Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Aeternum. por PauYh796

[Reviews - 71]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Numero de palabras del capítulo sin notas: 6.888

Un paso más.

Sasuke esperaba escondido en medio de unos árboles cómo si fuese un vil ladrón. Después de sufrir toda una noche en medio de pensamientos había decidido averiguar por sí mismo que pasaba, cuál era el misterio que envolvía a Seichi Naruto. Fuese cual fuese Sasuke estaba totalmente dispuesto a averiguarlo. Entonces, cuando el alba había llegado este pelinegro se había escabullido de la casa Uchiha, sin dejar ningún rastro. En seguida había comenzado a recorrer el camino que recordaba de la única vez que había puesto pie allí; la cosa fue difícil, la vez que había ido, iba a la par de Naruto y no prestaba real atención al camino. Por ello una vez estuvo afuera comenzó a sortear caminos, se equivoco muchas veces hasta dar con aquella fachada que recordaba.

Primero había tocando la puerta con toda la cortesía que podía, pues creía que los padres de Naruto abrirían y por alguna extraña razón quería dejar una buena impresión.

Claro que no funcionó. Tarde se dio cuenta que la casa estaba totalmente vacía; aun así se negó a rendirse, decidido a encontrar una explicación se había alejado lo suficiente para esconderse en medio de unos árboles cercanos y así comenzar a esperar. Mirando la casa sin perder detalle a cada cosa que pasaba cerca de esta.

En medio de la espera se estresó con el sonidito insistente de su celular, sabía que Itachi estaría vuelto una fiera, que cuando volviera se ganaría una reprimenda bastante fuete. Una que en un principio hubiera querido evitar a toda costa. Aun teniendo conocimiento de esto sus pies se negaban a moverse de su escondite, Sasuke lo traducía a su curiosidad, se decía a sí mismo que era porque quería saber que era lo que pasaba.

Se invento toda una historia en la cabeza, en esta, él era un amante de las novelas de misterio y por ello ahora estaba en busca de resolver un caso. Se repitió esta misma historia en su cabeza unas mil veces, tanto que al final comenzaba a creérsela. Pero una maldita espinilla se instalaba en su pecho y aunque se dijera que solo era curiosidad él sabía que era algo más.

También, al paso de las horas el hambre se volvió insoportable, Sasuke se vio obligado a abandonar su sitio estratégico para alcanzar rápidamente el primer lugar de comida que veía cerca y después reportarse de nuevo en el campo de batalla. Tuvo suerte al llegar, no había señales de movimiento, todo seguía en calma; comió desesperadamente un gran trozo de pizza, particularmente no le agradaba la comida rápida, pero buscar algo más preparado significaría demorarse más tiempo en volver, y ese era un lujo que no podía darse, pero como sea, una vez acabada su comida se centró de nuevo a la espera de su presa. También era algo extraño, todo el día y ni un pequeño atisbo de movimiento. En los comienzos de la tarde se comenzaba a preguntar si sí estaba en la casa correcta, nada sería más irónico que haber esperado todo el día frente a la casa que no era.

No se movía, aun con la duda de estar en el sitio correcto o no; no se movía. Un Uchiha no puede sucumbir a los engaños de la mente, recordaba perfectamente la entrada de esa casa, definitivamente ese era el lugar que buscaba.

Cayó la noche y nada; parecía que nadie estuviese viviendo allí. En medio del aburrimiento Sasuke había tomado su celular para molestar, pero al intentar encenderlo notó como este estaba totalmente descargado. Se sintió un poco culpable al entender la razón de aquel acontecimiento; parecía que simplemente Itachi había llamado tanto que el celular había terminado por descargarse, pobre Itachi, de seguro estaba arrancándose el pelo de la frustración. De nuevo, Sasuke pensó en el gran problema en el que se metería al volver a la mansión Uchiha.

Mientras aun estaba en medio de la larga espera comenzaba a volverse un soñador por excelencia, de seguro ya había creado más de tres historias en su cabeza, todas dignas de ser escritas en un libro, pero todo esto lo hacía a la vez de estar auto convenciéndose de estar haciendo todo eso por curiosidad, había comenzado a pensar en lo cómico de la situación, en otros casos si una persona que no es ni su amigo le dice que otra persona desapareció le hubiera dado igual, aparte aun existe la verdad de que Naruto es un recién conocido, el hecho de estar tomándose tantas molestias por Seichi Naruto era algo que no podía aceptar a libre albedrio. Otra vez no encajaba en el perfil que debía tener un Uchiha; un Uchiha debe ser por excelencia frio con las personas ajenas, no debe tomarse molestias y prácticamente su ego debe estar en la cima del universo. La cosa es que Sasuke no era así, aparte de su gran ego no cumplía con el resto. Pero poco le importaba, aunque, si en ese instante alguien le preguntara si en serio había pasado todo el día a la espera de aquel rubio lo negaría con creces, y lo volvería a negar. No es como si fuera a admitir que se doblega ante este Naruto. 

Ahora que el día se había vuelto noche, y el calor frio, Sasuke comenzó a replantearse aquel imperfecto plan. Aparte de ello una duda cayó de repente sobre sus hombros. ¿Qué se suponía que iba a decir en cuanto viera a Naruto? Algo como —hola —no cabía en semejante situación, podría simplemente abordarlo a la vez que lo obligaba a contarle lo que sucedía.

