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Síndrome de Estocolmo por Krad_Elric

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Notas del capitulo:

No tardé, ¿vieron?

 

Naruto estaba sentado y su mirada se había perdido en las juntas de la pared blanca frente a él. Escuchar todo eso había detonado en su cabeza cientos de procesos que él mismo no entendía; podía reconocer las voces fuera de él pero no reconocía los sonidos; podía ver las figuras y los rostros pero no sabía quiénes eran; su mente regresaba en el tiempo y miraba a su hermano pequeño recostado en una cama. Miraba los pasillos llenos de lockers y al final estaba Sasuke mirándolo de vuelta; miraba la pared y se miraba él mismo sentado con el rostro inexpresivo y la mirada perdida.

 

Se rehusaba a aceptarlo.

 

¿Lo ven? Estaba seguro de que el imbécil no lo iba a entender y ahora estamos completamente expuestos. ¿Qué vamos a hacer si se le ocurre hablar?— continuaba hablando errático el pelirrojo mientras caminaba de un lado a otro.

 

Shikamaru tomaba por un hombro a Naruto de forma amable llamándolo para que regresara de donde fuera que se haya ido. Menma inmediatamente se incorporó sobre la camilla frunciendo un poco el seño debido a una punzada proveniente de la herida y se colocó en el borde tomando asiento dispuesto a acercarse al rubio.

 

Su rostro no lo demostraba pero amaba con todo su ser verlo así. Le encantaba saber que le estaba causando una conmoción tan severa que había marcado en él su propia locura para que jamás lo olvidara.

 

lo mataría yo mismo...— dijo el pelirrojo que hasta entonces no había terminado de reclamarle a la nada —Si se te ocurre delatarnos yo mismo te voy a destazar— Hablaba dando unos pasos hacia el rubio pensando en escenarios donde sus sangre salpicaría su rostro, hasta que un puño lo trajo nuevamente a la realidad.

 

Sabía que estabas un poco desequilibrado pero no sabía que eras estúpido, el día que intentes hacerle algo a Naruto también te mueres— escupía Menma entre dientes sin molestarse tanto. No le tenía miedo al ojiverde y en definitiva debía hacerle ver quién era el que tenía el control de la situación.

 

Vivir con locos es más difícil de lo que creí— dijo burlonamente soltando una risa el pelinegro.

 

Naruto inmediatamente volvió en sí y enfocó a los sujetos frente a él reconociéndolos y recuperando el sentido.

 

—¿Estas bien?— preguntó Shikamaru mirando como Naruto parpadeaba y daba señales de vida.

 

—Ustedes están dementes...— soltó casi en un susurro bajando el rostro ocultándose entre su cabello rubio.

—Bueno  galán, tú tampoco estás del todo bien, ya sabes... cucú...— decía el hermano pelinegro burlándose del rubio mientras hacía un ademán con sus manos en cada sien.

 

Naruto recapitulaba lo que había escuchado en su cabeza una y otra vez sin poder detenerlo.

 

"Escapamos de St. Frederick"

"Sobrevivir"

"Meses prófugos"

"St. Frederick"

"St. Frederick"

 

St. Frederick era un hospital a las afueras del condado vecino y no estaba seguro de que fuera un hospital; sin embargo, así lo denominaban, donde recluían a los enfermos mentales que necesitaban terapia para poder manejar sus patologías. Pero también habían algunos pacientes que eran demasiado peligrosos para poder funcionar adecuadamente en la sociedad.

 

Las instalaciones desde afuera lucían como un rancho enorme donde la gente se dejaba llevar por una fachada normal, pero la realidad era muy diferente.

 

Naruto lo sabía pues ahí habían recluido al hermano de Sasuke cuando su rebeldía juvenil se convirtió en delito y sus papás no quisieron que contaminara al pelinegro.

 

—Nos trataban como prisioneros... criminales...— decía el chico de la palmera con un semblante un poco triste mientras se recubría los brazos que mostraban diversas cicatrices y que Naruto no había notado hasta ese momento.

 

—En tu caso es correcto, Shikamaru— habló el pelinegro moviendo sus pies adelante y atrás sentado en la camilla mirando divertido a su amigo.

 

El chico de la palmera levanto la mirada y su rostro se transformó por completo dejando de lado el semblante bonachón que hasta ese momento había mostrado dando paso a uno realmente duro y un poco escalofriante.

 

—Hey... tranquilo, aquí todos somos amigos, nadie te juzga— decía nuevamente el pelinegro poniéndose de pie y tomando asiento junto al rubio.

