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SANJI DECIDE MORIR por steve98

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Notas del capitulo:

Bien lo siento por haberme tardado tres semanas en actualizar... Es que ya entre semana no tengo. Tiempo de acutalizar <---y se la pasa en face xDD

Bueno pero aqui esta el capi, se me hizo un poco largo, queira alargarlo mas, pero si lo hacia, me iba a tardar, asi que decidi mejor ponerselos ahora xD

Sanji decide morir.

Parte XXIV

Zoro Pov's.

Salí de mi habitación, me sentía débil, pues no había comido demasiado –no había comido sinceramente– estos últimos dos días, y ademas, me sentía mareado, con ganas de vomitar, deprimido y de mal humor. Presentía que algo malo me dirían hoy.

-¡Zoro! –escuche la voz de Ace llamandome, y voltee mientras me sobaba la panza en círculos, y de nuevo esa idea de que algo preocupante y de mala saña iba a pasar, asalto mi mente. 

El pecoso venia sudado, cansado y jadeaba demasiado, parece ser que me estuvo buscando por todas partes, y yo vagando por aquí con dolores. Se tranquilizo primero y me vio preocupado. Demonios, quería que mi mente no pensase que algo horrible había ocurrido mientras descansaba por el estúpido medicamento.

-¿Que quieres? –pregunté seguido de un gruñido. 

-Es Sanji, murió esta mañana –dijo lo mas serio y triste que note, por que mi mente quedo en shock y me tambalee, por lo que tuve que recargarme en la pared. 

¿Sanji?... ¿El rubio que me gusto? No, eso no puede ser, aun le falta una semana de vida, no puede morir.

-¿Zoro? –la voz de Ace se escuchaba lejana. Sentía mi respiración agitada por el shock inicial, quería revolcarme en el piso y gritar, gritar su nombre tan fuerte hasta que mi garganta sangrara y doliera como si estuvieran encajando millones de estacas en mi. 

Caí de rodillas. Sabia que no había pasado demasiado tiempo con el, si acaso unos tres días, no fue demasiado, pero parece ser que esto es peor de lo que pensé. Lo que siento por el es algo mas que un simple "me gusta" es un "me enamore", ¿Como demonios llegue a tal punto? 

Las lagrimas amenazaban con salirse de mis ojos, y lo único que pude hacer fue tumbarme al suelo y pegar mi cabeza al suelo. Apreté los puños y la mandíbula sintiendo como las lagrimas caían por mis mejillas... Por ese estúpido cocinero. 

-Zoro, si quieres verlo puedes ir a la oficina del director, parece ser que llevaran su cuerpo a allá –explico mi amigo, y se puso de rodillas a mi lado tratando de consolarme quizás, el era así. 

-¿Su cuerpo? –pregunte y me limpie antes las lagrimas para verle. Chasquee la lengua y me levante para seguir corriendo. Si era cierto y el rubio, mi rubio, había muerto, entonces tan siquiera me gustaría despedirme. Despedirme de la única persona de la que pude enamorarme en menos de una semana, quizás había sido amor a primera vista y no lo había notado. 

En mi vida me había enamorado –o creía haberlo hecho– y solo había sido de una chica, pero mi padre no lo acepto, no aprobó que yo estuviera enamorado de ella. Intente escapar con ella, agarramos carro, ropa, y dinero, pero no salió como esperábamos...

Chocamos por culpa de unos bandidos que venían tomados, ella murió, y yo quede grave. Después de recuperarme poco a poco, preguntaba por ella, y respondían lo mismo, "cariño, la chica no pudo sobrevivir" y se iban, dejándome solo para sumirme de nuevo en mi negra obscuridad. 