—Pero eso sería incumplir mi promesa —se dijo, al mismo tiempo se dio cuenta de lo que hacía. Estaba incumpliendo su promesa por todos los ángulos. Pero las mejores promesas son las que no se cumplen. –Se dijo de nuevo, pero a la vez se golpeó mentalmente por hacer esa afirmación que iba en contra de todos sus principios.

Comenzó a dar pequeños pasos para salir de aquellos árboles que lo escondían, tenía la intención de irse de allí, no sabía que iba a hacer luego pero no necesitaba saberlo para irse de aquel lugar. Caminó en medio de la oscuridad que brindaba la calle en la que justamente los postes de luz no funcionaban.

Lo que importa es lo que pasó después.

De la nada y casi imperceptible al ojo humano una gran camioneta gris aparcó justo en la entrada de la casa, aquella camioneta tenía todo el capo lleno de tierra como si hubiera estado en lo más recóndito de un bosque, de ella se bajaron tres hombres rápidamente y de un movimiento rápido entraron a la casa, forzando la puerta pero sin miedo alguno. De repente la mayoría de las luces de la casa estaban encendidas y Sasuke miraba la escena estupefacto desde una esquina.

Pero en la camioneta aun quedaba un hombre, que esperaba pacientemente. En menos de nada dos de los tres hombres que habían entrado salieron posicionándose justo enfrente de la camioneta, en seguida dieron un saludo militar al hombre que aun aguardaba dentro; después de esto ambos hombres salieron corriendo alejándose lo más rápido que pudieron, esto parecía extraño por donde se viese. Pero era tan extraño y tan macabro que te daban ganas de seguir viendo, de seguir a la expectativa.

Pasaron varios minutos pero nada más pasaba, ahora Sasuke había tomado una posición en la que se mantenía algo escondido, con miedo de que alguien lo viera, volviendo a retroceder hacía los árboles que lo habían escondido en un principio. Pero después el hombre que inicialmente esperaba en el interior de la camioneta se bajó lentamente, con una parsimonia frustrante para quien la viera. De inmediato el único de los hombres que había quedado de los tres primeros había salido de la casa a la espera del hombre, ambos asintieron y abrieron una de las puertas traseras de la camioneta.

Primero de ella se bajo una mujer, de lejos se veía su elegante porte y también su indiscutible aire de superioridad. Ahora la mujer algo molesta le había dicho algo a los dos hombres, algo que fue inaudible para Sasuke por más que intentó escuchar. En seguida la extraña mujer se internó a la casa dejando atrás a ambos hombres.

Lo que sucedió después daba rabia, unas ganas de querer matar a cualquiera que se interpusiera en tu camino. Ambos hombres, que ahora estaba claro que estaban bajo el mandato de aquella demandante mujer, se habían dirigido a la parte trasera de la camioneta donde uno abrió el baúl del auto de golpe.

Desde la posición en la que se encontraba Sasuke no podía ver el interior del baúl, por lo cual, tragándose todos sus miedos caminó calladito hasta llegar al lado del capo de la camioneta, como aquellos hombres estaban muy al pendiente del baúl no notaron por ningún lado la presencia del pelinegro. Luego, con el miedo aun incrustado en su mente se acercó hacía la puerta de la casa, escondiéndose a un lado de esta, en una posición favorable, junto al pórtico de la casa, escondido en un lugar de total oscuridad pero con una vista magnifica a todo lo que pasaba, se puso en cuclillas para que aquella desagradable oscuridad lo mantuviera totalmente oculto; pero no se podía engañar a nadie, aun en medio de esa oscuridad sí te fijabas bien verías la piel pálida y los ojos negros, por ello Sasuke tenía plena consciencia de estar arriesgando todo en aquella peligrosa maniobra.

Los dos hombres salieron de su estupefacción y con un poco de esfuerzo sacaron del baúl un cuerpo totalmente inconsciente.

Sí. Un cuerpo.

Y no cualquiera; de lejos Sasuke pudo distinguir la cabellera rubia. En tanto los hombres buscaban la posición más adecuada para cargar al rubio, en eso el chico que hasta ahora de seguro había permanecido en la inconsciencia se removió inquieto, pero en un intento de levantarse por su cuenta había perdido el equilibrio y terminado sentado sobre la fría acera. Los hombres bufaron y tomaron al chico cada uno de un brazo, lo levantaron de golpe y comenzaron a caminar, la mayoría de la fuerza de seguro la ponían los hombres ya que el chico que arrastraban consigo solo podía dar pequeños y débiles pasos que a duras penas lo ayudaban a mantenerse mayormente en pie y no tener que depender tanto de los hombres.

Sasuke ahogo un gemido, uno que era de puro horror al ver la escena. Se tapó la boca con las manos temblorosas, quería dejar de ver aquella escena, pero a la vez no podía mirar en la misma dirección. Ahí estaba; ahí estaba Naruto, aquel que según Kiba había desaparecido todo este tiempo, se veía débil, claro está, pero aparte de eso se divisaba que la piel que tenia al descubierto estaba totalmente magullada, como si acabara de volver de una guerra. Naruto aun se apoyaba a los dos sujetos y con cada pequeño paso se acercaban a donde Sasuke aun estaba escondido, la cara del primero permanecía caída haciendo que la quijada quedase contra el pecho, aun desde esa lejanía Sasuke podía escuchar la respiración forzada que Naruto tenía que hacer para poder mantenerse en pie.

