Sanji decide morir.
Parte XV
Sanji Pov’s.
Tenia que escapar de ahí, no quería ver al marimo en estos momentos. Muere Sanji, muérete, anda hazlo pronto… ¡Por santo cielo que me quiero morir!
Hice como que no los vi y seguí comiendo mi comida, agarre la lechuga y me puse a verla y jugar con esta como si fuese lo mas interesante y divertido que pudiese existir. Cuando la lechuga cayó al piso por andar jugando con ella, e iba a agacharme para recoger la hoja, vi los pies desnudos del marimo.
-Cejillas –murmuro divertido, y un escalofrió me recorrió, haciendo que me sentase de golpe y le mirara, tratando de nuevo de enfrentarlo.
-Sanji, oye, ¿Puedes caminar? Eso no lo sabia hombre, que felicidad, ya no tendrás que andar como carrito por todos lados –dijo Ace riendo, sentándose en la mesa, seguido del sombrero de paja, y Zoro se puso de mi lado, a lo que me puse nervioso. Trate de sonreírles, espero haberlo hecho bien. Ellos correspondieron, al parecer no notan que estoy nervioso, bien.
-¿Entonces… puedes hablar… “cocinero”? –pregunto Zoro. Voltee a verle y vi como mordía vorazmente el pan tostado para ser seguido de un gran trago. Empezó a toser y le di palmaditas en la espalda.
-¡…! –quería gritarle que era un estúpido marimo por andar comiéndose las cosas a prisa y no degustarlas siquiera, ¡Yo había cocinado para que supiese bien! Si hubiera sabido que él se… esperen, ¿Qué me importa como se coma la comida que hice? Estúpido marimo mierdoso, como lo detesto. Además de que nuestra platica en su habitación no fue de lo mas bonita, me perturbo los pensamientos demasiado, todavía seguía pensando en ello… “¿Quién te ha afirmado a ti… que tu “media naranja”… es una chica, y no que bien podría ser un chico?” Argh, eso me seguía carcomiendo mi energía y ganas de vivir. ¡Yo no quería estar con un chico! ¡Yo no era homo!
Admitía que me daba algo de curiosidad ese cabeza de chorlito, pero eso no significa que me guste o algo, ¡Solo estoy…! … algo interesado… ¡Eso es todo!
-¿Tu eres quien cocinaste esto? –pregunto el sombrero de paja mientras vi como devoraba con una rapidez increíble los pedazos de pan junto con el huevo que tanto me esmere en poder un buen sabor, ¡Y este venia y se los tragaba así sin mas! ¡Que rabia! La comida estaba para ser degustada, si no mejor váyanse a comer mierda, par de… ¡AAhh! ¡Que frustración!...
Apunte al sombrero de paja recriminatoriamente y di palmaditas –bueno, le di de golpes con las palmas de mis manos– a la mesa, mientras empezaba a mover mi boca tratando de articular palabra, aunque no decía nada, en mis pensamientos si se escuchaban, y estaba dando todo un monologo.
Zoro Pov’s.
El cejillas caminaba de un lado a otro, haciendo como si hablase, movía sus manos de un lado a otro, tenia el ceño fruncido, y parecía ser que nos estaba diciendo algo importante, aunque ahí es donde me perdía… no sabia lo que quería decirnos.
Cuando por fin se quedo callado, estampo las palmas de sus manos en la mesa, dando un gran golpe, haciendo que todos se volteasen hacia él. Cuando supe que había atraído la atención, sus mejillas se tornaron carmín, y yo reí a lo bajo. Me vio, y solo frunció de nuevo el ceño, para salir lentamente del lugar –aunque si les soy sincero daba algo de gracia, iba enojadísimo, pero a paso lento, ¿Se imaginan? Parecía viejo verde–, pero enojado. Parecía ser que todavía no podía caminar muy bien. Lo mejor en estos momentos, era dejarlo a solas, bueno, además, dudo mucho que quisiera estar conmigo en estos momentos.
