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SANJI DECIDE MORIR por steve98

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Notas del capitulo:

Aqui el cap

Sanji decide morir.

Parte XXIII

Law Pov's.

Mi corazón acelerado por culpa de Kidd encima mío. Mi cuerpo sin poder moverse. Y mi mente tratando de recordar como respirar bien de nuevo. 

Kidd agarro la sabana y la rompió de un mordisco, agarro mis muñecas con una sola mano y amarro con el pedazo de sabana mis muñecas a la cama. Me sentí asustado, y con ganas de escapar, pero al removerme no lograba nada. 

-¿K-Kidd? -pregunte temeroso. Momentos después sentí su mirada sobre mi... estaba perdido, este chico, lo que sea que me fuera hacer, iba a ser eterno, y algo me decía que me cambiaría por completo. No podía decir si era de una buena o mala forma. Solo sabia que cambiaría mi forma de ser y de pensar. Quizás me golpearía y no podría defenderme, o tal vez me dejaría aqui y me moriría de hambre antes de que alguien pudiera venir a rescatarme, me asfixiaría con una almohada, eso era ¿verdad?... O hay otra alternativa, aunque no creo que sea capaz de hacerme eso... El no podría violarme... ¿o si?

-...mhnn -escuche su gemido como respuesta. Sentí sus manos recorriendo mi cuerpo por sobre la ropa y un extraño escalofrío me recorrió el cuerpo entero. Sentía los toques suaves y sutiles, pero si me hacia daño no lo sabia, o mas bien, no lo sentía.  

Escuche los deslizamientos de mi ropa siendo sacada y me altere, me quitaban los pantalones. Quede en ropa interior. Y empece a removerme para quitármelo de encima.
¡Grita! 

-¡Ayuda, alguien! ¡Ayúdenme! -grite en desesperación. No pude sentir el dolor, pero escuche el crujido de mi cuello al ser abruptamente cacheteado y dejar mi mejilla seguramente roja. Kidd puso una de sus manos en mi boca para callarme, y con la otra puso su dedo indice en sus labios, indicando que me callase. Me removí pero solo logre que hiciera mas presión en mi quijada, haciendo que rechinase. 

No sabia si Kidd me hacia daño, pero era lo mas posible, puesto que una ligera molestia empezaba a acecharme. Lo mire a los ojos y asentí. Agarro otro pedazo de tela de la sabana y la presiono contra mis labios.

-Abre la boca -pidió sutilmente. Lo que me sorprendió. Negué con la cabeza. Chasqueo la lengua y puso su mano en mi cuello presionando, haciendo que el aire me empezara a faltar, el maldito me ahogaba, solo por que quería que abriese la boca, y al parecer lo pensó bien, por que no tarde mucho en abrirla para tratar de agarrar mas aire, e inmediatamente sin perder mas tiempo, metió el pedazo de tela y me lo amarro desde detrás de la cabeza. 

Una vez puesto, dejo de ahorcarme y respire por la nariz, agitado. 

Las manos de Kidd se paseaban por mis piernas haciendo que me diesen pequeños espasmos, extrañamente, de placer. No me gustaba esto, ¡Por supuesto que no! ¡Yo no quería esto! 

Sentí algo húmedo en mis piernas, y como tenía los ojos cerrados -ni siquiera me había dado cuenta de cuando fue que los cerré- los tuve que abrir y enfocar, para ver al pelirrojo lamiendo mis piernas. Sentía calor y excitación, pero si lo odiaba, si odiaba esto, odiaba que me obligara a esto ¿Por que diablos me siento tan caliente?

-¡Hnnn! -sentí sus manos apretando mi entrepierna aun no despierta, sus movimientos lentos y sensuales, que de alguna forma, lograban excitarme aun en este tipo de situación en la que me encontraba. Sus manos por sobre mi ropa, aunque no quisiera verlas por miedo y vergüenza mezcladas, mi mente parecía estar dispuesta a atormentarme, pues las visualizaba en mi mente.

Las manos del pelirrojo me quitaron la ropa interior, a lo que no puse resistencia. Sus manos apretarme las nalgas y mis roncos gemidos pasar por mi garganta y quedarse atrapados en la tela, la cual empezaba a empaparse por el poco sudor que salía de mi cuerpo. 

