una palabra logró hacer que abriera los ojos sorprendido y que por fin diera con todo.

 

—¿Una demanda? —preguntó a ver si había entendido bien.

 

Itachi asintió. —Nos han puesto una denuncia por plagio, se nos acusa de robar las ideas de otra multinacional y que comenzáramos a venderlas bajo nuestra marca.

 

—¿Es verdad? —preguntó Sasuke realmente interesado.

 

—En parte sí; es algo muy viejo, hace más de diez años se creó este producto con otra multinacional, entonces se decidió vender el mismo producto bajo las dos marcas. Pero el producto vendi a su hermano mayor por los pasillos de la gran casa Uchiha hasta llegar al estudio donde Mikoto aun aguardaba resignadamente. Entraron y lo primero que Mikoto hizo fue sonreó bien con nuestra marca mas no con la de ellos, a pesar de tener las mismas características la influencia pudo y vendimos más provocando que ellos tuvieran que descontinuar el producto. Aun más de diez años después del lanzamiento del producto todavía se vende y produce bajo el nombre Uchiha. Es totalmente ilógico que vengan a reclamar después de tanto tiempo —terminó Itachi algo frustrado.

 

—La multinacional Uchiha tiene mucha influencia, no debería ser problema ganar en una demanda de esta clase —dijo Sasuke viendo la solución obvia.

 

—Ojala fuese tan simple. Ellos tienen la misma o incluso más influencia.

 

—¿Pero quiénes son? —preguntó comenzando a preocuparse.

 

—Mira la marca de agua de los papeles.

 

Sasuke obedeció y bajo la luz buscó la marca de agua. Tragó en seco al verla, de alguna manera sintió que el mundo se desvanecía a su alrededor y pronuncio: —Multinacional Namikaze —dejó caer sus brazos a cada lado aun sosteniendo los papeles—. ¿Quién impuso la demanda?, debe ser el jefe del departamento de producción. Pero si supieran que los presidentes de ambas multinacionales hacían los negocios juntos, yo creo que alguien se va a meter en problemas cuando la presidencia de la multinacional Namikaze sepa que alguien puso una denuncia en contra de la compañía que fue su aliada por tanto tiempo —lo último lo dijo con algo de demencia en la voz.

 

Itachi negó. —Mira la firma al final de todos los papeles —de nuevo Sasuke obedeció, pasó cada papel por sus manos rápidamente. En cada una solo había artículos, clausulas, citaciones. Pero al final había una sola cosa, una sola firma.

 

—Minato Namikaze —afirmó de nuevo ahora algo perdido—. La denuncia viene directamente de presidencia —certificó—. Namikaze Minato firmó personalmente una denuncia que puede hundir a toda la multinacional Uchiha.

 

Y de repente la culpa se instalo en el pecho de Sasuke; cayó sentado al suelo y tanto Mikoto como Itachi lo miraron preocupados. —Se está vengando —alegó Sasuke desde el suelo.

 

—¡No! —se apresuró a negar Mikoto.

 

—Se está vengando. Y es por todo el daño que le ocasioné —agachó la cabeza totalmente derrotado.

 

—En realidad no sé porque dudo tanto en que esto sea algo salido de la nada —dijo Itachi a lo cual Sasuke volteó a verlo.

 

—¿Por qué hacerlo en este momento? Y Minato-san no es así, si quisiera destruir a los Uchiha pudo haberlo hecho desde hace mucho; hace unos cinco años la multinacional Uchiha cayó en una crisis económica, teníamos varias deudas y si no las saldábamos podríamos entrar en banca rota. Pero de la nada una multinacional compró la franquicia más importante de la empresa, pagó por ella tres veces su precio, con eso superamos la crisis. Pero luego de tres años la misma multinacional nos volvió a vender la misma franquicia a muy bajo precio. Querían ayudarnos, eso era obvio. Investigué quien había sido…

 

Mikoto asentía dándole la razón a Itachi. —La multinacional Namikaze hizo todo eso por ayudarnos —terminó de hablar Mikoto.

 

—¿Creen que alguien este manipulando a Minato-san? —se preguntó Sasuke.

