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Notas del fanfic:

Originalmente, iba a ser para el cumpleaños de TaeMin, pero me llegó el asqueroso bloqueo de autor y al final lo dejé olvidado (fea woneja distractora Dx) -w- pero bueh OAO.

Notas del capitulo:

De Rocas y Besos


Pues~, he aquí un shot OnTae para ustedes, mis lindos lectores :3 Pero en especial, éste shot va para Naru_Hiwatari, a quien va dedicado por un pequeño juego que hice en alguno de mis fics.

Así que, ojalá lo disfruten, peques ^-^)/

8:00 AM

 

La alarma sonó incesante, odiosa y aguda, corrompiendo el silencio de su habitación, junto con la perfección de  la realidad onírica que se había creado en su mente.  Gruñó, claro, molesto e irritado por la abrupta interrupción que había sufrido en ese instante; y estiró su brazo, tanteando con torpeza la mesita de lado hasta lograr apagar la alarma.

 

Entonces abrió los ojos despacio, tratando de acostumbrarlos a la franja de luz que daba en su rostro sin consideración alguna. Bostezó y se estiró hasta tronar cada uno de sus huesos, siguiendo la rutina de cada mañana.

 

8:10 AM

 

Curvó el labio superior hacia arriba, en clara señal de repulsión hacia la rapidez con la que pasaba el tiempo. Odiaba sin duda los miércoles; siempre eran largos, aburridos y generalmente,  le traían una pésima suerte en el colegio. ¿Por qué habría de ser diferente éste?

 

Al carajo. TaeMin, entre antes termines con esto, mejor.

 

Pegó un brinco fuera de la comodidad y calidez cama, y se dirigió al baño con prisa, caminando de puntitas; el suelo estaba realmente helado en ese momento, para colmo.

 

Para el momento en el que abrió la llave de la regadera,  TaeMin liberaba al largo cabello de color caramelo de la liga que lo mantenía peinado durante la noche, y pasó los dedos entre las lisas hebras, para luego estirarse una vez más. El baño no tardó en saturarse del vapor que el agua caliente comenzaba a liberar.

 

Gimió en cuanto sintió al agua tibia golpear la sensible piel de su pierna, e inevitablemente, se encogió sobre sí mismo ante la conocida sensación de su piel al erizarse. Fue entrando despacio, acostumbrando la piel a aquella temperatura a la que se encontraba el agua, y suspiró una vez su cabeza se vio sumergida bajo el chorro.

 

Dejó que su cabello se empapase, moviendo la cabeza con parsimonia bajo el agua para asegurarse de que éste se mojara por completo, sintiendo el chorro cálido de agua seguir su camino por su cuello y pecho, hasta descender por las delgadas piernas, terminando inevitablemente en el suelo y coladera. Acariciaba su cuerpo con ojos cerrados, relajándose con los masajes que él solo se proporcionaba hasta sentirse totalmente mojado por el agua. Recorrió su pecho, liberando un suspiro ante la delicadeza de esa área; su pancita aún la sentía lisa, a pesar de las horas que había llegado a pasar ejercitándose,  y finalmente, el lampiño pubis que aún poseía. Suave, infantil, tierno. No pudo evitar fruncir el ceño ante ese detalle; a sus 19 años no era algo de lo cual él se enorgullecía.

 

Ojalá pudiera quedarme aquí todo el día.

 

Noc, noc

 

Abrió los ojos repentinamente. ¿Qué había sido eso?, se preguntó. Giró la cabeza, buscando el origen de aquel golpeteo.

 

Noc, noc.

 

Pegó la oreja a la pared. Tal vez sería algo raro en las tuberías de la casa. Sólo espero que no sean ratas.

 

Noc, noc.

 

Soltó aire por la nariz, irritado ahora por aquel ruidito de origen desconocido. Definitivamente no era algo que tuviera algo que ver con la casa. Más bien, sonaba como— ¿Rocas?

