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Non-talked story (EXO) por rox

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Notas del fanfic:

Hola :p

No tengo mucho que decir es una gran histroia, con una excelente narracion, gran trama y que decir del desenlace pero bueno no les adelante mas disfrutenlo ;/

me acabo de dar cuenta de que en genero esta songfic lo cual no es pero no se como quitarlo asi que se queda ...

La historia que os voy a contar no está ubicada ni en el tiempo ni el espacio. Si quisieras encontrar el lugar en un mapa, no podrías, si quisieras contar los años que han pasado desde esta trágica historia, tampoco lo sabrías. Solo se sabe que ocurrió. Una historia de boca en boca, lágrimas y sangre derramada, secretos que cambiaron el curso de la vida. De esto trata el relato que os voy a contar.


 
 
 
 
 
Byun Baekhyun era un muchacho de mediana estatura, pelo castaño, ojos almendrados y con una sonrisa tierna. Era un respetado noble de la corte, todos sus sirvientes alababan al muchacho por su respetable comportamiento, su extrovertida manera de ser y, sobretodo, por su belleza.
 
Nunca había pedido más de lo que ya tenía, nunca había ofendido ni ultrajado a ninguna dama o sirvienta. Se sentía feliz en sus pequeñas tierras, gobernando al pequeño pueblo que su padre había ganado en duras batallas.
 
Admiraba a su padre con todo su corazón, amaba a su madre con toda su alma y protegía y respetaba a sus sirvientes y guardaespaldas como iguales.
 
En todos los años que había vivido, hermosos dieciocho, jamás había protestado o llevado la contraria a sus padres. Era educado y paciente, sabio también. Sabía que sus progenitores tomaban decisiones correctas y, aunque en aquel momento no estuviera de acuerdo, sabía que había un motivo por el cual se había decidido ese camino y no el otro.
 
El hijo modelo, le decían algunos, él simplemente creía que se había criado en las condiciones correctas con unos padres correctos. Era un niño normal y corriente, hacía sus travesuras, sus bromas y era castigado por ello. Había aprendido a amar a todos los seres de la tierra y a aceptar lo que el destino le había dado. Siempre había sido así, hasta aquel día.
 
Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras pegaba una patada a la puerta de su habitación. Había pasado la peor noche de la historia, la cabeza le dolía a horrores, el cuerpo le temblaba a pesar del cálido clima primaveral y sus ojos estaban hinchados y rojos. Además, un cardenal en la mejilla empezaba a asomarse.
 
Su padre le había abofeteado después de negarse por vez primera a una orden directa de él. Pero Byun Baekhyun seguía pensando que aquello no lo merecía, que aquella tradición era una mancha en el perfecto decreto de sus tierras y que debía ser eliminado.
 
- ¡Cuando sea noble de estas tierra, eliminaré esa estúpida tradición! - Gritó a su severo padre que le miraba sorprendido por la revelación de su hijo. Baekhyun se secó las lágrimas teatralmente.
 
- No puedes ser noble y dominar estas tierras si no te casas. - Contestó el noble secamente. El menor apretó los puños con rabia y miró por la ventana de su habitación. - Te casarás con Lady Elisabeth y no se hable más.
 
El padre dio un portazo que hizo temblar toda la estancia. Baekhyun, no contento con su respuesta, corrió detrás de él y le chilló toda clase de blasfemias haciendo que su progenitor girase y le diera la bofetada más grande de su vida. Su primera bofetada.
 
Las manos de su padre estaban llenas de callosidades por manejar la espada, por lo tanto, aquel gesto le dolió como si un caballo le hubiera dado una coz en toda la cara.
 
Desde entonces no había bajado a cenar ni a desayunar con su padre. Se había encerrado en la habitación y solo había dejado pasar a una nodriza para que le vistiera y bañara. El resto del día lo había pasado sentado en su habitación, llorando.
 
Aquella mañana iba a conocer a Lady Elisabeth. Ya había visto a la princesa, porque eso era, una princesa. Había ido casi todos los otoños al reino para celebrar el cumpleaños de la muchacha y, luego, en invierno para celebrar el cumpleaños del odioso de su hermano. Baekhyun siempre se había mantenido al margen, prefería estar con los sirvientes en vez de mezclarse con aquella manada de corrompidos lobos.
 
Por eso, nunca había hablado con la muchacha rubia, de cabellos ondulados y rostro angelical. Era bonita, todo hombre estaba enamorado de ella, pero Baekhyun prefería a otras damas. Eunsook, su cocinera. Una muchacha unos años mayor que él, dulce, sencilla y con una sonrisa que podría detener a los mismos ángeles. Siempre había pensado que una mujer llena de lujos era una roca maquillada, pero alguien entre ollas y con delantal sucio era un diamante en bruto.
 
Baekhyun se miró las manos, unas manos delicadas que parecían de mujer. Estaban rojas por propinar golpes a las cosas. Se las frotó adolorido y luego se levantó para mirarse al espejo. Lady Elisabeth no era mala persona, era risueña y agradable, pero seguía siendo solo Lady Elisabeth, no la mujer a la que Baekhyun ama.
 
Odiaba la estúpida tradición de prometer a los niños nada más nacer. ¿Qué bruja determinaba si aquellos dos chicos eran compatibles e iban a encajar perfectamente? ¿Quién era la persona que determinaba el destino del amor? Nadie podía predecir los movimientos que iba a hacer el corazón y jugar con ello solo traía problemas.
 
Su prima Lady YiMing había muerto de dolor. Se había casado con un hombre de cuarenta años, poseedor de dos grandes tierras. Tanto fue su dolor y desesperación que se suicidó a los tres días de contraer matrimonio. Algunas nodrizas y sirvientas decían que Lady YiMing no aguantó el encamar con aquel ser brutal y que al final decidió quitarse la vida.
 
Fue una pérdida grande para la familia, sobre todo para el hermano pequeño de YiMing, YiXing. Baekhyun fue a visitarle y le dio el pésame. Ambos dieron un largo paseo por el campo mientras el pequeño le daba un pequeño discurso sobre ángeles, promesas celestiales y justicia. Su primo escuchaba con atención con lágrimas en los ojos y, después de una larga jornada, se abrazaron y se prometieron volverse a ver, pero esa vez sería con una sonrisa en los labios.
 
El menor no podía cumplir la promesa. Su primo iba a pasar unos meses con él para poder asistir a todos los acontecimientos. La fiesta antes de la boda, la boda, y todas las comidas reales que celebrarían durante todo un año. Iban a recibir muchos inquilinos durante un año entero y él tendría que sonreír mientras moría por dentro.
 
 
Baekhyun se tumbó de nuevo en la cama y miró hacia el techo. El dosel tapaba toda visión así que se quedó mirando el aburrido color blanco que traían las telas. La boda sería para el aniversario de la princesa, en otoño. Pero antes tenían que pasar por los momentos de cortejo y que la muchacha se adaptara al lugar.
 
Solo de pensarlo, al muchacho se le revolvieron las tripas. Giró y cerró los ojos volviendo a llorar por su desgraciada vida. Todo había sido perfecto hasta aquel momento.
 
 
Alguien picó a la puerta. La noción del tiempo se había perdido para el muchacho. Se frotó los ojos algo confuso y dio la orden de que entrara. Un chico alto de cabello rubio y expresión severa apareció. Llevaba un traje de guardaespaldas, de colores azules marinos, blancos, negros y rojos. Y eso era lo que era, un guardaespaldas.
 
- Kris...- Susurró Baekhyun con voz ronca por haberse dormido. - Puedes pasar.
 
- Señor. - Dijo el muchacho mientras cerraba la puerta tras de si. - He recibido órdenes de su padre. Pide que bajes inmediatamente. La familia real llegará pronto. - El guardaespaldas se acercó al dosel y lo abrió para poder ver mejor el cuerpo del noble.
 
Baekhyun bajó sin muchos ánimos de la cama escuchando el repiquetear de sus botas. El joven sirviente le siguió como una sombra por todo el pasillo sin decir nada. De vez en cuando, el pequeño noble iba soltando suspiros desesperados, otras se tropezaba y se aguantaba las ganas de llorar. Antes de bajar el último tramo para ir hacia el gran comedor, Kris le paró.
 
- Señor. Sabe que nunca he sido un chismoso pero... - Sus ojos se posaron en las bolsas de los ojos del noble. El chico se frotó los ojos una vez más. - ¿Qué sucede? ¿No está feliz de contraer matrimonio con Lady Elisabeth? Es muy bella. - Dijo el chico. Baekhyun negó un par de veces.
 
-No es eso, Kris. - Los labios empezaron a temblar con cada palabra. Aguantó la respiración un momento y volvió a hablar. - Lady Elisabeth es el ser más hermoso que hay sobre la tierra, pero sabes que mi corazón está ocupado. Esta estúpida tradición ha desmoronado mi vida en tan solo un día. Pero aprenderé a amar a Lady Elisabeth, Kris. No te preocupes.
 
El sirviente supo que allí se había acabado la conversación así que asintió y bajaron lo último para llegar al comedor donde el padre y la madre del prometido esperaban.
Saludó a su madre con un abrazo y a su padre con una leve reverencia con la cabeza. El gran noble seguía enfadado con él así que no hablaron durante todo el rato que esperaron a la familia real.
 
Finalmente, después de una media hora en que Baekhyun creía que iba a morir esperando, las grandes puertas del castillo se abrieron dando paso a la familia real.
Dos sirvientes iban desenrollando una gran alfombra color granate. A la delantera iban el Rey y la reina, dos guardaespaldas, los hijos del rey y cuatro guardaespaldas más. Finalmente, cerrando la fila, estaban otros dos criados recogiendo la gran moqueta.
 
