Repugnante, es lo que se te viene a la mente, tener que sentarte en sus piernas para satisfacerlo.
Con todo la fuerza de voluntad que tienes, te sientas sobre él y empiezas a moverte frotando su hombría con la tuya, adelante atrás, una y otra vez, sientes como pone sus manos en tu cadera haciendo que lleves un ritmo mas rápido y susurra lascivamente en tu oído:
- Recuerdas cuando estábamos casados, todas las noches montabas sobre mi con gran felicidad, que te parece si nos vamos a un hotel y recordamos viejos tiempos.
El solo hecho de que te lo proponga te da nauseas, pero no puedes dejar inconcluso este trabajo aun falta para que puedas pagar la renta y las demás cosas.
- Siento decepcionarte pero no soy de los que se prostituyen, ya no. – volteas a ver al pelirrojo quien te indica que el tiempo se acabó.
Cuando bajas de su regazo te toma de la mano con fuerza y volteas a verlo como reflejo, lo que te deja impresionado es la furia que hay en sus ojos.
- ¿Qué quieres decir?- te molesta que pregunte no tiene derecho por eso te desases del agarre con fuerza.
- No tienes derecho a preguntar- tu voz sale con rencor y odio que no disimulas ni quieres hacerlo – pero te contestare, cuando nos divorciamos no solo me dejaste sin un centavo, y conseguir trabajo no es tan fácil así que solo me quedaron dos opciones robar o prostituirme en cual crees que ganaba mejor.
Dicho eso te marchaste sin dejarlo contestar, tu trabajo ya había terminado así que no tenias por que soportarlo más de lo necesario.
***
Las horas pasan rápido y tu turno en el local termina, eso te alegra ya que después de la discusión que tuviste con tu ex-esposo este no te dejo de ver durante la noche y para evitar futuras confrontaciones le pediste a Sasori el chico pelirrojo que no aceptara mas solicitudes de él, al principio se negó pero cuando lo amenazaste con renunciar cambio de parecer, después de todo eres la estrella de la noche.
Sales por la puerta de empleados para dirigirte a tu apartamento que queda a dos calles y ver a tu pequeña lunita dormir, a pesar de que tu bebé tiene un año y su propio cuarto haces que duerma contigo para que no le falte el amor.
Caminas a paso normal, sin sentir la presencia de alguien que te sigue desde que saliste del club.
Cuando estas a punto de salir a la avenida, unos brazos te sujetan de la cintura y te poner de frente contra la pared, puedes sentir el movimiento del individuo su aroma y tan solo con eso reconoces a quien pertenece y le dejas hacer lo que quiera con tu cuerpo ¿por qué? fácil es tu amante la persona que te ayudo a salir de la prostitución y que a pesar de su suplicas para que dejes el club y vivan con él tu te niegas aun no confías plenamente en los hombres, el movimiento de sus manos a tu ingle te hace saber cuales son sus intenciones.
- Espera, no podemos – le susurras, tu voz sale ansiosa.
- ¿Por qué no? Solo será un momento, el verte bailar de esa forma hace que me excite como no tienes idea- responde él mientras acaricia tu sexo sobre la ropa – no puedo esperar mas mira como me pones, Dei – toma tu mano y la lleva a su hombría para que sientas que no miente
- Para lo haremos cuando lleguemos a casa- contestas mientras te revuelves entre sus brazos; te das vuelta con algo de dificultad para encararlo y darle un beso apasionado que el corresponde con gozo, pero su momento feliz no dura ya que una voz los saca de su mundo.
- Dentro habías dicho que ya no eras una puta, pero parece que era mentira – es la voz de tu ex.
Molesto volteas a verle y respondes
- Si soy o no una puta ese ya no es tu problema, Tobi.