Con el paso de los segundos los dos hombres raros y Naruto se acercaban, Sasuke rogaba a todos los dioses para que no lo descubrieran. Pero en medio de esos ruegos comenzaba a escuchar la cortada conversación que mantenían los hombres mientras seguían esforzándose en meter al rubio al caliente interior de la casa.

—¿No se pasaron esta vez? —preguntaba el hombre que primeramente había entrado a la casa.

—Fueron dos semanas nada más —respondía el hombre que había esperado pacientemente, aunque no respondía nada paciente, era frio y cortante.

—Quedo incluso más débil que las otras veces.

—Ya sabes que lo castigaron —respondía de nuevo el hombre ahora un poco más estresado, a la vez que repasaba los últimos días sin recordar nada en específico. Por otro lado Sasuke no entendía nada de la conversación que mantenían ambos hombres, se preguntaba si en realidad estaban hablando de la situación que se presentaba enfrente de él.

Al final los tres habían llegado justo donde Sasuke se escondía a la derecha de estos. Se habían detenido abruptamente cuando Naruto había caído al suelo respirando mas entrecortadamente que las otras veces, parecía que ya no tenía ni fuerza para mantenerse en pie.

—¿Seguro que está bien? —se preguntó el primer hombre mirando preocupado al suelo, el otro se agachó junto al rubio en busca de revisar como estaba. Claro que no lo hizo con meticulosidad, solo una miradita por encima.

—Solo necesita descansar unos segundos —contestó el otro comenzando a dudar de sus propias palabras; dejó al rubio en el suelo y se levantó para esperar en una mejor posición.

Ahora Sasuke tenía la perfecta vista de Naruto que en ese momento miraba el suelo intentando recuperar el mejor ritmo de respiración que pudiera obtener en esos momentos. El pelinegro lo miraba atentamente, por alguna razón en ese instante creía que era totalmente invisible, por ello dejo de preocuparse por ser descubierto, ahora solo quería ver a Naruto, comprobar que seguía respirando.

Pasados unos minutos, que en realidad fueron una eternidad para más de uno; uno de los hombres comenzó a impacientarse, moviendo su mano en medio de un tic nervioso. —Ya fue suficiente descanso —bramó el del tic ahora un más molesto—. Tenemos que entrar —declaró igual de enfadado.

Aun desde el suelo Naruto sonrió, luego giró la cabeza a la izquierda y en seguida la levantó enfrentándose con el hombre en un duelo de miradas. —Jódete —le pronunció con una sonrisa egocéntrica. El hombre lo miró enfadado y no tuvo reparo en lanzar una de sus manos contra la cara de Naruto que aun seguía alzada. Terminó propinándole una bofetada que hizo que el chico volteara la cara, ahora mirando al suelo pero hacia el lado derecho. —¿Cuál es el punto de llegar a mi propia casa a escondidas? —preguntó Naruto aun mirando al suelo.

—Porque ni una sola persona puede ver nada de este espectáculo, por órdenes del jefe te estamos devolviendo a tu casa. Pero debes quedarte calladito, como siempre. —le respondieron hoscamente.

—¿A quién mataran si no lo hago? —ironizó.

—Tienes agallas para hablarnos así —aceptó uno de los hombres mientras volvía a arrodillarse junto a Naruto que sonreía—. Sabes que no tenemos reparo en matar a nadie —le sonrió—. No creas que no sabemos donde esta Gaara, también nos enteramos que sus dos hermanos están con él, podemos comenzar con ellos, ¿qué te parece? —al momento Naruto inhaló sorprendido.

—El viejo truco de controlar a una persona atreves de sus seres queridos —se burló el rubio—. Sabes perfectamente que cuando ese momento llegue tus amenazas no servirán. Que no me va a importar en lo más mínimo si matas a cualquiera.

—No intentes hacerte el malo, Naruto. Es lo bueno de las personas nobles, están dispuestas a sacrificar todo por los que quieren, aunque ese momento llegue sé que para entonces tendrás a alguien a quien proteger. Por ello no me preocupo ni un poco, también sé que Gaara no se dejaría matar fácilmente, por ello debemos ir por una presa que este más libre. ¿Qué te parece Uchiha Sasuke?

Sasuke tragó en seco al escuchar su nombre, Naruto se removió en el suelo tratando de controlar su respiración. —Sabes que no puedes meterte con él —le respondió el rubio. 

El hombre suspiró. —Bueno, eso es verdad. No puedo meterme con él, por ahora… Pero eso me recuerda, hace poco me enteré, ¿Sasuke es el precio que estas pagando?

—No —se apresuró a responder—. Aparte no tengo por qué responderte nada a ti, no eres nada más que un simple subordinado —añadió ahora molesto.

El hombre simplemente sonrió totalmente confiado en sus palabras. —Basta de charla, vamos a entrar.

Naruto no respondió nada, pero lentamente comenzó a alzar la cabeza, lo que no esperaba era toparse con unos ojos negros que lo miraban estupefactos. Sasuke no cabía en su asombro, no esperaba terminar más confundido de lo que ya estaba escuchando esa pequeña conversación. Pero quedó aun más pasmado al descubrir que unos ojos azules lo miraban con intensidad; pero a la vez lo miraban con un solo sentimiento, era temor.