 

—No lo sé, es algo muy bien planeado. Saben que si ganan esta demanda de inmediato la multinacional Uchiha se verá obligada a pagar las ganancias que hemos recogido en estos diez años con base a ese producto. Eso no es nada beneficioso; hice las cuentas en la oficina, si perdemos tendremos que vender las acciones de la empresa. En conclusión, si perdemos esta denuncia podemos despedirnos de la gran empresa que los Uchiha llevan forjando durante generaciones.

 

—¿Y era necesario comenzarlo justo ahora?

 

—Puede que sí, puede que primero necesitaran tener suficiente influencia. Pero dudo de esa última afirmación, puesto que durante mucho tiempo hemos estado a la par con los Namikaze, creo que este plan ha estado siendo moldeado por una tercera persona que quiere ver a los Uchiha fuera del juego.

 

—Entonces si deben estar manipulando a Minato-san.

 

—Minato no es un hombre que caiga en las redes de los demás —afirmó Mikoto desde una esquina.

 

Cada uno se quedó en silencio sopesando las diversas posibilidades. Había algo raro en todo esto, eso seguro. Pero de repente una idea vino a la cabeza de Sasuke.

 

—Están apuntando a la debilidad de Minato-san —atestiguó aun desde el suelo.

 

—¿Y cuál es la debilidad de…? —Itachi no terminó la pregunta porque la respuesta fue a él rápidamente. Como un flash que pasa por enfrente de tus ojos.

 

—Naruto —afirmó convencido.

 

Sasuke asintió. —¿Pero cómo pueden lograr eso? ¿De qué manera? —preguntó Itachi, pero de nuevo la pregunta fue en vano porque la respuesta fue a él.

 

—Hace mucho —comenzó a relatar Itachi—. Cuando Minato-san se enteró de que Naruto había muerto me dijo que era culpa de él, porque lo mantuvo en ese mundo. No sé de qué mundo hablaba, sé que no es nada que pueda considerarse ilícito pero de igual manera es raro. Minato se debe culpar de la muerte de su único hijo, eso es seguro. Entonces, si alguien quiere manipularlo solo tiene que decirle dos cosas —calló unos momentos pensando en si debía decir lo siguiente, pero tenía que… —La primera es recordarle todo el tiempo como él tiene la culpa de la muerte de su hijo. Y la segunda; hacerle creer que Namikaze Naruto sigue vivo.

 

Sasuke dejó de respirar con tal afirmación; todo tenía sentido. Aunque aun había algo que no sabían de la historia sin duda Minato estaba siendo manipulado por alguien, y está siendo manipulado bajo las peores condiciones.

 

—Minato-san está en problemas, pero aun no podemos hacer nada por ayudarlo.

 

—Minato es fuerte —dijo Mikoto—. Él no se rendirá fácil. Debemos esperar, puede que él se comunique con nosotros.

 

Itachi asintió y Sasuke negó. Mikoto lo miró en busca de una explicación. —Si Minato-san no se ha comunicado en diez años con ninguno es porque no está listo. Él también me culpa por la muerte de Naruto —afirmó Sasuke mirando un punto muerto de la habitación.

 

Ni Itachi, ni Mikoto supieron que responder a tal afirmación. —Pero me alegra que Minato-san se encuentre bien —concluyó Sasuke con una sonrisa.

 

—Eso sí —apoyó Mikoto—. Llevábamos mucho tiempo sin tener razón de Minato, aunque las condiciones no sean nada favorables debemos estar felices de que sigue vivo.

 

—Si llevamos este caso hasta un juzgado puede que el mismísimo Minato se presente —mencionó Itachi pensativo.

 

—¿Entonces puede que esto nos beneficie? —preguntó Sasuke.

 

—Siempre he querido ver a Minato-san desde que se fue. Así que sí, si esta absurda demanda nos sirve para atraer a Minato-san con seguridad quiero meterme de lleno en esto —y a pesar de que Sasuke estaba feliz con la posibilidad de poder ver de nuevo a Namikaze Minato, también algo carcomía su interior, y era esa culpa.

 

Si no fuera por mi Naruto seguiría vivo.  

