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Por siempre juntos, tú y yo. por AntaressTears

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Kyu suspiró, llevando su mano a su cabeza para desordenar sus cabellos castaños aun mojados. Se sentó en el sofá y revisó su celular en busca de algo nuevo que hubiese llegado mientras él se bañaba y arreglaba, era un día especial y quería estar limpio y perfumado para cuando su encuentro especial diera inicio en unas cuentas horas. Su perfume con olor a fresas llenó la habitación mientras buscaba en el menú algo que indicara que Jonghyun se había acordado de él.  

No había nada.

Su novio nuevamente se había olvidado de llamarlo: mandarle un mensaje o algo para hacerle saber que estaba bien, que lo amaba o que lo extrañaba.

Por lo menos para hacerle saber que estaba vivo.

Un estremecimiento pasó por su cuerpo al pensar en la posibilidad de que a su amado le hubiese pasado algo; aunque desechó la idea al recordar que ambos eran personalidades importantes y bastante públicas, así que cualquier logro o desgracia que les ocurriera era rápidamente difundida por toda Korea y de paso el resto de Asia.

Y él había visto todas y cada una de las noticias relacionadas a la gira del grupo de su novio, incluso aquellas que sólo la mencionaban por encima y casi de pasada, en busca de cualquier mensaje oculto que el pelinegro pudiese haberle enviado.

No tenía comunicación con él desde ya hace dos semanas, desde que CN Blue entró en la recta final de su gira por Europa y estaban tan ocupados que si antes hablaban una o dos veces por día; en las últimas tres semanas apenas y hablaron una, apenas unos segundos, y eso hace más de catorce días.

Posiblemente se había olvidado de la promesa que le hizo antes de subirse al avión que los separaría. Jonghyun no se caracterizaba por tener una muy buena memoria, así que por mutuo acuerdo terminaron anotando cada fecha importante en su celular con un recordatorio.

Aunque claro, eso no iba a funcionar si el menor apenas y tenía tiempo para respirar.

Cerró los ojos, frustrado mientras una tímida sonrisa se asomaba al recordar la última vez que se vieron cara a cara.

 

-          Te llamaré en cada segundo que tenga libre, quiero dormir escuchando tu voz cantándome, quiero creer que seguimos juntos y no a miles de kilómetros. – Jonghyun lo miraba fijamente mientras hablaba, tomando sus manos entre las suyas y apretándolas, alargando el momento lo más posible  -  Promete que contestarás cada llamada, por favor.   –pidió con algo de seriedad, mientras sus cejas temblaban levemente esperando por la respuesta.

 

-          Lo prometo – prometió Kyu antes de sellar la promesa con un abrazo, ambos querrían haberlo hecho juntando sus labios pero estaban en un lugar demasiado público para alguna demostración más efusiva y sus horarios no les habían permitido tener una buena despedida.

 

-          Nos vemos.  Te amo.  Adiós – susurró a su oído el guitarrista antes de soltarlo, dar media vuelta y comenzar a caminar hacia la puerta de embarque con la cabeza baja, aguantando las ganas de devolverse y no separase de aquel ser que amaba.

 

-          Yo igual te amo – le respondió con lágrimas en los ojos, aunque ambos sabían que el menor no había podido escucharlo.

 

Y esa fue la última vez que escuchó la delicada y suave voz de su amado hablándole directamente; Jonghyun lo llamó cuando llegó a París –su primera parada- y también cuando estuvo instalado en el hotel, jugando en su cama. La siguiente llamada fue cuando estaba a punto de salir a un concierto, por lo que el vocalista apenas pudo escucharlo entre los gritos de las fans. Y así siguieron, llamadas de cinco segundos o de media hora, en donde a veces sólo podían decirse “Te amo. Te extraño” antes de tener que cortar. Su propia agenda tampoco ayudaba, muchas veces tuvo problemas porque Jonghyun lo llamaba en medio de las grabaciones e interrumpía todo el trabajo de sus hyungs.

Pero no importaba, decían, porque al ver su mirada iluminarse en cuanto su móvil comenzaba a sonar sabían quién era. Y Leeteuk decía que su voz sonaba mejor tras hablar con su novio.

Era como si su voz hiciera que sus cuerdas vocales se relajaran y que su cuerpo entero funcionara mejor.

-          El milagro del guitarrista – solía decir Donghae riendo al verlo entrar nuevamente al estudio con una gran sonrisa.

 

La puerta se abrió, sacándolo de sus recuerdos y dando paso a una montaña de cajas de todos los tamaños y formas posibles cargadas por su hyung y muchas quejas por parte de la boca de éste. Kyu siguió en el sofá sin ayudarle, sabía que si Siwon-hyung estaba allí Heechul-hyung también lo estaría, y él no dejaría que su novio dejara los regalos en cualquier parte. Más bien su personalidad de diva no dejaría que eso ocurriera, aunque tuviera que dañarse su manicure francesa para evitarlo.