El rostro del bruto pelirrojo se acerco a mi, y solo le mire, sin hacer nada mas que cerrar las piernas. Empezó lamiendo mi mejilla y solo cerré los ojos y temblé un poco ante su acción. Con su mano empezó a tocar y estimularme. No sabría si lo estaba haciendo bruscamente, solo sentía placenteros escalofríos que recorrían mi espalda hasta llegar a mi entrepierna. Me sentía ardiendo, tenía calor, y Kidd encima mío besando mi rostro y mi pecho -el cual aun tenía la camisa blanca- no ayudaba demasiado.

-¡Hnnn! ¡Bdddnn! -intente hablarle, pero estaba absorto en lo suyo. Cerré los ojos disfrutando aquel contacto que hizo que me pusiera duro. Estaba claro, yo disfrutaba de esto, pero aun así, sigo pensando que esta mal. No debo hacer esto, el no debe hacer esto.  Sentí un ligero y extraño movimiento en mi parte trasera, me daba cosquillas, pero también entremezclada con la excitación. 

Quizás era un efecto secundario... No, esto ya no es algo secundario. Sentía algo como desaparecía y reaparecía en esa misma parte. Abrí los ojos asustado, y vi al pelirrojo metiendo su lengua en mi entrada. ¡Dios santo, este iba en serio! 

-Ya no aguanto mas -sonó su voz ronca y me asuste, sabia lo que venia, y me aterraba la idea de perder así mi virginidad. 

-¡Mhnn! ¡Mnn! ¡Hnnmmbbb! -me moví frenético, tratando de que no pudiera hacer nada mas. Pero fue inútil. El agarro mis piernas y las puso sobre sus hombros mientras yo me removía y trataba de gritar algo. Quería que me rescatasen, que me sacasen de ahí, yo no quería pasar por nada de esto.

-Si no quieres que te duela, será mejor que dejes de moverte -dijo con voz profunda. Respire con dificultad, tratando de ver el lado bueno de esto, o pensar en otra cosa. Pero nada. Solo terror, miedo y ganas de salir corriendo de ahí.

Contuve la respiración. Sabia que no me dolería, pero aun así, estaba asustado, completamente aterrado. ¿Si no dolía, de que tenía miedo? ¿A ser usado y desechado? ¿A que solo fuera diversión de un momento? Quizás, pero ¿Por que me sentía así, respecto a esto? 

Negué con la cabeza para apartar ese tipo de pensamientos en mi cabeza. Era solo la crisis por la que estaba pasando, si, eso debe ser. Por eso pienso que tengo sentimientos hacia el. Nada de esto es cierto, nada de esto es real, esto debe ser una pesadilla de la que me levantare asustado, si, eso es. En las películas con algo de dolor, despiertas. Pero ¿Que pasa cuando no siento el dolor?   ¿Cuando mi única salida... Es despertarme por mi mismo?

Maldigo mi enfermedad, y a la misma vez, la aprecio. Un sentimiento del cual no se a cual inclinarme mas. Al desprecio quizás. 

-Mhnn -gimió Kidd, y sentí aquel pedazo de carne introducirse en mi. Fue lago indoloro y curioso, pues sentí algo extraño que me hizo abrir los ojos a mas no poder y tensarme, al punto de ni siquiera poder o m bien, querer respirar. Fue algo horrible, algo físico. ¿Seria que era a lo que llaman dolor? 

No, eso es algo imposible, yo no puedo sentir dolor, es algo que seria un milagro. Dolor. Quizás si lo había experimentado, quizás fue eso que experimente durante solo unos segundos, pero eso fue suficiente como para que se quedara en mi mente el como se sentía. Suena algo masoquista, pero es algo que apreciare, por que quizás nunca amas lo vuelva a experimentar. Extrañamente, quería sentir mas.

Jale el pedazo de tela para que se desatara, mientras el pelirrojo me embestía lentamente y pegado a mi pecho. Las olas de calor iban y venían, junto con el cuerpo del Kidd que me proporcionaba mas calor del que tenía, y un placentero ir y venir en mi interior.

Mis gemidos ahogados por la tela y mis mordidas a esta tratando de no demostrar demasiado el cuanto estaba disfrutando el que me tomara, que me profanara sin mi permiso. 

Sentía arder mi interior y los movimientos de quien estaba encima mío parecían calculados, pues me hacían querer mas, en vez de rechazarlo. Seguí jalando, tratando de liberar mis muñecas, hasta que lo logre, y me agarre a su espalda, a lo que no supe si se dio cuenta, pero siguió embistiendome, y empece a arañar su espalda un poco por el placer desbordante. 

