Después de quedarse mirando por unos largos segundos, como si de algo realmente extraordinario se tratase, y lo era, definitivamente el destino les estaba jugando una broma muy pesada, Mello comenzó a moverse robóticamente pegado a la pared, aun anonadado, rodeando al otro joven, para asegurar que lo que veía no era una ilusión.
-¿Pero qué haces aquí? – Formuló al fin el rubio quien no pudo mantener el control de sus piernas y cayó sentado al piso mirando con pavor al pelirrojo.
-¡Jm! – Hizo un hipido de risa al ver la “tierna” actitud del otro. – Eso debería preguntarte yo… - Habló con una sonrisa amable mientras se levantaba del suelo y dejaba en el piso el control de su consola de videojuegos para caminar hacia el aludido, el cual al notar su acción, intentó retroceder un poco, pero la pared se lo impidió.
Matt le extendió la mano con una sonrisa para ayudarle a parar. Mihael se la quedó mirando y luego la golpeó grosero para apartarla de su vista y levantarse con orgullo y los ojos cerrados para mantener la cordura y no molerlo a golpes, bueno, no aún.
-Este es mi cuarto – Concluyó alegre el pelirrojo.
El oji celeste miró a su alrededor, aun con el ceño fruncido, como siempre. Divisó un gran televisor pantalla plana última generación, una consola moderna conectada a este con un juego en pausa. Una pequeña nevera y una mesa con dos sillas que hacían perfecto juego y decoraban el lugar. Dos camas individuales, una mesita auxiliar con una lamparita y un despertador que marcaba las 5pm de la tarde. Además una gran ventana con cortinas color chocolate y al lado, dos estantes con gabinetes para guardar sus pertenencias.
-También es mi habitación – Dijo fulminándolo con la mirada
-¡Oh! Que coincidencia – Sonrió Matt como bienvenida. Parece que a él no le afectaba en nada.
-Déjate de tonterías – Suspiró y se lanzó a la cama más cercana colocando sus manos en la nuca y cerrando sus ojos.
-¿Cansado? –
-No es tu problema –
-Ya veo… - Dijo el de Googles y se giró hacia su TV para sentarse en el suelo frente a esta y seguir su juego – Ahora si… ¿Me extrañaste? – Le hablaba al muñeco malvado que aparecía en la televisión.
Comenzó a apretar los botones del comando con desespero y furia como todo un verdugo. Cuando terminó el Primer Round tomó el control para subirle volumen, subirle mucho volumen y continuar con el Round 2. El compañero que estaba acostado en la cama comenzaba a molestarse, se notaba en su semblante.
-¡Baja el volumen! – dijo aún sin abrir los ojos y con un tono de voz algo alto para que el Gamer le oyera, pero fue en vano -¡Oye Tu! – Se sentó en la cama -¡Baja el volumen! – Gritó
-¡Vamos, Vamos! – Animaba a su personaje mientras se acercaba a la pantalla como si quisiese atravesarla
Mello se acercó al pelirrojo de ojos verdes por detrás, y le pegó una patada en la espalda haciendo que este se inclinara hacia el frente y en seguida, casi por inercia, pausó la partida. El volumen se detuvo inmediatamente junto con esta.
-Te dije… Que le bajaras… ¡Al maldito Volumen! – le empujaba mas la espalda con cada palabra, haciendo que este se encorvara más y más.
-A-Auch! – Se quejaba sin poner resistencia
-Veo que se la llevan muy bien – Dijo un pelinegro despeinado parado debajo del marco de la puerta, quien les observaba desde hace un pequeño rato.
Los dos jóvenes dejaron de hacer lo suyo pero aun con la misma posición. El pobre de Matty debajo del pié de Mello.
-Aunque… Después de ese beso, puedo esperar cualquier cosa de ustedes dos –
-¡¿Eh!? – Exclamó Mello todo enrojecido y acto seguido se giró rápidamente cruzado de brazos para ocultar su cara. El pelirrojo se limitó a reírse. Parece que a él no le importaba nada, nada en lo absoluto.