-          Déjalos en la habitación principal por favor hyung – pidió en voz alta, sabiendo que eso era lo que la diva buscaba saber.

 

-          Ya lo oíste cariño – más quejas, unos cuantos pasos temblorosos y una puerta abriéndose fue todo lo que se escuchó por el departamento. Kyu sonrió, seguramente sus hyung estaban aprovechando el momento a solas para hacer sus cosas sin dejarlo traumado. Como si realmente siguiera siendo inocente, si supieran la cantidad de cosas que ya había hecho con el guitarrista les da un infarto.

Y luego los ukes se pondrían a conversar sobre cuál de todos los semes la tenía más larga, como buenos ukes que son.

Sonó un cristal rompiéndose a lo lejos, los reclamos de Heechul  y las risitas de Siwon que de repente se acabaron de golpe. Dejó caer los hombros al escuchar el sonido de un cuerpo golpeándose con la puerta de la habitación.

-            Siwon, aquí no –escuchó que decía Heechul a media voz, sabía muy bien qué era lo que estaban haciendo y porqué se contenían.

Ellos todavía respetaban lo sagrado de la habitación de otra pareja.

Así que volvieron a la sala a los pocos segundos, el menor de los dos estaba completamente despeinado y con la ropa desarreglada, mientras que su pareja parecía que acababa de salir del salón de belleza. Se despidieron y salieron rápidamente, algo le dijo al castaño que no llegarían al auto antes de comenzar a besarse.

Se levantó mientras soltaba todo el aire contenido, ya era hora de terminar de preparar todo.

Las flores, el chocolate, los regalos de bienvenida, todo ordenado primero por Heechul y luego por él mismo; todo listo y dispuesto para recibir a su novio.

Su celular sonó mientras ponía velas por la alfombra, el identificador le indicó que era Minho y lo puso en altavoz mientras seguía con su tarea de ordenar todo.

-          “Hyung, ¡Changmin me ha traído flores!” – escuchó que decía el rapero emocionado, nadie creería que realmente era así de cursi e infantil, especialmente por la imagen de hombre sexy y sensual que vendía.

 

-          Me alegro por ti Minho-ah – respondió sonriendo, sabía que su amigo iba a seguir hablando así que se quedó en silencio esperando por el siguiente arranque del chico.

 

-          “Y luego se arrodilló, se metió la mano en el bolsillo y sacó una cajita. ¡Me quería morir! ¡Me entregó un anillo por nuestro aniversario de cien días, frente a todo el mundo!”

 

-          ¿Y qué hiciste tú? – preguntó abriendo el paquete de pétalos de rosas que Heechul había traído y comenzando a esparcirlos por todo el lugar.

 

-          “Lo besé, por supuesto. Y luego me subí encima y comenzamos a besarnos y luego me llevó a su habitación, me sacó la camisa, yo le saqué los pantalones y….”

 

-          Y ya sé cómo sigue, no necesito más información – dijo riendo, su dongsaeng  rió con él.

 

-          “Changmin siempre tiene cuidado, me acaricia el pelo y la cara mientras lo hacemos. Tiene cuidado de no dañarme, como si fuera un muñeco de cristal que se puede romper entre sus manos” – pudo escuchar el suspiro que su dongsaeng al pensar en su pareja.

 

-          Eso fue muy tierno Minho-ah, se nota que se aman mucho. – murmuró mientras terminaba de poner los pétalos; ya había arreglado el resto de la habitación, limpiado el desastre que habían causado sus hyungs – un vaso que había dejado olvidado la noche anterior- y preparado los regalos para su novio.

 

-          “¿Sabes cuándo vuelve Jonghyun-hyung?”  - preguntó Minho tras una pausa, el mayor suspiró y esbozó una sonrisa cansada antes de responder

 

-          Se supone que vuelve hoy – por el altavoz pudo escuchar las risitas del rapero, ambos sabían lo que Minho había pensado.

 

-          “Me alegro; espero que pasado mañana te puedas mover hyung, acuérdate que tenemos una presentación”

 

-          Lo sé, lo sé, lo recuerdo – el tono aburrido que usó causó más risas en el menor.

 

-          “Bueno hyung, te dejo, Key-hyung me está llamando y sabes cómo se pone”  - las risas que se escucharon al otro lado de la línea contrastaban con el tono que usó el menor.

 

-          Da miedo – un escalofrío recorrió su espalda al recordar la imagen de la diva de SHINee jugando con un cuchillo aquella tarde que habían llegado unos minutos después de la hora acordada -; bueno, nos vemos Minho-ah. Cuídate, mándale saludos a los demás.

