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Síndrome de Estocolmo por Krad_Elric

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Notas del capitulo:

 

!Siento la demora!, realmente he estado algo ocupado además de que estoy en medio de una crisis existencial y bueno, no los abrumo con eso.

Antes que nada les agradezco a todos por que a sólo dos capítulos he recibido muy buenas críticas y no hay nada mejor que eso para un escritor.

Me gustaría dejarles una canción que es básicamente como me imagino la música de fondo para esta historia y además es con la que escribo este fanfic.

You are dead - The end of science 

Por ahora no tengo más que decir así que los dejo leer.

 

Los veo en las notas finales.

Las sabanas blancas cubrían su cuerpo hasta el cuello y una almohada cubría su cabeza impidiendo que la luz del sol irrumpiera su sueño.

 

Naruto dormía tranquilamente en un vaivén continuo de su respiración, y sin embargo, unas grandes ojeras marcaban su parpados sin mencionar que aún tenía un ojo algo morado.

 

“No te amo”

 

Sus parpados se abrieron de golpe. Había estado soñando una y otra vez con Sasuke mostrándole en diferentes escenarios cuanto lo despreciaba.

 

Se sentía vacío, lastimado y sobre todo un estúpido.

 

¿Por qué tenía que enamorarse?, de todas las personas tenía que ser él y tenía que ser ahora.

 

Un par de golpes se escucharon en la puerta y después la manija giró dejando ver a Sai con el típico uniforme de siempre.

 

- Naruto, ¿Irás hoy a la escuela?... Los maestros están preocupados, dicen que perdonarán tus faltas para que puedas presentar tus exámenes –

 

Naruto jaló un poco más la sabana blanca y se cubrió completamente con ella. Una semana ya había pasado desde que se había mudado con Sai y desde que había dejado de ir a la escuela.

 

Su padre llamaba todos los días, le dejaba mensajes y hasta lo buscaba en la escuela; sin embargo Naruto aún se sentía mal, no sólo por Sasuke, también por que su propio padre lo negó como hijo y sobre todo, sentía que se había traicionado a sí mismo.

 

- Sé que no es tu mejor momento Naruto, pero es hora de que hagas a un lado todo esto y dejes de sentir lástima por ti. El Naruto que conozco jamás hubiera permitido que algo así irrumpiera con su vida, así que te vas a parar de esa cama y vas a ir a la escuela – decía el pelinegro arrojando su mochila al suelo y caminando hacia la cama sujetando las piernas de Naruto y tirándolo de la cama.

 

El rubio observaba sorprendido el cambio drástico de Sai. Miró por unos instantes la alfombra de color vino que cubría el suelo y después levantó el rostro.

 

Tenía razón, no era el fin del mundo.

 

Aunque dolía como si lo fuera.

 

- Date prisa por que no me iré sin ti – finalizó tomando sus cosas y saliendo de la habitación.

 

No podía seguir así, no podía seguir perdido dentro de si mismo. El había buscado una respuesta y finalmente la tenía.

 

No lo amaba.

 

Había tirado todos esos años de amistad a la basura en el momento en el que cruzó la línea, él se lo había buscado. Debía ser responsable.

 

 

Se puso de pie y se adentró en el baño. Sólo una semana más, una semana y se alejaría al fin de él. Una semana en la que tendría que verlo una vez más.

 

Después de bañarse y de ponerse el uniforme ambos se dirigieron a la escuela. Llegarían una hora tarde pero después de todo irían. Naruto cruzó el umbral de la puerta y de inmediato sintió las miradas de sus compañeros posarse sobre él, todas a la vez.

 

- Me alegra que regreses de entre los muertos Naruto – decía la maestra mientras esbozaba una sonrisa, quizá la única sonrisa que Naruto había recibido de ella.

 

Seguramente Sakura le había dicho lo que había sucedido, tal vez ella pensaba que de esa forma Naruto había recibido su escarmiento.

 

Aunque tal vez realmente era una sonrisa sincera.

 

Caminó unos pasos ignorando completamente a la gente, lo único que iba a ser difícil era verlo.

