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SANJI DECIDE MORIR por steve98

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Notas del capitulo:

Aqui lo que todos esperaban! El lemon Zosan!! Espero les guste e.e... Ahhh marimo! Te dije que te pondria de enfermera -w- muaha! XD

Sanji decide morir.

Parte XXV

Sanji Pov's.

Trece días. Trece días han pasado desde que llegue a este lugar, y han pasado dos días desde soñé –o creo haberlo hecho, sigo con la duda de si eso en realidad paso o solo fue eso, un sueño– con la muerte. No ha pasado nada malo desde entonces, o eso creo, pues no he salido de la oficina del director por lo mientras. 

Y el musgo, bueno... El ha estado muy apegado conmigo últimamente, y no me molesta en absoluto. Me gusta que se preocupe por mi.

-Cocinero pervertido –escuche una voz dulce y abrí mis ojos. 

-¿Alga? –pregunte y se me subieron los colores al verle vestido de esa forma. 

El idiota estaba con un vestido de enfermera demasiado corto, que dejaba mucho a la imaginación, unos tacones y posaba pervertidamente frente a mi. De espaldas, levemente inclinado hacia delante y mostrando sus... Dios. Sentía venir una erección, un derrame nasal y esta vez, la muerte en el paraíso. 

-Ma-marimo, ¿Q-que diablos crees que haces vestido así? –logre preguntar a tartamudeos, mientras le miraba de arriba a abajo con la cara encendida. 

El se volteo y sonrío lascivamente, saco su lengua burlonamente. 

-¿Quieres ver mis panties cocinero pervertido? –pregunto y se relamió los labios. Definitivamente... Este hombre... Me ponía. 

-¡I-idiota! Ponte algo mas decente, marimo pervertido –dije mientras agarraba una almohada de mi camilla –mas bien la única que tenia– y se la aventé, pero con facilidad la esquivo y se acerco a mi. Quise arrastrarme hacia atrás, pero no podía, estaba hipnotizado.

Se puso sobre mi, y comenzó a besar mi cuello, a lo que no me opuse.

-Alga... –el gemido salió e inmediatamente me tape la boca, sintiendo como mi cuerpo se ponía caliente de vergüenza. Cerré los ojos y me quede tieso. 

-Idiota –escuche que susurro y sentí sus labios en mi mano, la cual estaba aun tapandome la boca. Comenzó a lamer mi mano y meter su lengua entre mis dedos, jugando lascivamente con ellos. Estaba seguro, que algo en mi entrepierna ya comenzaba a doler. Y el maldito musgo encima no ayudaba demasiado.

-De verdad eres un pervertido –dijo y sentí como apretaba mi entrepierna, y ahogue un gemido. 

El verdadero pervertido aquí era otro ¡No yo! 

-Marimo... –sus manos me estimulaban, y yo... Bueno, no es como si fuera a detener algo tan placentero.

-Cocinero pervertido, mira que tener sueños como estos –escuche que susurro a mi oído y lo mordió, para después meter su lengua. Cerré los ojos disfrutando cada caricia de el, cada roce que me daba, al punto de querer mas. 

De repente, un click, que me hizo reaccionar. Vi hacia la puerta, pero... El cerrojo no se movia. 

"Mira que tener sueños como estos...." ¡Esto era un sueño! 

Abrí los ojos de golpe, sentí mi entrepierna incomoda. Me moví, y ahora sabia que no estaba completamente excitado, no estaba despierto completamente, eso era bueno.

-Alga —hable, seguido de una sonrisa. Sentía mi cara arder al verlo, pues el sueño aun seguía fresco. Iba entrando, con su ceño fruncido de siempre, su espectacular aroma inundando el cuarto y yo emocionado por verlo –algo que sabia por como mi cuerpo reaccionaba–. Extrañamente, era enserio cuando le dije a la muerte que el marimo era correspondido. Me siento bien a su lado, y ademas me hace feliz con tan solo estar acompañandome.

-Cejillas, ¿Como estas? Acabo de venir de la cocina, de hablar con el director –explico. 

Solo lo mire. Aun seguía teniendo el suero conectado, y el oxigeno solo me lo ponían en la noche.  Mire como agarro la silla de director y la puso a mi lado para sentarse. Vi como se relajo al hacerlo. Suspiro pesadamente y se me quedo viendo.

-¿Podré salir pronto de esta cama? –pregunte un poco nervioso. Alargue un poco mi mano, y el la tomo entre las suyas y entrelazó sus dedos con los míos. Un agradable escalofrío recorrió mi brazo y cerré los ojos.