Le había sugerido, que yo fuera su pareja, pues el me había escrito, que se sentía vacío, ninguna mujer podía llenar el vacío en su pecho. Desde que lo vi, me llamo la atención, hace que me ponga como loco a curiosear alrededor suyo y querer saber más, y sobre todo, tocarlo. Quería que el fuera mio. Creo que ese cejillas me gustaba… no, me gustaba, pero de lo que aun no estaba seguro, es que si era… un simple gustar, o es un enamoramiento. Esperaba que fuera lo primero, pues si me enamoraba de él, sabia que iba a dolerme por que moriría pronto, no quería encariñarme demasiado con el, pero a la misma vez, no puedo evitar hacerlo.
Simplemente, me enganchaba, por eso quería que fuese su primer y ultimo hombre, la ultima pareja con la que este, seré yo, tengo que dar mi máximo en esto, aunque solo me guste, quisiera darle una linda despedida de este mundo, aunque sepa… que esto… al ultimo va a doler.
Sanji Pov’s.
Malditos idiotas que no saben respetar la comida que fue hecha con esmero ¡Púdranse idiotas!
Sin pensar a donde iba, seguí caminando lentamente hasta llegar a un lugar que no conocía. Una pequeña sala, donde había un piano. Me acerque, cauteloso de que no hubiese algún enfermero o alguien más. Toque las teclas con cuidado, hacia mucho tiempo, cuando era niño y mi madre genética aun vivía, yo quería ser pianista profesional, inspirado principalmente gracias a mi madre. Ella quería que fuera pianista, y yo no oponía nada, puesto que también me gustaba mucho.
Pero cuando el cáncer –del cual nos enteramos demasiado tarde para darle un poco más de tiempo con nosotros– la alcanzo, todo se fue al trasto. Deje de ir a las lecciones de todos los días para cambiarlo a tres veces por semana. Mi madre estuvo muy mal, y mi padre tuvo que dejar de trabajar por una recaída de todo el estrés y las cosas que cargaba su propia mente, pero yo, un niño con tan solo 10 años, ¿Qué podía hacer? Nada. Trataba de que saliéramos adelante con los ánimos que le daba a mi padre, pero mi inocencia fue hecha añicos cuando un día mi padre no pudo más, y me golpeo.
Aquel día recibí patadas y puñetazos, golpes, arañazos y hasta insultos. Pero no dije nada, ni siquiera me protegí, pensé que quizás era lo mejor, que así se desahogaría. Admito que tenía ganas de gritarle que parase, que dejase de golpearme, pero no lo hice, me quede callado, recibiendo los golpes que mi propio padre me propinaba, mientras sentía todo mi cuerpo adolorido.
Ese día, si llore del dolor físico, pero aunque era mucho y dolía a chorros, me dolía mas el que no pudiese hacer nada para ayudarlo.
Cuando mi padre cayo en cuenta de lo que habida hecho, pidió perdón, pero simplemente durante un tiempo le ignore. No quería escuchar sus perdones, simplemente quería verlo feliz, y el pareciera que eso era algo que no quería entender.
Después de que mi madre muriera, yo deje de asistir a las clases de piano, y deje mi sueño de convertirme en uno, y lo intercambie por lo que mi padre era, un chef. Desde hacia años que no veía siquiera un piano, me recordaba demasiado a mi madre, que los evitaba.
Mientras las tocaba con cuidado de no presionar alguna, sentí una mirada y voltee a ver, un chico estaba escondido. De pelo negro y nariz larga.
-¿Q-quien eres? ¿Qué haces aquí? L-los pa-paciente no pueden e-estar aquí –dijo a tartamudeos. Lo mire curioso. ¡Ahhh, pero si él también era un paciente que demonios venia a reclamarme a mi! Suspire y solo alce los hombros cono indiferencia.
-Soy Usopp –dijo tímido el chico. Diablos, la libreta. Ahora tendría que dibujarle las letras en el aire –quizás si lo intentaba funcionaria– como niño pequeño, pero que más da, estoy en este lugar.
Empecé a hacer en el aire las letras, para que me entendiese.
-¿Bambi? –pregunto confundido, a lo que me golpee la frente y negué con la cabeza, ¡Las únicas letras que habida entendido eran la “a” y la “i”, creo que esto iba a ser un poco mas complicado de lo que pensé. Me acerque a pasos lentos –como siempre desde que pude caminar–, pero el solo me observo hasta que quede frente a él. Parecía un poco más calmado que hace unos segundos al ver que estaba medio discapacitado.