- Bienvenidos sean majestades. - Dijo el anfitrión del castillo. - Reina Elisabeth. - Cogió la mano de la reina, que se llamaba igual que su hija, y le besó la mano. - Majestad. - Besó el anillo del rey. Después fue hacia los pequeños e inclinó la cabeza levemente. - Lady Elisabeth, Lord Jongin. - Los dos chicos imitaron el gesto. - Gracias por venir a nuestras tierras. Espero que el viaje no haya sido desagradable.
 
- Por supuesto que no, Lord Baekmyeon. Sus tierras son hermosas y la gente también. Tiraron pétalos de rosa al pasar y vuestros sirvientes fueron muy atentos. - El rey era un hombre grande, enorme, con barba blanca, ojos como los de un felino y con tez blanca. Sus ropas eran especialmente hechas para su cuerpo grande y musculado y la corona había sido adaptada para que su grande y majestuosa cabeza pudiera llevarla. - Pero no te negaremos que mi esposa y yo estamos muertos de hambre. El viaje ha sido largo.
 
- Si me acompañan, os enseñaré el gran banquete que han preparado nuestras cocineras. No quiero fardar, pero estas sirvientas son las mejores del reino. Si me permite. - Se apartó y los acompañó hacia la puerta blanca contigua donde la madre de Baekhyun, Lady Diana, esperaba. La reina y ella se pusieron a hablar al momento.
 
Detrás les seguía los príncipes que miraban el castillo con admiración. Baekhyun sabía que su caserón no tenía nada que envidiar al de los reyes, además, era mucho más acogedor. Obviamente, aquello jamás saldría de sus labios o podría morir por ello.
 
Fue hacia la puerta y esperó a que los dos chicos pasaran para ir después él. La joven daba golpes en el hombro a su hermano, ligeramente más moreno, más alto y más salvaje que ella, mostrándole las cosas curiosas que encontraba. Cuadros familiares, armaduras, trofeos que el padre de Baekhyun había ido ganando. El príncipe Jongin, literalmente, la ignoraba.
 
Unos sirvientes indicaron a los reyes donde sentarse. Baekhyun se sabía de memoria su sitio así que fue directamente a él. Agarró la silla para retirarla, pero una mano lo paró.
 
- Quiero este sitio. -Dijo el chico mirando a su padre. El rey miró al Lord.
 
- ¿Es el de su hijo, cierto? - Le dijo su majestad. Baekmyeon afirmó lentamente.
 
- Pero no pasa nada. Si su hijo quiere ese puesto lo puede tomar. - Jongin sonrió inocentemente a su padre y le dedicó una mirada cargada de veneno a Baekhyun.
 
Éste, sin protestar, se retiró y se sentó al otro lado de Lady Elisabeth que parecía maravillada con el decorado de las servilletas de trapo.
 
La comida fue soportable. Como el odioso del hijo del rey mantenía la boca ocupada, no pudo molestar a nadie. Lady Elisabeth y Baekhyun se iban dedicando miradas. Al principio eran simples ojeadas llenas de curiosidad, luego fueron acompañadas de tímidas sonrisas y al final empezaron a hablar sin pronunciar palabra alguna, soltando alguna que otra risa de fondo.
 
Kris, quién había estado a su lado todo ese tiempo, miraba algo sorprendido la actuación perfecta de Baekhyun. Porque, si no hubiera presenciado el mal aspecto de su amo, hubiera creído que, realmente, el muchacho estaba cortejando con Lady Elisabeth por gusto.
 
Finalmente, los grandes hombres se fueron a hablar sobre negocios. Lady Diana acompañó a las otras dos damas para que vieran lo que sería la habitación de la chica (los reyes no se iban a quedar, no podían dejar las tierras del reino solas) y Jongin se quedó por ahí molestando a alguna que otra sirvienta.
 
A Baekhyun no le apetecía nada estar con el diablo negro (así lo llamaban las criadas de palacio), así que se refugió en único lugar donde nadie le buscaría: La cocina.
No quedaba ni una sirvienta, tan solo estaba ella, con su pelo largo y negro, su figura perfecta, moviendo sus caderas mientras limpiaba las ollas que habían servido para la comida.
 
La joven muchacha se sorprendió al ver al señorito de la casa allí pero le dedicó una sonrisa cargada de ternura. Baekhyun sintió marearse.
 
- ¿Ya acabó la comida, señorito? - dijo la muchacha mientras se secaba las manos en un trapo. Las tenía arrugadas de tanto fregar. - Sea sincero. ¿Estaba bueno el pavo? ¿Y qué me dice de las patatas cocidas? ¡Oh, la miel y los cereales los preparé durante toda la noche! - Era habitual que Eunsook hablara de comida, era su única preocupación.
 
- Todo estaba más delicioso que nunca, Eunsook. - La muchacha se sonrojó. - He venido aquí a refugiarme. El diablo negro está rondando el castillo y no tengo ni una pizca de paciencia con ese chico.
 
- Señorito. Ya he oído hablar del príncipe Jongin. No hablaría de estas cosas, sabe que ah...- Se llevó la mano a la boca y bajó la voz. - Dicen que ese chico es el diablo personificado. Maltrata a las criadas. He escuchado que, muchas veces, las encierra en cuartos llenos de ratas y se queda allí escuchando los gritos de las asustadas muchachas. Es horrible señorito.
 
Baekhyun detestó con toda su alma a aquel ser. No había nadie más maligno en el mundo. No entendía como el rey no se había deshecho de él. Justificaba su comportamiento a que, al ser adoptado, no se había adaptado bien a la vida en otro reino y por lo tanto estaba un poco desubicado. Pero Baekhyun sabía que Jongin era un demonio.
 
Estuvo hablando un rato más con Eunsook sobre postres, primavera y el compromiso del señorito. Baekhyun dejó bien claro que no quería casarse con Lady Elisabeth y tiró un par de indirectas a la cocinera. Ésta reía y se sonrojaba pero la relación no pasaba de allí, nunca iba a pasar.
 
Cuando la luz del atardecer bañó la cocina, Baekhyun se levantó con un hambre atroz. La muchacha corrió hacia la despensa y le dio un trozo de pan y queso para que pasara el rato hasta la cena. Se lo envolvió en un paño blanco y le dedicó una sonrisa hermosa.
 
- Ya verá como será un gran rey. - Baekhyun asintió lentamente y abrió la puerta. - Nos vemos otro día, señorito.
 
Se despidió con un gesto de mano y se fue hacia las escaleras que subían al piso de arriba. En ellas se encontró sentado al príncipe Jongin con una sonrisa en los labios. El gesto era demasiado macabro para provenir de un chico de dieciséis años.
 
- Es raro. - Dijo con tono burlón. - Juraría que mi hermana no es cocinera. - Se puso las manos detrás de la espalda y se balanceó encima de sus pies. - Creo que cortejar con dos damas a la vez es moralmente incorrecto. Al menos si lo haces cuando estás prometido. - Remarcó la última palabra con maldad. - No creo que a mi padre le guste saber que el futuro rey está cortejando con su hija y a su misma vez con una vulgar y sucia cocinera.
 
- No hable así de mis sirvientas. - Baekhyun dio un paso hacia el chico. Éste era más bajo que el príncipe pero no le tenía miedo.
 
- No me amenace así. - Bajó un escalón para quedar tan cerca de Baekhyun que ambos podían casi besarse. Los ojos negros del príncipe estaban llenos de odio y maldad. El noble intentó aguantarle la mirada. - Byun Baekhyun. Vamos a hacer un acuerdo. A partir de ahora me servirá como si fuera un criado. ¿Entendido? Si no le contaré a mi hermana y a mi padre qué tipo de noble eres. Romperá el compromiso. - El chico no movió ni un músculo de la cara. Aquello era lo que precisamente quería. - Y mandaré a decapitar a la cocinera.
 
Su corazón se paró. Aquel chico era puro veneno materializado. Alguien con algo de corazón no hubiera hecho aquella amenaza, pero ahí estaba, saliendo de los sangrientos labios del chico que le miraba como si fuera una presa.
Baekhyun se encogió por dentro. Podía jugar con su vida al noble desgraciado, pero no con la vida de Eunsook, la única persona a la que había amado.
 
- ¿Sabe? Nuestras habitaciones están una al lado de la otra. Compartimos baño. Será divertido.
 
El noble se quedó allí estático. Su vida iba a ser un infierno hasta que se casara con Lady Elisabeth. No sabía cómo su vida había podido cambiar en tan poco tiempo. Hacía dos días era el noble más feliz y ahora quería arrojarse por la primera ventana que alcanzara.
 
Aquellos meses iban a ser los peores para él.
 
 
Durante las primeras semanas Baekhyun no salía casi de su habitación. Lady Elisabeth y él pasearon por los campos de trigo del castillo, dieron largos paseos en caballo por el bosque y visitaron el lago del reino pero el resto del día lo pasaba oculto en su cueva intentando no toparse con el diablo negro.
Jongin, en cambio, no se daba por vencido. Durante dos semanas estuvo duchándose a altas horas de la noche para no encontrarse con el príncipe. Éste lo escuchaba entrar y acaba invadiendo el espacio.
 
Al principio solo eran largas charlas despectivas, luego fueron las obligaciones. “Enjabóname” le decía un caprichoso príncipe o “Ayúdame a secarme”. Baekhyun obedecía cada una de las órdenes, luego se secaba rápido e iba a su habitación angustiado por todos los actos.
 