-En cuanto venga de comer dijo que podrías salir, estas rojo, ¿Te sientes bien? –dijo y yo sonreí internamente.

-Muy bien... —murmure. Sentí su aliento pegando en mi mano y sus labios dando un beso. El alga estaba muy al pendiente de mi, y me cuidaba mucho.

-¿Puedo darte un beso? –escuche un murmullo. Quizás todavía seguía con inseguridades... Y aunque yo también, intento aceptar aun el hecho de que, somos dos hombres, teniendo una relación. Soy mujeriego, amo a las mujeres y aun así... Caí en los brazos de esta alga parlante.

-¿Puedes darme un beso? –le respondí con la misma pregunta, y sonreí, quería confundirle un poco, y ver que era lo que decidía. Abrí levemente los ojos y el rostro de Zoro ya estaba encima del mío. Sentí mi cara arder, y luego un cosquilleo placentero en los labios.

Correspondí el dulce beso que me dio. 

Solo fue eso, y pego su frente a la mía. Sonreí sonrojado.

-¿Siempre eres tan dulce? –pregunte y el frunció el ceño y se puso rojito. Se veía... Tierno.

-Solo estoy siendo considerado, no te acostumbres cocinero –dijo, aparto el cabello de mi ojo izquierdo y después dio un beso en mi frente. 

-Hay que ver las cejas tan raras que tienes –dijo y sonrío divertido. Hice un puchero y desvíe la vista.

-Cállate alga –dije. Y escondí mi ojo y ceja izquierda de nuevo con mi rubio fleco. No me gustaba que me dijeran que mi ceja era rara, por eso la escondía junto con mi ojo con mi fleco. Prefería que no lo viesen.

Escuche el cerrojo y el marimo se alejo y se quedo parado viendo hacia la puerta. El director Crocodile, entro y al vernos soltó el humo de su puro.

-Bien, te quitare eso de encima y podrás volver a tu antigua habitación –dijo y dio un largo suspiro. El pelinegro, Law —a quien no había visto tampoco en estos días— entro detrás de el, y me saludo con una mirada alegre. 

Levante mi única ceja a la vista. Me pregunto que le habrá sucedido para estar tan sonriente.

El marimo se alejo un poco, y Law, empezó a quitarme todo lo que llevaba encima.

-La bata te la puedes quedar –sonrío. Y yo asentí. Sinceramente, no me gustaba la bata, no llevaba nada debajo y se sentía muy incomodo, o al menos para mi, pero sabia que no quería usar aquellos pants que nos daban para que no nos diera frío. Quería sentir el frío en todo mi cuerpo. 

Sali de la habitacion, seguido por el musgo.

-¿Para que me sigues? –pregunte mientras caminaba.

-Solo me aseguro de que mi propiedad no sea tocada –dijo y me sonroje. Seguí caminando, pero con pasos mas pequeños, hasta que el idiota me alcanzo y caminamos uno al lado del otro.

-Con que... ¿Tu propiedad? –pregunte y mire hacia otro lado mientras me mordía el labio inferior, y ponía mis manos hacia atrás, fingiendo desinterés, exageradamente quizás. Seguimos caminando y escuche un gruñido.

-Si, mi propiedad –dijo en murmullo.

-Lo siento ¿Dijiste algo? –pregunte, fingiendo no haber escuchado. Sonreí internamente.

-Eres mío, mi novio, así que eres mi propiedad –dijo firmemente, y cuando quise voltear a ver si rostro, vi como desvío su rostro y solo podía ver sus orejas rojas.

¡Maldita sea!... Era tan tierno. 

-Bueno, nadie me tocara, así que puedes irte –le dije. El dio un bufido. Puse una mano en su hombro y al voltear él, le di un beso y salí caminando, dejándole atrás. Tenia cosas que hacer, o bueno... No, pero, quería un respiro solo.

El resto de la tarde me la pase solo, vagando por los alrededores, teniendo cuidado de todos, no quería que me molestasen, y como había dicho la alga, me tocasen –la bata aun la tenia puesta–, así que evite a todos, incluso a varias chicas guapas que pasaron. Obviamente ellas no me iban a tocar, pero... Si no fuese por la bata... ¡Estúpida bata!

La noche llego sin contratiempos, y yo me encontraba fuera, en el césped. Me estaba aburriendo ya, así que me levante, me sacudí y fui a ver a quien podría encontrarme. Me fui a mi habitación, pero en el camino me encontré solo con personas que no conocía, en teoría, no me encontré con nadie.

