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~Sexual Stress~ por NyAki

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Notas del capitulo:

El pelirosa le observó unos instantes, ¿cómo podía ser tan perfecto?

El “acosado” parecía confundido, pero no reclamó nada. Entonces, el mayor acarició los suaves cabellos del otro con una mano, mientras lo observaba detenidamente, en busca de algún signo de rechazo, pero no lo había. Tocó su pecho, ¡demonios! Era demasiado suave, y para colmo, estaba algo sudado. Sin esperar ni un solo segundo más, acercó su rostro al del otro. Moría por probar aquellos labios.

Notó el sonrojo de su amigo y eso solo le prendió aún más. Posó delicadamente sus gruesos labios sobre los de su amor platónico. Lo que sentía era completamente distinto a cuando besaba a alguno de sus ligues, incluso ese simple beso se sentía mejor que cuando se la metía a sus “compañeras”.

Tenía claro que sus sentimientos hacía Uruha, aumentaban cada vez más. Para su sorpresa, el primero en reaccionar y mover sus labios suavemente fue Uruha, y Aoi le siguió.

Era sorprendente cómo se acoplaban a la perfección. Aoi asomó su lengua juguetona y la dejó entrar en la cavidad bucal del otro. Se encontraban en una batalla de lenguas cuyo ganador no estaba decidido. El menor se aferró a la cintura delotro, mientras este lo tomaba del rostro para hacer el contacto aún mayor. Pasó de ser un beso dulce y delicado, a uno salvaje e intenso.

 

Lo que el pelirosa no sabía, era que el comportamiento extraño de su amigo, era debido a que en este mes, Uruha estaba teniendo sueños húmedos con Aoi como protagonista. Pero no fue solo una vez, ¡los tenía todos los malditos días! Y era peor cuando el mayor se le acercaba constantemente y Uruha recordaba los sueños que había tenido la noche anterior, y además, ¡se excitaba! El menor lo quería, como un amigo, pero a partir de entonces, se dio cuenta de que lo que sentía por Aoi, iba más allá de eso, era algo completamente distinto a lo que sentía por sus otros compañeros de grupo.

Pensó que se le pasaría, pero ahí estaba, besando apasionadamente al sensual pelirosa, cuyos labios se movían con maestría. Esto era mucho mejor que en sus sueños.

 

Aoi cortó el beso debido a la maldita falta de oxígeno. Un hilito de saliva los unía tras su desesperado beso. El mayor no perdió el tiempo, acarició el cuello del menor y luego posó allí sus labios. Daba pequeños besos a este hasta que comenzó a chupar esa deliciosa piel, ahora más expuesta ante él, gracias a que Uruha había echado su cabeza hacía atrás, gimiendo bajito. Aoi saboreaba su cuello, lo mordía y le dejaba un chupetón. Acariciaba uno de los pezones del más alto, para luego pellizcarlos y repetir la acción con el otro botoncito, más que erecto. Entonces el pelirosa se quedó sorprendido cuando sintió que una mano juguetona se paseaba por su entrepierna. Aoi no podía aguantar más, le dolía demasiado su erección pero…

 

-A-Aoi, nos pueden escuchar.-susurró el guitarrista principal.

 

-Entonces vamos, vístete y entra al coche.- Aoi se encontraba realmente desesperado. Uruha no entendía lo que tenía planeado el mayor, pero aún así obedeció.

 

Aoi conducía como un loco, superando el límite de velocidad. No podía evitarlo, pues se sentía realmente excitado. Se estacionaron en frente de uno de esos “hoteles del amor” y entonces Uruha lo comprendió todo.

 

Pidió una habitación cualquiera y se dirigieron rápidamente hacía ella. Lo que menos importaba en ese momento era el lugar ¿no?

 

Al entrar, ni se molestaron en observar todo, simplemente fueron directos hacía la mullida cama y se besaron con desesperación nuevamente. Pero Uruha le detuvo.

 

-¿Qué sientes por mi?- preguntó el más alto. No quería que esto fuera nada más una noche de sexo y luego todo fuera como si nada hubiera pasado, Uruha no podía hacer semejante cosa. No iba por ahí acostándose con cualquiera. Él quería tener una relación seria.

 

-Yo… estoy confundido pero, ash, es tan difícil de decir…te quiero muchísimo, creo que… te amo así que, ¿quieres ser mi novio?- se confesó el pelirosa.

 

Estaba dispuesto a cambiar, dejar de ir de cama en cama y atreverse a mantener una relación estable, uno de sus mayores temores ya que si llegaba con alguna persona tan lejos, probablemente acabaría sufriendo en un futuro.

 

Uruha no contestó, se limitó a besar pasionalmente al mayor. Aoi tomó eso como un sí.

 

El mayor subió rápidamente la camiseta del otro, sacándosela por la cabeza, dejando el pálido y plano pecho de Uruha al descubierto. Aoi recorrió la piel del otro con su lengua, desde su cuello hacia su ombligo, pasando por esos pequeños botoncitos rosados que despertaban ante el rose. Un gemido más audible se escucho cuando mordió uno de estos. Los torturaba, uno de ellos con sus dedos y otro con su lengua y dientes. Sabía que ese era el punto débil del pelinegro de mechas rubias, que gemía por cada rose.

Aoi colocó una de sus piernas entre las del menor, estando sobre este. Eso produjo que Uruha gimiera más alto al rozar su erección apresada entre sus pantalones con su pierna. Ambos se sentían en el puto cielo.

 

Uruha se deshizo también de la camiseta del mayor, acarició sus musculosos pectorales y tiró de sus pezones. Se dispuso a desabrocharle los pantalones, mientras que Aoi realizaba la misma acción con los del otro.