El hombre al notar que Naruto no se levantaba lo tomó de uno de los brazos y lo levantó con una fuerza monstruosa, pero Naruto no lo notó, su mente estaba ocupada mirando a Sasuke. Aun así pronto sintió como era alejado del lugar donde se encontraba, saliendo de su sorpresa como pudo solo susurró un inaudible —vete —que no pasó desapercibido a los ojos de Sasuke, que asumió el mensaje completo pero a la vez no respondió nada.

Naruto fue arrastrado al interior de la casa; la puerta se cerró de golpe y el silencio volvió tan pronto como se había ido.

Al principio daba miedo incluso el respirar. Sasuke se encontraba inmóvil, sus piernas ya estaban acalambradas debido a la mala posición en la que se encontraba, aun así estaba aterrado de mover un solo dedo, como si en el momento en que hiciera eso aquellos hombres fueran a salir de nuevo, ahora dispuestos a matar al intruso que había escuchado la conversación.

En su mente repitió una y otra y otra vez la conversación pasada, no lograba mucho, solo que preguntas se formaran en su cabeza. Aquel hombre había hablado de un castigo, también un precio, ¿el precio era Sasuke Uchiha?; Sasuke negó ante tal pregunta. No entendía la conversación y tampoco quería entender el estado en el que se encontraba el rubio. Magullado, golpeado y débil; solo pensar en cómo termino así le daban ganas de matar algo. Aparte de ello, ¿por qué llegar a escondidas?, si era justamente la casa de los Seichi, no era como si se estuvieran metiendo a una casa ajena. ¿Y esa extraña mujer?, había muchas preguntas y ninguna respuesta.

Sasuke miró con fiereza algún punto en la calle. Si había esperado todo el día para saber que Naruto seguía bien, ahora no podía irse sin más al saber que Naruto no estaba nada bien.

Ahora la meta había cambiado, ahora lo que necesitaba era entrar a la casa. Pero no podría hacerlo por la entrada principal, eso seguro. Por ello, gateando por el suelo, evitando cualquier ventana llegó hasta la parte trasera de la casa, donde esperaba encontrar una puerta auxiliar. Pero no fue así. No había puertas, pero justamente había un pequeño cobertizo por el jardín trasero, uno que conectaba una esquina del techo con un roble, y el roble con una ventana.

A Sasuke nunca le divirtió todo lo que tuviera que ver con los deportes, era bueno en ellos, pero no le interesaban. Ahora tenía que escalar y saltar y demás, para terminar metiéndose a una casa lo más ilegalmente posible. No se iba a echar para atrás, ahora de pie corrió hasta el cobertizo y sin pensarlo dos veces se colgó de la pared externa. Haciendo esto recordó la vez que se habían metido al instituto, justo después de superar el cementerio, en aquel momento había reído y poco le había importado que fuera 5 de mayo, el día en que todos sus demonios volvían. En ese instante lo que importó fue que estaba con Seichi Naruto, que estaba haciendo algo ilegal con él; recordó como Naruto se había espantado al verse descubierto, y cómo había saltado fuera golpeándose en el acto. Aquellos eran buenos recuerdos, recuerdos que quería multiplicar por mil, y era seguro que no los podría multiplicar si Naruto no estaba.

Con esta recién conseguida determinación Sasuke se impulsó y quedó encima del cobertizo, la madera crujía bajo sus pies, en medio de la confusión se replanteo si estaba demasiado pesado ¿debería perder unos kilos?; caminó hasta el roble con largas zancadas, una vez allí de un solo salto se colgó de una gruesa rama.

Allí descansó, ahora se replanteó si debía comenzar a hacer más ejercicio, no tenía nada de condición física, eso se notaba en el agotamiento que sentía en esos momentos. Pero el descanso también duró poco, Sasuke se golpeó mentalmente al recordar que no estaba allí de paseo, estaba en medio de una misión de rescate, o algo así.

Pronto se topó con una ventana, el interior estaba oscuro y no sabía que podría encontrarse allí dentro; pero estaba seguro que personas no eran, forzó la ventana y entró. Justo después notó que estaba en una oficina, con estanterías de libros a los lados y un gran escritorio en el centro, en el cual se veían varios papeles desparramados. Con curiosidad el de cabello negro se acercó y los tomó en las manos, eran documentos.

—Seichi Naruto —leyó en voz baja mientras acercaba el papel a la ventana en busca de más luz para ver mejor—. Últimas pruebas, negativo. Tipo de sangre AB positivo; pruebas después de inyectar, negativo. No hay cambios. —leyó ahora con la voz un poco temblorosa, dudó si seguir leyendo pero la curiosidad le pudo; todo lo que seguía era lo mismo, pruebas y más pruebas, todas salían negativo, solo había una cosa extraña, y esto era lo último que decía en la hoja, con el subtitulo de “nota”. —El sujeto no ha demostrado cambios en todo lo que va del experimento, más que cansancio en exceso. Se determino que el sujeto no está mostrando los verdaderos efectos del experimento por el cansancio, por ello se ha decidido mandarlo a su habitual casa a descansar; los experimentos continuaran la próxima semana —Sasuke intentaba digerir la información obtenida, pues ahora no entendía nada de lo que pasaba, pero había una cosa que si entendía, y eso era la última frase: “los experimentos continuaran la próxima semana”. Ósea que tenía pocos días para intentar salvar a Naruto de aquel extraño ambiente.