 

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

 

No hubo tiempo para pensar en nada. A la semana siguiente Sasuke se alistaba para su primer día en la multinacional Uchiha. Como aun era joven nadie le recriminaría nada por no llevar un traje; por ello se vistió con un pantalón negro  ajustado más una camisa blanca con delgadas líneas negras en dirección vertical. A las siete de la mañana estuvo listo y se dispuso a esperar a Itachi en la planta baja de la casa Uchiha.

 

Itachi por su lado no tardó mucho en bajar, sin decirse nada mutuamente emprendieron camino hacia el lujoso Audi de Itachi. Arrancaron con una sola dirección; esta era la sede de los edificios administrativos de la corporación Uchiha. De allí salían todas las órdenes, allí era el epicentro de lo que era toda la compañía; allí eran las reuniones importantes y donde la prensa se la pasaba en busca de cualquier dato para publicar en noticieros y revistas. No tardaron mucho en arribar al edificio que era bastante alto; justo en la entrada había una persona esperando. Itachi se bajo con total confianza y le lanzó las llaves del Audi al sujeto, luego pasó por enfrente de él y le tomó poca importancia.

 

La cosa no aminoró al cruzar las grandes puertas de cristal; adentro, tanto hombres como mujeres sonreían fingidamente y daban reverencias al presidente de la empresa, el aludido pasaba como si estuviera solo; tal parecía que Uchiha Itachi tenía más ego de lo que Sasuke creía y recordaba. La mayoría se le quedaba viendo a Sasuke, se asombraban del parecido de ese chico nuevo con el presidente.

 

—Presidente —dijo un sujeto rubio llegando junto a Itachi.

 

Itachi lo miró y asintió con la cabeza, como dándole permiso a hablar. –He mandado una carta a la sede administrativa de la multinacional Namikaze, he pedido un concilio como usted me lo pidió. –Informó.

 

—De acuerdo —aceptó Itachi—. Quiero que en una hora todos los empleados estén reunidos en recepción, tengo un anuncio que darles.

 

—¿Un anuncio? —preguntó curioso el sujeto extraño.

 

—Desde hoy Sasuke Uchiha trabajara para la multinacional.

 

El hombre miró con los ojos abiertos a Itachi, justo después intercalo su vista hacia Sasuke que miraba distraído la construcción del edificio. —¿Ese es su hermano? —preguntó el chico rubio.

 

Itachi asintió. —No quiero que nadie llegue ni un minuto tarde; si alguien llega tarde la primera cabeza que rodara será la tuya, Deidara.

 

Y el aludido asintió ferozmente. Luego se perdió quien sabe donde dejando a los hermanos Uchiha de nuevo solos. —¿Y ese quien era? —preguntó Sasuke.

 

—Deidara, lo veras rondando se seguido por nuestro lado, es mi asistente predilecto; podrá ser un idiota pero es bueno en su trabajo.

 

Tomaron el ascensor y llegaron al piso veinte, donde al parecer era la oficina del presidente. Era un piso con un largo pasillo, más allá un lugar con un escritorio –De seguro para el asistente. –Y al fondo una gran puerta de madera. Avanzaron hasta ella, Itachi la abrió de golpe, la oficina era amplia y al fondo de esta había un gran ventanal que dejaba ver la extensión de la ciudad. –Dentro de muy poco esta será tu oficina. –Afirmó Itachi con una sonrisa.

 

—Nii-san, no quiero quedarme con la duda así que, ¿qué vas a hacer en cuanto herede la multinacional?

 

Itachi se quedó quieto al escuchar aquella extraña pregunta, miró a Sasuke y le sonrió. —Soñar —respondió.

 

—¡Es en serio!

 

—Te lo digo en serio… En cuanto mis responsabilidades pasen a ser tuyas soñaré lo que no he soñado en los últimos diez años. Creo que me iré de viaje un tiempo, y puede que intente retomar los sueños que deje atrás. Pero, Sasuke, ¿En serio quieres tomar el control de la empresa?, ¿No sueñas con otra cosa?

 

Sasuke negó sonriendo. —Me lavaron el cerebro desde pequeño –bromeó—. He estado destinado a ser el heredero y lo seré, seguiré con el legado de mi padre. Superaré lo que las antiguas generaciones hicieron, hare que nadie pueda olvidar el apellido Uchiha. Marcaré un antes y un después en la historia del mundo, haré un cambio excepcional. Y sobretodo haré que cumplas tus sueños.