-Fue un accidente Elle-Sensei – Se levantó y se paró en frente de este, el cual le acarició la cabeza cual cachorrito, y Matt sonrió.
Mello se giró levemente y vio esta escena. Estaba grande para ese tipo de cosas, pero debía admitir que a él también le gustaría que le acariciaran el cabello. Absorto en sus pensamientos, no se percató de que el mayor había llegado a donde él y repetía la escena de hace un momento con el Gamer, pero esta vez con nuestro principal protagonista, quien al notar que sus propias mejillas se encendían, se quitó dando un paso atrás y haciendo un movimiento brusco con la cabeza para liberarse del otro.
-¿Eres nuevo en la ciudad no? – Preguntó el de ojeras sin prestarle atención al anterior acontecimiento.
-Si ¿Y qué? – Contestó el rubio con cara de perro
-Mihael Keehl. Soy el profesor Lawliet, Elle Lawliet, o puedes decirme L –
-¡Mello!... S-Soy Mello –
-Bueno Mello. Espero que te guste la ciudad – Volvió a colocar su mano en la cabeza del menor, pero esta vez no hizo el mas mínimo intento de zafarse; solo bajó la mirada colorado.
Por la cabeza de Mihael pasaba la imagen de la cara de L. Realmente era una persona atractiva, tanto de físico, como de personalidad.
Después de este hecho, Mello se dispuso a mirar por la ventana abierta del edificio, recargado en el marco.
-Odio eso – Se dijo, y el pelirrojo no pudo evitar escucharlo.
-¿Qué “Eso”? – Preguntó sin despegar los ojos de su videojuego portátil. Acostado en su cama moviéndose de un lado al otro, para “mejor control” de su auto de carrera virtual.
-Eso – El rubio señaló una pareja de jóvenes que se abrazaban sentados en una banca, quedando exactamente debajo de su ventana. Gracias a Kami-sama que Mello estaba en el 4to piso y los chicos no podían oírlo.
Matt se levantó dejando sus PSPx50 en la cama (conste que estamos en el futuro, por lo tanto el “PSP” ha evolucionado) para asomarse en la ventana.
-¿Una pareja de enamorados? – se burló Matt
-Sí. Es realmente asqueroso – arrugó la cara
-No es asqueroso, es tierno – Corrigió con una sonrisa.
-¿Tierno? ¡Ja! – Burló
-En algún momento tú también tendrás tu pareja –
-Eso jamás –
-Admítelo. Se enamorarán, saldrán juntos, luego se casarán, y tendrán… -
-¡No… lo… digas! – Frunció el ceño amenazante
-¿Hijos? – Le miró inocente
-¡AAHG! – Se incorporó y lo lanzó de espaldas contra el suelo.
-¡AUCH! – Cerró los ojos por el impacto
El rubio se sentó encima de él y comenzó a halar su cabello hacia atrás.
-¡Jamás, Jamás tendré hijos! –
-¡Demonios! Perdón, no volveré a decirlo – Se quejaba para que le soltara.
-¿Otra vez ustedes dos? – Preguntó L parado en la puerta. –Venía a decirles que pronto les traerán su equipaje y los encuentro con esto de nuevo -
La escena se repitió y los chicos se quedaron paralizados. Acto seguido Mello bajó de la espalda de su compañero y se cruzó de brazos cerrando los ojos para controlarse de no gritar más.
-¿Qué no pueden tocar la puerta antes de entrar? – Dijo Mihael un poco molesto.
-Claro. Y si quieres también podemos poner paredes insonorizadas para que hagan sus cositas sin preocupaciones –
El aludido abrió sus azules ojos como platos mientras sus mejillas se calentaban. Por el contrario, Matt, tirado en el piso, no entendía nada.
-¡¿De qué hablas!? ¡Solo tengo 15 años! –
-Yo tengo 16 – aclaró el pelirrojo ingenuo
-Pero bien es lo que quieres Mihael – Habló tranquilamente el recién llegado
-¡Soy Mello! -