 

-          “Lo haré, mándale saludos a tu novio de mi parte y de Changmin. Buenas noches.  ¡Fighting!”

 

-          Buenas noches

 

Cortó, llevando sus manos a sus caderas para admirar su trabajo terminado.

La cama llena de pétalos de rosas al igual que la alfombra blanca, el chocolate ya caliente y derretido listo para ser usado en una olla pequeña con una vela debajo para evitar que se solidificara, la habitación perfumada con los ramos de azahar que se encontraban estratégicamente colocados en algunos rincones, las frutas colocadas en los pocillos en el velador. En fin, todo estaba listo para ser disfrutado por una pareja de amantes que se reencontraban tras un largo tiempo.

Pero había algo que faltaba.

Faltaba su compañero, aquel que debía disfrutar con él de aquella maravillosa estancia.

Una lágrima escapó de su ojo derecho mientras pensaba en todo lo que  habían pasado juntos, hablar con Minho y que éste le recordara la perfecta y cursi relación que llevaba con el menor de los Dioses Nacientes del Este le había hecho recordar los pequeños detalles de la suya propia. Su novio no era como los novios convencionales, no era romántico ni caballero, no pasaba cada segundo que podía con él ni se preocupaba por tener detalles bonitos.

Simplemente Jonghyun no era así.

Él no le llevaba flores en su aniversario -de hecho ni siquiera se acordaba de la fecha-, no lo sacaba a comer a restaurantes caros ni le compraba regalos tan ostentosos que te daba un paro de sólo imaginar el precio. No lo abrazaba sin motivo ni tenía una foto de ambos como fondo de su celular. No lo despertaba con un beso cada las mañanas ni le llevaba el desayuno a la cama, no se desvelaba hablando con él o mandándole mensajes.

Tampoco había llamado cuando tuvo el accidente.

Cualquiera pensaría que Jonghyun era un novio desinteresado, que no consideraba a Kyu importante, que no lo amaba. Sabía muy bien que desde afuera parecían la típica relación ya desgastada que sólo continuaba por la rutina, por la costumbre de estar juntos. Y en parte tenían razón, él ya no imaginaba una vida sin el guitarrista a su lado, como su pareja, era incapaz de imaginar un mundo en el cual ambos estaban separados y con otras parejas, se puso celoso de tan sólo imaginar a Jonghyun riendo con otra persona, compartiendo con ella, haciendo las cosas que ellos solían hacer.

No, no lo soportaría.

Como tampoco sus párpados habían logrado retener las lágrimas que comenzaron a formarse.

Sí, Jonghyun no era romántico ni cursi ni nada por el estilo, no era como Changmin y Siwon, él mismo no era como Minho o Heechul. Su relación era diferente, más distante, más fría.  Era casi como si no se amaran realmente, aunque Kyu estaba seguro de amar al guitarrista con todo su corazón y su alma. Pero nada le aseguraba que el pelinegro se sintiera de la misma forma; nada le indicaba a una persona externa que eran pareja, no había anillos ni collares ni camisetas de parejas, no había besos ni abrazos en público, no había pruebas.

Ahora sus lagrimales ya estaban llenos, rebalsados, y sus hombros comenzaron a moverse al ritmo de sus sollozos. Llevó una de sus manos a su cara para limpiarse, secándose las mejillas con el dorso mientras luchaba por contener su llanto. Y allí lo vio.

Brillando solitaria en su muñeca, la pulsera de oro que Jonghyun había mandado a hacer para él.

 

 

Fue para su aniversario de seis meses, Jonghyun ya se había ido a su gira y sería la primera fecha importante que pasarían separados.

Estaba en el departamento que compartían desde que comenzaron a salir, solo. Sus hyungs le habían dado el día libre para que se relajara y tratara de disfrutar aunque fuera un poco aquel momento, pero el castaño se sentía incapaz de sonreír sin su novio a su lado. Minho, Changmin y Victoria habían tratado de animarle sin mucho éxito, llevándolo a comer y al cine a ver una película que el vocalista había deseado ver desde que salió el primer tráiler.

Pero no había funcionado, todo le recordaba a su guitarrista de mirada profunda. Las nubes, las estrellas, el viento, hasta el excremento de perro que saltaron cuando iban camino al centro comercial. Y debido a que todo le recordaba a su novio simplemente no podía sacárselo de la mente.

-          Hyung- habló Changmin sacándolo por un instante de sus pensamientos -,  deberíamos volver, ya es tarde

Era verdad, el sol ya hacía tiempo que se había escondido y aunque estuviesen en pleno verano la noche seguía siendo fría y traicionera. Se encontraban en un parque cercano a la compañía, Victoria ya se había tenido que ir por sus obligaciones de líder del grupo y Minho ya estaba dormitando apoyado en el hombro de su novio con la chaqueta de éste abrigando sus hombros.

