Hacia un caluroso día, lleno de energía y soleado, perfecto para una inesperada mudanza de la familia Uchiha, aun que no todos sus miembros se hallaban ansiosos de ello.
No le faltaba absolutamente nada, había nacido en un una familia adinerada y muy bien formada, vivía con los mejores lujos, pero como suele ser típico, no todos están contentos con solo eso.
Era el final del verano, habían decidido trasladarse a la ciudad de Yokohama, ya que estaba más cerca del lugar de trabajo de su padre. Sasuke había tomado todo el asunto con calma, al menos solo esperaba que no tuviera que mudarse de nuevo a los tres o cuatro meses después, eso se había vuelto una fastidiosa costumbre de su madre. En cambio su hermano mayor, mostraba cierto disgusto.
-Al menos me hubieses dejado terminar el semestre- decía Itachi tratando de disimular su enojo, tenía una vida allí y decisiones claves para su futuro, como la universidad a la que quería asistir.
-Lo siento mucho hijo, pero la mudanza no se podía retrasar más…- insistía Mikoto terminando de indicarle a las personas de la mudanza donde quedaba la cocina. Sus dos hijos nunca le habían reclamado nada y entendía la frustración de su hijo mayor, era muy tranquilo pero, tampoco había que ser un experto para saber hasta dónde llegaba su paciencia.
-Como sea, solo no dejes que se rayen mis libros- le dijo poniendo los ojos en blanco, para luego salir por la puerta principal, afirmando que ignoraría a todos durante el viaje. Su madre suspiro y se dirigió a la cocina, empezando a revisar que nada se quedara, y que todo estuviese bien empacado. Al dirigirse a las escaleras se dio cuenta de la presencia de su hijo menor sentado en ellas.
-Sasuke…- exclamo orgullosa de lo calmado y tranquilo que había resultado su hijo menor, quitando que a veces le haría sacar de casillas junto al aniki. -¿Qué haces?, ya nos vamos-
Sasuke solo seguía manipulando su reproductor de música sin mirar, ni escuchar a su madre, actuaba como si nada.
-Sasuke, ve a entrar al auto- Sonrío y acaricio su cabeza, notando como este se alejaba de su contacto y se levantaba bruscamente, sin dejar de ver la pequeña pantalla de su aparato. Se metió las manos en los bolsillos y bajo las escaleras, sin notar el aura de tristeza que cubría la presencia de Mikoto.
“Estúpida adolescencia, solo es la adolescencia” pensaba para sí misma, dejando salir un poco de su desgracia hacia el hecho de que sus hijos comenzaban a crecer.
Cuando estuvo todo ya listo, se prepararon para iniciar el viaje a su nuevo hogar, no tardaría mucho, solo unas cuantas horas. En el asiento del copiloto se encontraba un apacible Itachi jugando con su tablet, en el asiento de atrás, Sasuke aun seguía con su mismo aparatito de siempre, quien podría culparlo, si era lo único que lo hacía aislarse de ese complicado mundo.
Las horas pasaron tranquilas y sin tráficos, pudieron llegar temprano a su nueva residencia. Era una enorme puerta con rejas de color negro y detalles en dorado, que se abría automáticamente al decir el apellido de la familia y número de casa en un aparatito junto a la cabina de vigilancia. Cuando esas monumentales puertas fueron abiertas, lo que seguía adelante era una calle entera de casas enormes que ocupaban dos pisos de altura, todas exactamente iguales, pero majestuosas en todo sentido. La casa que habían comprado se encontraba una cuadra adelante, después de cruzar un pequeño parque residencial.
Al bajar del auto, todos habían quedado sin habla. La casa resaltaba entre las demás, estaba pintada de color blanco, con distinguidas columnas a los lados de la entrada, y en los bordes de un camino que llevaban a ella, crecían con fervor unas hermosas rosas amarillas.
-Hn…- exclamaba Itachi con una ligera sonrisa, al menos viviría mejor que en su casa anterior. Sasuke miraba el jardín con indiferencia, luego se giro hacia el auto y saco su bolsa de viaje, que coloco con pesar sobre su hombro.
-B-bueno, empiecen a desempacar- decía Mikoto aun impresionada por la belleza de aquel lugar. Ambos chicos solo bajaron unas cuantas maletas y dejaron lo demás a los encargados de la mudanza, y decidieron entrar a la increíble mansión. En su interior, se podía apreciar a primera vista un candelabro de vidrio que iluminaba todo el lugar, contrastando con la forma en Y de las escaleras que llevaban al piso superior.
-Exageraron con eso- dijo Itachi riendo mientras veía el enorme candelabro guindado en medio del salón. Sasuke tampoco podía reprimir el estar sorprendido, los gusto de su madre iban llegando más a su límite.