Así fue como empezó mi mentalidad cerrada, como empece a cerrarme al mundo, y dejé de comer, de salir con amigos, solo quería que mi chica volviera, mi chica muerta estuviera aquí conmigo. Mi mente empezó a pensar en trivialidades de la vida, como por que las flores eran tan pequeñas y no mas grandes, o por que los arboles tenían que salir de una semilla, o el como demonios les pusieron nombre a los colores, como supieron cual es cual, que tal si el verde en realidad no es de color verde, si no rojo y el azul no es ese color si no color naranja, u otro que ni siquiera se sabia que existiese, que no tuvieran esos nombres. Cosas que nadie me iba a responder, cosas que los demás consideran tonto pensar en ello, pero yo no.

Mi padre al principio, parece ser que no se dio cuenta de que yo andaba mal, o lo hizo, pero quizás pensó que yo me iría a recuperar. Pero hubo un día, el día en el que me trajeron a este lugar, a Shikibukai Yard, y de donde se supone que no saldría. El día que me trajeron. Prometieron curarme de mi enfermedad.

¿Enfermo? ¿Yo? Yo no estoy enfermo. Mi depresión es causa de que no coma, no beba, no ingiera nada al punto de estar al borde de la muerte, y andar débilmente como si nada, pensar que estoy bien, cuando mi cuerpo esta en horribles condiciones.  Pero aunque tenga todos estos síntomas, aun así, me siento extrañamente genial.

¡Sanji, no puedes estar muerto! ¡No dejare que te mueras! ¡No puedo dejar que la persona de la que me enamore muera de nuevo! ¡No esta vez, quizás tenga un poco de vida, aun! De verdad, yo aun tenia esperanza de poder encontrarle con vida. Él no podía morir y dejarme aquí, el tiene que estar vivo.

Correr como si tu vida dependiera de ello, es fácil, se induce el miedo y el susto y la adrenalina guardada te dispara como a una bala, pero, correr por la vida de otra persona es difícil y mas si es la persona que amas, puesto que por mas que quieres llegar, lo único que sientes, es como si fueras retrocediendo, y cada paso que das, no es nada contra el tiempo. Te sientes inútil, vacío por momentos, al pensar que quizás no llegues a tiempo para salvar a esa persona.

Dicen que todos tenemos un destino, que dios lo sabe todo, el presente, el pasado y el futuro. Si el sabia lo que iba a pasar, ¿No puede el remediarlo? ¿No puede el pararlo todo? El pudo haber cambiado nuestra historia, ¿No? Pero bien dicen que el destino ni dios lo cambia, entonces ¿Quien lo hace? ¿Nosotros mismos acaso? Por supuesto que no, eso se llamaría milagro, y eso es algo que solo ocurre en películas y novelas románticas. Los milagros no existen, o al menos para mi, no.

Ni si quiera jadeaba, y eso que desde hace mas de dos meses que no hago ejercicio para mantenerme en forma, pues a veces, por la falta de nutrientes, muy apenas podía si podía respirar. No tenia fuerzas.

La adrenalina debería sentirse genial cuando haces algo extremo, cuando te diviertes y gritas de emoción y del susto que te llevas, pero no cuando corres para ver el cuerpo de alguien.

Llegue a la puerta y di un portazo.

-¡Sanji! –grité mientras mis ojos veían a todos lados, e inmediatamente mi cuerpo se dirigió a otro que se encontraba en una cama rodante por decirlo así, pues podías transportar a alguien a cualquier lado, así que, era una camilla de hospital para ser exactos.

Ni siquiera me moleste en saludar al director que me miraba sorprendido, y mucho menos a Smocker, un hombre que fumaba tantos puros como yo me ausentaba de días en mi mente. 

-¡Sanji! –grite de nuevo...

Sanji Pov's.

Estoy... ¿Muerto acaso? Si esto es la muerte, entonces se siente agradable estar muerto. Se siente mas cálido de lo que pensé que estaría, si es eso, entonces, ¿Quizás sea que tuve la posibilidad de ingresar al cielo? No, esto no es el cielo, el paraíso o algo parecido. Me siento caliente, aunque se que debe ser por la temperatura del ambiente, puesto que como ya estoy muerto, debo de estar frío y tieso, quizás sea que me están incinerando, y es extraño, no siento dolor, solo el calor y aunque es un poco sofocante, aun se siente agradable.