-          Está bien – el castaño se levantó y comenzó a caminar hacia el auto de Changmin, sin siquiera mirar cómo su dongsaeng levantaba a su pareja sin mucho esfuerzo y lo llevaba en brazos hacia el transporte.

El maknae de DBSK lo llevó en el asiento de pasajeros hasta su edificio, para más tarde irse no sin antes asegurarse que su hyung entrara al edificio y comenzara a subir las escaleras.

Kyu llegó a su departamento con la mirada baja, sacó las llaves de su bolsillo y metió la llave correspondiente en la cerradura. Tomó aire y abrió la puerta de golpe, ésta golpeó un objeto antes de abrirse por completo. El castaño alzó una ceja mientras terminaba de entrar al lugar y se agachaba tras cerrar la puerta para coger la caja. Era un paquete envuelto en papel plateado, pequeño, como del porte de su mano en un puño. Tenía un lazo negro y grueso, hecho un bello moño en la tapa, y una carta atada mediante un hilo rojo al adorno.

Recordó aquella leyenda china del hilo rojo y sonrió, tenía una leve idea de lo que quién había enviado el paquete.

Deshizo el nudo con cuidado de no romper nada, para más tarde quitarle el envoltorio a la caja. Tenía escritos en varios idiomas, logró reconocer algunas frases en inglés y español, pero no logró entenderlas todas.

Pero una de ellas, escrita en coreano con una letra demasiado familiar.

Lee la carta primero.

Sonrió al reconocer a quién lo había escrito, aquel trazo seguro pero fino, la curvatura de las letras.

Pequeño Kyunnie.  Y aquel apodo que sólo él podía decirle.

Espero que me hayas hecho caso en eso de leer primero esta carta, sabes muy bien que si me desobedeciste sufrirás las consecuencias en cuanto llegue. Lamento mucho no poder estar contigo en esta fecha (porque sí, me acordé –mi celular se encargó de ello) pero me fue completamente imposible, los vuelos están todos llenos por las vacaciones, Navidad y Año Nuevo, y mañana en la noche tenemos una importante presentación. Lo lamento mucho. A cambio podría hacer muchas cosas, pero creo que será mejor que me digas qué es lo que quieres el día después de que regrese. No creo que el día que pise suelo coreano logremos salir de la cama, al menos espero que así sea.

Cumplimos hoy seis meses, medio año, juntos. Cuando lo escribí me di cuenta de que es mucho tiempo, pero a tu lado se han sentido como seis segundos, los mejores seis segundos de toda mi vida.

El primero fue definitivamente el más especial, lleno de miradas tímidas y manos que no sabían si tomarse o no. El segundo mes fue diferente, un poco menos tenso, más llevadero. ¿Recuerdas aquel picnic de media noche? Creo que nunca antes había comido tanto, pero valió la pena, todavía sueño con la sonrisa que tuviste esa noche. Es uno de mis mejores recuerdos, una de mis mayores inspiraciones, y espero que cuando leas esto también sonrías de esa forma. Me encargaré personalmente de que cuando vuelva tengas una sonrisa tan radiante que seguramente inspirará una de mis nuevas creaciones. Mi pequeña musa, no tienes idea de lo vacía que se siente mi cama sin tu olor en ella, duermo abrazado a uno de tus polerones que espero no extrañes mucho.

El tercer mes fue extraño, ¡vamos! No fue mi culpa que aquella chica decidiera abrazarme; te juré y te vuelvo a jurar que yo no quería, pero nunca creí que fueras tan celoso. Me tardé ese mes completo en hacerte entender que sólo te quería a ti, que sólo te amo a ti, y desde entonces lo tienes perfectamente claro, ¿cierto? Porque si no es así tendré que explicártelo nuevamente y tendrás que cubrir las marcas con algo más que maquillaje. El cuarto mes fue incluso más extraño, apenas pudimos vernos por las grabaciones y sesiones de fotos; no tienes idea de lo mucho que te extrañé, de cómo abrazaba tu almohada las noches en las que no estabas en casa. Tampoco tienes idea de lo feliz que fui al recibir tu regalo, de lo especial que fue para mí saber que fui el primero en ti y también el último. Y es que a pesar de que apenas tuvimos horas juntos fueron las mejores horas que he pasado en mi vida.

Nuestro quinto y ahora sexto mes fueron muy parecidos, con las preparaciones para mi gira y mi posterior viaje no pudimos celebrar juntos. El día de nuestro quinto aniversario encontré una caja parecida a esta en mi almohada, junto a una tarjeta escrita por ti y un collage de fotos de ambos. Guardo la tarjeta celosamente, ni intentes buscarla porque como sepa que tus hermosas manos han tocado nuevamente mi tesoro voy a marcarte de por vida, y el collage está colgado donde siempre en nuestra habitación. Me hiciste un regalo hermoso en nuestro cuarto y quinto mes, y aunque no esté contigo quisiera ser yo quién te regale algo hermoso el sexto.

