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ricos y humildes por dou-san

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Notas del capitulo:

francamente para la persona "anonimo" que me dijo lo de la adaptacion de las peliculas "los berbely ricos" es un si y un no.

Es un si porque se me ocurrio con esa pelicula y creo que hay cosas destacabeles que se pueden rescatar de la peli para asi darle un poc mas de sentido a mi historia.

Y tambioen es un no porque a mi tampoco me gustan las cosas predecibles, solamente he estraido algunas cosas que me han gustado, porque a medidas uqe vayas leyendo los capitulos te daras cuenta que es (como dicen en mi pais) "es lo mismo pero no es igual"

:D

y para los que no concen la pelicula (que es una de mis faboritas ^^) les dejo un link para que se hagan una idea de como es el auto c: 

http://25.media.tumblr.com/tumblr_m6yxjz7I621r3wl6no1_500.jpg

II

La ciudad.

 

 

Durante toda la noche, lo único que se dedicó a hacer fue observar el infinito cielo en todo su esplendor, admirando los pocos astros visibles en la ciudad de Konoha. Bueno, ciertamente, su residencia era pequeña y apenas contaba con dos pisos; pero se encontraba en los todavía oficiales límites de la ciudad de los “ricachones”. Se durmió pasada la medianoche ya que al día siguiente le tocaba escuela. El joven sabía perfectamente que todo sería como siempre: se levantaría, comería lo poco y nada que hubiese en la nevera como desayuno; caminaría hasta la escuela secundaria, con el múltiple acoso de las “niñas de papi” de la zona a lo largo del camino, y recibiría las amenazas sin sentido de los brabucones que, sumadas a algún coqueteo, él no solía tomar en cuenta.

—Ya me voy—. Avisó en voz alta mientras tomaba su mochila, dispuesto a cruzar la puerta de su hogar.

—Sasuke-kun—. Escuchó una voz grave que lo llamaba, perteneciente aaquel desagradable hombre. El sujeto se acercó más de lo necesario al joven, con el fin de acariciar su cuello descaradamente, y de inclinarse hacia él para poder susurrar en su oído: —No olvides que debes volver temprano, hoy es la visita a Itachi-kun—. Le recordó, a la vez que lo observaba de pies a cabeza con aquellos ojos de un tono dorado. El joven Uchiha de verdad odiaba a ese tipo: Orochimaru. Lastimosamente para él, el pálido hombre poseía su custodia desde la muerte de sus padres, siendo ese el motivo que le impedía matarlo con sus propias manos; además, también dependía de él la vida de su hermano, al ser la persona que costeaba sus tratamientos.  

El azabache no respondió a esas palabras, sólo se ocupó de salir lo más rápido posible de esa casa que representaba el mismísimo infierno. Cuando sus padres murieron, los abogados buscaron en los archivos del estado algún pariente que pudiera encargarse de ambos niños, pero no había rastro de nadie. En ese tiempo, el pequeño Sasuke poseía unos 8 años y, al ser ambos menores de edad, no podrían manejar la empresa de la familia: “Sharingan”. Luego de un tiempo, con la aparición de Orochimaru junto a aquel papel de adopción, su hermano Itachi enfermó misteriosamente, quedando interno en el hospital, dejando así a su hermano menor con la única opción de realizar un trato con el repulsivo hombre.

A los 18 años se le entregaría en cuerpo con tal de que éste pagara los tratamientos. Un alto precio, sí, estaba muy consciente de ello. Pero para él valía la pena con tal de salvar a su querido hermano mayor. 

 

NS

 

Los cuatro nuevos habitantes de la gran ciudad Konoha se encontraban ahora en medio de una de las más concurridas calles de dicha población, en donde, debido a sus rústicas ropas y al peculiar vehículo en el que viajaban, recibían varias miradas extrañadas de parte de los residentes del lugar.

—Oye, papá, este lugar es muy grande ¿Cómo vamos a tener tiempo de conocer a todos?— Preguntó Naruto, a la vez que ojeaba el mapa de la ciudad de Konoha.

—Siempre hay tiempo para todo, hijo—. Respondió su padre, sonriente, admirando las calles, los otros autos, los brillantes letreros y los semáforos. En ese momento, un auto deportivo negro con dibujos de flamas en los costados, se detuvo a una corta distancia de ellos, en espera a la luz verde del semáforo.