 

Con pesar, cerró momentáneamente el paso del agua y cogió la toalla morada que colgaba fuera de la regadera; la amarró a su cintura, y salió nuevamente a la parte seca del baño, con ceño y labio superior fruncido. No estaba de humor para estas cosas. No estaba de humor para vivir ese miércoles.

 

Noc, noc.

 

Volteó hacia lo que era más posible como origen de aquel golpeteo: la ventana del baño.  Bien, no iba a negar que ese día estuviera poniéndose raro, pero al acercarse, se equivocó. Saltó ligeramente hacia atrás y logró ahogar un grito del más puro susto—tuvo suerte en no resbalarse—, y  es que al momento de aproximar su rostro a la ventana, otra persona se asomó desde el exterior; sonriente, trepada al árbol del jardín delantero.

 

-¡Hola, Tae!

 

Sintió cómo su corazón palpitaba con fuerza y rapidez, y su rostro se enrojecía de enojo y vergüenza a la vez. Se sintió tentado de dejar al otro chico colgado del árbol, por el sencillo hecho de que había, no sólo interrumpido su baño, sino que casi lo mataba de un susto.

 

Gruñó por lo bajo, y sin más, abrió la ventana y dejó que el otro chico entrase por su cuenta. Ni estando loco lo ayudaba. El otro chico, en cambio, se mostraba alegre y dispuesto, mirando a TaeMin cariñosamente.

 

-¿Qué tal, Tae?

 

-¡JinKi! –respondió sobresaltado, sujetando con fuerza la toalla que aún le envolvía.-¿Se puede saber qué demonios haces a las 8 de la mañana trepado en un árbol afuera de la ventana de mi baño?- gritó,  enfatizando con cada paso alguna palabra determinada, entonces acorralando a su hyung contra la pared.

 

-En realidad son las 8:30, Ta—

 

-¡No me corrijas! ¡Ugh! ¡JinKi!

 

El chico no pudo aguantar una carcajada ante la explosión emocional que presentaba TaeMin en ese momento. TaeMin estaba furibundo aún, por no decir confundido ante la inesperada visita de JinKi a esas horas de la mañana. En su baño.

 

Pero tras unos segundos, JinKi pudo notar como TaeMin relajó la expresión de su rostro, así como el agarre que tenía sobre los bordes de su toalla. TaeMin le miró,  queriendo preguntar finalmente con qué finalidad JinKi estaba ahí, pero en ese momento, notó que JinKi tenía algo colgando del hombro.

 

-¿Qué—

 

Se interrumpió a sí mismo, ahora sólo apuntando al hombro del chico. Onew captó instantáneamente, y sonrió ampliamente para Tae.

 

-Es una mochila.- confesó, con una emoción que más bien hubiera encajado con algún tesoro descubierto, o las joyas reales de la Corona de Inglaterra. TaeMin seguía sin entender, mas no tuvo que formular otra pregunta, pues JinKi en seguida respondió a la pregunta jamás hecha.

 

-Traigo ropa aquí adentro, Tae.- le dedicó una mirada, esperando que con ello, TaeMin pudiera comprender.

 

Mas no fue así, claramente, para ‘suerte’ de JinKi.

 

-JinKi, ¿podrías ex—

 

El baño se llenó de un incómodo silencio de manera abrupta. TaeMin miraba sorprendido al chico frente a él. No había visto venir ese momento. Aquel momento en el que JinKi se había acercado raudo a presionar con la delicadeza de la seda sus labios contra los suyos, interrumpiendo nuevamente sus palabras. Sus pensamientos.

 

Cinco segundos. Diez pasaron, y la incomodidad seguía ahí, presente. TaeMin jamás respondió al beso, mas no por desagrado, sino por el mero hecho de que no tenía idea de qué hacer ante eso. Era su primer beso, después de todo.

 

Pero a los quince segundos, en los que TaeMin jamás hizo nada, JinKi se vio obligado a  separarse, decepcionado, y sin poder ver a TaeMin a los ojos. Vaya, eso había sido embarazoso.

 

-Lo—Lo siento, TaeMin.- murmuró JinKi, viendo estoico hacia el suelo.

