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Era cierto por Ryo Roromiya

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Notas del fanfic:

Ryo: Como había dicho borré mi cuenta y bueno, volveré a subir todo. 

Notas del capitulo:

Ryo: graicas por leer

     “Era cierto. Lamentablemente lo era. Aquel Neko como le decíamos murió por mi culpa. Pero dicen que los animales dan la vida por ti… Misaki ¿por qué la diste por alguien como yo que no valía la pena?”

    Todo había comenzado cuando Fuyuhiko Usami llegó con una mascota. Simplemente la colocó en su regazo y llamó a sus hijos de ese entonces Haruhiko de 17 y Akihiko de 15 fueron a ver que quería el latoso de su padre. En cuento entraron a su oficina se sorprendieron al ver a un niño de aproximadamente 5 años rascándose los ojos por acabar de despertar y apenas abría sus bellos ojos color verdes. Ambos se miraron incrédulos.

    --Qué significa esto padre-. Habló el hermano mayor. Y es que no se creían el que su padre les trajera una mascota, significaban dos cosas o su padre se ha vuelto vulnerable o hay problemas. Y mejor saberlo de una buena vez que esperar más tiempo.

    --Significa simplemente que esta hermosura- señaló al niño Neko- será de la familia. Lo encontré en una veterinaria y lo vendían. Además al saber su historia me conmovió y decidí que acá con nosotros podría vivir mejor que con nadie.

    --¿Te conmovió?-. Preguntó incrédulo Akihiko. Rara la vez a su padre le conmovía algo. Era duro de roer-. Pero entonces nosotros que. Pudiste habértelo llevado con tus amantes, por qué con nosotros.

    --Por que simplemente quiero que aprendan a amar. Un animal daría incluso la vida por ti aun que hubieses sido cruel con él, así de simple-. Misaki le vio sorprendido. Casi no entendía nada de lo que decía pero sintió pureza en sus palabras y comenzó a ronronearle a manera de comenzar a aceptarlo.

    Los hermanos realmente no comprendían la actitud de su padre. Siempre era frío o cruel. Y viéndole acariciar a ese Neko era difícil de asimilar. “Tendremos que soportarlo” pensaron ambos al mismo tiempo. Se retiraron de ahí y dejaron a su padre solo con Misaki. El pequeño Neko no dejaba de acurrucarse en su nuevo amo. Su familia anterior lo había maltratado muchísimo y por eso conmovió a ese corazón de piedra que ahora le había dado asilo e igualmente con la esperanza de que sus hijos llegaran a amar a un animal. Ya que ellos, unos simples animales incapaces de razonar son quienes te acompañan en los momentos de tristeza más grande y jamás te abandonan. Eso era muy claro, son seres puros que simplemente se guían de sus instintos y de lo que le brindan.

    Fuyuhiko al verse solo acomodó a Misaki en la silla donde estaba momentos antes sentado y fue a su auto. Le había comprado una camita para que ahí durmiera. Pero, la camita se veía fría así que decidió que dormiría con él para que le fuese más sencillo a acoplarse a ellos. El haber sufrido lo que él debió traumarle y Fuyuhiko quería hacerle ver que no todos eran malos, al menos no como sus dueños anteriores. Lo volvió a cargar y subió las escaleras hasta llegar a su habitación donde fue des tendida en seguida y Misaki colocado en una almohada.

    --Descansa pequeño- le dijo él acomodándose en su lugar. Misaki simplemente se quedó sorprendido. Era tan suave la almohada y tan calientita. Así que hizo lo que su nuevo amo le dijo. Descansaría.

    Al día siguiente los hermanos Usami bajaron a desayunar pero uno, el peli plata tropezó con algo y maldiciendo al sobarse se fijó bien con qué había tropezado. Al darse cuenta se molestó más.

    --Qué hace este maldito animal ahí tirado-. Dijo viendo con mirada asesina al pequeño Neko que simplemente estaba tomando su tazón de leche.