Aquel día hacía una brisa agradable. Los padres habían ido de cacería por el bosque, las damas se quedaron por los terrenos recogiendo flores y hablando. Baekhyun y Kris habían bajado a desayunar. A veces, cuando el padre del noble no estaba, invitaba a su guardaespaldas a comer con él. Los primeros días del ofrecimiento el alto se había negado, pero después de tantos años ya estaba acostumbrado y aceptaba sin rechistar.
 
- Le veo angustiado, señorito. - Le dijo el rubio mientras engullía un trozo de queso. - Desde la llegada de Lady Elisabeth que parece un espectro.
 
El menor dejó el pan que estaba comiendo y dejó de masticar. Recordar las torturas a las que era expuesto cada noche le quitaba el hambre. El guardaespaldas se dio cuenta y acto seguido se disculpó por si había dicho algo ofensivo.
 
- No se preocupe, Kris. - El chico se limpió las manos en la servilleta y luego la boca en un intento de ocultar el temblor de sus manos. - Estoy bien. Todo está bien.
 
- Pero señorito, el muchacho ese... el príncipe Jongin... ¿No le está molestando? - Baekhyun mordió el trapo que tenía en las manos para evitar gritar. No quería que su guardaespaldas se enterara de lo que le estaba haciendo el caprichoso príncipe y lo matara con sus propias manos. Kris era demasiado importante para él como para perderle.
 
- No. Solo me dice cosas groseras. Pero se las dice a todo el mundo. - Justo cuando el escolta iba a protestar se abrió la puerta con el mensajero del rey. Traía un largo pergamino en manos.
 
El joven chico miró a los lados asustados divisando solo a Baekhyun y Kris. Alzó la voz dubitativo como si no estuviera seguro de que Baekhyun fuera la persona correcta a la quién entregar ese mensaje.
 
- ¿Señorito Byun? - El chico se levantó. - Tengo un mensaje de los nobles del norte. - Baekhyun corrió hacia el mensajero y cogió el pergamino.
 
- Puede retirarse. -El chico hizo una gran y exagerada reverencia y desapareció del comedor.
 
El noble fue hacia la mesa y abrió el pergamino, reconociendo al instante la letra de su primo YiXing. Sonrió con pena. No podría cumplir su promesa de sonreír pero al menos vería a su primo al que tanto quería.
 
Leyó cada letra, disfrutando de su caligrafía y de sus palabras. Kris leyó por encima, Baekhyun lo vio pero no quiso decir nada. Cuando ya había devorado cada letra del papel, lo cerró y se lo guardó en el cinturón. Su guardaespaldas se levantó y ambos abandonaron la sala.
Justo al salir se encontraron el príncipe Jongin. Parecía que iba a salir pero al ver a Baekhyun reculó con una sonrisa en los labios.
 
- ¡Lord Baekhyun! - Dijo con un fingido tono de respeto. - Qué bien encontrarlo por aquí. ¿Desearía acompañarme al bosque? Iba a dar un paseo. - El noble sabía que aquello no era una propuesta sino una obligación. Miró a su protector con terror pero luego asintió lentamente.
 
- Kris. Prepara las cosas rápido. Algo de pan, algo de queso, botas de vino y trapos. Quiero volver antes de que venga Yixing. - El alto asintió y se retiró no sin antes dedicarle una mirada de profundo odio al príncipe.
 
Jongin le aguantó la mirada hasta que éste desapareció. Baekhyun suspiró frustrado. Le tocaría estar toda una mañana junto a aquel parásito. La alegría que había adquirido con la nota de su primo se había esfumado rápidamente. Notó como el príncipe le miraba con curiosidad pero en cuanto le miró éste cambió su rostro por el de uno diablo, como siempre. Un diablo demasiado guapo.
 
Kris bajó con una bolsa llena de lo que había pedido el noble. Desde allí se podía oler perfectamente el queso y el pan recién horneado de Eunsook. Baekhyun pensó en la muchacha y sintió que el estómago se iba a encoger. Ya no podía ir a la cocina a visitarla y sabía que ella se había dado cuenta.
 
- Ten cuidado señor. - Dijo el guardaespaldas. El pequeño interpretó las palabras de su protector. “Te estaré vigilando desde una distancia prudente”.
 
- Lo tendré.
 
El príncipe y el noble se fueron por una de las puertas laterales del castillo. Salieron por la zona cerca de los puercos y las ovejas. El joven que las guiaba estaba sentado entre la paja observando a los animales. No hizo ningún ademán de levantarse al ver a los dos chicos pero sí que apartó la mirada.
Los chicos caminaron por campo abierto durante un buen rato hasta que se adentraron en el bosque que había cerca del gran castillo.
 
El sol se filtraba en la primera descaradamente iluminando todo el paraje. Los árboles estaba muy separados entre sí, la hierba y las flores recién estaban creciendo después de todo un invierno bajo la nieve y los animales correteaban a sus anchas entre arbustos y árboles. Baekhyun solo había llegado a esa zona, era la zona prudente y la única que le dejaban visitar. Su padre ya se había encargado de meterle miedo contándole cuentos de brujas y seres encantados que habitaban las profundidades del gran bosque.
 
Pero Jongin no lo sabía. Pocas veces había visitado castillos ajenos y dudaba que, aunque supiera de los mitos, hiciera caso a las advertencias.
 
Empezaron a adentrarse más por el bosque hasta llegar a la zona intermediaria. Baekhyun se quedó quieto entre los dos árboles que se habían juntado haciendo de puerta. El príncipe, con toda su arrogancia, se giró hacia el muchacho con una sonrisa de burla en los labios.
 
- ¿Sucede algo? - Preguntó con fingida inocencia. Baekhyun tragó saliva. Aquella puerta era la entrada a la zona media, donde ya habitaban criaturas malignas, aunque la zona media no le daba tanto miedo como la zona oscura.
 
- Estamos en la zona media. - Dijo intentando que la voz no le temblara. - No deberíamos adentrarnos más. Conozco el camino que lleva al gran lago del reino y es bonito de...
 
- Quiero ir por aquí. - Jongin se giró y siguió caminando. El noble no tuvo más remedio que seguir a regañadientes.
 
Pasaron entre árboles, pero estos árboles no eran como los de la primera zona, sino más grandes, más robustos, más juntos y más oscuros. Baekhyun tiritaba de frío por culpa del rocío de las hojas, que le caían por la nuca o por la cara calándole de pies a cabeza.
 
Finalmente, el caprichoso príncipe paró y se sentó en unas raíces. Dejó su saco entre sus piernas y lo abrió, sacando un trozo de pan, otro de queso y otro de una especie de bizcocho que olía muy bien. El noble reconocía aquel olor. Era de Eunsook.
Miró sorprendido al chico que había empezado a disfrutar de la comida. Devoró el queso y el pan, el bizcocho lo envolvió en el trapo y lo volvió a dejar dentro. Baekhyun no comía, tan solo le miraba.
 
- Ni las damas se me quedan mirando tanto tiempo. - Se limpió el rostro de la forma más vulgar posible y luego se acomodó de unas raíces en forma de cuna.
 
- Ese bizcocho lo ha preparado mi cocinera. - Declaró el noble. Jongin asintió. - ¿Se lo has pedido? - Aunque lo hizo en tono de pregunta, él ya sabía la respuesta.
 
- Tu cocinera es muy amable y también un poco fácil. - Dijo el moreno mientras abría un ojo para mirar la reacción de Baekhyun. - Pensaba que era una santurrona pero cuando le besé se dejó a la primera. Porque quise parar porque si no se hubiera entregado a mí al momento.
 
El mayor empezó a temblar de rabia. No se había sentado pero en aquellos momentos se lamentaba por no hacerlo. Se apoyó en un árbol, jadeando y con los ojos cerrados. Toda su vida había estado cortejando a Eunsook, dulcemente, con paciencia y amor para que después, viniera aquel imbécil y la besara como si fuera una cualquiera. Y ella se había dejado, después de todas las cosas horribles que le había dicho del príncipe.
 
Empezó a caminar, no supo hacia donde pero lo hizo. Se iba apoyando en los árboles que cada vez estaban más juntos y más empapados por la humedad y, finalmente, se sentó en uno mullido por el musgo. Se quedó quieto como una piedra mientras escenas de la cocinera y el príncipe le aparecían por su cabeza.
 
Quería llorar. Llorar porque se había comportado como un completo inútil. Había estado creyendo en el amor verdadero y en pocas semanas Dios le había enseñado que aquello no existía. Primero su compromiso con Lady Elisabeth y luego el desengaño amoroso de Eunsook. Sabía que estaba destinado a no amar nunca a ninguna mujer, porque las dos únicas mujeres que había tenido le habían decepcionado.
 
Se hizo una bola en el musgo y dejó que las raíces del árbol hicieran de brazos que le acunaran. No le salían las lágrimas pero si se sentía triste, traicionado. Por su mente pasó echar a su cocinera de allí pero no quiso, no pudo, no era cruel y despiadado como el maldito del príncipe Jongin.
 
Cerró los ojos y descansó.
 
 
Primero notó algo húmedo, luego un goteo, después que algo le estaba lamiendo y después un rugido espeluznante. Cuando abrió los ojos vio, posado delante de él, el jabalí más grande que nunca hubiera imaginado. Y traía amigos.
 