Se acercó de nuevo al escritorio y dejó el papel como estaba en un principio, había decidido salir de nuevo e intentar alcanzar otra ventana sorteando ramas sobre el roble. Caminó hasta la ventana y justo cuando comenzaba a poner un pie sobre el marco de esta escuchó pasos que se acercaban, rápidamente terminó de apoyarse y salió alcanzando la rama del árbol audazmente, pero no se fue, se recostó junto a la ventana que permanecía abierta, a la espera de escuchar cualquier cosa. Tenía los ojos asomados por esta por lo que no tardó mucho en ver que la mujer con aire de superioridad que había visto y el hombre que esperaba pacientemente entraran a la oficina. La mujer se veía enojada.

—¿Dónde está? —preguntaba la mujer. 

—Durmiendo en su habitación.

Ella asintió. —Te pedí el registro de lo que pasó las últimas semanas, ¿los conseguiste?

—Sí —respondió firmemente—. Están encima del escritorio.

La mujer caminó con paso decidido hasta donde le indicaron y tomó todos los papeles entre sus manos, los leyó rápidamente, como si ya supiera lo que estaba escrito allí. Los botó al suelo enfadada.

—¿Dos semanas y no consiguieron nada? —preguntó incrédula—. Que ineptitud —alegó.

—Discúlpeme, pero no reaccionó como esperábamos que lo hiciera.

—¿Qué pasó con la inyección?

—Aun no ha hecho efecto. Parece que su cuerpo creó antígenos para rechazar la inyección, hay toda una lucha dentro de él, por eso esta tan débil.

—¿Qué va a pasar si la inyección no se activa?

El hombre paciente calló con miedo. Sasuke, pendiente a la respuesta notaba como sus brazos cedían, se tenía que mover o se caería del roble, pero se negaba a hacerlo, se sostenía con todas sus fuerzas, agotándolas por completo.

Por otro lado el hombre aun estaba callado, mirando al suelo. —Habla —ordenó la mujer.

El hombre suspiró. —Si ya inyección no se activa en las próximas cinco horas sin duda alguna morirá.

Sasuke al escuchar semejante afirmación no resistió más y sus brazos cedieron, haciendo que la gravedad hiciera acto. Terminó por caer al suelo de la peor manera, ahora sentía como su espalda dolía, se quedó allí, inmóvil, con miedo de que alguien hubiera escuchado, pero los segundos pasaban y nada se movía, de seguro todos estaban tan ensimismados en otras cosas que no notaron como el chico había caído de más de cinco metros de altura.

Todavía, sin querer rendirse, se levantó e hizo el recorrido de nuevo, saltando sobre el cobertizo y trepando de nuevo al roble, pronto se situó de nuevo al lado de la oficina en la cual el hombre y la mujer aun seguían pero ahora en total silencio. —Vamos a verlo —afirmó la mujer en lo que no esperaba respuesta y salía de la oficina seguida por el hombre, Sasuke se apresuró a seguirlos, en cuando salieron y cerraron la puerta de la habitación Sasuke volvió a entrar, en busca de algo que  le sirviera. Solo encontraba papeles y más papeles, todos de finanzas de empresas, los recordaba bien después de estar tanto tiempo detrás de los papeles de balances de la multinacional; iba a rendirse en la búsqueda cuando recordó algo útil, si sabía de qué empresa se trataba sin duda podría encontrar al responsable de aquellos experimentos en su amigo. Volvió a tomar un balance en las manos e intentó buscar una firma, un sello, lo que fuese.

Encontró una firma. —Hasd Corp —susurró.

No iba a poder seguir si no sabía algo de aquella empresa, por ello, rogando a un dios cualquiera intentó prender su celular. Tuvo suerte de llegar a la pantalla de inicio, sin esperar nada llamó un solo numero. Timbró una vez y al instante alguien contestó.

—¡¿Se puede saber donde estas?! —gritó Uchiha Itachi totalmente neurótico.

—Necesito saber algo —se apresuró Sasuke hablando en voz baja—. ¿Quiénes son Hasd Corp?

Itachi olvidó su histeria un segundo. —Una empresa de bajo mundo, es como la empresa en que la mayoría manda a hacer trabajos sucios, he escuchado que trabajan bajo el mando de un gran empresario de la zona norte, pero nunca me ha interesado, ¿por qué?

—Creo que esa empresa está experimentando alguna cosa en humanos.

—¿Qué? —preguntó confundido—. Sasuke, ¿Dónde est…?

Itachi no logró decir más ya que el celular de Sasuke mostró un letrero de batería baja para justo después apagarse. Sasuke maldijo por lo bajo pero a la vez se alivió de no tener que dar más explicaciones.

Ahora con la adrenalina inundándole las venas abrió lentamente la puerta de la habitación y miró el pasillo totalmente vacío, salió confiado para después notar que estaba justo en la puerta en la que Naruto había entrado a pedir permiso a su padre para el viaje tiempo atrás. Sabía que Naruto se encontraba en su habitación, y ahora que Sasuke ya estaba ubicado en donde estaba el miedo comenzaba a esfumarse, comenzaba a recuperar esa confianza digna de un Uchiha, por ello se acercó rápidamente a la escalera, abajo, pudo escuchar como la mujer y el hombre paciente hablaban. Así que ya habían salido de la habitación del rubio, sonrió y se desvió hacia la habitación en la que solo estuvo una vez.