Me has dado lo más hermoso que tengo, así que quisiera que lo más hermoso que tú tengas sea algo hecho (o algo así) por mí. Si no te gusta por favor guárdalo de todas formas, veré la forma de darte algo que realmente puedas disfrutar. De todas formas es algo único, así que me gustaría poder verte con ella puesta.

Nos vemos, te extraño.

Cuídate, te amo.

Adiós

PD: Por siempre juntos, tú y yo.

Al abrir la caja Cho Kyuhyun encontró la cosa más bella que hubiese visto jamás. Una pulsera de oro con cadena fina, con un grabado en la parte lisa que resumía en una frase simple la relación que ambos mantenían.

 

Por siempre juntos, tú y yo.

 

Las lágrimas comenzaron a  bajar de nuevo, esta vez por un motivo diferente.

Ya llevaban más de siete meses juntos y recién en ese momento lo venía a comprender.

Quizá Jonghyun no sea un romántico como Siwon o Changmin, pero sí se encargaba de que todos los días un mensajero le llevara una rosa roja junto a una nota que le había escrito previamente. Se desvelaba escribiendo canciones o modificándolas, las cuales más tarde le cantaría cuando tuviera pesadillas; lo sacaba de sus ensayos y lo llevaba a dar un paseo, le daba un masaje y le escondía un chocolate en el bolsillo de su abrigo. Lo sorprendía con picnics a la mitad de la noche y soportaba estoico cuando  a sus hyungs les daba por vestirlos de chicas.

Y si no llamó cuando tuvo aquel accidente fue porque estuvo todos esos días durmiendo en el hospital, llorando mientras apretaba su mano, rezando todas las noches para que se despertara.

Y también, aunque el menor lo negase por toda su vida, Kyu sabía que su fondo de pantalla de celular era una foto de él, sonriendo. Y el fondo de pantalla de su notebook era una foto de ambos, Kyu dándole un beso en la mejilla y Jonghyun abrazándolo por la cintura, en el cuello de ambos había marcas de lo que habían hecho la noche pasada hasta altas horas de la madrugada.

Así que estaba bien si su novio no era un romántico emprendido, si no se acordaba de su aniversario ni lo llevaba a restaurantes caros. Estaba bien porque Jonghyun le hacía bien, le hacía sentirse bien.

También sabía que las ojeras tan famosas que tenía  era porque se quedaba arreglando canciones.

Aunque a veces, muchas veces, arreglar canciones es como él le decía a hacerle gemir hasta no poder más, y sacar de aquellas cosas que decía mientras estaba borracho de placer las letras para su próximo single.

Sonrió, mientras sus mejillas ya sin rastros de su llanto se coloreaban al recordar que Jonghyun llegaba esa noche de su gira, y conociéndolo como lo conocía el menor  tendría muchas ganas de arreglar canciones hasta que el cuerpo no me responda según sus propias palabras.

Y él tenía muchas ganas de ayudarle para que fuera más divertido y el pote con crema, chocolate y fresas que estaba en la mesilla al lado de la cama, junto a las esposas, el látigo y las vendas, eran prueba de ello.

 

El ruido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, su novio acababa de llegar y luego de que la puerta se cerrara arrojó las maletas y abrió los brazos con una sonrisa, esperando a que él se tirara a abrazarlo y besarlo como siempre lo hacía. No se equivocó, y avanzaron a trompicones por todo el departamento hasta llegar a la habitación principal, la que ambos compartían, y entonces lo arrojó con cuidado a la cama matrimonial, le quitó la camisa que y usando las esposas del velador lo ató al cabecero.

Kyu se dejó hacer, suspirando y gimiendo en partes iguales, las palabras de Minho se repetían en su cabeza.

“Changmin siempre tiene cuidado, me acaricia el pelo y la cara mientras lo hacemos. Tiene cuidado de no dañarme, como si fuera un muñeco de cristal que se puede romper entre sus manos”

Jonghyun también es cuidadoso, se dijo mientras sentía las manos suaves del guitarrista acariciar su pecho, juguetear con sus tetillas y comenzar a viajar hacia sus pantalones. Pero él no lo trataba como si fuera un juguete frágil, como el resto de sus hyungs sí lo hacían, no lo trataba como si se fuera a romper como ellos. Lo trataba como si fuera único, poderoso, como si sólo existiera él en el mundo. Como si fuera su igual, no alguien a quien debía proteger (aunque sí lo hacía, y bastante).

