“Tenía por lo menos tres años, cuando mi madre me había abandonado en aquel bosque que estaba afueras de la ciudad. Supongo que porque no podía mantenerme… o eso quiero pensar. Pero… en cierta forma, me alegro de ello. ¿Por qué? Porque si no fuera así… no estaría en éste momento con mi Hyung.”
Sonrió dulcemente, aquel chico de tierna mirada, mientras veía al pelirrubio que dormía alado de él. Alzo su mano y comenzó a jugar con los cabellos del contrario sin perder su sonrisa.
“Quien diría… que un ser como es mi Hyung, podría apiadarse de un niño de tres años en aquel entonces… Realmente estoy muy agradecido con él, si no fuera así… tal vez estaría muerto a causa de los demonios que ahí rondaban… Oh, por cierto… soy un humano. Tal vez por eso mismo mi madre no me quiso… no lo sé. En un mundo en el que la mayoría tiene algún poder en especial por su linaje, no somos muy bien vistos los pocos humanos que quedamos.”
El pelirrubio comenzó a abrir los ojos, dándose cuenta que el menor le estaba acariciando el pelo.
-Buenos días –sonríe, atrayendo al menor de la cintura para abrazarlo y pegarlo más a él- ¿Porqué no estás dormido? –Murmura, volviendo a cerrar los ojos mientras coloca la barbilla en la cabeza del contrario. El menor sonríe al tenerlo tan cerca, cada vez que eso pasaba, se sentía completo.
-Ya dormí suficiente- Hace un adorable puchero, inflando las mejillas y sacando un poco más su labio inferior- ¡Hyung! ¡No te duermas! –Lo empuja haciendo que el otro ruede un poco y caiga de la cama en la que estaban.
-Vale –bosteza sentándose mientras se talla los ojos- Como tú no tuviste que hacer nada –se cruza de brazos, mientras lo observa desde abajo- Bien que ahí vas para que ése troll te coma, pero bueno, ni sé porque, eres puro hueso como para comerte –se encoge de hombros, mirando para el lado contrario del menor mientras escucha los quejidos que éste hace.
-¡Yah! ¡Hyung! – Comienza a gatear por arriba de la cama hasta llegar a la orilla de ésta, ladea un poco la cabeza al notar que el mayor no estaba ahí- ¿Hyung?
-Aigo, Minnie~ -Voltea asustado viendo que el mayor ya se encontraba acostado en la cama de nuevo- ¡Estoy cansado! –Toma una de las almohadas y la coloca en la cara, ocultándose del sol mientras gruñe-
-Hyung… tengo hambre… -vuelve a gatear hasta donde estaba el mayor y se sienta alado de él mientras le observa- Hambre ~~
Vuelve a gruñir el mayor, se quita la almohada de la cara y se levanta, comenzando a caminar hasta la cocina.
-Ya tienes 17 y aún no puedes llegar a comer nada –Suspira mientras se coloca un mandil – Yo quiero seguir durmiendo… -murmura, sacando algunas cosas del refrigerador.
-Hyung~ pero ya sabes que toda la comida que hago siempre viene saliendo toxica… ¡Hasta podrías mejor dársela a tus enemigos en vez de usar tus poderes! –Se cruza de brazos mientras hace un puchero, observándole desde el marco de la puerta- “Además… tú te ves realmente tierno con ése mandil…” –Piensa mientras se muerde el labio inferior, observándole-
-Vale, Vale, a la otra mejor tomaré ése consejo. Prepara la mesa.
El menor sonrío ya que una vez más pudo conseguir lo que quería y eso era que su Hyung favorito cocinara para él. Era ya como una costumbre de ambos, TaeMin no sabía cocinar y nunca había echo el esfuerzo por comenzar hacerlo, ya que, cuando lo intentaba, todos sus esfuerzos eran fallidos, una vez casi incendiaba la casa donde vivían aunque gracias a JaeJoong todo fue salvado.
Sonrío al recordar ese momento de su vida, sabía que no era un momento muy agradable porque pudo haber existido un problema más grande pero al fin y al cabo eran cosas que pasaban y no podía evitarlo.
Termino de poner la mesa sintiéndose satisfecho por eso, ahora sólo esperaba sentirse satisfecho por la comida que el mayor le iba a preparar y no era por presumir pero éste cocinaba delicioso.
Al menor tiempo la comida fue servida en la mesa. Nada más que un omelette de huevo con tomate picado por encima de éste y de beber un vaso de jugo de naranja. Cosas como estas le encantaban al menor, cada día se enamoraba más y más de la comida que el otro preparaba.
Cuando todo fue servido en la mesa se dispusieron a desayunar, aun que JaeJoong era de poco apetito siempre prefería acompañar al maknae porque le gustaba ver como disfrutaba de la comida.
-¿TaeMin…? –Hablo para romper el silencio que se había formado. Subiendo el codo a la mesa para recargar su cabeza en su brazo.
-Ohm… -El menor llevo su vista hasta el rostro ajeno mientras se había llevado la comida a la boca.-
-¿De verdad me veo tan bien con este mandil?
Y fue así como parecía que toda la sangre en su cuerpo decidió subir rápidamente hasta sus mejillas concentrándose justo en ese lugar y en algunas partes de su rostro. Se había vuelto completamente rojo ante ese comentario y de la nada comenzó ahogarse con la propia comida.
-¡Y-Yah Hyung! –Bajo la mirada hasta el platillo como si eso fuera lo más interesante en la vida.- Dijiste que no lo ibas hacer.
-¿Hacer qué? –Ladeo su cabeza sin entender mucho.- ¡Ah, ya! –Ríe de forma suave estirando su brazo para acariciar con el dorso de su mano el rostro del menor.- No necesito leerte la mente para saber lo que estas pensando Min. Tú mirada lo dice todo.
Lo miro por unos segundos para después evitar una vez más su mirada. Era verdad, JaeJoong era un demonio especial y se daba cuenta hasta del más mínimo detalle parece que era algo que no debía de dejar de sorprenderle. “Un demonio…” Pensó el menor mientras tomaba algo de aire para bajar su sonrojo de sus mejillas.
-TaeMin… -Tomo de su barbilla con sus largos y finos dedos haciendo que girara su rostro para mantener ambas miradas. El silencio fue acompañado con unos golpeteos que provenían del pecho del chico con cabello negro, su corazón latía bastante fuerte a tal grado que parecía que fuera a salir de ese lugar. Pestañeo repetidas veces mientras que el otro lo penetraba con su mirada.- Sigue comiendo o no volveré hacerte comida. –Hablo un tanto bajo, dejando libre el rostro del menor y así poder volver a su posición de antes.-
“Definitivamente…” Pensó TaeMin. “Jamás dejara de sorprenderme.”