 

TaeMin sintió un curioso cosquilleo sobre sus labios, así como algo del calor de JinKi que aún permanecía ahí. Y sonrió, hasta ese momento reaccionando a lo que había ocurrido.

 

Había sido besado por primera vez.

 

JinKi—su torpe vecino, y amigo de toda la vida, por el cual había tenido sentimientos más allá de una sencilla amistad desde hacía tanto tiempo— había besado por primera vez a sus labios vírgenes.

 

Cayó finalmente a la Tierra desde sus más profundos pensamientos, dándose cuenta de que JinKi había dicho algo. Pero también cayó en cuenta de que jamás había movido sus labios en respuesta al beso de JinKi.

 

No, no, no, no, no, no, no, no, no—

 

Una extraña sensación se apoderó de su corazón, y deliberadamente se lanzó hacia JinKi, envolviendo sus brazos alrededor del cuello del chico, dejando no más de un dedo de distancia entre ambas miradas, ambas respiraciones, ambos corazones latentes, y  labios ávidos por los contrarios.

 

-JinKi…-susurró TaeMin contra los labios del chico, sin unirlos aún, tan sólo tentándolo con la cercanía y el cálido aire que salía con las palabras de sus labios. JinKi se perdió en la profundidad de la mirada de TaeMin, en el cariño que estaba plasmado en ellos.

 

En ese momento, las palabras no eran más que estorbos.

 

 

 

JinKi abrazó la cintura de TaeMin, y con esa sencilla acción, logró que ambos labios se encontraran finalmente, entonces devorándose con un cariño jamás dicho más que con sus propias miradas, y sentido en el calor de sus corazones.

 

Fue entonces cuando TaeMin notó que la toalla había abandonado a su cuerpo, y sonrió para sí entre el beso. Ni siquiera le importó ese detalle cuando de igual manera comprendió el por qué JinKi había traído consigo algo de ropa extra.

 

 

-Tae, estás desnudo…-decía entre besos el más grande, quien a pesar de dar la advertencia a TaeMin, igualmente le restó importancia, y en vez, pegó más su cuerpo al ajeno.

 

TaeMin sentía un calor intenso y sofocante incrementar en cada parte de su cuerpo que Onew tocaba con sus manos, acariciándolo como si tratara de la más fina porcelana de este mundo.

 

El beso que ambos compartían no dejaba de ser algo rudo; ambos labios chocaban con ansia y hambre; con lujuria y deseo de saborearse y entremezclarse más y más. Beso en donde sus lenguas danzaban y se acariciaban al ritmo de un tango imaginario; tan suave, tan elegante, pero tan salvaje como el fuego que ardía en sus pechos, y en las caricias que se disparaban sobre su piel.

 

Las manos de TaeMin descendieron por cuenta propia, descansando finalmente en la parte baja del polo blanco que JinKi llevaba en ese momento; para cuando sintió que TaeMin lo alzaba para quitárselo, no tardó en levantar ambos brazos para ayudarle.

 

JinKi le sonrió ampliamente, mordiendo su labio propio. TaeMin, por otro lado, se sonrojó, y pegó su frente a la de JinKi, mirándole directo a los ojos de color casi similar al suyo. Y soltó una risita tímida.

 

El mayor tomó entre sus manos la carita de TaeMin, y plantó un casto beso sobre los labios ya hinchados de tanto ser besados y mordisqueados, y fue empujándole despacio hacia atrás, hasta que la espalda de TaeMin se encontró con las puertas corredizas de la ducha, y se sonrieron con complicidad.

 

Era rápido, sí; quizás demasiado rápido, pero esa era la menor de sus preocupaciones en ese momento.

 

 

 

 

 

 

 

 

TaeMin estaba de frente a la pared de azulejos de la ducha. El agua, antes tibia, ahora caía caliente sobre su espalda y hacia el interior de sus piernas. Sin embargo, lo que quemaba su piel no era el agua, sino los besos que JinKi repartía a lo largo de su cuello y espalda, mientras lo sujetaba firmemente contra su pecho y vientre, y sentía las suaves manos de JinKi tocar su pecho con una, y el vientre bajo con otra.