Y eso le gustaba.

Porque Kyuhyun no era Minho y Jonghyun no era Changmin, así que estaba bien si el JongKyu no era igual al ChangHo.

-          Estuviste llorando – murmuró el guitarrista deteniendo sus caricias. Posó una de sus manos en la mejilla del vocalista y comenzó a moverla con cuidado.

 

-          Mentira –replicó el mayor mientras intentaba volver a besarlo, las esposas hicieron su trabajo reteniéndolo. Jonghyun sonrió, consciente de la vergüenza  que inundaba a su hyung y también del deseo que se escondía en sus ojos.

 

-          No me mientas, Kyu, sabes que no funciona – dijo el pelinegro mientras se sentaba a horcajadas sobre su hyung y comenzaba a morderle el lóbulo de la oreja – y también sabes que yo tengo muchas técnicas para hacerte hablar.

 

-          Lo sé – logró decir mientras su mente se nublaba, echó la cabeza para atrás antes de comenzar a suspirar y gemir.

 

-          Y si lo sabes, ¿por qué insistes en internarlo? – Jonghyun se salió del regazo del mayor y se sentó a su lado, esperando una respuesta mientras sonreía.

 

Ambos se miraron fijamente por un instante, Kyu tratando de recobrar el aliento y de manejar el sonrojo en sus mejillas, Jonghyun sonriendo mientras se mordía el labio, esperando por la respuesta de su novio.

 

-          Porque es vergonzoso – confesó finalmente el castaño mientras bajaba la cabeza. Extrañamente siempre que estaba con su novio se convertía en una persona vergonzosa y cursi, era como si su presencia alterara sus hormonas y lanzara más estrógeno a su sangre.

 

El otro sólo rió en voz baja, antes de acercarse y darle un beso que al poco tiempo se profundizó haciendo que sus lenguas jugaran. El mayor gimió en cuando sintió como el rostro del guitarrista comenzaba a bajar poco a poco, depositando un beso suave en cada lugar que recorría, primero en su mandíbula, recorriéndola hasta llegar a su barbilla, luego su cuello, bajando por el esternocleidomastoideo mordiendo su manzana de Adán antes de terminar mordiendo su clavícula, dejando una marca que seguramente las estilistas no podrían tapar.

Un profundo suspiro escapó de la garganta de Kyuhyun cuando su novio comenzó a bajar por su esternón hasta llegar a su valle central, jugando con su ombligo mientras llevaba su mano izquierda a su cinturón y su gemela opuesta le ayudaba a quitárselo, junto a sus pantalones y los bóxers negros que el vocalista de Super Junior estaba usando. El miembro del castaño ya estaba completamente erecto y Jonghyun sólo tuvo que rozarlo para que su dueño comenzara a respirar agitado.

-          Ah, Jong, te amo – logró decir el castaño entre jadeos antes de clavar sus dientes en sus labios rojos, tan fuerte que seguramente al día siguiente el resto de Korea sabría que algo había ocurrido.

 

-          Yo también – respondió el guitarrista antes de sacar su lengua y comenzar a lamer el miembro de su pareja; de arriba abajo su sinhueso paseaba por toda la extensión ya erecta de Kyu

Levantó la vista y sonrió, la visión del mayor sonrojado mordiéndose los labios para evitar gritar por el placer que sentía era la cosa más erótica que había visto jamás. Y eso que juntos habían visto y hecho cosas que superaban las expectativas de la vida sexual de una pareja promedio, aunque claro, eso era algo que sus hyungs no tenían porqué saber.

Jonghyun sacó una mano de la entrepierna de su novio y la dirigió a la mesilla de noche que se encontraba al lado de la habitación, atrapando entre sus largos dedos una fresa y bañándola en chocolate antes de que poner la fruta en la boca de Kyu, el cual entreabrió su cavidad dejando que su compañero pusiera el fruto del bosque entre sus dientes perlados.

Y antes de que el castaño pudiese hacer algo el pelinegro puso su boca sobre la fruta y comenzó a mordisquearla, jugando con su lengua y el chocolate mientras cerraba los ojos y disfrutaba de aquel manjar; fresa y chocolate desde el mejor recipiente posible, los labios carnosos y apetecibles de Cho Kyuhyun. Que dios se fuera a la mierda, eso era el paraíso, no necesitaba nada más para ser feliz. Podría vivir eternamente comiendo de aquella boca, pensó en cuanto terminó la fruta y comenzó a explorar la cavidad del atado en busca de restos, entrelazando su lengua con la del castaño en un baile lleno entrega.