Zoro... El marimo. Lo deje ahí...

Me pregunto que dirá –lo que hará más bien– cuando se entere de que he muerto. ¿Llorará por mi? Pienso que no, digo, nos conocemos de muy poco, y nos como si nos hubiésemos hecho muy cercanos... ¿A quien engaño? El estúpido marimo ya había empezado a gustarme, ya había empezado a entablar un noviazgo entre nosotros, ya le había tomado consideración y cariño, y le he dejado, todo por que a mi corazón se le ocurrió darme un paro cardiaco.

Muerto, ya no mas en la tierra –o quizás si, quien sabe que fue lo que me haya pasado, quien sabe que me espera una vez muerto– y ya no mas personas queridas, no mas amigos, no mas... Zoro. Ni siquiera alcanzamos a hacer algo de novios. Quiero regresar.

¡Estúpida alga! ¡Zoro! 
Escucho una voz débil, y el calor se intensifica, me siento como si estuviera en una piscina, como si mi cuerpo estuviera bajo presión.

¡Dejénme volver con Zoro! ¡Maldita sea! 

-¿Volver con el? –escuché una voz detrás mía. Sentía mis párpados pesados, pero aunque no tuviera los ojos abiertos, sabia que a mi alrededor había solo obscuridad.

¡Si! Quiero volver a la tierra, quiero vivir.

-¿Pero de que hablas niño? Tu querías morir –explicó la voz. Era de ultratumba y me daba horribles escalofríos, los cuales no sabia si clasificarlos como agradables o desagradables.

¿Quien era esa persona?

-¿Persona? Yo no me clasificaría tanto como una, soy mas bien... Alguien inexistente para algunos, pero para personas como tu no –dijo la voz. Sentí algo pasar por mi espalda y recorrerla a todo su largo. Enseguida supe quien era. O eso creí.

¿La muerte, no es ella quien me tiene aquí, quien me quiere llevar?

-Corrección, querido cocinero. Tu querías que te llevara, querías morir, ¿Lo recuerdas? –pregunto la voz. 

Podría abrir los ojos, y verlo directamente, encararte. Encarar la muerte significa, ¿Ir al infierno? Es el quien nos da el juicio ¿No? 

La voz no respondió. Quería abrir los ojos, pero si lo hacia, ¿Que pasaría? ¿Que era lo que me iban a hacer por revelarme contra la muerte?

-Querías que te llevara –volvió a decir la voz. 

El, o ella, bueno, la muerte, tenia razón. Hace alrededor de una semana quería morir, quería irme de aquí, por eso tome la decisión de suicidarme, pero... No era por que estuviera deprimido, por que nadie me quisiera o por que mi trabajo fuese mal, si no, todo lo contrario. Era tratado bien, venia de buena familia –aún cuando mi madre haya muerto y dos años después mi padre se casó con otra mujer, pero además era una buena madrastra, algo difícil de encontrar hoy en día–, y mis supuestos "amigos" –quienes no eran mas que unos hipócritas en su mayoría, excepto de Marco, un chico rubio que enserio se preocupaba por mi– eran las personas que mas trataban de agradarme, y aunque en la mayoría de las veces lo hacían, a mis espaldas eran punto y aparte. Quien habla mal a mis espaldas, es por que respeta mi presencia.

-Cierto, te respetaban, y por eso trataban de que te agradasen, trataban de que les quisieras. Pero al irte, ese respeto ¿Donde quedo? –estúpida voz, puede que tenga razón, y quizás ya esas personas me hayan perdido el respeto por completo, y si es que l as volviese a ver, me escupirían, patearían y dirían cosas que anteriormente no hubieran dicho antes de esto.