Se quedó quieto intentando no gritar ni parecer amenazante. El animal seguía inspeccionándolo. Lo olía, lo lamía, miraba a sus amigos y volvía a olerlo. Finalmente, cuando Baekhyun sentía todos sus músculos entumecidos, el animal consideró que era un tronco y se fue lentamente. Error del noble el intentar arrastrarse lejos de dicho animal. El ruido alertó a uno de ellos y volvió a rugir con fuerza.
 
Baekhyun se levantó y empezó a correr asustado. Más de ocho jabalíes le perseguían por el bosque y sabía que si no se subía a un árbol pronto acabaría muerto.
Corrió entre árboles y arbustos, se cayó, rodó, se arrastró y lloró desesperado mientras pedía socorro. No tenía ningún arma a mano y no podría con animales de tales dimensiones. Pero nadie le ayudaría, lo sabía, iba a morir siendo comida para jabalís. Era irónico que, justo hacía dos días, había comido dicho animal para cenar.
 
Se paró en un tronco y se apoyó con las lágrimas en los ojos. Ya no le importaba el morir, tan solo quería que aquello acabara rápido. Miró a su alrededor por si había algún arma que lo degollara rápido pero no encontró nada, así que se limitó a esperar.
 
Los animales estaban ya cerca y lo miraban amenazante. Uno de ellos se puso en pose de envestir y empezó a correr. Baekhyun cerró los ojos y esperó a que una pierna se rompiera pero en vez de eso, voló. Voló unos centímetros, lo justo para que el jabalí no le hiciera daño.
 
- Joder, pon de tu parte...- Murmuró Jongin mientras le sujetaba por las axilas y lo subía. Estaba encima de una rama más gruesa que ellos dos juntos y sostenía un cuchillo con la boca. Baekhyun se agarró a la primera rama que tuvo a mano y se alzó un poco más. Gracias a la ayuda del príncipe pudo acabar justo donde él.
 
El chico no llevaba camisa, ésta estaba atada en su brazo en modo de torniquete para parar una hemorragia. Se estiró apoyándose en la corteza del árbol y gimió de dolor. Los jabalíes seguían debajo esperando que su cena cediera.
 
- ¿Estás bien? - Preguntó Baekhyun sin saber qué hacer. Le había salvado la vida en vez de reírse mientras los animales le golpeaban. Eso ya era un punto a favor del estúpido príncipe.
 
- ¿Tengo pinta de estarlo? - Susurró el otro mientras miraba la fea herida y suspiraba miles de insultos hacia el corte. El noble se acercó lentamente.
 
- ¿Me dejas?
 
Jongin negó.
 
- Vamos, sé de estas cosas. Llevo trapos en mi bolsa.
 
El pequeño cedió. Baekhyun le quitó la camiseta y vio una fea herida que rodeaba casi todo el brazo del chico. No era muy profunda pero Jongin no estaba acostumbrado a tales heridas, era un príncipe muy delicado y mimado, al igual que Baekhyun.
 
El mayor cogió una de las botas de vino y olió su contenido. A Eunsook no le gustaba mucho que bebiera solo vino así que siempre le metía una de agua para que pudiera hidratarse como Dios manda. Buscó entre tres botas hasta dar con la correcta. Vertió un poco en la herida del chico y con uno de los trapos empezó a frotar. Jongin mordió su camisa para no gritar de dolor. Sin saber por qué, Baekhyun estaba disfrutando esa escena.
 
Después de limpiar la herida, el mayor se la vendó y guardó todos los utensilios. Los animales seguían allí pero parecían más que aburridos.
 
- Son tan insistentes. - Susurró el noble mientras miraba hacia abajo.
 
- ¿Dónde estuviste, idiota? - Le preguntó el moreno. Baekhyun se giró a él ofendido. - Te estuve buscando como un loco.
 
- ¿Buscándome? ¿Por qué? Si me fui fue por vuestra culpa.
 
- Por eso mismo. No quería que te murieras. Y mira lo que me encuentro. Perseguido por cerdos gigantes. - Aunque el noble se sintió ofendido Jongin no parecía burlarse de la situación. Había empezado a sudar de una forma exagerada y tiritaba.
 
- Eso no pinta bien. - Susurró mirando el brazo del chico. - Tenemos que irnos.
 
- Solo quiero dormir. - El príncipe se colocó de una forma que casi hacía caer a Baekhyun. Éste se agarró al tronco.
 
- ¡Ten más cuidado! - Los jabalíes alzaron la cabeza para ver si sus presas bajaban. No lo hacían.
 
- Ven. - Jongin se abrió de piernas y arrastró al mayor entre ellas, abrazándole por la cintura y quedando cara a cara. El noble se sentía como una dama pero le gustaba el contacto con el príncipe, estaba caliente y él tenía mucho frío por culpa de la humedad de la tierra y el rocío.
 
Se quedaron un rato así hasta que Baekhyun se dio cuenta que Jongin estaba demasiado caliente como para estar sano. Se separó y lo vio jadeando con dificultad mientras el sudor bañaba su rostro. Le tocó la frente y luego miró donde los animales. Estaba durmiendo, esperando al menor ruido para lanzarse contra sus presas.
 
El noble tuvo una idea. Sacó el bizcocho que había hecho Eunsook y lo lanzó lejos de ellos. Al instante, los animales fueron corriendo en busca del manjar exquisito. Baekhyun despertó a Jongin que parecía desorientado.
Ambos bajaron con dificultad por el tronco del árbol y corriendo hacia la claridad, la salida del bosque encantado. Jongin dificultaba la caminata pero entre los dos pudieron llegar a la puerta trasera donde el porquerizo estaba durmiendo. Ambos chicos entraron y fueron corriendo a la cocina. El príncipe se extrañó pero no dijo nada, dejó que el mayor le guiara.
 
Baekhyun procuró mirar si había alguien pero solo estaba Eunsook calentando la cena. La chica se sorprendió al ver a los chicos en tan mal estado. Los dejó pasar y sentaron a Jongin en una de las sillas de la cocina. La muchacha se limpió las manos y corrió a inspeccionar su herida.
 
- Es bien fea, pero no es nada grave. - Dijo la chica mientras iba hacia unos armarios de madera y sacaba tarros. - Son medicinas hechas con plantas. Mi madre era bastante buena con esto y me enseñó algunos trucos para curar heridas. En la cocina son frecuentes esos cortes y muchos más feos, si deja que presuma. - Eunsook le quitó la venda, limpió la herida con un trapo y luego untó el ungüento. Jongin protestó y profanó unos cuantos insultos por culpa del dolor pero su aspecto había mejorado notablemente.
 
La chica se fue a lavar las manos al lavadero mientras Baekhyun miraba si el príncipe tenía fiebre o no. El chico se dejaba mimar sin rechistar, parecía otra persona.
 
- ¿Dónde fuiste, señorito? - Preguntó la chica. - ¿Ese corte?
 
- Estuvimos paseando por el bosque y había una rama bien afilada. - El moreno miró sorprendido al noble. Estaba mintiendo por él. - Sin querer se cortó con ella y aquí estamos.
 
- Debe tener más cuidado. - Le dijo al príncipe la chica. Baekhyun empezó a sentir celos. Justo en aquel momento se acordó de lo que le había dicho Jongin y le odiaba.
 
Se levantó sin decir palabra y se fue de la cocina intentando controlar su rabia hacia el príncipe. No supo si Eunsook y el otro se extrañaron de su actitud o aprovecharon para besarse y amarse de nuevo pero no le importó. Solo quería darse un baño y quitarse toda la mugre de encima.
 
Recogió ropa recién lavada de su habitación y fue hacia el baño común, en el que tantas noches había sufrido el maltrato del príncipe, se desnudó y se metió dentro del agua caliente. Había una caldera siempre encendida calentando el agua, aparte de que el ambiente entre aquellas piedras siempre era elevado.
Estar en contacto con el agua le hizo reflexionar sobre lo ocurrido. Su futura boda, los acosos de Jongin, la decepción de Eunsook. Todo aquello tenía que cambiar. Era un noble y el futuro rey del reino si se casaba con la hermana mayor. Jongin no iba a ser el heredero y él tenía la responsabilidad de servir a su pueblo.
Alguien que había estado acosado y manipulado por un niño caprichoso no era digno de ser rey, alguien que no aceptaba sus responsabilidades y las tradiciones no merecía ser rey y él sí quería merecerlo.
 
Se lavó rápido con la pastilla de jabón y secó, excitado y nervioso por sus nuevos pensamientos. Tenía pensado visitar a Lady Elisabeth antes de dormir para empezar una relación, para empezar a amarla. Sí Eunsook quería cortejar con Jongin, que lo hiciera, él iba a ser rey y tenía sus compromisos.
 
El cuarto de Lady Elisabeth estaba una planta más abajo que la suya. Picó con delicadeza pues era por la tarde y sabía que la chica tenía su sesión de coser. Quién abrió fue su nodriza que se sorprendió. Hizo una exagerada reverencia y salió de la habitación sin más explicaciones.
 
La princesa estaba con un vestido de color rosa y dorado y el pelo recogido en un moño dejando caer un par de bucles por la nuca. Tenía el rostro maquillado y estaba radiante mientras cosía. Miró al joven sorprendida pero luego le dedicó una de sus tiernas sonrisas dándole permiso para pasar.
 
- Hola. ¿Cómo está? - Baekhyun se arrodilló delante de sus faldas. - ¿Cómo fue el paseo con mi madre y la reina?
 