 

—¿Por qué no llegaste antes?, ¿por qué así?— cuestionaba el rubio encarando a su hermano con un semblante perturbado y triste.

 

Naruto se preguntaba cuál era la necesidad de haber tenido que secuestrarlo, seguirlo, golpearlo, acosarlo... pero también ahora que sabía la verdad sobre ellos quizá de nada servía preguntarse motivos pues no los necesitaban.

 

—Las cosas no salieron como lo planeé— dijo acercándose peligrosamente a él.

 

El ojiverde pudo notar ese ligero acto y soltó una patada contra la camilla ocasionando un fuerte ruido.

 

Ni Shikamaru ni Menma se inmutaron. Ya estaban acostumbrados a los arranques repentinos de su amigo que hacía ademanes para sí mismo.

 

 

—¿Hace cuánto escaparon?— cuestionó el rubio sin despegar la mirada de ojos azules.

 

—Hace seis meses, pero Menma…— hablaba Shikamaru sin poder terminar pues fue interrumpido por el mencionado.

 

—Yo escapé desde antes pero me encontraron y volví a escapar… así al menos tres veces más, cada vez era más difícil…— decía auto complacido como si fuera un reto que él mismo se había puesto y completado —… pero ésta última vez vaya que fue complicado, sacar a cuatro pequeños ratoncitos de la ratonera fue toda una proeza— sonrió para mirar a sus amigos quienes sonrieron con él.

 

¿Cuatro? — preguntó extrañado el rubio irguiendo su postura un poco más sobre el asiento.

 

—Un rostro conocido se nos unirá después— sonrió —tiene algunos otros asuntos pendientes—

 

¿Asuntos pendientes?

 

Naruto se puso un poco Nervioso y después de recordar a Sasuke temió.

 

—Sasuke…— murmuró mirando nuevamente a la pared.

 

—Al parecer tenemos el mismo problemita— dijo sonriendo y empujando un poco a Naruto por el hombro para después acercarse a su rostro y jalarlo por la nuca para besarlo, sus movimientos a veces lucían erráticos y viéndolo bien, desde el comienzo habían actuado muy extraño, ahora que sabía más entendía por qué.

 

El pelirrojo nuevamente explotó al mirarlos, golpeando la pared y soltando algunos gritos, finalmente se arrojó contra Naruto empujando a Menma a un lado y colocándose sobre el rubio. Inmediatamente Shikamaru lo tomó por el cuello intentando alejarlo para tranquilizarlo, pero su fuerza era descomunal.

 

Repentinamente la puerta se abrió y entre el alboroto no notaron a la enfermera que iba a la habitación para ver por qué había tanto alboroto después de recibir tantas quejas de las habitaciones contiguas.

 

Miró a los sujetos dentro y recordó haber visto sus rostros esa mañana en algún otro lugar. Un estremecimiento recorrió su espalda y decidió salir nuevamente al ver la agresiva escena siendo cuidadosa y fracasando en cerrar la puerta con delicadeza.

 

Inmediatamente el rostro del ojiverde giró y se encontró con ojos asustados a través del pequeño cristal de la puerta.

 

Se levantó y salió de la habitación como si no hubiera deseado asesinar a nadie momentos antes.

 

Naruto se limpió la sangre que emanaba de su labio nuevamente roto por el mismo sujeto mientras miraba la puerta cerrada.

 

Debía admitir que recibir esos golpes lo habían despertado del extraño letargo que le había imposibilitado pensar con claridad.

 

Cuando sucedía eso era como estar rodeado de una densa bruma que le hacía difícil concentrarse en algo. Ni sus movimientos se sentían suyos, era como si su cabeza y su cuerpo dejaran de ser uno y el tiempo abandonara su forma lineal.

 

No quería pensar tanto en lo que le había dicho su gemelo pero quizá tenía razón y la idea ya había surcado su mente con antelación.

 

Momentáneamente recordó a Sasuke. Recordaba que tiempo atrás antes de que todo comenzara a ir cuesta abajo, se había mudado a su casa actual justo después de que su mamá y su hermano desaparecieran de su vida, él y el chico de la casa de atrás rápidamente tuvieron un vinculo afectivo que le hizo mucho bien.

 

A veces Naruto lloraba y Sasuke lo tranquilizaba por la ventana, a veces era al revés. El rubio recordaba al hermano mayor de Sasuke que siempre estaba con él cuando no salía por las noches.