Aun así, después de que me hayan perdido el respeto, y aunque mi familia se decepciono de mi –no estoy seguro, no vi a mi padre, pero, es lo mas posible que haya sucedido–, sinceramente, a estas alturas, ya no importa. Quiero ser feliz.

-¿Feliz?... Estas muerto, ¿recuerdas? Nadie en la tierra te quiso, nadie jamas te aprecio por lo que en realidad eres, jamas fuiste querido en realidad, solo lo hacían por obligación, entiende. Nadie. Nunca. Te quiso. En realidad –dijo con aquella voz gutural que tenia. El odio crecía dentro de mi, el no tenia razón. Mis padres me quisieron, si no, me hubieran abortado en cuanto supieran que me iban a tener.

-Quizás no sabían que iban a tenerte –dijo cortante. ¿Mis amigos, Marco? 

-Hipócritas, todos hipócritas –dijo y lanzo una risilla escalofriante.
¡Marco! Él, nunca fue un hipócrita, el me quería mucho, éramos verdaderos amigos. El de verdad se preocupaba por mi.

-Ya no lo tienes cerca –dijo. Era cierto, pero aún así, el me seguía recordando, estoy seguro que ese cabeza de piña amigo mío, me sigue recordando, y quizás, aunque me haya vuelto así, aunque todo esto me haya pasado, aun seguirá siendo mi amigo. 

Mi carta fuerte.... Zoro. El si me quiere, el me quiso.

-¿Y que? Si no es correspondido, el amor se pierde por completo –dijo. La voz inquietantemente, tenia toda la razón.
Pero... Es correspondido. 

-¿Que? Claro que no –extrañamente, la voz pareció asustarse por un momento y de eso me di cuenta. Asustarse... Lo hizo por que dije algo que debió alterarle. 

Miles de murmullos a mi alrededor empezaron a escucharse. Yo tratando de entender lo que decía, y las voces poniéndose de acuerdo en quitarme la concentración. ¡Callense! Las voces no cesaban, parecían hacerlo a propósitos.

Trate de concentrarme en alguna conversación –si es que era una, pues no estaba seguro, solo sabia que eran miles de voces parecidas a los murmullos–, pero solo lograba que me doliera la cabeza.

Cabeza... Dolor.... Estoy muerto, ¿Como puedo sentir dolor? ¡Estoy vivo! ¿Sigo vivo no es así? Por eso se asusto, trata de hacerme caer en sus redes y aceptar mi muerte, para así poder llevarme con ella. La muerte hace su trabajo de este modo. Trata de seducirte sin que te des cuenta, te dice tus desgracias, la otra cara de la moneda, aunque la mayoría del tiempo... Una cara falsa.

Mis padres me amaban, no estoy seguro de si fui planeado, pero, se que mi madre me amo, y mi padre, lo sigue haciendo, aún cuando yo estoy en un hospital psiquiátrico.

-¡Callate, estas muerto, entiéndelo! –grito la voz y sentí un dolor horrible, lo que hacia que me sintiese feliz. Estoy vivo. Puedo sentir el dolor.
¡No es cierto, estoy vivo! Lo se, sigo vivo. Quizás con la alma saliendo de mi cuerpo, pero mientras aun este un poco en el, seguiré vivo.

-Aun cuando sigas así, como tu dices... "vivo", no tiene caso que luches o que intentes despertar, estas demasiado débil, morirás pronto, y te llevare conmigo –dijo la muerte.

¡Dejame regresar! Haré lo que sea, quiero estar con Zoro.

-¿Lo que sea? –pregunto dudoso. 

Zoro Pov's.

-¡Sanji! –grité de nuevo esta vez, aliviado.

¡Estaba vivo! ¡Sanji seguía vivo! Estaba con una mascara de oxigeno, pero seguía vivo, aun respiraba,y su corazón latía –lentamente, pero al menos latía aun, y eso me aliviaba–, y su piel, seguía siendo tan blanca y suave como la recordaba. Sus labios tan rosados, carnosos y besables, quizás un poco secos, pero igualmente seductores para mi.

