Letras, puntos, comas, números, porcentajes, guiones, mas números.
Ya no estaba concentrado en lo que escribía, solo tenía en cuenta el tiempo que me queda para entregarle este maldito informe a mi jefe, que para ser exactos eran unos quince minutos. Intenté acelerar el ritmo de mis manos en el teclado. Continué escribiendo, fijándome que no tuviera faltas ortográficas ni errores numéricos. Realmente esto de trabajar como asistente de un gran empresario es difícil, pero si no lo hago me reprenderán, si me reprenden mi trabajo está en peligro, si eso pasa puedo ser despedido y si me despiden moriría de inanición por no tener dinero para comprar comida.
¡Joder takanori concéntrate! Si no lo haces realmente morirás, y está vez no lo digo por exagerar, pero mi jefe es verdaderamente exigente, si las cosas no están como a él le gustan es capas de dejarte en la calle y asegurarse de que no vuelvas a trabajar en tu vida.
Continué escribiendo por diez minutos y el bendito informe ya estaba listo, en una carpeta y preparado para entregar. Guardé mis cosas y comencé a caminar a la empresa, de por si ya iba con un pequeño retrazo por lo que decidí irme un poco mas rápido. Después de unos eternos cinco minutos logré llegar a la puerta principal del edificio en el que trabajo, cuando entré vi a varios empresarios mas, caminando de aquí para allá. Corrí para llegar al ascensor el cual estaba lleno de varios empresarios mas a los cuales no miré. Medio abracé el maldito informe y me recosté en una de las paredes.
Piso 1… piso2… todos los demás trabajadores se bajaron en ese piso… y yo tenía que llegar al seis. Suspiré y me senté en el suelo mientras veía como lentamente subía de un piso al otro, todo iba relativamente bien hasta que llegué al piso cinco, casi llegando al seis, las luces del ascensor de apagaron y este se detuvo. Justo cuando casi llegaba al maldito piso seis. Esto no podía estar peor! Yo atrapado en un ascensor, con un informe que entregar, y completamente solo…
Juro que cuando salga de aquí tomare las escaleras todos los días! Suspiré otra vez, ahora no me quedaba nada mas que estar ahí sentado hasta que alguien se de cuenta de que falta un trabajador y que esta cosa no funciona.
-mi jefe me va a matar- no había nadie conmigo así que no importaba si me quejaba en voz alta.
Recosté mi cabeza en la pared, desaté mi corbata y solté los primeros botones de la molesta camisa, tenía la sensación de que la temperatura del lugar estaba subiendo, por lo que me abaniqué con la carpeta, cerré mis ojos y comencé a esperar pacientemente la hora en la que pudiera salir.
Abrí mis ojos sorprendido. Había sentido como si alguien besara mi cuello, pero es imposible! ¡estoy completamente solo! S-seguramente estoy alucinando… si eso tiene que ser. Volví a cerrar mis ojos y recostar mi cabeza en la pared para intentar relajarme, pero nuevamente sentí besos en mi cuello… mierda ¡hay un fantasma!!!! Y… ¡¿por qué un fantasma me besa el cuello?! ¡un fantasma me quiere violar!
NO. Takanori piensa, no puede ser un fantasma me bese… los fantasmas no besan a la gente y tampoco existen. Intenté moverme pero unos brazos me lo impidieron. Definitivamente no es un fantasma…. ¿pero entonces quien es?!. Quise moverme de nuevo pero esos brazos no me dejaron, y ahora comenzó a lamer. LAMER mi cuello, y yo sin querer solté un suspiro.
-¿Qué haces!?- pregunté en un intento de que dejara mi cuello
Pero no me respondió y dio unas cuantas mordidas que después lamió, sin poder evitarlo gemí. Me estaba sintiendo abusado, idiota, avergonzado y estupido. ¡no podía estar gimiendo ante las caricias de un desconocido!... pero se sentía bien, y el aroma de esta persona era embriagante…
Takanori! No te dejes hacer como si nada, no puedes dejar que un desconocido de toque así sin más!...