Al estar frente a mi habitación escuche extraños sonidos, acerque mi oído, quizás una pelea entre Kidd y Law. No... Esos sonidos...

-Aahh... Kidd nn.. –¡Definitivamente ESO, no era una pelea!

Salí corriendo de ahí con la cara encendida.

No se cuanto corrí, que al ultimo llegue a donde menos espere. La habitación donde estaba el piano. Este, me traía recuerdos, felices, tristes, y demás. 

-Mama, cuando sea grande, quiero ser un gran pianista –dijo un mocoso que tenia alrededor de 10 años. La mujer, que le tenia agarrado de la mano, volteo a verle.

-Claro que no, elige otra cosa, los pianistas no ganan mucho dinero, puedes elegir ser abogado si quieres, es el trabajo del futuro–dijo la mujer y sonrío. El niño, frunció el ceño y se le quedo viendo con un puchero. El quería ser pianista, entonces, una duda surgió en su mente.

-Entonces, ¿Por que me hiciste tomar las clases de piano? ¡Trabaje mucho para conseguir estar en el telón! –dijo enojado el niño.

-Solo era para desarrollar tus habilidades artísticas Sanji –dijo la mujer y sonrió. 

Suspire, y me acerque al piano. Agradecía en estos momentos a mi difunta madre por haberme hecho practicar el piano hasta la muerte, aun después de haberme dicho que no seria pianista. 

Me senté, y abrí el piano. Toque sus teclas con delicadeza, y los recuerdos de mi madre comenzaron a salir de mi mente.

Comencé presionando las teclas, serciorandome de que me acordase aun de como tocarlo. Era de noche, así que esperaba y deseaba, no despertar a nadie. 

Empece tocando Moonlight Sonata, de Beethoven. A mi madre le relajaba esa, decía que era algo fantástico, cuando yo la tocaba, decía que ella podía sentir como si ella la tocase, decía que el sentimiento que ponía en tocar una canción era tan impresionante, que pudiese llorar de felicidad.

Escuche unos pasos, e intente ignorarlos, quizás se pasaban de largo –enserio lo dudaba, pues seguramente era raro que el piano estuviese siendo tocado–, o quizás no. Bueno... Pues aquella persona se quedo a escuchar, y solo ignore aquella presencia hasta que acabe de tocar la melodía. 

Voltee ligeramente, y vi algo verde... El musgo. 

Sonreí ligeramente, y el se acerco y se sentó conmigo en la silla del piano. (N/A: Para los que no saben... La silla de un piano, es larga, por lo que bien pueden sentarse alrededor de tres personas cómodamente, va?) 

-Con que sabes tocar el piano –murmuro viendo las teclas. Me reí ligeramente, parecía demasiado sorprendido por algo tan simple. Tome su mano y la puse en mi mejilla, cuando volteo a verme le bese. Correspondió, metiendo su lengua en mi cavidad, y entrelazandola con la mía. El fresco del cuarto no fue suficiente para que mi cuerpo no se calentara de inmediato.

Se separo de mi y me vio, después vio alrededor, se levanto, y le vi con la ceja alzada. Se sentó en un sillón, y ladee la cabeza. Palmeo al lado suyo, indicandome que me sentase a su lado, ¿Pero que pensaba este musgo? Demonios, pero aun así le hice caso. Me levante y me senté a su lado, no llegue ni a acomodarme cuando todo paso tan rápido como un silbido.

Ya lo tenia encima mío, besandome el cuello, y pasando su lengua a lo largo hasta llegar a mi barbilla, donde dio un beso y me miro. Pareciese que el marimo regresase en si, por que me veía seriamente. Mordí mi labio inferior y trague saliva. Presentía lo que quería, me lo decía con la simple mirada, pero... Parecía ser que me pedía permiso. 

Zoro Pov's.

Deseaba que el cocinero dijera que si, que podía seguir. Me le quede mirando serio. Sus brazos pasaron por mi cuello y me atrajo hacia el, quedando mi cabeza en su hombro. Sentí su respiración calmada, y su corazón pasivo. 

-Claro que puedes alga –susurro en mi oreja para después morderla y lamerla. 

Tsk... Ese cocinero. 

Me zafe de su abrazo y le bese, a lo que correspondió. Metí mi mano a su bata y sentí como se le puso la piel chinita. Seguramente yo tenia las manos frías, pero se le quitaría pronto, así que no me preocupe, y empece a tocar su torso. 