 

—¿Estas preocupado por mis sueños?

 

—Todo el tiempo —aceptó—. Si eres feliz, soy feliz. 

 

Itachi asintió más feliz que nunca. —Pero si yo soy feliz tú también debes serlo.

 

—Es una promesa —Sasuke sonrió por enésima vez. De alguna manera sentía que aquella promesa recién hecha se cumpliría.

 

De manera extraña en la mente de Sasuke se instaló la imagen de Seichi Naruto. Ahora que había aceptado del todo que Seichi Naruto era otra persona más, sintió que podía estar con él sin restricción alguna. La homofobia que aun existía en el presente siglo poco le importaba ahora, su orgullo ya no sería herido de nuevo, puesto que ahora Sasuke se convertirá en un gran empresario, capaz de superar a cualquiera, incluso al legendario Fugaku Uchiha. Pero aun con ese pensamiento se sentía raro volver a pensar en el reciente encuentro con Namikaze Naruto, era obvio que aquel suceso no podía ser normal, pero obviamente se alegraba de haber podido hablar con aquel niño, y ahora sabía que aquel niño que tanto quería no se alejaba de él, que siempre estaba con Sasuke. Y una sonrisa amplia se poso en su rostro al recordar como su Naruto había aceptado sentir celos del otro Naruto. Pues era gracioso, a la vez extraño; si Namikaze Naruto estaba con Sasuke siempre eso significaba que Namikaze Naruto había presenciado todos y cada uno de los besos que se había dado con Seichi Naruto.

 

Pero pensando en esto Sasuke se preguntó que estaría haciendo Seichi Naruto, ¿estaría estudiando?

 

Y como lo dicho Naruto se encontraba en el instituto, ignoraba completamente a Iruka-sensei que sonreía tiernamente en frente a su clase; hacia unos minutos había llegado para dar típicos anuncios rutinarios; que el club de teatro saldría a ver una obra, que el equipo de Basketball había quedado subcampeón en el último campeonato, que los exámenes de final de semestre se acercaban, y bueno, muchas cosas más. Nadie prestaba real atención, eso incluía a Seichi Naruto que miraba la ventana distraído.

 

—Un último anuncio —prosiguió Iruka—. Con respecto a Sasuke Uchiha… —Naruto de inmediato volteó a ver a su maestro—. …Es una lástima pero él no va a volver; tal parece que era necesario que comenzara a trabajar para su familia antes de tiempo.  

 

La mayoría asintió, realmente no les importaba lo que pasara o dejara de pasar con Uchiha Sasuke. Inclusive Sakura le había dado poca importancia, ella sabía que eso pasaría tarde o temprano, y estaba dispuesta a dejar ir a Sasuke, aunque eso pasara sus familias aun tenían mucho que ver; eran familias amigas desde hace mucho, no se separaría de Sasuke así como así. Pero la historia era totalmente diferente para Naruto, que al escuchar la noticia había dejado de respirar literalmente. Aun así en seguida comenzó a hiperventilarse en busca de aire; casi nadie lo notó, pero Inuzuka Kiba miraba de reojo al rubio y veía preocupado la reacción del rubio. Aun así decidió no intervenir, dejar que Naruto se calmara por su cuenta.

 

Pasaron los minutos y el rubio había retomado su usual ritmo de respiración. Pero se levantó de su silla, caminó hacia la parte delantera del salón de clase, pidió permiso al profesor y salió del salón rápidamente. Lo hizo solo porque no soportaba el ambiente pesado del salón, se refugió en un desolado baño y allí se quedó. Quien sabe cuánto tiempo, quien sabe en que estaba pensando. Se sentía traicionado; ese sentimiento era absurdo, sí; pero no había más remedio. Naruto no quería que Sasuke se fuera de su vida así como así.

 

Pero nada se podía hacer.

 

Sasuke ya no estaba, por lo menos ya no iba a estar tan presente.