Ni siquiera recordé que llevaba otra tela en la boca, cuando sentí algo caliente en mi, dando indicaciones a mi cuerpo de que me viniera, a lo que hice sin oponerme. El pelirrojo, cansado, se quedo un rato sobre mi y yo solo cerré los ojos, para después sin remedio, dormirme. Creo que al ultimo, quizás si sienta sentimientos por un apenas conocido. 

Crocodile Pov's.


-Tengo que comprar un nuevo sofá -murmure para mi mismo. Pues la ultima fue hecha jirones por dos perros que tengo por mascotas. Ni siquiera se por que es que aun no los hecho de casa. Ah, cierto, no son completamente míos, si no de mi pareja, Donquixote Doflamingo. Maldito depravado, y pobres perros, que son mimados hasta hartase en serio de las cosas que les son compradas. A veces pienso que Doflamingo quiere mas a esos estúpidos perros que a mi. No, no es que este celoso, solo que me pone los pelos de punta el saber si es eso verdad o mentira. 

Bueno de todos modos, quizás a los vagabundos de la esquina les sirva de algo el sofá roto. 

Por eso es que soy el director de un manicomio, y no uno de los pacientes que residen aqui, por que pienso y reflexiono antes de actuar.

Al llegar a mi oficina, después de haber saludado a algunos cuantos enfermeros, entre ellos Smocker y Shanks, me senté en la silla del escritorio y me puse a checar unos cuantos papeles y el horario. 

Parecía ser que Zoro de nuevo tenía problemas alimenticios, por que la chica, llamada Ayume, que hace poco entro a trabajar, me dejo una nota. Tengo que encontrar un remedio rápido en el que Zoro no se vaya a morir de hambre. Su locura le volvía impredecible,y parecía que había dejado de comer por completo. Ya anteriormente le había recetado alimentos intravenenosos y que se dieran por medio del suero, pero aun así, eso no lo sostendrá por siempre, y algún día tendrá que comer como un chico normal, o bueno, normal en el sentido de este lugar. Roronoa Zoro, era Un chico fuerte de 22 años, con buenas facciones, guapo, y no se le notaria que pudiera estar en un hospital psiquiátrico, ni si quiera por su mal temperamento, pues en verdad es un chico terco y orgulloso. Pero aun así, con solo suero terminara enflaqueciendo y quedando esquelético.

¿Que seria lo que pensaría Mihawk de esto? Uno de los embajadores mas ricos del país? Bueno, de todos modos dudo que lo vaya a querer estar llevando a todos los lugares que va. Dracule Mihawk era un hombre influyente y temido por todos. 

Por un instante me preocupe, pero no, como dije antes, no creo que lo vaya a querer estar llevando a las recepciones oficiales o a donde iba por representaciones del gobierno. Seguramente al embajador no le importaba mucho el aspecto de su hijo. Zoro estaba en Shichibukai Yard, y aqui continuaría por siempre o hasta que su padre siguiese ganando aquellos jugosos bonos y sueldos enormes.

Estuve haciendo unas cuantas cosas con las que distraerme y hacer el trabajo de modo limpio, rápido y sencillo. Hasta que llego mediodía, y como alrededor de las once y media -casi mediodía-, mande a que pasaran a la primera visita. Prendí la luz de la oficina, pues aunque generalmente me gusta estar a obscuras, era mejor si la tenía prendida cuando visitasen mi oficina, ya fuese un paciente, o un familiar de estos.

La primera visita fue, la del paciente que intento suicidio.

-Buenas tardes, soy el padre de Sanji, Zeff -saludo el padre del chico. El señor también era Rubio, y por su aspecto aun seguía demacrado por lo sucedido con su hijo.

-Soy el director Crocodile, por favor siéntese -pedí con voz sutil. Parecía que de un momento pudiera ese viejo a ponerse histérico, mejor hacer las cosas calmadas.

El viejo carraspeo, y se quedo callado e incomodo, como pensando en que decir.

-¿Cual es... el estado de mi hijo? -pregunto por fin. Me cruce de piernas mientras movía mi silla giratoria de un lado a otro, imperceptiblemente, pero para mi que era quien la movía, era obvio que estaba en movimiento.

-Aun no lo sabemos, necesitaremos otra semana para estudiarlo mejor -mentí. No creía que fuera buena idea decirle al padre sobre que su hijo moriría y no tenía salvación, y que había sido un milagro el que siga vivo en estos momentos.