Sin darse cuenta habían quedado formando un perfecto sesenta y nueve.

Se acariciaron por sobre los boxers mutuamente, gimiendo sin ninguna vergüenza. Luego retiraron estos y al sentir el aire rozar con esa sensible carne, se excitaron aún más.

Aoi fue el primero en dar un lametón al miembro del menor, sintiendo que moriría al probar tal manjar. Procedió a agarrar la base con su mano y comenzó a chupar la punta, sintiendo como el líquido preseminal mojaba sus labios.

Uruha entonces decidió actuar. Al sentir tanto placer, pensó que el mayor también se merecía sentir lo mismo.

Para Uruha, era la primera vez que realizaba sexo oral a un chico, pero se llevó esa enorme polla a la boca intentando imitar los movimientos de su amante. Pensó que se asquearía, pero fue todo lo contrario. Era delicioso sentir como ese delicioso pene crecía cada vez más en su boca, chupándolo cual piruleta, gimiendo en el acto. Podía apreciar las irregularidades de ese “chupete” ya que se marcaban algunas venas. Intentó metérsela completamente en la boca, pero entonces sintió una arcada, cosa que Aoi notó.

 

-Abre la gar-garganta.-ordenó Aoi. Uruha le hizo caso, y así pudo meterse completamente esa hinchada polla en la boca, mientras acariciaba sus testículos.

 

-Aoi ahmm.. que bien la chupas.-le elogiaba su amante, sacándose el miembro de este por un momento para poder hablar y gemir libremente.

 

Entonces sintió como el pelirosa acariciaba su entrada con un dedo, y Uruha se tensó por un momento, pero al notar la lengua de su ahora novio lamer ese pequeño agujerito inexplorado, comenzó a gemir.

El placer aumentó cuando esa lengua entró completamente en él  sin que la mano de Aoi detuviera sus movimientos sobre su miembro. ¿Estaba muerto y se encontraba en las puertas del cielo? Porque otra explicación para ese inhumano placer no encontraba.

 

Uruha intentó seguir con su tarea chupando el miembro del otro, pero en ocasiones solo podía gemir sobre este al estar sintiendo la lengua del otro en su trasero devorando su interior. Aoi comenzó a introducir la punta de uno de sus dedos en la más que húmeda entrada, y lo hundió hasta chocar con sus nudillos.

 

-Relájate.- aconsejó Aoi al notar tenso a su pareja.

 

-Es que ah… yo nunca lo he hecho con un ahh… hombre.- trataba de explicar entre gemidos.

 

-No te preocupes, si te duele mucho me avisas y me detendré, cariño.- Aoi no era tan animal como para hacerle daño, pero pensar que iba a desvirgar ese apetecible culo, le hacía gotear.

Uruha asintió y se sintió feliz al ser llamado de ese modo por primera vez.

 

Aoi movía su dedo de dentro hacía afuera, y lo doblaba para que ese pequeñísimo anillo se dilatara. Se dispuso a ingresar el segundo dígito, pero ese huequito era tan pequeño que no veía la manera de introducirlo sin hacerle daño, así que como pudo lo metió con cuidado. Esperó a que su pareja se acostumbrase y comenzó a moverlos.

 

-¿Te duele?- preguntó preocupado.

 

-Ahm… sigue, por favor.- Aoi se alegró de saber que estaba haciendo disfrutar al otro. Dobló sus dedos en gancho.

 

-Ahhhhh- y entonces Uruha soltó un gemido mucho más alto a los anteriores, y supo que había encontrado ese punto. Metió el tercer dedo y lo dirigió hacía esa dirección. Podía sentir como el interior de Uruha engullía sus dedos y los apretujaba, sin querer abrirse.

 

-Joder, que estrecho eres Shima, me vas a partir los dedos.

 

Uruha no pudo hacer otra cosa más que gemir como desesperado, cuando estimulaban ese punto con tres dedos a la vez  que se llevaban su miembro a la boca. Esa boca realmente podía hacer maravillas.

 

El más alto pellizcaba los testículos de Aoi y gemía atragantándose con el precioso pene de este en su boca.

 

-Me voy a…-anunciaba Uruha entre gemidos.

 

Y así fue, pero Aoi no apartó su boca del miembro de este, y se tragó lo que pudo de la esencia de su amante, algo amarga pero el sabor más delicioso que podía haber probado en esos momentos.

 

Poco después, acabó en la boca del menor, y este se la chupaba deliciosamente para seguir tragando más de aquella “leche”.

 

-Qué rico eres Yuu.-susurró Uruha tras haber bebido hasta la última gota.

 

Cambiaron de posición hasta quedar uno en frente del otro, y se dieron un fogoso y asfixiante beso, pudiendo así saborear tanto su propia esencia como la del otro, mezclándose en sus bocas.

 

Bastó con eso para que se volvieran a empalmar y Aoi se posicionara sobre el sensual guitarrista principal. Uruha ante eso abrió sus piernas lo máximo que pudo, dando a entender al mayor cuánto lo deseaba.

 

-Yuu… te necesito.- suplicó el menor.

 

El aludido no se hizo esperar. Acarició las suaves nalgas Uruha primeramente, y a continuación buscó con sus dedos esa rojita entrada. Al encontrarla, casi se le cae la baba, ya que esta se cerraba y se abría, palpitando y llamando la atencion para ser explorada. Era demasiado pequeña, ¿cómo podría caber “eso” allí? Decidió averiguarlo.