Una vez en la puerta dudó entre entrar o no, pero si ya había llegado hasta ese punto, si se echara para atrás podría considerarse el líder de los idiotas. Ahora, sin ningún titubeo abrió la puerta para encontrase con la habitación del rubio en penumbra total. Sondeó el lugar encontrándose con un bulto sobresaliendo de la cama. Con paso cuidadoso se aproximó en busca de su amigo; por supuesto que era él el que permanecía allí recostado, su rostro estaba enterrado entre las almohadas sin dejar ver el estado de su cara, solo se veía el cabello rubio sobresaliendo; su cuerpo era tapado por  una delgada sabana que de seguro no abrigaba nada. Por ello, una vez al lado de la cama, Sasuke no tuvo razonamiento en jalar la sabana y botarla en algún lugar de la habitación.

Con pena descubrió que Naruto solo permanecía con los bóxers puestos.

Se quedó mirando el cuerpo de su compañero como perdido en su propio universo. La piel llena de hematomas, vendas alrededor de su pecho, además de ligeras incisiones en el abdomen, en los brazos las indudables marcas que dejan las agujas al entrar por la piel. Miró triste al chico que poseía esos ojos azules.

Al quitar la sabana una brisa fastidiosa se coló haciendo que Naruto se removiera ahora dejando ver su rostro sudoroso, su respiración aun era agitada y pesada, cosa que no paso desapercibida para Sasuke que miraba con preocupación el cuerpo durmiente de aquel chico. Naruto se revolvió sobre la cama ahora abriendo lentamente los ojos, con algo de miedo Sasuke posó los suyos sobre los ojos azules del otro. Naruto sonrió levemente, pero en el momento en el que reconoció esos ojos olvidó el cansancio de su mente y cuerpo para terminar sentado sobre la cama mirando a Sasuke sin creérselo.

—¿Qué haces acá? —peguntó confundido—. Tienes que irte —afirmó—. Si ellos te encuentran… Si ellos te encuentran… —murmuró asustado.

Miró asustado a Sasuke. —¿Por qué no me hiciste caso?

—Necesito respuestas.

—Pero no deberías conseguirlas así. Es peligroso, no debes estar acá.

—¿Por qué es peligroso?

—Ellos no dudaran si de matar se trata —afirmó con voz ausente.

—No me importa.

—Pues debería.

—¿Qué fue lo que pasó allá afuera? —preguntó directo al punto.

—No era nada —mintió.

—¿Qué están haciendo contigo? —preguntó Sasuke con la voz tristona.

—Nada —mintió de nuevo.  

—¿Por qué los experimentos? —le preguntó con voz firme, negándose a rendirse—. Escuche a esa mujer hablar de una inyección, ¿de qué?, ¿para qué?

Naruto suspiró. Intento evitar la mirada de Sasuke pero fue en vano, esos ojos lo miraban sacando hasta la última gota de voluntad. —Un virus —respondió.

—¿Un virus? —preguntó confundido—. ¿De? ¿Para? ¿Contigo? ¿Por qué?

—Porque soy el único que cumple con las condiciones —dijo respondiendo a la última pregunta.

—¿Qué condiciones? ¿Quién hace esto?

—Sasuke, debes irte.

—No, no lo voy a hacer, no puedo irme, no te voy a abandonar ahora, no lo haré, escúchame bien Seichi Naruto, no me voy a ir y a dejarte acá a tu suerte. Ahora respóndeme.

—Siempre he estado a mi suerte —mencionó molesto—. Un arma biológica, es lo que están creando.

Sasuke abrió los ojos sorprendido. —¿Por qué contigo? —preguntó.

—Ya te lo dije, soy el único que cumple las condiciones.

—¿Y por qué aceptas que hagan esto?

Naruto abrió la boca dispuesto a responder por una tos lo azotó sin piedad haciendo que quedara doblegado sobre la cama. —¡¿Estás bien?! —preguntó Sasuke algo alterado. Luego recordó lo que el hombre paciente había dicho minutos atrás—. …Ellos dijeron que si la inyección no se activaba morirías.

Naruto asintió con la cara poyada contra la cama. —El virus está en mi cuerpo y la inyección fue la vacuna que crearon, pero si falla el virus me matara.

—¿Qué se necesita para que se active?

Naruto se quedó callado sopesando probabilidades, mientras Sasuke se mantenía alejado y a la vez estaba aterrado, en parte de arrepentía de estar metiéndose en terreno peligroso, pero sin más que hacer estaba dispuesto a ayudar al rubio en todo lo que pudiera.

Naruto permanecía meditabundo, pensaba desde las cosas más científicas hasta las cosas más fantásticas, pero nada le convencía. Nada excepto una cosa. —Un lazo lo suficientemente fuerte —susurró enderezándose poco a poco.