- Entretenido. Mis padres se irán mañana. Echaré de menos mis paseos con ambas mujeres. - Dejó lo que estaba cosiendo y puso sus delicadas y cuidadas manos en las mejillas de Baekhyun. - Espero que mi prometido me dedique el tiempo que necesito.
 
- Por supuesto. - El noble se sintió mal. Ella era una buena chica y no merecía ser ignorada como había estado durante aquellas semanas. Se prometió ser un buen esposo. - Lady Elisabeth, prepararé muchos paseos, comidas al aire libre, cacerías y visitas al mercado del pueblo que desearás no tener un prometido tan atento. - La muchacha rió. - Vengo a pedirle perdón por ser tan descuidado y prometo ser un mejor prometido y ser un buen esposo en el futuro. - Cogió la mano de la chica y la besó con ternura, como tantas veces había visto hacerlo a su padre con su madre. Las mejillas de la princesa se tiñeron de color carmesí, dándole un aspecto más inocente y bello.
 
En aquel momento la puerta se abrió dando paso a un Jongin aún sucio y algo enfurecido. Se sorprendió al ver a su hermana y a Baekhyun en tan íntima pose pero luego su rostro volvió a ser ira. El noble se levantó y miró al brazo del chico que estaba tapado con la chaqueta.
 
- Hermano. ¿Dónde has estado? Estás sucio. - Le habló en informal, cosa que solo hacía con él. El moreno fulminó con la mirada a Baekhyun y luego se fue de la habitación dando un portazo. La chica miró sin entender. - ¿Ha pasado algo con él?
 
- Discutimos en el bosque. Pero no pasa nada. No te preocupes. Solo importamos nosotros. - Aquellas palabras fueron más que suficiente para que la chica le diera un atrevido beso en la mejilla a su prometido y le echara para prepararse para la cena.
 
Baekhyun salió del cuarto con una sonrisa en los labios pero su alegría duró poco. Jongin estaba allí, mirándole desde el otro lado del pasillo. Intentó ignorarlo y se fue hacia la segunda planta, pero el repiquetear de las botas del príncipe le seguía de cerca.
Abrió la puerta de su habitación e intentó cerrarla con rapidez pero el pie del diablo negro lo paró. Empujó al chico haciendo que se tambaleara, cerró la puerta y luego le cogió de la muñeca. Finalmente, lo lanzó contra la cama, arrancando el dosel y enredando a Baekhyun en él. Jongin se puso encima forcejeando con el mayor, finalmente ganó el moreno y le alzó las manos por encima de la cabeza. Sus rostros estaban a pocos centímetros el uno del otro. El delicado noble tenía miedo, mucho, quiso llorar pero el terror era superior a él. El príncipe jadeaba de rabia y parecía debatirse consigo mismo para realizar el siguiente acto.
 
Baekhyun realmente creyó que le iba a besar. Una idea absurda puesto que un hombre no se podía enamorar de otro hombre, pero lo creyó cuando Jongin cerró sus ojos y acortó las distancias. Un gesto que el mayor malinterpretó. De repente, el menor abrió los ojos, se alzo y abofeteó a Baekhyun en la mejilla tan fuerte como le fue posible. El noble abrió los ojos del dolor y dejó soltar un gemido apagado.
 
Finalmente, el príncipe Jongin se levantó desbloqueando el cuerpo del sorprendido futuro rey y abandonó la sala. Baekhyun estaba tan asustado y herido que solo pudo abrazar sus almohadas y llorar mientras su mejilla se hinchaba.
 
 
 
A la mañana siguiente, Baekhyun tenía un dolor de cabeza terrible. Su nodriza le dio un brebaje que le alivió un poco pero la angustia y el terror del día anterior seguían en su interior.
Se bañó y vistió y bajó a desayunar solo. Era demasiado temprano para que toda la familia bajara así que aprovechó esa soledad para llorar. Kris tampoco se había despertado así que era libre.
 
Dejó la comida a medio tratar y se fue dar un largo paseo por los campos de trigo que había cerca del castillo. El pastor llevaba a las ovejas lejos, colina arriba, y la lechera traía los toneles de leche que beberían más tarde. Baekhyun no saludó a nadie, dejó que el olor seco del trigo penetrara en él.
La planta ya le llegaba por la cintura así que paseó acariciando con los dedos el áspero tacto del trigo. El viento soplaba moderado pero despeinaba sus cabellos mojados.
 
¿Qué había ocurrido? Pensaba que el príncipe Jongin era solo un malcriado que torturaba a sus víctimas desde la lejanía, pero le había abofeteado y sabía que aquello solo era el principio. ¿Así trataría a Eunsook, su cocinera, para que ella le besara? ¿Habría pegado a alguien más? ¿Era un sádico?
 
Estaba tan distraído en sus terribles pensamientos que no divisó el carruaje que se acercaba a la lejanía. Justo cuando pasaba por el puente que separaba el castillo del resto del mundo, Baekhyun empezó a correr hacia allí. Reconocía ese escudo, reconocía ese carruaje, reconocería esa voz aunque estuviera sordo.
 
Corrió todo lo que pudo y se abalanzó sobre primer cuerpo que salió del carro. Ambos se tambalearon y cayeron al suelo terroso.
 
- ¡Eh! - Gritó el atacado. - ¡Si me mancho, mi madre me matará! - Baekhyun empezó a reír de alegría. Para él, su primo Yixing era lo único que le podía animar.
 
El chico estrechó a su pequeño primo entre sus brazos y le besó la frente. La madre de Yixing bajó también con una sonrisa en los labios.
Tenía el pelo negro y largo, ojos rasgados y una cara muy delgada, se había dejado después de la muerte de su hija aunque seguía luciendo firme y bella.
 
- Hola tía. - Saludó Baekhyun mientras se levantaba el suelo.
 
- Tan energético como siempre, querido. - La vieja mujer agarró de las mejillas a su sobrino y le besó en la sien. El chico se dejó mimar por ella. - Tengo mucha hambre y sed. ¿Está el desayuno preparado?
 
- Creo que... - Su lengua se enredó al recordar a Eunsook. Tragó y volvió a intentarlo. - Creo que las cocineras ya han preparado todo el desayuno sin falta. ¿Vamos a comprobarlo, tía? - La mujer dejó que Baekhyun le cogiera del brazo. Yixing fue a su lado cogiendo el otro brazo de su madre.
 
Los tres entraron a pie por la puerta mientras el cochero llevaba el carruaje hacia la cuadra. Uno de los sirvientes del rey ayudó al hombre al instante.
 
Cuando entraron dentro del comedor, estaban ya presentes todos los residentes importantes del castillo. El rey y la reina, los nobles y sus hijos. A Baekhyun le dio un vuelco el corazón al ver a Jongin. Éste apartó la mirada y se concentró en el pan y la mermelada que tenía delante.
 
Baekmyeon se levantó a recibir a su hermana. Ambos se abrazaron con cariño y le guió para que saludara a los reyes y al resto de invitados. Mientras, el pequeño noble y su primo se sentaban al lado de Jongin (el único puesto libre era a su lado).
 
Durante la comida todos hablaron animados. Kris se mostró distante y lo entendía, Yixing se parecía mucho a YiMing y chocaba verlos. Kris fue muy cercano a YiMing durante el tiempo en que ella estaba prometida, tanto como si fueran hermanos, y ver ahora a la copia en versión chico era perturbador para el guardaespaldas.
 
Después del desayuno todos salieron a despedir a los reyes. Jongin y Elisabeth lloraron la despedida de sus padres aunque estos prometieron volver cada mes. Luego, las puertas del castillo se cerraron y empezó el terror de Baekhyun.
 
- ¿Te acompaño a la habitación? - Baekhyun tuteaba a su primo desde que eran pequeños así que el otro no se ofendía. El chico sonrió mostrando su hoyuelo.
 
- Claro, primo. ¿Está cerca de tu habitación? - Ambos chicos, seguidos por el guardaespaldas, fueron subiendo las escaleras hacia el piso donde dormían Jongin y Baekhyun.
 
- Es la de siempre, primo. - Jongin también les siguió. El noble no se había dado cuenta de su presencia. - Igualmente, es mi deber acompañarte.
 
- Estás muy servicial. ¿Estar prometido te ha derretido el cerebro, Baek? - Ambos rieron por el chiste del recién llegado. Kris, detrás, vigilaba de cerca a los chicos, blanco como el papel.
 
Entraron dentro de la habitación y charlaron un rato, pero el noble se dio cuenta que su primo había recorrido un largo camino y le dejó dormir. Ordenó al guardaespaldas que descansara pero éste se negó, así que le dijo que vigilara y velara el sueño de YiXing. El alto asintió y se metió dentro de la habitación.
 
Baekhyun fue hacia su habitación para dormir un poco, aquella noche no había podido pegar ojo por culpa de Jongin y ahora que estaba feliz, podría dormir al menos hasta el medio día. Pero alguien le esperaba sentado en su cama. El príncipe estaba en el borde de ésta mirando hacia la puerta. El noble se tensó y tuvo tentativa de huir, pero era el rey, el futuro rey no iba a permitir que un niño le acobardara de tal forma.
 
- Largo. - Le dijo sin ningún tipo de respeto. - Esta es mi habitación. Si no recuerdo mal, te dimos una muy bonita.
 
- ¿Así le hablas al príncipe del reino? - El chico no parecía molesto pero tampoco se estaba divirtiendo. - Vengo a hablar.
 