    Al escucharlo Fuyuhiko del como hablaba despectivamente del pobre animal llegó de inmediato y le regaño. Le dijo que se disculpara, porque Misaki era mitad humano y mitad Neko. Claramente sentía como un humano y sí podía expresar su dolor. Akihiko ni siquiera se había fijado si le había lastimado o no. Le había pisado su colita al momento de caer pero claro, primero era él y luego el pobre Neko.

    Misaki lamía su pobre colita para aliviar el dolor que sentía en ese momento. Fuyuhiko lo notó y lo cargo. Realmente era hermoso aquel Neko, pequeño y parecía vulnerable. Tenía lagrimitas en sus ojos por lo mismo del dolor y el responsable ni una disculpa le dio. Decepcionado de su hijo tomó al Neko y lo colocó en la camita que le había comprado. Puede que le sirva para que descanse y ahí lo coloco. Le dio un tierno beso y le acarició su cabecita. Misaki le ronroneo y vio como se iba a la cocina, pero se detuvo antes de entrar y tomó los tazones de Misaki. Se los puso justo a su camita y esta vez si entro a la cocina.

    Al entrar enseguida vio a su hijo con enfado pero esto ni le inmutó al peli plata. Realmente él no quería a ese Neko, para que serviría en su casa. No la puede proteger, es demasiado pequeño y muy débil: en sí un estorbo. Pero claro, él no sabe lo que le pasó a Misaki pero en fin. Uno sabe juzgar muy bien antes de conocer: error.

    En toda la mañana no le dirigió la palabra y así se fue a trabajar. Pero Misaki tenía un mal presentimiento sobre que se fuera. Así que en la entrada se puso en medio y no le dejaba pasar. Fuyuhiko sonreído le dijo:

   --Misaki, no te preocupes por mí. Y te pido algo, si muero no des tu vida por mí, no lo vale-. Palpó su cabeza y salió de ahí.

   Sintió dolor al verle irse y sí, no volvió. Al parecer tuvo un accidente muy fuerte cuando regresaba a casa. Y Misaki escuchó una vocecita y era la de su amo. Le suplicaba que los cuidara y le vio partir. La única persona que le quería en esa casa había muerto. Solo un día estuvo con el y no pudo protegerlo. Era una mala mascota según él.

    “Pero protegeré a su familia” pensó con determinación “es lo menos que puedo hacer por él”. Veía como los hijos le lloraban a su padre. Pero ¿cómo podían llorarle si fueron malos con él? Misaki no lograba entender ello. Le parecía algo absurdo por parte de ellos. Si no lo quería ¿por qué las lágrimas?

    Los humanos: difíciles de comprender. Misaki quiso acercarse a ellos para que supieran que a él también le dolía la partida de Fuyuhiko pero recibió una patada en su abdomen haciéndolo caer y con sus bracitos rodear su estomago como para tratar de aliviar el dolor que sentía. Fue en vano, los hermanos le miraban con odio. “Que hice” se preguntó el Neko.

    Ya en vez de acercase a los hermanos se acercó a su camita donde sus lágrimas no paraban de salir. “Me matarán” pensaba con miedo “otra vez pasará lo mismo”. Se abrazó a sí mismo por el temor que sentía. No quería vivir lo mismo que hace solo unos meses. Pero, debía cuidarlos, era lo menos que podía hacer ahora. Estaba solo y ellos también.

    Pasó una semana y los hermanos siguieron maltratando a Misaki simplemente por que se les antojaba. No lo alimentaban e incluso su camita había desaparecido haciendo que el pobre Neko durmiese en el frío piso de invierno. Ya ni en la casa le permitían estar. Pero una noche Misaki logró escabullirse al cuarto del peli plata. Como, ni siquiera el pequeño Neko lo supo. Simplemente se metió en las sabanas y pasó algo inesperado para él: lo abrazó. E incluso le dio un tierno beso. Eso le dejó muy impactado. Pero simplemente se dejó embriagar por ese cariño falso. Era eso, falso porque el peli plata estaba dormido cuando pasó eso.

    A la mañana siguiente el inocente Misaki despertó pensando que todo iba a mejorar: error. Lo que recibió fue que el peli plata lo tomara de su cabello y lo arrojara de su cama.