-No se por que Sanji hizo esto, mi esposa y yo siempre fuimos padres cariñosos, bueno, ella, yo siempre lo trate duramente, pero el sabia que yo le quería. Siempre tratamos de enseñarle cosas buenas y darle todo a costa de mucho sacrificio, y la mejor educación posible. Aunque tuvimos nuestros problemas familiares, siempre mantuvimos unida la familia. Además, el tenía un buen trabajo y no es feo... Aun así el... -el padre quedo callado y mirando duramente al suelo.

-Aun así, intento el suicidio. No se sorprenda, así ocurre, las personas son incapaces de entender por completo lo que es la felicidad. Y si lo desea, le puedo dar las estadísticas de Canadá -dije. 

Según las estadísticas de Canadá sufrían algún tipo de enfermedad mental:

*40% de las personas de entre 15 y 34 años.

*33% de las personas de entre 35 y 54 años.

*20% de las personas de entre 55 y 64 años.

Se estima que 1 de cada 5 individuos sufre algún tipo de trastorno psiquiátrico y que 1 de cada 8 canadienses será hospitalizado por trastornos mentales al menos una vez en su vida.

-¿Canadá? -pregunto el hombre, confundido. Vi que había conseguido lo que quería, distraerla.

-Mire, usted esta aqui para ver a si hijo, ¿No es así? Bien, ¡Shanks! -grite. El pelirrojo entro casi de inmediato. 

-¿Me llamo? -pregunto sonriente, como siempre. Suspire.

-Quiero que mandes a traer al chico del suicidio -dije.

Después de quince minutos, el pelirrojo volvió algo preocupado.

-Lo siento, se nos resistió, dijo que no quería ver al padre, e hizo un desastre, por lo que tuvimos que dormirlo -dijo Shanks, y algo en mi mente hizo click. Algo no andaba bien. Shanks me lo hubiera traído a base de conversaciones, tratando de que se vieran sin importar que. No me digan que... ¡Diablos! No puede ser, ese niño no se puede morir en estos momentos. 

Me levante de mi lugar.

-Lo siento, tendrá que verlo en otra ocasión -dije rápidamente. Hice que Shanks se ocupara del padre y le avise que quería ver a Smocker en estos instantes.

En cuestión de minutos, menos de los que imagine, Smocker llamo a la puerta y entro. Yo estaba sumido en mis pensamientos, hasta que sentí una mano en mi mentón, ¿Doflamingo? No,era Smocker.

-¿Que pasa? -pregunto serio. Aleje su mano de mi y lo mire. Me echo el humo de su puro en la cara y ni me moleste en dispersarlo.

-¿Que demonios se supone que hacías cuando el Rubio se nos fue? -pregunte bruscamente mientras giraba en la silla, nervioso. Estaba nervioso por si enserio había muerto.

-¿Que, que se supone que hacia? Nada, solo que atendía como a medio personal con sus pacientes. Hacia su trabajo en vez de que ellos mismos lo hicieran -dijo molesto. El humo del puro salía de su nariz, y solo eso parecía tranquilice de andar moviendo las piernas de un lado a otro nerviosamente, suspire y me frote las sienes con el dedo indice y medio en círculos. 

-Lo siento, tienes razón, todos aquí son unos incompetentes, de verdad, es que, ando presionado -me excuse. Tome una gran bocanada de aire y la expulse lentamente. Tenía los ojos cerrados, pero sentía los movimientos de Smocker a mi alrededor, acercándose. 

-No de nuevo Smocker, sabes que estoy con Doflamingo -le regañe. A aquel tipo de vez en cuando le gustaba jugar conmigo, me hacia cosas vergonzosas, y por ello, muchas veces Doflamingo no me dejaba venir al trabajo, pensando que quizás le engañaba con Smocker. Pero que idiota podía ser ese hombre, yo no soy ese tipo de persona que anda con todos. 

-Lo siento, sabes que no puedo evitarlo -dijo y exhaló el humo de nuevo. Abrí los ojos y lo tenía enfrente de mi. La chamarra extraña que siempre llevaba sin abrochar y sus pantalones. No pude evitar mirar su pecho e inmediatamente aparte la vista. Negué rápidamente y me puse a pensar en el chico del suicidio.