Era cierto, no podía dejar que esto sucediera, tenía que evitarlo. Por lo que comencé a moverme mucho, logrando que dejara mi pobre y ahora ensalivado cuello.
-quédate quieto- esa voz… ¿Qué hacía mi JEFE tocándome en un ascensor a oscuras!!?
-s-suélteme- no me hizo caso y lamió mi oído, otra vez suspire.
Matsumoto takanori a este paso terminaras violado
-basta!!- grité y por fin pude apartarlo de mi, me levanté y al instante me sentí acorralado contra la fría pared del ascensor, sentí otra vez su lengua en mi oreja y luego en mi cuello, sus manos comenzaron a desabrocharme mi camisa y de paso tocaba mi pecho. Sus caricias se sentían increíblemente bien.
-quieto-
-n-no! No quiero-
-soy tu jefe obedéceme- tenía razón, él era mi jefe p-pero…¿también era mi jefe… en este tipo de cosas?.... a la mierda la conciencia yo si quiero esto. Una de sus manos bajo hasta mi pantalón, hasta mi entrepierna. No pude aguantar el gemido que se me escapó al sentir su mano en esa parte. Él muy idiota de mi jefe se rió y yo al instante intenté separarlo de mí pero solo conseguí que me besara.
Me besó con esos exquisitos labios que llevaba tiempo deseando probar, y realmente que eran deliciosos, tanto que No pude evitar corresponderle al instante pasando mis brazos por su cuello para juntar mas nuestras bocas. Ante esto noté como sonreía para luego sacar su lengua y lamer mi labio inferior. Inmediatamente entreabrí mi boca y sin perder tiempo introdujo su lengua.
Recorrió toda, absolutamente toda mi boca para terminar jugando con mi lengua y yo con la suya. Comencé a sentir un cosquilleo en mi miembro a medida que él intensificaba el beso e inconcientemente me restregué contra su mano que estaba quieta ahí. Definitivamente ya me rendí ante él, no me resistiría a sus caricias, tampoco podría, pero eso no quería decir que no hiciera nada así que bajé mis manos hasta su pecho y le saqué toda prenda que cubría esa hermosa parte de su cuerpo. Nuevamente soltó una risilla por lo que hice y me avergoncé. Corté el beso y quité mis manos de su pecho.
-no te detengas, me gusta.- susurró contra mi oído para después volver a lamer mi cuello. Le obedecí y comencé a pasar mis manos por su bien formando pecho y abdomen. Manoseé cada centímetro de su piel, pero me detuve en sus pezones. Los acaricié un poco y luego los apreté con suavidad. Le oí suspirar y sonreí por eso, pero luego el que suspiró fui yo al sentir como apretaba un poco mi miembro que poco a poco despertaba. Continué acariciando su pecho hasta que bajé a su pantalón y con suavidad toqué su miembro por sobre la tela y pude notar que ya estaba duro. Sonreí y colé mi mano en su bóxer luego de desabrochar su pantalón, me quedé helado… esa cosa… su cosa era grande, demasiado grande y dudo que… que pueda entrar en mi. Aunque talvez no tenía intenciones de hacerlo y solo quería una mamada y ya.
-¿piensas dejar tu mano quieta?- preguntó en un suspiro y yo reaccioné, había dejado mi mano quieta dentro de su bóxer y en contacto con su miembro. Algo dudoso cerré mi mano alrededor de la base y comencé a moverla lentamente recibiendo como respuesta suspiros de su parte, aunque a los minutos me uní a sus suspiros cuando me quitó mis pantalones y bóxers dejando mi miembro erecto al aire y que luego tocó sin dudarlo. Comencé a gemir sin reprimirme y a aumentar un poco el ritmo con el que movía mi mano en su miembro y él hizo lo mismo, me acarició más rápido y con más fuerza haciéndome suspirar y gemir.