- ¿A hablar o a abofetearme sin ningún motivo? - El mayor le fulminó con la mirada intentando descargar todo el desprecio y odio que podía. El moreno se sintió indiferente ante la mirada. - Quieras o no, soy el prometido y futuro esposo de vuestra hermana. Así que, por favor, respétame o cuando sea rey tendré que tomar fuertes medidas contigo. No está en mi naturaleza ser violento.
 
- Así lo habéis dicho. No está en vuestra naturaleza ser violento. - Se levantó y fue hacia Baekhyun. - Por lo tanto, mientras no seas rey puedo hacer contigo lo que me dé la gana. - Cogió al chico por las muñecas y lo llevó hacia la cama. El noble forcejeó pero sus débiles músculos sucumbieron a los de Jongin.
 
Los dos yacían tumbados, Baekhyun debajo de Jongin. El otro le bloqueaba piernas y manos y mantenía el rostro tan cerca como la otra vez. El mayor quería llorar pero no se lo permitió. Movió todo el cuerpo con fuerza para salir del agarre del otro que lo miraba tan intensamente que sentía como ardía su deseo, su odio y su ansia de poder.
 
- ¿Estás jugando con mi hermana? - Siseó el pequeño apretando sus uñas contra las muñecas del mayor. Éste apretó los dientes de dolor. - ¿Vas a romperle el corazón?
 
- N-no... - Susurró el noble. - Voy a amarla.
 
Los dedos de Jongin se clavaron más en las muñecas junto con las rodillas que pellizcaron los muslos del chico. Baekhyun dejó escapar un pequeño gemido de dolor.
 
El príncipe había bajado su rostro hacia el cuello del mayor. Sus labios rozaban el cuello que se le veía a través de la camisa al chico. Éste seguía forcejeando intentando zafarse del agarre del otro. El moreno bajó sus labios rozando la suave piel del noble hasta llegar a la clavícula. Lamió lentamente todo el hueso haciendo que la piel del otro se erizara. Luego la besó y finalmente la mordió con tanta fuerza que Baekhyun gritó de dolor.
 
El moreno se separó con los labios manchados de sangre y con el semblante serio. Baekhyun había empezado a llorar por el dolor, sentía la sangre caer lentamente. Al principio pensó que Jongin era un vampiro pero luego se dio cuenta que no, que aquello era tan solo otro de sus castigos. Primero la bofetada y luego aquello.
 
Se llevó la mano, ya libre, a la clavícula y notó el líquido rojo recorrer su cuerpo y manchando la camisa. El alto se limpió los labios y bajó de la cama. No dijo nada, ni tan solo le miró. Salió de la habitación dando un portazo, dejando al noble sangrando en la cama y llorando.
 
 
 
La herida no se curó hasta que pasaron unos días. Iba siempre con el cuello tapado aunque se muriera de calor. Por las noches no dormía pensando en que cualquier momento Jongin aparecería reptando por la cama como una serpiente para devorarle. Se había obsesionado de una forma insana y no sabía cómo parar las fantasías terroríficas que recorrían su mente.
 
Intentaba ser el mejor prometido por la mañana y el mejor primo por la tarde. Por la noche era un asustado cachorro que necesitaba la protección de alguien, de un tercero. Pero no llamaría nunca a Kris ni a nadie, su orgullo era tan grande como su miedo.
 
 
Aquella mañana estaba lloviendo. Una gran tela grisácea cubría el cielo y el agua caía a toneladas. Baekhyun se lamentó puesto que no podría salir del castillo ni con Yixing ni con Elisabeth para huir de Jongin.
Con tristeza, se puso la ropa, se lavó la cara y manos en una palangana que su nodriza le había preparado temprano y bajó al comedor para desayunar con el resto.
 
Cuando llegó al comedor acarició y besó la mano de lady Elisabeth, besó la frente de su madre y se sentó junto al príncipe caprichoso y su primo. Ambos le saludaron y empezaron a devorar el pan y el queso que había en la mesa. Aquel día iba a ser largo y Baekhyun tendría que ser fuerte para aguantarlo.
 
- Muchachos. - Empezó el noble mientras tragaba un trozo de bollo recién horneado. - Hoy mi querida y lady Elisabeth estarán todo el día ocupadas. Los muchachos sois libres. Yo iré al mercado a comprar un par de cosas.
 
- Tío. Quiero acompañarlo al mercado. - Yixing se sacudió un par de migas del las mangas. - ¡Antes de que argumentes que soy pequeño debo adjuntar que... soy mayor y heredero de las tierras de mi padre y debo conocer mundo y …! - El noble Baekmyeon rió bien alto. La mujer le acompañó.
 
- Muchacho, claro que puedes venir. No hace falta que inventes excusas. Decidido. YiXing y yo nos iremos al mercado. ¿Nos acompañáis, Jongin y Baekhyun? - El hijo del noble se sorprendió ante tal petición y el príncipe parecía igual de excitado que el primo.
 
- ¡Claro! - Gritó Jongin con entusiasmo. Lady Elisabeth le miró preocupada pero luego suspiró y siguió comiendo con delicadeza, digna de una princesa como ella.
 
Baekhyun se mordió el labio para no blasfemar. No quería ir al mercado acompañado del caprichoso príncipe. Lo miró de reojo y se acordó de la herida de su cuello. Su mano, automáticamente, fue a parar a esa zona y presionó. No le hacía daño pero la sensación de miedo seguía allí. La prometida del chico le miró con curiosidad.
 
- Esto...- Dijo mientras apartaba la mirada de Lady Elisabeth. - Yo mejor no voy, padre. - El noble se sorprendió antes las palabras. - Iré a bañarme y daré una vuelta con el caballo. Gracias por la petición.- Se levantó y salió corriendo del comedor bajo la mirada de todos los presentes.
 
Sentía escalofríos por todo el cuerpo y la camisa se le había enganchado a la espalda. Empezó a jadear mientras sus manos buscaban la fría pared de piedra para refrescarse y calmarse. Apoyó la frente en ella e intentó calmarse hasta que pudiera andar de nuevo.
 
Amaba ir al mercado, pocas veces podían ir y ahora había rechazado esa estupenda petición tan sólo por no encontrarse a Jongin. Ir al mercado los días de lluvia siempre habían sido los mejores, los tenderetes seguían allí tapándose con sus largas lonas, no había nadie por las calles y se podía comprar a sus anchas, sin importar ser atacado por alguien. Por eso no iban tanto, no era bueno ir regularmente y que algún tirano intentara atentar con la vida de los nobles.
 
- ¿Baekhyun? ¿Querido? - Lady Elisabeth estaba en el pasillo observando la escena. El chico se enderezó e intentó sonreír, pero en su lugar le salió una horrorosa mueca. - Querido...- La chica se acercó y le cogió de las manos. - ¿Por qué no vas con tu padre, tu primo y mi hermano al mercado? ¿Es por mi hermano? - Las manos de Baekhyun se tensaron. La princesa, que no era tonta, notó tal gesto. - Es por mi hermano. Sé que no es el ser más amigable del mundo, pero es mi querido hermano y quiero que te lleves bien con él. Por favor...
 
El chico miró a los ojos de su prometida. Estaban llenos de tristeza y esperanza. Realmente le afectaba que su futuro esposo y su hermano no se llevaran bien. No era la primera vez que el rey moría envenenado por culpa de su cuñado celoso o, incluso, un hermano.
 
- Está bien...- Suspiró el chico. - Iré al mercado con tu hermano.
 
La chica sonrió y le abrazó. Justo en ese momento Eunsook salió por la puerta de un almacén y los vio. La chica corrió hacia la cocina no queriendo entrometerse entre las cosas de los señores de la casa. El noble se sintió mal, tanto que quiso romper su promesa e ir a su cama a dormir e intentar que el día pasara rápido, pero en cuanto se dio cuenta, era arrastrado por la princesa hacia el comedor donde todos ya se estaban levantando para irse al mercado.
 
- ¿Hijo?
 
- Lo siento padre. Iré con vosotros.
 
El padre del chico sonrió y lo estrechó entre sus brazos. Acto seguido, todos subieron a sus habitaciones a recoger algunas pertenencias y bajar al carruaje que los esperaba en la entrada.
 
- Baekhyun...- Jongin le barró el paso. Yixing se había metido en su habitación así que no podía enterarse de nada. - ¿Cómo que has cambiado de opinión? Sé que no querías ir por mí. - El chico parecía divertirse con la situación.
 
- Lo hice por vuestra hermana, no porque quisiera estar....- Pero el chico no acabó la frase. Jongin se giró con indiferencia y se fue hacia su habitación.
 
El noble corrió hacia su cuarto, recogió un par de cosas, luego corrió hacia la cocina y le pidió a Eunsook que le diera algo de comida. Ésta, que parecía algo aturdida, le ofreció pan, queso, un par de frutas y miel. El chico lo aceptó y se fue corriendo hacia la entrada donde le esperaba su padre, Jongin, Yixing y Kris.
 
Todos montaron en el carruaje. Yixing pidió a su tío que le contara historias sobre las batallas que habían tenido con los bárbaros. El hombre, encantado de que alguien le quisiera escuchar, estuvo durante todo el camino contando luchas feroces con los salvajes del norte. Todos escuchaban con atención, exclamando o suspirando en los momentos adecuados.
 
En menos de dos horas, estaban en el pueblo más cercano al castillo. Apenas había aldeanos por la zona así que el carro pasó rápidamente por las calles. Se paraba en cada parada que los chicos mostraban interés hasta que paró la lluvia y decidieron ir a pie con el carruaje detrás de ellos.
 