El oxígeno se hizo necesario al cabo de un tiempo, Jonghyun separó ambos rostros no sin antes jugar un poco con los labios del mayor, mordiéndolos con cuidado para no herirlo. Y mientras lo hacía se terminaba de desnudar para comenzar con lo que realmente ambos esperaban. Los orbes morenos del vocalista vagaron por su pecho y piernas, pasando por sus pectorales, abdominales marcados y deleitándose con la vista de aquel órgano destinado a darle placer erguido y anhelante, esperando por invadirlo.

Tragó saliva, se le hacía agua la boca de sólo recordar cómo se sentía tenerlo dentro.

Cerró los ojos con fuerza al sentir el sonido del pote de lubricante abriéndose, un tenue olor a chocolate entró por sus fosas nasales y no tuvo que ver para saber exactamente qué era lo que su saeng estaba haciendo: embadurnando sus dedos con el gel viscoso para prepararlo bien. Mordió su labio con fuerza al sentir al primer intruso entrando lentamente en él, con cuidado, tanteando aquella entrada sensible que sólo conocía los dígitos del menor y su pene, que sólo le pertenecía a ellos ya que nadie más había osado profanarla.

Y nadie más lo haría.

Un segundo dedo y un jadeo, seguido por el comienzo de una canción de gemidos y suspiros de dolor y placer mezclados en la forma justa para hacerlo disfrutar. Un movimiento en forma de tijeras por parte del dedo central y del índice hizo que Kyu tuviese que aguantar un orgasmo que amenazaba  con surgir desde lo más profundo de su ser, logró contenerlo por un tiempo antes de sentir cómo el anular entraba a hacerle compañía a sus hermanos y esa tríada que entraba y salía de su ser le hizo llegar al cielo y correrse en medio de un profundo y sensual gemido, que sólo logró encender más a su novio.

-          Eres hermoso – escuchó a Jong decir antes de sentir a los tres dedos retirarse y ser reemplazados por algo más grueso, mucho más grueso, que poco a poco comenzaba a adentrarse entre sus carnes.

Fue completamente incapaz de responderle porque en cuanto pudo abrir la boca fue sólo para pedirle más, que se moviera más rápido, que usara más fuerza, que lo rompiera entero, que no importaba si el día siguiente no podía moverse sólo quería sentirlo entero. Y Jonghyun no abrió la boca para decirle que sí a todo, sino que respondió con su cuerpo, moviendo más rápido las cadera, embistiéndolo con más fuerza,  golpeando la próstata del mayor con su verga y disfrutando de la sensación de aquellas paredes santas rodeándolo, apretándolo.

Consintiéndolo, como si supieran exactamente qué era lo que quería y en qué forma debían entregárselo.

Aumentando el ritmo de las embestidas, profanando aquella cavidad que sólo le pertenecía, Jonghyun podía sentir que tocaba el cielo con las manos aunque realmente ellas estuviesen aferradas a las caderas de su amante, ayudándole a hacer más hondos sus movimientos, más certeros, más placenteros para el mayor. Porque en ese momento, aunque su mente se nublara por el placer y su cuerpo se moviera solo de alguna forma en sus pensamientos sólo estaba el placer de su novio. Sólo quería hacer que su pareja disfrutara; sólo quería que Kyu sintiera lo mucho que lo amaba; lo mucho que lo adoraba; lo mucho que amaba su piel, sus ojos, sus labios. Su cuerpo, su voz, su cabello, su alma.

Amaba todo de él, desde los pucheros que de vez en cuando hacía o la forma en la que se mordía el labio inconscientemente cuando estaba atravesando una parte complicada de aquellos juegos a los que era adicto. También amaba su cabello y su suave aroma a fresas, justo como sus labios carnosos y rojos. Perfectos para ser mordidos y saboreados por una lengua experta como la suya. Al pensar en la boca del mayor Jonghyun no pudo contenerse y juntó ambas bocas, acallando así los gemidos de su pareja que hace unos pocos segundos eran imparables.

Mantuvieron un ritmo desenfrenado por largo rato que sintieron como si apenas fueran segundos; ambos sabían qué debían hacer para lograr que el otro enloqueciera, qué debían hacer para que el otro callera a sus pies sin remedio. Lo tenían tan perfectamente claro que al cabo de un rato el castaño terminó entre los vientres de ambos y el guitarrista lo siguió al poco tiempo después, vertiendo su semen caliente y espeso en el interior de Kyu, liberándose ambos con un gemido que se convirtió en música para los oídos del otro.

-          Mi corazón tiene una herida con tu nombre, la cual no quiero ni puedo sanar – susurró el mayor cuando recuperó el aliento, su pecho subía y bajaba y puso un brazo sobre sus ojos para relajarse un poco. Jonghyun sonrió, aun dentro de él, tomando nota de aquellas palabras que su hyung decía mientras se encontraba ebrio de amor y placer.