 

Giró el rostro y su mirada inmediatamente se posó en el último asiento de la última fila. Su cuerpo se contrajo y sus puños se cerraron; ahí estaba él, recostado contra el escritorio.

 

Sai se apresuro y tomo asiento en el lugar de Naruto alejándolo del pelinegro, pero de nada serviría, el sólo respirar el mismo aire era intoxicante.

 

Sakura giró el rostro y miró a Naruto con una expresión perturbada, ella mejor que nadie sabía lo él estaba sintiendo.

 

La maestra continuó escribiendo ciertas cosas en el pizarrón electrónico mientras explicaba. Extrañamente Naruto prestaba más atención que de costumbre escuchando detalladamente cada palabra que decía la mujer. Inmediatamente que comenzaba a divagar y pensaba en él, se reprendía y volvía su concentración a lo que decía la maestra, hasta que un pequeño golpe en el hombro llamó su atención.

 

- ¿Estas bien? – preguntó Sakura ocultando su rostro detrás del compañero de adelante y hablando en voz baja para que su madre no la escuchara.

 

- Mejor que nunca – fingió sonreír, pero a Sakura no le podía mentir.

 

- Lo siento Naruto, en verdad – susurró.

 

Sin importar lo que habían pasado juntos, ella jamás olvidaría la historia que había ido construido con él, ella le había prometido que jamás dejarían de ser amigos, y lo cumpliría.

 

- Sakura, guarda silencio – dijo la maestra reprendiendo a su hija.

 

 

 

 

 

Un par de horas pasaron, estaban entrando a un breve receso en el cual todos los alumnos salieron del salón incluidos Sasuke y Sai. Dentro sólo se encontraban Naruto y Sakura.

 

Ella le explicaba que no debía preocuparse, no había mencionado nada a nadie pero sólo por el hecho de que eso le traería problemas a él; si fuera por ella, dejaría que todos se enteraran de la clase de patán que era Sasuke.

 

Ella también estaba dolida.

 

Ninguno de los dos sabía en quién se había convertido, había cambiado tanto y ya no podían reconocerlo más.

 

 

 

El tiempo corría rápido en el día, las clases terminaban y hasta ese momento había logrado no hacer contacto visual con él.

 

Naruto caminaba por los pasillos de la escuela dirigiéndose a su locker para guardar algunos cuadernos manteniendo su mente ocupada hasta que de un fuerte golpe la pequeña puerta se cerró frente a él dejando ver el rostro enojado del pelinegro.

 

- ¿Piensas seguir ignorándome? – dijo con coraje en su palabras encajando su mirada en la del rubio.

 

- No me vuelvas a hablar en tu vida – dijo tranquilamente mientras se controlaba. Giró su cuerpo para comenzar a caminar cuando el fuerte agarre del pelinegro lo apresó contra lo lockers de metal.

 

- Una maldita semana sin saber de ti – dijo para después besar los labios del rubio con urgencia mientras apresaba sus manos con las suyas.

 

Naruto se rehusaba a regresar el beso, ¿Cómo se atrevía?

 

Levantó una pierna y de una sola patada derribó al pelinegro. No podía dejarse engañar, no otra vez.

- Eres un hijo de perra – dijo Naruto mientras corría hacia él para golpearlo nuevamente, sin embargo el pelinegro se apresuró y en un rápido movimiento lo derribó también sujetándolo por las muñecas y colocándose encima de él.

 

Sus ojos, su cuerpo y su respiración. Habían estado mucho tiempo separados y su carne se anhelaba, pero eso no iba a suceder.

 

- Eres mío Naruto, jamás te podrás deshacer de mi – lamió la barbilla del rubio sin soltar el agarre.

 

- Déjame ir o te vas a arrepentir – dijo sumamente serio el ojiazul. Pero el pelinegro no hizo caso y comenzó a besar sus labios con lascividad.

 

Unos pasos se escucharon a lo lejos, Naruto intentaba zafarse pero le resultaba difícil, hasta que del pasillo salió un prefecto acompañado por el padre de Naruto y la madre de Sakura.

 

Sasuke ni se inmuto, seguía besando con demencia los labios del rubio hasta que un fuerte ardor quemó su boca.