Con la mano le indique que me siguiera, y el así lo hizo. Caminamos hacia mi habitación, donde entramos y busque mi libreta y pluma que estaban aun tiradas. Kidd y Law no estaban en la habitación, tal vez estaban desayunando.
“Yo no estoy loco, solo tengo intenciones de suicidarme, me llamo Sanji” le escribí. El empezó a reírse y solo le mire con una ceja alzada, ¿El tipo estaría demente? Probablemente.
-Todos dicen eso Sanji –dijo el con indiferencia y se sentó en mi cama. Y como si en mi cabeza algo hiciera un pequeño “click” escribí una pregunta que estaba algo difícil y complicado de explicar y dar una respuesta concreta, o al menos para mi punto de vista.
“¿Qué es un loco?” pregunte. Quizás el dijera que era una persona que esta demente, tal y como pienso yo. Aunque después esta respuesta me abre paso a otra pregunta… ¿Qué era un demente?
Él se quedo se me quedo viendo raro, pero le puse la libreta en el rostro para que me respondiera.
-Pregúntaselo mañana al doctor –dijo con una ceja alzada.
“¿No sabes lo que es un loco?” le pregunte con mi libreta. El me miro y suspiro, observo la habitación muy cautelosamente y camino por sus alrededores como si alguien pudiera estar viéndonos y oyéndonos sin que nos diésemos cuenta.
-¿No sabes lo que es un loco? –me pregunto a mi. ¡Me devolvió la pregunta! Maldito…
Se decía que los científicos estaban locos, por decir cosas de la existencia de vida de otros planetas. Se denominaban locos a los actores, por siempre vivir como dioses, y capaces de ocurrírseles a ir al lugar mas horrible y pequeño que conozcamos.
Todos teníamos diferentes versiones de lo que “loco” significaba. Yo, no se lo que es. Mi mente no tiene su propio significado para esa palabra aun. Pero ¿Qué mejor cosa que aclararme la mente, preguntándole a uno mismo, a un loco de verdad?
“No se lo que es un loco, pero sé que yo no lo estoy. Soy un suicida frustrado” escribí.
-Pues, un loco, es alguien que vive en su propio mundo. Como los esquizofrénicos, los psicópatas, los maniacos. En si, son personas, que son diferentes de todos los demás –respondió con simpleza mientras alzaba los hombros.
“Pensé que esquizofrénico, psicópata y maniaco eran lo mismo que decir que estaba loco” le dije.
-No es lo mismo Sanji, muchos también lo piensan, yo lo pensé, pero ahora se las diferencias. Te las explicare –dijo mientras apuntaba el techo con carisma y me le quede viendo como si fuera un raro. Quizás este tipo estaba un poco fuera de sus cabales en estos momentos como para poder explicarme algo.
-El esquizofrénico, es la persona que delira, se pone grosero y violento, delira, cuando la gente que se hace llamar “normal”, todos llegan a alterarse en algún momento, todos podemos ponernos groseros en algún momento, todos podemos llegar a ser agresivos, pero hasta cierto limite. La diferencia entre un loco esquizofrénico y quien se hace llamar “normal”, es que el esquizofrénico vive en su mundo… literalmente. Vive aislado de la realidad, de todo contacto con lo que se hace llamar real. Vive con alucinaciones, que para el, son algo real. Puede llegar a pensar que es el mismo dios, el elegido, quien quieras, y lo va a creer sin importarle lo que los demás digan; puede creer que debe seguir a alguien por ordenes o que alguien le sigue para hacerle daño, o quizás que alguien le ha dado ordenes de comportarse violentamente con otros, el esquizofrénico… no tiene esperanzas de vida afuera por demasiado tiempo… seria un milagro que alguien así existiese –explico el narizotas y solo me trague el nudo de saliva que apenas me había dado cuenta que tenia atorado.
Esquizofrenia… pensar que algo tan horrible como creerse las propias alucinaciones de uno existiese en gente que bien podría estar en este lugar. Daba miedo de solo pensar que quizás se aviente a mi como lobos hambrientos y pudiesen matarme. No era tanto la muerte lo que me daba miedo, si no la agonía de dolor que tendría que pasar justo antes de morir.