 

Y no podía pasar desapercibida la sensación del miembro de JinKi que rozaba la sensitiva piel de su espalda baja, a medida que el tiempo pasaba y el roce entre ambos aumentaba.

 

Pero entonces, JinKi rió sobre la espalda de TaeMin, y éste, confundido, volteó ligeramente el rostro.

 

-¿Qué ocurre?

 

-¿Te rasuras, Tae?

 

TaeMin enrojeció, y volvió la vista al frente.

 

-N-no te burles, babo. Así soy.

 

-Pues, me fascina eso, TaeMinnie.-dijo a su oído, frotando con suavidad sus labios tras su oreja.

 

TaeMin sólo abrió la boca y cerró los ojos, logrando reprimir el gemido que había surgido en reacción a esa caricia.

 

Arqueó la espalda, sintiendo su cuerpo cada vez más sensible a las caricias de JinKi, al calor de su cuerpo, y a la dureza que sentía crecer cada vez más contra su espalda.

 

Oh, por dios. Por favor.

 

-JinKi

 

-Pero, ¿sabes más qué me fascina?- apretaba más el agarre que tenía sobre su cuerpo, pegándose más a él, así haciendo más notoria la erección palpitante de JinKi contra su cuerpo. TaeMin no pudo siquiera responder más que con un gemido apagado.

 

-Me fascina lo pequeño que es tu cuerpo, TaeMin.-besó ávidamente el largo cuello del más joven.

 

-Eres un pervertido.- maliciosamente, JinKi apretó con sutileza los testículos de TaeMin, a lo que él sólo cerró los ojos, y volvió a arquear su espalda, creando más roce sobre la erección de JinKi. Él sólo rió.

 

Por favor.

 

-Me fascina que tu cuerpo reaccione ante la más pequeña caricia que yo te brinde.- JinKi llevó su mano hasta el pectoral derecho de TaeMin, y frotó el botoncito marrón que resaltaba entre la lechosa carne de TaeMin, al cual pellizcó delicadamente hasta dejarlo firme y durito, justo para su propio deleite.

 

El agua de la regadera seguía cayendo, facilitando las caricias de JinKi y el frotamiento entre ambos cuerpos.

 

-Me fascina que te endurezcas por mi causa, Tae.

 

Tae no pudo aguantar gemir ante la calidez de la mano de JinKi que envolvía perfectamente a su erección, apretándola, acariciándola sin remilgo y sin piedad a la sensibilidad especial de esa parte de su cuerpo.

 

Oh por dios, JinKi.

 

-Hazme…-susurró, llamando la atención de JinKi.

 

-¿Qué dices, Tae?

 

-Hazme—Por favor, Jin—

 

Volvió a gemir; ésta vez, JinKi había apretado deliciosamente la punta de su erección. Sintió como salivaba excesivamente.

 

-No te oigo, Tae.

 

-JinKi…fóllame de una puta vez.

 

 

 

 

 

 

 

El agua estaba fría ya. Habían dado las 9:10 de la mañana, y no daban señal de salir del baño pronto.

 

Ese instante era un choque de sensaciones; por una parte, estaba la pared, fría y dura, que esta vez era cubierta por la espalda de TaeMin; y por el otro, estaba JinKi, tan cálido, tan exquisito y tan cariñoso. Él le miraba de frente ahora, sonriente, pero con la más pura lascivia en su mirada.

 

JinKi, a diferencia de TaeMin, mostraba el cuerpo de un hombre joven, con su espalda ancha y fuertes brazos, que eran capaces de cargar a TaeMin por bastante tiempo; su abdomen ya demostraba el ejercicio que igualmente JinKi había realizado a lo largo de su adolescencia, haciéndolo algo exquisito a la vista, digno de hacer que alguien se relamiera los labios, pues incluso, ya mostraban los músculos que denotaban a las crestas iliacas de la pelvis.

 

Oh, sí. JinKi sin duda había crecido bien.