 

Naruto lo había mordido. De la comisura de sus labios escurría sangre salpicando el rostro del rubio.

 

- Me mordiste la maldita lengua – balbuceaba mientras se llevaba una mano a la boca y se quitaba del cuerpo del rubio para comenzar a escupir la sangre.

 

Naruto se quedó por un segundo en el piso y una sonrisa tétrica en la que mostraba sus colmillos se presentó.

 

Inmediatamente su padre corrió para levantarlo del piso mientras que el prefecto y la madre de Sakura iban a ver a Sasuke. Minato veía en el rostro del rubio una expresión familiar que desde hace mucho tiempo no veía. Inmediatamente sintió un escalofrío y lo único que pudo hacer fue jalonear entre sus manos al ojiazul para despertarlo del trance en el que se encontraba.

 

Sintió un sabor metálico en la boca y rápidamente comenzó a escupir la sangre y a limpiarse el rostro.

 

Su respiración se agitó. Había sentido satisfacción al herirlo, realmente lo había disfrutado y en ese momento quería más.

 

Tragó saliva aún con el sabor de la sangre y dio un paso hacia atrás. Minato lo tomó por los hombros con fuerza y comenzó a llevárselo de ahí.

 

El rubio no se resistió.

 

 

 

 

Esperaba en el auto mientras su padre  hablaba con el prefecto. Se le notaba sumamente alterado debido a los constantes ademanes que hacía y a su rostro.

 

Todo se estaba saliendo de control. Naruto estaba preocupado, no sabía que le estaba sucediendo y lo peor es que lentamente dejaba de importarle.

 

Minato subió al auto y arrancó el coche mirando con disgusto al rubio. El camino fue sumamente incomodo, ambos se miraban de vez en cuando sin saber como comenzar; Naruto no esperaba regresar a la casa, y tampoco esperaba que su padre le pidiera disculpas, sólo quería tranquilizarse por un momento y dejar las cosas en claro.

 

Al llegar a su casa el auto aún no se paraba y Naruto ya se estaba bajando lo que ocasionó que su padre se enfureciera aún más y lo sujetara por el brazo frenando en seco.

 

- ¡Deja de comportarte como un estúpido Naruto! – gritó mientras forcejeaba con el rubio.

 

Era un hecho que no podía regresar, pero ya que estaba ahí terminaría de recoger algunas cosas.

 

Se zafó del agarre y rápidamente sacó sus llaves y se adentró a la casa dando un portazo tras de sí. Subió las escaleras y tomando una mochila de un cajón comenzó a guardar cosas sin ser cuidadoso en lo que tomaba.

 

Minato entró en su habitación y lo obligó a mirarlo.

 

- ¡Mírate!, te comportas como un estúpido niño inconsciente. No sólo estas haciendo el ridículo, te estas hiriendo y estas hiriendo a otras personas, si sigues así vas a terminar alejando a todos de ti Naruto – cada vez levantaba la voz más, estaba furioso, no podía entender que es lo que pasaba con su hijo y lo peor de todo es que se sentía culpable. Quizá debió estar más tiempo con él, quizá debió actuar de otra manera.

 

- Alejar a las personas es tu tarea papá, no la mía – dijo Naruto con la cabeza gacha ocultando su rostro entre algunos flequillos rubios que caían por su rostro.

 

Estaba jugando con fuego, estaba a punto de decir algo de lo que se iba a arrepentir.

 

- No te atrevas – dijo Minato soltándolo y dando unos pasos hacia atrás.

 

- Tu la alejaste, me los quitaste, ese es tu maldito trabajo… - los ojos del mayo se abrieron más y sus dientes rechinaron.

 

Naruto sabía bien el punto débil de su padre, sabía como herirlo y hacerlo sentir culpable, pero también sabía que era un arma de doble filo con la que el mismo terminaría hiriéndose.

Un fuerte golpe hizo que su rostro girara; una sonrisa se formó en su rostro mientras algunas lagrimas comenzaban a caer por su rostro.

 

- Quizá te saqué muy pronto de terapia  – dijo Minato dirigiéndose a la puerta.