-Las personas psicópatas… bueno, ese es un tema un poco mas difícil de explicar. Por lo general son vacíos, y tienen muchas mascaras. Podría decirse que hasta un payaso es un psicópata, hay diferentes tipos, y diferentes rangos de “sed” que tienen. Son muy sádicos y utilizan a los demás, a menudo dicen mentiras y no les importa ser descubiertos. Lo curioso, es que bien hoy te pueden hacer juramentos, y mañana no se acuerdan de nada, solo de lo que ese día sacio la sed de ver a los demás sufrir bajo su mando, de destruirlos poco a poco. También se les llama sociópatas o antisociales –alzo los hombros desinteresadamente. Vaya, nunca pensé que un tipo como el supiera tanto de este tipo de cosas.
“Sabes demasiado sobre ello, pero… ¿Y los maniacos?” pregunte.
-Bueno… los maniáticos son… pues, por lo general casi lo opuesto al psicópata, estos pueden estar riendo y de un momento a otro pasan a empezar a llorar y se ponen depresivos. No son tan egocéntricos como los sociópatas (psicópata), y a diferencia de los sociópatas (psicópata) ellos no se dan cuenta que están enfermos, por que “Se sienten perfectamente bien”, lo que hace mas difícil las cosas para los doctores, los antisociales (psicópatas) están bien informados de su enfermedad, saben que están enfermos por ser diferentes a los demás, o al menos la mayoría si esta así lo sabe, pero no le importa demasiado, no se deja llevar y piensa que puede salir adelante sin importar que tenga que hacer –dijo el.
Nunca pensé que esos tres nombres fueran tan distintos… de verdad que pensé que eran lo mismo.
“Pero entonces… ¿Qué es un loco?” pregunte de nuevo.
-Ya te dije, alguien que esta encerrado en su propio mundo sin distinguir demasiado la realidad de sus propias alucinaciones –dijo el son simpleza.
“¿Cómo tu?” pregunte, sin llegarme a importar demasiado en realidad, si era rudo preguntarlo de esa forma o no.
-Es lo mas seguro, pero dime, pero haz escuchado de Einstein que decía cosas de la gravedad, Galileo Galilei que decía otras, y a ellos los consideraban locos. O quizás como los Beatles que hicieron un tipo de música diferente nunca antes escuchada, y los creyeron locos por vestirse diferente, pero todos ellos, dejaron huellas detrás. Huellas de grandeza que no podrán ser borradas. Todas esas personas y miles mas también vivían en su propio mundo Sanji ¿No crees? –dijo el, volteándome a ver, a lo que solo asentí como si fuera un niño pequeño al que le explicaban cosas de matemáticas que no entendía ni de chiste por que el profesor ponía cosas difíciles. Creo que los locos tienen una visión diferente del mundo, algo totalmente distinto que nadie quiere que sepa, no los dejan compartir este tipo de información así como así, y dudo que si aguantar mas tiempo de vida, me dejasen ir tan fácilmente como quien deja correr el agua, quizás me lo impedirían y dirían que un no estoy completamente “curado” de mi enfermedad.
No sabia muy bien lo que él me contaba, pero llegue a comprenderlo, entonces lo supe, supe que… “Ese demente, estaba diciendo cosas que tenían sentido”.
-Un día vi a una mujer en pleno invierno, con bikini afuera y nevando, quizás esperaba a una persona por que ella decía estar bien. Pero ¿Quién era yo para negárselo? Era una mujer de ojos azules y pelo negro, de buen cuerpo. El termómetro marcaba que estábamos a una temperatura de cinco bajo cero, pero decía ella que estaba bien. Me di cuenta que estaba un tanto bebida pero aun decía cosas coherentes y no se tambaleaba ni un poco, quise darle mi abrigo, pero se rehusó. Quizás en su mundo era verano, y además, ¿Quién era yo para decirle que hacer? Ella tenia el derecho de vivir y de morir como quisiera ¿No crees? –pregunto. A lo que asentí inmediatamente.
-Te contare una historia de mis antepasados –dijo sonriendo y enarque una ceja algo confundido.