—Lindo auto, amigo—. Comentó el rubio mayor. El sujeto de larga cabellera simplemente levantó el dedo corazón en dirección a ellos y, acto seguido, continuó su camino.

—Oye, Shikamaru—. Cuestionó Naruto con expresión dudosa, al igual que su padre y su abuela ya que jamás habían visto ese tipo de expresión—¿Qué fue eso que nos hizo?

—Je—. Sonrió ligeramente ante la inocencia reflejada en la pregunta, que lo animó a realizar una pequeña broma —Es así como la gente se saluda, Naruto.

—Vaya, qué amigable es la gente en acercarse en saludar—. Contestó el menor, dando una clara señal de que había caído en la jugarreta. Lo que Shikamaru no tuvo en cuenta fue que tanto Tsunade como Minato cayeron en ese jueguito también.

—Entonces deberíamos saludarlos también.

—Trata como quieres que te traten—. Expuso Tsunade, provocando que Shikamaru decidiera guardar completo silencio. Consideraba demasiado problemático el explicar la verdadera razón detrás de ese gesto, además de la broma que acababa de hacerles.  

Los Namikaze continuaron su camino con expresión alegre, entreteniéndose en observar la extensión de la carretera, y la gran cantidad de autos que llenaban las calles. El cielo no era tan azul como en los campos; al contrario, adoptaba una tonalidad un poco grisácea, y no corría ese aire fresco brindado por los árboles, sino uno un tanto cálido… como si estuvieran en verano. Luego de algunos minutos, la pequeña ensoñación en la que se mantenían se vio interrumpida por el insistente sonido de un claxon, proveniente de un vehículo que intentaba sobrepasarlos.

—¡Oigan, imbéciles!— Escucharon que los llamaban, por lo que todos (excepto Shikamaru) voltearon para “saludarlo” con una gran sonrisa, tal y como les había indicado el chico de coleta alta —¡¿Quién mierda se creen?!— El copiloto del vehículo sacó un arma de su chaqueta, con la cual les apuntó en forma de advertencia, pero…

—¡Qué bonita pistola!— Exclamó Minato, para luego levantarse del asiento (acción que se le facilitó ya que el auto no tenía techo) y apuntarlo con su escopeta —Ésta es la mía.

El sujeto rió nervioso, al tiempo que guardaba el arma —Lo siento. Acelera, ¡Acelera!— Le ordenó al hombre que conducía y, en cuestión de segundos, se perdieron en el camino.

—Qué gente tan extraña—.Comentó Tsunade, alzando una ceja.

—Tal vez les patina el coco ttebayo—. Rió Naruto, jugando un poco con el adormilado Kyuubi.

 

NS

 

Todo sería completamente distinto si tan sólo tuviera otros parientes. Así no tendría que preocuparse por quien administraría su fortuna; así no tendría que preocuparse de que, por cada día que pasa, es más corto el tiempo que le queda para alcanzar los 18 años…

Suspiró inconscientemente, arreglando sus cuadernos en el casillero. Las primeras horas de clase habían transcurrido de manera normal; bueno, normal para él significaba el soportar a todas esas chicas que se peleaban por brindarle un cariñoso “Bueno días” antes que nadie, y el obtener la mejor nota en el examen realizado durante la semana anterior, cosa que provocó los suspiros de la población femenina del salón, y las miradas de odio de sus compañeros. En esos momentos sólo le faltaban unos minutos para poder abandonar la escuela…

—¡Oye, Uchiha!— Sasuke se volteó en dirección al chico que lo llamaba, sin expresión alguna en su rostro —Dime, nenita, ¿Cuánto traes en la mochila?— Se trataba de Neji, el “brabucón” de la escuela. Siempre que aparecía por los pasillos era capaz de ahuyentar a todos los chicos… excepto a Sasuke. Neji era conocido por poseer una buena habilidad para pelear, además de una gran rapidez, agilidad y fuerza; sin embargo, el Uchiha era la única persona que le era indiferente en ese y todos los aspectos. Por esto mismo, desde un comienzo llamó la atención del chico de ojos perlas, hasta el punto en el que llegó a considerarlo atractivo.

—Lo suficiente para patearte el trasero—. Sentenció, con una media sonrisa en el rostro.

