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La primera vez que vi a Asami llorar por natsuru

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fic de viewfinder y espero que lo disfruten, sé que esta no es la habitual personalidad de Asami pero he pensado por un tiempo si aparte de Akihito no tendrá más debilidades pues hasta Fei Long ha mostrado su cara vulnerable, así que me vino la idea a la mente y pues este es el resultado, así que ustedes evalúen que tal me quedó :)


Bueno espero sus reviews, bye ;D

Notas del capitulo:

Viewfinder y todos sus personajes pertenecen a Ayano Yamane-sama :D

Después de una jornada algo pesada de trabajo, Akihito volvía a casa, ya era tarde y como regresaba caminando decidió que tomaría un atajo pues estaba algo cansado y todo lo que quería era dormir a pierna suelta. Así que a los pocos minutos dió vuelta en una calle pequeña que conducía a un parquecito en un templo, solo tenía que subir las escaleras, cruzar por el frente del templo, atravesar el parque y ahorraría al menos 25 minutos de caminata.


Ya había subido las escaleras y se encontraba cruzando por el frente, en la entrada del templo, se detuvo y volteó a verlo pensando en la última vez que había entrado a uno. Si su memoria no le fallaba había sido cuando terminó el instituto, fue con la intención de pedir encontrar un buen trabajo y funcionó porque al encontrar su primer trabajo como fotógrafo descubrió que le apasionaba. Pensando en eso se acercó a la entrada del templo y se asombró al descubrir que estaba abierto, dudó un poco en si debía entrar pues pasaba de media noche, pero algo en su interior le decía que tenía que entrar.


Entró y con delicadeza dejó su mochila del trabajo en una esquina y se quitó los zapatos dejándolos a un lado, se acercó hacia una escultura que debía ser un dios y que no reconoció pero aún así se inclinó con respeto y oró, era agradable estar ahí, por la hora no había nadie, no había ruido alguno perturbando el ambiente, solo reinaba el silencio, una calma total. Después de unos minutos se levantó e hizo una reverencia antes de irse, volvía a la entrada para retomar su camino cuando vió un pasillo largo y poco iluminado, aquel panorama lo atrajo como un embrujo y antes de que pudiera notarlo se encontraba caminando por él, deslizándose muy despacio.


Al final de aquel pasillo observó que daba a una parte del parque que no conocía, un área libre sobre la cual, en medio se encontraba una fuente y con el suave resplandor de la luna llena aquel lugar tenía un toque mágico, casi divino. Akihito avanzó hacia la fuente y como si estuviera encantado por un hechizo, metió la mano en la fuente, el agua estaba tibia y transparente, podía ver la luna reflejada en ella. De repente un ruido rompió la agradable quietud del lugar e interrumpió su meditación, era el sonido de un auto, frunció el ceño molesto y camino hacia el lugar de donde provenía el ruido, llegó a un pequeño lugar en la parte trasera del templo y que era especialmente para aparcar autos de visitantes, Akihito paró en seco al reconocer aquel lujoso auto negro y con cabina privada, en el cual había numerosos recuerdos que compartía con el ladrón de su cuerpo, Asami.


Desde que se conocieron hasta ese momento aquel auto había sido testigo de incontables escenas candentes entre dos amantes, había sido testigo de las veces que se devoraban con apasionados besos y de como Asami lo iba desvistiendo desde...Akihito detuvo sus pensamientos de una sola vez, ruborizado y sin darse cuenta, escondido. No supo cuando fue que se escondió pero estaba en un lugar que dejaba ver el auto en un ángulo perfecto, prestó atención al auto buscando a Kirishima, el asistente principal de Asami, pero con gran sorpresa vió que al volante estaba el mismo Asami, esto lo confundió un poco, Asami no iba a ningún lado sin su escolta personal y era improbable que Kirishima viniera atrás ¿verdad?.


Escondido perfectamente por la oscuridad vió a Asami bajar del auto, se quitó el saco, el chaleco y la corbata y los botó al interior, cerró la puerta y desabrochándose los primeros botones de la camisa se sentó sobre la parte delantera, metió las manos en los bolsillos del pantalón y alzando su cara apreciaba la luna. Akihito se preguntó a que habría venido a este lugar, él no era del tipo que suele meditar ni nada parecido, bueno fuera lo que fuera no podía ser nada bueno, seguramente algún negocio sucio, así que con todo el cuidado se disponía a irse de ahí pero al mirarlo por última vez antes de entrar al pasillo por donde llegó creyó ver un gesto de dolor en su cara y eso fue suficiente para detenerlo. Quizás llegó ahí huyendo de algún enfrentamiento, quizás estaba herido y no podía conducir, así que lo examinó físicamante en busca de algúna herida, pero nada, nada indicaba que se encontrara lastimado, eso lo confundió aún más, no sabía que pensar de aquello y volvió a posar su mirada en su rostro, lucía hermoso con la luz de la luna bañando su piel y haciendola parecer blanca, y de nuevo vió la mueca de dolor sin embargo esta vez la identificó: no era dolor físico sino...emocional.