Lo estruje contra mi pecho, recargando su cabeza en mi hombro. De nuevo las lagrimas amenazaban con salir, pero esta vez pude contenerlas. Solo me quede callado, abrazando el cuerpo del rubio.

-Zoro, no debiste entrar así, deja ahí al chico, que le harás daño –dijo Smocker, y soltó el humo mientras a pasos pesados se acercaba y puso su mano en mi hombro. 

-Vale –respondí en un susurro, y lo volví a recostar en la camilla. Acaricie sus cabellos y el empezó a murmurar cosas, a lo que me quede viendo.

-¿Estará bien verdad? –pregunte, sin hacer notar demasiado mi preocupación y alteración por el. Quería que el estuviera bien, que viviera mas.

Extrañamente, enserio quería llevármelo lejos de este lugar, quería escapar con el, tal y como había dicho a Mihawk.

Mihawk... Mi padre adoptivo, esta enamorado al parecer, pero ¿De quien? 

-No podemos saberlo con seguridad, lo mas posible es que muera –dijo Smocker. Y chasquee la lengua. El no podía morir, no podía dejarme aquí, sin que le hubiera mostrado cual cariñoso puedo ser, cuan celoso me pondré, sin siquiera que sepa que le amo, y no que es solo un capricho o algo parecido, como al principio pensé y mostré que era.

-No puede morir –dije mientras tomaba la mano de Sanji, su caliente mano que a cada momento que pasaba se volvía mas fría. Me daba miedo perderlo.

-Bien, si quieres estar con Sanji, necesitas comer –dijo Smocker, soltando humo de sus dos puros. 

-¿Enserio? –pregunte sin hacer notar mis sorpresa en mi voz. Era extraño que aquel gorila no me dijese que me saliera y después me sacara a patadas de la oficina.

-Si, Zoro, ves a comer, luego podrás venir a verle –dijo el director. Un hombre de pelo tan negro como la misma obscuridad peinado hacia atrás, mirada fiera, y una cicatriz que cruzaba el puente de su nariz hasta llegar a los extremos de su rostro.

No confiaba demasiado en las personas, y mucho menos en tipos como el, pero el tono de su voz y la mirada que me dirigió, me hizo confiar. Sabia que debía comer, y sabia que lo decía enserio. Mejor comía algo y regresaba. O mejor me quedaba a su lado.

-¿No puedo comer aquí? –pregunte casi de inmediato. El director negó.

-No te dejare comer en mi oficina, anda, salte antes de que me arrepienta de haber echo este trato contigo –dijo Crocodile, mientras se frotaba en círculos las sienes con una mano y miraba al suelo. Asentí y salí corriendo de la oficina. 

Sanji Pov's.

El oxigeno que pasaba por mi nariz hacia que mi respiración se hiciera irregular, como toda persona, no sabia respirar. 

Abrí los ojos lentamente y con pesadez, pues me sentía cansado, pero era como cuando uno se desvelaba, y en la mañana no quisiera levantarse. Así mismo era como se sentía ni cuerpo. 

Tuve que hacer un trato con la muerte, para que me dejase en paz. Un trato extraño, que con el tiempo según sabría. Por ahora, no me preocupa, por que comento que primero necesito salir de aquí, y eso no se cuando será, pero pienso que no será pronto.

-Mn –me queje un poco al sentir mi cuerpo tan pesado.

-Paciente Kuroashi no Sanji, edad... 23 años, rubio natural, ojo de color, estatura de 1.73, peso de 65 kilogramos... –escuche que murmuraban. Vi de reojo a aquella persona, un hombre de mediana edad, de pelo negro y una cicatriz cruzando el puente de su nariz. Era extraño, tenia el ceño fruncido, pero no parecía molesto, serio o preocupado, quien sabe, quizás y así es su rostro, lo que seria extraño y curioso.