    --Maldito Neko asqueroso. ¡Cómo putas entraste! Y sobre todo, estabas en mi cama. Tendré que lavarla. Mierda, debimos haberte llevado a un refugio o simplemente haberte botado en la calle.

    -Yo… lo siento- dijo avergonzado por sus acciones el pobre Misaki a pesar de no haber hecho nada en sí.

    Claro que igualmente el peli plata se sorprendió, el Neko podía hablar y nunca lo había hecho. “¿Por qué no habla?” se preguntaba “¿l-le aterro?” era obvio. Y hasta ahora se dio cuenta “le doy miedo, por todo lo que le he hecho” y antes de decir nada se dio cuenta que la ventana estaba abierta y el Neko había desaparecido.

    Por su parte Misaki se había dado cuenta de una cosa: no valía la pena para nadie. Era un Neko horroroso que nadie podría aceptar. Por algo sus antiguos dueños casi lo queman, por algo la única persona que lo quería había muerto y por último: por algo sus ahora dueños no lo quería. “Era tan claro como el agua” pensó “simplemente no debí haber nacido, ni siquiera sé quienes son mis padres” pensamientos un tanto maduros para tener tan solo cinco años de edad. “Creo que regresaré a la veterinaria” pensaba buscando como regresar a ese lugar. No recordaba siquiera cómo hacerlo y la nieve no ayudaba siquiera a ver un poco el camino.

    El peliplata se veía un tanto apenado, buscó su abrigo y las llaves del auto que se utilizaba para llevarlo a la escuela. Lo encendió  y fue a buscar al Neko.

    Misaki iba caminando y tiritando de frío: era demasiado. Pero escucho que le hablaban. Se giró pero no había nadie tras de él. Siguió su camino pero la misma voz le llamó “quién me llama” se preguntaba. Entonces un ser un tanto diferente apareció frente a él. No tenía rostro y era totalmente blanco

    --Misaki- le llamó- ¿harías algo por aquel que te lastimó y sobre todo te insultó?-. su voz era cálida, y por alguna extraña razón le gustaba escucharlo.

    --N-no lo sé-. Dijo apenado.

    -- Necesito saber ya, porque si es así tendrás que irte conmigo.

    --¿Qué le pasará si no lo hago?-. Sonaba preocupado el pobre Neko. Y era así, después de todo tuvo un hogar malo, pero lo tuvo.

    --Morirá-. Respuesta definitiva.

    En las calles de la ciudad iba un peli plata manejando a toda velocidad, pero el pavimento estaba congelado, se resbalaban las llantas y aún así no bajaba la velocidad. De repente se escuchó un fuerte rechinar de llantas, después: nada.

    --Acepto-. Dijo firmemente Misaki.

    --Entonces, hora de irnos-. Le estiró su mano y sin dudarlo la tomó. Así viéndose en un lugar cálido, ya no sentía hambre y mucho menos frío.

    El peliplata despertó de aquel choque, su coche había volcado pero no tenía un solo rasguño. Recordó el por qué de que estuviese así y ahí. Se puso de pie como pudo y reanudó su búsqueda. Unos metros más adelante lo encontró. Yacía ahí tirado en la nieve con una cara de paz y tranquilidad. Lo tomó para llevarlo a casa pero su sorpresa fue grande al tocarlo y estaba helado. Le llamó innumerables veces pero el Neko no respondía. Decidió llevarlo al veterinario para que este e dijera: está muerto.

    ¿Culpa? Claro que la sentía pero de qué serviría, la culpa no traería de vuelta a Misaki

    “Y sigo sin entender cómo es que diste la vida por mí pequeño Neko. Pero te juro que haré que hubiese valido la pena. Misaki perdóname por haber sido cruel y te juro que te recompensaré. Te haré un tributo y todos los días de mi vida te daré las gracias. Las gracias por haber dado tu vida por mí. Te demostraré que no fue un sacrificio inútil y que allá con mi padre donde quiera que estén haré que se enorgullezcan”

   Fin

    

Notas finales:

Blobo: nos veremos pronto


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