—Tan simpático como siempre, Uchiha—. Comentó mientras se apoyaba en el casillero contiguo, con una pose seductora. Pero entonces… Sasuke abrió la puerta de su casillero, soltándola de un solo golpe en la cara de Neji.

—Oh, ¿Te lastimé? Perdona—. Expuso, con un tono evidentemente sarcástico. Luego, simplemente tomó unos cuantos cuadernos y se alejó con sus aires de superioridad, de elegancia y orgullo, llamando la atención de los otros estudiantes. Y es que… ¿Para quién no era atractivo Sasuke Uchiha? Y más aún, ¿Quién estaría a la altura suficiente como para estar a su lado? Lo que se sabía (lo poco y nada) de la vida del atractivo y delgado joven, era que jamás nunca estuvo con alguien, ya sea hombre o mujer; por ello, ambos sexos se ponían en fila para que, por lo menos, les dedicara una mirada.

 

NS

 

—Vaya, vaya, miren estas casonas—. Señaló Tsunade, admirada por el tamaño considerable de las arquitecturas del llamativo lugar. Eran casas realmente enormes, con grandes patios (quizás hasta tendrían bosques propios) y, a medida que se acercaban, parecía que aumentaba el tamaño de las mismas. ¡Eran verdaderas mansiones!

—Oye, Naruto—. Llamó Minato, sospechando que quizá se equivocaron de barrio; bueno, él ni siquiera imaginaba la cantidad de billones de dólares que ahora poseía gracias a su eterno charco de petróleo —¿Estás seguro que es por aquí?

—¡Por supuesto ttebayo!— Aseguró el aludido, sosteniéndose el sombrero de paja —Según esto, es el 243.

—243—. Pronunció Shikamaru, al tiempo que llegaban frente a una enorme reja dorada (que se abrió automáticamente), permitiéndoles así avanzar por los bien cuidados jardines que poseían enormes arboles cortados estratégicamente, y que le daban formas realmente extrañas (según ellos) al camino. Unas enormes fuentes estaban ubicadas en medio de los pastizales, casi tan verdes como los del campo. En el centro de tanto terreno yacía ubicada una enorme, no, ¡Gigantesca mansión! Seguramente envidiable hasta para Michael Jackson —Se ganaron la lotería.

—Wow—. Apenas se detuvieron, el Namikaze menor bajó del vehículo con rapidez, y se adentró al lugar, contemplando la cantidad de escaleras necesarias para llegar a un balcón, y del balcón a la entrada —¡Es enorme tteba!— Gritó emocionado, admirando la amplitud del hogar.

—¿Es necesario tanto espacio?— Preguntó Tsunade, mirando con detenimiento las dos escaleras, cada una en una esquina del salón, que daban para el segundo piso.

—¡Aquí alcanza para dos o tres familias más ttebayo!— Exclamó Naruto, a la vez que echaba un vistazo hacia las escaleras, al final de las cuales se veían unas puertas blancas.

—Vaya, vaya…

 

NS

 

—Kakashi, ¿Hoy llegan los nuevos vecinos?— Cuestionó una mujer con porte elegante y de cabellera corta, llamada Shizune.

—Así es, aunque realmente lamento que los Tsushiha hayan quedado en banca rota—. Explicó, antes de acercarse una taza de té a los labios, para poder así sorber el contenido de ésta.

—Ha… éramos tan buenos amigos.

—Sí, es una pena, ciertamente. Pero, los Namikaze administran sus fondos en nuestro banco, algo que es, sin duda, bastante beneficioso.

—¿Tan ricos son? ¿Cuántos millones?                                                          

—¿Millones? No, centenares de billones, querida. A todo esto, ¿Y Sakura?— Preguntó el elegante hombre, sirviéndose un pequeño pastelillo.

—Ha ido a la mansión donde, se supone, llegarán nuestros nuevos vecinos—. Sonrió dulcemente, tomando un poco del fino té negro.

—Ya veo…

 

NS

  

—Hm…— Una mujer vestida de traje dio una rápida mirada a la gran estructura delante de ella, analizando por última vez, en busca de algún detalle que pudo haber pasado por alto. Se colocó un guante blanco en su mano derecha, para luego pasar uno de sus dedos por los adornos del barandal de las escaleras traseras —Perfecto, debo felicitar a los encargados—. Murmuró para sí misma, sonriendo, y guardando el dichoso guante de inspección en  un pequeño bolso. Estaba feliz. Su jefe, Hatake Kakashi, le brindó la misión de procurar que la mansión estuviera presentable para sus nuevos clientes, los Namikaze. Siempre cumplía a la perfección con su trabajo; no por nada era la secretaria y mano derecha del presidente del banco de Konoha ¡Y le encantaba su profesión!

