Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Tormenta por Lariett

[Reviews - 5]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de Kuroshitsuji no me pertenecen, son obra de Yana Toboso.

Notas del capitulo:

Hola!! vengo con un one-shot de Sebastian y Ciel.

 

En la tarde pareciera que iba a llover y me puse a pensar: "¿Qué harían Ciel y Sebastian en tal situación?", y así nació la historia jajaja xD

 

Bueno, es una historia algo corta, pero espero que les guste ^^

 

 

Ciel se revolvía inquieto en su cama. Afuera se había desatado una terrible tormenta, las gotas no dejaban de repiquetear las ventanas, causando un ruido molesto que impedía que se durmiera. Aunque las continas estuvieran corridas se podía visualizar el brillo de los relámpagos que caían brutalmente al suelo y hacían estremecer la tierra al sólo contacto. No es que fuera miedoso, más bien se sentía inseguro estando solo en esa gran habitación, totalmente oscurecida. Envidió a los sirvientes; al menos se tenían entre ellos para consolarse en ese tipo de situaciones.

 

Por un momento deseo la compañía de su mayordomo; quería sentir su presencia y escuchar sus palabras consoladoras que lo tranquilizaban al momento. Pero no podía salir a buscarlo, simplemente por que sería como un golpe a su orgullo. Ya se imaginaba lo que ese demonio pensaría o le transmitiría en su mirada si él iba en su búsqueda: "¿Qué? ¿Acaso el gran Ciel Phantomhive, dueño de la más grande y exitosa compañía de dulces y juguetes, necesita consuelo en una simple noche de tormenta eléctrica?"

 

Se sintió estúpido de tan sólo pensarlo. Se acomodó mejor y cerró los ojos, dispuesto a tratar de dormir cuando un relámpago cayó, causando un estrepitoso ruido y haciendo que la habitación se iluminara por tan sólo unos segundos. Dio un salto en su cama y sin pensarlo dos veces se puso en pie y tomo un candelabro para salir a buscar a ese demonio de mayordomo por los fríos pasillos de la mansión.

 

Caminó por algunos minutos, percatándose de lo grande que podia lucir la mansión de noche y a oscuras. Dobló una serie de pasillos, tratando de recordar en dónde se encontraba la habitación del sirviente, pero por la escasa luz del candelabro y los ligeros sobresaltos que le causaba cada relámpago, no pudo dar con ella.

 

Agotado y dándose por vencido, bajo las escaleras y se dirigió al recibidor. No quería estar en su habitación, tan sólo quería bajar para ver el retrato de sus fallecidos padres, colgado en la pared y acurrucarse en algún lado.

 

Al bajar el primer escalón escuchó una voz que lo sobresaltó, le alegró y le irritó al mismo tiempo.

 

—Joven Amo, ¿pero qué hace despierto a esta hora? —preguntó el mayordomo, detrás de él. —¡Y descalzo! Esperemos que esto no le cause un resfriado.

 

—Sebastian... —musitó Ciel, volteando a verlo. Estaba a punto de gritarle en la cara: "Idiota" cuando el adulto se acercó y lo cargo en brazos, tomando el candelabro en el proceso. Le tomó algunos segundos reaccionar ante lo que pasaba; al percatarse que el mayor lo llevaba cargando hasta su habitación, comenzó a patalear. —¿Qué demonios estás haciendo, idiota? ¡Suéltame!

 

—Joven Amo, debería estar en su habitación; no es favorable que un niño de su edad esté despierto a estas horas. —simplemente explicó.

 

Todas las palabras de reproche de Ciel fueron en vano, ya que el mayor no lo soltó en ningún momento del camino. Al llegar abrió la puerta y lo depositó en la cama con la delicadeza con la que se dejaría a una muñeca de porcelana. El infante bufó molesto.

 

—¿Qué hacía deambulando por los pasillos a esta hora? —preguntó Sebastian.

 

—No es de tu incumbencia. —respondió el pequeño de forma seca, evitando verle a los ojos. Al no escuchar palabras, vio de reojo al mayordomo y se percató de cómo este se llevaba una mano a la frente, en gesto dramático.

 

—¿Será acaso que mi Joven Amo le teme a los truenos?

 

Esa pregunta sacó de quicio a Ciel. Se paró en la cama para quedar a la altura del joven mayordomo y le tiró un almohadazo en la cara. Comenzó a decir que era un imbécil si pensaba que él, Ciel Phantomhive le tenía miedo a los truenos, pero no terminó por que en ese instante un relámpago cayó e hizo un sonido terriblemente brutal, haciendo que diera un salto y se quedara de rodillas en la cama, abrazándose a sí mismo.

 

—Joven Amo, ¿se encuentra bien? —preguntó el mayordomo, preocupado.

 

—S-Sí... —tartamudeó, tratando de hacerse el fuerte, pero otro relámpago traicionero cayó y su estruendo hizo que diera otro salto hacia los brazos de Sebastian quien lo abrazó con fuerza, sintiendo cómo su pequeño cuerpo temblaba.

 

—Tranquilo, Mi Señor... —susurró mientras le acariciaba los cabellos y la espalda en un gesto reconfortante. —Es tan sólo una tormenta... yo estoy aquí, no está solo. —lo abrazó aún más fuerte hasta que sintió que el niño dejo de temblar. Le levantó el rostro y pegó su frente con la de él. —Calma, estaré con usted toda la noche... —lo recostó con cuidado y lo arropó con cariño.

 

—Sebastian... —murmuró el niño.

 

—No se preocupe, Amo. Estaré aquí parado al lado de su cama toda la noche si es necesario.

 

—Sebastian... recuestate... —pidió, totalmente sonrojado, levantando un poco la colcha que lo cubria.

 

—De acuerdo. —accedió sonriente, se quitó los zapatos y el saco y se recostó al lado de Ciel.

 

Ciel lo miró con aquella mirada llena de ternura convinada con tristeza y melancolía, lo cual causó que Sebastian se acercara aún más a él y lo abrazara con algo más que cariño.

 

—Sebastian, ¿por qué haces esto? —preguntó después de estar ambos un rato abrazados y viendose a los ojos.

 

—Por que lo quiero, Bocchan. —susurró el mayor mientras le acariciaba los oscuros cabellos. —Lo amo... y siempre estaré a su lado, no importa lo que suceda.

 

—Yo... —el niño no sabía que decir. La declaración del mayor lo desconcertaba... y a la vez lo hacía inmensamente feliz. Amaba a Sebastian y quería que él estuviera a su lado, pero no por un simple contrato, sino por que él también lo quisiera. Se replegó aún más contra él para sentir su calor y embriagarse con su aroma. —Te quiero... quédate conmigo para siempre. —pidió y sintió los labios del mayor sobre su cabeza.

 

—Le pertenezco por completo. Estare con usted para siempre...

 

Pasaron algunas horas y el adulto sintió el respirar pausado del pequeño, quien dormía plácidamente en sus brazos. Miró su lindo rostro, sus ojos cerrados, sus mejillas sonrojadas, sus labios rosados entreabiertos...

 

—Sebastian... te amo... —susurró el niño en sueños y al escucharlo, el adulto esbozó una amplia sonrisa.

 

—Y yo a tí.

 

No cabía duda que la tormenta al final siempre traía cosas buenas.

 

FIN

 

by Lariett

 

 

  

Notas finales:

Gracias por leer ^^ y si no es mucha molestia, pásense por mi blog: http://eluniversodelariett.blogspot.mx/ voy a estar subiendo one-shots de Kuroshitsuji, Code Geass y Nabari No Ou... y de otros animes que ustedes propongan :)


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).