-Mn... Mmh –volví a quejarme cuando intente voltear la cabeza, pues verle de reojo, hacia que me doliese la cabeza. Mi cuello dolía, como si lo hubiese estado ejercitando como nunca antes, horas antes.

-Ah, has despertado –dijo, como si no me hubiese visto que gemí de dolor la primera vez. Y aunque no haya levantado la vista para verme, y hubiera parecido concentrado en lo que leía, se que escucho.

-¿Donde... –no pude terminar la frase, la garganta seca me mataba. Era como si tuviera una rasposa calle dentro mío. Toque i paladar con mi lengua, y solo encontré mas sequedad.

-Es mi oficina –respondió. Vi como aventó con delicadeza una carpeta al escritorio, y movió su silla rotatoria de un lado a otro, impulsado por su pie. 

Bien, esta era una oficina, ahora lo sabia, pero ¿De quien?

Ellos habían dicho que yo viviría... Y segundos antes, estaba a punto de morir.

Ellos dijeron que mi salud duraría al menos dieciocho años. La ira me invadió y empece a querer levantarme, a pesar del dolor muscular que me llevaba. Pero, no podía, me tenían amarrado de los brazos y los pies. Como cuando amarraron a Zoro. Y ademas, tenia un suero a mi lado, y la mascara de oxigeno me hacia respirar irregularmente y no poder hablar bien.

El cardiograma, empezó a hacer su peep peep, el cual indicaba lo alterado que estaba.

-Tranquilícese, usted esta en buenas condiciones, bien podría vivir cien años –escuche y me rendí a hacer fuerza para zafarme. 

-¿Que dice? –pregunte, aun con la garganta seca, lo que se me hacia raro, pues tenia un suero conectado. 

-Tranquilízate Sanji, ya estas bien –hablo de nuevo. La voz profunda me tranquilizaba, pero al mismo tiempo, sentía a mis neuronas ponerse locas. 

-¿Viviré cien años? Me han dicho que solo 18 días, usted estaba ahí, me dijo que serian solo dieciocho días –dije, intentando que la garganta se ensalivara, pero al parecer, solo hacia lo contrario. El lo dijo, solo dos semanas y media. Mas o menos, si es que sobrevivía, seria un milagro.

El director no respondió... Ya le recuerdo... El director. Al parecer de nuevo, la amnesia afectaba un poco. 

-Usted dijo que solo serian dieciocho días –insistí.

-Con medicinas todo es posible –dijo el.

-¿Como esta mi corazón? –pregunte sin temor alguno, pues aunque la muerte hizo un trato conmigo, quiero asegurarme de que cumplirá su palabra.

-Igual –dijo con voz neutral. ¿Igual?... Eso no podía ser, la muerte dijo que viviría mas tiempo. 

Ganas de llorar.

Un nudo en la garganta.

Y yo, tratando de aguantar el peso de mis acciones.

Soy un idiota, lo se. Pero aun siendo un idiota que no debería tener la oportunidad de vivir, quiero romper las cadenas con las que la muerte me ata.

Quiero vivir.

Quiero vivir.

-¿Podría quitarme esto de encima? Quiero ver a alguien –dije, con los ojos cerrados, y tratando de mantener mi voz lo mas serena posible.

-¿Roronoa Zoro es ese alguien? Esta comiendo, no ha comido en días... Tuve que usar como excusa que no le dejaría verte y estar contigo si no lo hacia, mientras tanto, descansa y relajate –dijo. ¿Hacerle caso a el y relajarme, o seguir mi instinto y tratar de salir fuera.

La muerte dijo, que viviría mas tiempo.
Aunque quizás... Estoy empezando a pensar que solo quizás, todo haya sido un mal sueño.  

Hice lo que el director me sugería, me relaje, y al poco tiempo sentí haberme dormido. 

Notas finales:

Ok me tomo como quince minutos separarlo y poner en negritas, lo demas, espero les guste y que me envien sus rvws. Aunque no los merezca ;3; 

Ciaossu~!


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