 

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Pasaban los días y ambas personas se habían convertido en algo solitario –de nuevo– Sasuke se comenzaba a convertir en un potencial adicto al trabajo; primero había comenzado por repasar toda la actividad que realizaba la multinacional. Convertido en la sombra de Itachi, corriendo detrás de él para todo lado; reuniones y más reuniones. La prensa se había enterado rápidamente de los recientes sucesos, como cuervos habían llegado hasta el edifico administrativo de la gran empresa en busca de una primicia, a los días siguientes la cara de Sasuke y el apellido Uchiha llenaba los periódicos y las noticias. La novedad del nuevo heredero había asaltado a todos de improviso, la mayoría se emocionó. Y la minoría miró con envidia tal acontecimiento.

 

De repente las cosas se habían vuelto monótonas. Sasuke sabía que no todo estaba en paz, prácticamente se enfrentaban a una lucha inminente, pero también sumirse en esa aparente tranquilidad era aun peor. Aquel día en específico Itachi no estaba y Sasuke se encontraba solo en el piso más alto del edificio; ya había anochecido, el pelinegro se concentraba en los balances que habían salido esa misma mañana, en ellos, se centraba la actividad económica de todo lo que implicaba la multinacional. Todo iba bien, nada de qué preocuparse, a excepción de la demanda sobre sus hombros todo estaba perfectamente bien.

 

Amaneció y Sasuke aun seguía en la oficina, dio tiempo a que Itachi llegara y se asombrara al ver la dedicación de su hermano menor. No dijo nada, solo sacó unos cuantos papeles y se volvió a ir, mientras tanto Sasuke hacia cálculos bastante complejos, lo que más le preocupaba era la demanda que los Namikaze le habían impuesto, aun con la carta enviada para un posible concilio la multinacional Namikaze se había negado rotundamente, se enfrentaban a un inminente encuentro. Por lo cual gastaba la mayoría de su tiempo en probar diferentes posibilidades de ganancia y de perdida, todas las posibilidades que pudiesen salir de aquella locura.

 

A eso de medio día estar en la oficina se volvió totalmente insoportable, por ello, solo dejando una nota al presidente se escapó lejos del gran edificio; se sentía sudoroso y cansado, pero esa era la menor preocupación.

 

Caminando por en medio de las calles concurridas de gente Sasuke pensó en lo que había sido el último tiempo. Había pasado un mes desde que este se integrara al mundo de los negocios; todo parecía estar bien, ahora estaba a diez días exactos para su cumpleaños; no es como si lo añorara, pero pensar en que cada segundo que pasaba lo acercaba más y más a su objetivo le hacía sonreír sin razón aparente. Para esa época, en el instituto, hasta ahora deberían estar cerrando semestre, después seguirían con unas largas y bien merecidas vacaciones. Y a pesar de saber que todo estaba bien, el Uchiha no podía dejar de preguntarse en como estaría Seichi Naruto.

 

No había hablado con él desde hacia tiempo, casi desde el día que le había propinado esa paliza a Idate, se habían alejado. En medio de las desoladas noches en la multinacional Sasuke se armaba de valor y marcaba el número de celular que había obtenido tiempo atrás, pero nada. Nunca funcionaba, siempre mandaba al correo de voz, Naruto nunca respondía, nunca devolvía la llamada; sin que se dieran cuenta un gran abismo se había creado entre ellos.

 

Pronto los matices del anochecer comenzaron a asomarse en el cielo, Sasuke sentía que su celular vibraba y vibraba en su bolsillo pero se negaba a contestar; nunca habría pensado que trabajar fuese tan pesado. Y eso que aun no trabajaba del todo; el último mes se había concentrado en papeles y más papeles, todo de historias pasadas, negocios, productos y servicios, aun no tomaba partido en lo que realmente importaba, no tenía ni experiencia ni conocimiento y eso le frustraba. Pensaba en las posibilidades, ¿qué podría hacer para mejorar?, a pesar de poner su mayor esfuerzo sabía que por un buen tiempo estaría a la sombra de Itachi, él que fue declarado el mejor presidente de la multinacional Uchiha.

 

—Pero lo superaré —aseguró Sasuke poniéndose firme y a la vez cambiando de dirección, directo hacia la mansión Uchiha.

 

Ahora la luna ya se divisaba en medio del cielo que aun tenía unos pocos rayos de sol. Ahora el próximo presidente caminaba entre barrios de la ciudad, tomando el camino más largo a la casa Uchiha. Pasando por unas calles que nunca recorría normalmente.