 

Agarró su pene, preparado para el placer que vendría a continuación, posicionándolo en aquel agujero. Empezó a introducir la punta con dificultad, y avanzó lentamente. Dios, era tan estrecho, que tuvo miedo de partir al pobre pelinegro de mechas rubias. Fijó la vista en el otro, que mantenía la boca cerrada y pequeñas gotas saladas resbalaban por su perfecto rostro.

 

-¿Estás bien, amor?- preguntó con todo el autocontrol que tuvo para no continuar adentrándose.

 

-Si-sigue.- le ordenó.

 

El pelirosa llevó dos de sus dedos a la boca del menor, y así los chupara y se relajara. Uruha eso hizo, llegando a morderlos cada vez que esa enorme polla avanzaba más en su interior. El menor soltaba gemidos de placer y dolor, cuando sintió que los testículos del mayor chocaron con su culo.

 

Aoi esperó a que se acostumbrara. Cuando su amante movió las caderas, entendió que podía continuar. Se movió lentamente, muriendo de placer ante tanta estrechez, atrapado en aquella cárcel de placer.

 

-Más ahh… más rápido, Yuu- pidió el menor- eres tan, tan grande ahh…- elogió a su novio.

 

Ya no podía más, se movía frenéticamente. Todo eso no era simplemente deseo carnal para ambos. Es cierto que Aoi lo hacía con maestría, pero podían sentir sus corazones llenarse de una extraña alegría, de un infinito amor. ¿En qué momento había pasado eso? ¿Desde cuando se sentían así?

 

Aoi aumentaba la velocidad cada vez más. Entonces salió completamente de él, y Uruha sintió un enorme vacío.

 

El mayor subió las piernas del otro, hasta que estas quedaron contra su propio pecho, quedando así completamente sumiso ante el mayor.

Aoi se colocó nuevamente y de una fuerte y rápida embestida, se introdujo en él, dando de lleno en ese punto.

 

-Ah… Yuu… Ahh… Ah… Ahhh-gritaba de placer el menor como loco, dejando al otro escuchar su nombre salir de esos labios, excitándolo de sobremanera.

 

Y así, ambos gemían a la par, olvidándose de otra cosa que no fueran ellos, en esa cama, viviendo un momento que no olvidarían en sus vidas.

 

Aoi paró un momento, y de repente, el menor sintió como además de ese gran trozo de carne, un dedo de su amante se introducía en él, cosa que le dolió, pero que aumentó el placer.

El mayor quedaba asombrado con la entrada del otro, era algo tan bonito, que hasta pensó en dedicarle una estatua. Rió ante sus pensamientos.

 

Aoi sacó ese dedo y comenzó a masajear el miembro goteante del menor, mientras embestía rápidamente, haciendo al otro delirar y perder la cordura.

 

-Ah… joder… Yuu.... ahmm… te amo.-ante esas palabras, el mayor aceleró aún más las embestidas, observando la cara de placer de su amante.

Ese rostro perlado en sudor, al igual que el resto de su cuerpo, con su boquita abierta, esos ojos casi cerrados…

 

-Ah… Shima…mmm… yo también te amo.- Aoi no pudo más y se vino en el interior del otro, sintiendo las contracciones del menor, que hizo lo mismo en la mano del pelirosa. Se habían corrido abundantemente como nunca lo habían hecho.

 

Aoi salió del interior del otro, y cayeron en la cama como desmayados, respirando aceleradamente, sintiendo los estragos del mejor orgasmo que habían tenido en sus vidas.

 

Uruha se aferró a la cintura del otro, queriendo que se quedara a su lado. Aoi acariciaba los cabellos despeinados del menor.

Poco a poco quedaron profundamente dormidos.

 

*Fin del Flash Back*

 

Y así, se habían “declarado”, pero aún no le habían comentado nada al resto del grupo, estaban demasiado “concentrados” en sus propios asuntos. No era porque quisieran esconderlo ni nada de eso, solo esperaban al momento adecuado.

 

Cada día, salían a algún lugar y hacían el amor durante horas, en cientos de posiciones que Uruha no sabía de dónde había sacado el mayor, sufriendo más de cinco orgasmos en cada “encuentro”.

Pobre Uruha, que no sabía que su novio era una bestia insaciable de sexo. Lo habían hecho en cualquier lugar inimaginable, en un parque, en baños públicos, en la playa, en el bosque, en el coche etc.

 

A Uruha le dolía el trasero a horrores, tanto así que el día después de la vez en el hotel, lo pasó en cama, fingiendo ante sus compañeros que no se encontraba bien, pero ¡realmente no se encontraba bien!, y para colmo, como ese día tenían “clases”, Aoi se ofreció para quedarse cuidando al “enfermo”, y así, acabaron haciéndolo en toda la casa, desde la gran cama, hasta el jacuzzi.

Pero poco a poco, nuestro querido amigo patuno se iba convirtiendo en un “Aoi” más, siguiendo los juegos de este. Digamos que Aoi llevaba hasta un bote de lubricante a todos lados, por si surgía la ocasión, y así hacían cada FanFic leído una realidad.

 

Estaba más que feliz con su novio. Imaginaba los mares de babas que llenarían sus fans si supieran todo lo que hacían ellos dos, probablemente les daría un paro cardíaco.

 

Eso sí, Aoi cuando no “intimaban”, era una persona dulce, que trataba con muchísimo cariño al mayor, sobreprotegiéndolo y mimándolo cual madre.

 

*Flash Back*

 

-¡Cariño mira, te compré una camiseta con un corazón, igual que la mía y unos collares a juego!- Aoi le mostraba sus compras a su amor y le colocaba el collar en forma de medio corazón al menor, sonriéndole y luego llevándolo en brazos al más puro estilo nupcial para recostarlo en la cama, ya que sus compañeros no estaban allí.

