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Erase una vez por cucaracha

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Notas del capitulo:

Y como pasa el tiempo....

Seto Kaiba tuvo un sueño…


En la escuela, Joey se besaba con él. Con ese. Y Joey sonreía y se tomaban de la mano y caminaban hacía la oficina y la puerta se cerraba tras ellos y… Kaiba, el poderoso Kaiba se quedaba ahí, detrás, luchando sin poder mover el picaporte, sin poder derribar esa muralla de madera. Adentro estaba Joey con él. Él golpeaba la puerta con fuerza para derribarla pero no cede, no se abre y el tiempo pasa y el silencio del otro lado le carcome. Y Kaiba se despertó, en ese momento estaba seguro que el perro estaba con él, encendió su laptop y pasó el resto de la noche vigilándolo.


Seto Kaiba tuvo otro sueño….


Estaba en el cuartito de Joseph, sentado en la cama. El señor Wheeler, el padre, le está  dando una de las usuales palizas a Joey, cada golpe le deja la piel abierta y sangrante. Siempre que ve esto a través de la cámara se muerde con furia los puños porque la impotencia lo deja ciego de dolor, pero ahora está ahí de frente y no alcanza a moverse, es muy lento y pesado, los golpes caen sobre esa piel tan adorada. Joey, herido y débil, se arrastra hacía el baño para lavarse la tristeza, el dolor y las heridas. El agua está muy fría, helada, le quema y el color empieza a abandonar la piel, cada vez más pálido. Se está muriendo pero la puerta del baño no cede… Kaiba despertó con la necesidad de ver a Joey, encendió su computadora y el resto de la noche la pasó vigilándole el sueño.


Seto Kaiba volvió a soñar con Joey…


En su casa hay un Mokuba bebe que juega con jeringuillas, Kaiba sabe lo que son. Joey le quita una a una de las manos y se las lleva en los brazos. Mokuba llora y le sigue, es un bebe demasiado rápido para sus cortas piernas. Mokuba que tiene por cabello una llamarada de fuego llora y no deja de seguir al perro, las jeringuillas son demasiadas y no le caben en los brazos, las agujas se le clavan en la piel y algunas aruñan sus manos. Cada vez Moki es más rápido y cada vez son más y más jeringuillas, tantas que se desbordan de sus brazos y algunas caen, siempre Mokuba próximo a tomar la que cae y siempre Joey recuperándola. Joey no encuentra lugar para esconder eso del bebé, no hay lugar en el mundo para ocultar las drogas de Mokuba. Joseph está cansado, está herido. Seto sujeta al bebé en brazos, el fuego le quema. Wheeler cae, derrotado y comienza a inyectarse las jeringuillas, una a una,  prefiere usarlas él a dejarlas al alcance de un niño. Él lo mira, desespera, quiere detener al cachorro pero no puede dejar suelto a su hermano, las jeringuillas están por todas partes y sólo observa como las agujas perforan los brazos del rubio, una a una, se clavan. No puede salvarlos a los dos…. Kaiba despertó. La computadora yace encendida a su lado, ya no se atreve a apagarla, mira por la pantalla al joven que permanece sentado en la orilla de su cama….lo observó toda la noche.


Seto Kaiba ya no duerme, sin embargo, ha cedido al cansancio y ha soñado….


Joey está sentado frente a él, sonriendo, se le ve feliz, extiende su mano “Seto… ¿me amas?”. Él grita de inmediato “SI” pero la voz no ha salido de su cuerpo, quiere abrazarlo pero sus brazos no se mueven. Su cuerpo es de yeso. La sonrisa desaparece del rostro de Joseph. “Seto ¿me amas?”. Él lucha por moverse, “SI, SIII” grita su mente sin que el sonido deje sus labios y lucha pero el yeso de su cuerpo no hace más que desmoronarse. “ho…Seto….estaba seguro que me amabas….que tonto” y ríe, se pasa las manos por el cuello, sacude la cabeza como alejando otras ideas y sus ojos húmedos pestañean para no ceder. El yeso sigue cayendo en trozos de sus miembros pero no avanza, no se mueve. “Seto ¡ámame ahora! ¡Necesito que me ames ahora! Y Él aparece tras Joseph, se acerca, las lágrimas se abren paso por las mejillas, él está más cercano, el yeso cae…”Seto, Seto ámame por favor ¡ámame!” el resto de Kaiba cae y se retuerce entre su cuerpo hecho polvo y él ha llegado a Joseph que llora y balbucea “Seto…Seto” él levanta la mano, lenta, sus pulmones arden, los gritos arañan su garganta, la mano toca la mejilla y lo último que ve son los ojos dorado de Joey. Kaiba despierta sediento. La garganta le arde, ha estado gritando, ha tirado la computadora de la cama y se ha roto la pantalla. Desesperado se levanta y tira de su desordenado cabello. Su hermano está de pie en la puerta, el largo cabello en una desbaratada trenza, la cara de susto. –no sé Seto pero me muero por conocer a ese tal Cachorro-  dos pares de ojos se encuentran firmes por un momento luego Seto sale de su cuarto, aborda el auto junto a su hermano y abandonan el hogar a las tres de la mañana. Kaiba mayor quiere un cigarro, alcohol, aire, lo que sea. Frena. Se apea. Cruza la banqueta. Abre la destartalada verja de la entrada y se detiene abruptamente frente a la pálida figura sentada en los escalones de la pequeña vivienda.


-perro… este es Mokuba, mi hermano y…. te quería conocer….-


Joseph Wheeler sonríe. Son las 4:13 de la mañana y a nadie le importa. Sólo dos cosas preocupan: el frio de Joey y las ojeras de Seto.

Notas finales:

Una vez me caí en los caminos de la vida....y aun sigo rodando...


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