 

TaeMin gimió, una y otra vez, sin acallar un solo ruido que proviniese del inmenso placer que sentía. JinKi lo embestía repetidamente, enterrando cada vez más profundamente el enorme y grueso miembro del cual estaba dotado, disparando en TaeMin más de un solo tipo de sensación cada vez que golpeaba la próstata en su interior.

 

JinKi bombeaba en su interior cada vez más rápido, sintiendo el calor aglutinarse en su vientre bajo con cada movimiento que daba, con cada gemido y súplica que TaeMin soltaba para deleite de sus oídos.

 

Volvió a besarle, famélico de sentir una vez más sus regordetes labios sobre los suyos, y su cálida y húmeda lengua envolverse a la suya al tiempo que embestía al delgado cuerpo.

 

-JinKi, ah, me ven—

 

-Calla, Tae. No digas nada.- respondió entrecortadamente, pero fue en ese momento que sintió cómo las carnes internas de TaeMin se ciñeron aún más alrededor de su miembro, y acto seguido, vio cómo el abdomen de TaeMin era bañado por su propia semilla.

 

Era lo más erótico que había visto; ningún sueño húmedo iba a poder igualar ese momento en el que el dulzoso semen de TaeMin resbalaba junto con el agua de la regadera sobre todo su cuerpo, hasta perderse entre las tersas piernas del chico; la forma en la que respiraba tan rápido, viendo cómo su pecho se elevaba y su pancita se contraía cansadamente. Y como se relamía…

 

Y fue ahí cuando terminó por correrse en el interior de TaeMin.

 

 

 

 

 

 

 

Descansaban en el piso del baño, acurrucados, aún mojados y cansados por el acto tan apasionado de hacía unos instantes.

 

Eran ya las 10:09 de la mañana, y sin embargo, seguían ahí, tan tranquilos, tan satisfechos, y felices.

 

TaeMin yacía entre las piernas de JinKi, siendo abrazado por la cintura con devoción y posesividad, sonriente ante los pequeños besos que JinKi dejaba en su cuello y mandíbula.  

 

-JinKi…-llamó entre risitas.

 

-¿Sí?- besó su mejilla, descubriendo con una mano los ojos de TaeMin, y acomodando el aún húmedo cabello tras su oreja.

 

-Te…-se sonrojó, e inmediatamente bajó la vista, viendo la unión entre su mano y la de JinKi, y sonrió ligeramente, suavizando la mirada.- Te quiero, JinKi.

 

-Yo también, Tae.- dejó un corto beso en su nuca, haciendo que la piel del más joven se erizara.

 

-Ojalá que…-se sonrojó violentamente-…esto no vaya a afectar en algo nuestra amistad…

 

JinKi rió.

 

-Creo que esto ya es más que una amistad, pequeño. Quizá fue algo rápido, pero te aseguro, Tae…-alzó con delicadeza la carita de TaeMin, obligándole a verle a los ojos.-…Yo te aseguro que todo lo hice con mis más puros sentimientos hacia ti.-acarició su mejilla.- Te quiero.

 

Quizá había sido un miércoles; uno de esos días en los que sentía que el tiempo corría lento hasta agobiarle, uno de esos días en los que el mundo se volvía en su contra y le hacía cometer las más bobas tonterías de la semana. Sin embargo, con JinKi, los miércoles podían volverse un poco menos odiosos.

Notas finales:

Bien, ahí tienen. Romanticismo y sexo en un mierdoso miércoles o/ lol.

Escribo horrible xDD Perdonen por eso OTL. Les diré alwo: tengo una manía por hacer a mi lindo Onew de esa forma en los lemons dhfslpñkfjdr, pero éste sí me gustó xDD.

 

No me queda más por decir, sólo que, muchas gracias por leerme una vez más ^-^ Ojalá haya sido de su agrado. Es un placer escribir para ustedes.

 

Con respecto a mi fic 'HM,D,KM' (si es que lo lees), yo espero poder actualizarlo este fin de semana, chicos u-u lamento la tardanza en ese jeje xP.

 

Un beso.


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