- ¡Mira! - Exclamó Yixing mientras señalaba unos dulces típicos de la zona. - ¿Te acuerdas cuando los comíamos de pequeños? - Baekhyun sonrió y le pidió tres a la señora. La mujer empaquetó los tres dulces en uno y le pidió las monedas correspondientes
 
- ¿Qué es? - Jongin miró uno rectangular y de un tono verdoso. Lo tocó con un dedo asqueado.
 
- Se llama dulce de primavera. Los de otoño están más buenos. - Comentó el primo del noble mientras arrebataba el paquete de las manos de su primo y cogía su correspondiente dulce. - Pero los de primavera también me encantan.
 
Baekhyun cogió su trozo y le ofreció el último a Jongin. Éste le miró sin comprender pero aceptó el obsequio y le pegó un mordisco. El chico se sorprendió al ver que el sabor era tan bueno.
 
Los tres siguieron caminando. De vez en cuando Yixing iba hablando con Kris así que Baekhyun y Jongin tenían tiempo para mandarse miradas de odio. El príncipe, a medio día, se acercó al mayor aún con el dulce en la mano.
 
- ¿No te lo has acabado? - Le preguntó el chico. El príncipe engulló el último trozo.
 
- ¿Por qué has comprado para mí? - Giraron la esquina para seguir con el mercado. Aquello se iba llenado un poco más de gente pero no mucha más, el cielo seguía tan grisáceo como por la mañana y amenazaba de caer otro chaparrón. - Quiero decir... podrías haber comprado solo para tu primo y para ti y luego...
 
- Solo por hoy...- Baekhyun se paró y miró unos polvos de color azul. - Solo por hoy... hagamos una tregua.
 
- Si quiere hacer una tregua, señor, no debería comprar esos polvos. - Una mujer vieja y sucia era la que estaba en aquella parada. Baekhyun se asqueó un poco por la presencia de la mujer, pero estaba acostumbrada a recibir a gente pobre en su cocina y darle de comer. Fue Jongin el que puso mala cara y dio un salto hacia atrás como si la señora le fuera a atacar.
 
- ¿Por qué dice eso, señora? - Preguntó el joven observando el polvo que tenía ante él. - ¿Qué es?
 
- Es un veneno bastante potente. Te mata lentamente y solo se puede curar con un tipo de planta. Orégano o menta piperita. También está este rojizo. Este es mucho más letal y rápido. Tan solo un grano de este polvo y mueres al instante... No tiene cura, como puede observar.
 
- ¿Y si sale volando el polvo? - Preguntó el asustado príncipe.
 
- Entonces, moriría todo el mundo. - La mujer sonrió mostrando unos dientes negros y sucios. Jongin evitó las ganas de vomitar pero corrió hacia el noble que estaba comprando carne del mercado.
 
Baekhyun se despidió de la mujer con algo de miedo y se fue con su padre a mirar el resto de paradas. Durante todo el día estuvieron comprando comida, utensilios, dulces, bebidas y juguetes. Baekhyun compró una hermosa gargantilla bastante cara robada de unos esclavos que escaparon de lejos. Jongin y Yixing también hicieron sus compras. Cuando todos estuvieron cansados y el cielo empezó a dejar caer las primeras gotas de la tarde fueron hacia el carruaje y se marcharon a casa.
 
El camino de vuelta fue mucho más relajado. Durmieron la mayoría del trayecto y la otra comentaron las cosas raras que habían visto. Las mujeres les esperaban en la puerta y la mesa ya estaba para la cena. Comieron cerdo y pavo relleno de pasas, queso y especias. Tampoco faltó el puré, todo tipo de verduras, frutas y el buen vino. El noble dejó que los pequeños tomaran de aquel líquido santo quedando todos borrachos, cantando y bailando.
 
Baekhyun estaba algo mareado pero era consciente de lo que hacía. Él y Yixing se habían puesto a cantar nanas alegres mientras el resto les aplaudían. El padre del chico había invitado al guardaespaldas a participar en la cena pero éste no había bebido nada.
El pequeño noble se había levantado de la mesa cuando fue llamado por Lady Elisabeth que le llevó por las escaleras y le sentó en un gran ventanal para que el frío del cristal le aireara un poco la cabeza. Baekhyun sonreía a la nada mientras la cabeza le daba vuelta.
 
- Hombres...- Susurró la muchacha mientras se sentaba al lado de su prometido y le miraba con reproche. - ¡No debiste beber nada! - Dijo la muchacha. - ¡Mañana te dolerá la cabeza y ….! - Pero la chica no pudo acabar. Baekhyun se había abalanzado hacia ella y le había dado un beso, el primero beso de Lady Elisabeth y de Baekhyun.
 
Se quedaron quietos por un momento sin decir nada, luego ella le separó bruscamente y se tocó los labios. Baekhyun nunca entendió por qué se sintió ofendida.
 
- ¡Eres un descarado! - Gritó la mujer mientras le abofeteaba y se iba.
 
El chico se quedó allí mirando como la larga falda de la chica desaparecía por la esquina del pasillo. Cerró los ojos y suspiró con la sien palpitando dolorosamente. Los efectos estaban empezando a hacer el efecto contrario y empezaba a sentirse mal, a deprimirse.
 
Unas botas repiquetearon por el pasillo. El fuerte ruido paró justo delante de Baekhyun que abrió un ojo para observar quién había. Era Jongin. Éste se sorprendió al verlo.
 
- Jongin...- Susurró el noble medio moribundo.
 
El chico no parecía tan borracho a comparación de lo que había bebido. Cogió al mayor por los hombros y lo levantó apoyándolo en los suyos. Después caminaron lentamente hacia la habitación del noble. Éste iba dando tumbos y tropezando cualquier piedra medio salida del suelo. Jongin, con paciencia, iba recogiéndolo y guiándolo hacia la puerta del dormitorio. Cuando llegaron el chico abrió la puerta pero Baekhyun no le dejó entrar. Las peores acciones del menor habían sido allí dentro.
 
- Hoy… - Dijo escuchando la voz tan patética que le había dejado el vino. - Hoy he besado a tu hermana. - Jongin se sorprendió pero mantuvo el semblante serio. - Me ha llamado descarado y no sé por qué. ¿Sabes por qué?
 
En vez de palabras, Jongin le contestó con un fuerte empujón que tiró al noble al suelo. Cerró la puerta y se fue del pasillo. Pero las botas volvieron a sonar al instante y la puerta se volvió a abrir. El príncipe cogió a Baekhyun del cuello de la camisa, lo alzó y le besó en los labios.
 
Al principio ninguno de los dos hizo más, pero luego Baekhyun apartó con fuerza a Jongin y cerró la puerta. Jongin le gritó que abriera pero éste se negó y… silencio. Un silencio que rasgó el alma al noble y que le hizo replantearse muchas cosas.
 
 
 
 
A la mañana siguiente Lady Elisabeth fue a buscar a su esposo. Nadie respondió a la llamada. La muchacha quería explicarle sobre la reacción de la noche. No es que ella nunca se hubiera besado, sino que nunca lo habían hecho de aquella forma tan brusca y quería que con Baekhyun fuera especial.
Picó un par de veces a la puerta pero nadie respondió. No era de buenas damas entrar a la habitación del prometido así que fue a preguntarles a las sirvientas que tampoco habían visto al señorito.
 
Al medio día Baekhyun no había bajado a comer, el padre estaba disgustado con él, tanto que ordenó a las sirvientas no darle de comer. Yixing, que sentía pena por su primo, le llevó un poco de comida. Abrió la puerta y lo vio tendido entre las sábanas, el chico no le respondió así que el primo prefirió dejarlo en paz e irse a pasear en caballo con Lady Elisabeth y Kris, el guardaespaldas de su primo.
 
Cuando fue la hora de la cena pasó lo mismo. No bajó a cenar y el padre ya estaba cabreado. Esta vez fue Jongin quién fue a buscarle. Picó un par de veces a sabiendas de que no le abriría.
 
Si Baekhyun se comportaba de aquella forma era porque la noche anterior le había besado. ¿Por qué lo había hecho? No lo sabía, simplemente sintió rabia y deseos de arrancarle los labios a mordiscos. Era como una enfermedad que no le dejaba dormir por las noches. Había algo que Baekhyun le hacía sentir, asco, rabia, desprecio... Quería hacerle sufrir, que solo le mirara a él y fuera con temor, con respeto, tenerlo bajo su mando, a su lado y para siempre. Quizás era porque era protector con su hermana y porque el noble se dejaba mangonear, aumentando así el ego y la prepotencia del príncipe.
 
Volvió a picar con impaciencia y al final abrió. La comida estaba en el suelo fría y empezaba a tener mal olor y el bulto de la cama seguía allí, inerte y con una mano fuera. Se acercó lentamente y levantó las sábanas. Lo que encontró en la cama le hizo gritar de terror.
 
Baekhyun estaba allí vestido y con la capa de viaje, no se había quitado los tacones y los llevaba manchado de barro. Tenía la cara de color lila y los labios completamente blancos, los ojos los tenía medio abiertos y se perdían en el firmamento mientras la respiración iba disminuyendo.
 
- ¡BAEKHYUN! - Gritó el menor mientras le movía. El chico no reaccionó. - ¡BAEKHYUN! ¡BAKHYUN! ¡¿QUÉ DEMONIOS TE PASA?! - Esta vez lo abofeteó con fuerza para que respondiera. El chico movió un poco los ojos y los enfocó en el moreno que estaba casi llorando.
 
- ah...- Suspiró. Luego volvió a perder el conocimiento.
 