 

A Uruha no le molestaba, le gustaba que lo trataran con tanto cariño y lo mimaran, pero Aoi se pasaba un poquito. Además, ¿cómo podía ser tan rudo y bestia en la cama, y fuera de ella tan tierno? No lo sabía.

 

En ocasiones, Aoi le recordaba al Yoshirin del famoso anime Shin Chan, ¡pero es que era igualito! Hasta le llamaba “Shimiita” entre otros apodos pastelosos, y Uruha se había acostumbrado a llamarle “Aoishii”. Y no le importaba, así era como el pato mimado amaba a su querido y baboso novio.

 

Lo peor de todo, era que parecía que los miembros de su grupo eran ciegos, ya que Aoi no se cortaba un pelo cuando estaban ellos presentes y actuaba siempre igual. ¿Eran idiotas sus compañeros? Probablemente.

 

 

*Fin del Flash Back*

 

Y así, la parejita entraba al edificio en dónde tomaban clases. Se cambiaron de ropa listos para representar su rol.

 

Sí, mis queridos amigos, esa noche el sexy Shiroyama Yuu, era un joven profesor muy exigente, y Uruha, una “alumna” muy rebelde. Horas de extremo placer les esperaba a nuestros pervertidos guitarristas.

 

Mientras, en el mismo edificio…

 

-Venga Kai, ¡podemos!- entraron ambos músicos al edificio.

 

Para su sorpresa, las luces estaban apagadas.

 Caminaron por esos oscuros pasillos hasta que Kai miró a su alrededor y no encontraba a su pesado amigo.

 

-¡Buu!-escuchó a sus espaldas y él se sobresaltó.

 

-¡Cómo vuelvas a hacer eso te vas a enterar!

 

-¡Muy bien Uke, esa es la actitud!-le alababa bromeando-Auch.- se quejó cuando sintió que le golpeaban la cabeza.

 

-Idiota.- le insultó el baterista.

 

Continuaron caminando en busca de la sala, pero esta estaba vacía.

 

-Malditos flojos de mierda… -se quejaba el “indio palillo hiperactivo andante”, según Kai.

 

Ambos se desanimaron, realmente querían arreglar todo de una ves.

Pero de repente, más adelante vieron que un aula estaba con la luz encendida, y se encaminaron hacia ella. Grave error.

 

Al acercarse, observaron una escena que desearon borrar de su cabeza, y rápidamente volvieron corriendo a una sala del edificio de la compañía con caras de shock.

 

-…-no eran capaces de pronunciar ni una palabra. Estaban de pie, sin moverse. Solo mirándose.

 

-…

 

-…

 

 

Y de ese modo pasaron unos largos minutos.

 

-Bueno, parece ser que tus compañeros se divierten mucho.-rió Miyavi.

 

-Jamás pensé que…- Kai no era homófobico ni nada por el estilo, más bien, él era bisexual y había besado a chicos, pero esa escena… parecía sacada de alguna película porno gay japonesa sadomasoquista. Y jamás pensó que vería a Uruha de ese modo…

 

-Déjalos que lo pasen bien, ya son mayorcitos.- seguía carcajeándose el otro al ver el rostro de traumado del líder.- Y ahora… ¿por qué no nos divertimos un poco nosotros dos?- Miyavi se acercó al koala, como le llamaba él, y rozó levemente sus labios con los del otro.

 

-Era una broma.-rió aún más.

 

Ciertamente era una broma, pero también admitía que había querido hacer aquello desde hace un tiempo… había desarrollado cierto cariño hacía el más bajito. Pero entonces, Kai correspondió y aumentó la intensidad del beso, masajeando los dulces labios del otro, que tenían… ¿brillo labial sabor a fresa? Y enredó su lengua con la del otro. Ahora el sorprendido fue Miyavi.

 

-Era una broma.- dijo Kai ruborizado, intensando sonar convincente. En esos momentos pensaba “¿por qué demonios había hecho eso?, fue solo un impulso ¿no?”.

 

Se formó un silencio mayor y ambos seguían muy cerca, mirándose a los ojos, sin saber que decir.

 

-Demuéstrame lo que te he enseñado, demuéstrame que eres el líder. – le ordenó Miyavi, rompiendo el silencio con una voz cargada de deseo.

 

-¿Pero qué es-estás diciendo?-preguntó Kai, sabiendo perfectamente cual era la respuesta pero intentando hacerse el desentendido.

 

-Quizás con esto me entiendas.- Miyavi, sin previo aviso sujetó las manos del otro contra la pared, uniendo sus labios de nuevo. Kai cada vez estaba más asustado, y no precisamente porque le desagradara la actitud de Miyavi, si no porque, al contrario, le gustaba, le gustaba que le besara.

 

El menor correspondió de nuevo, y se dejó hacer. Miyavi escabulló una de sus manos bajo el abrigo de Kai, que en esos momentos, era la única prenda superior que llevaba puesta.

Acarició su pecho lentamente. ¿Por qué se sentía tan bien? ¿Por qué sentía escalofríos y sus pezones estaban erectos? ¿Por qué no le detenía?

 

Se dejó dirigir como si fuera un muñeco hacía el sillón de color rojo. Se dejó caer, quedando sentado, con Miyavi posicionado arriba suyo. Este último le sacó el abrigo y le desabrochó los pantalones, sin dejar de mirar su rostro, cargado de sorpresa.

 

Acarició su entrepierna por sobre los boxers, y Kai no pudo evitar soltar un leve gemido, sonrojado y sin ser capaz de hacer algo.