 

-          No entiendo por qué dices cosas tan hermosas cuando acabamos de hacer el amor – dijo el pelinegro divertido saliendo con cuidado del cuerpo de su amado y liberándolo de las esposas con la llave que estaba, como siempre, en la mesita de noche -  y eres incapaz de decirlas cuando estamos juntos viendo una película o algo así.

 

-          Oh, cállate –respondió avergonzado ocultando su rostro en el pecho de su novio, aferrándose con fuerza a él mientras buscaba una posición cómoda para dormir. – Buenas noches Jong

 

-          Buenas noches Kyu  - murmuró el menor abrazándolo con cuidado, depositando un beso en el pelo del castaño antes de taparse, y con él al vocalista, y dejar que su cabeza reposara de costado en la almohada blanca de su habitación.

 

 

A la mañana siguiente el coro de Love Light fue lo que les sirvió de despertador, ya que el mayor se había encargado de apagarlos el día anterior. Aunque claro, no contó con que fuera su propio móvil el que le jugara en contra en su decisión de dormir hasta pasado el medio día.

-          ¿Hola? – dijo aún medio adormilado, con el pelo todo revuelto y usando a Jonghyun de almohada.

 

-          ¡CHO KYU HYUN, TE QUIERO EN LA SALA DE GRABACIONES EN MEDIA HORA!  - el grito de su líder le quitó todo rastro de sueño de su cuerpo, se sentó en la cama llevándose consigo las sábanas y destapando de paso a su novio, dejando al aire su escultural y marcado cuerpo.

 

-          Pero hyung; ayer…  Jonghyun y yo… eh… - trató de excusarse el castaño con una sonrisa nerviosa.

Su novio comenzó a despertarse poco a poco por frío, Kyu le sonrió mientras le pasaba unas sábanas para tapar su desnudez, Jonghyun las rechazó y abrazó al castaño por la cintura, obligándolo a echarse nuevamente en la cama y poner su cabeza sobre su cuerpo

-          No me importa que hayas tenido sexo con tu novio hasta que el cuerpo no te responda – dijo Leeteuk notablemente enojado -, vas a mover tu culo roto hasta aquí y vas a grabar tu parte.  

 

-          Pero hyung….  – Se quejó el vocalista, haciendo un puchero de forma inconsciente aunque sabía que su líder no podía verlo.

 

-          Pero nada, ¿quién te mandó a escaparte de las grabaciones la semana pasada? Si no lo hubieses hecho ahora estarías disfrutando con Jonghyu… - el rubio se interrumpió al notar algo -  ¿Está allí cierto?

 

-          Sí – respondió Kyu mientras veía como un pequeño destello de esperanza comenzaba a aparecer –. El que se escapó fue Yesung-hyung, al parecer una de sus tortugas tuvo un accidente

 

-          Ah, vale. Lo lamento – se disculpó el mayor, un tic comenzó a aparecer en el resto del vocalista al darse cuenta de la situación.

Su querido y adorado líder acababa de llamarlo, a las siete y media de la mañana, tras la noche de reencuentro con su novio (de la cual no tenía queja alguna) interrumpiendo el sueño reparador que ambos necesitaban con urgencia. Él por todas las cosas que tuvo que hacer para tener libre aquel fin de semana y su novio por venir recién llegando de su gira. Si no fuese porque Leeteuk estaba muy lejos lo ahorcaría con sus propias manos y esperaría a que sus ojos se pusiesen blancos y su cara azul y le pediría a Jonghyun que grabara todo para reproducirlo una y otra y otra vez.

Sí, disfrutaría mucho hacer eso.

Pero disfrutaría mucho más estar acostado un rato más, usando a su novio de almohada y disfrutando de la calidez que su cuerpo despedía. El aroma natural de Jonghyun actuaba como un relajante bastante efectivo, especialmente cuando estaba estresado o enojado, y le permitía volver a conciliar el sueño con facilidad. Simplemente tenía que cerrar los ojos y permitir que el sueño comenzara a recorrer sus venas, justo como estaba haciendo en ese momento.

-          Kyu – escuchó decir a su novio, movió la cabeza para indicarle que estaba escuchándolo  -. Te amo, feliz aniversario.

 

-          Cumplimos un año el 21 de Diciembre cariño – respondió aún medio adormilado, abrazándolo y poniendo su nariz en el esternón de su amado – pero yo también te amo.

Sonrió al recibir un beso en su cabellera como respuesta, apretando aún más el agarre de sus brazos en torno al tórax de su novio.

Sí, ahora sí podría dormir en paz.

 

Notas finales:

N/A: Ok, lleno de mensajes subliminales y JongKyu.

¿Feliz, mi querida Primadonna?

 

Twitter de contacto: @RosasDeNubes

 

PD: ME VUELVES A HACER CAMBIAR ALGO Y TE CUELGO.


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