Miro a los lados y se dio cuenta de los elaborados arcos que simulaban una entrada a distintos salones. Ala derecha, se dirigía al living, y a la izquierda, el comedor. Luego miro las escaleras y la peculiar forma en cómo se dividía en dos, tratándose de imaginar la estructura del segundo piso, y hacia allí se dirigió. Era un living circular, que se interrumpía a los lados de las escaleras con dos pasillos de entrada arqueada, como en primer piso.
En medio de aquel circula había una pequeña mesa redonda con un jarrón lleno de flores, tal vez equipada con la casa. En las paredes había tres puertas dobles hechas exactamente con la forma circular que prescindía. Al final de los pasillos también había puertas similares.
-Estas tres habitaciones tienen el mismo tamaño, asi que escojan cualquiera- dijo Mikoto detrás de Sasuke acompañada de Itachi, señalando las puertas blancas alrededor.
-Mn, creo que aquellas son habitaciones para huéspedes- comento refiriéndose a las que se encontraban al final de los pasillos, mientras que revisaba un papel que parecía un mapa de las casa con las funciones de cada espacio en ella. Itachi camino sin vacilar hacia la habitación de la izquierda, abriendo las puertas de golpe y entrando con pesar. Mikoto después de apreciar las flores del centro, se dirigió hacia la habitación del medio, dedicándole una sonrisa a su hijo menor, para luego desaparecer sigilosamente tras las puertas.
Sasuke se quedo allí parado, sin un solo gesto en su rostro, subiéndole el volumen a su Ipod. Se dirigió finalmente hacia la habitación que sobraba, indiferente a las que habían escogido los demás. Abrió la puerta con precisión y entro sujetando su equipaje, dejándolo en el suelo al entrar por completo. El lugar era amplio, casi parecía una habitación de hotel. Al frente, estaba armada su cama, y a su lado, un enorme closet de color marrón, con detalles marcados en sus esquinas. Al lado de la puerta estaba un escritorio que hacia juego junto con el closet y las mesas de noche que acompañaban los lados de la cama. Y finalmente, un gran ventanal al fondo junto al closet, donde el sol perturbaba dentro con sus rebeldes rayos de luz.
Sasuke se acerco a la ventana, a punto de desatar los nudos de las persianas para que la cubrieran, cuando vio la forma tan singular de los rayos sobre el cristal, desviando su mirada hacia el agua cristalina de una piscina que cubría parte del patio trasero. Estaba rodeada del típico piso empedrado, con unas sillas blancas reclinables para tomar el sol. Abrió la ventana y se asomo un poco, viendo más allá una especie de caseta de madera, rodeada de flores. Suspiro y cerro la ventana, decidido por no desatar las persianas. Se dio cuenta de que había una puerta al otro lado de la cama, que correspondía al cuarto de baño. Tomo una toalla y ropa limpia de su equipaje y se dispuso a tomar una larga ducha. La estructura del baño era la más parecida a la de su antigua casa, lo que hiso que se relegara mejor. Se despojo de sus ropas y camino por el frio mármol de color cobre, dirigiéndose a la ducha con paredes de cristal, regulo el agua caliente y espero a que llegara a la temperatura que quería, notando como todo el lugar se cubría con una espesa capa de humedad. Entro y se coloco debajo del flujo de agua, dejando que las gotas resbalaran por su cabello y espalda, cerró los ojos y pensó en que esa mudanza había sido solo un infantil capricho de sus padres, ya Itachi había empezado la universidad, y el aun no había comenzado el cuarto año.
Al terminar de bañarse, salió de la ducha con una toalla ajustada a la cadera, pasando sus manos por su cabello y peinándolo hacia atrás. Se giro para cerrar la puerta de la ducha y vio un espejo que cubría de forma horizontal toda la pared, pero solo llegando a la mitad donde se encontraba el lavamanos, y al lado de la ducha un pequeño jacuzzi con capacidad de turbo. Solo se limito a ver su propio reflejo borroso sobre el espejo, mientras pensaba que ese baño era para luna de miel.
Salió del baño y se tumbo sobre su cama sin vestirse, ese día se había cansado mucho, y en la mañana empezaría un nuevo día de clases, ni siquiera se molesto en investigar cual sería su nuevo colegio, solo sabía que sería un instituto privado de elite donde asisten los hijos de famosos e importantes empresarios de Japón, como era su caso. Tal vez se trato de imaginar sus nuevos compañeros de clases, todos engreídos y narcisistas, que llenarían sus pensamientos de futuros asesinatos. También imagino el nuevo sequito de niñas que lo perseguiría, o tal vez no, pero sabía que todo su cuerpo irradiaba horribles feromonas que invadían hasta en su privacidad, aun que normalmente no les haría caso. Sonrió tratando de quedarse dormido, se había enamorado una vez, de una niña que era mayor que él, y que había desaparecido con el tiempo, ya no podía recordarla, pero llevaba consigo todos esos sentimientos, que no volvieron a ser despertados por nadie.