 

Entonces Miyavi se separó de él y quedó de pie delante de nuestro pobre baterista.

 

-Kai-sama, enséñame lo rebelde y desobediente que eres. Supongamos que es… una prueba. –el menor no podía más, ¿acaso todos se habían vuelto locos o se habían tomado un bote de viagra? En fin…- Kai, tú me gustas.- ¿este sería el día de las sorpresas?

 

Pero, pensándolo bien… Kai siempre había hecho lo correcto, era educado y no se dejaba llevar, se preocupaba más por las otras personas, que por él mismo.

Si por casualidad, a él le gustara alguien y a uno de sus amigos también, era tan bondadoso como para ayudar a su amigo a pesar de sentir celos. Quería la felicidad de los demás. ¿Pero qué demonios?

Esta vez quería revelarse, quería dejar de ser el maduro líder. Dejarse llevar por un sinfín de sensaciones nuevas, quería sentirse libre y expresarse, como cuando tocaba la batería, quería dejar de ser mandado, y mandar a alguien más.

 

Por eso, Kai se decidió, y aún con las mejillas teñidas de color rojo, se encaminó hacia el otro.

Primeramente se deshizo de su camiseta con timidez. Besó los hombros y la clavícula del mayor, para luego acariciar toda su anatomía, llegando hasta sus pantalones, los cuales también lanzó hacía otro lado tras varios intentos ya que sus manos temblaban tanto que le costó de sobremanera desabrochar el cinturón.

 

Como suponía, a través los boxers de colores de su pesado “amante”, esperaba ansioso su “emocionado” amiguito. Sin más, antes de arrepentirse, bajó estos y Miyavi terminó de sacárselos. ¿Miyavi tenía un piercing “ahí”? eso no lo sabía.

Mierda, mierda y más mierda. Observó “eso”, muerto de vergüenza. ¿Qué debía hacer? Lo sabía pero, simplemente, no podía hacerlo…

 

Miyavi moría de ternura al ver al otro. Veía a Kai rojo como un tomatito, pero aún así, intentando actuar como su cuerpo le pedía.

El más alto quería que el menor se soltara, que dejase de preocuparse y actuara como le diera la gana. Pero entonces, observó como gruesas lágrimas salían del rostro colorado de Kai.

 

-Sssh… ¿qué pasa?-lo tomó de la mano y lo levantó del suelo, abrazándolo y apoyando la cabeza del otro en su pecho.-Tranquilo, si no quieres no pasa nada…-no quería obligar a Kai a hacer nada, eso era lo que menos deseaba. ¿Era por su culpa que estaba llorando el tímido baterista?

 

-No, Miyavi, yo… yo quiero, pe-pero… no puedo. Yo… ¿y si no lo hago bien?-decía entre sollozos.

 

-No seas bobito, no te preocupes por eso.-Miyavi se alivió un poco. ¿Cómo decirle con sutileza que bastaba con que algo rozara su miembro para que se excitase? Además, con Kai ¿cómo no lo iba a gustar?

 

Kai se puso de rodillas de nuevo, y acarició el miembro del otro con suavidad. Ante el gemido del otro, sonrió y supo que lo estaba haciendo bien.

 

-¿Puedes… no mirarme, por favor?- pidió cortado Kai, y el otro asintió, mirando hacía un lado pero observando al menor de reojo. Es que, quería verlo. Deseaba verlo.

 

Pronto sintió una lengua rozar su pene, y más tarde varias succiones rítmicas, llenando su virilidad de saliva y placer.

¡Joder! ¿Y se preocupaba por hacerlo mal? Se sentía de maravilla.

 

-Ahm… Kai… así… más… ah…

 

Kai no quería admitir que le gustaba lo que estaba haciendo. Él se estaba excitando al chupar el miembro del otro.

Aumentó la velocidad, dejando su timidez atrás por fin. Para ese entonces, Miyavi lo miraba sin reparo.

 

Kai tenía la boca deliciosamente abierta y ocupada por cierto “intruso”.

El menor paró ya que le dolían las rodillas. Sopló el rojo pene del otro por último y se levantó, besando al Miyavi antes de que este dijera nada. Este último babeaba al ver esos labios tan hinchados y colorados.

 

Kai se apartó, y retiró sus boxers ya que el dolor que sentía en su entrepierna era insoportable.

 

-Siéntate.- le ordenó al más alto con una voz rasposa. Este obedeció con gusto, colocándose en el sillón, sentado y con las piernas abiertas.

Miyavi descaradamente acarició su entrada de forma sugerente con uno de sus dedos.

 

Kai, que entendió la indirecta, llevo sus largos dedos a la boca del otro. El más alto los chupó, mirando directamente a Kai, sacándolos y metiéndolos en su boca, ensalivándolos, excitado por lo que vendría a continuación.

 

El menor liberó sus dedos de la boca del más alto, llevando uno de ellos con nerviosismo al pequeño agujerito del otro. Lo metió lentamente, con mucho cuidado mientras acariciaba el miembro del otro con la mano libre.

 

-Ah… Kai, hum…- gemía Miyavi cuando sintió otro dedo adentrarse en él-Kai, entra mmm…

 

-¿Estás seguro?-le preguntaba Kai, temeroso de dañarlo.

 

-Hazlo-pidió de nuevo.

 

Kai, al observar la mueca de desespero del otro, acarició la entrada del mayor con su miembro. Lo que no se esperaba Miyavi, era que de una sola estocada, sintió como Kai se la metía.

 

-¡Ahhhh Kai! Ah… ah… ah…- Kai se sintió en la gloria y su ser se llenó de lujuria. Penetraba al otro sin compasión, moviéndose velozmente.-Kai… más… ah.