—¡Hasta hay suficiente espacio para Kyuubi!— La joven secretaria detuvo sus pasos abruptamente al escuchar una voz ronca que provenía desde adentro de la casa. Se acercó a la puerta de vidrio, de forma sigilosa, y pudo ver a una gentuza ¡Dentro de la mansión de los Namikaze! Sacó su teléfonoTouch del bolso, decidida a marcar el número de la policía —Hola, policía, habla Sakura Haruno… sí, resulta que hay unas personas dentro de la residencia Namikaze… no se preocupe estaré pendiente de su llegada, y tomaré el tiempo—. Colgó el teléfono y, al mismo tiempo, presionó el botón de cronómetro. Entonces, ingresó al salón principal con el fin de encarar a los desconocidos —¡Alto! ¡No se muevan!— Llamó la atención de los presentes —Francamente, su interrupción en una morada privada merece el castigo apropiado impuesto por la ley estatal de la ciudad de Konoha—. La chica hablaba tan rápido debido a los nervios que la invadían, que los presentes apenas le entendieron las palabras “Konoha” y “estatal” —¿Qué hacen ustedes aquí?

—Bueno, es una larga historia…— Comenzó Minato.

—Pero a él le gusta contarlas ttebayo—. Sonrió Naruto, feliz de la vida.

—Verá, señorita, estaba en mis terrenos, como toda buena ley del hombre manda, y seguí a un conejo…

—Que Kyuubi olfateó muy bien—. Interrumpió su hijo, acariciando la cabeza del zorro.

—¡¿Es un zorro?!

—Como decía, se escondió y cuando Kyuubi lo sacó del escondite, tomé mi escopeta—. Imitó el movimiento que acababa de describir —Apunté, y…

¡Kya! ¡No dispare!— Exclamó la pelirrosa con pánico, al ver aquella arma a escasos metros de sí misma..

—¿Cómo dice?— Preguntó el hombre, con tono confundido. En cuestión de segundos, se escuchó una sirena en el exterior de la mansión.

—2 minutos, 46 segundos—. Dijo con una sonrisa Sakura al percatarse de la presencia de la policía. Los recién llegados se movieron con rapidez, portando con ellos armas y escudos en las manos. El capitán se inclinó en las escaleras, empezando a hablar por un megáfono.

—¡Atención, los tenemos rodeados! ¡Salgan con las manos en alto! ¡Éste es el departamento de policía!

—¡Les dije que no era la casa!— Reclamó Tsunade —¡Es el departamento de policía!— La voz se seguía escuchando por el megáfono, y todos los pueblerinos continuaban con una expresión de completa confusión.  

—¡No disparen!— Les indicó Sakura, caminando para acercarse un poco a la entrada, encontrándose otra vez (sin querer) con la escopeta de Minato—¡Me tienen como rehén!

—¡Ahora!— Indicó el capitán a uno de sus hombres, que lanzó una lata llena de gas lacrimógeno dentro del recinto. El objeto aterrizó en la mitad del salón, en medio de los presentes.

—Miren, quieren jugar al bote ttebayo.

—Oe… Naruto, eso no es…— Shikamaru no pudo terminar, ya que Naruto había pateado con fuerza la lata, devolviéndola hacia los policías.

—¡Retirada, retirada!

 

Notas finales:

bueno como ya he dicho antes es una adaptacion y a la vez no de la pelicula, pero me gustaria que la difrustaban de todos modos :D

y lo que realemnte espero por decir es....

¡¡¡¡¡¡GRACIAS!!!!!!

ARCHIREQUETECONTRA GRACIAS POR DEJARME SUS MENSAJES :D

 

jamas habia sido mas feliz en mi vida x3 (incluse llore de felicidad) me han gustado mucho sus mensajes y es una gradecimiento especial para:

yuu

-aoi ito

-theyennypaola

-ladykisaragi

-anonimo 

 

XD

 

muchas gracias y espero sigan leyendo mi fic ;u; 

 

 

 

nos vemos

 

 

 

                                                                                 dou-san 


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