-De todos modos, ¿Esta muerto? -pregunte. El quedo en silencio y una incomodidad vino a mi. Tuve que acomodarme en el asiento y mirar al techo para tratar de asimilarlo. ¿Como le diríamos al padre? ¿Que es lo que haría después de ello? ¿Nos denunciaría? Bueno, con algo de dinero se les soborna, pero pudiera ser que sea algo mas grave lo que nos eche encima.

-Te lo traeré para que lo veas tu mismo -dijo y salió silenciosamente de mi oficina. Me mordí el labio inferior y después el superior, tratando de analizar lo que podría hacer.

Unos segundos después, llamaron de nuevo a la puerta, ¿Tan rápido había ido por el cadáver? 

-Pasa Smocker -dije y suspire. Pero lo que entro no fue ni nada menos que en hombre con gran diferencia de tamaño a Smocker, y con un saco de plumas tan rosadas, que entrecerré los ojos y arrugué la nariz al reconocerle. Doflamingo.

-Te dije que no podías venir a mi trabajo -le dije con un tono de reproche, como si se lo dijera a un niño pequeño. El del saco sonrió complacido y cerro la puerta. Escuche cuando puso el seguro, pero no dije nada. Se acerco al escritorio y se recargo en el. No tuvo que hacerlo demasiado para llegar a mis labios, donde comenzó a besarme y solo me deje hacer. 

Cuando se separo un poco, lo único que nos unía ahora era el pequeño hilo de baba que se rompió casi de inmediato como se formo y se deslizo por nuestros labios. Me relamí y el volvió a besarme, metiendo su lengua a mi boca y yo solo cediéndole el paso.

Cuando por segunda vez se separo, le saco la vuelta al escritorio, me paré del asiento y él nmediatamente se abrazo a mi.

-¿Me extrañaste verdad que si? -dijo meloso a mi oído y lo lamió, a lo que me recorrió un agradable escalofrío. Suspire.

-No tengo por que responderte -susurre, sabiendo el que cuando decía algo así, era algo afirmativo.

-Me alegro, yo también -dijo y empezó a chupar mi cuello, haciendo que me estremeciese. Ya sabia que rumbo estaba tomando esto, y aunque yo lo quisiera, obviamente no le iba a dejar hacerlo en mi oficina, y mucho menos con el problema que tengo encima en estos momentos.

-Espera, aqui no, cuando lleguemos a casa, después ¿Vale? Ahora tengo mucho trabajo -susurre bajito, disfrutando sus besos en mi cuello y su cuerpo caliente ocurra el mío.

-Tsk... Hueles a los puros de Smocker -dijo el de repente y abro los ojos sorprendido.

-¿Como lo sabes? Además, yo también fumo puros -dije con una ceja alzada.

-¡Demonios! -grite del susto al ser levantado por aquel rubio de gran tamaño. Se sentí en mi silla, y me sentí en sus piernas, lo que deteste, por que de seguro que me miraba como un escuincle. Lo mire e iba a reprocharle cuando me abrazo fuertemente y me quede callado. ¿Me habían cambiado a mi pareja? 

-¿Te golpeaste? -pregunte mientras empezaba a tocar su cabeza ligeramente. No había chichones.

-Idiota, no me golpee, estoy celoso. Y eres mío, no de Smocker. Y se la diferencia por el olor. Siempre hueles mas a un tabaco fuerte y este es un aroma amargo, no me gusta -dijo comenzando a besarme el cuello de nuevo. 

-Ah, bueno, tengo que trabajar, cuando llegue a casa dejare que me castigues y lo que gustes, pero por ahora no -dije mientras le agarraba la mano que desde hace rato le vi con intención de meter a mi ropa. Pellizque la mano y el la alejó de inmediato. 

-Vale -dijo. Me levante de sus piernas y el se paro. 

-Estaré con un embajador que me encontré aquí -dijo y salió de mi oficina. Hoy estaba extrañamente concurrido mi lugar de trabajo. Quizás hoy todos se pusieron de acuerdo en venir y molestarme.

Pero por ahora, eso no importa, me importa mas el chico Rubio que murió, ¿Como era que se llamaba? Ah, si, Kuroashi no Sanji.

Notas finales:

Espero que les hay ajustado el CAP, ya saben, dejen sus rws y me dicen que tal, espero que encerio haya gustado y le puse un poco d rareza a las parejas :9 pero bueno xD..

Ahora tengo que ir a poner CAP del de yakuza D:  pongo mas tarde xD

Pd. xKatex no estoy enojado contigo ok? :3


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