 

Kai juró que no había sentido tanto placer en toda su vida. Su polla era apretada fuertemente entre esas paredes y con cada movimiento creía que acabaría. ¿Cómo terminó gimiendo de este modo? En ese momento no podía pensar claramente.

 

-Mi-Miyavi… ah.

 

Cambiaron de posturas, y el más alto quedó sobre el otro y salió de él. Kai le miró expectante, intrigado por lo que haría. Cuando sintió que Miyavi abría sus piernas y sujetaba su erección, para luego metérsela poco a poco, creyó derretirse al sentir tanto calor asfixiante.

 

El mayor comenzó a rebotar sobre él, chocando deliciosamente su trasero con los irritados testículos de Kai, el cual gemía y cerraba los ojos, sin saber qué hacer para poder llevar todo aquel placer.

Sujetó a Miyavi de la cadera con una mano y marcó el ritmo, y con la otra, masajeaba el pene del más alto, tironeando de él hacía abajo, para luego soltarlo y que este chocara con su vientre, haciendo al otro gritar.

 

Sintió que no duraría mucho más cuando ambos parecían estar siendo asesinados debido al volumen de sus gemidos. Es que, joder, a Kai le ponía demasiado la voz de su “amante”, esos gritos… debería de haberlos gravado con el móvil y así escucharlos cada día, recordando esos momentos y tocándose al hacerlo ¿se estaba volviendo un pervertido?

 

Miyavi se vino manchando sus vientres de esa esencia blanquecina, y cuando Kai sintió esas paredes estrecharse aún más, se corrió en su interior con un grito desgarrador.

 

Kai no pudo evitarlo, y lamió el vientre de Miyavi tras salir de su interior, luchando contra sus espasmos después de aquel increíble orgasmo.

 

El más alto sonrío y le besó suavemente.

 

- Eres el primero a quien le entrego mi culo.-confesó Miyavi, y Kai se sintió afortunado.-Y lo hiciste de maravilla, has superado la prueba.-le sonrió.

Kai volvió a sonrojarse pero una pregunta pasó por su cabeza.

 

-Para ti, ¿esto fue una simple prueba?- se entristeció.

 

-Como te dije, eres el primer intruso que ha pasado por “ahí”, si hubiera sido un simple polvo, no sería así. Por lo que… creo que, podríamos intentarlo, no sé, yo…

 

 

-Entonces, lo intentaremos.- sonrió Kai solo como él sabe hacerlo, abrazado al mayor en ese sillón. Miyavi sonrió y le dio un corto beso.

 

-¿Sabes? Siento algo extraño en el culo-rió el mayor.

 

-¿Tienes que cortar el momento romántico?- se carcajeó el otro.

 

Ambos permanecieron ahí durante un tiempo, no querían salir y encontrarse con otra sorpresa.

 

Y así, otra nueva pareja se formó. Todo gracias a nuestra otra querida parejita de “conejos” guitarristas.

 

(Narra Ruki)

 

Bebí de ese extraño frasco, la verdad es que tenía un sabor raro pero no me percaté de ese detalle. Seguía en la misión “Buscando alcohol”, pero ni una maldita botella más encontraba.

De un momento a otro, comencé a sentir calor y a sudar ¿Me había dado fiebre? Toqué mi pecho y la mano se me llenó de un líquido. Genial, ahora me había enfermado…

Decidí acostarme en la cama y esperar a sentirme mejor, ya que no tenía ni un medicamento para la fiebre.

 

Minutos más tarde, todo empeoró. Un dolor intenso bajó hasta mi entrepierna, la cual observé y se marcaba exageradamente desde mis pantalones. Entonces, sentí que me excitaba como nunca lo había hecho, lo único que quería en esos momentos era que me follaran. ¿Qué mierdas me pasa? Intenté ponerme de pie, para darme una ducha de agua fría, pero no pude, me encontraba débil e indefenso.

Reita no debe verme de este modo, ¿qué hago? ¿Acaso me habían drogado?

 

(Narra Reita)

 

Estaba en mi cómodo sillón, cuando la película acabó. Me resultaba extraño que Ruki llevara tanto tiempo sin molestarme, asi que fui a buscarlo, no queria que le dieran uno de sus berrinches gracias a mi.

 

Me dirigí hacía la habitación y lo que vi me corto la respiración.

Ruki estaba sobre la cama, sudado, respirando agitadamente, con la camiseta subida y un enorme bulto entre sus piernas.¿Qué debía hacer?

Observé cómo se llevaba una mano con torpeza a su entrepierna, y pequeñas lágrimas se escapaban de sus ojos.

Me calenté sin querer, es que ver esa escena, me secaba la boca.

 

Ruki se percató de que lo miraba con los ojos abiertos, y su color se tornó a un rojo fuego. Yo solo quede paralizado, sin saber qué hacer.

 

-Re-Reita, ayúdame.-dijo el pequeño, haciendo que mi cabeza se llenara de pensamientos pervertidos.

 

Me acerque a él temeroso.

-No, no me puedo mover.- ¿cómo que no se podia mover? ¿Se estaba haciendo el inocente? ¿O acaso...?

 

-¿Qué te pasa?-le pregunté, a pesar de que su respuesta fuera muy obvia.

 

-Creo que me han drogado.-vale, eso no me lo esperaba, pero entonces...

 

-¿Qué mierda había en ese frasco que estaba en tu maleta?-preguntó como pudo, con una voz que denotaba lujuria.

 

En ese momento, lo entendí. Mierda, se habia bebido "eso", que podia excitar hasta un rinoceronte. Sin querer, había drogado a Ruki.

