Hay muchas cosas que nos definen como seres humanos, que nos diferencian unos de otros, encontrando un significado en la vida. Hay muchas personas que, por mucho que uno llene de amor, no se podrá cambiar la forma en la que desarrolla su mente.
Naruto había empezado con el negocio de ser Hokage, al fin, su sueño realizado, conseguido por sus propios meritos, orgullosamente sonreía sentado en su gran oficina. Los papeles que le tocaban revisar esa mañana ya estaban hechos, mientras podría descansar un poco. La tarea de ser hokage no era nada fácil, mejor si tenía a unos cuantos bajo su cargo, pero quería atender una reunión por su cuenta. Había que arreglar ciertos tratados con la aldea de la Arena, ya que estaban realizando un convenio para beneficio de todos.
Desde la última guerra, konoha quedo devastada, teniendo que dejar a todos sin bienes materiales para reconstruir la parcela del gran hokage, con tal, se dejaba de ser uno sin ciertos beneficios. Con pocos remordimientos, naruto arraso con las pocas cosas que le quedaban al pueblo, prometiéndoles luego un futuro mejor, que después de cuatro años, nunca había llegado.
-¿Qué hay de los alimentos?, las reservas solo alcanzan para el hokage y la mitad del pueblo, la mitad mas “rica” al menos- decía un enojado iruka mientras miraba con seriedad a su compañero.
-¿Qué podemos hacer? Tal vez con esta reunión las cosas vayan mejorando- dijo kakashi muy calmado, mirando por la ventana como llegaban los ninjas de la arena junto al kazekage.
-a ti no te importa, ya que también te ves beneficiado de todos modos- le dijo iruka dándole la espalda y alejándose de allí. Kakashi levanto los hombros ignorándole, eran tiempos difíciles, y si podía tener algo de más, no era tan malo.
Los ninjas de la aldea le daban la bienvenida a los de la arena, mientras que guiaban al kazekage hacia la sala donde se celebraría la reunión. Entro en ella viendo a un rubio levantarse alegre y exclamando con algo de hipocresía.
-¡Allí esta! ¡El glorioso kazekage de la arena!- le dijo con intensión de abrazarle, e inmediatamente la arena cubrió a gaara por completo mientras hacía que naruto se alejara. Sonriendo, naruto se dirigió a la mesa de reunión y se sentó en la parte que miraba al centro e invito a gaara que se sentara también.
-Por favor, estamos en confianza- le dijo naruto al ver los cinco ninjas de la arena que lo acompañaban. Gaara no era tonto, sabía que naruto no intentaría nada, ya que estaba solo, el único ninja que le servía era el que los había guiado a la habitación, los otros se habían ido. Gaara dio una orden para que salieran y se sentó del otro lado de la mesa, quedando enfrente de naruto.
-Tu aldea se cae a pedazos- le dijo gaara entrecerrando los ojos, viendo a naruto tan cómodo y alegre.
-No estoy tan mal, me alcanza para mis caprichos- le dijo tan cínico como siempre, sonriendo y colocando los codos sobre la mesa.
-El tratado de alimentos, nos está afectando, tengo que hacer otros convenios para los ciudadanos- le decía gaara ignorando su comentario, tratando de que dejara los juegos.
-¿y?- le dijo naruto empezando a levantarse y dirigiéndose hacia él. Gaara aun se encontraba impasible.
-El tratado de alimentos es tu responsabilidad, si no lo cumples, las otras aldeas, incluyéndome, te quitaremos los beneficios de arquitecturas y demás…-le decía gaara levantándose y encarándole.
-No seas tan rudo- le dijo naruto acercándosele y colocando una mano sobre su cabeza, se la acaricio y se acercó a sus labios. Gaara lo empujo un poco por el pecho, pero no lo suficiente, y naruto se apodero de sus labios.
-mmh- gaara trataba de que se alejara, pero naruto ya tenía una de sus manos en su cuello, y la otra, en su cintura, profundizando más el beso. Gaara se quedo quieto cuando naruto introdujo su lengua, y se dejo hacer, siempre había sido su debilidad con él.
-umm…naruto- decía gaara con los ojos bien cerrados al sentir como su abdomen era recorrido con las cálidas manos del rubio. Para ese momento, su mente ya se había olvidado de los problemas, y de la reunión que debían llevar a cabo. Naruto lo dejó de besar en los labios para lamer su cuello, y trato de recostarlo sobre la mesa. Gaara veía muy incómoda la situación pero, ya nada se podía hacer, levanto las rodillas y se dio cuenta de que la mayoría de su ropa ya se encontraba sobre el suelo.