 

El pelinegro lloraba porque sus padres y su hermano mayor peleaban constantemente y un día simplemente no regresó a casa. Sus padres le dijeron que había enfermado y se tenía que marchar, pero al crecer y después de indagar un poco descubrió que su hermano había sido arrastrado a St. Frederick por homicidio culposo. Al ir a visitarlo al “hospital” descubrió que su hermano tenía arranques psicóticos y había sido puesto en una sala diferente a la cuál no tendría acceso en algunos años. Después sus padres dieron ordenes estrictas de prohibirle la entrada y lo demás es historia. El pelinegro creció olvidando a su hermano después de saber lo que había hecho y siguió con su vida, aunque quizá de alguna forma lo había afectado porque ya casi no quedaba nada de aquel Sasuke que alguna vez había sido cálido y compasivo.

 

—Entonces es verdad que hay varias salas… — soltó al aire aún en sus pensamientos después de unos minutos de silencio.

 

Shikamaru giró el rostro y puso un poco más de atención en él.

 

—Sí…— respondió intuyendo a donde iba ese comentario.

 

—¿Y ustedes en cuál estaban?— Ambos sujetos miraron a Naruto, uno serio y el otro burlón.

 

 Repentinamente la puerta se abrió violentamente dejando ver al ojiverde con algunas hojas en la mano y arrastrando a la pobre enfermera consigo sujetándola por el cuello.

 

La chica luchaba en vano por liberarse del agarre pero la fuerza que aplicaba Gaara era mucho para ella. Naruto pudo ver un tono azulado en su faz.

 

El pelirrojo arrojó los papeles sobre la camilla donde se encontraba Menma y la risa burlona desapareció completamente. Sus ojos se abrieron un poco mientras miraba las hojas una por una con violencia, el rubio pudo ver como se tensaba en cuestión de segundos.

 

—¡Debemos largarnos de aquí!— gritó poniéndose de pie tratando de ocultar el dolor que sentía mientras se arrancaba los catéteres y se quitaba los cables del pecho y del dedo.

 

—¿Qué sucede?— preguntaba el chico de la palmera levantándose para alcanzar las hojas.

 

Habían sido boletinados. En las hojas estaban sus rostros, seña particulares, último lugar donde se les fue vistos y justo debajo las palabras “ALTAMENTE PELIGROSO” adornaban la imagen.

 

Los estaban buscando aún más lejos que antes.

 

Menma rugió y se dirigió hacia Gaara para arrebatarle a la enfermera, la cuál comenzó a toser desesperadamente.

 

—¿Alguien más sabe de esto?— preguntó mientras su rostro se contraía dejando ver su incuestionable violencia.

 

Ella negaba mientras lloraba y sus ojos se abrían casi desorbitándose por el terror. Repentinamente se escuchó el sonido de las sirenas policiacas en la lejanía. El pelinegro afiló la mirada y colocando la otra mano sobre el rostro de la chica, giró violentamente su cabeza hasta que el crujir de su cuello respondió la pregunta que momento antes Naruto le había hecho a Shikamaru.

 

La respiración de Menma era agitada y ya no podía sentir el dolor de la herida. Estaba furioso, ¿cómo los habían encontrado si no estaban ni cerca de St. Frederick?, ¿cómo mierda escaparían?

 

—Debemos movernos— dijo Shikamaru tomando por el brazo a Naruto que estaba en shock mirando el cuerpo inerte de la enfermera a sus pies.

 

—Dieron aviso a todos los hospitales de todo el país, sabían que uno de nosotros estaba herido y pidieron que cualquier información fuera inmediatamente entregada a las autoridades… también había una foto de ese imbécil reportado como desaparecido — dijo con voz fuerte y áspera el pelirrojo mientras se asomaba un poco por el pasillo y sacaba un arma de su bolsillo.

 

Si no hubieran ido a ese hospital no estarían nuevamente intentando escapar. Menma sentía cólera y al enfocar ojos azules mirándolo con tanta vulnerabilidad, no pudo evitar soltarle un golpe. Inmediatamente Shikamaru se puso frente al rubio y le pidió a Menma que se controlara para poder irse de una maldita vez.

 

Naruto veía todo pasar con demasiada rapidez, le costaba procesar las imágenes que sus ojos veían, las emociones y las sensaciones. Podía sentir la adrenalina corriendo por sus venas y podía sentir la mejilla caliente después del golpe. Sabía que todo estaba mal, estaba con homicidas enfermos, estaba rompiendo la ley al ayudarlos.