Lamí su cuello y el pego su rodilla a mi entrepierna a lo que le vi sorprendido, aunque no lo demostré. Sonreí de lado, y el igual, mostrándose cómplice de mis acciones.

-Eres demasiado travieso –susurre sobre sus labios y le di un beso. Sentí su fría, larga  y delgada mano pasar por sobre mi ropa en el pecho, e ir bajando hasta mi. Entrepierna donde acaricio en círculos y mi amigo empezaba a despertar con cada caricia.

-Al igual que tu –susurro y sonreí de nuevo de lado. Levante su bata, causando que se desabrochase por detrás y ayude a quitársela para después comenzar a lamer su pecho. Pareciese que el simple hecho de hacerlo fuese como si le estuviese haciendo algo demasiado placentero, veía como su respiración agitada se hacia mas y mas pesada, y su rostro perlado por el sudor, hacia que su cabello rubio se mojase igual. 

El simple hecho de verle así me excitaba de sobremanera, y me hacia verle como una presa, a la cual tenia que cazar, y yo, bueno, yo era el depredador. 

Agarre su entrepierna bruscamente y el se sobresalto. La masajee en círculos y se tapo la boca con una mano, mientras con la otra encajaba las uñas al mueble.

Quería escucharlo, pero, parecía muy avergonzado y seguro se negaría. Así que mejor deje que se tapase los gemidos, por ahora. 

Tenerlo con una sola prenda y habérsela quitado para que rápidamente quedase sin nada, hacia querer estar en el mucho mas de lo que pensé. 

Sus manos se colaron a mi camisa, y la levantaron. Me quite la camisa, y el acaricio mi pecho y sobretodo, mi cicatriz. Una cicatriz que tenia desde el hombro hasta mi cadera de forma diagonal. Era de mi accidente... Si, aquel mismo donde esa chica tan importante para mi murió. 

-¿Como... –calle su pregunta, metiendo mi dedo a su entrada, sin ningún tipo de liquido para que pudiese moverse mejor. Sentí su entrada cerrarse y su cuerpo tensarse. Metí y saque mi dedo un poco, tratando de que se acostumbrase, lo que hizo rápido y sin problemas. Metí el segundo y el tercero no lo hice esperar, haciendo que su entrada pareciese reducirse de espacio. 

El rubio hasta dejo de respirar. Seguro era demasiado. Le mire preocupado y el solo tenia los ojos cerrados y su mandíbula tensa de donde apretaba los dientes.

-¿Estas bien? –murmure. El pareció escucharme por que suspiro después de un rato y me miro. 

-Sigue... Con lo tuyo... Aahh –dirigió su mirada al techo y su cabeza se fue hacia atrás. No sabría decir si de excitación o dolor, o quizás eran las dos juntas. Sus uñas encajadas en el sillón, era lo que mas me indicaba que sentía algo, aunque mi duda, era si era el placer o el dolor agonizante. De todos modos, moví mis tres dedos en su interior, tal y como me dijo.

-Eres mío... Solo mío –susurre en su oído, y de nuevo sentí su piel ponerse chinita. Agarre su miembro con mi otra mano y comencé a moverlo de arriba a abajo mientras sentía como sus labios eran mordidos por mi, y el hacia lo mismo con los míos. Sus gemidos ahogarse en mi boca, y su garganta sudada... era demasiado provocadora.

Mordí su cuello y eso pareció excitarle de sobremanera, que una de sus manos apretó de repente mi hombro derecho. Sus uñas encajándose en mi carne, al punto de doler, pero a ninguno de los dos nos importaba, el estaba perdido con mis cuidados, y yo, pronto deseando poder estar en el.

-Quiero entrar –murmure. 

-Haa... V-vale, creo que ya... Hnn... Que ya puedes –gimió mientras movía aun mis dedos. Los saque, y estos estaban mojados. Me saque los pantalones y la ropa interior, quedando en las mismas condiciones que el rubio. Me miro con algo de pánico.

-E-eso... –tartamudeo el cocinero.

-Descuida, entrara de una u otra forma, haré que te sientas bien –dije mientras lo puse viendome, y acomodándole. 

-¿Dolerá demasiado? –pregunto esta vez, un poco mas calmado y curioso. Me sorprendí con la tranquilidad que se lo tomaba. El, que parecía ser que era un mujeriego, y hacia esto conmigo a voluntad, preguntándome como un niño pequeño si le dolería... Verdaderamente... Mi rubio es único.