En seguida y sin esperar respuesta, se acerco a una mesa cercana a la cama de donde de uno de los cajones extrajo una jeringa pequeña. Luego viró hacia Sasuke que miraba confundido la escena, Naruto le sonrió en lo que se tragaba otra tos que amenazaba con salir. —Perdóname —le susurró a la vez que sin esperar respuesta se arrojaba hacia donde Sasuke se mantenía estático y frenaba juntando sus labios con los de él, uniéndolos en un beso cariñoso e incluso infantil. Comenzó un vaivén suave en el que solo pregonaba un cariño especial, movieron sus labios lentamente, frotándolos con la suavidad de los contrarios, sintiéndose felices por esos pocos segundos.

Y el beso hubiera terminado perfecto de no ser por el pinchazo que sintió Sasuke en su brazo, cuando abrió los ojos de nuevo pudo ver la jeringa metida en su brazo derecho, la jeringa había sido guiada por las manos de Naruto, ahora, extraía un poco de sangre. No dolió pero Sasuke se sintió más confundido que nunca.

Naruto se apartó levemente a la vez que sacaba la jeringa, la miraba, la agitaba un poco y en seguida se la inyectaba en su propio brazo. Siendo incrustada en el brazo izquierdo del chico, este, sin miedo inyectó la sangre de Sasuke en su propio torrente sanguíneo.

—¿Qué haces? —preguntó Sasuke mientras comenzaba a preocuparse—. Ni siquiera sabes si tenemos el mismo RH, puede que hacer eso te mate.

—No te preocupes —le susurró—. Ahora ya estaré bien.

—¿Quieres explicarme? —casi rogó el pelinegro.

—Tengo sueño —murmuró a la vez que se recostaba lentamente sobre la cama.

—Pero, espera… Que todavía no has respondido.

Naruto esbozó una sonrisa. —¿Por qué haces tanto por ayudarme? —le dijo con la voz cada vez más patosa—. Gracias por salvarme, Sasuke.

Fue lo último que dijo antes de quedar totalmente dormido, Sasuke no entendía nada, pero sonrió felizmente; a la vez se preocupó al recordar el documento que había leído, en una semana más los experimentos seguirían, y Naruto se vería sometido de nuevo a esos fallidos intentos que podrían costarle la vida. Pero ahora Sasuke se preguntaba si en serio Naruto estaría bien, y si en serio se salvaría de la muerte que le habían predestinado minutos antes.

Aun en medio de tantos pensamientos extraños se paró a pensar en solo una cosa, se preocupó y a la vez sonrió: ¿Por qué haces tanto por ayudarme?, aquella extraña pregunta comenzaba a resonar en los oídos de Sasuke, que miraba a su alrededor en busca de un ente que pudiera ver el sonrojo que se asomaba por su pálida piel. Sonrió de nuevo; tal parecía que en ese instante estaba haciendo un record de sonrisas, sonrió al notar eso.

Aunque, por más sonrisita que hubiera de aquí para allá, la situación estaba densa e incluso comprometida; si se iba a actuar tendría que ser ya, no había tiempo para dudas ni para sonrisas cursis; aun así esa estúpida sonrisa no se quería ir. Pero, como lo dicho la situación no estaba como para sonreír felizmente por ahí. Tenía que pensar algo, y tenía que ser rápido, pues el tiempo se agotaba.

En medio de esto escuchó pasos acercarse por el largo pasillo, se paralizó, miró a todos lados en busca de un escondite o algo, pero nada, aparte de ello, estaba sentado en la cama, con el rubio junto a él, incitándole a no irse de allí. El destino quiso ayudarlo; las personas que se escuchaban habían pasado de largo la habitación de Naruto.

Saltando de su actual posición Sasuke corrió a la puerta y la entreabrió alcanzando a ver como aquella mujer se adentraba a la habitación que servía de oficina, por otro lado el hombre había seguido de largo entrando a la última puerta del largo pasillo, puerta que Sasuke recordaba muy bien, esa era aquella extraña habitación con instrumentaría de hospital, ahora parecía más claro lo que significaba ese tenebroso cuarto. Pero en realidad no quería pensar en ello.

Pero más importante que eso.

—He tomado una decisión —afirmó Sasuke a la oscuridad.

Se acercó hasta la cama, con miedo y el cuerpo tembloroso pasó la mano derecha por debajo de la espalda de Naruto, la izquierda la pasó por debajo de las rodillas de este, ahora haciendo un esfuerzo levanto de golpe al chico, estaba más pesado de lo que esperaba. Pues aquel chico rubio era flacucho pero sin duda su complexión física era fuerte, y musculosa; todo eso solo hacía que Sasuke se pusiera más nervioso, le daba miedo no poder soportar el peso del chico.  

Pero aun con miedo, asustado y con ese maldito dolor de espalda cargó a Naruto cual princesa hasta la ventana, donde al abrirla se emocionó al saber que las ramas del roble llegaban hasta él; se paró en el marco de la ventana tambaleándose, no podría llegar al árbol de manera pasiva y calmada, tenía que ser de un salto, “que sea lo que el universo quiera”, rezó Sasuke saltando de golpe. Pero por suerte sus pies llegaron a la amplia rama antes que su cara o el cuerpo inconsciente y semidesnudo de su amigo.

Allí descansó, parecía que cargar tal peso le hacía recordar su mala condición física, definitivamente desde ese día se pondría a hacer ejercicio.