 

Pero no podía negar que esa descarga lo había hecho sentirse tan bien.

 

Inmediatamente Gaara salió caminando agachado evitando que la parte alta de su cuerpo sobresaliera por las ventanas del pasillo, Shikamaru fue después sujetando a Naruto por la chaqueta y al final Menma.

 

Su única oportunidad sería llegar al estacionamiento y escapar en el auto.

 

Inmediatamente el pelirrojo empujó una puerta con la leyenda “Salida de Emergencia” que conducía a las escaleras sin darse cuenta que había activado las alarmas.

 

Lo único que les faltaba.

 

Gaara se veía más turbado que nunca haciendo movimientos con su cabeza de forma descontrolada. Naruto temió pues él llevaba el arma y el sólo pensar que podía dispararla sin ser cuidadoso a donde apuntaba, hacía que ligeros escalofríos recorrieran su cuerpo.

 

Los cuatro bajaban con rapidez por la escalera, el ruido de sus pasos era rítmico y veloz hasta que llegaron al primer piso donde tendrían que cruzar por el área de emergencias hasta el estacionamiento donde habían aparcado el auto.

 

Abrieron la puerta y miraron a un par de policías frente a ellos. Shikamaru y Menma sujetaron a Naruto y corrieron hacia otro pasillo cubriéndolo con sus cuerpos.

 

Gaara inmediatamente levantó el arma y comenzó a disparar sin temor, sin dudas, a sangre fría.

Los policías comenzaron a desenfundar en el momento en el que escucharon los disparos pero no tuvieron oportunidad.

 

Ambos cayeron al suelo.

 

Gaara no había sido tan certero y había perdido casi la mitad de sus balas.

 

—¡Corran imbéciles!— gritó el pelirrojo mientras los otros dos jalaban al rubio para cruzar por el área de urgencias.

 

Inmediatamente se escucharon disparos provenientes desde afuera, habían causado mucho escándalo y lo más probable es que los estuvieran esperando.

 

Lograron cruzar sin ser heridos pero Gaara se había quedado atrás evitando que los siguieran los demás policías.

 

Naruto corrió hasta el auto estrellándose un poco contra él mientras Shikamaru buscaba las llaves del auto en sus múltiples bolsillos. El pelinegro golpeaba el techo del carro apresurándolo mientras miraba en dirección a donde se escuchaban los disparos temiendo que Gaara fuera abatido y los atraparan antes de poder escapar.

 

Repentinamente un grito los asustó.

 

—¡Deténganse!— sonó como le quitaban el seguro a un arma. Shikamaru levantó las manos sobre su cabeza sujetando las llaves que finalmente había encontrado. Naruto lo imitó.

 

—¡Levanta las manos tu también!— gritó el policía refiriéndose a Menma que sólo lo miraba mientras su cuerpo se tensaba y algunos gruñidos se escapaban inconscientemente de su garganta.

 

—¡Levántalas o disparo!—

 

Un disparo.

 

El oficial caía al suelo mientras sangre emanaba de su cabeza.

 

—Linda bata 305— se escuchó una voz mientras una mascara similar a las que portaban antes se hacía presente.

 

—Justo a tiempo 284— habló Menma relajando el rostro caminando hacia el policía y tomando su arma.

 

Se puso de pie y caminó nuevamente descalzo sin importarle ensuciarse de la sangre del cuerpo hasta el enmascarado de negro y lo abrazó.

 

Gaara corría hacia ellos.

 

—¡No es tiempo para cursilerías princesas, vámonos de aquí!— Shikamaru introdujo la llave y abrió las puertas.

 

El enmascarado se quitó la porcelana de su rostro y largo cabello cayó sobre sus hombros.

 

—Qué gusto verte pequeño Naruto— sonrió.

 

 

 

 

 

 

 

El sonido de la televisión acompañado de la maquina que leía los signos vitales del pelinegro eran lo único que se podía escuchar. Sakura miraba sin ver realmente la pantalla viendo de vez en cuando al chico que yacía recostado sobre la cama.

 

Llevaba días sin despertar y temía que nunca lo fuera a hacer.

 

Todos los días desde que lo encontraron iba a verlo y a suplir a sus padres mientras uno tomaba una ducha y el otro dormía. En palabras del doctor, Sasuke era muy fuerte y había tenido mucha suerte al haber sobrevivido a un accidente de esa magnitud. Sólo esperaban que si despertaba no tuviera algún daño, aunque las tomografías no mostraban ningún tipo de anomalía.