 

—¡Uchiha!

 

Sasuke volteó al llamado de su apellido. Vio a una persona acercándose a él, se quedo pasmado a la espera de aquel sujeto. Se sorprendió, estresó y alegró al notar que no era nadie más que Inuzuka Kiba. —Cuanto tiempo —dijo a modo de saludo el castaño llegando y posicionándose frente al pelinegro.

 

—Sí… —aceptó Sasuke vagamente.

 

—Desde que nos enteramos que el gran Uchiha Sasuke no volvería varios se pusieron algo nostálgicos, yo por mi parte me puse más feliz que nunca —se burló el chico en actitud parlanchina.

 

—De seguro —respondió el otro sin prestar real atención. Estaba cansado y eso se veía en la cara del Uchiha, tanto así que Kiba se dio cuenta.

 

—Parece que trabajar es duro.

 

—No tanto, solo que intento esforzarme al máximo para así poder convertirme en un buen heredero.

 

Kiba asintió fingiendo interés, no sabía porque Sasuke le decía esa clase de cosas y tampoco le iba a preguntar, por ello era mejor sonreír y asentir con la cabeza. Aunque también era posible que Sasuke no fuese plenamente consciente de lo que decía, el cansancio abrumaba su cabeza, miraba otro lugar que no fuese Kiba, en busca de un punto que de repente hiciera que el agotamiento se esfumara.

 

—¿Cómo está Naruto? —preguntó Kiba intentando poner conversación, aunque en verdad la duda si era verdadera. Sasuke miró a la cara a Kiba en busca de la señal que le dijera que lo que estaba haciendo no era más que una vil broma. Pero no. Kiba lo miraba serio y a la expectativa, ¿este chico cómo suponía que Sasuke sabía que pasaba con Naruto?

 

—¿No deberías estar informado? —preguntó Sasuke aun confundido.

 

—No —calló unos segundos—. Pareciera que cuando tú te fuiste él igual. En todo el mes que ha transcurrido Naruto no ha parado en el instituto más de tres veces, y eso que las pocas veces que fue siempre se excusaba de las clases o se escapa saltando las rejas de la entrada. Y como desde que fue transferido siempre estuvieron muy unidos pensé que ustedes hablaban, o por lo menos sabias que era de la vida de él, pero ya veo que no —concluyó Kiba en tono preocupado.

 

Y Sasuke no cabía en su asombro, ¿Kiba le estaba diciendo que Naruto no aparecía hace un mes?, miró a kiba, negó fuertemente con la cabeza y se fue dejando al castaño con la palabra en la boca. Si antes estaba pensativo y tenía dudas, ahora sin duda era mucho peor.

 

Caminó como no-muerto por las calles, llegó a la casa Uchiha, entró y pasó de largo a todo aquel que intento acercársele, terminó encerrado en su habitación, mirando al techo, pensando. Nada se le ocurría, pensó que solo era una rebeldía de adolescente, tal vez un asunto familiar, ¿se fue a visitar a familia lejana?... Se maldijo por no saber nada de Seichi Naruto y a la vez se preocupó. Tomó su celular y marcó el número, nada, como siempre. Nadie contestaba, nadie daba señales de vida. Su preocupación aumentaba segundo a segundo, inclusive entre tanto pensamiento se preguntó porque le preocupaba tanto, no es como si hubiera convivido con aquel sujeto por tanto tiempo.

 

Por milésima vez se maldijo.

 

Se rindió con el celular, lo botó quien sabe donde e intento dormir. Intento fallido, claro está. Cerró los ojos a la espera de una presentimiento divino. Su cerebro trabajaba lento y no deducía nada, todo fue fallido.

 

Cerró los ojos sin lograr dormirse por enésima vez.