-Un poderoso hechicero, queriendo destruir al gran reino del gran rey Usopp, arrojo una poción mágica al pozo donde todo el pueblo bebía. Y todo aquel que bebiese, se volvería loco. Al día siguiente, toda la población bebió del pozo en la cual aquel malvado hechicero, había vertido la poción, así que todos los aldeanos se volvieron locos, menos el rey Usopp y su familia, quienes como eran los nobles y de la realeza, tenían su propio pozo para beber agua, adonde el brujo no había conseguido entrar. El rey Usopp alarmado, trato de controlar a sus miles de subordinados, con su poder, pero todos encontraron absurdos los mandatos del rey, por las leyes de seguridad que este imponía, pues los policías y guardias habían bebido también del mismo pozo de locura, así que nadie acato al rey. Cuando el y su familia se dio cuenta de los hechos, se desesperaron. Los soberanos, al ver a su “absurdo” rey, quisieron que abdicara el puesto, y este con desesperación decidió dejar el trono, pero su esposa, una lindísima joven veinteañera, le dijo: “Ahora mismo, vamos al pozo y beberemos del agua que ellos han bebido, así seremos iguales a ellos y no habrá problemas” decidió la mujer. El rey y reina, junto con su único hijo, bebieron, y al instante balbuceaban y decían cosas incoherentes, tal y como los demás, lo que al suceder, los ciudadanos decidieron aceptar que se quedara como rey del lugar, era como los demás ahora, ¿Por qué no dejar que gobernara el país? El país continuo en calma siendo dirigido por el loco rey. Aunque ellos eran diferentes a sus vecinos, aun así, la paz prospero –dijo Usopp.
Inmediatamente comencé a reír.
“Tu no pareciera que estas loco” le escribí mientras volví a reír.
-Pero lo estoy, aunque me estoy curando. Espero no obstante que lo que me dan solo resuelva mi problema de depresión crónica. Quiero continuar loco, viviendo mi vida como la sueño y no como los demás desean que lo haga ¿Sabes lo que existe afuera, detrás de aquellas paredes de este lugar, de Shichibukai Yard? –pregunto con una sonrisa el narizotas, y la respuesta inmediatamente afloro a mi mente.
“Gente que bebió del mismo pozo” escribí.
-Exacto Sanji. Ellos creen que son normales por que todos hacen lo mismo, así que yo fingiré haber bebido del pozo, aunque no sea verdad –dijo el con una sonrisa.
“Pues ese es mi problema Usopp, he bebido del mismo pozo que los demás. Nunca tuve depresiones, ni grandes alegrías, ni grandes tristezas que durasen demasiado tiempo. Mis problemas son y eran iguales a los de todo el mundo” escribí. Pues era algo cierto. Yo era como todo el mundo, y me sentía vacío.
El quedo en silencio durante unos minutos.
-Ace nos ha dicho que pronto morirás –dijo el.
Titubee por un instante, ¿Podría confiar en el y decirle de su plan sobre suicidarse dentro del lugar? Bueno, no lo sabia, pero iba a morir de todos modos, y no hay nada como arriesgarse.
“Si, de aquí en dos semanas mas moriré, si es que tengo suerte y no muero antes, pero estoy pensando en algún medio para morir antes. Si tu o alguien del lugar pudiera conseguirme nuevas pastillas, estoy seguro que algo así como eso de nuevo no lo aguantaría” le escribí, tratando de no parecer alarmado ni nada por el estilo. Quería que me comprendiese –o al menos que tratase de hacerlo– como me sentía al tener que esperar a cada instante la muerte que muy lentamente y dolorosamente se acercaba.
Antes de que me respondiese, la puerta se abrió, y Kidd y Law, seguido de más enfermeros entraron al lugar.
-Usopp, sal de aquí, ya es hora de irse a dormir –dijo uno de los enfermeros, y vi hacia fuera. ¿De verdad nos habíamos pasado todo el día aquí? Se me hizo verdaderamente rápido. Pero que más da, cuando estas loco ese tipo de cosas no te importan demasiado ¿no?
-Sanji, será mejor que te duermas, has de estar cansado –dijo Law, con una mirada suplicante, supuse que si no lo hacían me darían mas sedante, y de nuevo a caminar en silla de ruedas… creo que mejor optaba por dormirme por iniciación propia. Asentí con la cabeza, Usopp salió de la habitación y yo me acomodé en mi cama, y con una manta que encontré a los pies de esta, me tape hasta por encima de mi cabeza, sumiéndome en un mundo de sueños.