 

Naruto no se movía, había desenterrado algo que creyó estaba bien oculto dentro de sí y ahora se sentía peor.

 

- Lo lamento – dijo su padre para después salir de la habitación.

 

- Mamá… - susurró Naruto mientras lloraba.

 

 

 

 

 

La noche había llegado y Naruto miraba la calle vacía desde la ventana.

 

Hacía ya tanto tiempo que no se sentía tan solo, se sentía sofocado y cansado. Su padre no había salido de su habitación tampoco y su celular no paraba de vibrar.

 

Seguramente Sai estaba preocupado, pero la verdad no le importaba. Sólo quería quedarse así.

 

Un coche negro irrumpió en la tranquilidad de la noche. Naruto inmediatamente posó la mirada y observó como de él bajaban los padres de Sasuke seguidos por él.

 

La mirada del pelinegro se clavo en la de él y Naruto se alejó de la ventana cerrándola.

 

Se quedó parado en la obscuridad por unos minutos sin saber bien en que pensar.

 

Su celular se encendió nuevamente dejando ver un mensaje en la pantalla; Naruto se acercó y lo abrió mirando que provenía del pelinegro.

 

“ ¿Qué tal sabe mi sangre? “

 

 

Naruto no respondió. Se recargó contra la pared y se dejó caer contra el suelo.

 

Hoy todo se miraba obscuro. No sólo sufría por Sasuke, ahora también había descubierto heridas que creía ya habían sanado.

 

“ Sé que estas ahí, sal a la ventana “

 

Naruto se puso de pie y abrió lentamente el marco. El pelinegro estaba ahí esperándolo con esa mirada acechante. El rubio tomó todo el orgullo que pudo y se mantuvo serio.

 

Ambos se miraban, uno con enojo y el otro con orgullo.

 

- ¿Cuántas veces más vas a seguir apretando mis botones? – pronunciaba difícilmente el pelinegro debido a que su lengua estaba algo hinchada, sin embargo su mirada entre cerrada se mantenía agresiva e intimidante.

 

Naruto miró detenidamente al pelinegro y después se dispuso a cerrar nuevamente la ventana, hasta que una mano detuvo sus movimientos. El rubio giró el rostro para encontrarse con el pelinegro acuclillado sobre el margen de la ventana deteniendo con una mano la misma.

 

- No puedes estar enojado por siempre – su voz se calmó. Bajó del margen y comenzó a caminar dentro de la obscura habitación sin dejar de mirar al rubio.

 

- No te entiendo – se limitó a decir el rubio.

 

- No trates de entenderme – una mano de Sasuke acarició el rostro del rubio. Por un segundo Naruto olvidó el enojo y nuevamente esa necesidad se hizo presente, pero después recobró la compostura y con una mano alejó la del pelinegro.

 

- No me toques –

 

- No puedes pedirme eso, tu sabes que no podemos vivir el uno sin el otro. Necesitas de mi como yo de ti – los labios del pelinegro susurraban en el oído de rubio como si fuera un sonido hipnotizante.

 

El rubio giró para encarar al pelinegro pero debido a la obscuridad lo perdió de vista.

 

- Dime que no me amas – pidió Sasuke oculto entre las sombras de la habitación.

 

- No te amo –

 

- Mientes –

 

El pelinegro se apresuró y juntó sus labios con los del rubio, sólo uniéndolos como dos piezas que fueron hechas para unirse como una. Sus alientos se mezclaban. Naruto podía sentir el calor del cuerpo del pelinegro y nuevamente perdía la cabeza.

 

- Lo siento Naruto, lo siento… - dijo sin separar del todo sus labios de los del rubio.

 

No sabía que hacer. Entendía perfectamente que él no era para nada alguien con buenas intenciones, al menos no ahora. Pero también sabía que era verdad cada palabra que decía. Quizá sólo había mentido aquella vez y realmente sentía algo por él.

 

Ya no sabía que pensar.

Estaba a punto de dejarse arrastrar por una enfermedad, por un sentimiento que jamás nadie podría entender mejor que él. Estaba a punto de dejarse enterrar en arenas movedizas una vez más.