Naruto lo miro divertido y empezó a besar su pecho, bajo hasta su estomago y empezó a jugar con su ombligo. Gaara se sostenía con fuerza contra la mesa y trataba de no gemir, aunque estaba a punto de golpearlo si no se apresuraba. Naruto vio como gaara levantaba las caderas con desesperación y decidió por fin bajar por completo. Empezó lamiendo su punta y luego metió su miembro completo en su boca, gaara irguió los brazos sobre la mesa y arqueo la espalda por la impresión.
-aah…ah- gaara casi se ahogaba por la excitación, le molestaba que naruto impidiera que se corriera alejándose de su piel de vez en cuando, pero con una pronta caricia se corrió en un profundo gemido.
-ah…mm- sus brazos y sus piernas flaquearon dejándolo extendido sobre la mesa, mientras que naruto lo veía sonriendo complacido. Levanto sus ropas del piso y se las tendió.
-lo dejamos hasta aquí- le dijo relamiéndose los labios, viendo como gaara recuperaba el aliento.
-gaara... ¿a que no soy el mejor hokage que ha tenido konoha?- le decía mirando por la ventana, los jardines de alrededor estaban bien cuidados todo por su gran esfuerzo. Gaara lo miraba con confusión, el no podía hacerse llamar el mejor hokage cuando ni siquiera puede hacer las tareas de uno peor. –Soy el mejor, incluso logre hacer convenios con la arena-
Naruto se volteo a ver a gaara, que aun se encontraba acomodando sus ropas, se le acerco por atrás y lo abrazo, dándole un beso en el cabello. Gaara siguió vistiéndose sin prestarle atención. En su mente ya había tomado una decisión, konoha ya no formaría parte de la alianza de arena con las demás aldeas.
Pronto los especialistas y obreros de la arena que ayudaban a reconstruir konoha se fueron devolviendo hacia su tierra, dejando todo a medias, todo por petición del alto rango. Naruto tenía lo que pedía, y si no cumplía su parte de los acuerdos, la arena tampoco cumpliría los suyos con él. Todos los ciudadanos se acercaron rápidamente a la parcela del hokage, exigiendo explicaciones, sus casas aun no estaban terminadas, los alimentos esenciales escaseaban, asi como los antibióticos y fármacos. Muchas personas se quejaban en la entrada, mientras que iruka fue a hablar un momento con el hokage.
-Aun hay muchas personas enfermas, los fármacos ya no se venden, y estas personas están muriendo, los niños tienen días sin comer, necesitamos algún plan urgente- iruka se veía desesperado, mientras que naruto leía un libro y suspiraba aburrido.
-Diles que el sake sirve para todo- le dijo desinteresado, sin quitar la mirada de su libro. Iruka lo miro incrédulo, ¿de verdad no haría nada?
-Todos están muy desesperados hokage-sama-le dijo iruka en un intento de convención, esta vez naruto cerró el libro y lo miro sonriendo.
-Si yo no tengo la parte que quería de la arena, nadie, y menos esa gente pobre, tendrá algo de ellos- le dijo naruto dando una señal a los ninjas que allí se encontraban para que se llevaran lejos a iruka.
-Pero ¡hokage-sama!- le grito iruka mientras era arrastrado fuera de la habitación. Naruto sonrió, y siguió leyendo su libro, mientras que ordenaba que le trajeran un trago de sake.
La gente que se encontraba afuera, se quedo días como protesta, en una de esas, los shinobi se unieron a ellos, los recursos tampoco alcanzaron para ellos. Naruto ya no tenía su refuerzo militar, haciendo que se llevara a cabo una rebelión. Se desarrollo esa pequeña guerra interna, y secuestraron a naruto llevándolo hasta el lugar más publico de konoha. Naruto no dejaba de sonreír, de forma tan aterradora y esquizofrénica, y antes de su ejecución este dijo unas palabras que a nadie conmovió.
-tráiganme un poco de sake- y a continuación, su cuerpo se hallo sin vida sobre el pavimento, había sido una muerte rápida y sin temores. Todos vieron la sangre correr y desde allí nadie exclamo nada. Nadie sabía si con eso la aldea volvería a ser la misma, pero de seguro que habría un gran cambio sin ese hokage que solo le servía como un fiel a la maldad.