Akira quitó mi mano de su bóxer y sin dejar de tocarme bajó su cabeza hasta mi entrepierna, quitó su mano pero al instante la reemplazo por su boca, por su húmeda, calida y deliciosa boca que tragaba por completo mi miembro. Lo sacaba y metía a la vez que lo lamía y saboreaba. Me sentía algo avergonzado, pero no por eso disfrutaba menos. Me encantaba lo que con su boca era capaz de hacerme sentir, me hacía tocar el cielo ante cada lamida y chupada que daba.
Acercó tres de sus dedos hasta mis labios para que los lamiera, y así lo hice, pasé mi lengua por cada uno de sus dedos para luego meterlos completamente en mi boca. Uno por uno. Después metí los tres y comencé a lamerlos y engullirlos como el hacía conmigo. Los sacó y dirigió su mano a mi trasero, separo mis nalgas y metió un dedo dentro, reprimí un pequeño gemido ante la incomodidad de la invasión, que luego comenzó a ser placentera. Introdujo el segundo dedo y los comenzó a mover sacándome varios gemidos. Metió el tercero y de inmediato los movió, simulando una penetración. Al comienzo fue lento, pero con los segundos alcanzó una rapidez exquisita, placentera, deliciosa. Sin aguantar más las sensaciones que me causaban sus dedos y su boca me corrí. A él pareció no molestarle que lo hiciera en su boca. Me sonrió y se levantó para besarme, de inmediato correspondí, metió su lengua y a través de esta pasó un poco de mi semen que no se había tragado, lo saboreé un poco y luego me lo tragué. Y al contrario de resultar asqueroso fue de lo mas excitante. Continuamos besándonos un rato, tomando cortas bocanadas de aire entre los besos. Disfrutaba lo más que podía sus deliciosos labios hasta que bruscamente se separó de mí, se alejó un poco y se quitó la ropa que le quedaba, dejando ver por completo su hermoso y bien proporcionado cuerpo. Me quedé tan embobado con su cuerpo que casi y no noto cuando se acercó a mí para volver a besarme.
Entre el apasionado beso bajó sus manos hasta mi trasero para levantarme, por inercia enredé mis piernas en su cintura y él apoyó mi espalda contra la fría pared. Continuó besándome. Sentí sus manos separar mis nalgas y luego la punta de su miembro rozar mi entrada, me asusté un poco y me separé de sus labios.
-n-no pensara… m-eterlo… ¿o s-si akira-san?- él aun era mi jefe así que no podía tomarme tanta confianza… aun estando en esa situación
-akira- me corrigió- y por supuesto que lo meteré- no repliqué más, pero si lo miré algo asustado a lo que él respondió con una sonrisa. Una hermosa sonrisa que me relajó un poco. Volví a sentir que rozaba mi entrada –voy a entrar- me susurró para luego besarme y entrar en mi de golpe. Ahogué un grito de dolor en sus labios. Joder… esto dolía mucho más que mi primera vez con un hombre. Me abracé su cuello y lo mordí con toda la fuerza que pude para intentar desahogar ese ardor en mi lindo traserito.
Al pasar los minutos el dolor fue bajando, y se fue mezclando con el placer que sentía al moverse levemente dentro de mí. Comencé a suspirar y a mover lo más que podía mis caderas, lo cual era casi imposible al estar completamente pegado a la pared.
-m-muévete-
Sin hacerse más del rogar comenzó a entrar y salir de mí, con una lentitud y calma que llegaban a ser desesperantes, pero si pedía más iba a quedar como una puta necesitada y probablemente después no pueda ni pararme, así que preferí que siguiera con su ritmo. Busqué su boca y lo besé con algo de desesperación. Me correspondió con mayor intensidad y quiso meter su lengua en mi boca, pero no lo dejé y saqué la mía para intentar entrar a la suya. No me lo permitió por lo que empezamos una mini guerra de leguas mientras era penetrado lentamente por mi jefe, guerra a la que terminé por ceder permitiendo que él entrara en mi boca para besarme y saborear mi saliva, la cual contra mi voluntad escurría por la comisura de mis labios humedeciendo de paso los de él. Me separé para obtener un poco de aire, pero al segundo de hacerlo volví a tener sus labios sobre los míos, y su lengua jugando con la mía, apresurando de paso el ritmo de sus embestidas que me hacía ahogar gemidos de placer en su boca. Se separó unos cuantos milímetros de mi y me susurró contra los labios, sin dejar de envestirme, que mirara a mi derecha. Lo hice y vi el gran espejo que tiene todos o al menos la mayoría de los ascensores. En el espejo podía verme a mí siento penetrado rápidamente por él, ambos sudados y gimiendo, yo mucho mas que él, Yo con mi cara roja y mi saliva escurriendo de mi boca.