-Al principio, pero si enserio no aguantas... Pues ya veré como le hago para detenerme y hacerte sentir que estas en el mismo paraíso –dije.

-¿Que no esta es la parte en la que me dices algo así como "si crees que no puedes con el dolor, lo sacaré"? –pregunto sonriendo. Hice una mueca.

-Estoy seguro de mis habilidades en esto, y te lo dije, solo estaba siendo considerado, no siempre soy tan dulce... De hecho, nunca lo soy –dije apuntándome con el pulgar.

-A mi me gusta que seas como eres... Veamos que tan bueno eres de lo que dices alga –dijo mordiéndose los labios inferiores y después se relamió sonriente y lujurioso. También sonreí y me acerque para besarlo. Le posesioné de forma que estuviese cómoda. Acomode mi miembro excitado en su entrada y le vi y a sus intentos fallidos de relajarse.

Quizás fue demasiado, pero casi de inmediato, cuando iba a la mitad, se abrazo a mi y sentí como sus piernas temblaron.

-Ya casi... Aguanta un poco mas –dije en un susurro, y por respuesta solo obtuve un gemido de pesadez.

-E-es... Grande –gimió. Sonreí. Y la metí de golpe, así le ahorraba el lento sufrimiento. Mordió mi cuello fuertemente y solo apreté sus nalgas en respuesta. Salió un gemido de su boca y sin esperar algo mas, comencé a moverme lentamente, saliendo y entrando de el. Se sentía tan bien... Jamas imagine que algo así pudiese sentirse y experimentar como tal.

Sanji Pov's.

Dolía... Pero al mismo tiempo, no quería que parase, por que se sentía genial, demasiado bien. Moví mis caderas contra las suyas, en cuanto note que el dolor había desaparecido y había sido reemplazado por placenteros espasmos.

-Aahh hnnn... Zoro –no pude evitarlo y llegados a este punto, no me importaba escucharme por toda la sala. 

-Sanji... Ah... Sanji –su voz pegando en mi oído haciendo que me excitase mas, jamas hubiese pensado que se podía llegar a tal punto tan placentero. Sentía algo extraño dentro de mi, que solo sabia que era éxtasis puro, excitación, placer, ganas de mas, de que llegase mas profundo.

-Aahh –su mano de nuevo masturbando mi pene hacia que encajase mis uñas en su espalda sin darme cuenta. Cada embestida que daba, una nueva ola de calor, seguida por un espasmo que me hacia ponerse a mi piel de gallina una y otra vez, no haciendo caso a mi mente, quien me decía que debíamos disminuir el ritmo, pero, yo no quería.

Nuestros cuerpos sudados pegando uno contra el otro una y otra vez, una segunda, tercera, cuarta y milésima vez. Le había subestimado, el marimo enserio era bueno en esto, o es que por ser mi primera vez me gustaba tanto.

-Sanji... Ahhh yo... Ahhh te amo –logro gemir muy apenas. Aquellas palabras me hicieron darme cuenta de lo que estaba haciendo.

-I-idiotaa... Hnnmm... –lo bese y colé mi lengua en su boca, jugando con la de el, compartiendo saliva y mezclandola. 

-Yo también Zoro... Hnn... Ahhh –pegar en aquel punto, duramente y de repente aumentar y suavizar el ritmo. No sabia como lo lograba, solo sabia que se sentía demasiado bien, demasiado perfecto para ser real.

Sentí temblar su miembro y dejar su semilla dentro mío, a lo que apretó mi miembro y me vine en su mano poco después sin poder evitarlo. Había soltado un ultimo grito de placer y después los dos quedamos sobre el sofá.

Respire agitadamente. De lo excitados y calenturientos que estábamos, ni siquiera habíamos necesitado cambiar de posición. 

-Mañana... Quiero hablar contigo –murmuró, y escuche inmediatamente después unos ronquidos. Se había dormido. 

Ni siquiera. Me dio tiempo de preguntarme como demonios es que día dormirse en unos segundos, por que casi de inmediato, le seguí al mundo de los sueños. Ni siquiera me importo que estuviésemos desnudos, yo sucio y el aun dentro de mi. En verdad, esto me había dejado cansado.

Notas finales:

Espero que les haya gustado

Y marimo, te amo, este capitulo fue dedicado a ti n.n

Los quiero! Ich liebe dih marimo trotte. I really love you, don't hesitate about it never ok? You are very important to me... I feel distant with you... <3

Ciaossu~!


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