En alguien como Asami sería muy díficil identificar gestos de dolor emocional, estaba seguro de que él no estaría muy acostumbrado a ese tipo de expresiones y por lo tanto eran muy sutiles en su rostro, pero ahí estaban, sus cejas casi juntas al arrugar su frente, sus labios ligeramente apretados y sobre todo su mirada...dolida, alguna espina tenía clavada en su corazón y no sabía que era; vió como repentinamente su respiración cambió, parecía ir un poco más rápido y también tragaba en seco, como si tuviera algo obstruyendo su garganta, su mentón empezó a temblar ligeramente y lentamente sus ojos empezaron a aguarse. Akihito no creyó que a pesar de lo que veía aquellos ojos fueran a derramar una sola lágrima, pero se equivocó, en un rápido pestañeo dos lágrimas resbalaron de sus largas pestañas y bajaron por sus mejillas, ambas se encontraron en su mentón y cayeron como una sola sobre su camisa. Y siguieron dos más, y más y de repente un torrente salino salía de sus ojos sin control, ya no había expresión alguna de dolor o tristeza en su rostro, sin embargo aquellas lágrimas eran la prueba del dolor de su alma, y al parecer no tenía intención alguna de hacerlas parar, sus manos seguían en los bolsillos de su pantalón sin querer limpiar la fluida prueba de un corazón afligido.


Akihito observaba aquel momento desde la oscuridad cuando cayó al piso lentamente, agarrando con fuerza su playera a la altura de su pecho y percatándose de que él también lloraba, lloraba por Asami, porque aunque no sabía la razón de su desconsuelo lo sentía como si fuera suyo, verle a él en aquel estado cuando siempre se mostraba fuerte e imperturbable simplemente rompía su corazón y de un momento a otro se encontró deseando consolarlo, abrazarlo y tomar su cara para reposarla sobre su hombro pero ni siquiera podía ponerse en pie, las piernas le temblaban y ciertamente no creía poder darle consuelo alguno, así que simplemente lo acompañó en su pesar, llorando y viéndolo llorar, sin importar el tiempo.


Con la camisa húmeda por las lágrimas derramadas Asami sacó las manos de los bolsillos y extrajo algo brillante de la bolsa de su camisa, Akihito no pudo apreciar que era, pero Asami lo observó con nostalgia hasta que todo rastro de humedad desapareció de su cara, entonces lo guardó y respiró profundamente un par de veces antes de volver al auto y salir de ahí. Akihito se quedó en su escondite aún cuando ya se había ido Asami, y es que aún no recuperaba fuerzas para levantarse y ahora que ya no estaba él sollozaba libremente y permaneció así hasta que sus lágrimas mismas quisieron parar. Aquello fue demasiado para él, un tanto vacilante se puso en pie y regreso a la entrada del templo y con las manos temblorosas recogió su mochila y se puso los zapatos, con duda de si debía volver a donde vivía con Asami, ahora llegaría en menos de 15 minutos y no sabía que encontraría una vez ahí.


Pero aún con todas sus dudas había llegado al lujoso departamento, y ahora sin pensar abrió la puerta, encontrándose todo oscuro, quizás no vendrá esta noche, pensó con preocupación, talvez decidió ir a tomar un trago para acabar de lamentarse, se encaminó a la habitación que compartían chocando con todo a su paso, pero no tenía ganas de prender la luz, de alguna manera la oscuridad lo consolaba, se desvistió dejando la ropa en el piso y se metió en la cama donde escuchó como algo se removía, era él, regresó después de todo.


-¿Donde estabas? te necesito ven acá- le dijo y Akihito notó su voz un tanto apagada, y al mismo tiempo lo jaló a su lado abrazándolo, de una forma diferente a como acostumbraba, no con deseo o posesivamente, sino buscando su calor y talvez su consuelo, sonrió rodeándolo con sus brazos, si podía hacerlo sentir mejor con su simple presencia entonces lo abrazaría por siempre.


-Aquí estoy- le aseguró y ambos cayeron en un sueño protector.

Notas finales:

Bueno eso es todo, talvez lo continue después porque varias ideas llegaron a mi mente mientras escribia, pero siento que talvez no me salga muy bien el contexto mafioso que le da Yamane-sama jeje

Gracias por leer a todos :D


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