 

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En otro lugar, un lugar oscuro y siniestro Seichi Naruto reposaba sobre una cama moribundo, sin fuerzas y con la frente perlada en sudor. Miró a su alrededor y por fin sintió silencio, sonrió vagamente y agradeció que todo estuviera en calma de nuevo. Sentía un dolor punzante en todo el cuerpo, el dolor ya no era dolor, ahora era algo que formaba parte de sí. Era insoportable pero a la vez soportable, el dolor, la única manera de mantenerse con vida, de saber que no es solo un sueño. De sentirse en medio de la libertad de nuevo. Aquella actitud era masoquista, y él lo sabía; pero en medio de la oscuridad te aferras a cualquier rayo de luz, intentas salir aunque sabes que no puedes.

 

Lanzó un suspiro ahogado, pidiendo ayuda, pensando en una sola posibilidad.

 

Justo cuando creyó que podría dormir en paz las puertas de aquella putrefacta habitación se abrieron de golpe y por ellas se asomó un hombre de cabello corto y negro, se miraron mutuamente y solo el pelinegro sonrió.

 

—¿Por qué lo permitiste? —preguntó el pelinegro con voz dura y amenazante.

 

—No lo pretendí… —susurró con la voz patosa.

 

—No olvidaras la misión, es lo que importa; harás caso omiso a los sentimientos, es la ley; fijarás un objetivo, no lo abandonaras —dijo el sujeto extraño mirando severamente al rubio—. Dilo —ordenó.

 

—No olvidaré la misión, no haré caso a mis sentimientos, no abandonaré mi objetivo —repitió con esfuerzo olvidando gran parte de la expresión que debía decir.

 

—¿Quieres decirme porque abandonaste la misión?

 

—No la abandoné —afirmó Naruto—. Sigue en pie.

 

—¿Cómo?

 

—Aun no he perdido, eso lo aseguro.

 

—De acuerdo —sonrió el sujeto.

 

Naruto sonrió esperando que aquel hombre se fuera y lo dejara descansar, pero no fue así, en vez de alejarse el sujeto se aproximo más y más. Naruto intentó moverse pero no lo logró ni en la más mínima parte, su cuerpo y mente se sentían demasiado cansados como para hacerlo.  

 

—Vamos a continuar —anunció el hombre al tiempo que se ponía unos guantes quirúrgicos y preparaba una jeringa con un sospechoso líquido dentro—. Considérame generoso, esta vez te voy a dormir —agregó el hombre sínicamente.

 

Poco a poco inyectó el líquido en el torrente sanguíneo del rubio. El sueño se hizo aun más inevitable, Naruto decidió ceder a este pero justo antes de dormirse había tomado una decisión aun más importante.

 

“No voy a traicionarlo”. Fue su último pensamiento y después todo se volvió oscuro.

 

 

Notas finales:

He de admitir que en este capitulo la mayoria fue improvisacion. Tenía planeado desde un principio hace un pequeño salto en el tiempo y todo eso, pero hay cosas que salieron de la nada, simplemente fluyeron e.e

¿Qué me dicen de ese final?, ¡Maldito misterio! xdd... Pero admitan que esta geenial.
¿Qué está sucediendo? ... ¿Cúal mision? O.o ... ¿y qué pasa con esa demanda? ... ¿En serio fue Minato? ¿Y que con la visita extraña de namikaze Naruto? ¿Sucedio en realidad?

Muchas preguntas y yo no doy respuestas xdd *risa malvada* n.n

Acá hubo un pequeño Sasuke POV. e.e ... Y admito que quedo raro, pero que se le hace...

Pasó algo rarisimo con el documento en el que guardo y escribo la historia. Dificl de explicar, el caso es que me toco reacer varios dialogos y me negaba a actualizar hasta que no tuviera todo hecho de nuevo ¬¬, pero sin alarmarse, que nada cambia ni en los capitulos subidos ni en la trama de la historia. El punto es que arreglando el primer capitulo recordé el extraño desmayo de Seichi Naruto w.w ... Entonces voy a jugar con ello.

Primero que nada, ¿Qué inventa ese desmayo? hmmm, misterioso. *La autora se niega a responder estas dudas* xd

Bueno, gracias por los Rr's del cap anterior xdd... He descubierto que cuando subes un capitulo muchas personas más estan en lo mismo xd, asi que tienes poco tiempo en las paginas principales ... Es tragico, no?, pero bueno... Es algo raro. xd

Ya me extendi mucho con la nota, bueee... Estoy como inspirada, en fin.

Ciao n.n 


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