 

¿Que por qué tenía yo ese frasco? Pues no es que quisiera drogar a alguien... Simplemente me pareció algo interesante cuando lo vi en una tienda, y lo había guardado por si acaso en alguna circunstancia... surgía la ocasión.

Me habían explicado que, si tomas aquello, cada roce que recibes, se multiplica por diez, y experimentas el mejor orgasmo solo con un trago. Ruki se habia bebido todo, demonios...

 

-¿Qué ha-haces?-me acerqué a Ruki y me deshice de su camiseta- Ah...-gimio ante el solo contacto de mis dedos con su pecho.

 

-Solo... Voy a ayudarte.-le quité también los pantalones junto con los boxers.

Joder, parecía que su pene fuera a explotar, el pobre vocalista seguro lo estaría pasando muy mal.

 

-Lle-llévame a la bañera.-pidió el menor, tapando su rostro para no gemir nuevamente.

 

-Ruki... Aunque te bañes en hielo, eso no se te bajará.-eso me habían dicho, que no se le bajaría hasta que...

 

Acaricie su miembro, sintiendo a este palpitar. Mis manos se empaparon de el.

 

-Re-Reita, ¡para!-no le hice caso, yo solo quería ayudarle. Además, tampoco era de piedra, y Ruki estaba irresistible.

 

-¡So-socorro, me quieren violar!-gritaba-Ah, ah... ¡Akira!

 

-Pues parece que te gusta.-reí.

 

-Ah…, cuando se pase esto, te voy a ah... matar, iguana estúpida ah...-se notaba a leguas que lo estaba dizfrutando, así que continúe acariciándolo.

 

Pellizqué sus tetillas con fuerza-¡Ahhh! Te voy a denunciar por violacion mmm...-¿no podía callarse ni en un momento como este?

 

-¡Déjame!-chilló cuando sintió como lamía su pobre polla, la cual, probablemente estaba muy agradecida de recibir atencion.-ahh… Akira... ¡Ah!

 

-Vaya, parece que es cierto eso que dicen de que los enanos la tienen grande.-reí al separarme un momento de su entrepierna, y luego volver a llevarmela a la boca.

 

-¡Idiota! Ah...-me insultó.

 

Paré y lo cargué en brazos. El pequeño gemía por tan solo ese acto.

 

-¿Qué haces?-preguntó asustado.

 

Yo lo llevé a la cocina y lo senté en el mesón de esta, pero él no pudo aguantarse en esa posision y se cayó hacia atrás.

 

-Tranquilo- lo volví a sentar y acaricié su espalda, por si acaso se hubiera golpeado.

 

Pasé una mano alrededor de sus caderas, para que de ese modo no se pudiera caer.

Dios, se veía tan indefenso de ese modo.

Ruki lloraba de impotencia, al estar en ese vergonzoso estado, y no poder descargarse, sintiendo su miembro dolerle.

 

-Ah... Reita.

 

-Ssh pequeño, no llores.- besé sus labios. Era tan dulce que no pude evitar comerle la boca. ¿Por qué no había hecho esto antes? De hecho, si lo había besado pero no de esa forma tan sensual.

 

Podía sentir como gemía dentro del beso, se notaba que estaba completamente excitado.

Besé su cuello dulcemente, para luego morder sus pezones durante muchos minutos, a la vez que lo masturbaba.

 

Podía notar su cuerpo convulcionar, moviéndose hacia delante y hacia atrás, con sus ojitos cerrados y la boca abierta, babándose.

 ¿Alguien podría contenerse ante esa imagen? Estaba seguro de que no.

 

Abrí sus piernas y esta vez lo recosté cuidadosamente.

Lo tenía solo para mí, podía hacerle lo que quisiera ya que el vocalista no podría detenerme.

Menos mal que era yo el que estaba ahí en estos momentos y no un loco psicópata, aunque, sinceramente, ahora mismo yo no estaba pensando racionalmente.

 

Chupé su miembro de nuevo, haciendo movimientos circulares con mi lengua en su glande.

 

-Ah... Ah... Akira... Ah.-tenía una voz hermosa, tanto para cantar como para gemir.

 

Unas lamidas más y se vino en mi boca. Me lo tragué y realmente no sabía mal.

 

-Ahm...-tapó su boca con una de sus manos para no gemir tan fuerte. Retiré esta.

 

-No hagas eso, déjame escucharte.

 

Tras su orgasmo, sus espasmos aumentaron, y cayó como inconsciente.

 

Acaricié sus cabellos y le di un fugaz beso en los labios. Me transmitía tanta ternura, que sacaba mi lado sensible. Pero, mire su virilidad, y esta volvía a estar despierta.

Demonios, ese frasquito era milagroso.

 

-Hey, Taka.-le llamé. El aludido solo me miro, con lagrimas de placer en los ojos.- ¿Puedo...?-asintió.

 

-Akira... Métemela de una vez-me pidió, cuando observo como yo tenia intenciones de prepararlo primeramente.

Yo no podía hacer eso, al menos no así.

 

Me escabullí un momento y me dirigí hacia el salon.

 

-Espera, pequeño.-le pedí al menor, que me miraba suplicante.

 

Me fui hasta allí y volví con un bote de lubricante en la mano, cortesía de Uruha.

 

Cuando regresé, Ruki parecía haber visto a su salvación, y como pudo, abrió más las piernas. Esa imagen nunca podría sacármela de la cabeza.

 

Acaricie suavemente las suaves piernas del pequeño, deteniéndome en sus muslos internos.

 

-Hazlo ya.-me ordenó desesperado.