 

Sus brazos se levantaron y rodearon al pelinegro acercándolo hacia sí.

 

Sasuke respondió de la misma manera y lo rodeo con los suyos. El rose cambió por completo y se convirtió en un beso.

 

Un beso de perdición.

 

El rostro del pelinegro se contrajo en una mueca de dolor al rosar su lengua con la del rubio alejándola un poco.

 

 

Finalmente lo tenía de vuelta.

 

 

Estuvieron juntos por un par de horas simplemente uno junto al otro. De vez en cuando habían algunas caricias y besos, pero lo más importante era la presencia del otro.

 

Sasuke regresó a su casa una vez que la luna estaba en lo alto. Naruto se recostó en su cama y estaba a punto de quedarse dormido cuando su celular nuevamente se encendió.

 

- ¿Por qué no contestabas?, ¿Dónde estás?, ¿Estás bien? – preguntaba Sai rápidamente.

 

- Estoy en mi casa, estoy bien –

 

- Entiendo –

 

Naruto colgó el celular y se quedó dormido.

 

 

 

A la mañana siguiente el sol aún no salía, el rubio se despertó debido a un fuerte ruido que sonaba en la planta baja. Naruto salió de su habitación un poco mareado sujetándose de la pared; bajó por las escaleras y miró la silueta de su padre en el piso. Una mancha de color rojizo ensuciaba la alfombra.

 

- No – soltó Naruto comenzando a bajar las escaleras corriendo.

 

Levantó la cabeza y su corazón se aceleró al mirar esa tétrica mascara frente a él. El sujeto que había visto varias veces atrás estaba ahí, su padre a sus pies muy probablemente herido.

 

El rubio se congeló, su cabeza le decía que se moviera, que hiciera algo pero su cuerpo no reaccionaba.

 

El enmascarado se movió con mucha rapidez y golpeó al rubio en el estomago sacándole el aire. Naruto soltó un gruñido y cayó de rodillas junto a su padre.

 

- No te mueras – pidió sin saber si aún seguía vivo o no.

 

El sujeto sacó una soga de una mochila negra y comenzó a atar los pies del rubio.

 

Naruto debía defenderse, ese tipo iba en serio, si no hacía algo quizá moriría.

 

El enmascarado se posó sobre Naruto mirando su rostro y sujetando sus manos con una suya. El rubio presionaba sus labios y trataba de no temer, pero la realidad era diferente. Repentinamente el enmascarado se levantó un poco la mascara hasta la Nariz dejando ver su boca y una sonrisa completamente diabólica; se agachó hasta el cuello del rubio y sin más aspiró su aroma liberando un grave gemido.

 

Naruto aprovechó ese momento y jaló sus manos para atraer al tipo hacia sí y le dio un golpe con la frente derribándolo.

 

El hombre inmediatamente se llevó una mano a la nariz mientras de ésta comenzaba a escurrir sangre.

 

El rubio se levantó sin importarle el dolor del estomago y comenzó a desatar la cuerda de sus pies; algunas gotas de sudor escurrían por su frente, sus manos temblaban y sus pupilas se dilataban, debía darse prisa.

 

El sujeto bajó nuevamente la mascara y comenzó a correr contra el rubio levantándolo por el pelo y azotándolo contra una pared. Naruto podía escuchar la respiración del tipo dentro de la mascara.

 

- Eres un cobarde, quítate la mascara y pelea como un hombre – gritó Naruto sintiendo la presión del cuerpo del tipo sobre el suyo.

 

El enmascarado negó con la cabeza y azotó nuevamente la cabeza del rubio contrala pared.

 

Una vez y otra más.

 

El rubio estaba mareado, sentía la cabeza caliente. El tipo estaba a punto de volver a golpearlo cuando Naruto se soltó de las sogas y con un pie frenó el golpe empujándose hacia atrás para caer contra el enmascarado destruyendo una pequeña mesa de cristal.

 

Inmediatamente el rubio se levantó tratando de no caer y comenzó a golpearlo; Primero en el cuerpo y después en la mascara.

 

El sujeto simplemente soltaba carcajadas enfureciendo al rubio.