Jongin sabía que no podía contar con el noble así que empezó a buscar por la habitación. Fue fácil de encontrar. En el tocador había un paquete marrón vacío, en él había restos de un polvo de color azul. Recordó la visita al mercado, como la señora mugrienta le había hablado del veneno que mataba lentamente y como se curaba. No recordaba el nombre de la planta así que acudió a la única persona que tenía idea alguna de ese tipo de cosas.
 
Cogió al chico como una princesa y lo llevó escaleras abajo corriendo. Baekhyun no pesaba mucho así que fue sencillo llevarle hasta la cocina. Abrió las grandes puertas de una patada y extendió el cuerpo del noble sobre la mesa central. La muchacha, Eunsook, estaba limpiando el horno cuando fue interrumpida.
 
- ¡Santo cielo! ¿Qué ha sucedido? - Peguntó mientras veía al señorito. - Ah... no, señorito Baekhyun... - Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras se tapaba la boca con la mano horrorizada.
 
- ¡Necesito una planta que empieza por O! - Gritó Jongin. Eunsook buscó entre sus sacos de especies.
 
- ¡No sé que busca, majestad! - Gritó Eunsook mientras intentaba recordar todo el repertorio de la cocina. - ¿No se sabe el nombre?
 
- ¡Menta! ¡Menta de algo! ¡Algo que le haga vomitar!
 
La muchacha cogió un puñado de menta piperita y se la pasó al príncipe. Éste metió todo el puñado en la boca de Baekhyun y le hizo tragar con los dedos. El noble tragó hasta la última hoja y se quedó quieto, muerto, mirando al cielo. Había dejado de respirar.
 
Jongin gritó desesperado para que Baekhyun reaccionara. Una y otra vez lo zarandeó por los hombros para que éste se moviera, pero no lo hacía. En un ataque inútil por despertarlo le hizo el boca boca. Eunsook sabía que era inútil así que agarró de la muñeca al chico y le dijo que parara.
 
- Majestad... ya no...
 
- ¡Puede que usted sea una fulana a la que solo le importe gustar a los amos de los castillos! - Gritó Jongin zafándose del agarre de la cocinera. - ¡Pero yo no quiero que muera! ¡No puede morir! ¿¡Sabes el dolor que causaría?!
 
- ¡No me llame fulana! - Gritó la chica. - ¡Llevo más tiempo conociendo al señorito! ¡No, no le he podido amar ni satisfacer como me hubiera gustado pero le quiero como si fuera un hermano y no toleraré que alguien el cual le ha estado haciendo la vida imposible desde que llegó se crea superior a mí y a mis sentimientos!
 
La muchacha estaba llorando. Se secó con el trapo sucio y luego se sentó lejos de Jongin que había pegado una patada a la silla. Baekhyun seguía allí tendido y muerto. El príncipe se apoyó en los fogones de la cocina para reflexionar, para respirar.
 
- ¿Por qué me besaste? - Dijo la muchacha.
 
- ¿Por qué te dejaste? - Respondió el otro con voz temblorosa.
 
- Me dejé porque le temo y porque no soy tonta. Sé lo que le hace a las muchachas que no siguen sus caprichos. - El moreno siguió sin girarse ni contestar así que la sirvienta siguió hablando sin ningún pudor. - Sé que lo hizo porque quería fastidiar al señorito, sé perfectamente que yo no le atraigo para nada, que solo fue porque quería llamar la atención del señorito Baekhyun. Él es una persona noble, buena, bondadosa, no como usted, un ser despiadado y cruel.
 
- ¿Te piensas que no lo sé, maldita sirvienta? - El chico se giró y dio dos grandes zancadas para abofetear a Eunsook pero un gemido los hizo parar.
 
Baekhyun empezó a convulsionar hasta que respiró y vomitó todo en el suelo. Ambos se levantaron para ayudarlo. La muchacha cogió un gran barril de madera y dejó que el señorito se descargara allí mientras que el príncipe iba dándole pequeños golpes en la espalda.
 
Después de un rato el chico se volvió a tumbar esta vez descansado. Con voz febril pidió a Eunsook que le diera agua y comida, la muchacha se puso a preparar un estofado al instante con todo lo que había en la cocina. El moreno, en cambio, se quedó al lado del enfermo.
 
- ¿Estoy vivo? - susurro mientras bebía en la copa de agua.
 
- Por poco no, estúpido. - Le respondió Jongin. Se había levantado de nuevo nervioso.
 
- Debería estar muerto... - su voz sonaba apagada y distante, como si nada tuviera sentido en aquella vida. A la muchacha se le rompió el corazón y empezó a sollozar mientras preparaba algo de comida. El príncipe se limitó a dar vueltas por la cocina.
 
Después de comer y beber sin ninguna pasión el chico se levantó pero aún estaba algo afectado por el veneno y también sucio por haberse salpicado al vomitar.
 
- Debería ducharse, señorito. - Aconsejó la joven cocinera. - Yo recogeré y limpiaré esto en un momento.
 
- Te acompaño. - Jongin agarró del brazo a Baekhyun y lo llevó fuera de la cocina.
 
El noble parecía un títere, se dejaba manejar por el chico. Lo guiaba por los pasillos y tomaban pausas hasta que el mayor se recuperara un poco y pudiera seguir. En el baño, Jongin le desnudó y lo metió en el agua. Luego se desnudó él y le ayudó a enjabonarse sin decir palabra.
 
La pastilla iba rozando cada tramo de su piel, Jongin lo hacía con delicadeza, cada tramo era una frágil pieza que podría romperse al mínimo contacto. Aclaró al chico y se quedaron un rato en las aguas sin decir palabra. Finalmente, el menor se hartó de tanto silencio.
 
- Lo siento. - Dijo. - Lo siento si quisiste irte de esta vida por mi culpa.
 
Baekhyun le miró sin ningún tipo de expresión. El moreno odió aquello.
 
- Tienes una vida perfecta. ¿Por qué decidiste quitarte la vida por culpa de un niño pequeño?
 
- Hay gente que influye en todo. Eres una persona que ha descolocado mi mundo hasta romperlo en mil pedazos. Lady Elisabeth me odia, no llegaré a ser un buen rey porque un niño de dieciséis me maltrata sin miramientos y... aparte... no puedo odiarte, no puedo despreciarte como mereces porque, a veces, actúas de una forma que me confunde, como si te importara pero luego...- El chico tragó saliva y suspiró. - … no entiendo nada. Solo quería que el dolor se acabara.
 
- ¿Muriendo?
 
Baekhyun afirmó.
 
- Eso es de cobardes.
 
- Nunca fui valiente, ni fuerte, ni tan atractivo. Soy un simple noble pálido y obediente. No sé ni cómo mi padre y el vuestro acordaron casarnos. Fue un error. - Baekhyun se apoyó en el borde de la gran bañera de piedra y cerró los ojos.
 
Jongin le observaba. Nunca había visto a alguien tan deprimido, ni siquiera cuando se murió su abuelo y su padre estuvo meses de luto. El mayor parecía roto, decepcionado, como si su alma ya no tuviera nada de importancia en ese mundo. Lo sabía, sabía quién había sido el culpable. Aquello que había empezado con un simple juego se había transformado en una carnicería de sentimientos.
 
Nadó hacia el chico y le abrazó por la cintura. Baekhyun no se movió pero si tensó todos sus músculos en estado de alerta.
 
- ¿Qué necesitas Baekhyun? - Preguntó el moreno. - ¿Qué es lo que quieres? ¿Lo que más deseas en esta vida?
 
- Que desaparezcas.
 
 
El noble cerró los ojos. Notó como Jongin se separaba de él y se iba del baño. Entonces, fue cuando pudo llorar.
 
 
A la mañana siguiente se levantó en su cama. No se acordaba de nada más, solo que estaba llorando en el baño y que alguien le recogió y le llevó a su habitación. Le visitó, le dio leche caliente y le cantó una nana con una dulce voz hasta que cayó rendido. Recordaba el olor a lavanda. En el jardín de su primo había muchas flores de ese tipo.
 
Estaba cansado y seguía encontrándose muy mal pero bajó a desayunar con el resto. La mesa estaba completa pero tenía dos sitios vacíos, uno era el suyo y el otro el de Jongin. Miró sorprendido al hueco y fue Lady Elisabeth quién habló.
 
- Baekhyun...- Susurró con los ojos llorosos.- Mi hermano se fue esta mañana a casa. Dijo que no quería quedarse más aquí...
 
Aquella información le sintió como si alguien le golpeara con una barra de hierro. Tuvo el impulso de correr hacia el camino y buscar a Jongin, pero también quería llorar de alegría y alivio. No hizo ninguna de las dos cosas. Se sentó en frente de su prometida y se untó un trozo de pan con mermelada. La muchacha seguía de pie, mirándole.
 
- Es una pena que se haya ido. - Dijo con voz neutral. - Pero no podía quedarse siempre aquí. Igual, en la boda lo veremos.
 
Fue insensible al decir aquellas palabras pero tenía que construir un muro rápidamente para que nadie pudiera descubrir lo que se había formado en su interior. No sabía qué tipos de sentimientos habían, alivio, rabia, tristeza, felicidad, todo se mezclaba y le gritaban en la cabeza. Jongin se había ido, le había obedecido por primera vez y Baekhyun, por primera vez, había dicho lo contrario a lo que deseaba.

Notas finales:

a la grandios autora la publicare en el segundo y ultimo capitulo

no se como se puso todo lo que aparece en serie si alguien sabe como quitarlo por favor diganme

:)


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