 

Me desvestí, ya que estaba en boxers. Me llené las manos de lubricante y masajeé mi miembro. Ante eso gemí.

Luego con uno de mis dedos llenos de este líquido, delineé la entrada de Ruki.

Era increíblemente delicioso como esta se movía.

 

No esperé más y me adentré en él.

 

-Ah... Akira...

 

-Mmm... Ruki.-era la entrada mas estrecha por la cual mi polla hubiese entrado. No será que... Sí, probablemente Ruki fuera virgen, y yo me estaba aprovechando de él en una situacion como esta. Bah, arrepentimientos para después, además, era Ruki el que me suplicaba que se la metiera.

 

Le penetraba rudamente, con todas mis fuerzas, escuchando el excitante sonido de las embestidas, a la vez él que gritaba como si lo estuvieran acuchillando.

 

-¡Ahhhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! Más, más ¡ahh!-sinceramente, estábamos muriendo de tanto placer.

 

Lo cargué del mesón, rodeando su cintura y él enredando sus piernas en la mía.  Lo empujé contra la pared.

 

Seguía entrando y saliendo de él, en un perverso baile.

Miraba su rostro sudado y excitado, mientras cada vez le daba más fuerte en ese punto.

 

Juro que no sé cómo no se rompió la pared de tanta fuerza con la que nos movíamos.

Pero... ¿Por que Ruki lloraba? ¿Era posible llorar de placer?

 

Unas cuantas embestidas más, y me vine en su interior. Acaricié su miembro y llegó al clímax segundos después.

 

-Ahm... Qui-quiero más.-me pidió.

 

Le observé, y ya estaba empalmado de nuevo. Genial, esto nos llevaría horas, pero yo no me quejaba ni iba a replicar.

 

Se la saqué y observé mi semen escurrir entre sus piernas. Mi miembro reaccionaba de nuevo.

 

Ruki, con su mano temblorosa,  agarro mi pene y lo acaricio como pudo, aun pegado a la pared.

Yo junté ambos miembros y con mi mano los masajee, sintiendo como crecían y se juntaban cada vez más.

 

-Ah… Ruki, delicioso.

 

Nos dirigimos hacia la cama, allí lo recosté y abrí sus piernas de nuevo.

Esta vez, se la metí de una sola embestida y él grito desgarradoramente.

Mi querido Rukito era todo un pervertido.

 

Levanté una de sus piernas, para así lograr un mayor contacto.

¿Podría pasar el resto de mis dias de esta manera?

 

-Taka, eres tan precioso.-eso salió inconscientemente de mi boca, pero Ruki sonrió gimiendo gracias a esas palabras.

 

-Qui-quiero tocarte más, Reita.-confesaba el menor ante su falta de movilidad.

 

Llevé una de sus manos a mi pecho, el cual acarició.

 

-Para la próxima será, si no te drogas, claro.- ¿había dicho para la próxima? Pero, ciertamente sabía que quería repetir esto todas las veces que hicieran falta.

 

-Ahm... No, no fue mi cu-culpa, idiota ah...-ante esas palabras, salí de él, y entré fuertemente de nuevo.-¡Ahhhh!-gritó.

 

Me vine dentro de él, y no sabría decir cuantas veces más lo hice en ese día hasta que se le bajó. Más de siete veces seguidas como mínimo.

 

Todo acabó cuando se lo hice por última vez en la bañera, con agua fría, y le decía cosas no muy agradables para que no volviera a empalmarse.

 

-Imagina a tus abuelos follando.

 

-Joder, Akira, que asco. Lo intentaré.-le ayudaba a que se le bajara aún dentro del agua, y es que, me dolía la polla de tanto darle, y su pobre culo sangraba, pero él seguía excitado y pidiendo por más.

 

-No puedo, aunque lo haga, luego te veo a ti desnudo y...-se sonrojó.

 

-Está bien...-me levanté dispuesto a irme.

 

-No te vayas.-senté un brazo jalarme hacia dentro. Me quedé junto a él.- Reita... Me has desvirgado así que, tú y yo ahora somos... novios ¿no?

 

-En primer lugar, fuiste tú el que pedía por más como una ramera, y en segundo... Claro que sí.

 

Ruki se acercó a mí y me besó con esos dulces labios que me hacían delirar.

 

-Taka...-le advertí cuando observé su miembro despertar de nuevo.

Ruki se cubrió con sus manos, con sus mejillas teñidas de carmín.

 

Salimos de ahí, nos vestimos y nos abrazamos juntos en la cama. Ahora que lo pienso, ¿por qué tardaban tanto los demás en volver? Como sea, ahora yo me sentía feliz y más que satisfecho.

 

-Eso si, la próxima vez yo seré el seme.-anunció serio Ruki.

 

-Ni lo sueñes, enano.

 

-¿Por qué no? Si la tengo más grande que tú, iguana egocéntrica.

 

-Porque no.-dije con seguridad. Realmente me gustaría ver al pequeño como seme, pero mi orgullo me lo impedía.

 

-Entonces te drogaré y te la meteré, como hiciste tú.

 

-¡Que yo no te drogué, fuiste tú solito!

 

-Como sea, acabarás cayendo ante mí, ser desnarigado.

 

-Nunca, idiota.

 

-Yo no estoy tan seguro.- ni siquiera yo lo estaba.

 

-Te odio.

 

-Yo más.-me contestó.

 

Tras esas “hermosas” palabras, nos acercamos el uno al otro, y nos besamos con efusividad, deborando nuestras bocas. ¿Era  una extraña forma de amarse?

Notas finales:

Espero no defraudarles.

Gracias por leer~


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