Cuando decidió que había sido suficiente descanso volvió a levantarse, de paso levantando al rubio con él, solo que esta vez estaba apoyado en su hombro derecho, aun inconsciente, pero de alguna manera se hacía más fácil llevarlo así, caminó por las gruesas ramas del roble haciendo equilibrio para ambos lados, tuvo que correr en cuanto se vio cerca de la ventana que daba a la oficina, allí se encontraba la tenebrosa mujer, y era mejor evitar un encuentro con ella. Así, pronto se encontró en el borde, entre el roble y el cobertizo, ahora sin dudar mucho pegó un salto. Hasta quedar posicionado sobre la madera.

Pero si la madera ya crujía con el peso de uno, con el peso de dos…

Un gran ruido sonó seguido con la destrucción del piso bajo Sasuke, la madera se desplomó, acto seguido la gravedad apareció; con pensamiento rápido Sasuke solo pudo agarrarse fuerte al cuerpo que sostenía, para después caer poco más de dos metros. El estrepitoso ruido retumbó en la casa, donde aquella mujer y ambos hombres se exaltaron para en seguida movilizarse hacia un lugar donde pudiesen ver lo sucedido.

Atrás, en el cobertizo salía polvo en varias direcciones, el dolor en la espalda de Sasuke empeoraba, pero este solo tenía mente para pensar en cómo estaba Naruto, que al parecer estaba bien, seguía sumido en medio de su somnolencia inquebrantable. El pelinegro Uchiha se levantó como pudo, a su vez levantando a Naruto, que estaba totalmente ajeno a su alrededor.

Una vez en pie un dolor lacerante se instalo en su tobillo, y de seguro que dolería unos cuantos días más. Quedó pasmado unos segundos, sin saber qué hacer, ahora hacia frio, Naruto estaba prácticamente desnudo, debía calentarlo si es que quería que se pusiera bien. Comenzó a sondear su alrededor en busca de algo extraño, no se percató que unos afilados ojos lo miraban desde el segundo piso de la casa. Los ojos de aquella mujer miraban entre enfadados y excitados, detrás de ella se encontraba el hombre paciente, a la espera de órdenes. —Dejarlos irse —ordenó la demandante mujer.

El hombre se sorprendió pero no rebatió nada, solo asintió y desapareció.

Ahora Sasuke caminaba apoyando la mayoría del peso en su pierna derecha, su tobillo izquierdo dolía punzantemente, causando que no pudiese apoyarlo al caminar; un poco tarde había notado las delgadas líneas de sangre que caían de su cara, de seguro producto de las astillas de madera enterradas en su piel.

Pensaba mientras caminaba por las desoladas calles, parecía que se había vuelto noche demasiado pronto, el hambre volvía a aparecer, y el cansancio sobre todo.

Uchiha Sasuke había sacrificado su espalda, su día, su tobillo, incluso su cara y su seguridad al ir ese día a la casa de Naruto, sabía que sin duda se había enterado de algo que no debía, pero no había nada que hacer. Por ahora solo quería descansar, dormir un buen rato, llegar a casa, pedirle a Mikoto comida y hacer que Itachi le diera las buenas noches. De la nada estaba sintiendo una necesidad inmensa de recrear una familia feliz, tal vez en recompensa por Seichi Naruto, que de seguro había pasado todo menos una infancia feliz.

¿Por qué haces tanto por ayudarme?

La pregunta volvió tan rápido como se había ido. Se detuvo en seco, en medio de una calle totalmente oscura ¿Qué acaso esos días los postes de luz no servían?, pensó frustrado. Pero, volviendo a meditar en aquella pregunta se obligó a reunir todos los pensamientos que había tenido durante el día, aquellos que estaba intentando olvidar, que estaba intentando no saber. Aquellos pensamientos que había evitado inventándose ser amante de las obras de misterio, todo eso que había ocultado mientras pensaba en buenas ideas para libros.

Y de repente, cómo la lluvia en un día soleado, cómo una mala canción en medio de una lista de reproducción, cómo un sonido estrepitoso en medio de una quietud, cómo un balde de agua fría; como todo eso y más, la verdad cayó sobre él de una manera absurda.

Suspiró, sacudió la cabeza y emprendió camino de nuevo. —No te voy a abandonar ahora —repitió las palabras dichas minutos atrás—. …Después de todo no puedes abandonar a la persona que amas —susurró con un deje de nostalgia en la voz.

 

 

 

Notas finales:

Tengo que admitir que el capitulo está escrito desde el miércoles, pero el miércoles lo acabé tarde y no lo subí, ayer no tuve nada de tiempo, y hoy... Bueno, lo estoy subiendo hoy xd. 

 

Creo que estoy un poco acostumbrada a que en mis capítulos pasen hartas cosas, hartas situaciones; en este pasa solo una situación ¡muy importante situación! ... El final no fue nada confuso a mi parecer, si no entendieron relean xd, pero sé que lo entendieron... 

 

Hmm, hoy no tengo mucho que decir, llevo gran parte de la noche escuchando Mago de Oz, entonces me estoy dando el tiempo de subir, de fondo hay alguna canción del último álbum que sacaron. Pero bueno, eso es irrelevante. 

 

Hoy no me puse TAN parlanchina xd

 

Ciao. 

 

Pd. Para este capitulo les pediré un Rr n.n ... ¡Quiero ver todas sus suposiciones! 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).