 

Naruto estaba a punto de soltar otro golpe cuando el enmascarado frenó en seco su puño y lo dobló obligando al rubio a ceder entre quejidos mientras él se ponía de pie.

 

- Vas a venir conmigo por las buenas o por las malas – habló finalmente el enmascarado con una voz grave.

 

El rubio sintió un escalofrío recorrer su espalda.

 

- ¿Naruto, qué sucede? – se escuchó al otro lado de la puerta. Sasuke intentaba abrirla pero le resultaba imposible.

 

El ojiazul forcejeaba para liberarse, pero el otro tipo tenia más fuerza.

 

- Romeo vino a salvar a la princesa – dijo el sujeto burlándose sin aligerar la presión en su agarre.

 

Un fuerte golpe se escuchó en la puerta, Sasuke intentaba derribarla.

 

Las carcajadas cesaron por un momento y un gruñido se escuchó en su lugar.

 

El tipo se agachó nuevamente hasta quedar a la altura del rostro del rubio.

 

- No quiero que te vuelva a tocar, no lo volverás a ver, no volverás a hablar con él. Si no me obedeces lo voy a matar como a tu maldito padre – dijo el enmascarado con seriedad.

 

El sujeto se puso de pie y tomando la pequeña mochila salió corriendo por la cocina. La puerta tronó y el pelinegro y su padre se adentraron en la casa.

 

Naruto se sujetaba la muñeca mientras trataba de ponerse de pie, Sasuke inmediatamente se apresuró y lo ayudó a levantarse mientras Fugaku revisaba a Minato.

 

- Tu padre esta herido – dijo al observar diversas heridas abiertas en su estomago. Inmediatamente llamó al numero de emergencia y comenzó a cubrir las heridas.

 

- ¡¿Estas bien?! ¡¿Qué sucedió?! – cuestionaba el pelinegro excediéndose en la fuerza que aplicaba en su agarre.

 

- Un sujeto de mascara atacó a mi papá y después a mi –

 

- ¿Quién era? –

 

- No sé –

 

- ¡Naruto, por favor! –

 

- ¡No sé! – los dos gritaban, el nivel de estrés en el que estaba Naruto comenzaba a hacerlo perder la cabeza.

 

 

 

 

 

La ambulancia no tardó en llegar, Naruto temía por la vida de su padre, por su seguridad y por la vida de Sasuke.

 

¿Por qué nada podía mantenerse bien por un momento?

 

Su padre entró inmediatamente a terapia intensiva, Sasuke estaba fúrico por que Naruto no pude identificar al agresor más que por la mascara.

 

¿Debía hacerle caso en sus amenazas? ¿Cómo sabía de su relación con Sasuke? ¿Por qué no quería que se acercara a él?

 

- ¿Entonces? – preguntaba el pelinegro mientras miraba al rubio a fuera en el área de espera.

 

- ¿Qué? – había estado tan metido en sus pensamientos que no había estado escuchando nada de lo que le decía el pelinegro.

 

- Te pregunté que si estamos bien – repitió pesadamente sin importarle que su padre estuviera detrás de él.

 

- Supongo –

 

- ¿Cuántas veces te tengo que pedir perdón? –

 

- Las que sean necesarias –

 

Naruto concentró su mirada en el pasillo junto a Sasuke y observó al hombre de la mascara. Inmediatamente se asustó y trató de alejarse cayendo de la silla.

 

Sasuke giró el rostro en la dirección en la que Naruto observaba, sin embargo no había nada.

 

- ¿Qué fue eso? – pregunto extendiéndole una mano.

 

- Creí ver algo –

 

- Debe ser la conmoción, deberías descansar – dijo el padre se Sasuke tranquilamente.

 

Completamente diferente a la forma en la que su padre se refería a Sasuke.

 

Todo estaba mal.

Lentamente se desmoronaba en pedazos y no había forma de evitarlo.

Notas finales:

Debo decirles algo, en los próximos capitulos veran el AU en todo su esplendor, así que si siguen leyendo y no les gusta, no me culpen.

Ya me callo, trataré de actualizár pronto.

Nos vemos! 


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