Nuestra imagen realmente me resultó excitante… no es que tuviera esos fetiches raros de mirarme mientras tengo sexo, pero el vernos a ambos así realmente que me calentó y él no se quedó atrás. Embistió más rápido y certero haciéndome gritar por el placer que me inundaba en aquel momento. Rápido, más rápido, al paso de los segundos aumentaba más y más su velocidad haciéndome tocar el cielo. Sentía que pronto llegaría y comencé a arañar un poco su espalda intentando liberar aquel incontenible placer. Al siguiente segundo salió de mi tan rápido como entró. De golpe.
Jadeé y lo miré preguntándole por qué hizo eso justo cuando me faltaba tan poco para terminar, en respuesta solo me bajó desenredando mis piernas de su cintura y se sentó en el suelo recostando si espalda en la pared. Al ver que no me movía me hizo una seña para que me acercara, lo hice y lo miré interrogativo. Rodó los ojos y me jaló para quedar a horcajadas sobre él.
-mételo- me ordenó. Levanté un poco mi trasero y después me senté de golpe en su pene. Yo solo comencé a auto-penetrarme, a subir y bajar por ese grueso trozo de carne. Él posó sus manos en mi cintura y me ayudó a ir más rápido. Entre gemidos me besó para ahogar sus propios gruñidos. Las embestidas fueron cada vez mas profundas, debido a la cómoda posición, más rápidas y certeras, tocando cierto punto que me hacía gemir y gritar como una condenada puta, pero eso ya no importaba, solo pensaba en el placer que inundaba cada parte de mi cuerpo, en especial mi trasero.
Sentí una de sus manos bajar hasta mi entrepierna, la cual empezó a masturbar con rapidez e intensidad, pasando sus dedos por la punta la cual presionaba con su pulgar, recorriendo toda su extensión hasta llegar a los testículos los cuales apretaba con suavidad, para después volver a masajear completamente mi miembro. Sin poder soportar un segundo más este placer, me corrí gritando el nombre de mi jefe, manchando de paso su mano y parte de nuestros vientres, unas embestidas más por parte de él y se derramó completamente en mi interior.
Completamente cansado me eché sobre su cuerpo y recosté mi mentón en su hombro, intentaba recuperar e aire y reponerme de mi reciente orgasmo…
Takanori, hola soy yo, si tu conciencia, esa misma a la que mandaste a la mierda hace rato por unas cuantas caricias de tu JEFE, y ahora dime… ¿¡que mierda hiciste?!
Mi puta conciencia tenía razón, ¿Qué hice? Mejor dicho ¿por qué lo hice?!
-por qué…- intenté preguntar al que tenía la respuesta de esto
-¿Qué?- maldito idiota
-¿por qué lo hiciste?- porque sí, él había hecho esto, él empezó con todo esto, no yo.
-esto fue algo que ambos hicimos, y porque me gustas y venias provocándome desabrochándote los botones de tu camisa- no pude evitar sorprenderme por lo que dijo… le gusto… me erguí rápidamente para mirarlo a los ojos, notando que aun no salía de mi. Me sonrojé un poco.
-¿qué?- grandes palabras takanori, grandes palabras.
-me gustas- no me dio tiempo de responder porque de inmediato me besó tierna y dulcemente, como nunca esperé que lo hiciera. Al dejar de besarme me recosté en su pecho.
-¿p-podrías… salir?-
-claro- con suavidad salió de mi interior dejando escurrir todo su semen que hasta ese momento estaba dentro de mí.
-te quiero-
-yo más.-
. . .
Fin…