 

Repentinamente el sonido de la televisión se intensificó y los ojos de Sakura miraron con más atención. Eran las noticias irrumpiendo con la programación como usualmente pasaba cuando perseguían a alguien o estaba sucediendo algo que pusiera en peligro a la gente.

 

¿Qué sería esta vez?

 

“…que llevaban prófugos varios meses después de haber huido de las instalaciones del hospital para enfermos mentales St. Frederick, fueron vistos por última vez el día de hoy escapando del hospital Great Ormond en un automóvil gris sin placas.

 

Se les pide de su colaboración si tienen algún tipo de información sobre el paradero de estos sujetos que están armados y son potencialmente peligrosos…”

 

Las imágenes cambiaban dejando ver una foto del auto que había tomado las cámaras de seguridad del hospital, seguido de las fotos frontales que habían tomado en St. Frederick de los “pacientes” comenzando por Gaara, y repentinamente una nueva imagen alertó a Sakura ocasionando que se levantara de su asiento.

 

“…días desaparecido. Se le vio por última vez con ellos por lo que se sospecha ha sido secuestrado por los mismos y quizá sea rehén…” una imagen de Naruto se presentó junto a un chico de cabello negro idéntico a él y otro de cabello como palmera. Las imágenes seguían avanzando mientras miraba con detenimiento las fotos que las cámaras habían tomado y repentinamente “…Itachi Uchiha” fue el último nombre que pronunció la presentadora de noticias y la última foto que se mostró.

 

Sakura se llevó una mano a la boca y miró de reojo al pelinegro junto a ella.

 

 

 

 

 

Gaara manejaba a exceso de velocidad dirigiéndose hacia su antiguo escondite donde habían dejado el poco dinero que les quedaba, un par de armas más y algunas otras cosas que debían tomar si no querían dejar evidencia en caso de que alguien se topara con la guarida.

 

 

Nadie hablaba, Itachi iba en el asiento del copiloto mientras le dedicaba una que otra mirada al rubio por el espejo retrovisor y le guiñaba el ojo de forma juguetona.

 

 

Menma estaba recostado sobre el hombro del rubio en el asiento trasero tomándolo fuertemente de la mano y Shikamaru miraba por la ventana como los autos pasaban con rapidez.

 

¿Qué mierda estaba pasando? ¿Qué iba a hacer ahora?

 

 

Naruto no quería decir nada a pesar de que tenía mil preguntas que no hacía por temor a cometer algún error, a pesar de que temía por su vida y de que le preocupaba que muy dentro de sí toda esa conmoción lo había hecho sentir muy vivo.

 

Los minutos pasaban y el silencio seguía, el rubio no dejaba de pensar.

 

Cuando estaban cerca pudieron notar una intensa movilidad policiaca en la zona, Menma puso al rubio en su piernas ocultándolo un poco, Shikamaru se soltó el cabello y los de enfrente ni se inmutaron.

 

—Será imposible… ¿A dónde vamos?— habló finalmente el pelirrojo.

 

—Dirígete al muelle— sonó la voz de Itachi.

 

 

 

 

Los padres de Sasuke no tardaron en llegar hablando ambos por celular. El nombre del hermano de Sasuke salía varias veces de sus bocas y ella no entendía absolutamente nada de qué era lo que estaba pasando con él. No sabía ni que tenía un hermano pero lo que sí sabía es que ellos tenían a Naruto y temía por él.

 

Le pidió a la madre de Sasuke que lo cuidara mientras iba a ver al padre de Naruto que se encontraba un piso arriba para darle la noticia.

 

La madre entró y se sentó junto al pelinegro mientras su padre aún hablaba por teléfono.

 

 

Sakura caminaba a paso rápido pensando en cómo le daría la noticia a Minato entrando al elevador. Temía, de verdad temía por Naruto y a pesar de estar tan confundida lo principal era por ahora decirle que su hijo estaba en peligro en caso de que él supiera algo más que pudiera hacerse para ayudar a rescatarlo.

 

Salió del elevador y caminó un poco más hasta llegar a la habitación tomando la perilla y adentrándose.

 

Minato se estaba vistiendo. La televisión estaba encendida y el noticiero no paraba de repetir las fotos de sus hijos.

Notas finales:

Dejenme saber sus comentarios.

Gracias por leer, nos vemos la próxima semana. 


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